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El adolescente típico muchas veces o en gran parte suele estar llenos de interrogantes o
dudas. Los niños suelen tener opiniones establecidas acerca de todo, y esas opiniones y
formas de pensar generalmente reflejan las ideas o pensamientos de sus progenitores. No
obstante, en la adolescencia empiezan a cuestionar todas estas ideas, las opiniones de sus
padres ya no son tan validas y ellos no responden a todas sus preguntas. Son conscientes
de que esas son las opiniones de sus pares e intentan buscar sus propias verdades, las
cuales se formaran de su propio desarrollo intelectual.
El pensamiento adolescente difiere del pensamiento del niño. Los adolescentes son
capaces de pensar en términos de lo que podría ser fehaciente y no únicamente en
términos de lo que es verdad. Es decir, pueden razonar sobre hipótesis porque pueden
imaginar múltiples alternativas o posibilidades. Sin embargo, aún pueden estar limitados
por formas de pensamiento egocéntrico, como es el caso de los niños.
Los adolescentes se hacen conscientes de que sus padres no son tan sabios ni saben todas
las respuestas a las interrogantes, ni tampoco que siempre tiene la razón. Al darse cuenta
de eso, tienden a decirlo alto y claro con frecuencia. Los padres no se toman estas críticas
de manera personas, sino que más bien entienden y consideran esto como una etapa del
crecimiento y desarrollo de sus hijos, son capaces de responder a esos comentarios sin
molestarse y reconocer que nadie es perfecto.
A menudo, los adolescentes usan la discusión como una manera de practicar nuevas
habilidades para explorar los matices de un tema y presentar un caso desde otros puntos
de vista.
Dado que los adolescentes acaban a hacerse conscientes de todas las posibilidades que
ofrece y podría ofrecer el mundo, tienen problemas para tomar decisiones o incluso en
otras cosas más sencillas.
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En esta etapa de la vida, loa adolescentes tienden a tener conductas egocéntricas, les
gusta llamar la atención y creen que el mundo gira en torno a ellos, que no hay leyes que
los rigen, piensan que nada malos les va a ocurrir.