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PLUMAS Y PLUMAJES

Las plumas son la característica distintiva de las aves, realmente la única que
no comparten con ningún otro grupo de animales. Son las plumas las que les
proporcionan su llamativo colorido, protección contra el frío y el calor intensos,
les permiten desplazarse fácilmente en el aire y el agua, las esconden de sus
enemigos y son también una de las causas de que el hombre las haya
domesticado, atrapado y cazado. Al conjunto de plumas se le llama plumaje,
que es de vital importancia en aspectos reproductivos y de camuflaje.

La pluma es una estructura epidérmica, lo que quiere decir que se deriva de la


piel. Se ha mencionado que el antecesor inmediato de las plumas son las
escamas de los reptiles, pues crecen de la misma manera y están formadas de
la misma sustancia, la queratina, que es la proteína que forma las uñas, el pelo
y las escamas en otros grupos de vertebrados. El hecho de que las plumas
estén compuestas de este material les permite tener características ventajosas,
como mayor duración y resistencia a los efectos del medio.

Se cree que la función primordial que tuvieron las plumas cuando aparecieron
por primera, y única, vez en el mundo animal fue controlar la temperatura.
Entre los reptiles de la era Mesozoica, se han encontrado fósiles como el de los
estegosaunos, con escamas muy alargadas y aplanadas, que se piensa tenían la
función de absorber y desechar calor. Sin embargo, esta adaptación sirvió
secundariamente en la función que caracteriza al grupo de las aves, el vuelo, es
por eso que se conocen aves tanto fósiles como vivientes que no vuelan, como
las avestruces del África, los kiwis y casuarios de Nueva Zelanda, los ñandúes
de América del Sur o los pingüinos del Hemisferio Sur.
ESTRUCTURA DE UNA PLUMA TÍPICA

Figura III.1 Estructura de una pluma típica en la que se muestran sus partes.

La estructura de una pluma es muy compleja, podríamos decir que se trata de


una lámina subdividida finamente en gran cantidad de elementos. En una
pluma típica (Figura III.1), la parte central es conocida como raquis, que le
sirve de eje y tiene el aspecto de una caña hueca; a pesar de ser una
estructura muy ligera, le da la rigidez necesaria para mantenerla firme. La parte
inferior del raquis es más ancha y hueca, generalmente desnuda se le
denomina cálamo o cañón, es la parte por la cual la pluma está insertada en la
piel. El cañón tiene en la parte inferior un orificio denominado ombligo inferior
que es por donde la pluma es alimentada durante su crecimiento. El cañón es
hueco, puesto que la pluma es una estructura muerta, como las uñas, y una
vez que ha terminado de crecer, los vasos sanguíneos que la alimentaban se
retiran y queda el espacio vacío. En la parte superior del cálamo el raquis
empieza a aplanarse y encontramos, justo en donde termina el cálamo, otro
orificio denominado ombligo superior que es por donde el cuerpo laminar de la
pluma emergió al comenzar a crecer. El raquis está relleno de sustancias
muertas, pigmentos y proteínas, que quedaron ahí como resultado de su
desarrollo.
En los márgenes laterales del raquis crece el vexilo, estructura a manera de
lámina dividida en dos partes opuestas. Es el cuerpo visible y de mayor área de
la pluma, formado por una complicada red de uñas entrelazadas llamadas
bárbulas, que dan la textura de un tejido muy ligero con la capacidad de
soportar una carga pesada por unidad de área, principio que permite a las aves
volar. Las bárbulas parten de láminas delgadas y rectas en posición
perpendicular al raquis llamadas barbas, que se disponen en forma paralela a lo
largo del raquis como las hojas de una palma (Figura III.2). De las barbas se
proyectan las bárbulas de manera perpendicular, cada una de las cuales lleva
varios ganchos (ganchillos), los cuales al entrelazarse con los de las bárbulas
adyacentes forman la intrincada red del vexilo. Obtener la textura necesaria es
muy fácil, tomemos una pluma cualquiera y abramos su tejido, posteriormente,
con un simple movimiento de la mano nos daremos cuenta de lo fácil que es
restituirle su textura original. Las aves hacen esto ayudadas de su pico, a lo que
se le llama acicalamiento, actividad en la que algunas especies invierten largos
periodos de tiempo para el mantenimiento de las plumas.

Figura III.2 Manera en la que se construye el tejido del vexilo.

Las barbas de la parte basal del vexilo tienen muy pocos o ningún ganchillo, lo
que les da un aspecto laxo. En las plumas del cuerpo, la parte superior del
vexilo queda hacia afuera, lo que le confiere al contorno del cuerpo sus
características aerodinámicas, pues todas las plumas se encuentran dirigidas
hacia atrás, propiciando una circulación del aire con menor resistencia. La parte
laxa queda hacia el interior, produciendo que el aire quede atrapado, formando
una bolsa que tiene una función de aislamiento. Ocasionalmente, sale del
ombligo superior una estructura similar a una pluma pequeña que se llama
hiporraquis.Esta estructura está presente en algunos grupos como las ratites y
las gallináceas, y se cree que es una reminiscencia derivada de la formación en
hoja doble de las escamas de los reptiles.

¿DÓNDE CRECEN LAS PLUMAS?

Figura III.3 A las regiones de crecimiento de las plumas, se les llama pterilos (zonas
punteadas) o tractos; las regiones blancas se denominan apterios, y son zonas
donde no crecen las plumas. Los tractos se nombran de acuerdo a su localización en
el cuerpo; (arriba) vista dorsal, (abajo) vista ventral.

Las plumas crecen en papilas o folículos muy especializados, los cuales se


encuentran distribuidos en la piel. Éstos son similares a aquellos de donde crece
el pelo en los mamíferos y tienen en su base los músculos que sirven para
moverlas y una terminación nerviosa (Figura III.3). A diferencia de lo que
podríamos pensar, pues cuando observamos un ave vemos que está
completamente cubierta por plumas, éstas no crecen en todo el cuerpo, sino
que lo hacen en zonas particulares llamadas pterilos, que son las áreas donde
se encuentran las papilas que dan origen a las plumas nuevas. Estos pterilos
tienen una forma y disposición particular para cada especie, y están rodeados
por zonas desnudas llamadas apterios en las que no crecen plumas. Las únicas
aves a las cuales les crecen plumas en toda la piel son los pingüinos, debido a
que necesitan una considerable cubierta aislante contra el frío.

TIPOS DE PLUMAS

Partiendo del patrón básico, las plumas han adquirido diferentes formas de
acuerdo con su localización corporal y sus funciones. Las plumas descritas
anteriormente se denominan plumas típicas o de contorno, y se encuentran
localizadas en la parte exterior del cuerpo, alas y cola. Las plumas del cuerpo
son cortas y simétricas, mientras que las de vuelo son más largas, fuertes,
planas y con los lados del vexilo asimétricos. Este tipo de plumas generalmente
presenta colores diversos y son las que determinan en gran parte los plumajes.
Aparecen después de la primera muda substituyendo al plumón, y ejercen la
función termorreguladora, el vuelo, el cortejo y muchas más.

El plumón es un tipo de pluma caracterizada por tener un raquis muy corto o


ausente (Figura III.4), con barbas largas y bárbulas carentes de ganchillos, por
lo que su apariencia es la de un mechón muy laxo, lo que le da una importante
función en la termorregulación. Por lo general es el primer tipo de pluma que
aparece en las aves al salir del cascarón, pues el plumaje típico de los pollos
está constituido únicamente por este tipo de pluma aunque también está
presente en los adultos debajo de las plumas típicas del cuerpo.

Las semiplumas son un híbrido entre el plumón y la pluma de contorno, son


plumas de raquis desarrollado pero con barbas laxas. Estas plumas crecen
generalmente en lugares donde se produce flexión de la piel, como los codos,
las axilas y las ingles, por lo que se piensa que su función es proteger la piel en
esos lugares de fricción.

Las vibrisas o bridas son plumas modificadas con apariencia de pelos gruesos.
Por lo general consisten de un raquis muy grueso y rígido, con unas pocas
barbas en la parte basal. Las vibrisas se encuentran generalmente alrededor de
la boca en las aves insectívoras, sirviéndoles de ayuda para atrapar los insectos.
También se localizan sobre los ojos, como pestañas, y cubriendo los nostrilos.
Se piensa además que desempeñan alguna función sensorial, similar a la de los
bigotes de los gatos, en las aves nocturnas y las que habitan en agujeros como
en el búho madriguero.
Figura III.4 Diferentes tipos de plumas. (A) Vibrisas; (B) semiplumas; (D) plumón y
(E) hiporraquis.

Las filoplumas son plumas filamentosas, muy delgadas, de raquis largo y unas
cuantas barbas en la punta, las cuales se localizan en todo el cuerpo del ave,
preferentemente entre las plumas de contorno del dorso y la cabeza. Son
difíciles de ver y su función es sensorial y de ornato, pues se vuelven muy
largas en algunos plumajes nupciales.

Ciertos grupos como los búhos, los loros y las garzas, tienen un tipo de pluma
especial llamado plumón de talco. Este se desarrolla en parches localizados en
el pecho y dorso y tiene la apariencia de un mechón de plumas revueltas y
polvosas. A diferencia de otros tipos de pluma, el plumón de talco crece
continuamente y se desintegra en pequeñas hojuelas polvosas, las cuales son
esparcidas por las aves en todo su cuerpo ayudadas de su pico. La función de
este plumón no se conoce bien, pero se cree que sirve de protección al plumaje
e impermeabilizante para las aves acuáticas.

Algunas plumas presentan una serie de modificaciones particulares. Los machos


de las aves del paraíso cuentan con plumas realmente especiales, con la forma
y textura del alambre; los turquitos tienen las plumas de las alas muy delgadas
y rígidas adaptadas a producir sonidos mientras que las plumas de la rabadilla
del quetzal y de los pavorreales machos son muy largas y se emplean en el
cortejo y el reconocimiento sexual (Figura III.5). Los pájaros péndulo o
momotos tienen las dos plumas centrales de la cola muy largas en forma de
raqueta, esta condición se adquiere con el tiempo, pues las barbas de la parte
central de la pluma son muy frágiles, y se caen con el acicalamiento, como lo
describió el ornitólogo alemán Helmut Wagner.
Figura III.5. Algunas plumas modificadas: (A) timoneras en forma de raqueta del
momoto de cejas turquesas; (B) primarias modificadas para producir sonidos del
colibrí cola blanca; (C) timonera modificada del ave del paraíso rey de Sajonia; (D)
rectriz acuminada del vencejo de las chimeneas; (E) pluma de la cresta de la
codorniz de Gambel y (F) timonera del colibrí cola de raqueta.

LA FORMA DE LA PLUMA DEPENDE DE SU FUNCIÓN

El esquema de la figura III.6 nos muestra que las plumas de contorno en las
diferentes partes del cuerpo se han modificado en tamaño, rigidez y estructura
para desarrollar diferentes funciones.

Se llama plumas primarias a las que se localizan en los extremos de las alas y
que se encuentran insertadas en los huesos de la mano. Son largas, fuertes y
rígidas, tienen la función primordial del vuelo, proporcionando la fuerza de
propulsión y la velocidad del vuelo. Se les llama también remeras, pues sirven
para "remar" en el aire. Su número generalmente es de nueve a doce en las
aves que vuelan, aunque algunas aves, como las avestruces, tienen 16 y les
sirven solamente de adorno, o menos, como las tres o cuatro de kiwis y
casuarios.
Figura III.6 Esquema de un ala típica, mostrando las diferentes plumas que la
componen.

Las plumas secundarias también se encuentran en las alas, en la parte interna y


paralelas a las primarias; están insertadas en la ulna, el hueso del antebrazo.
Junto con las primarias son denominadas plumas remeras, y su función
principal es retener el aire durante el vuelo facilitando la elevación y ayudando
al sostén del ave en el aire. Su número es muy variable, y depende de la
longitud del antebrazo, que está en estrecha relación con el tipo de vuelo de las
aves. El menor número de secundarias corresponde a los colibríes, seis o siete,
siendo diez el número promedio en la mayoría de las aves, hasta las 32 de las
grandes aves marinas planeadoras como los albatros.

En lo que correspondería al dedo pulgar de las aves, se encuentran unas pocas


plumas rígidas llamadas en conjunto álula, cuya función es disminuir las
turbulencias del aire durante el vuelo.

Las plumas timoneras o rectrices son aquellas que forman la cola y participan,
como su nombre lo dice, en la dirección del vuelo, de manera semejante a la
cola de los aviones, y para efectuar los movimientos de maniobra aérea,
aterrizaje y, en ocasiones, de apoyo para trepar sobre los troncos de los árboles
como en los carpinteros. El número y la longitud de estas plumas varía
dependiendo de las necesidades del ave. Existen aves sin rectrices, los
zambullidores; con cuatro o seis como algunos colibríes; siendo los campeones
algunos faisanes que llegan a tener 32. Estas plumas varían en longitud y
rigidez de acuerdo con el tipo de vuelo o por su participación en el cortejo y en
la locomoción. Por ejemplo, los faisanes y las aves lira tienen plumas timoneras
muy largas y brillantemente coloreadas, que les sirven a los machos para
elaborar los desplantes que acompañan la atracción de la pareja. Las
golondrinas y las fragatas disponen de colas largas y ahorquilladas que les
permiten realizar maniobras en el aire. En los vencejos, trepatroncos y
carpinteros las rectrices son rígidas y acuminadas, y les sirven de apoyo para
trepar.
A las plumas remeras y timoneras se les llama en conjunto plumas de vuelo,
por su importante participación en él. En la base de cada una de las plumas de
vuelo, por la parte superior y la inferior, se encuentran algunas capas de
plumas de contorno llamadas cobertoras, que son plumas acompañantes que
participan en dar al ala una superficie aerodinámica y soporte. Estas plumas se
nombran como mayores y menores de acuerdo con su tamaño y localización.

LOS COLORES DE LAS PLUMAS

El variado colorido de las plumas, muchas veces metálico o iridiscente, es


producido por la acción de pigmentos biológicos (biocromos) o por el efecto
físico de la difracción de la luz a cargo de las estructuras (esquemocromos) que
se encuentran en las bárbulas de las plumas.

Los pigmentos son sustancias de color depositadas entre las láminas de


queratina que conforman las plumas y también en el raquis. Estas sustancias, y
sus combinaciones, producen la gran variedad de colores observados en las
plumas. En general podemos reconocer tres clases de pigmentos: las
melaninas, los carotenos y las porfirinas.

El pigmento principal que se encuentra en las plumas es la melanina,


aminoácido productor del color de la piel de los humanos, y en las aves el café
y el negro así como sus variaciones. El exceso de melanina puede conducir a
que algunos individuos sean anormalmente negros, llamados melánicos,
mientras que su falta absoluta produce individuos anormalmente blancos o
albinos; la melanina, además, proporciona resistencia adicional a las plumas
haciéndolas más duraderas al desgaste, por eso en muchas aves con alas
dispuestas para el vuelo rápido, su coloración es negra y la estructura más
rígida, como en los vencejos y las gaviotas.

Los colores amarillos, naranjas y rojos son producidos por sustancias llamadas
carotenos, similares a los que dan el color naranja a la zanahoria. Se han
detectado varios tipos de carotenos en las aves, que provocan los colores
naranja brillante del gallito de las rocas y las calandrias; se conoce además que
algunos de ellos son ingeridos en los alimentos vegetales, por esta razón,
algunas aves en cautiverio con el tiempo presentan plumajes desteñidos, ya
que las fuentes de pigmentos caroténicos no están incluidas en su dieta. Es el
mismo caso de los flamencos de los zoológicos, donde para evitarlo, se agregan
colorantes de naturaleza caroténica al agua que beben y así los "pintan".

Las porfirinas integran otro grupo de pigmentos nitrogenados de estructura


química parecida a la hemoglobina de la sangre que dan como resultado
colores verdes, rosas y rojos principalmente. Los turacos poseen un par de
pigmentos llamados turacina (rojo) y turacoverdina (verde), que sólo en ellos
aparece. Generalmente la turacina se concentra en parches muy vistosos en las
alas, mientras que la turacoverdina se encuentra en todas las plumas verdes.
Estos se encuentran entre los pocos pigmentos de color particular encontrados
en las aves.
Muchos colores son producidos por la difracción de la luz a través de las capas
de queratina, que funciona de manera similar al paso de la luz por un prisma. El
blanco, el azul, el verde y el violeta, rara vez son producidos por pigmentos;
por lo general se deben a que las diferentes capas de proteína que cubren las
plumas reflejan la luz de los pigmentos internos de diferentes maneras; así, el
azul, por ejemplo, es resultado de la pigmentación con melanina. De igual
manera se producen los colores iridiscentes encontrados en los plumajes de los
colibríes, trogones, quetzales y jacamares, que cambian de acuerdo con la
posición de la pluma con respecto a la luz.

PLUMAJES

Recordemos que se llama plumaje al conjunto de plumas de un ave durante


una etapa particular de su ciclo de vida. A lo largo de su existencia, las aves
presentan una serie de plumajes, relacionados con los sucesos estacionales
como la reproducción y la migración. Los plumajes que adquiere un ave van a
ser diferentes en tres aspectos básicos: el tipo de plumas que lo conforman, su
textura y su coloración.

El primer plumaje que adquieren las aves se llama plumaje natal y está
compuesto básicamente por plumón. Algunas de ellas nacen ya con este
plumaje, como las gallinas, los patos y las gaviotas, mientras que algunos pollos
nacen desnudos y lo adquieren unos pocos días después de eclosionar. Este
plumaje presenta muchas veces patrones de coloración particulares y poco
llamativos, que a veces permiten que los pollos sean casi invisibles para sus
depredadores. En algunas especies de pingüinos y de aves de presa, existen
dos plumajes natales compuestos de plumón, lo que guarda relación con los
ambientes extremosos en que viven y el largo tiempo de cuidado que requieren
los pollos por parte de los padres.

El primer plumaje constituido por plumas de contorno típicas se llama plumaje


juvenil. La diferencia principal con el plumaje que van a adquirir como adultos
está en que las plumas de vuelo son más cortas, su textura más suave y el
patrón de color diferente. Por ejemplo, en las diversas especies de primaveras y
zorzales, el plumaje juvenil tiene un patrón moteado, a pesar de que los adultos
son de colores lisos. Esto se ha interpretado como prueba de las relaciones
evolutivas cercanas entre los miembros de este grupo. Los carpinteros
arlequines juveniles presentan un plumaje más pálido, aunque de patrón similar
al de los adultos. Curiosamente, en muchas especies el plumaje juvenil de los
machos se parece mucho al de las hembras adultas, por lo que a veces es
imposible distinguirlos.

El plumaje adulto se adquiere al reemplazarse el plumaje juvenil y está


constituido por plumas de contorno típicas. Existen dos tipos de plumaje adulto;
el primero es llamado plumaje básico o de invierno, que aparece en los
periodos no reproductivos, es de colores poco llamativos y se adquiere antes de
migrar en invierno o al terminar la reproducción. El segundo es llamado
plumaje nupcial, de reproducción o alterno, y es de colores llamativos, con
algunas plumas ornamentales, como las largas y filamentosas plumas del dorso
de las garzas, y se adquiere antes de la reproducción o antes de la migración
de regreso al área reproductiva. Sin embargo, no todas las aves presentan
diferencia en el patrón del plumaje en tiempo de reproducción y en invierno. En
los patos, las aves de playa y las gaviotas, son evidentes los plumajes de
invierno de colores pardos y grises, en contraste con los plumajes de
reproducción (Figura III.7).

Figura III.7 Ejemplos de plumajes de cortejo. (A) Garza chapulinera; (B) gaviota de
cabeza negra y (C) ave del paraíso.

En los patos se encuentra un plumaje especial llamado plumaje eclipse, que


adquieren los machos poco después del apareamiento y es muy parecido al de
la hembra. Dura poco tiempo y se piensa que tiene la función de proteger al
macho de los depredadores durante la incubación.

Muchas veces se encuentran plumajes completamente diferentes entre machos


y hembras, a lo que se le llama dimorfismo sexual. Por lo general, las aves que
tienen el plumaje más vistoso son las del sexo dominante: faisanes, gallos,
avestruces, colibríes y trogones, las hembras de los falaropos y algunas
avutardas.
EL PATRÓN DE COLORACIÓN Y SU IMPORTANCIA

La importancia del plumaje y su color en la vida de las aves es grande pues son
animales cuyo sentido de la vista es altamente desarrollado. Los colores tienen
importancia fundamental para distinguir a los individuos de la misma especie,
los depredadores, las presas o a la pareja.

Los patrones de color de los chotacabras, los tinamúes y los gorriones de los
pastizales son pardos, moteados y rayados, lo que les permite confundirse
fácilmente con el medio, llamándose a éstos plumajes crípticos. Los tildíos y
avefrías viven en zonas rocosas, y sus plumajes presentan bandas anchas y
colores contrastantes, que les ayudan a perderse en el medio; a éstos se les
llama patrones disruptivos.

Las tortolitas, muchos gorriones y chipes, generalmente se encuentran en


grupos y poseen parches de color vivo, blanco o amarillo, en las alas, cola y
rabadilla, solamente visibles cuando el ave vuela. Se piensa que estos patrones
sirven como aviso a la parvada en caso de peligro (patrones de advertencia).
Otras aves utilizan sus patrones de plumaje para advertir que son peligrosas o
tienen mal sabor, como algunas avutardas. Sin embargo, lo más frecuente es
que los plumajes muy vistosos sirvan para atraer a la pareja (gamosemáticos).

MUDA DE PLUMAS Y SUS VENTAJAS

La muda es el proceso de reemplazo total o parcial de las plumas con el fin de


mantener el plumaje en buen estado. Debido a que es un acontecimiento de
vital importancia para las aves, se invierte gran cantidad de energía en este
proceso. Después de un periodo de tiempo, el desgaste producido por golpes
contra las ramas, vuelo, agua, Sol, al entrar al nido, situaciones inesperadas
como el ataque de un depredador o una pelea, las plumas van perdiendo poco
a poco su contorno, coloración y por lo tanto, su función se ve disminuida.
Entonces es tiempo de reemplazarlas.

Generalmente la muda se produce en épocas definidas durante el año, pero


depende de diversos factores como la disponibilidad de recursos del medio y el
clima, entre otros. El reemplazo de las plumas se da de manera que no sea una
carga extrema para el ave, por esta causa las plumas no se cambian todas a la
vez quedando el ave desnuda, sino que lo hacen en un tiempo relativamente
corto. El reemplazo es gradual y simétrico, cambiándose sucesivamente las
mismas plumas en ambos lados, es decir, se cambia la quinta primaria al mismo
tiempo en ambas alas, y las plumas recíprocas de la cola. Las únicas aves que
mudan súbitamente son algunas especies de cálaos, pues las hembras son
encerradas en el nido por los machos durante toda la reproducción, por lo que
aprovechan ese encierro para mudar.

Cuando un ave está mudando, las plumas viejas se caen debido a la presión
que ejercen las que están creciendo justo debajo de ellas. Muchas veces la
pluma vieja, especialmente el plumón, queda adosado a la punta de la pluma
nueva durante un breve tiempo antes de caer.

Las aves mudan las plumas de vuelo una vez al año por lo general, pues se
requiere de gran cantidad de energía para reemplazarlas. En cambio mudan las
del cuerpo dos veces al año, en relación con otros acontecimientos de su ciclo
de vida. En el caso típico de un ave residente en México, con un ciclo de vida
anual, los pollos al nacer o poco después (mayo), presentan un plumaje a base
de plumón. Este es cambiado a las pocas semanas, a través de una muda, a un
plumaje juvenil en el que aparecen las primeras plumas cobertoras y de vuelo,
en este momento el ave es considerada un juvenil, y mantendrá este plumaje
hasta el final del otoño (octubre) cuando el plumaje corporal será sustituido por
el plumaje de invierno del adulto, que se mantendrá hasta el principio de la
primavera siguiente (mayo), momento en que sufren la muda prenupcial en la
que tanto los juveniles como los adultos de más de un año cambian sus
plumajes desgastados por aquellos muy vistosos que tienen una función
primordialmente reproductora.

Bajo este patrón general, se presentan diversas variantes, tal es el caso de


algunas aves migratorias como los playeros y chorlitos, que antes de la
migración mudan su plumaje por uno altamente críptico de colores cenizos y
grises que les ofrece más posibilidades de retorno al ser menos visibles a los
depredadores; esta muda se da al principio de cada invierno y constituye una
estrategia altamente eficaz. Algunas gaviotas en las que la madurez sexual se
alcanza a los cuatro años de vida, cada año presentan un plumaje diferente que
nunca es igual al del adulto, se cree que es una estrategia para evitar
rivalidades con otros individuos adultos de la misma especie permitiendo al
juvenil crecer evitando riñas por alimento y espacio dentro de la colonia.

Sin embargo, en algunas aves de presa y paserinas existe un desfasamiento


entre la madurez sexual y la edad en la cual se adquiere el plumaje adulto
definitivo, a esto se le llama maduración retardada del plumaje, lo que hace
posible encontrar parejas en reproducción en las que algún individuo presenta
todavía plumaje juvenil. Tal es el caso de la aguililla cangrejera, una especie
que se distribuye ampliamente en las costas de México.

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