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Este es un curso de síntesis, donde el alumno debe aplicar todos los conocimientos básicos
adquiridos durante sus estudios de la carrera de geología. Es requisito, además del trabajo
de terreno, la confección de un mapa geológico, con sus respectivas secciones geológicas
interpretadas (en forma consistente con el mapa y con la misma escala horizontal y
vertical), la elaboración de un informe geológico de nivel profesional y la presentación de
los datos obtenidos en una charla al final del semestre.
En este curso el objetivo primario es desarrollar en forma práctica los métodos de mapeo
geológico de campo. Se realizará una salida a terreno de 14 días de duración (24 de Abril a
7 de Mayo del 2007 en la zona de la Quebrada Asientos III Región) en la cual se efectuará
un levantamiento geológico a escala 1:25.000, para lo que se utilizará fotografías aéreas
color a escala 1:20.000, una base topográfica 1:50:000 del Instituto Geográfico Militar y
como apoyo una imagen de satélite. La información obtenida en terreno debe ser vertida en
un mapa geológico con la adecuada simbología y leyenda. El trabajo de terreno deberá
producir un mapa geológico que represente debidamente las unidades estratigráficas
mapeadas, los cuerpos intrusivos y estructura geológica existente. Se deberá realizar la
interpretación de secciones geológicas del área levantada y se redactará un informe
describiendo la geología y la interpretación de la historia geológica del sector estudiado. El
énfasis del informe debe ser en la presentación e interpretación de los datos obtenidos en
terreno.
Mediante la experiencia del curso, se espera que los estudiantes aprendan realizando un
trabajo geológico en una situación real y demuestren capacidad en lo que se refiere a
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Requisitos
Materiales
Los mapas serán elaborados sobre una base de fotografías aéreas, escala 1:20.000, mapas
topográficos y una imagen de satélite. Estos materiales les serán entregados conforme sea
necesario.
El equipo de campo mínimo que necesita cada integrante del grupo se enlista en la
siguiente tabla.
Uno de los propósitos más comunes del trabajo de campo es la confección de mapas
geológicos y sus respectivas secciones. En este caso es muy importante la identificación
de las rocas aflorantes (litología), la estructura de las mismas (medición de rumbo y manteo
de estratos) o de la zona (medición de rumbos y manteos de fallas y/o fracturas), así como
determinar su extensión areal, relaciones de contacto con otras rocas y representarlas
cartográficamente en forma correcta (simbología y códigos de colores). El mapeo
geológico es tan esencial que para muchos es considerado sinónimo de geología de
campo.
Sin embargo, existen otros estudios de terreno que no necesariamente son de mapeo
geológico propiamente tal. Por ejemplo, también es posible representar cartográficamente
características específicas de las rocas como alteración hidrotermal, mineralización,
estructuras o medidas estructurales, composición química, características geofísicas, etc.
Muchas características geológicas no son obvias en terreno, por ejemplo muchos pliegues,
fallas o discordancias solo pueden descubiertas por el mapeo geológico sistemático y
aunque estas estructuras geológicas puedan ser eventualmente visibles en algún
afloramiento ellas deben mapearse en áreas extensas para comprenderlas a cabalidad. Los
mapas geológicos sirven para construir secciones geológicas que nos permiten visualizar lo
que ocurre en subsuperficie y los mapas geológicos y respectivas secciones son el medio
ideal de representar una gran cantidad de información para otras personas. Mucho del
trabajo práctico del geólogo consiste en la interpretación y representación de información
geológica en mapas y secciones a distintas escalas, independientemente que esto se realice
en papel o mediante el uso de un computador en forma analógica o numérica.
Muchas relaciones genéticas de las rocas solo se pueden comprender después de una
observación cuidadosa de los afloramientos. Por ejemplo, si se presenta una roca ígnea
concordante dentro de una secuencia estratificada de rocas sedimentarias ella puede
corresponder a tanto a una colada de lava como a un sill, solo una detallada observación de
uno o varios afloramientos nos puede definir cual es la alternativa correcta.
Por otra parte, una de las tareas importantes de los geólogos es realizar o supervisar
muestreos en terreno. Estos pueden ir desde la recolección de fragmentos de rocas que
sirvan para apoyar la descripción de las rocas en terreno con estudios más finos en gabinete
mediante lupa de mayor aumento o en secciones transparentes, muestreos paleontológicos
de fósiles y hasta muestreos sistemáticos de afloramientos o trincheras en el caso de
yacimientos minerales o proyectos de exploración minera (en este caso usualmente para su
análisis químico). Toda muestra geológica debe tener una identificación (usualmente un
código y un número correlativo) y un registro que puede ser gráfico como la ubicación en
un plano topográfico o numérico en coordenadas (x,y,z) o idealmente ambos. Las
muestras sin identificación o sin datos de ubicación no sirven para nada y son un gasto
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inútil. Además, cualquier muestreo que realice un geólogo debe tener en consideración la
representatividad de la muestra. Aunque sea un fragmento de roca para un estudio
petrográfico macro o microscópico es necesario que dicho fragmento sea representativo de
la unidad que se intenta describir. Es relativamente frecuente que durante el trabajo de
terreno se extraigan muestras de aquellas rocas que son raras, en desmedro de aquellas que
realmente son representativas de las unidades de rocas relevantes de una zona, lo que puede
redundar en un sesgo respecto a la realidad geológica que se intenta representar.
En estudios geológicos es más efectivo trabajar con hipótesis múltiples de trabajo porque
entonces es posible descubrir antagonismos mutuos o inconsistencias entre las hipótesis y
desarrollar pruebas que necesariamente eliminaran algunas de las alternativas para
consideración posterior. El poner a prueba las hipótesis es entonces un proceso de
eliminación, al menos hasta que se eliminen todas las hipótesis menos una. Si se utiliza una
sola hipótesis, o si una se adopta demasiado rápidamente existirá la tendencia de pasar por
alto evidencia que podría descartarla. Por ejemplo, en un afloramiento de granodiorita y
afloramientos vecinos de andesita, la tendencia inmediata es pensar que la granodiorita
intruye a las andesitas, pero la aceptación a priori de esta relación puede pasar por alto
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otras alternativas, tales como un contacto por falla o un contacto por depositación de las
andesitas sobre la granodiorita. Por lo que el geólogo debería partir considerando las tres
hipótesis como posibles y de acuerdo a las relaciones observadas en terreno descartar
aquellas que no son válidas.
Una razón para considerar muchas hipótesis en terreno es que los afloramientos no pueden,
ni deberían ser re-visitados para probar cada nueva idea. Además, los distintos tipos de
datos pueden estar tan interrelacionados que deben estudiarse en conjunto para poder
entenderse. Por lo tanto, los estudios de terreno deben ir mucho más allá de un simple
mapeo o recolección de muestras o estructuras. Aun una muestra de roca carecerá de
significado potencial si no se selecciona a la luz de todas las características asociadas. Es
necesario usar la imaginación en terreno y ser objetivo en el afloramiento (la subjetividad o
asumir relaciones entre unidades de rocas conduce a conclusiones erróneas!). A veces
ninguna de las hipótesis funciona porque los datos se recolectaron en base a supuestos
incorrectos o porque la información fue clasificada sin consistencia en un mapa. Otras
veces las hipótesis planteadas son demasiado simples para explicar eventos naturales, y
deben considerarse alternativas más complejas.
A menudo se bromea en el sentido que en terreno pueden haber más interpretaciones que
geólogos y mientras más geólogos hay en terreno, menos acuerdo existe respecto al
significado de la geología. La razón natural de las divergencias entre geólogos deriva del
hecho que un conjunto dado de datos geológicos de terreno puede interpretarse de distintas
maneras, es decir es frecuente que sean factibles múltiples hipótesis. Sin embargo, es obvio
que la realidad es una sola y si un geólogo no hace el esfuerzo de eliminar alternativas
incorrectas todas pueden aparecer como válidas.
Por otra parte, es muy importante, tanto en terreno como en los respectivos informes
geológicos, separar siempre los datos objetivos de las interpretaciones que surgen de
ellos. Si en un afloramiento se encuentra una brecha, se debe determinar su ubicación,
extensión, sus características petrográficas, observar dentro de lo posible sus relaciones de
contacto con otras rocas circundantes y representarla adecuadamente en un mapa. La
brecha y sus características físicas distintivas (tamaño de fragmentos, color, tipo y cantidad
de matriz, etc.) son datos que deben ser adecuadamente presentados (descritos) en el
informe. Por otra parte, la brecha puede ser producto de una explosión, de fenómenos
hidrotermales, de falla, ser sedimentaria, de remoción en masa (derrumbe), etc. Por lo
tanto, su origen se interpretará acorde a sus características observables y a su distribución
en un plano geológico. Esto debe ser expresado adecuadamente en el informe. (¡no
mezclar datos e interpretaciones en las descripciones de las unidades mapeadas!)
Las características geológicas simples como las que se encuentran en libros de texto rara
vez se encuentran en terreno. Incluso características geológicas que a primera vista pueden
parecer simples habitualmente tendrán complejidades que aun siendo pequeñas serán
importantes. Esas complejidades no son impedimentos, ellas a menudo son la clave para
entender una asociación de características geológicas.
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Una de las complejidades se presenta cuando hay dos procesos han actuado al mismo
tiempo. Por ejemplo la meteorización de una roca es un efecto de varios procesos
químicos y mecánicos. Para comprender el proceso global es necesario entender como
cada proceso actúa independientemente y entonces considerar como los procesos podrían
modificarse uno al otro. Examinando varios afloramientos es probable encontrar lugares
donde uno solo de los procesos es dominante.
Un serio error que debe evitarse estudiando detalladamente relaciones de edad es concluir
que ciertas características tienen una relación genética simplemente porque ellas están
asociadas cercanamente en el espacio. Es fácil incurrir en éste error si la asociación calza
con una teoría bien establecida. Por ejemplo, si una veta de cuarzo está asociada con rocas
córneas en un área dada, será tentador concluir que el metamorfismo de contacto y la veta
de cuarzo fueron producto de un mismo agente (un magma intrusivo). Sin embargo, un
estudio detallado podría mostrar que la veta también se encuentra en rocas mucho más
jóvenes y no estar relacionada genéticamente al metamorfismo de contacto. A lo mejor su
asociación con las rocas córneas se debe a que estas se fracturan más fácilmente.
Los afloramientos son a veces tan complejos o tan escasos que no se puede llegar a
conclusiones ciertas basado en el estudio de campo. Sin embargo, el estudio todavía puede
ser de gran valor si las observaciones se describen en un informe en forma completa. En
muchos casos un geólogo puede exponer las distintas hipótesis posibles y establecer la
probabilidad de cada una. Las dudas podrían ser resueltas más adelante cuando haya más
disponibilidad de datos o cuando se hagan pruebas de laboratorio o modelos matemáticos.
Planificación (pre-terreno)
Mapeo, observación y recolección de muestras (en terreno)
Escritura del informe (oficina)
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La efectividad del trabajo de terreno está determinada, en gran medida, por la etapa de
planificación. Hay pocos casos en los que un geólogo puede estudiar detalladamente todo
tipo de datos y sus relaciones. Por lo tanto, debe seleccionar el objetivo de su estudio y
planificar su trabajo de modo que se recolecten los datos más pertinentes a dicho objetivo.
Por ejemplo, no tiene sentido describir detalladamente los fósiles presentes en una capa de
caliza, cuando el objetivo primario es determinar su contenido de CaCO3 para su eventual
uso en la fabricación de cemento. Es esencial saber cual es el objetivo de un proyecto
dado; el propósito debe ser simple y claro desde el principio, como en algunos estudios de
depósitos minerales. En estudios puramente científicos, el propósito debe establecerse
luego de considerable lectura, discusión y pensamiento. Además, de un objetivo principal
pueden existir varios objetivos subsidiarios, los cuales a menudo son difíciles de evaluar
hasta que el trabajo de terreno está bastante avanzado.
Es recomendable planificar un proyecto de tal manera que el objetivo pueda ser expandido
o cambiado en un grado razonable durante la campaña de terreno. Por esta razón, puede ser
adecuado llevar a terreno una cantidad moderada de equipo extra y de provisiones. Aunque
los pasos específicos pueden variar, las siguientes recomendaciones generales deben ser
consideradas en la planificación de campañas de terreno.
1.- Determinar si otros geólogos están trabajando en o cerca del área de interés consultando
a los organismos estatales y compañías y colegas apropiados. Conversar con ellos para ver
si el nuevo estudio podría duplicar inútilmente un trabajo ya realizado por ellos.
2.- Acumular y estudiar informes y mapas de la región para obtener una comprensión de las
características generales de la geología y la geografía. Determinar lo que se conoce,
específicamente del problema y relaciones que caen dentro del objetivo específico del
estudio en planificación.
3.- Visitar el área para reconocer su topografía y geología y para obtener los permisos para
acampar, mapear y recolectar muestras. Si una visita no es posible, hay que hacerse una
idea de estas cosas tan completa como sea posible a partir de conversaciones, discusiones o
datos publicados.
4.- Determinar las escalas y cantidad de mapas y fotos aéreas del sector. Si esas no proveen
una base adecuada para el mapeo geológico, hay que considerar que medios se usarán para
construir un mapa. ¿Se requerirá un mapa topográfico con curvas de nivel?, ¿Cuál será la
escala más pequeña que será útil?, ¿Cuál será el método de levantamiento más eficiente o le
dará suficiente precisión al trabajo?
5.- Evaluar el programa y costos del proyecto. Para hacerlo efectivamente, hay que
considerar no solo los procedimientos de mapeo, sino que también la calidad de exposición
de las rocas, que tan accesible es el área desde el campamento base o la oficina, y en que
grado el tiempo puede interferir con el trabajo de terreno (los costos pueden involucrar
sueldo y viático del geólogo, sueldos del(los) ayudante(s), uso de vehículo, combustible,
alimentación, pasajes, alojamiento, equipo de terreno, transporte de muestras, arriendo de
animales, etc.).
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6.- Ordenar mapas, fotos aéreas y los equipos de terreno y oficina necesarios, dejando
suficiente tiempo para que estos puedan ser enviados.
7.- Leer críticamente todos los informes pertinentes del área, así como libros o
publicaciones que presenten ideas básicas y métodos congruentes con el proyecto.
Acumular una biblioteca de terreno lo más completa posible y copie la parte de interés o
haga un resumen de aquello que no puedan llevarse a terreno.
Bibliografía recomendada
Barnes, J., 1995. Basic Geological Mapping. J. Wiley & Sons, New York. 133 p.
Boulter, C.A., 1989. Four Dimensional Analysis of Geological Maps. J. Wiley & Sons,
New York. 296 p.
Blyth, F.G.H. 1965. Geological Maps and their interpretation. London : Edward Arnold
Publishing, 1965.
U.CHILE Ingeniería Bca. Central 550.88 B661 1 Libros Colección Reserva
U.CHILE Ingeniería Civil 551 B629 1965 1 Libros Colección General
Compton, R. 1962. Manual of Field Geology, John Wiley, New York, 378 p.
U.CHILE Geología 550.88 C738 1 Libros Colección General
U.CHILE Geología 550.88 C738 2 Libros
Lahee, F.H. 1961. Field Geology. McGraw Hill, New York, 926 p.
U.CHILE Ingeniería Bca. Central 551 L139 1952 1 Libros
Phillips, F.C., 1971. The Use of Stereographic Projection in Structural Geology. Arnold,
London. 90 p.
Ramsay, J.G. y Huber, M.I. 1987. Modern Methods of Structural Geology, Vol. 2, Folds
and Fractures. Academic Press, New York.
Silva Romo, G., Mendoza Rosales, C.C. y Campos Madrigal, E. 2001. Elementos de
Thorpe, R. and Brown, G., 1985. The Field Description of Igneous Rocks. Open University
Press, New York. 154 p.
Tucker, M.E. 1996. Sedimentary Rocks in the Field. J. Wiley & Sons, New York. 153 p.