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Cambios que trae la nueva ley ambiental

NOTA: Una versión actualizada de la presente entrada


(de abril 2010) puede leerse  aquí.

En tiempo récord fue aprobado por la Cámara de


Diputados, en su tercer trámite legislativo, el proyecto
de ley que modifica buena parte de la legislación base en
materia ambiental. Ahora queda esperar el
pronunciamiento del Ejecutivo, tras lo cual vendrá la
promulgación y publicación del texto (luego del control
obligatorio de constitucionalidad ante el Tribunal
Constitucional respecto a ciertas disposiciones).

El proyecto de ley en cuestión tiene nueve artículos,


además de los transitorios. Los dos primeros son los que
introducen el cambio fundamental a las bases del
derecho ambiental como lo conocemos hoy. El artículo
primero introduce modificaciones a la Ley 19.300, sobre
Bases Generales del Medio Ambiente (LBGMA) y el
segundo crea la Superintendencia del Medio Ambiente y
fija su Ley Orgánica Constitucional. Como buen proyecto
de ley modificatorio, el texto se limita a decir cosas
como “introdúzcase, luego de la coma…” o “elimínese el
punto seguido y agréguese la siguiente oración…”, lo que
hace súmamente difícil comprender, de su sola lectura,
qué cambios se están haciendo. Afortunadamente, dos
diligentes y generosos colegas se dieron el trabajo de
cortar y pegar textos hasta armar una versión refundida
con las modificaciones destacadas, y la compartieron
conmigo.

¿Qué cambios trae la nueva ley? En esta oportunidad


sólo me voy a referir a la parte del proyecto que modifica
la LBGMA, ya que la creación de la Superintendencia es
más bien una novedad en el sistema, que una variación
del mismo. Las principales modificaciones que introduce
el proyecto son las siguientes:

a) Evaluación Ambiental Estratégica

Se incorpora, como un nuevo instrumento de gestión


ambiental, la Evaluación Ambiental Estratégica (EAE).
¿De qué se trata? Se trata de introducir consideraciones
ambientales ya no a nivel de proyectos específicos,
como sucede con la Evaluación de Impacto Ambiental,
sino a nivel de políticas, planes y programas. En la
versión nacional, la EAE recaerá sobre las “políticas y
planes de carácter normativo general, así como sus
modificaciones sustanciales, que tengan impacto sobre
el ambiente o la sustentabilidad, que el Presidente de la
República, a proposición del Consejo de Ministros (…)
decida”. Como se ve, se establece como un instrumento
obligatorio, pero sólo para algunas políticas y planes que
serán definidos en el camino. En todo caso,
explícitamente se incluyen aquí los instrumentos de
planificación territorial (IPT), que hasta hoy quedaban
bajo el alero del SEIA.

Este es un instrumento extremadamente positivo que,


suponiendo su buen funcionamiento, va a quitarle un
gran peso al SEIA (peso que no debería soportar). La
clave, eso sí, va a ser cómo se implementa; aquí no es
tan fácil como copiar el ejemplo europeo.
Afortunadamente, la CONAMA, con apoyo económico de
la Comisión Europea, está actualmente desarrollando el
Proyecto “Apoyo a la Evaluación Ambiental Estratégica
en Chile”, que justamente tiene por objetivo dilucidar la
mejor forma de implementar la EAE en el país.

b) Institucionalidad

Tras quince años de existencia, la querida, odiada y


vilipendiada CONAMA desaparece. Se crean, en su
reemplazo, dos órganos: el Ministerio del Medio
Ambiente, encargado de elaborar políticas y normas, y el
Servicio de Evaluación Ambiental (SAE), encargado del
SEIA. Complementaria a éstos, en ley aparte, se crea la
Superintendencia del Medio Ambiente, destinada a
fiscalizar y aplicar sanciones por incumplimientos en
materia ambiental.

c) Calificación ambiental en el SEIA

Quienes están familiarizados con el funcionamiento del


SEIA, conocerán las falencias del sistema. Aunque con la
nueva ley no todo mejora (hay cambios más bien
cosméticos), sí introduce cambios positivos, que
presumo van a mejorar la evaluación ambiental de los
proyectos. Lo que antes conocíamos como COREMAs –
los órganos que califican ambientalmente los proyectos
a nivel regional -, ahora pasarán a ser las Comisiones de
Evaluación. Si uno revisa su conformación, sin embargo,
se da cuenta que el cambio es cosmético: serán
presididas por el Intendente e integrada por los
Secretarios Regionales Ministeriales del Medio
Ambiente, de Salud, de Economía, Fomento y
Reconstrucción, de Energía, de Obras Públicas, de
Agricultura, de Vivienda y Urbanismo, de Transportes y
Telecomunicaciones, de Minería, y de Planificación, y el
Director Regional del Servicio, quien actuará como
secretario. Quienes quedan fuera, en suma, son los
Gobernadores.

En contraste, la buena noticia es que se aprecia un


esfuerzo por tecnificar la calificación ambiental. Así, el
nuevo artículo 9 bis de la LBGMA, dispone que los
proyectos o actividades sometidos al SEIA deberán ser
aprobados o rechazados “sólo en virtud del Informe
Consolidado de Evaluación en lo que dice relación con
los aspectos normados en la legislación ambiental
vigente” y se agrega que el incumplimiento a ello se
considerará un vicio esencial en el procedimiento de
calificación ambiental. La clave será, sin duda, cómo se
interprete la expresión “en lo que dice relación con los
aspectos normados en la legislación ambiental vigente”,
pero aun así me parece destacable.

d) Modificación de la RCA

La nueva ley incorpora explícitamente la posibilidad de


modificar las RCA “cuando ejecutándose el proyecto, las
variables evaluadas y contempladas en el plan de
seguimiento sobre las cuales fueron establecidas las
condiciones o medidas, hayan variado sustantivamente
en relación a lo proyectado o no se hayan verificado,
todo ello con el objeto de adoptar las medidas
necesarias para corregir dichas situaciones.” Si bien
esta facultad ya ha sido ejercida (en el proyecto Valdivia
de Celco, por ejemplo), y validada por la Contraloría
General de la República, dicho reconocimiento legal es
un respaldo significativo a la actuación administrativa en
pos de proteger el ambiente.

e) Caducidad de la RCA
Se introduce la figura de la caducidad de las RCA. Hasta
hoy, un titular que obtenía su RCA favorable podía dejar
transcurrir muchos años antes de comenzar a ejecutar el
proyecto, en circunstancias que dicho lapso podía
significar, por ejemplo, un cambio significativo en la
línea de base del mismo. Según el nuevo artículo 25 ter,
“la resolución que califique favorablemente un proyecto
o actividad caducará cuando hubieren transcurrido más
de cinco años sin que se haya iniciado la ejecución del
proyecto o actividad autorizada, contado desde su
notificación.” Podría haber sido menor el tiempo (como
en el proyecto original, que era de 3 años), pero es sin
duda un cambio positivo.

f) Participación en el SEIA

Dos modificaciones a destacar. La primera es que se


introduce una nueva etapa de participación para los
Estudios de Impacto Ambiental (EIAs) cuando éstos,
durante el procedimiento de evaluación, sean objeto de
aclaraciones, rectificaciones y ampliaciones que afecten
sustantivamente los impactos ambientales del proyecto.
Y la segunda es que se amplía el espectro de
participación a las Declaraciones de Impacto Ambiental
(DIAs), aunque con matices. El verbo “podrán” que utiliza
la ley, indica que la autoridad (las Direcciones
Regionales del SEA o su Director Ejecutivo, según el
caso) está facultada, pero no obligada a realizar un
proceso de participación ciudadana en las DIAs. ¿En qué
supuestos? Cuando lo soliciten al menos dos
organizaciones ciudadanas con personalidad jurídica o
un mínimo de diez personas naturales directamente
afectadas.
Por último, hago presente que existe la posibilidad de
reclamar cuando las observaciones formuladas a través
de la participación ciudadana no hubiesen sido
“debidamente consideradas” en los fundamentos de la
RCA. Hasta ahora, la norma dice “debidamente
ponderadas”; sería interesante conocer las razones tras
dicho cambio de lenguaje, para luego entrar a elucubrar
las consecuencias.

g) Acceso a la información ambiental

En el Título II sobre Instrumentos de Gestión Ambiental,


se introduce un párrafo 3 bis sobre el Acceso a la
Información Ambiental. Lo que se hace es explicitar,
para el área de la información ambiental, lo ya
reconocido en la Ley 20.285 sobre Acceso a la
Información Pública. Se incluyen aquí obligaciones de
proporcionar información cuando se solicite y también
de difundir información activamente (incluyendo un
Sistema Nacional de Información Ambiental).

h) Control judicial

Todas aquellas materias hoy radicadas en los juzgados


de letras en lo civil se entregan al Tribunal Ambiental, un
tribunal especial de carácter mixto, cuya creación
dependerá de la tramitación del proyecto de ley
presentado hace un par de semanas en el Congreso.
¿Qué materias le tocará conocer? Varias, incluyendo las
sanciones aplicadas por la Superintendencia del Medio
Ambiente, las reclamaciones contra las RCA (o las
resoluciones de recursos administrativos recaídas en
ellas) y las reclamaciones contra los D.S. que
establezcan normas de calidad, de emisión,
declaraciones de zona y planes. Entiendo que pueden
pronunciarse sobre la existencia de daño ambiental, pero
no sobre la responsabilidad por el mismo. (Ver
aquí proyecto de ley que crea el Tribunal Ambiental).

Ahora sólo queda esperar el avance final en la


tramitación del proyecto. Si la velocidad sigue
constante, no pasará mucho tiempo hasta que tengamos
el nuevo texto en nuestras manos, probablemente
seguido de invitaciones a sendos seminarios y
publicaciones actualizadas.

Actualización: con fecha 26 de enero de 2010 se publicó


en el Diario Oficial la Ley Nº 20.417, que Crea el
Ministerio, el Servicio de Evaluación Ambiental y la
Superintendencia del Medio Ambiente. En la página de
BCN es posible encontrar una versión actualizada (no
oficial) de la LBGMA.

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