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Prof. Lic. Mtra: Beatriz Correa.

Asignaturas: Observación y Análisis de las Instituciones Educativas.


Pedagogía I.

FICHA :
MICHEL FOUCAULT (francés, 1926-1984).
Sobre el autor, se explicita a continuación la perspectiva de Julia Varela (socióloga
española, contemporánea, dedicada a investigar temáticas sobre educación, desde una
mirada foucaultiana).
De acuerdo a Julia Varela( 1997), el modelo genealógico de análisis, considerado como
concepto foucoaultiano (a partir del concepto de genealogía de Nietzsche); sirve
también para designar trabajos de otros analistas sociales, y en particular los trabajos
de los clásicos Marx, Max Weber y Durkheim. Estos científicos sociales fueron los
precursores de un modelo de análisis que exige un uso determinado de la historia.
Michel Foucault lo explica bien en la Arqueología del Saber refiriéndose concretamente
a Marx , pero sus observaciones pueden ser generalizadas también a Max Weber, y
Emilio Durkheim:
a) En lugar de una cronología basada en la razón teleológica que se hace remontar a los
orígenes, los tres cientistas establecieron instancias diferenciadas, que no respondían a
una ley única de desarrollo.
b) La noción de cambio, de discontinuidad, adquirió una posición privilegiada.
c) Frente a una historia global, entonces dominante, se inicia una historia que Michel
Foucault denominó historia general.
…‘El proyecto de una historia global es el que trata de restituir la forma de conjunto de
una civilización, el principio material o espiritual- de una sociedad, la significación
común a todos los fenómenos de un período, la ley que da cuenta de su cohesión, lo
que se llama metafóricamente el rostro de una época…(Foucault, 2008, pág. 20).
… ‘El problema que se plantea – y que define a una historia general es el determinar
qué forma de relación puede ser legítimamente descrita entre esas distintas series; qué
sistema vertical son capaces de formar ; cuál es, de unas u otras, el juego de las
correlaciones y de las dominantes; qué efecto pueden tener los desfases, las
temporalidades diferentes, las distintas remanencias; en qué conjuntos distintos pueden
figurar simultáneamente ciertos elementos; en una palabra, no sólo qué series sino qué
‘series de series’, o en otros términos, qué cuadros es posible constituir.
Una historia general desplegaría, por el contrario , el espacio de una dispersión.’…
(Foucault, 2008, pág.21).
d) La historia nueva encuentra cierto número de problemas metodológicos, que le eran
preexistentes, pero que no los puede eludir ahora.

Los sociólogos clásicos, para construir su modelo de análisis, tuvieron en cuenta las
relaciones de poder, las formas de conocimiento y los procesos de individualización.
Estas tres dimensiones constituyen el armazón que articula los trabajos genealógicos,
de los autores contemporáneos Michel Foucault y Norbert Elias (alemán).
Ambos analistas defienden la necesidad de un uso determinado de la historia para
romper con las evidencias y los esquemas preestablecidos.
Defienden una historia general en oposición a una historia global; permitiéndole la
primera, analizar la especificidad de los discursos y de las prácticas, así como indagar el
juego de sus interdependencias.
El punto de partida epistemológico del genealogista consiste en poner a prueba las
categorías de conocimiento instituidas en el llamado campo científico, por ello estos
autores se interesaron por la sociología del conocimiento.
E. Durkheim fue uno de los primeros sociólogos que se interesó por el estudio de las
categorías de pensamiento con el fin de dar cuenta de la génesis y de las
transformaciones de los conceptos en el marco de una sociología del conocimiento.
Las categorías son formas esenciales que rigen nuestras formas de pensar y vivir.
Durkheim confiere especial importancia a las categorías de espacio y tiempo, pues son
estas nociones las que permiten coordinar y organizar los datos empíricos y hacen
posible los sistemas de representación que los hombres, de una determinada sociedad y
en un momento histórico concreto, elaboran del mundo y de sí mismos.

Las categorías de pensamiento varían en función de las culturas y de las épocas


históricas, están rehaciéndose constantemente y no son, como pensaba Kant, categorías
a priori, sino conceptos, representaciones colectivas, que están relacionadas de algún
modo con las formas de organización social, y más concretamente con las formas que
adopta el saber y el poder en cada sociedad.

Norbert Elías en su obra ‘Sobre el tiempo’ resalta una vez más la idea de las categorías
son instituciones sociales. Es a partir de la formación de los Estados modernos, y sobre
todo con el desarrollo de las sociedades industrializadas, que las exigencias que pesan
sobre la determinación del tiempo y del espacio se hacen cada vez más apremiantes en
el interior del ‘proceso de civilización’.
De este modo, la paulatina y cada vez más intensa red de reguladores temporales va a
permitir vivir el tiempo como un tiempo como un continuum, como un flujo invariable,
lo que facilitará que la existencia sea percibida como un continuum que sirve como
fundamento a la categoría de identidad personal tan arraigada en la actualidad en las
sociedades occidentales.
Es el Estado que a partir de la conformación de los Estados Modernos, logra la victoria,
respecto al papel que jugaba la Iglesia, para adjudicarse la regulación y determinación
del tiempo y del espacio.
Consecuencia de esto, es que esas formas determinadas de regulación del tiempo,
implican percibirlos y vivirlos de un modo peculiar.
La categoría de identidad personal y la percepción de la propia vida como un continuum
están en íntima relación, con el hecho de que en nuestras sociedades no sólo se mide el
tiempo con una puntual exactitud, sino que además es percibido socialmente como un
flujo que va del pasado al presente y del presente al futuro; la sensación de que existe un
tiempo individual propio y separado del tiempo objetivo.
Para los sociólogos clásicos, uno de los rasgos que caracteriza a la Modernidad es el
proceso de individualización. A partir del siglo XVI y sobre todo en la formación de
los Estados Modernos, dicho proceso se intensifica y extiende con la creciente división
del trabajo.
Con el inicio de la Modernidad los códigos del saber se transformaron, y el hombre
dejó de ser un pequeño microcosmos, en contacto permanente con todo el universo, para
iniciar un largo exilio destinado a separarlo de la ‘naturaleza natural’ que entonces se
instituye, para alejarlo de la animalidad.
A partir de ahora el hombre tendrá que convertirse en un ser civilizado, un ser cada vez
más individualizado que, con el paso de los siglos, se transformará en el átomo ficticio
de una ‘sociedad formada por individuos’.
Michel Foucault ha mostrado de forma muy precisa cómo el tiempo y el espacio se
reorganizaron en el siglo XVIII a través del ejercicio de un tipo de poder que él mismo
denominó el poder disciplinario.
Dicho poder parte del principio de que es más rentable vigilar que castigar, es decir,
domesticar, normalizar y hacer productivos a los sujetos en vez de segregarlos o
eliminarlos.
El poder disciplinario se sirvió no sólo de las tecnologías de individualización sino
también de las tecnologías de regulación de las poblaciones, tecnologías diferentes que
a veces se superponen y refuerzan y otras entran en contradicción.
Los saberes serán reducidos a las disciplinas; éstas son tecnologías específicas de poder,
y el principal dispositivo que utilizan es el examen. Este dispositivo se utiliza para
extraer saberes de los sujetos.
El examen se instituyó en múltiples instituciones –cuarteles, colegios, hospitales,
Administración- y también se aplicó a campo abierto(estadística, higiene, etc).

De acuerdo Julia Varela, es importante considerar el papel que juegan las instituciones
educativas en la formación , reproducción, y transformación de las concepciones del
espacio y tiempo / dominados, individuo/ sociedad, represión/liberación, objeto/sujeto,
etc.
Para Foucault y Elias los conceptos de poder y libertad deben ser repensados en tanto
como conceptos relacionales.
El poder no es algo que se posee de una vez por todas, sino que, es uno de los
componentes móviles de las relaciones sociales. Por tanto podemos hablar de
distribuciones de poder y de libertad específicas.
En lo que se refiere al campo del saber operaron una transformación similar al no
aceptar una separación tajante, como la establecida por ejemplo por Althusser y sus
seguidores, entre ideología y ciencia, ni el postulado del sujeto trascendental como
fundamento último del conocimiento.
Tampoco postulan como los positivistas y neopositivistas, la total autonomía del campo
científico ya que el saber no permanece ajeno a las relaciones de poder.
En las relaciones humanas no existe ni autonomía absoluta ni un determinismo
absoluto.
Ambos autores se distancian de las teorías filosóficas y políticas que sobre el Estado
surgieron en los años sesenta y sesenta. No parten del Estado como si se tratase de una
institución, homogénea y unificada de relaciones de poder, sino que problematizan el
tipo de ‘racionalidad’ política que implican los Estados liberales avanzados-Foucault-
o las democracias funcionales actuales-Elias-.
Intentan responder a la cuestión de cómo somos gobernados y nos gobernamos a
nosotros mismos, es decir: quiénes somos.

Siguiendo a Max Weber ambos se plantean la necesidad de comprender cómo han sido
y se han transformado las formas de ‘racionalidad ‘política, y sus conexiones con las
formas de subjetivación específicas.
Las diferentes formas del Estado no son el resultado planificado de relaciones de fuerza,
ni la expresión directa de los intereses de un grupo o grupos dominantes, sino más bien
la condensación de los efectos del ejercicio de relaciones de poder que funcionan en
distintos ámbitos, con finalidades diversas y que responden a tipos de ‘racionalidad’
diferentes.
BIBILIOGRAFÍA AMPLIADA:

Foucault, M.(1976)Vigilar y Castigar,Madrid,Ed. Siglo XXI.


Foucault, M(2010) Las palabras y las cosas,Buenos Aires, Ed.Siglo XXI.
Foucault, M (1971) La arqueología del saber, México, Ed. Siglo XXI.
Elias, N (1989) Sobre el tiempo,México, Ed. FCE.
Elías, N (1994) Conocimiento y poder, Madrid, Ed. La Piqueta.
Elás, N (1984) Teoría del símbolo, Barcelona, Ed. Península.
Varela, J(1997) Nacimiento de la mujer burguesa, Madrid, Ed. La Piqueta.
Varela, J. (1995)Categorías espacio-temporales y socialización escolar: del
individualismo al narcisismo. En: Escuela, Poder y Subjetivación, Madrid, Ed. La
Piqueta.

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