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La actualidad de la Educación Montessori

Astrid Steverlynck, Fundación Argentina María Montessori

El 6 de Enero de 2007 se cumplieron 100 años desde que María Montessori abrió las puertas de la
primera Casa dei Bambini en el barrio de San Lorenzo en Roma. A 102 años de ese día seguramente
agitado, su pedagogía se sigue expandiendo en todo el mundo. La educación Montessori existe en
110 paises del mundo, en ámbitos de educación formal y no formal, privada y pública, y en distintos
contextos económicos, sociales y culturales. Podemos mencionar algunos ejemplos: el gobierno de la
provincia de Zhejiang, China, decidió adoptar el programa Montessori en la escuela pública; en los
EEUU hay 6000 escuelas Montessori, 500 de las cuales son públicas; la educación Montessori ha
sido adoptada también por programas para la infancia en contextos de pobreza y crisis social, por
ejemplo el programa Aldeas Infantiles o el programa en los campos de refugiados Tibetanos en India
y Bhután; en Peru, Bolivia, Praguay y Ecuador existen programas de educación Montessori en
comunidades indígenas.

¿Cómo se explica el éxito de esta pedagogía en contextos tan distintos? ¿Cómo se explica que la
educación Montessori siga siendo actual y responda a las necesidades de los niños de hoy en día
cuando el método fue desarrollado hace ya 100 años?

La respuesta está contenida en uno de los principios básicos que subyace la pedagogía Montessori:
“El niño contiene en sí mismo las potencialidades que determinan su desarrollo, y éste último
toma sus características del mundo que lo rodea”1.

El recién nacido no trae consigo ninguna de las características de su grupo social ni de su raza,
ningún conocimiento previo del mundo donde va a vivir (tecnológico, cultural, religioso, etc), pero:
“existe en este ser inerte un poder global, una “esencia humana creativa”, que lo lleva a
formar un hombre de su tiempo, un hombre de su civilización. Y, esta facultad de absorber

1
M. Montessori, The Absorbent Mind, 1995. p.57, New York: Herny Holt and Company. Existe
traducción en español: La Mente Absorbente, 1998, México: Diana.

1
que posee, sigue leyes del crecimiento que son universales a toda la humanidad. Su deber es
encarnar el estado presente de una sociedad en evolución …”2

Esta idea tan básica y a la vez tan potente hace al Hombre, en su esencia, parte del ambiente donde
crece y se desarrolla. No es más inteligente el niño de hoy que el que nació hace 100 años porque
maneja una computadora. La neutralidad del recién nacido y su capacidad de adaptarse a cualquier
ambiente físio y socio-cultural, absorbiendo las características del ambiente donde se desarrolla, son
la prueba de la unidad de la humanidad. Para lograr esta tarea, el niño debe tener la libertad de seguir
las leyes internas que constituyen su naturaleza y lo guían en su desarrollo. Todo niño tiene una
capacidad innata de desarrollar su potencial como persona y de alcanzar una vida plena si:

Confiamos en su necesidad innata de darle sentido al mundo que lo rodea (aprender) y en su


capacidad de construirse a sí mismo en relación a ese mundo (encontrar su lugar en el
mundo).

Respetamos las leyes naturales que guían este crecimiento personal y que se manifiestan de
manera particular en cada niño.

Le proveemos de un ambiente preparado y del apoyo de adultos entrenados para facilitar el


descubrimiento individual, desarrollar la voluntad, la responsabilidad y el respeto por sus
pares.

En este entorno, el niño tiene la oportunidad de construir su personalidad sobre las bases del respeto
hacia sí mismo y hacia sus pares, el compromiso con sus ideales y con la sociedad, la
responsabilidad en su trabajo, y la independencia de pensamiento y de acción.

Esta visión del niño que propone María Montessori fue revolucionaria en su época3 y es la que
subyace el enfoque constructivista desarrollado más tarde y con distintos matices teóricos por
pedagogos como Jean Piaget, Jerome Bruner y Lev Vigotsky. La formalización de la idea del niño
activo en la construcción de su conocimiento se le acredita usualmente a Piaget, 26 años menor que

2
M. Montessori, The Absorbent Mind, 1995. p.58, New York: Herny Holt and Company.
3
Liberar al Niño. Un diálogo con María Montessori. D.Brailovsky,
http://www.educared.org.ar/infanciaenred/antesdeayer/files/montessori.pdf

2
Montessori. Piaget realizó sus primeras observaciones en la escuela Montessori adonde asistían sus
hijos4, estuvo presente en Roma en el congreso Montessori de 1934 y fue presidente de la Sociedad
Montessori de Suiza (Swiss Montessori Society). Las teorías de Piaget y de Montessori comparten
algunas ideas fundamentales, como la del niño activo, los períodos sensibles y el énfasis en los
primeros cinco años de vida como el período fundamental en el desarrollo del niño, todas ideas
confirmadas hoy en día por la psicología cognitiva y las neurociencias. Ambos consideran el
desarrollo mental y emocional como parte integral del desarrollo biológico, y que está gobernado por
los mismos principios y leyes. Sin embargo, mientras que en Piaget sus estudios lo llevaron a
desarrollar una nueva filosofía del conocimiento, una teoría sobre la naturaleza y el origen del
conocimiento, en Montessori la condujeron al descubrimiento de una nueva filosofía de la educación
y al desarrollo de una nueva práctica educativa en el aula.

El enfoque constructivista es plenamente aceptado entre académicos e investigadores como el


enfoque más acertado en educación. La implementación de un modelo constructivista implica un
cambio que involucra todos los aspectos del ámbito educativo: la disposición del aula, la estructura
horaria dentro de la escuela, el rol del maestro, los materiales de estudio, etc. En este sentido el
método Montessori es uno de los pocos programas formales concretos que han sido exitosos y que
sigue dando frutos5.

En su libro The Discovery of the Child, Montessori insiste en la necesidad de entrenar al


maestro/guía como a un científico, pero no en el sentido de manejar técnicas para llevar a cabo un
experimento sino en el sentido espiritual de búsqueda y descubrimiento de los secretos de la
naturaleza del niño:
“Podemos definir al científico como aquel que en el transcurso de un experimento percibe
algo que lo lleva a investigar las verdades más profundas de la vida …, y quien, en la
búsqueda del conocimiento ha sentido una pasión tan profunda por los misterios de la

4
Piaget volcó estas observaciones en su primer libro The Language and Thought of the Child, 1926.
5
Por ejemplo, un estudio publicado en la revista Science (vol.313, 29 September 2006, p.1893-1894)
realiza un estudio comparativo entre una escuela publica tradicional y una escuela publica
Montessori en Milwuakee, Estados Unidos, y concluye que los niños educados en un ambiente
Montessori desarrollan habilidades académicas y sociales superiores.

3
naturaleza que se olvida de sí mismo. Un científico no es aquel que sabe usar diferentes
instrumentos, sino aquel que conoce la naturaleza”6

Y continúa:
“Debemos, por lo tanto, hacer del maestro un intérprete del espíritu de la naturaleza [del
niño], de la misma forma que alguien que, habiendo aprendido las letras, un día encuentra
que es capaz de comprender los pensamientos de Shakespeare, o Goethe, o Dante a través de
los símbolos escritos”7

María Montessori propone que el guía, como ella prefiere llamarlo, debe ser un científico en el aula
que actua a partir de la observación sistemática y la interpretación informada de las actividades de
los niños a su alrededor, tratando de percibir y comprender la propia naturaleza del niño. Para que la
verdadera naturaleza del niño se revele, éste debe tener libertad de acción y el/la guía debe estar
entrenado/a en la observación científica. El/la guía debe interpretar la naturaleza del niño, identificar
sus capacidades, asistirlo en sus necesidades, alentarlo en sus descubrimientos, pero ante todo debe
permitir que el niño se desarrolle libremente según las leyes internas que guían su crecimiento. Uno
de los talentos más importantes del guía Montessori es saber cuándo y cuánto intervenir,
respondiendo a las necesidades particulares de cada niño en cada ambiente y momento particular
pero sin imponerse ni oprimir los impulsos creativos del niño.

Esta visión de una pedagogía científica alienta, además, el desarrollo y la incorporación de nuevas
prácticas a partir de los avances en los estudios de las ciencias cognitivas, las nuerociencias y la
psicología. La Association Montessori Internationale (AMI) cuenta con un Comité Científico
Pedagógico que se reúne anualmente para revisar los principios de la pedagogía Montessori, evaluar
nuevos descubrimientos y prácticas pedagógicas a partir de los cuales se desarrollan nuevos
contenidos curriculares y materiales que son incorporados en el programa Montessori.

Principios de la pedagogía Montessori

6
M.Montessori, The Discovery of the Child, 1967, p.4. Existe versión en español: M. Montessori, El
Niño. El Secreto de la Infancia, 1991, México: Diana.
7
M.Montessori, The Discovery of the Child, 1967, p.5.

4
Quizá lo más importante de lograr en un aula es el equilibrio entre libertad y disciplina. Para María
Montessori, un ambiente donde existe un equilibrio adecuado entre libertad y disciplina es un
ambiente normalizado, donde los niños circulan libremente, eligen las actividades según su interés y
etapa evolutiva, realizan la actividad que eligieron siguiendo pautas establecidas (los límites son
impuestos por el ambiente y por el uso de los materiales, no por el guía) y de esta forma incorporan
conceptos y conocimientos desarrollando al mismo tiempo la concentración, el orden y la disciplina
interior, la voluntad y un crecimiento gradual en la complejidad de su razonamiento que llevará al
niño al pensamiento abstracto. En la educación Montessori, el equilibrio o la “normalización”
descrita arriba, se logra a través del ambiente preparado, de materiales concretos y de un adulto
guía que en conjunto responden a las necesidades básicas para el desarrollo del niño:

1. Orden

El aula Montessori es un ambiente muy organizado, física y conceptualmente. El aula se halla


dividida en áreas temáticas dentro de las cuales se exhiben los materiales de trabajo siguiendo un
orden de complejidad. En el aula existe un solo ejemplar de cada material. El niño que usa un
material debe devolverlo a su lugar en las mismas condiciones que lo encontró para que pueda ser
utilizado por otros compañeros. De esta manera, el niño aprende a respetar el ambiente y el trabajo
de sus compañeros.

Los materiales Montessori están diseñados científicamente para ayudar al niño en su desarrollo, cada
material aísla un concepto en particular y los materiales están graduados/ordenados en cuanto a la
complejidad de los conceptos que introducen, de manera tal de ir construyendo conocimientos en
forma gradual, clara, sistemática y cumulativa, o sea siguiendo un procedimiento científico. A partir
de ellos se establece una compleja red de interrelaciones con materiales de otras áreas del currículo.
De esta forma el niño incorpora conceptos y procedimientos básicos que podríamos llamar “técnicas
mentales”, haciendo una analogía con las técnicas en un laboratorio, que le permitirán al niño de
cualquier lugar y cultura, comunicarse, pensar, actuar y crear en interacción con el medio en el cual
se encuentra. Investigaciones en neurociencias confirman que el desarrollo de la estructura
neurológica como también las capacidades de la persona, siguen reglas jerárquicas, de forma tal que
los logros posteriores se construyen sobre bases fundacionales desarrolladas anteriormente (Knudsen

5
et al (2006)). El orden en el ambiente se traduce en claridad de pensamiento y concentración y
promueven el desarrollo sano de la personalidad.

El orden y la estructura mental facilitados por los materiales concretos, lejos de coartar la creatividad
la potencian, le dan más elementos al niño para ser luego realmente creativo en distintas áreas: arte,
música, el lenguaje, las matemáticas, etc. No solo el artista es creativo, el científico también lo es.

2. Libre elección e Independencia

Maria Montessori entendía el desarrollo del niño como un proceso a través del cual este es
crecientemente capaz de ser independiente en su entorno. El ambiente preparado marca límites
definidos dentro de los cuales los niños son libres de elegir y toman sus propias decisiones: en que
quieren trabajar, por cuanto tiempo, con quien, etc. La libertad de elegir es indispensable para el
desarrollo de la voluntad, capacidad que debe ser ejercitada igual que un músculo:

“Nuestros niños eligen espontáneamente su trabajo y repitiendo el ejercicio elegido


desarrollan la conciencia de sus acciones. Lo que al principio solo era un impulso vital
(horme) ahora se convierte en acción de la voluntad; primero el niño actuaba instintivamente,
ahora actúa consciente y voluntariamente”8.

“… El niño que nunca ha aprendido a manejarse por sí mismo, a establecer objetivos para sus
propios actos o a ser dueño de su propia fuerza de voluntad, se reconoce en el adulto que deja
que los demás lo guíen y siente una necesidad constante de tener la aprobación de otros”9.

La libre elección promueve la concentración, algo que María Montessori consideraba fundamental
en el desarrollo del niño y de la persona. El niño puede repetir el mismo trabajo cuantas veces lo
necesite. Esto constituye un trabajo de perfeccionamiento interno que no necesariamente está
relacionado con el contenido conceptual del ejercicio particular que el niño está realizando:

8
M.Montessori, La Mente Absorbente, 1998, p. 318-319, México: Diana.
9
M.Montessori, Educación y Paz.

6
“Aquel que lo interrumpe con el objeto de que aprenda algo determinado, confunde el medio
con el fin y destruiría al hombre por una cosa vana”10 … “el adulto trabaja para perfeccionar
el ambiente; el niño trabaja para perfeccionarse a sí mismo”11.

El ambiente preparado también promueve la independencia, ya que todo está al alcance de los niños
y pensado en función de su interés y su desarrollo. Los materiales promueven la independencia de
acción y de pensamiento, ya que son auto-correctores, o sea, marcan el error al niño sin necesidad de
ayuda externa de modo que la realización del error y la sensación de logro son internas. Esto crea
resilencia (ligado a la voluntad), desarrolla la disciplina interna, contribuye a la autoestima y el
sentido de responsabilidad en el propio aprendizaje, además de lograr la incorporación más compleja
y acabada de conceptos.

La libertad de elección e independencia permiten al niño perseguir su propio interés, que lo lleva a
largos períodos de concentración y a una aprendizaje profundo. En el aula Montessori esto se haya
potenciado por los materiales y por el rol del guía. María Montessori observó que un niño aprende
mejor en contextos de interés, ya sea de preferencias personales o en contextos de interés creado por
la guía o el entorno (interés situacional). Las guías en el aula Montessori están entrenadas para dar
lecciones (en forma individual o grupal) de forma de inspirar a los niños a explorar y a hacer
preguntas, presentando suficiente información para despertar su curiosidad. La educación
Montessori capitaliza los períodos de desarrollo del niño en los cuales muestran interés por algún
tema en particular, por ejemplo el interés intenso de los niños por el lenguaje en los años
preescolares. Los niños reciben lecciones en todas las áreas del currículo pero luego persiguen sus
propios intereses estableciendo relaciones a partir de sus investigaciones, las lecciones y las
conversaciones con sus compañeros. La doctora Lilliard comenta que “El aula Montessori es como
un laboratorio universitario, donde cada niño sigue su propio proyecto”12.

3. Libertad de movimiento

10
M.Montessori, La Autoeducación en la Escuela Elemental. p.144, Araluce.
11
M.Montessori, Educación y Paz.

12
Montessori. The Science behind the Genius, Oxford University Press, 2005.

7
Los niños se mueven libremente en el aula y manipulan objetos constantemente. Maria Montessori
observó que los niños pequeños expresan sus pensamientos con movimientos de las manos, lo que la
llevó a relacionar el movimiento y las sensaciones con los proceso del pensamiento y el desarrollo
del conocimiento. Piaget limitó esta relación al período sensoriomotor (hasta los dos años) pero
trabajos recientes en psicología apoyan la observación de que esta relación se extiende más allá de
los dos años. En la educación Montessori existe una manipulación intensa de objetos concretos,
materiales que refinan los sentidos, favorecen el pensamiento abstracto e introducen a los niños a la
alfabetización, a conceptos de matemática, geometría, geografía, etc.

4. Interacción social

El ambiente Montessori es un aula integrada, donde se agrupa a los niños de 3 a 5 años, de 6 a 8 años
y de 9 a 12 años. Las edades integradas en rangos de tres años ayudan a desarrollar la socialización y
el liderazgo. Los niños son libres de trabajar de forma individual o en grupo según su preferencia.
Los niños de preescolar trabajan en general de forma individual aunque les gusta estar acompañados,
mientras que en los años más avanzados (en la primaria) los niños son intensamente sociales y
trabajan en grupos. Los niños en el aula Montessori están acostumbrados a interactuar con niños de
distintas edades, los más pequeños aprenden y despiertan su interés mirando a los mayores y los
mayores incorporan y elaboran su conocimiento de forma más completa al enseñarles a los más
pequeños. A pesar del enfoque individual de la educación Montessori (basado en el respeto al
desarrollo particular de cada niño), el aula Montessori es un lugar intensamente social, donde los
niños aprenden a convivir con niños de distintas edades y habilidades, creando un ambiente de
respeto, tolerancia y solidaridad que promueven la autoestima y el sentido de logro.

Estas necesidades del niño que se transforman en los principios básicos de la pedagogía Montessori
son respaldados por investigaciones científicas recientes en neurociencias y en las ciencias
cognitivas que, a su vez, explican la actualidad y la vigencia de la educación Montessori13. Las
experiencias en la infancia temprana forman los circuitos neuronales que constituyen la arquitectura

13
Ver Montessori. The Science Behind de Genius, Angeline Stoll Lillard, 2005, Oxford University
Press; Knudsen, Eric, James Heckman, Judy Cameron and Jack Shonkoff. 2006. Economic,
neurobiological, and behavioral perspectives on building America’s future workforce. Proceedings
of the National Academy of Sciences, 103(27):10155-10162.

8
del cerebro y subyacen las habilidades sociales, emocionales y cognitivas. Una vez que los circuitos
maduran, los efectos del medio sobre la arquitectura del cerebro son irreversibles. Los períodos
sensibles para los circuitos que realizan procesos computacionales más fundamentales tienden a
cerrarse antes que aquellos circuitos de orden superior, ya que estos últimos dependen de la
información precisa y confiable que le proveen los primeros. O sea, “el aprendizaje temprano
engendra aprendizaje posterior, y las habilidades engendran habilidades”14. Knudsen et al (2006)
destacan la importancia del desarrollo integral de la persona, ya que las capacidades cognitivas,
lingüísticas, sociales, y emocionales son interdependientes.

La convicción de que la etapa inicial es la más importante en términos del desarrollo físico,
emocional, social e intelectual de la persona llevó a María Montessori a concentrarse en esta etapa
del desarrollo del niño y a elaborar un programa de educación centrado en la etapa de los 3 a los 6
años de edad. Luego sus observaciones sobre el desarrollo del niño y los principios pedagógicos
derivados de ellas se aplicaron en el desarrollo de programas para la etapa anterior, de 0 a 3 años, y a
las etapas posteriores: de 6 a 12 años y de 12 a 18 años (erdkinder). Sin resonancias magnéticas ni de
ningún tipo, sin programas de computación avanzados, sin una comunidad científica que la apoyara,
tan sólo con un aguda capacidad de observación y de análisis, un amor y un respeto profundo por los
niños y la pasión por descubrir el secreto de su maravillosa naturaleza, María Montessori hizo quizás
para la educación lo que Charles Darwin para la genética y la biología.

Nota: La Fundación Argentina María Montessori (FAMM) tiene como misión contribuir a la
educación de los niños en Argentina y Sudamérica para que alcancen su completo desarrollo como
personas, a través de la difusión, en ámbitos de educación formal y no formal, de los principios y la
promoción de las prácticas pedagógicas elaboradas por la Dra. María Montessori.
La Fundación Argentina María Montessori sigue los lineamientos y apoya la labor de la Associacion
Montessori International (AMI) fundada por María Montessori en 1929 (www.montessori-ami.org).
Este año se realizarán por primera vez en Sudamérica, el Programa AMI de “Formación de Guías
Montessori para Niños de 3 a 6 años”. Para más información por favor visitar nuestra página:
www.fundacionmontessori.org e ingresar en Formación/Capacitación o escribir a
info@fundacionmontessori.org.

14
Ibid. Knudsen et al. 2006: 10159.

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