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ALPHALIBROS - Literatura mendocina

MANIFIESTO A LA NACION
Por una Alternativa Argentina
La crisis que vive nuestro país está devorando las
instituciones republicanas, hoy en manos de una dirigencia suicida y
prebendaria.
Esta crisis evidencia, como nunca antes, que el modelo
económico impuesto a la Argentina en los ´90 está exclusivamente al
servicio de los poderosos y los especuladores y en contra de un
pueblo que ha dado infinitas pruebas de ser manso y trabajador.
El cuadro social que muestra hoy la Argentina es tan
absurdo como ofensivo. Con 37 millones de habitantes, y en uno de
los territorios más ricos de la Tierra, tenemos un 40% de la
población (14 millones de personas) en estado de pobreza. Y millones
de compatriotas están sumidos ya en condiciones de indigencia, lo
que es inadmisible para un país tan rico y una sociedad trabajadora
y solidaria como ha sido siempre la Argentina.
El cuadro político de corrupción y remate del patrimonio
colectivo al que hemos asistido en por lo menos los últimos 25 años
es igualmente inadmisible. Y también lo es la economía de
genuflexión, entrega de recursos y servilismo en beneficio de un
puñado de organismos internacionales dictatoriales y de unas cuantas
corporaciones y grandes bancos que han venido imponiendo políticas
terroristas.
Quizá el gran error que hemos cometido los argentinos
consistió en dejar que grupos sectoriales mezquinos e inmorales, en
el campo político y económico, monopolizaran algo tan serio e
importante como la Política y la conducción del Estado. Por
mantenernos fuera de esas suciedades, por seguir siendo decentes y
trabajadores, la inmensa mayoría de los argentinos no nos
involucramos como hubiéramos podido y, quizá, debido. Así los
argentinos vimos, como si hubiésemos sido mudos testigos de lo que
les pasaba "a otros", cómo las dirigencias que manejaron nuestro
país en las últimas décadas nos vaciaron casi todo: la educación, la
salud, las industrias, la banca nacional, los ferrocarriles, el
petróleo, el manejo nacional de granos y de carnes, la industria
petroquímica, la electricidad, el gas, las aguas corrientes y los
servicios sanitarios, los teléfonos y las telecomunicaciones, el
correo postal, las flotas marítima y fluvial, la red caminera, las
líneas aéreas, los puertos y los aeropuertos, la investigación
científica y técnica, la bromatología y seguramente más, mucho más.
Nos dejaron sin trabajo y destruyeron la producción y el crédito
sano, corrompieron todas las formas de organización y llevaron a
nuestro pueblo al desánimo y al enfermizo deseo de irse del país.
Quizá todo esto, con los matices que cada uno podría sumar,
se debió a nuestra poca participación. O a una que estuvo,
seguramente, por debajo de nuestras posibilidades. Y si bien hubo
organizaciones sociales de desocupados, piqueteros y productores
agrarios que lo advirtieron antes, no fue sino entre octubre y
diciembre de 2001 que algo empezó a cambiar verdaderamente en la
Argentina, cuando millones de ciudadanos y ciudadanas comenzaron a
darse cuenta del robo, de la estafa, del engaño contumaz. Y así,
pluralmente, todos empezamos a dejar de aceptar sin resistencia,
empezamos a resistirnos a la disolución nacional.
La ciudadanía hoy necesita recuperar la esperanza y la
confianza en sí misma, y por eso reclama, de múltiples maneras, que
una nueva dirigencia se haga cargo del país. El principio
constitucional de que "el pueblo argentino no delibera ni gobierna
sino a través de sus representantes" ha sido profundamente
cuestionado y es necesario atender a esta realidad. La ciudadanía
necesita volver a confiar en sus representantes y para ello es
indispensable un cambio profundo, revolucionario dentro de la
Constitución. Es indispensable revisar y reformular, con serenidad y
cordura, todo el sistema de representatividades vigente en la
Argentina, así como es urgente restablecer cuáles deben ser los
principios rectores y las políticas de Estado que consoliden a la
Nación Argentina y la contengan bajo el imperio de la Constitución y
la Ley, puestas éstas al servicio exclusivo del bienestar de la
ciudadanía.
Basados en las anteriores premisas y en la seguridad de que
como parte del pueblo argentino podemos ofrecer algunas respuestas,
los abajo firmantes, ciudadanas y ciudadanos preocupados por nuestro
futuro común, con modestia pero con firmeza manifestamos a la
Nación:

1. Hay alternativas. Cambiar es urgente y también es


posible
- Porque luego del fracaso reiterado de las dirigencias
argentinas no tiene sentido seguir esperando soluciones por parte de
los mismos que nos llevaron al desastre, que siempre se reciclan y
renuevan promesas que jamás cumplen.
- Porque la crisis arrasó con la credibilidad de las
dirigencias que nos llevaron a este abismo. Sin dudas hubo y hay
excepciones personales, pero nos referimos a TODAS las dirigencias
como estructuras corporativas: políticas, partidarias, económicas,
empresariales, sindicales, profesionales, religiosas inclusive y por
supuesto las militares.
- Porque ya estamos viendo que el nuevo Presidente Eduardo
Duhalde y quienes lo rodean son más de lo mismo. Por sus historias
personales y sus trayectorias políticas, pertenecen a la misma
dirigencia que los argentinos repudiamos. Y ya se ve cómo claudican
desdiciéndose de investigar la fuga de capitales, restringiendo la
llamada "pesificación uno a uno" en beneficio de los bancos y
cediendo a las presiones de banqueros y grandes grupos.
- Porque lo sucedido en la Argentina no es una catástrofe
natural, como quieren hacer parecer, sino que tiene delincuentes
responsables que deben ser procesados. Para lo cual exigimos que el
Poder Ejecutivo conforme cuanto antes una Comisión de
Investigaciones de la Corrupción, como fue la CONADEP respecto de
los crímenes de la dictadura.
- Porque es indispensable que otros argentinos, no
contaminados por las prácticas que todos condenamos, comencemos a
asumir un papel activo en la vida nacional. Nos referimos a un papel
activo conjunto porque es indispensable y urgente que los argentinos
honrados (que somos la inmensa mayoría) comencemos a hacernos cargo
del país. Porque ahora sí estamos asistiendo a la disolución del
Estado Argentino.
- Porque entendemos que sí existen soluciones a todos y
cada uno de los problemas de la Argentina actual, pero pasan por
fuera de las estructuras y organizaciones existentes. No tiene
sentido seguir esperando nada de ninguno de los miembros del sistema
político partidario actual. Ni siquiera de los mejor intencionados,
quienes finalmente, por más críticos que sean, forman parte del
sistema y siempre acaban adaptándose. Y tampoco cabe esperar nada
del gobierno y su funcionariado y burocracia comprobadamente
corruptos.
- Porque igualmente fuerte es nuestro convencimiento de
que para lograr esas soluciones lo que hace falta -ante todo- es
probidad, decisión política, desprendimiento y pasión, dentro de un
absoluto rechazo a toda forma de violencia y en firme apego a la
Constitución y a la Ley, que alguna vez tendrá que imperar
definitivamente en la Argentina y quizá nos toque a nosotros hacer
esa docencia.
- Porque es hora de ofrecerle una perspectiva diferente a
nuestro pueblo, hora de crear formas verdaderamente nuevas de
participación y de conducción. Tenemos un pueblo que está
movilizado, y no solamente en Buenos Aires, y que viene ejerciendo
una democracia directa cada vez más notable. Pero esto es tan
valioso como peligroso. Se trata de acompañar ese proceso como
co-protagonistas y no como testigos, y de ayudar a que no se
desbarranque hacia el fascismo que en la Argentina siempre se
apodera de las gestas populares, ni sea presa de las provocaciones
de la siempre ciega ultraizquierda.
- Por todo lo anterior, y porque es hora de proponerle a
la Nación un proyecto de país verdaderamente diferente, nosotros
queremos ofrecer por lo menos los principios básicos de una
Propuesta Alternativa seria, profunda, democrática, solidaria,
patriótica y revolucionaria.

2. ¿Qué hacer?
La Argentina toda está confundida, y lo está precisamente
porque no hay una propuesta alternativa. No la hay. Existen planes
económicos y sociales que pueden ser compartibles. Pero no están
dados los lineamientos básicos para una propuesta política amplia y
no partidista que modele una Argentina moderna, solidaria,
democrática y satisfactoria para todos sus habitantes. Queremos
ofrecer una alternativa seria y clara, sensata, rigurosa, sin
intereses personales ni vanidades, y que sea posible y que podamos
compartir la inmensa mayoría de los argentinos. Una propuesta
creíble para la sociedad y que sea abarcativa y capaz de ocuparse de
áreas específicas que a todos nos importan, en lo moral, lo
solidario, lo técnico.
Por eso quienes firmamos este Manifiesto declaramos desde
el inicio que no tenemos ambiciones políticas personales. Por eso
este Manifiesto no es una convocatoria a formar un nuevo partido
político. Con el tiempo se verá, si viene al caso y si hay
voluntades y acuerdos y necesidad, si esta Propuesta Alternativa
desemboca en alguna forma de participación electoral. No la
descartamos ni la alentamos. Pero estamos ciertos de que ahora eso
no importa, no es lo urgente. Lo urgente es que por una vez la
sociedad escuche y lea una propuesta que no esté al servicio de
nadie, ni individuo ni grupo. Y que provenga de gente confiable y
seria.
Nos parece que ésto es lo que está pidiendo y esperando
muchísima gente en todo el país.
Por eso tampoco nos proponemos formar una asociación civil.
Ni un centro de estudios. Lo que proponemos es simplemente esto: que
las personas honradas de la casa nos sentemos a discutir cómo
hacemos para que las termitas no acaben de destruirla. Luego veremos
cómo nos organizamos para erradicarlas, si dedidimos erradicarlas
organizadamente y entre todos. Luego veremos si necesitamos convocar
a otros habitantes de la casa para su acción o su paciencia, si
requerimos la ayuda de vecinos o la asistencia de técnicos, si nos
vamos a otros vecindarios, deprimidos, si compramos veneno o
simplemente contemplamos, atónitos, cómo acaba la demolición. Más
adelante se verá si tiene sentido y corresponde impulsar acciones
políticas y cuáles y cómo y cuándo y con quiénes. O se verá que
hemos cumplido nuestra modesta misión y cada uno de nosotros volverá
a su casa, su vida y su trabajo cotidianos.

3. ¿Alternativa de qué?
De todo lo que envileció la vida política nacional; de las
formas asquerosas que nos producen náuseas, pero, más grave aún, nos
echaron a perder el país. En estos días hemos asistido a su
representación más grotesca. Y ahora, resuelta la crisis sólo en
apariencia y precariamente, la República pasa del mamarracho
populista de "El Adolfo" al conservadurismo populista de Duhalde, y
uno podrá ser más ordenado que el otro pero bien sabemos que esto no
soluciona nada.
La declinación reiterada de los peronistas ante los lobbies
nacionales y extranjeros, con la mansa colaboración de radicales y
frepasistas que también arriaron todas sus banderas, constituye un
nuevo contubernio repudiable. La corrupción podrá ser apenas más
disimulada, pero con las seguridades que le han dado a la Corte
Suprema y con la revancha militar que seguramente van a
perfeccionar, los argentinos sabemos que éstos no van a cambiar el
país. Al contrario, en pocos días ya están cambiando lo que
prometieron, ya están relativizando todo mientras reorganizan
prebendas y enjuagues, y practican la genuflexión ante sus patrones
de siempre: banqueros y lobbistas. Apoyados en los grandes medios de
comunicación afines y en un sistema televisivo oportunista y
frívolo, pondrán el mayor esfuerzo en quebrar la resistencia de la
gente, con mentiras y corrupción primero, y acaso con palos y
represión después.
Sabemos que nada va a cambiar, o cambiará sólo
cosméticamente. Que todo este sistema lo más que podrá hacer es
gatopardismo mejor o peor envasado. Cualquiera puede darse cuenta de
que con estas dirigencias sólo tendremos más de lo mismo. No van a
cambiar las estructuras. Y nosotros queremos contribuir a
cambiarlas, y aún con el mundo complejo que casi no nos mira o nos
mira con reproche o con estupor, tenemos ahora la oportunidad pero
sobre todo la responsabilidad de hacerlo. Porque somos gente
respetada en nuestros respectivos medios. Porque algunos, incluso,
gozamos de respeto en todo el país y aun fuera de la Argentina.
Somos escuchados y no somos irresponsables. Y somos decentes. Y hay
muchos como nosotros. Se trata de juntarnos para sentar las bases de
la refundación de la Argentina.

4. Nuestras ideas básicas.


Frente a una crisis del tamaño de la nuestra nada se puede
hacer de la noche a la mañana. Y además ninguna medida, por sí sola,
significará el necesario giro de 180 grados que exige la actual
situación. Pero si se toman algunas medidas fundamentales,
relativamente sencillas y veloces (y baratas, que no es poco para el

presente que vivimos) podremos apreciar enseguida algunos cambios. Y


si esos cambios se ven, enseguida alentarán y provocarán otros. Y
así se apuntalará la convicción de que es posible cambiar y ver
resultados con celeridad, que es lo que la sociedad está clamando.
La esperanza y la confianza se construyen desde ahí: desde la
apreciación de actitudes que promueven cambios, desde los signos y
las evidencias.
Podemos hacer muchas más cosas y mucho más notables que lo
que se piensa a primera vista. Es claro que hace falta decisión
política, voluntad sincera de cambio, fortaleza moral y control
público, pero todo es parte de lo mismo. El cambio nace en las
orientaciones y se potencia en el mismo proceso. El cambio no es una
tortilla que se voltea en el aire; es la voluntad de cambio primero,
y luego la adopción de las medidas que modifican rumbos y varían las
tendencias. Hay que reflexionar mucho e insistir por este camino,
para convencer a la sociedad de que los cambios son posibles.
Necesarios y urgentes pero sobre todo posibles.

He aquí lo mínimo y urgente que los argentinos podríamos


hacer:
- Suspensión real del pago de la deuda externa pública,
mientras se la analiza y se discrimina la deuda legítima de la
ilegítima. La primera será honrada y se negociará una quita de
capital así como la modificación de las tasas de interés usurarias.
Hay que suspender todo pago por seis meses (no como el gobierno de
Duhalde, que ya está haciendo envíos) y preparar un programa de
pagos realmente serio y posible, de cumplimiento efectivo. Si por
una vez la Argentina se muestra seria y decidida, nuestros
acreedores van a aceptar la propuesta.
Respecto del así llamado "Corralito" bancario, exigir que los Bancos
cumplan con su obligación. Partiendo del principio elemental
universalmente aceptado de que los Bancos tienen el dinero del
público y deben devolverlo cuando el público lo quiera, no se puede
aceptar ninguna otra argumentación. Si los Bancos, nacionales o
extranjeros, dicen que no tienen dinero para responder, pues que lo
traigan de donde lo tienen, en sus casas centrales. Ellos ganaron
fortunas en los últimos años a costa del pueblo argentino, y ahora
es inaceptable el chantaje que nos hacen al decir que si devuelven
el dinero "puede quebrar el sistema". Y hay que exigirle al gobierno
que no proteja a las entidades bancarias ni ceda a la acción de los
lobbies.
- La salud, la educación y la previsión social son asuntos
de responsabilidad estatal básica. Se trata de implementar políticas
activas que sustituyan la teoría del "derrame" que está a la moda y
según la cual cuando la economía ha satisfecho a los que más tienen,
después le toca a los que menos tienen. Esto no se ha producido ni
se producirá. Por eso hay que reorganizar el fuerte papel del Estado
en áreas clave y acabar con que los ajustes siempre se aplican a la
educación, la salud y la previsión social.
- Entre otras, deberían ser Políticas Educativas del
Estado: reorganizar y garantizar la educación pública gratuita en
todos los niveles, normando y asegurando también el funcionamiento
de la educación privada -laica o confesional- como un sistema
complementario y autónomo, pero sin asistencia económica por parte
del Estado.
- Asimismo, y como políticas educativas en particular:
garantizar la reimpresión y lectura del libro "Nunca más" en todas
las escuelas primarias y secundarias del país; el estudio de la
materia "Ética Profesional" o equivalente en todas las carreras
universitarias que se cursen en el país; y la actualización del
estudio de la Historia Argentina llegando hasta nuestros días.
- Entre otras, deberían ser Políticas de Salud del Estado:
garantizar el servicio sanitario de toda la población, cualquiera
sea su origen y nacionalidad y cualquiera sea el lugar en que se
encuentre. Organizar un Sistema Nacional de Salud, en cuya
elaboración deben participar todos los sectores afines a la
medicina, la industria farmacéutica y la asistencia social.
- Entre otras, deberían ser Políticas Previsionales del
Estado: reorganizar desde el Estado el sistema de reparto
previsional, recuperando la recaudación del sistema hoy en manos de
las AFJP. Se trata de reestatizar el sistema jubilatorio,
garantizando la complementariedad de todos los sistemas privados,
que deben ser voluntarios y no contar con asistencia alguna por
parte del Estado.
- Recuperación del manejo de todos los recursos naturales
como función exclusiva del Estado. Se trata en primer lugar de
re-censar todos los bienes públicos nacionales, provinciales y
municipales, muebles e inmuebles, de uso
o de servicio, territoriales y edilicios, acuáticos y del subsuelo,
los que deben ser inventariados y sometidos a un régimen legal
especial de preservación y gestión eficaz.
- Crear un sistema bancario nacional. Con eje en el Banco
Central como director de la política monetaria y contralor de las
exportaciones e importaciones, se trata de potenciar el papel del
Banco de la Nación Argentina, de crear un nuevo Banco Hipotecario
del Estado Argentino y de apoyar todas las formas de reorganización
de la banca de capitales argentinos, con énfasis y estímulos
especiales para los bancos cooperativos existentes y por fundarse.
- Impulsar como prioritaria Política de Estado la
reorganización y fortalecimiento del Sistema Cooperativo que fue el
que dio grandeza a la Argentina, hizo docencia con sus principios de
democracia y solidaridad, es una importantísima fuente de empleos y
seguramente puede ser el motor del restablecimiento de la confianza
de los ciudadanos en sus instituciones.
- Lanzar un Plan de Salvataje de Emergencia de las Pymes,
con fuerte impulso a la generación de empleos y con miras a la
exportación, garantizándoles la supervivencia mediante créditos
blandos pero sobre todo mediante la coordinación de una política de
empleos y una política exportadora que relancen la Producción
Nacional.
- Lanzar un Plan de Desarrollo para pequeños propietarios
agrícolas: organizar un plan de ayuda y producción a todas las
unidades agrarias de menos de 400 hectáreas, garantizándole a
nuestros productores un sistema de precios sostén y subsidiando la
actividad agropecuaria como lo hacen los Estados Unidos y Europa,
con el doble objetivo de estimular su producción y favorecer su
arraigo.
- Lanzar un Programa de Reorganización de Empresas del
Estado en áreas estratégicas: evaluar, recuperar y eventualmente
refundar organismos como la Junta Nacional de Granos, la Junta
Nacional de Carnes, el INTA (Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria), el INTI (Instituto Nacional de Tecnología
Industrial), Vialidad Nacional y un Organismo Estatal de Fomento al
Comercio Exterior. Habría que estudiar también la creación de un
nuevo organismo petrolero estatal, tanto para la investigación y
planeación como para la producción, explotación y exportación de
petróleo y gas, y organismo que debe tener todas las ventajas que es
lógico que tenga un organismo estatal de este tipo. En todos estos
casos, las estructuras deben ser técnicas y no políticas, pequeñas y
eficientes, situadas en el interior del país y no en la Capital
Federal, autárquicas y controladas por comisiones de control
ciudadano.
- Replantear y modificar de raíz el Sistema Impositivo
Argentino, garantizando eficaces mecanismos de control y asegurando
la equidad fiscal, para lo cual debe establecerse el principio de
que han de pagar más quienes más tienen y más ganan. Toda actividad
especulativa debe causar impuestos, los que deben ser
proporcionalmente mayores que los que se aplican a la actividad
productiva.
- Para los casos de las empresas de servicios públicos
privatizadas, habrá que entablar con ellas procesos serios de
negociación de los contratos vigentes, renovación o cancelación de
los vencidos, restablecimiento de los aportes patronales y la
aplicación a ellas de un impuesto único extraordinario que grave
proporcionalmente las ganancias extraordinarias que han tenido desde
la privatización.
- Regular la tarifa de los peajes camineros a un precio
máximo de 50 centavos, dado que las rutas fueron construidas con los
tributos de nuestros padres y por lo tanto somos "socios" de las
empresas que hoy las reparan y administran, y no clientes
victimizados del sistema.
- El Sistema Aduanero Nacional debe ser reorganizado,
desburocratizado, despolitizado y modernizado con toda urgencia,
dotándolo de firmes y múltiples sistemas de control por parte de la
ciudadanía.
- Respecto del Mercado Financiero Argentino, proponemos
mantener las garantías de libertad de mercado pero estableciendo un
sistema de impuestos a las transacciones de capital especulativo. Se
deben dar fuertes y largas facilidades impositivas a las
radicaciones de capital proyectadas para no menos de 10 años.
Quienes inviertan en la Argentina deben tener garantizada la
exención total y absoluta de todo tipo de impuestos (nacionales,
provinciales o municipales) durante los primeros tres años de
establecimiento en territorio nacional. Pero pasados los cuales no
se debe permitir ningún tipo de régimen especial. Toda radicación
industrial en territorio argentino debe estar sometida a las mismas
reglas y legislaciones que las industrias de capital nacional.
Asimismo todo emprendimiento industrial o de servicios, de origen
nacional o extranjero, debe ser beneficiado con un régimen especial
de promoción del empleo según el cual por cada cinco empleos
generados, un sexto operario o empleado que tomen esos
emprendimientos sea pagado por el Estado Argentino durante un año, a
modo de estímulo para la rápida generación de empleos. No deben
legislarse excepciones.
- Establecer un Sistema de Seguro de Desempleo,
administrado y controlado por un órgano de control especialmente
creado al efecto, pequeño y eficiente, que controle la justicia de
las dotaciones y su cumplimiento, pero que no necesariamente maneje
los fondos. La propuesta de la CTA y del FRENAPO debe ser tomada
como guía y tenida muy en cuenta porque hasta el momento es el más
serio estudio preexistente al respecto.
- Promover la creación de una nueva y única Central de
Trabajadores, cuyo nombre podría ser Organización de Trabajadores de
la Argentina (OTA). Debería ser de afiliación voluntaria y defender
los intereses de obreros y empleados de todas las actividades, por
rama de la producción o servicios, asegurando un eficaz sistema de
recambio dirigencial periódico, sin reelección y mediante el voto
directo de todos los asalariados, afiliados o no, por nombre y
apellido de los candidatos y no por listas. Proponemos la adopción
de un sistema de representación federal que garantice la equitativa
representación de todo el país, y su sede central podría estar en
Córdoba, por su historia industrial y por ser el centro geográfico
del país.
- Recuperar los principios básicos tradicionales de la
Política Exterior Argentina: recolocar a nuestro país en el mundo
como nación respetuosa de la autodeterminación de los pueblos, la no
intervención y el no alineamiento. Debemos recuperar la neutralidad
en los conflictos entre terceros estados, la colaboración máxima
para el restablecimiento de la paz en todos los conflictos, el
rechazo de todas las políticas expansionistas, y la participación
activa en los organismos internacionales, particularmente aquellos
que tienen por objetivos el mejoramiento ambiental, educativo,
científico y de salud para los habitantes del planeta.
- En materia de Política Económica Internacional, se debe
garantizar la participación argentina en todos los procesos de
integración que favorezcan los intereses de nuestro pueblo. Esto
significa que la Argentina debe participar de pactos o acuerdos
multilaterales pero privilegiando siempre los acuerdos de tipo
bilateral, así como los regionales por sobre los extraregionales. De
este modo la Argentina podrá participar activamente en los asuntos
internacionales con una efectiva visión de mundo latinoamericana, en
lugar de seguir sometidos al triste papel de nación periférica de un
único centro que ni siquiera nos ayuda o impulsa, sino que solamente
exprime y reprime.
- La Transparencia de todos los actos públicos o de
gravitación pública será una Política de Estado: la democracia debe
caracterizarse por la transparencia, y por lo tanto debe prestarse
especial dedicación a la lucha eficiente y consistente contra la
corrupción, para lo cual hacen falta por lo menos cuatro elementos
fundamentales que deben constituir los ejes de esta política: a) Un
marco legal basado en el principio de la desconfianza y no del
idealismo. Un conjunto de leyes que reconozcan y admitan las
contradicciones de la naturaleza humana y sus debilidades, y que
dificulten sobremanera las posibilidades de que lo corruptible en
efecto se corrompa; b) Un Poder Judicial realmente independiente,
orgulloso de su independencia pero controlado por el Poder
Legislativo y absolutamente alejado del Ejecutivo; c) Una opinión
pública atenta, vigilante y desconfiada; d) Una oposición activa y/o
sectores sociales activos y entrenados para el control y la
fiscalización.
Para poner en marcha esta Política de Estado, debe comenzarse por
convocar y coordinar a todas las organizaciones y todas las
propuestas de transparencia que circulan en la Argentina, por parte
de entidades o personas, a fin de poner en marcha organismos
populares de control en todas las áreas. Los Contralores y/o
Defensores del Pueblo deben ser cargos de elección popular,
renovables anualmente y sin posibilidad de más de una reelección.
Habrá que implementar sistemas de sanciones, pecuniarias y morales,
de cumplimiento efectivo para castigar a los corruptos y sin
posibilidades excarcelatorias. Y debe establecerse el principio
republicano de que aquellos funcionarios que perjudiquen con sus
decisiones y acciones el patrimonio público, deberán responder con
sus patrimonios personales dentro de los cinco años siguientes al
ejercicio de su función.
- El Poder Judicial en la Argentina debe ser declarado en
comisión y la Corte Suprema de Justicia reorganizada con cinco
miembros, que proponemos sean elegidos de la siguiente manera: El
Poder Ejecutivo elevará cinco ternas al Congreso, las que deberán
ser debatidas por la Asamblea Legislativa. Ésta a su vez
seleccionará diez nombres en audiencias pùblicas que serán sometidos
a un plebiscito popular que, admitiendo el sistema de tachas,
elegirá a los cinco conjueces vitalicios, los cuales sólo podrán ser
removidos mediante juicio político. Similar sistema se adaptará para
la elección de los jueces de cámara y el Congreso estudiará la
reorganización total del Poder Judicial y de la carrera judicial, y
su propuesta final deberá ser aprobada mediante un plebiscito
nacional.
- Establecer para la República Argentina el Principio
Básico de que ningún cargo público podrá ser desempeñado por una
misma persona por más de ocho años continuados. Por ninguna persona,
en ningún fuero y en ningún ámbito (nacional, provincial o
municipal). Ni por elección ni por designación. Quienes hayan
desempeñado cargos (uno o varios) durante ocho años no podrán
desempeñar otros cargos, sin excepción alguna, por los siguientes
cuatro años continuados en ningún ámbito público. Deberán volver a
la vida privada y sólo podrán reincorporarse a la función pública
luego de esos cuatro años y por otro ocho. El principio de la "No
reelección" debe adquirir rango constitucional. Las "carreras"
políticas vitalicias quedarán acotadas de este sano modo y la
Política será, ahora sí, un auténtico servicio público.
- Se reorganizará el Sistema Electoral, garantizando por
lo menos estos principios: a) el voto uninominal en combinación con
el plurinominal; b) todos los ciudadanos podrán votar aunque no se
encuentren en su lugar de empadronamiento. c) el Estado no pagará a
los partidos por los votos que hayan obtenido. d) el financiamiento
de la política será controlado por organismos especiales que a su
vez serán controlados por la Corte Suprema de Justicia en audiencias
públicas.
- El papel de las Fuerzas Armadas debería reformularse con
estas premisas:
a) Descartar toda hipótesis de conflicto con países
hermanos de América Latina y asegurar la no intervención en
conflictos internos del continente americano.
b) Asegurar que sea exclusivamente el Congreso Nacional el
que decida alineamientos de la Argentina, que sólo asistirá a sus
aliados mediante apoyos tecnológicos y logísticos y en ningún caso
mediante el envío de tropas. Esto debería ser un dogma de nuestra
democracia futura.
c) Definir la neutralidad argentina como posición
filosófica de una Nación pacífica y pacifista, antibélica y activa
en la lucha por la paz, la solidaridad y la armonía planetarias.
d) Reconvertir a las actuales tres fuerzas armadas
orientándolas hacia su participación en labores sociales
comunitarias y, en el plano educativo, como auxiliares en los planes
de erradicación total del analfabetismo e impulsando el desarrollo
educacional de sus cuadros hacia la investigación científica y
técnica. Asimismo, crear la Universidad de las FFAA, con el
desarrollo de carreras originales que les permitan insertarse y
trabajar en las necesidades anteriormente apuntadas, garantizándoles
una vigorosa orientación humanística y filosófica, con acento en
materias como Ética e Instrucción Cívica.
e) Reformular su participación en el desarrollo industrial
nacional, a fin de que recuperen el protagonismo que alguna vez
tuvieron y orientando su capacidad y su esfuerzo hacia formas de
desarrollo tecnológico autónomo.
f) Concentrar la acción de las tres fuerzas en la custodia
de áreas estratégicas del Estado Argentino. Reformular la Comisión
Nacional de Energía Atómica (CNEA) como un organismo de
investigación y desarrollo, encargado de la seguridad industrial
nuclear y apto para resolver el problema de los basureros nucleares
en nuestro territorio (donde es posible que ahora mismo ya existan,
como se ha denunciado recientemente en Tierra del Fuego, y la
sociedad lo ignore).
g) Reformular el Servicio de Guardacostas en la plataforma
marítima argentina, a fin de combatir la pesca de altura
clandestina, proteger la flota pesquera nacional y salvaguardar el
medio ambiente marino. Se trata de asegurar un moderno servicio de
Policía Marítima, por ejemplo en base al modelo norteamericano de la
Coast Guard y provisto de una flota ágil, moderna y que
verdaderamente sea custodia del Mar Argentino y sus riquezas.
h) Reformular la Fuerza Aérea dotándola de la tecnología
necesaria a fin de tener una Policía Aérea capaz de la custodia
veloz y efectiva de nuestro cielo, con pocas, pequeñas y ágiles
bases estratégicas distribuidas en el territorio nacional; y sobre
todo capaz de brindar otros servicios importantes como la dirección,
organización y control del espacio aéreo, la astronomía, la
meteorología y la investigación aeroespacial.
i) Reorganizar la Gendarmería Nacional y la Prefectura
Naval como organismos encargados de garantizar la seguridad interior
dentro del territorio nacional, tareas que estarán absolutamente
vedadas a las otras fuerzas armadas. Garantizar además el
fortalecimiento del rol de guardias nacionales de fronteras que
deben tener GN y PN, asegurándoles la total capacidad operativa para
esos fines.
j) Redefinir todo lo relativo a lo que hoy se entiende como
"inteligencia", o sea el espionaje. Las fuerzas armadas de una
Argentina democrática y moderna no deben ocuparse de tales tareas,
pero sí hay que desarrollar la propuesta de la ley que creó el
Sistema de Inteligencia Nacional, órgano superior del sistema que
estará encargado de producir la inteligencia y la contrainteligencia
necesarias para la defensa y desarrollo de los intereses nacionales.
Esa inteligencia nacional debe abarcar las amenazas, riesgos,
conflictos y situaciones que puedan afectar la seguridad exterior e
interior de la Nación. En este campo las Fuerzas Armadas deben tener
su lugar, pero completamente subordinadas al poder político y sólo
para participar en las decisiones que hagan a la verdadera Defensa
Nacional en caso de crisis y bajo estricto control parlamentario.
Las FFAA deben ser sólo un complemento técnico para las decisiones
políticas referentes a la Defensa Nacional y la Seguridad Interior.
Cabe subrayar que de ninguna manera este ideario debe
leerse como un plan político partidario, sino que son sólo bases
para una tarea plural. Los planes de acción política requieren de
grandes debates y acuerdos consensuados, y sobre todo necesitan de
tiempo y serenidad. Todo eso que siempre nos falta a los argentinos
y que las ideas precedentes pretenden comenzar.
La vieja, antiquísima pregunta "¿qué hacer?" sigue siendo
la mejor. Nosotros pensamos que la respuesta pasa por estimular la
disconformidad y la rebeldía, porque en este momento de la Argentina
no hay mejor camino que la resistencia. Se trata de resistir frente
al embrutecimiento, la corrupción y la mentira. Resistir cuerpo a
cuerpo en el campo de las ideas y de la ética, pero con eficacia. Es
tiempo de ponerle inteligencia y eficacia a la rebeldía.
Por la democracia y por la vida, contra el olvido y la
comodidad. Mediante el texto y el plantón, la sentada y el decir que
no. Protestar, reclamar, rebelarnos, seguros de que el futuro de una
nación es siempre algo por hacerse. Que no existe un lugar llamado
Futuro, al que hay que llegar. Y que la cuestión con el futuro,
siempre, es saber construirlo. Hay que hacer para renacer; y no al
revés.

5. ¿Juntarnos para qué?


En primer lugar se trata de convocar a gente como nosotros
para discutir nuevas formas de participación activa. Proponemos
trabajar en la elaboración de una alternativa moral, organizada y
consistente para la Argentina. Que está faltando. Y aunque es obvio
que tendrá una perspectiva política por lo que digamos y/o hagamos,
reiteramos que no estamos proponiendo un partido político nuevo. No
es eso lo urgente. Lo urgente es ofrecer una alternativa, una
respuesta creíble y seria a la crisis perenne que venimos
padeciendo. Creemos que debemos proponerlo y hacerlo completamente
por fuera del sistema, alejados de todas las perspectivas presentes,
aún las mejor intencionadas. Lejos de cargos electivos y de
organizaciones partidarias por renovadas que sean, fuera de todo
coqueteo con el poder.
Estamos proponiendo juntarnos para eso. Impulsamos
reuniones de gente seria y honesta, que luego se reproduzcan
convocando a reuniones similares, por regiones, áreas, ciudades,
pueblos. Convocamos a gente decente y respetada. Sin dobleces.
Paradigmas de honestidad como los hay en toda la Argentina. No
importa si son notables o mediáticos, importa que sean serios y
honestos. Los convocamos para charlar juntos por una vez y ver si
podemos sintetizar y mejorar estas propuestas, tener un programa
político en el más amplio y generoso sentido de la palabra POLITICA,
que realmente sea alternativo, diferente, creíble y serio. Se trata
de que la protesta actual, cada protesta, tenga un marco común. Y
para ello es importante reunirse, para ver en cada lugar qué podemos
y queremos hacer juntos.
Hoy la esperanza pasa por todo lo que está desorganizado o
que se organiza en silencio y en procura de pequeñas
reivindicaciones. Pasa por clubes de barrio, sociedades de fomento,
organizaciones marginales, piqueteros, caceroleros en general,
modestísimas fundaciones y/o asociaciones de gente que se reúne para
lograr lo inmediato. En la emergencia tremenda que vivimos, es
posible salir adelante realizando pequeñas acciones cuyos resultados
son alcanzables y visibles. Pequeñas tareas como las que llevan a
cabo centenares de miles de argentinos, anónima y tesoneramente.
Tareas humildes, que organizan a las comunidades y les permiten
alcanzar modestos objetivos. Ya se ha visto sobradamente que las
Grandes Ideas, los Grandes Proyectos suelen llenarnos de
frustraciones, se ideologizan demasiado y además ya no son
convocantes. En cambio las pequeñas tareas adquieren un sentido
directo e inmediato para la gente. Y pueden ser el marco común que
impida que se diluya el sentido de esta movilización ejemplar que ha
iniciado el pueblo argentino.

6. ¿Quiénes somos?
Quienes firmamos este Manifiesto somos personas libres,
independientes y serias. No pertenecemos a ningún partido ni tenemos
compromisos políticos o económicos. Somos personas que vivimos de
nuestro trabajo, que declaramos no tener deudas y estar al día con
nuestros compromisos fiscales. No tenemos condenas cumplidas ni
pendientes, ni estamos procesados en causas judiciales. El
patrimonio de cada uno de nosotros está fundado en historias de
trabajo y puede ser exhibido limpiamente. No ejercemos cargos
electivos nacionales, provinciales ni municipales. No formamos parte
de ninguna estructura de poder político o económico, no integramos
lobbies ni defendemos intereses sectoriales y no somos jubilados de
privilegio.
Evitar la disolución y sentar bases refundacionales: de eso
se trata. De que gente como nosotros y muchísimos más nos hagamos
cargo de nuestro presente y nuestro futuro. Nosotros, que hasta
ahora nos mantuvimos a distancia de las formas tradicionales de la
política. Porque las conocimos y nos hartamos, porque nos
equivocamos y sobrevivimos, porque tenemos una decencia de origen,
que nos viene de familia y de educación.
Por todo ello y mucho más, desconfiamos de las formas
tradicionales de la política, odiamos la frivolidad y la corrupción,
detestamos a los políticos "profesionales", anteponemos la
inteligencia y la razón al verso y la retórica vacía. Nosotros,
sencillamente, creemos que la verdad tiene sentido y que la palabra
debe ser sostenida.
Sabemos que la mentira es mala y que en política es la
primera puerta para la corrupción. Por todos esos valores, que para
nosotros mantienen sentido, hemos venido eligiendo distintas vías de
acción y participación pero en general ninguna nos deja satisfechos
ni nos parece la adecuada.
Ninguno de nosotros, y ninguno de los muchos que nos
escriben y proponen, y piden y esperan que "hagamos algo", ha
elegido la neutralidad ni el desinterés. Todos, de algún modo,
trabajamos por nuestro país por fuera de "la política". Y desde ya
que no es poco lo que muchos ciudadanos y ciudadanas como nosotros
hacemos ahora mismo, en nuestro trabajo cotidiano. Pero con eso no
alcanza. Tenemos que hacer más.
Con gente así queremos trabajar para sentar las bases de un
país diferente. Con gente que, como nosotros, no está en el sistema
prebendario ni curra a costa del Estado y de la sociedad. Con gente
que, como nosotros, trabaja con su intelecto y con su industria por
un país decente, y como nosotros paga impuestos y no ambiciona
protegerse bajo el presupuesto estatal. Con gente que, como
nosotros, no quiere volver al Estado Monstruo pero tampoco admite
que nos dejen sin Estado. Nosotros queremos un Estado pequeño pero
fuerte, atento y eficiente, y creemos que juntos, todos nosotros,
tenemos la responsabilidad y la oportunidad de reconstruirlo. Sin
dejar de ser lo que somos (francotiradores como nos dicen, o
fiscales como también nos dicen, o como quieran llamarnos) podemos
empezar a ser también una alternativa. Y ésa es la tarea.
Todos somos, en esta hora, desconfiados y eso nos parece
bien. Ninguno de nosotros es ingenuo en materia política y todos
tenemos una pasión común que es evitar la disolución de la patria y
sentar las bases para refundar un nuevo país. Por eso no importa que
luego seamos "acusados" de intelectuales o de elitistas (que son las
dos primeras descalificaciones con las que van a intentar
anularnos). Lo que importa es que sepamos organizar esta alternativa
de pensamiento, primero, y luego de acción. Igualmente, a quienes
nos "acusen" de ser muy "idealistas" les responderemos: ¿Y qué tiene
de malo el idealismo? ¿Quién dijo que no son los ideales los que
sostienen las mejores acciones concretas? ¿Desde cuándo, y quién lo
dijo, el realismo es bueno sin idealismo? ¿Qué evidencias hay de
ello?
Solamente desde estas limpiezas y sinceridades es posible
ofrecerle cambiar verdaderos a una sociedad que está harta de
ladrones y mentirosos. Sólo de este modo franco y honesto se puede
proponer una nueva vía.

7. Te invitamos a sumarte a esta Alternativa Argentina.


Esperamos que estas reflexiones respondan a tus razonables
y prudentes dudas.
Ahora se trata de ver si, juntos, somos capaces de parir soluciones,
ideas para afrontar lo que nos angustia, organizar esta propuesta
que está en el aire. Démosle la forma adecuada para que no se nos
caiga la casa del todo.
Te invitamos a sumarte a este esfuerzo para que hagamos
algo más por nuestro país. Queremos cambiar a la Argentina. Podemos
hacerlo, estamos a tiempo porque las instituciones de la república,
bien o mal y muchas veces más mal que bien, siguen funcionando.
Nosotros estamos de este lado de la Argentina y no del que nos echó
a perder la Patria, su Historia y -acaso-su futuro.
Te invitamos haciendo nuestra la vibrante exhortación de
Sarmiento en 1845 en el Facundo:
"¿Acaso porque la empresa es ardua, es por eso absurda? ¿Acaso
porque el mal principio triunfa, se le ha de abandonar
resignadamente el terreno? ¿Acaso no estamos vivos los que después
de tantos desastres sobrevivimos aún; o hemos perdido nuestra
conciencia de lo justo y del porvenir de la patria, porque hemos
perdido algunas batallas? ¡Qué! ¿se quedan también las ideas entre
los despojos de los combates? No se renuncia porque todas las
brutales e ignorantes tradiciones coloniales hayan podido más, en un
momento de extravío, en el ánimo de masas inexpertas. ¡Las
dificultades se vencen, las contradicciones se acaban a fuerza de
contradecirlas!"
Firman: Mempo Giardinelli (Chaco), Héctor Timerman
(B.Aires), Angélica Gorodischer (Rosario), Miguel Pereira (Jujuy),
Graciela Falbo (La Plata), Silvana Buján (Mar del Plata), Rosita
Escalada Salvo (Misiones), Olga Zamboni (Misiones), Graciela D´Lucca
Bialet (Córdoba), Julio Rudman (Mendoza), Horacio de las Carreras
(B.Aires).
Resistencia, Chaco, 15 de enero de 2002.
Este MANIFIESTO se puede reproducir, imprimir y distribuir. Para
adhesiones, sugerencias y comentarios: manifiestoarg@hotmail.com

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