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Bronquio, estructura tubular que conduce el aire desde la tráquea a los alvéolos pulmonares.
Los bronquios son tubos con ramificaciones progresivas arboriformes (25 divisiones en el
hombre) y diámetro decreciente, cuya pared está formada por cartílagos y capas muscular,
elástica y mucosa. Al disminuir el diámetro pierden los cartílagos, adelgazando las capas
muscular y elástica.
Las bronquitis agudas son infecciones víricas o bacterianas del árbol bronquial: la mucosa
bronquial se inflama y aumenta su secreción. La bronquitis crónica es una forma de EPOC
(enfermedad pulmonar obstructiva crónica, causada por el tabaco) caracterizada por inflamación
crónica y cambios cicatriciales en la mucosa, y tos y expectoración persistentes. El asma se
produce por hiperactividad inmune de los bronquios: se contrae excesivamente la capa muscular
disminuyendo el diámetro y dificultando el paso de aire. La mayoría de los cánceres de pulmón
se producen en los bronquios por transformación maligna de las células de la mucosa.2
Asma bronquial (del griego asthma, 'respiración difícil'), enfermedad respiratoria en la que el
espasmo y la constricción de los bronquios y la inflamación de su mucosa limita el paso del aire
con la consiguiente dificultad respiratoria. Con frecuencia se debe a una alergia, en particular al
polvo, pelo o plumas de animales, mohos, y polen. Muchos pacientes de asma alérgico, también
denominado asma atópico o extrínseco, padecen también fiebre del heno. En adultos es menos
probable que la causa del asma sean las alergias, siendo más habitual que esté asociado con
infecciones respiratorias y trastornos emocionales. El asma no alérgico recibe el nombre de
asma intrínseco.
La frecuencia y gravedad de los síntomas asmáticos varía mucho de una persona a otra. Una
crisis típica, que suele tener lugar por la noche, empieza con tos, estornudos, y respiración
entrecortada, aunque en ciertos individuos el único síntoma pueda ser una tos seca. Incluso sin
tratamiento, el ataque suele ceder en unas pocas horas, la tos se hace más húmeda y el sujeto
Las crisis asmáticas se pueden tratar o prevenir con varios fármacos. El tratamiento habitual es
la inhalación de preparados broncodilatadores, como albuterol o terbutalina, que proporcionan
alivio en pocos minutos. Las crisis graves que no responden a estos preparados específicos
suelen precisar tratamiento con corticoides. Entre los fármacos cuya función es prevenir los
síntomas asmáticos se incluyen la teofilina, que se suele administrar en comprimidos, y el
cromoglicato disódico, que se inhala.
Cuando el asma está asociado una alergia a determinadas partículas inhaladas, se recomienda
evitar el alergeno responsable, aunque esto suele ser difícil de conseguir. Las almohadas de
plumas y las mascotas se pueden evitar, pero el polvo, los mohos y los pólenes no. Las pruebas
cutáneas de alergia identifican los alergenos responsables, y las inyecciones de
desensibilización periódicas durante años de pequeñas cantidades de estas sustancias son en
ocasiones útiles.3