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Sedimentary rocks and sedimentary facies: conceptual and genetic relationships. Teaching applications
RESUMEN
En el estudio de las rocas en general y en el trabajo con series estratigráficas es frecuente el uso de
los conceptos “roca sedimentaria” y “facies sedimentaria”. En este artículo se exponen las relaciones
conceptuales y genéticas de cada uno de ellos y se acompañan algunas sugerencias didácticas para la
Educación Secundaria Obligatoria (E.S.O.) y el Bachillerato que ayudan además a establecer las dife-
ABSTRACT
The concepts “sedimentary rock” and “sedimentary facies” are commonly used in stratigraphical
and petrological studies. The aim of this paper is to show the conceptual and genetic relationships of
Palabras claves: Roca sedimentaria, facies sedimentaria, medio sedimentario, usos didácticos.
chos de los conceptos propios de nuestra ciencia de- Las rocas sedimentarias, que representan cerca
jan de ser campo para círculos elitistas, haciéndose del 70 % de la superficie terrestre (Tucker, 1981),
de mayor uso público, lo que les lleva, peligrosamen- son el resultado de un largo conjunto de procesos,
te, a ser objeto de un uso inadecuado cuando no se ha que van desde la destrucción de otras rocas preexis-
Enseñanza
Enseñanza de
de las
las Ciencias
Ciencias de
de la
la Tierra,
Tierra, 1999. (7.1) 29-37
1999 (7.1) 29
I.S.S.N.: 1132-9157
en ella de una serie de materiales cuya presencia Ya en el siglo XX se introducen nuevos elemen-
viene condicionada por la naturaleza y la intensidad tos de definición de la facies sedimentaria. Selley
de los procesos que han intervenido en su génesis. (1976) señala que además de los rasgos anteriores
que podemos encontrar por ejemplo calizas tanto en Con todos estos parámetros -incluida la naturale-
ambientes lacustres como en ambientes marinos; in- za de la roca- estamos en disposición de poder identi-
cluso en los ambientes kársticos también se forman ficar las características más aproximadas del medio
calizas (las tobas calcáreas y los travertinos, por donde la roca se formó. La ausencia de alguno de es-
ejemplo). Del mismo modo, las gravas se pueden tos parámetros nos privaría de importantes elementos
producir tanto en depósitos de piedemonte como en de juicio en este análisis y, por supuesto, el tipo de ro-
valles fluviales o en entornos costeros. En estos ca- ca de que se trata no puede ser precisamente uno de
sos, pues, ¿cómo discriminar un ambiente u otro en los que falte, pues la roca siempre está registrada en
Hacia la segunda mitad del siglo XVII, Steno clusiva al contenido fosilífero, se habla de
utiliza por primera vez el término de facies como biofacies, que, en consecuencia, tiene sólo implica-
una referencia al aspecto externo de las rocas. La fa- ciones de tipo ecológico en la determinación de las
cies era, pues, para este autor un atributo de ésta. Sin condiciones que soportaron los seres allí registrados
embargo, como reconoce Arche (1989), es a partir en vida (biocenosis) como las que les llevaron a su
del siglo XIX cuando, al iniciarse los estudios cien- muerte (tanatocenosis). En otras ocasiones, en cam-
tíficos de las rocas sedimentarias antiguas, se obser- bio, se suele hacer referencia exclusivamente a las
vó que todas ellas se podían agrupar en un número características abióticas; entonces la facies es una
finito de tipos de acuerdo con aspectos describibles litofacies, que tiene implicaciones exclusivamente
de las propias rocas: composición, geometría y con- de tipo físico. Ambos conceptos tienen, por lo tan-
tenido en fósiles (Gressly, 1838). Si la composición to, una clara carga descriptiva de aspectos concretos
refería a la naturaleza litológica (la roca, propiamen- de los cuerpos de las rocas sedimentarias: composi-
te dicha), el contenido en fósiles parecía retrotraer- ción, estructuras internas, granulometría, contenido
nos a hábitats y/o a biotopos de condiciones ambien- fosilífero, etc. (Arche, 1989).
tos originarios. Si los medios sedimentarios habían A la luz de lo que hemos señalado anteriormente,
sido ambientes biológicos, quizá la presencia de es- la roca sedimentaria, en cuanto que objeto tangible,
tos restos podrían aportarnos informaciones ambien- presenta unas características fácilmente describibles
tales muy directas. Pero, ¿y la geometría? tanto en el afloramiento como en muestra de mano:
irregular, ni cóncava ni convexa; y ni siquiera hori- Así, la meteorización es el primer proceso que
zontal, aun reconociendo que los procesos tectóni- actúa sobre materiales previos, bien dejándolos in-
cos no los llegaron jamás a afectar como para incli- tactos, bien transformándolos química o mecánica-
narlos. Los estratos tienen formas variadas que son mente, de modo que cuando estos componentes pa-
el resultado de la convergencia o divergencia de las san a la roca final es o porque son suficientemente
superficies de estratificación que los limitan; Vera resistentes a los agentes de la meteorización o por-
(1994, figs. 2.2 y 2.3) recoge distintos tipos de su- que la acción de ésta ha sido insuficiente como para
perficies de estratificación y de estratos que permi- modificarlos. Serán los análisis petrológicos, de afi-
ten visualizar esto último. Por lo tanto, la geometría nidades de los minerales, de las texturas y de las es-
nos dará una idea de las condiciones dinámicas bajo tructuras sedimentarias los que determinarán el gra-
las cuales los estratos se formaron, así como de pro- do con que esto ha podido ocurrir. En consecuencia,
cesos erosivos o de otra índole posteriores que los nos retrotraerá a procesos concretos y puntuales que
pudieran haber afectado. han ido salpicando todo el proceso petrogenético.
bién precisamente en los procesos de desgaste de ries estratigráficas, pueden estar constituidos por
dichos componentes a lo largo de esta etapa de su uno o más tipos de rocas en su interior. El análisis
vida: cada grano, cada mineral de la roca, con sus de la sucesión de estratos se lleva a cabo mediante
simple vista o con la ayuda de cualquier microsco- estratigráfica (figura 1), para lo cual se describen
pio, nos hablará de la agresividad de los agentes. los rasgos identificados en el campo, y posterior-
Así, por ejemplo, en una arenita, un grano de cuar- mente en el laboratorio a partir de las muestras re-
zo con cierto picoteado en su superficie podrá ser cogidas entonces: litología, texturas observables,
interpretado como debido a la existencia de cho- geometría y espesores de los estratos, estructuras
ques entre granos durante el transporte que, a modo sedimentarias, direcciones de paleocorrientes, fósi-
de pequeños impactos, serán un importante registro les, etc. Algunos de estos últimos datos serán claves
baja viscosidad: el viento. Y este dato, si bien nos rrespondiente. Sin embargo, el aspecto estrictamen-
habla de ciertas condiciones genéticas, por sí sólo te rocoso queda recogido en principio el conjunto
no constituye elemento alguno ni siquiera de la fa- de componentes del mismo (litología, texturas, fósi-
una partícula sobre otra vendrá determinada por un mismo intervalo de tiempo en áreas más o me-
factores diversos: viscosidad y energía del agente nos distantes, puede no ser la misma. Esto nos in-
de transporte, tamaño y peso de la partícula trans- troduce en un nuevo concepto: los cambios latera-
portada, aceleración de la gravedad, superficie dis- les en las litologías, que, como veremos más
ponible para depositarse y huecos que vayan dejan- adelante, pueden no implicar exclusivamente a la
do las que se sedimentaron primero, etc. Como roca, sino también al resto de las características de
le un sitio y de cómo lo hagan las que van a caer so- Conceptualmente, como recoge Vera (1994,
bre ella luego. pág. 135 y sigs.), el término “facies” puede tener
del Carbonífero Superior (Westfaliense) del Sur de la Cuenca Carbonífera Central de Asturias. Los datos de
tipo petrológico (rocas) se recogen básicamente en las columnas parciales de las Litologías, granulometrías
bien estudiadas y, particularmente, de los estudios “facies con referencia cronoestratigráfica”, que re-
(1994), recogiendo las aportaciones de Reguant tivas -en el sentido que más atrás hemos recogido-,
(1971), reconoce como “facies abstractas”, esto es, lo cual, como en su momento se indicaba, no estaba
basadas en la descripción de las propiedades de de- exento de una cierta subjetividad, todo lo cual indu-
terminados materiales estratigráficos. De ellas sepa- ce a Vera (op. cit.) en su revisión del concepto a re-
ra las que denomina “facies descriptivas” atendien- comentar tratar de evitar un uso de este tipo.
nado estratigráficamente.
profundos.
Si las rocas son el punto de partida para la defi- 1990). Explicación en el texto.
de corriente, originadas en el frente deltaico distal Pero, como reconoce Walker (op. cit.), la tarea
(BAD) y proximal (BAP); también, facies de areni- de identificar las facies de un cuerpo rocoso re-
tas de base erosiva, con estratificación cruzada a quiere que previamente se haya llegado a alcanzar
planar, que se asimila a las barras de los canales un íntimo conocimiento de dicho cuerpo rocoso en
distribuidores (BDI), y lutitas con raíces y carbón, su conjunto. Sólo entonces, éste puede mostrarnos
que representarían el ambiente de marisma (MAR). toda su variabilidad horizontal y vertical como para
de facies y proceso.
poder identificar cuantas facies pueden ser defini- Para establecer las relaciones entre medio sedi-
das en dicha unidad. Así, una caliza gris, en fun- mentario y facies sedimentaria, Arche (1989), reco-
ción del color y de su tono, seguirá siendo una cali- giendo las ideas de Selley (1970) y Ricci-Lucchi
za como otra de idénticos color y tono o no. Las (1981), abunda en la idea de un patrón determinísti-
diferencias oportunas nos las podría establecer un co o causa-efecto. Si el medio constituye el elemen-
análisis petrográfico. La introducción de estudios to estático, que brinda el espacio para el desarrollo
estadísticos como los relativos a los de las propie- de los elementos dinámicos (procesos), su interac-
dades direccionales de algunas estructuras sedi- ción da lugar al efecto: la facies sedimentaria. La fi-
A pesar de esta componente interpretativa del sino que, para que se produzca su efecto debe pasar
término facies, éste no es ni el propio medio sedi- un tiempo más o menos largo. Es decir, que el pro-
mentario ni la unidad estratigráfica en la que queda ceso de formación de la facies implica no sólo que
registrada por medio de una sucesión de estratos. Si el proceso se haya producido a lo largo de un tiem-
estos dos últimos conceptos tienen dimensiones po, sino también que el producto del proceso se
(bien areal, bien volumétrica, respectivamente), el conserve, es decir “fosilice”, de modo que la facies
concepto facies, en tanto que se refiere a un conjun- observada puede no reflejar totalmente los procesos
to de características o a los materiales que las pre- que actuaron en el momento de la formación de la
CAUSAS EFECTOS
Medio Sedimentario
Facies Sedimentaria
Procesos Sedimentarios
Figura 4. Relaciones causa-efecto entre medio y procesos sedimentarios y facies sedimnentaria. Según Arche
(1989).
la facies. De ahí que facies diferentes pueden estar (agrupaciones de facies en la vertical correspondien-
constituidas por un mismo tipo de roca (Facies Ap te), así como ambientes identificados (numerados
y Ar, constituidas en nuestro caso por arenitas), en arriba de 1 a 5) en el conjunto de la cuenca sedimen-
tanto que rocas diferentes, en otros casos, constitu- taria para el intervalo de tiempo considerado.
Una vez establecidas las características de las fa- cuenca sedimentaria. Éstas son generalmente las
cies y de las asociaciones en que éstas se integran en áreas topográficas deprimidas de la superficie te-
una sección determinada, se trata de conocer las ca- rrestre y, según Vera (op. cit.) suelen ser áreas sub-
racterísticas de las correspondientes a otras seccio- sidentes de la superficie terrestre en las que durante
nes y correlacionar unas con otras. En este momen- un prolongado intervalo de tiempo geológico se
to se pretende conocer las dimensiones espaciales de acumulan grandes espesores de sedimentos. De ahí
los dominios de cada uno de los factores que, de que, en la definición de cuenca no aparezca necesa-
acuerdo con Reading (op. cit.), determinaban la dis- riamente el término “cóncavo” con que tradicional-
tribución de las facies. Dicho de otra manera, se tra- mente se caracterizaba a las cuencas sedimentarias;
ta de proceder a identificar los ambientes locales en más bien se hace preciso subrayar el carácter subsi-
que la cuenca sedimentaria estaba compartimentada. dente de las mismas, rasgo que permite la acumula-
La figura 5 recoge el modelo esquemático de las re- ción de sedimentos en ellas de una manera conti-
laciones de facies para la sucesión del Precámbrico nuada sin que llegue a producirse la colmatación
tardío-Cámbrico temprano de los Grupos Vadsø-Ta- de la misma. Igualmente, como señalan Anguita y
nafjord del Norte de Noruega (tomado de Reading, Moreno (1993, p. 104), la sedimentación se puede
1986), con descripción de los ambientes sedimenta- producir sin necesidad de una cuenca, pues basta
rios existentes en la cuenca. En dicha figura se re- una disminución de la velocidad del agente de
presentan tanto los datos de tipo petrológico (litolo- transporte o, simplemente, de la pendiente deposi-
gías dominantes: arenitas gruesas con guijarros, cional, para que la sedimentación tenga lugar; para
arenitas, lutitas) como las facies (cuerpos rocosos justificarlo, citan los ejemplos de los ergs y de los
Figura 5. Modelo esquemático de las relaciones de facies para la sucesión del Precámbrico tardío-Cámbrico
temprano de los Grupos Vadsø-Tanafjord del Norte de Noruega (según Johnson, Levell y Siedlecki, 1978, John-
son 1975, 1977, en Reading, 1986). El esquema muestra las relaciones verticales y horizontales entre rocas di-
ferentes (arenitas con guijarros, arenitas y lutitas) que forman parte de facies diferentes que, a veces, compren-
den más de un solo tipo rocoso. Los ambientes sedimentarios corresponden a: A) costas y deltas dominados
por oleaje; B) costas y deltas dominados por olas y mareas; C) costas y deltas dominados por mareas; D) ba-
rras lineares arenosas de zonas externas; E) superficies de erosión/transgresión. El modelo recoge el paso late-
deltaicos y costeros con influencia marina hacia capas de cuarzoarenitas de zonas externas.
se han seguido criterios variables a lo largo del desa- los aprendizajes a las rocas más abundantes de Es-
rrollo de la ciencia geológica. Con el advenimiento paña en general (archipiélagos incluídos). En este
de la tectónica de placas como teoría integradora y nivel, el uso del término facies para llegar al medio
globalizadora, los intentos de realizar una clasifica- sedimentario en el cual se ha formado la roca, pare-
ción de las cuencas sedimentarias pasan necesaria- ce innecesario. En el Segundo Ciclo, en cambio, se
mente por situarlas dentro del contexto de esta teoría, trataría de reforzar el conocimiento de estos con-
en relación con los bordes de las placas. Se habla así ceptos citados desde el desarrollo de las capacida-
de cuencas en entornos de fallas transformantes. Pa- campo como en muestra de manos de las rocas (se-
Los medios sedimentarios se van a distribuir en cientemente preciso en el primer curso como para
las cuencas sedimentarias definidas en función de la que en la optativa de modalidad, la Geología, donde
naturaleza de los procesos propios de unas áreas u se profundiza ya en los conceptos, éstos puedan ser
otras; estos procesos, a su vez, serán consecuencia utilizados sin ningún problema serio, al menos aje-
de la acción de unos factores u otros como los que nos a los de la propia dificultad derivada de la vas-
o mediante esquemas gráficos, pueden ser plantea- Anguita, F. y Moreno, F. (1993). Procesos geológicos
bles en este nivel. externos y Geología Ambiental. Edit. Rueda, Madrid: 311 p.
El caso de la asignatura Geología, del 2º curso Arche, A. (1989). Análisis de facies y de cuencas se-
mente elegida por un gran número de alumnos. Barba, F.J. (1990). Estratigrafía y Sedimentología del
Además, se trata de una materia no examinable en Carbonífero del Borde Meridional de la Cuenca Central
a lo que la asignatura fue en el Curso de Orienta- De Raaf, J.F.M.; Reading, H.G.; Walker, R.G.
ción Universitaria (el C.O.U.), nos permite una (1965): Cyclic sedimentation in the Lower Westphalian
tura. Una primera sugerencia consiste en desarro- Gómez Porter, J. (1994). Las rocas: de las definicio-
llar aspectos relativos a la Geología del entorno nes en los libros a las respuestas de los alumnos. Ense-
(localidad, provincia, comunidad autónoma, Es- ñanza de las Ciencias de la Tierra. Vol Extra (Septiem-
bre):140-145.
paña e incluso Europa). Es aquí donde podemos
abordar el desarrollo de unos buenos aprendizajes Gressly, A. (1883). Observations géologiques sur le
de los materiales geológicos (minerales y rocas). Jura Solenois. N. Denk. allg. schweiz Ges. ges. Naturz., 2:
hacia las rocas en muestra de mano y hacia las ro- Ginsburg, R.N. (1975). Tidal Deposits: A Casebook
cas en su afloramiento, observando, midiendo, of Recent Examples and Fossil counterparts. Springer-
bujando.
Reading, H.G. (edit.) (1986). Sedimentary Environ-
davía osado enseñar a este alumnado de una manera Ricci-Lucchi, F. (1981). Sedimentografia. Zanichelli,
ellos, tanto en trabajos individuales como en equi- Walker, R.G. (1980): Facies and Facies Models, 1: