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Internacional
Comentario católico y ecuménico
Para el siglo XXI
OBSERVACIONES INTRODUCTORIAS
Con la expresión «crítica textual del NT» nos referimos al esfuerzo desarrollado por
numerosos investigadores duran te los dos últimos siglos en orden a restaurar el texto
original del NT tal como salió de la pluma de los autores sagrados en persona. Ese
tratamiento crítico del texto se practicó también en tiempos antiguos. Hoy hablan los
especialistas de tres «recensiones» textuales del NT, realizadas en torno al año 300
independientemente unas de otras, en Antioquía, Alejandría y Palestina. La primera se
atribuye al sacerdote y mártir Luciano, la segunda a Hesiquio y la tercera a Pánfilo. Pero
hemos de añadir que en la investigación moderna no hay unanimidad acerca de la
existencia de estas tres «recensiones». Se puede hablar con cierta seguridad de la
recensión Antioquena o Luciánica. En cualquier caso, el gran número de variantes que
muestran los manuscritos indujo necesariamente a las autoridades eclesiásticas y a los
teólogos a tomar muy en serio la tarea de restaurar el texto original. En los numerosos
manuscritos copiados en letra uncial o minúscula, en griego o en cualquier otro idioma
antiguo, durante la tarea de escribirlos se deslizaron algunos errores, debidos a falta de
atención de los escribas o a un esfuerzo deliberado por modificar el texto. No hay que
extrañarse de que la divina Providencia permitiera la irrupción de estos errores, puesto
que el Logos de Dios, tina vez que entró en la historia humana, sin por ello perder ninguno
de sus atributos como Logos de Dios, se acomodó al curso del factor humano. Esto explica
que, por ejemplo, cuando dos líneas de Un texto terminaban con la misma palabra, el
escriba, sobre todo si ya estaba fatigado, omitiera la segunda al copiarlas. Este fenómeno
recibe el nombre de «homoioteleuteton» (final idéntico). Es también posible omitir una
sílaba cuando resulta parecida a la que le precede (haplografía» = escritura única por
oposición a escritura doble). En pasajes de por sí oscuros se observa a veces el esfuerzo
deliberado del escriba por alterar el texto con la adición o la eliminación de algunas
palabras o mediante la armonización con otro texto paralelo. Esto ocurre sobre todo en
los evangelios sinópticos
CLASIFICACIONES DE MANUSCRITOS POR TIPOS DE TEXTO
A mediados del siglo VIII, la diversidad de variantes detectadas en el texto de los
manuscritos inspiró a los investigadores la idea de clasificarlos en grupos que presentaran
un texto semejante. Primero, J.A. Bengel clasificó los diversos manuscritos por grupos de
familias luego J.J. Griesbach diferenció los tres siguientes grupos de manuscritos:
occidental, alejandrino y constantinopolitano. Las conclusiones de Westcott y Hort
constituyen un hito importante en la historia de la investigación del texto del NT. Después
de trabajar durante 28 años en el estudio de los manuscritos del NT, en 1881 terminaron
una edición en dos volúmenes de los que ci primero contenía el texto del NT y el segundo
(escrito por Ron, pero de modo que se recogían las conclusiones de los dos) es la
introducción. Los dos críticos ingleses, que reconocían a Griesbach como su predecesor,
dividieron los manuscritos del NT en cuatro grupos, cada uno de los cuales mostraba un
tipo especial de texto. Esos cuatro tipos de texto son los siguientes:
TEXTO NEUTRAL: Es el que los dos críticos ingleses consideraban que había sido
conservado por los antiguos códices Vaticano y Sinaítico, sobre todo el primero. Entendían
que este tipo de texto era el más genuino consecuentemente basaron en él su edición,
cuyo título, “The New Testament in the Original Greek”, delata la certidumbre de sus
autores.
TEXTO ALEJANDRINO: Es el fruto de las mejoras lingüísticas llevadas a cabo en el texto
neutral por los escribas doctos de Alejandría. Está representado por los códices C, L de la
versión bohaírica y por los teólogos alejandrinos Clemente, Orígenes (en parte), Dionisio y
Cirilo.
TEXTO OCCIDENTAL: Es el que prevaleció entre los autores eclesiásticos antes de finales
del siglo III, hallamos pruebas de la existencia de este texto sobre todo en Justino, Taciano,
Ireneo, Tertuliano y Cipriano, en el códice D (Cantabrigiense) y en las versiones antigua
latina y siriaca. Son extensas y significativas las correcciones de este tipo de texto. Pasaron
a las traducciones siriaca y latina y así llegaron a Occidente (de ahí la designación de
«texto occidental»).
TEXTO SIRIACO O ANTIOQUEÑO: Es el que prevaleció desde tiempos de san Juan
Crisóstomo en adelante en el Imperio Bizantino. Este texto fue fruto de una auténtica
recensión encaminada a resolver las dificultades lingüísticas y establecer
consecuentemente un texto más comprensible. Por añadidura, en el texto se introdujeron
varias conjunciones con el fin de hacerlo mas huido, se sustituyeron los pronombres por
nombres propios en numerosos casos con intención de evitar oscuridades o
ambigüedades y los tipos gramaticales desconocidos fueron reemplazados por otros más
familiares. Esta recensión fue llevada a cabo con toda verosimilitud por Luciano en el siglo
IV y el texto mejorado a que dio origen prevaleció enseguida en todo el Imperio. El Textus
Receptus de los siglos XVI y XVII se basaba precisamente en este texto.
Westcott y Hort entienden que este último tipo de texto no tiene mayor valor para la
restauración crítica del texto original del NT, puesto que es el más reciente. Entienden
asimismo que tampoco tiene especial valor el texto «occidental», que prefieren en una
sola ocasión, concretamente en los pasajes en que este texto, a pesar de su tendencia
general a amplificar, resulta más breve que el neutral. Designaron el texto de esos pasajes
como «Occidental no interpolado», estimando que era el original. Como antes se ha dicho,
entendían que el tipo neutral era el más antiguo y genuino y en él basaron su edición
(1881).
Actualmente, después de la diferenciación de tipos del texto neotestamentario llevada a
cabo por los dos investigadores ingleses y al cabo de la labor crítica de otros especialistas
a lo largo de un siglo, los manuscritos se dividen en varios grupos según el tipo de texto
que contienen. Por supuesto, la investigación continúa, pero los especialistas están en su
mayor parte de acuerdo en distinguir los cuatro tipos de texto siguientes:
TEXTO ALEJANDRINO. Es el texto originario de Egipto, atestiguado por la mayor parte de
los papiros, los códices unciales Vaticano y Sinaítico Y los teólogos alejandrinos Clemente y
Orígnes, por la versión bohaírica y otras.
Este texto incluye y se restringe al texto neutral y al texto alejandrino de Westcott y Hort.
Texto occidental. Se llama «occidental» a este texto no porque tuviera su origen en
Occidente sino porque prevaleció aquí a lo largo del siglo II está atestiguado por las
versiones antiguas latina y siriaca, los Padres latinos, el códice D (Cantabrigiense) y, en
parte, por algunos papiros. A veces este texto muestra diferencias típicas con respecto al
resto de la tradición manuscrita, algo que se hace notorio sobre todo en el libro de los
Hechos. Algunos investigadores más recientes han demostrado que ciertas variantes del
texto «occidental» están atestiguadas también para una época anterior en Egipto, y de ahí
que muchos acepten que su lugar de origen es Alejandría.
TEXTO CESARIENSE. Es semejante al tipo alejandrino de texto y está atestiguado por los
códices P, W (en Marcos), θ, λ, ρ por la versión Georgiana. Muchos creen que Orígenes
llevó este texto de Egipto a Cesarea de Palestina. (El consenso de los investigadores en
favor de la existencia de un texto cesariense no es tan fuerte corno el que muestran a
favor de los restantes tipos. Nota del ed.).
TEXTO BIZANTINO O KOINÉ O ECLESIÁSTICO. Es fruto de la recensión llevada a cabo por
un sacerdote y mártir antioqueno Luciano. Fue transferido por san Juan Crisóstomo a
Constantinopla y se impuso en todo el Imperio Bizantino. Es llamado también
constantinopolitano o imperial. Después de la caída de Constantinopla, los eruditos
griegos lo llevaron a Occidente y de este modo se convirtió en base del Textus Receptus.
Este texto se utilizó en el culto y muestra una relativa uniformidad; está atestiguado en las
obras de los Padres a partir del siglo Iv y en los leccionarios ‘‘traducciones a partir del año
300”.
Durante las últimas décadas se viene desarrollando una intensa labor en el estudio de los
manuscritos del NT en el Instituto para la Investigación del Texto del NT, en Münster
(Alemania), que publica el texto crítico del NT. A pesar de que ha pasado ya un siglo desde
las investigaciones críticas de Westcott y Hort, la postura del mundo científico con
respecto al texto bizantino o eclesiástico no ha variado. La ventaja, sin embargo, de los
investigadores del mencionado Instituto en comparación con los dos críticos ingleses
radica en el hecho de que durante las últimas décadas han aparecido nuevos papiros del
siglo ni y varios manuscritos minúsculos que se han tenido en cuenta en la edición Nestle-
Aland del texto del NT.