Unitec Director médico y editor Odontólogo moderno®
La biotecnología es una actividad trans y multidisciplinaria, sustentada en el
conocimiento de avanzada de varias ramas del conocimiento como la bioquímica, la microbiología y la ingeniería, entre otras. La biotecnología busca utilizar organismos vivos, sus productos o sus partes, para satisfacer demandas sociales en diferentes sectores: salud, industria químico farmacéutica etc. En realidad, la biotecnología no tiene nada de nuevo. Se sabe que se han utilizado organismos vivos para satisfacer necesidades desde tiempos antiguos, por ejemplo, procesos como los de la fabricación de pan y bebidas alcohólicas datan de fechas muy remotas. Realmente como trabajos biotecnológicos del pasado es posible señalar los de Jenner y Pasteur, que de algún modo son los padres de la biotecnología, en 1780y 1880, respectivamente, en los cuales utilizaron virus atenuados para la producción de las primeras vacunas. También es importante señalar los trabajos de Fleming, gracias a los cuales se entiende que existen sustancias antimicrobianas producidas por organismos vivos que pueden matar a otros organismos vivos, siendo la penicilina la primera sustancia antibiótica que se posicionó en el mercado. Gracias a medicamentos biotecnológicos, la esperanza de vida de la población mundial se incrementó de manera extraordinaria en el siglo pasado; de entre 40 y 50 años a entre 70 y 80 dependiendo del país. Entonces, fue el uso de sistemas vivos, sus partes y sus productos, que hoy se tiene mejor vida y mejores elementos para contender con diferentes problemáticas en el área de la salud, la alimentación y la industria. A partir de los años cincuenta, con el descubrimiento de la estructura del ADN y gracias al trabajo de Watson y Crick, se entiende que la información genética reside en esta sustancia y la usa la célula para, a partir de ahí, generar herramientas celulares como las proteínas para llevar a cabo la mayor parte de las funciones celulares. Estas proteínas, junto con las técnicas de ADN recombinante que aparecen en los setentas, representan el conocimiento que se tiene de la célula viva. En esta misma época, se empezaron a utilizar estas herramientas para aislar material genético de diferentes orígenes, gracias a lo cual, se tiene la posibilidad de modificar el organismo a voluntad en diversos aspectos para el desarrollo de transgénicos genéticamente modificados que, como primer impacto, se utilizaron en la producción de proteínas humanas en bacterias. La insulina fue el primero de estos transgénicos, seguida de la hormona de crecimiento y varios interferones con los que hoy se cuenta en las farmacias. Anteriormente, un número importante de estos productos, usados para paliar ciertas enfermedades, no se podían obtener en grandes cantidades comerciales, dado que se tenían que obtener del cuerpo humano. Hoy es posible orientar estos genes humanos al introducirlos en diferentes organismos; a partir de esto, se pueden producir proteínas humanas y animales no solo para medicar a los seres humanos, y todo ello gracias a la apertura de este nuevo paradigma traído por la ingeniería del ADN recombinante, la cual permite, a diferencia de lo que se tenía antes, diseñar organismos y construirlos de manera específica para que se produzcan proteínas y otras moléculas importantes para diferentes usos en beneficio de la sociedad. En particular, hay que señalar que México es un país de extraordinaria biodiversidad y una riqueza que, si se usa de manera responsable e inteligente para generar nuevos productos biológicos, realmente será posible dar un importante valor agregado en muchas áreas. Hoy ya se cuenta con la posibilidad de tener mejores medicamentos y herramientas para contender con diversos problemas en diferentes áreas. Entonces, es claro que la biotecnología es una gran oportunidad para México, en la medida en que se cuenta con esta diversidad. En la Academia Mexicana de Ciencias, asociación integrada por cerca de 2000 académicos en diferentes lugares del país, se ha trabajado en el tema desde hace ya varios años. Esta institución cuenta con un Comité de Biotecnología integrado por 20 profesionales de la disciplina provenientes de diferentes instituciones, en el cual se han elaborado documentos de biotecnología que han permitido definir las áreas de oportunidad de esta rama del conocimiento en nuestro país, además que ha brindado apoyo al Congreso de la Unión para la creación y elaboración de la Ley de Bioseguridad para el Manejo de Organismos Genéticamente modificados, que constituye el marco jurídico para el manejo responsable de esta clase de seres vivos. Si bien hace falta perfeccionarlo, tiene las cualidades necesarias que permiten un funcionamiento responsable en la intervención con organismos genéticamente modificados. México tiene que desarrollar y consolidar la biotecnología moderna, contar con centros de mayor nivel y capacidad y promover la formación de un capital humano altamente capacitado en el área de la biotecnología, formando profesionales en el área de biosimilares y productos biotecnológicos. Simultáneamente debe tomarse en cuenta la relación directa que se establece entre la fármaco-economía y los productos biotecnológicos, los biosimilares o biocomparables en cuanto a la reducción de costos de tratamiento o en la atención de un padecimiento específico. Los medicamentos biotecnológicos han revolucionado la manera de combatir las enfermedades, y consisten en utilizar procesos biológicos y los productos que derivan de ellos para mejorar la salud de los seres humanos. En la actualidad no solo es importante contar con una mayor cantidad de medicamentos, sino también mejorar la calidad que algunos tienen para que sean innovadores, más específicos, precisos y predecibles, para que ofrezcan mayor seguridad con menores efectos secundarios. De ser así, podrían generarse ahorros potenciales para las instituciones y obviamente para los pacientes que puedan adquirir este tipo de medicamentos. Sin discutir si los medicamentos biotecnológicos son más baratos o caros, uno de los rasgos que éstos han tomado, por lo menos en las primeras etapas es su mayor precio, pero también se deben considerar los beneficios clínicos y terapéuticos que tienen, y que generan ahorros económicos de forma directa por tener un nivel superior de respuesta terapéutica. Rápidamente surge la pregunta: si los biosimilares también podrán reducir costo al aumentar su eficacia. Por principio de cuentas, hay que reiterar que los temas de sustitución y la intercambiabilidad están todavía por verse, pues requieren costosos estudios de inmunogenicidad para probar su eficacia y seguridad frente a la autoridad regulatoria. Al día de hoy, tenemos biomedicamentos de innovación con alto beneficio, de precio elevado y con escasas alternativas de intercambiabilidad. La fármaco-economía busca comparar los costos y las consecuencias clínicas de las intervenciones en salud para una determinada enfermedad. Entonces, lo que puede hacer es identificar todos los costos asociados a un medicamento que se den en el corto, mediano o largo plazo, para así identificar si contiene ahorros potenciales para las instituciones de salud o los pacientes. En conclusión, la fármaco-economía debe ser un instrumento para evaluar los medicamentos biotecnológicos y biocomparables en México. No solo es importante conocer la seguridad y la eficacia de estos fármacos, sino su valor en la práctica médica y odontológica. Observar únicamente los precios de los medicamentos biotecnológicos es un error y limita la capacidad para tomar decisiones apropiadas, pues los mayores ahorros se observarán en aquellas intervenciones que sean costo-efectivas a corto, mediano o largo plazo.