090528 El perdón.

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Perdonando del corazón

Los rabinos tenían una norma que enseñaban y que iba así:
Si tu hermano te ofende una vez, perdónale
Si tu hermano te ofende la segunda vez, perdónale
Si tu hermano te ofende la tercera vez, perdónale
Si tu hermano te ofende la cuarta vez, no le perdones

(Posiblemente basado en el libro de Amós: por tres pecados y por el

cuarto —Damasco, Gaza, Tiro, Edom, Amón, Moab, Judá, Israel)

Ahora Pedro entendía algo sobre el perdón porque pasaba tiempo con
Jesús. Había escuchado cosas de Jesús como "debes perdonar a las
personas sus ofensas" (Mt 6:12-15). Sabía que esto era importante.

Así que, por ser muy generoso y siempre impetuoso, Pedro dobló la
cantidad de tres y para llegar al número perfecto, añadió uno. ¿Sería
suficiente? Leemos que Pedro se acercó y Jesús y le hizo:

Una pregunta sobre el Perdón

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: —Señor, ¿cuántas veces perdonaré

a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Mateo 18:21

La primera respuesta de Jesús:

No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Mateo 18:22

Ahora podemos hacer los números Esto es fácil.

Podemos cumplir, hacer lo debido. Pero Jesús iba mucho más allá que
esto. Siempre pone el listón más alto.

¿Hay alguien aquí esta noche que no tiene que perdonar a alguien?
Es parte de ser humano.
Relaciones, familia, gente de iglesia, la comunidad, compañeros de
trabajo.

Aprender a perdonar como Jesús enseñaba a perdonar es todo un

reto y un tema de suma importancia. Nos incumbe a todos.

Una historia/parábola del perdón

Había un rey que tenía un reino enorme y un día decidió hacer cuentas. Y
llamó a sus siervos. Mateo 18:23-24

El momento que Jesús menciona este número de diez mil Talentos,

setenta veces siete perdía todo significado.

Un Talento: Una barbaridad. Un peso. Los impuestos que Roma

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demandaba de esta región: 800 Talentos/año

El hecho de deber 10.000 Talentos significa que era una deuda imposible
de pagar.

Entonces empieza la conversación. Ver texto: Mateo 18:25

Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba diciendo: “Señor, ten

paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo”. Mateo 18:26

Una promesa imposible de cumplir

Pero no era posible pagar esto. Siempre que nos endeudamos pensamos
que podemos pagar. El siervo promete pagar. Pero le era imposible.

Entonces pasa lo impensable. El Rey le soltó y le perdonó y canceló su

deuda.

Cuando un rey perdona una deuda de esta magnitud, debe ser un rey muy
rico.

Cuando debes algo, te sientes pesado. Cuando se cancela una deuda, te

sientes libre.

Sale disfrutando de su nueva libertad, caminando de una forma ligera, sin

ninguna preocupación en el mundo. La cabeza en alto y mirando a las
personas a los ojos. Y de repente: V28

Un denario: aproximadamente el salario de un día.

100 denarios representaban poco más que 3 meses de ingresos para un

trabajador común.

V29, V30, V31, V32

Entonces volvemos a la pregunta de Pedro: —Señor, ¿cuántas veces

perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Mateo 18:21

La primera respuesta de Jesús:

No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Mateo 18:22

La respuesta definitiva de Jesús:

…perdonar de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. Mateo

18:35

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Libertad por medio del perdón:

La sensación de libertad cuando este hombre salía del castillo del rey.

Lo importante no es cuántas veces hemos perdonado, sino si hemos

perdonado del corazón. Es lo único que nos libera. Haciendo lo debido no
es suficiente.

Perdonando del corazón es lo que vale para Dios y nos libera de la raíz del
rencor en nuestro corazón contra la persona que nos ha ofendida.

Los personajes de la parábola

El Rey del universo. Dueño de todo. Él puede perdonar.

El deudor principal: personas como nosotros que vivamos en contra del
rey, nosotros que necesitamos perdón por toda una vida de pecado.
El deudor menor: personas que nos han hecho daño, nada en comparación
con lo que Jesús nos ha perdonado a nosotros, pero tenemos una espina
clavada.

¿Cómo aprendemos a perdonar? Se aprende, no es natural.

Siempre podemos aprender más sobre como perdonar

El Espíritu de Dios ayuda al creyente a aprender a perdonar del corazón.

No nacemos así. Podemos perdonar del corazón porque hemos sido
perdonados por Dios de tantas cosas.

Mucha gente tiene reticencia a perdonar porque tienen la sensación que la

persona que hizo mal debe sufrir un poco por lo que ha hecho. Si no, va a
salirse con la suya. No va a darse por enterada, ni por aludida. Por esto no
queremos perdonar. Es muy humano.
Sin embargo, si pensamos así estamos haciendo daño a nosotros mismos.

Nadie nunca sale ileso de sus errores. Nadie sale con lo suyo a la larga.
Lo que estamos haciendo es quitarnos de en medio y dejar de fijar el
precio de su ofensa, dejando que lo decida Dios, que Dios trabaje con esta
persona.

Llega un momento cuando quieres vivir libre, sin esta espina clavada.
Aprender a perdonar egoístamente. Cuando perdonamos a alguien
pensamos que le hemos hecho un favor. Pero la realidad es que nos
hemos hecho a nosotros mismos un favor.

Dios desea bendecirnos con una vida libre de rencor, resentimiento o

venganza. Cuántos beneficios hay y cuánta bendición en aprender a
perdonar.
El rencor nos come, el resentimiento nos come. Ej: comidas de familia.

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Perdonar egoístamente nos dispone para recibir la bendición de Dios por

haber perdonado de corazón.

A lo mejor no pensamos en un plan de venganza, pero queremos que

haya venganza. Esto es porque tenemos la espina clavada. Cuando
cambiamos la espina por el perdón, entonces podemos vivir libres.

Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a

vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis sus ofensas a los
hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. Mt
6:14-15

No es la ofensa lo que más daño nos hace, es nuestra reacción a la ofensa

lo que nos hace más daño. Dame tu dolor. Por esto Jesús dio su vida. No
es tanto quién hizo qué, se trata de sanar la herida, perdonar a la persona,
soltar a la persona y al soltarla nosotros somos liberados.

Niveles del perdón

Nivel de la Cabeza / lo debido (hemos obedecido).

Nosotros perdonamos como una decisión de obediencia a la Palabra de
Dios

Nivel del Alma

La herida de lo que nos ha pasado se comienza a sanar.
“El tiempo lo sana todo.” Intentas, se sana. Si no intentas, se pudre.
El tiempo crea distancia, lo estamos intentando pero aún hay dolor.

Nivel del Corazón

El dolor de una memoria es sanado por Jesús y nuestro corazón es
liberado. Llegar a olvidarlo o por lo menos recordarlo de otra forma.

Volvemos a la pregunta de Pedro:

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: —Señor, ¿cuántas veces perdonaré
a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Mateo 18:21

¿Quién ofendió a Pedro?

¿Fue Andrés?
¿Otro miembro de la familia?
¿Otro pescador?
¿Otro discípulo?
¿Un desconocido?

¿A quién debes perdonar?

¿A un nivel más profundo porque sabes que tu herida todavía esta
expuesta y no sanada?
¿A quién necesitas perdonar de corazón?

Tenemos que aprender a confiar en Dios para sanar nuestras heridas.

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Decirlo en voz alta.

Escribir sobre el dolor.
Ver a alguien.

Conclusión: Ef 4:32
Sed entre vosotros bondadosos y compasivos, y perdonaos unos a otros
recordando siempre que también Dios os perdonó a vosotros en Cristo.

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