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LA ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD CULTURAL: UN RETO

EDUCATIVO EN LA SOCIEDAD GLOBAL.


ALGUNAS PROPUESTAS DE INTERVENCIÓN DESDE EL ENFOQUE
INTERCULTURAL
Rosa Mª Rodríguez Izquierdo
Publicado en HERRERA, F., MATEOS, F., RAMÍREZ, S. (Coords): Inmigración,
interculturalidad y convivencia. Instituto de Estudios Ceutíes. 2003.

RESUMEN
La atención a la diversidad cultural promueve un cambio en la sociedad, en la
educación de los niños y niñas inmigrantes y autóctonos, en la participación de los padres
en la escuela, el curriculum, en la organización del centro y en la formación de todos los
profesionales de la educación.
Abordamos en este artículo el estudio de la situación multicultural de nuestra
sociedad y sus consecuencias en la escuela desde la perspectiva intercultural. Finalizamos
con una reflexión sobre cómo ha de abordarse el tema de la diversidad cultural como
requisito imprescindible para asegurar desde el sistema educativo un equilibrio que
favorezca la consecución de sus finalidades. Este trabajo destaca la necesidad de adecuar el
curriculum del aula a las características de los alumnos de la misma y por lo tanto, de
revisar la formación del profesorado en el marco de la atención a la diversidad.
ABSTRACT
Attending to cultural diversity promotes a change in society, in the
education of migrant and native children, in the curriculum, in the
cooperation of parents, in the organization of schools and above all, needs
new parameters in the training of all the professionals of education.
In this paper we schow an analysis of the multicultural situation of our society and
its consequences in the schools from an intercultural perspective. We end up reflecting on
how the subject of cultural diversity should be approached as an essential requierement to
assure, from the educational system, the balanced needed to obtained the aimed goals. The
project focuses on the need to adapt the class curriculum to the individual needs of the
students and revises the essential concepts of teacher training to determine training needs in
a context of attention to diversity.
LA DIVERSIDAD CULTURAL ELEMENTO CONFIGURANTE DE NUESTRA
SOCIEDAD
En los últimos años se asiste al reconocimiento de la heterogeneidad cultural y al
reconocimiento de las culturas históricamente subordinadas, en particular las culturas
originarias. Como consecuencia de este reconocimiento emerge la demanda de la atención a
esa diversidad desde el contexto escolar.
Son muchas las circunstancias históricas y de nuestro tiempo que contribuyen a
que cada vez más en un mismo espacio coincidamos personas de universos culturales,
creencias religiosas y lenguas diversas.
Porque el hecho es que, a poco que profundicemos en la realidad a la que estas
palabras se refieren, constatamos que la multiculturalidad está siendo uno de los fenómenos
clave en los cambios sociales, políticos, económicos y culturales de los que estamos siendo
testigos en estos comienzos del siglo XXI.
Nos podemos preguntar cuales son las causas principales que han dado origen a
esta nueva situación. Son varios los factores que dan lugar a la multiculturalidad de
nuestras sociedades, nosotros destacamos los siguientes. Por una parte, España es un país
que viene recibiendo una cantidad cada vez mayor de inmigrantes venidos de muchos
países, en calidad de refugiados, inmigrantes económicos, etc. En una década, nuestro país
ha pasado de ser cuna de emigrantes a ser destino de inmigración.
Al hecho de la inmigración, se une en España la situación de una minoría étnica
histórica con la que llevamos conviviendo desde siempre: la etnia gitana. Por otro lado, es
la minoría étnica mayoritaria en España (6000.000 personas) de la que casi la mitad de su
población es menor de 16 años.
Visto lo cual afirmar que vivimos en una sociedad multicultural es
casi ya un tópico. La diversidad cultural, hoy más que nunca, es un
elemento configurante de la sociedad de finales del siglo XX.
La sociedad española ha dejado de ser una sociedad tradicional, homogénea
sociológicamente en el ámbito de valores y creencias, con una identidad única. Por
consiguiente, ha dejado de ser una escuela unívoca y homogénea. Una escuela así es una
escuela del pasado.
La convivencia de distintos grupos culturales en un mismo contexto
supone todo un reto educativo, puesto que la diversidad sociocultural
reclama respuestas teóricas y prácticas para la formación de ciudadanos
tolerantes y respetuosos con la diferencia en un marco social democrático de
igualdad. La multiculturalidad nos obliga a la reflexión sobre los fines
educativos en una sociedad y en un mundo diverso e interdependiente. Es
necesario que la educación, como proceso dinámico e interactivo, ofrezca
alternativas pedagógicas al modelo monocultural tradicional, que respondan
a la pluralidad y complejidad sociocultural.
Desde las investigaciones en este ámbito (Bartolomé, 1998) se observa una
dificultad para percibir la multiculturalidad, no sólo como riqueza sino como dato de la
realidad. El planteamiento de Kincheloe y Steinberg (2000) abre nuevos horizontes
interpretativos a este fenómeno en España al incluir en su análisis elementos como la clase,
el género y la raza entre otros.
SUGERENCIAS PARA UN PLANTEAMIENTO DE ATENCIÓN A
LA DIVERSIDAD CULTURAL
¿Qué implica la atención a la diversidad cultural? Son muchos los
autores que han recordado que, ante todo, supone un cambio en la
concepción de la escuela. La educación multicultural es mucho más que una
concepción pedagógica de moda; implica un cambio de actitudes por parte
de los miembros de la comunidad educativa, un cambio en cuanto a la
organización, a la concepción de escuela y a la propia acepción de
educación.
Históricamente los sistemas educativos la función de la escuela
contempla la transmisión y reproducción de un conjunto de
ideas, valores, practicas, rituales, expectativas,
habilidades y destrezas que justifican el sistema de
creencias y valores dominante mediante la aplicación de un
sólo curriculum regular para todos los niños. La escuela se
rige por el principio de la homogeneización y normalización,
no de la heterogeneidad y diversidad.
La atención a la diversidad cultural en la práctica
educativa conlleva a dos hechos muy importantes: al
reconocimiento de que todo sujeto es portador de potencial
creador y a la valoración positiva de la diferencia por parte
de profesores, alumnos y padres de familia.
La respuesta educativa de la escuela debe incluir el
compromiso de crear un clima pedagógico que dé cabida a
distintos ritmos, procesos, formas y relaciones internas para
la apropiación y, fundamentalmente, para la producción de
conocimientos.
La atención a la diversidad incluye, además, aquellas
características que posee el sujeto por pertenecer a un grupo
étnico, a una clase social con marcadas desigualdades
económicas, a un grupo o comunidad con diversas practicas
religiosas o a un grupo con características raciales
especificas. La diversidad exige la transformación de la
práctica docente así como la reconceptualización de los
alumnos.
Para que la escuela se convierta en una escuela que
considera la diversidad cultural, el curriculum regular
tendría que centrarse en el desarrollo y entrenamiento de las
capacidades, habilidades y destrezas que concordaran con lo
valorado por su grupo familiar y social.
Si el proyecto cultural de la escuela no es compatible
con los valores, costumbres, expectativas y concepción del
mundo que tiene la familia, incluido el niño, los
conocimientos, los problemas y la forma de trabajar resultan
totalmente extraños para él y le provocan serias dificultades
en su aprendizaje y en su autoestima.
Al transformar el curriculum regular para dar cabida a
estas diferencias es imprescindible conocer la matriz
cultural en la que el niño ha sido socializado, con el
propósito de incorporar o eliminar objetivos y/o contenidos
que faciliten la correspondencia entre la cultura de la
escuela y la cultura del niño. Propiciando con ello la
disminución de los índices de fracaso y deserción escolar.
Las dificultades de aprendizaje que presentan los niños
en el aula, cuando no tienen una causa objetiva, se deben en
gran medida a que las actividades, los contenidos, las metas,
propósitos y fines del curriculum regular no les resultan
significativos ni tampoco se ven reconocidos en él como
sujetos portadores de potenciales. Las dificultades por
tanto, no pueden solucionarse tan sólo con estrategias
didácticas que dejen intocable al curriculum, es preciso y
necesario incorporar el desarrollo y entrenamiento del
pensamiento, la competencia comunicativa el pensamiento
divergente, la apropiación significativa de la información y
la actividad estética como ejes fundamentales en una
propuesta curricular diferente.
Esto significa que para que los niños y niñas, los y las jóvenes asistan,
permanezcan y aprendan en las instituciones educativas tienen que encontrar allí
oportunidades de despliegue de su condición protagónica a través de prácticas muy variadas
que permitan hacer de las escuelas espacios de vida razonable. Pero además esos niños/as y
jóvenes no son un conglomerado homogéneo, sino un conjunto de grupos de personas con
intereses, necesidades y saberes diversos, por momentos convergentes y por momentos
divergentes respecto de los adultos y entre sí (Braslavsky, 2000, p. 6)
Esta propuesta curricular tiene que verse beneficiada
por la transformación en la concepción de sujeto, de la
práctica docente y de la escuela. Sólo un curriculum flexible
y abierto puede dar respuesta a todos y cada uno de los niños
de nuestras aulas.
El docente deberá tener una actitud positiva hacia
otros grupos, culturalmente distintos al suyo, reconocer su
valor como minoría, propiciar el respeto a lo diferente y
evitar la marginación al interior de su aula.
El niño al ingresar a la escuela lleva consigo el
resultado de todo un proceso de socialización y es portador
de un sistema de creencias y conceptualizaciones acerca de la
vida y las relaciones sociales, incluso puede traer
conocimientos tradicionales utilizados por su comunidad que
en tan en contradicción al iniciarse su escolarización y la
introducción de los conocimientos valorados como "correctos".
El profesor por su parte debe conocer las
características generales de la comunidad a la que pertenecen
sus alumnos, las actividades principales a las que se dedican
los padres de familia, los rituales y practicas que la
identifican, los sistemas establecidos de comunicación y
todas aquellas características que la hagan peculiar o
específica y diferente al grupo cultural al que él pertenece.
Conocer estas características, puede significar una
carga adicional a las horas de docencia que se tienen con los
niños cuando las actividades que se trabajan surgen
exclusivamente del curriculum para la educación básica y no
de las necesidades, intereses y formas de vida de los niños.
Si las actividades, por el contrario, propician el
conocimiento y análisis de las distintas conceptualizaciones
que van teniendo los alumnos, el profesor dispone de los
elementos necesarios e indispensables para elaborar una
propuesta curricular acorde con el contexto en el que sus
alumnos se han socializado y al que se incorporan.
Transformar las instituciones y a los actores en
beneficio de los niños. Es decir que la educación no sea para
crear "buenos estudiantes" sino sujetos capaces de producir
su propio "conocimiento", maestros capaces de vincular el
saber con la vida. Que los niños dejen de ser meros
"recipientes" de información y sean conscientes de las
capacidades, habilidades, destrezas y competencias que poseen
y los hacen ser diferentes. Que la escuela permita un
desarrollo creador y valore todas las formas por las cuales
el niño logra sus conocimientos. Que lo aprendido en la
escuela no sea para el cuaderno sino para la vida.
Para finalizar, nos atrevemos con cierta osadía a hacer algunas
recomendaciones o sugerencias en base a las carencias y necesidades que
vamos detectando desde nuestro propio trabajo y ámbito de investigación en
este campo. Estas propuestas están categorizadas en base a:
Niños/as inmigrantes y autóctonos
1. No basta con escolarizar a la segunda generación de inmigrantes.
Estamos hablando de una población infantil con necesidades educativas
específicas derivadas de su diversidad cultural y lingüística. Es necesario
evaluar esas necesidades y activar los dispositivos y recursos que pueden
atenderlas para evitar que degeneren en un problema de fracaso escolar.
Sin culpa alguna, los niños que a los cinco, seis o más años no
hablan español suficientemente bien o arrastran retraso escolar como
resultado del cambio de país y cultura requieren una atención educativa -
esfuerzos humanos y recursos educativos- mayor que la que recibe el resto
de sus compañeros. En un sistema educativo y social competitivo esa mayor
necesidad de ayuda educativa puede ser percibida por otros niños - y sobre
todo por los padres de esos niños- como una causa de desatención y, por
tanto, como un impedimento para el progreso de sus compañeros.
Lamentablemente se dan casos en los que algunas familias trasladan a sus
hijos de colegio para evitar la compañía, supuestamente perjudicial, de los
hijos de inmigrantes. Fenómeno, por otra parte, nada sorprendente, porque
se observa la misma reacción ante los niños gitanos.
Los niños de familias inmigrantes no se limitan a la escolarización,
como los demás niños, necesitan un entorno social estimulante, poder
ocuparse en actividades extraescolares enriquecedoras y desarrollar su
identidad personal y cultural.
2. Lo más deficitario es el idioma: no hay programas de español para
extranjeros en nuestras escuelas, que deben hacerse para cada lengua en
concreto. Tampoco existe una metodología que concrete las acciones
favorecedoras de la integración escolar de los niños inmigrantes, ni que
aproveche la diversidad cultural que ellos aportan a la escuela, que es
también importante para educar en las actitudes de los restantes niños y
como beneficio educativo en sí mismo.
3. No deben desatenderse tampoco las actividades educativas
extraescolares. Son un escenario fundamental para la socialización y la
integración de las segundas generaciones: allí pueden aprender muchas de
las pautas culturales y comportamientos del país donde viven, pautas y
comportamientos que quizás no tengan oportunidad de aprender en el seno
de las familias, además son la oportunidad de cimentar y consolidar
amistades infantiles que serán fundamentales en el proceso de inserción e
integración social futura. Sin embargo, a pesar de su importancia parece
detectarse en general la escasez de este tipo de actividades en los niños
inmigrantes. Para compensar esa deficiencia no hay que inventar nada
nuevo, sino poner al alcance de la población inmigrante los recursos que
aprovecha el resto de la población.
4. Tampoco hay que olvidar a los niños/as autóctonos. La educación
desde una perspectiva intercultural es para todos. Todos necesitamos
aprender a vivir y convivir en una sociedad marcada por la diversidad
cultural, necesitamos aprender a respetar a los a los otros y a enriquecernos
de su modo particular de mirar a la realidad.
Sociedad
5. Otras necesidades tienen que ver con la aceptación por parte de la
sociedad de las diferencias socioculturales. Lo primero a tener en cuenta es
que esa riqueza y diversidad no debería perderse, porque las culturas, los
grupos, suelen tender a la asimilación y homogeneización. Es importante
dar reconocimiento y apoyo a las asociaciones e instituciones que creen los
inmigrantes como instrumentos que les ayuden a preservar su identidad
cultural y a transmitirla a sus descendientes.
Cualquier programa de atención a la diversidad cultural que no parta
de un cambio de actitudes, tanto en la mayoría como en las minorías, está
condenado de antemano al fracaso. Es verdad que la educación para un
cambio de actitudes es siempre una apuesta a largo plazo y de resultados
inciertos. Sin embargo, es importante exagerar su importancia de cara a
establecer las condiciones de un diálogo intercultural.
Institucional
6. A nivel institucional, la Política Educativa puede ser un
instrumento capital. El pluralismo cultural de las sociedades de nuestros
días, derivado de la formación de minorías étnicas estables, está exigiendo
un giro radical en las políticas educativas, para que la educación se
convierta en un instrumento de integración y de convivencia entre las
culturas.
Nuestras sociedades se han convertido definitivamente en sociedades
multiéticas. Este hecho está exigiendo una política educativa que insista en
el valor de la diversidad y el respeto a la diferencia. Esperemos que la nueva
Ley de Calidad afronte definitivamente los programas de atención a la
diversidad cultural como una prioridad en las escuelas. La convivencia entre
culturas es hoy, y lo será más en el futuro, el reto primero que debe orientar
la acción educativa.
Necesidades formativas
7. No hay duda de que la formación del profesorado es un elemento -
fundamental, pero no único- a poner en juego en cualquier propuesta de
cambio que se intente llevar a cabo en la institución escolar.
Bartolomé (1997) subraya el acuerdo que existe entre los
especialistas de que el reto fundamental que tiene la formación del
profesorado en el ámbito multicultural no estriba tanto en determinar el tipo
de conocimientos y metodologías que éste debería dominar, cuanto en el
modelo de formación a seguir para conseguir una modificación de
comportamientos, actitudes, modos de hacer, percepción de la realidad, etc.
Por ello el modelo de formación que plantea responde al del profesional
reflexivo en la línea de las propuestas por Calderhead (1991), Grimmet y
otros (1990) y Feiman-Nemser (1990).
Centro Educativo
8. La escuela en su proyecto educativo no sólo deberá contemplar el
principio general de respeto a la diversidad cultural, sino reflejar de forma
más explícita y sistemática como atender a esa diversidad. Así por ejemplo,
como se incorpora en el curriculum el conocimiento de otras realidades
culturales y sociales diferentes, cómo se mejora el nivel de competencia
multicultural de la comunidad educativa, cómo se fomenta la formación
permanente del profesorado, cómo se contribuye a establecer una relación
más estrecha con las familias, etc.
CONCLUSIONES
Las escuelas se han convertido en microcosmos de la diversidad
cultural de la sociedad mundial. Y esta no puede permanecer inmóvil como
si nada hubiera cambiado. Estas nuevas circunstancias constituyen un
desafío y una oportunidad para educar desde una perspectiva positiva de
enriquecimiento que supone el encuentro entre culturas y deberá, por tanto,
ser abordado con eficacia por nuestros sistemas educativos en sus distintos
aspectos y dimensiones.
Es necesario educar a las nuevas generaciones en la convivencia,
respeto y tolerancia entre personas de distintas culturas. La educación
anticipatoria debe preparar a personas para resolver problemas no sólo en
los escenarios a los que estamos acostumbrados, sino también en los que
puedan ser posibles. La educación en sus diversos ámbitos está llamada a
desempeñar un papel relevante en la preparación para la diversidad y, sobre
todo, en la prevención de la xenofobia tan alarmante entre los escolares en
nuestros días. Si bien la educación puede no ser la panacea universal, puede
lograr mucho a pesar de la llamada “paradoja educacional”.

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