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Juan Antonio Navarro Villena

T2
Trabajo Escrito Integrado del Curso 2010-2011

1. Trastorno psicológico elegido: Enuresis

2. Modelo teórico elegido: MODELO PSICOLÓGICO


INTRAPSÍQUICO:PSICOANALÍTICO O PSICODINÁMICO

3. Exposición crítica de la aplicación de ese modelo al trastorno elegido:

Abordamos un problema complejo, el de la enuresis. Se sabe que muchos niños


miccionan en su cama durante la noche, incluso a una edad en que la gran
mayoría ha dejado de hacerlo. ¿Por qué esto es así, y qué podemos hacer para
impedirlo? Veamos, primero, qué dice el psicoanálisis. Los psicoanalistas
consideran la enuresis con mucha desconfianza; como uno de ellos ha dicho
«la enuresis es considerada en psicoanálisis como un síntoma de un desorden
subyacente». Según tal punto de vista, el facultativo concede una fundamental
importancia causal a los modelos profundos de las relaciones entre el niño y
sus padres, las cuales son «moldeadas desde el nacimiento debido al inter-
juego complejo de fuerzas inconscientes de ambas partes». Algunas de las
teorías específicas adoptadas por los analistas toman la forma de
especulaciones altamente especulativas basadas en simbolismo psicoanalítico.
Para un analista, por ejemplo, la enuresis «representaba un enfriamiento del
pene, el fuego (calor) del cual era condenado por el super-ego». Para otro, la
enuresis era un intento de escapar de una situación masoquista y expulsar al
exterior las tendencias destructivas: la orina es considerada como un fluido
corrosivo y el pene como un arma peligrosa. Aún otro terapeuta sugirió que
generalmente la enuresis expresaba una exigencia de amor, y sería como una
forma de «llorar a través de la vejiga».

Se inicia el proceso definiendo a la “familia” como organismo biopsicosocial,


funcionante y dinámico” (Escardó, 1954: 187), por lo cual, puede decirse que
es pasible de enfermedad. En este sentido, y retomando la idea del niño como
reflejo de su familia, los síntomas en la infancia son consecuencia de
enfermedades familiares en las cuales el niño es el “indicador más sensible y
arriesgado” (Escardó, 1954: 10).
Al respecto, si bien plantea la existencia de múltiples enfermedades, afirma
que responden a una etiología muy similar. Propone como tal la actitud de los
adultos hacia sí y hacia los niños, lo que daría lugar a una “deficiencia de la
funcionalidad familiar” (Escardó, 1954: 106). El establecimiento de esas
funciones constituye a la familia como sistema de seguridad personal y social,
por lo cual, el pertenecer a una unidad social fuerte y bien definida brinda al
individuo la posibilidad de desarrollarse de manera independiente. Caso
contrario, cuando la familia no respeta la maduración biosocial del niño, no
facilita su autonomía y lo sobrecarga de cuidados, privándolo de sus propias
experiencias, se suscitan en el sujeto posibles trastornos (Escardó, 1954: 194).
Las enfermedades orgánicas manifiestas, se deben entonces, a conflictos o
alteraciones afectivas, producto de una irregularidad en el entramado familiar.

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• EXPLICACIÓN

En este contexto, la enuresis es considerada un síntoma después de los 2 años


del niño, aproximadamente, momento en el que alcanza la maduración
neurológica. Escardó afirma que la imposibilidad de control de tales funciones
se debe a un descuido del proceso madurativo del pequeño (Escardó, 1954:
165). Ubica como posibles causas el intento de la madre por entrenarlo en el
hábito evacuatorio, anticipadamente a su madurez neurológica, la obtención
de gratificaciones afectivas frente a dichos hábitos, y la ansiedad parental por
que los niños adquieran cierto ritmo de evacuación. Es decir, la presencia de
unos padres que agobian e imponen sus propios criterios a sus hijos, sin
permitirles el desarrollo autónomo de su individualidad.
Desde su Escuela para padres, Eva Giberti sostiene que “sólo en la familia y
desde la familia se puede resguardar al hombre y formarlo para una sana
convivencia común” (Giberti, 1968: 99). A diferencia del psicoanálisis clásico, la
comprensión de las alteraciones de la personalidad, entre las que incluimos a
los síntomas, implica pensar las relaciones del individuo consigo mismo y con
los otros. (Giberti, 1968: 101). Con este objetivo, plantea que el niño necesita
equilibrio emocional y la presencia unificada y afirmadora de sus padres para
crecer y alcanzar su independencia personal (Giberti, 1968: 146). En este
sentido, la ausencia de figura paterna y la incompatibilidad de criterios entre
sus padres para la crianza conmocionan la personalidad en formación del niño
y repercute en su futuro. Los padres deben esforzarse para que el infante
crezca en un clima de vinculación sana, dinámica, segura, con lugar para los
intercambios y los afectos ya que su represión trasciende en sus funciones,
pudiendo generar enuresis y demás trastornos (Giberti, 1968: 249).

• EVALUACIÓN

La evaluación de la enuresis nocturna en la actualidad incluye la realización de


pruebas médicas, una entrevista clínica con los padres y el niño, y la
realización de registros y cuestionarios.
PRUEBAS MÉDICAS
Lógicamente antes de cualquier intervención psicológica es necesario
determinar si se trata de una enuresis funcional u orgánica. Esta tarea no es
especialmente difícil ya que la enuresis nocturna orgánica es poco frecuente y
normalmente los padres demandan ayuda psicológica después de descartar las
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causas físicas. No obstante, es importante tener en cuenta estas pruebas sobre


todo en las enuresis diurnas y mixtas.
ENTREVISTA CLÍNICA
Análisis de la conducta enurética y factores evolutivos
Historia familiar de la enuresis
Tratamientos anteriores y medios utilizados para solucionar la enuresis
Existencia de otros problemas psicológicos
Entorno familiar
Condiciones de habitad
Factores motivacionales

REGISTROS CONDUCTUALES
La frecuencia de enuresis se obtiene registrando el número de noches mojadas
y el número de micciones durante la noche. Para poder regístralo el niño debe
dormir sin pañales o bragas de plástico.
ESCALAS Y CUESTIONARIOS
Puesto que una actitud de intolerancia materna ante la enuresis es un buen
predictor del abandono prematuro del tratamiento, se ha diseñado escalas
como Escala de Tolerancia Materna (ETM) de Morgan y Young en 1975, que
recoge una serie de afirmaciones sobre la actitud de las madres sobre el
problema.

• DIAGNÓSTICO

Como ya mencionamos con anterioridad con exactamente las mismas


palabras, la enuresis es considerada un síntoma desde el punto de vista
psicoanalítico cuando se produce después de los 2 años del niño,
aproximadamente, momento en el que alcanza la maduración neurológica.
• TRATAMIENTO

La curación sólo puede obtenerse merced a un reconocimiento, de parte de la


familia, de lo perjudicial y erróneo de su conducta, y a una leal rectificación de
la misma” (Escardó, 1954: 188). Al ser producidos por el tipo de organización
familiar, la curación de los síntomas es siempre posible, a partir de la
reestructuración del complejo orgánico familiar y no de su eliminación
inmediata, es decir, del trastorno del niño.
Respecto a la enuresis, Escardó afirma que si mediado el tercer año el pequeño
no controla sus eliminaciones debe pensarse en una irregularidad en relación a
su independencia y “revisar la conducta intrafamiliar” (Escardó, 1954: 165).
Recomienda que hasta la adquisición de dicho logro, no se incurra en el
corriente error de estimular o gratificar con palabras al niño.
Para este autor, la función del médico reside en llevar a los padres a reconocer
que se trata de una enfermedad de la familia, expresada en el niño por su
ubicación afectiva intrafamiliar, y hacerlos entender que el pequeño no está
enfermo del aparato urinario, sino del funcionamiento de la familia (Escardó,
1954: XIV). En este sentido, los sedantes y los regímenes secos, encaran la
realidad del problema sólo de un modo superficial porque, tarde o temprano,
aparecerán otros signos de inadaptación (Escardó, 1954: 165). En
consecuencia, la función de los padres es comprender al niño, afianzar su
seguridad social y emocional, y adoptar una posición dinámica, para lo cual a

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veces debe replantearse la coyuntura familiar. En los casos más serios, no


alcanza el apoyo del médico a los padres y se requiere la intervención del
psicólogo en equipo aquel.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.

Aberastury, A. (1972). Cap. 1 “Psicoanálisis y psicoterapia psicoanalítica en


niños. En El psicoanálisis de niños y sus aplicaciones. Buenos Aires: Paidós.
Aberastury, A. (1962). Cáp. 4 “El psicoanálisis de niños en la Argentina”, Cáp. 5
“La entrevista inicial con los padres”, Cáp. 8 “Entrevistas posteriores con los
padres”. En Teoría y técnica del psicoanálisis de niños. Buenos Aires: Paidós.
Escardó, F. (1954). Prólogo de la primera edición, Razón de ser de la familia,
Las funciones familiares, La función-hijo, La educación de los hábitos, Las
enfermedades de la familia. En Anatomía de la familia. Buenos Aires: El Ateneo.

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