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Albert Pike tuvo una visión, que describió en una carta que escribió a Mazzini, con
fecha 15 de Agosto de 1871. Dicha carta describía de forma gráfica los planes de las
tres guerras mundiales, que eran vistas como algo necesario para dar pie a un nuevo
orden mundial, nos podemos maravillar de la exactitud en la que han sido predichos
eventos que ya han ocurrido.
Con normalidad se cree la falsedad de que la carta de Albert Pike estuvo en exposición
durante un corto periodo en la biblioteca del Museo Británico de Londres, y que
William Guy Carr, un ex oficial de inteligencia de la Marina Real Canadiense, la habría
copiado. La Biblioteca Británica me ha confirmado por escrito que dicho documento
jamás ha estado en su poder. Además, Carr en su libro, Prince of this World, incluye la
siguiente nota al pie de página.
“Quien conservaba los manuscritos informó recientemente al autor que esta carta NO ha
sido listada en la biblioteca del Museo Británico. Parece muy extraño que un hombre
del conocimiento del cardenal Rodríguez hubiese dicho que FUESE listada en 1925.
Al parecer William Guy Carr supo de la carta de Albert Pike por medio del cardenal
José María Caro Rodríguez de Santiago de Chile, quien escribió el libro El misterio de
la Masonería.
Hasta el día de hoy, incluso no existen pruebas conclusivas que demuestren que la
mencionada carta fuese escrita. No obstante, la carta es ampliamente citada y es tema de
muchos debates.
Al parecer existirían extractos de la carta, que demostrarían como las tres guerras
mundiales se han venido planeando durante muchas generaciones.
La Primera Guerra Mundial debe ocurrir con el objetivo de permitir a los Illuminati
derrocar a los zares de Rusia y hacer de este país una fortaleza de comunismo ateo. Las
divergencias que causaron los “agentur” (agentes) de los Illuminati entre el Imperio
Germánico y el Imperio Británico serían aprovechadas para fomentar la guerra. Al
finalizar la guerra, se cimentaría el comunismo y se utilizaría con el propósito de
aniquilar otros gobiernos y de debilitar la religión.
La Segunda Guerra Mundial se debe fomentar aprovechando las diferencias entre los
fascistas y los sionistas políticos. Dicha segunda guerra se debería dar de tal forma que
el nazismo fuese aniquilado y que el sionismo político se fortaleciera lo suficiente como
para formar el estado soberano de Israel en Palestina. Durante la Segunda Guerra
Mundial, el comunismo internacional se debía fortalecer lo suficiente con el objetivo de
contrarrestar el Cristianismo, el que luego sería oprimido y contenido hasta cuando
fuese necesario para el cataclismo social y final.
(Aquellos lectores que argumenten que los términos sionismo y nazismo no se conocían
en 1871 deben recordar que los Illuminati dieron origen a ambos movimientos. Además,
el comunismo como ideología y como palabra acuñada se origina en Francia durante la
revolución. En 1785, Restif acuñó la palabra cuatro años de que la revolución estallase.
Restif y Babeuf, a su vez, fueron influenciados por Rousseau, así como lo fue el más
famoso conspirador Adam Weishaupt.