PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE

LA COMUNIDAD DE MADRID EN LA
OFRENDA FLORAL A LAS VÍCTIMAS
DE LOS FUSILAMIENTOS DEL 3 DE
MAYO DE 1808
(Madrid, 2 de mayo de 2011)

Señoras y señores,
Un año más tengo el honor de
representar a todos los madrileños en
este acto de homenaje a los 43
patriotas fusilados en la Montaña del
Príncipe Pío, muy cerca de aquí, en la
madrugada del 3 de mayo de 1808, por
haberse alzado contra las tropas
invasoras de Napoleón.

En la cripta de este cementerio de

La Florida, que era el antiguo

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cementerio de los empleados de Corte,
yacen los restos de estos 43
madrileños que encarnaron con su
sacrificio el más alto ejemplo de
patriotismo y de amor a la libertad.

Es verdad que antes que ellos, a lo

largo de la rica y extensa Historia de
nuestra Nación, incontables españoles
habían dado su vida por España en los
campos de batalla y en los mares de
todos los confines. Pero estos 43
españoles a quienes hoy rendimos
homenaje, 203 años después de su
fusilamiento, protagonizaron un
episodio que es un hito fundamental
de la Historia de nuestra Nación.

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 Estos 43 héroes, junto a otros miles
de españoles, salieron a las calles de
Madrid a defender la libertad y la
independencia de nuestra Nación.
Y lo hicieron frente al ejército más
poderoso del mundo en aquella época.

Las mujeres y los hombres del

Madrid de 1808 lucharon contra el
invasor por la supervivencia de
España como Nación, de la que se
hicieron, por vez primera, directos
responsables.

Con su rebelión espontánea y

heroica, el pueblo de Madrid estaba

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alumbrando la España de los
ciudadanos y acabando con la de los
súbditos.

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 Porque fueron ya ciudadanos, y
no súbditos, quienes asumieron el
compromiso de defender la Nación
como algo que les pertenecía y de cuyo
destino eran ellos los soberanos.

La condición de ciudadanos nace

unida al compromiso de defender a la
Patria, que no es otra cosa que la
suma de la voluntad soberana de
todos sus ciudadanos libres e
iguales. Por eso los constituyentes de
Cádiz proclamarán en 1812 que
defender y amar a la Patria son
deberes fundamentales de todos los
ciudadanos españoles, junto con el
de “ser justos y benéficos”.

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 Quienes el 2 de mayo de 1808
asumieron la defensa de la Nación en
las calles de Madrid fueron gentes
sencillas, del pueblo llano, como los
43 patriotas cuyos restos custodian
estos muros. Aquí están sepultados,
entre otros, un sacristán, el del
convento de la Encarnación, que es el
fraile que Goya inmortalizó en su lienzo
de los “Fusilamientos”. Y un mozo de
tabaco, un cerrajero, un carpintero, un
cantero y varios albañiles.

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 El eco del heroísmo de los
hombres y mujeres de Madrid y de la
feroz represión desatada contra ellos
resonó en toda España convertido en
un clamor patriótico nunca antes
conocido. Comenzó así la Guerra de la
Independencia, el bautismo de fuego
de nuestra Nación libre y soberana.

Bien podría aplicarse a los 43

héroes que aquí yacen la famosa
sentencia de Winston Churchill de que
nunca tantos debieron tanto a tan
pocos.

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 Por eso este cementerio de La
Florida, que ha sido desde entonces el
lugar destinado a honrarles y conservar
su recuerdo, tiene un significado
esencial para todos los españoles.

Agradecemos una vez más a la

Sociedad Filantrópica de Milicianos
Nacionales Veteranos, responsable
de su custodia y conservación, el que
mantenga vivo en este recinto el
recuerdo de quienes nos dieron a los
españoles esta primera lección de
patriotismo y de amor a la libertad.

Señoras y señores,

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 Al honrar a quienes protagonizaron
en las calles de Madrid el Dos de Mayo
de 1808, reafirmamos nuestro firme
compromiso con la defensa de la
Nación y la libertad. Y reafirmamos
nuestro compromiso de recordar a
todos los que, desde entonces, han
dado su vida por España y la libertad.

También queremos recordar y

honrar aquí a todos los españoles que
han sido víctimas del terrorismo y a
sus familiares. Y queremos
expresarles nuestro firme apoyo a su
reclamación de memoria, de
dignidad y, ahora más que nunca, de
justicia.

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 En este sencillo y recoleto
cementerio recordamos el ejemplo de
43 españoles que fueron pasados por
las armas el 3 de Mayo de 1808. Hoy
los recordamos como vencedores,
aunque entonces no lo fueran.
Porque el testimonio de su valor y de
su amor a la Patria permanece. Porque
sus ideales hoy se encarnan en esta
gran Nación de ciudadanos libres e
iguales que es España.

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 Con el recuerdo de todos los que
han entregado su vida por España y
por la libertad, hoy renovamos nuestro
compromiso de defender, como ellos
hicieron, los mismos ideales. Y, con su
ejemplo, fortalecemos nuestra
voluntad de trabajar cada día por
una España más libre y más
próspera.

Muchas gracias.

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