La prostitución en España: Sobre por qué reglamentar

Maria Mercedes Lafaurie

La prostitución y la inmigración son temas que hoy se posicionan sin esfuerzos en los medios
comunicativos españoles. No es una novedad que el debate sobre la legitimidad de la prostitución
ha representado la punta del iceberg que ha generado una de las mayores confrontaciones
ideologicas en la España de hoy por cuanto se puede ver desde dos ángulos, uno que estima que
la actividad es inherentemente forzada y que es una forma de victimización de la mujer y otro que
considera su ejercicio ante todo como la expresión de derechos tales como la autodeterminación,
el trabajo y el libre desarrollo de la personalidad.

Es cada vez más frecuente que esta actividad se establezca como una salida que provee
beneficios económicos que les permiten a quienes la ejercen enfrentarse a la amenaza del
desempleo y la pobreza o mantener su estatus, respondiendo a la presiones del medio en que se
desenvuelven.

En el mundo globalizado día a día se incrementa la brecha social apabullando a quienes suelen
tener menos y, con ello, nos encontramos con un éxodo de mujeres y hombres que en su plena
juventud emigran con el cometido de abrirse camino en la vida y en muchos casos de ayudar
desde fuera a sus familias. Las remesas que provienen del exterior ocupan un lugar importante en
las economías de los países pobres. Salir del país se ha convertido en un sueño para muchas y
muchos habitantes de estos países quienes asumen que una vez se hallen fuera encontrarán las
oportunidades que se les niegan en su lugar de orígen. Son España e Italia dos de los destinos
favoritos de estas y estos migrantes. La migración femenina, como producto de la feminización de
la pobreza, ha ido en aumento en los últimos años, presentándose situaciones en que a su
condición de mujeres pobres se les suman nuevas exclusiones de orden cultural y social -entre
ellas su carencia de un permiso de estadía- lo cual da como resultado que la prostitución se
convierta en una de las fuentes de ingresos mayormente opcionadas para ellas.

La diada prostitución-inmigración constituye hoy uno de los más complejos problemas sociales en
España. La inmigración ha incrementado a partir de los años 90 en más de 4.000.000 de
personas su población como consecuencia de su promisoria economía. Ha empezado a
representar un sector social que cobra especial importancia mediática cuando este país asiste a
una de las crisis económicas y sociales de mayor magnitud en las últimas décadas. Y es también
en el momento presente que la polémica entre las posturas abolicionistas y las que favorecen la
legalización de la prostitución está en pleno vigor.

1
Dolores Juliano feminista y experta en el trabajo en torno a la prostitución en España señala que
en el mismo momento en que con la globalización se abren fronteras para que circulen de manera
más fluida los capitales, se produce un proceso de ilegalización/criminalización de las y los
inmigrantes. Afirma la autora que la intención no es exactamente la de acabar con estos sectores,
necesarios para la economía, sino privarlos de derechos y mantenerlos al margen. El rechazo
social se acrecienta cuando los estigmas se unen unos a otros o se combinan con otros
estereotipos desvalorizadores como es el caso de la “inmigrante-prostituta”. Juliano describe la
marginación de determinados grupos sociales como la falta de reconocimiento y de prestigio que
“acorrala” a las personas y las sitúa en la periferia donde se hacen susceptibles de políticas
asistenciales más que de procesos de empoderamiento social.

1
Juliano (2004) Excluidas y Marginales. Feminismos. Universidad de Valencia - Ediciones Cátedra, Instituto
de la Mujer.
El abolicionismo como postura crítica, se basa en el argumento de que la prostitución es ejercida
por las mujeres como una forma de sometimiento al poder masculino y como una expresión de la
violencia de género. Erradicar la pobreza y la exclusión social es un imperativo ético y político al
igual que prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer; sin embargo, el camino al
fracaso de las políticas de apoyo a la población dedicada a la prostitución está sembrado de
buenas intenciones que difícilmente coinciden con las motivaciones y con las realidades de la
comunidad. Uno de los peores riesgos que surgen de las estrategias que no se fundamentan en un
estudio profundo de los aspectos culturales y socioeconómicos involucrados en una decisión de
carácter social, es que terminen promoviendo justamente lo que se desea minimizar.

La prostitución se criminaliza, paradójicamente, no a partir de que es una forma desigual de

relación sino en tanto que es una transgresión del orden moral y patriarcal establecido. Contrario al
pretendido mejoramiento de las condiciones de vida de este colectivo, el hostigamiento, el rechazo
y la presencia policial se van convirtiendo cada día en el verdadero “remedio” para que las mujeres
dedicadas a la actividad se replieguen de ciertos escenarios donde resultan incómodas. Y es que
la política social avanza lento y aún más lento avanza la cultura en un mundo donde existen tantas
contradicciones y maneras diversas de mirar. Sin un empoderamiento de las mujeres que se
dedican a la prostitución para conocer y ejercer sus derechos y para tomar las riendas de sus
asuntos es imposible aportar a su igualdad.

La prostitución en España no desaparecerá por el uso de medidas represivas y no hay duda de

que con ella se fortalecerán las mafias y se instaurarán nuevas formas de la esclavitud, de la trata,
y de violencia contra las mujeres dedicadas a esta actividad. Se sabe que la inmigración en este
país se ha venido estancando pero no será sencillo repatriar o reubicar a los millares de mujeres
que se han asentado en España y que han encontrado en la prostitución, a pesar de la violencia en
el entorno, una ocupación que les provee una forma de vida que desde su perspectiva resulta
más ajustada a sus realidades y necesidades. Tal cual lo relatan Daniele Heim y sus
2
colaboradoras en un estudio reciente para el 95,55 % de las mujeres que han entrevistado, el
trabajo sexual “ha significado una estrategia de supervivencia que, mientras ha operado como
válvula de escape a la exclusión socio-laboral, les ha permitido paliar las necesidades
económicas, tanto propias como de sus familias”.

El ejercicio de la prostitución -a menos que esta sea forzada- es una realidad que compete por
sobre todo a quien la asume como estilo de vida. La elección de la prostitución, como una
actividad que se desarrolla en un momento de la vida, es una opción sexual y ocupacional, sin
desconocer las razones socioeconómicas que la enmarcan y que pueden ser sus mayores
determinantes. Se requiere respetar la expresión de las elecciones y garantizar a la persona que
se dedica a la prostitución la efectividad de sus derechos, cuidando de no imponer un modo de
pensar que “desde fuera” pretende explicar y solucionar de modo simplista su realidad. La
victimización y el proteccionismo no favorecen la dignificación de las personas; la apertura de
libertades y el empoderamiento para el ejercicio de derechos en condiciones de igualdad y para la
eliminación de la violencia de género fortalece por excelencia la autodeterminación de las mujeres
dedicadas a la prostitución que viven la exclusión social. Empoderarse significa asumir las riendas
de su propia vida y contar con herramientas para reflexionar y para decidir autónomamente hacia
donde van.

2
Heim D (2007) Investigación para la reubicación en el mercado de trabajo de las trabajadoras sexuales del
barrio del Raval. Fundacion Luis Vives- Surt. Acceso desde:
http://www.surt.org/docs/informe_recerca_treballadores_sexuals_surt2007.pdf
Atendiendo a las realidades que se presentan en la España de hoy, personalmente y como
estudiosa de la prostitución en Bogotá, donde se ha dado un proceso que vale la pena revisar,
considero que hay que valorar posibilidades dentro del camino de la reglamentación, buscando por
sobre todo conocer las necesidades sociales y aunando estos esfuerzos a una decidida batalla
contra las mafias y contra la explotación y esclavitud sexual. Bien sabemos que se trata de un
hecho que afecta particularmente a quienes provienen de países pobres y que sufren el impacto de
una problemática que, debido al flujo global, se debe atender tanto a nivel nacional como
internacional.

Articulo publicado en la Revista Fusión Latina, Madrid, España, octubre-noviembre de 2009.