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Universidad nacional de Salta

Facultad de Humanidades
Cátedra de Literatura Española
Profesoras: Graciela Balestrino
Marcela Sosa

Los engramas de Herbal


en El lápiz del carpintero
De Manuel Rivas

Macarena Pizarro
Fecha de entrega:
Martes 30 de Noviembre de 2010
Índice

Pág.

Introducción 3

Herbal 4

La memoria 5

La memoria del pintor 6

Conclusión 8

Bibliografía 9

2
Introducción

El lápiz del Carpintero (O lapis do carpinteiro) es una de las novelas más celebradas y reconocidas
del gallego Manuel Rivas, publicada en 1998 y traducida al castellano en 1999, que se ambienta en la época
de la Guerra Civil española.
Esta es la novela de la cual me ocupo, y en esta monografía trabajaré a uno de sus personajes:
Herbal, un antiguo guardia de prisión que relatará su historia a María da Vistaçao. El tema a analizar será la
memoria en Herbal y la reminiscencia del pintor como faceta de su personalidad. Para abordar esta línea
acudiré a conceptos de la crítica proustiana, y luego veremos el por qué de esa reminiscencia y de que modo
se presenta a lo largo de la novela. Así, examinaré cuáles son los recuerdos más significativos para este
personaje y qué papel juegan en la novela y en la vida de Herbal. Es decir, recorreremos el mapa de
“engramas”1 que constituyen la memoria en la mente de Herbal.

1
Un engrama “sería un hipotético cambio que se produciría en el cerebro al producirse un almacenamiento
memorístico. Sería la correspondencia física de los recuerdos.” (De Wikipedia, la enciclopedia libre. Engrama. En
http://es.wikipedia.org/wiki/Engrama (URL consultado el 5/12/2010).
Los profesores Jorge Raúl Olguín (psicólogo cognoscitivo) y Horacio Velmont (colab.) lo definirían como un “registro
en la mente reactiva (v.) de un incidente negativo que le ocurrió a la persona en su pasado y que contenía dolor e
inconsciencia (por ejemplo, la conmoción producida por un accidente de tránsito, una operación quirúrgica con
anestesia, etc.). El engrama, en realidad, es una imagen mental que contiene, además de dolor e inconsciencia, una
amenaza real o imaginaria contra la supervivencia. No está al alcance de la mente analítica como experiencia porque el
engrama, precisamente, se recibe cuando la persona está inconsciente. El engrama es la única fuente de las
aberraciones, las enfermedades psicosomáticas e incluso las conductas que llevan a la persona a comportamientos
agresivos.” (Los Engramas. En http://www.jorgeolguin.org/losengramas01.htm (URL consultado el 5/12/2010)

3
Herbal

En el presente de la novela Herbal es un hombre que trabaja en un club de carretera en las afueras del
pueblo de Fronteira. Allí conoce a María da Vistaçao, una africana, sin papeles que trabaja en el club, a quien
le cuenta sobre sus días como guardiacárcel durante la Guerra Civil, y acerca de las personas que marcaron
su vida de alguna manera, “lo mejor que la vida me ha dado”2: el pintor, el Dr. Da Barca y Marisa Mallo.
El Dr. Da Barca, uno de los prisioneros y a quien más rememora, puede ser considerado la antitesis
de Herbal3. Daniel Da Barca es buen mozo, amable, médico republicano, creyente de la realidad inteligente y
la Santa Compaña, a diferencia de Herbal que no tiene una ideología definida. Da Barca es a quien en un
principio Herbal odiaba por ser el novio de Marisa Mallo, de quien él estaba enamorado.
Al recordar a la muchacha cuando niño, de quien afirma era la mujer más hermosa del mundo, le
vienen escenas felices, como la primera vez que la ve, dirigiéndose a la feria grande de Fronteira destacada
como dueña entre el ramillete de otras chicas que la acompañaban.
También evoca momentos tristes de su infancia a medida que va contando la historia, escenas duras
como del segmento siete cuando recuerda que su padre lo golpeaba por dejar que el cerdo que iban a vender
se ensuciara: “Habría que venderte a ti, y no al cerdo, murmuraba su padre. Si es que alguien te quisiera (…)
Y yo pensaba que sí, que ojala viniese alguien a comprarme y me llevase atado a un cordel por la pata.”(55).
Por otro lado, Herbal tiene una característica en particular: posee varias facetas o personalidades.
Así, este personaje “es contradictorio; no olvidemos que ya desde el principio se nos informa de esos
achaques infantiles que permiten entender los continuos desarreglos de su carácter. Esquizofrenia, casi
podría decirse, que padece a tenor de los cambios bruscos de carácter de sus contradicciones ideológicas y la
combinación en su comportamiento de la barbarie cruel y sensibilidad.”4
Una de las facetas es la del pintor que le habla como un espíritu, lo aconseja, le enseña sobre pintura,
etc. Es el lado más sensible y comprensivo de Herbal. Se presenta sobre todo cuando Herbal esta de vigilia y
en la hora del crepúsculo. En ese tiempo, ya no siente los espasmos y delirios. La aparición del pintor se
manifiesta cuando Herbal pone el lápiz de carpintero en su oreja.
Mientras que la otra cara es el Hombre de Hierro, que se descubre en las horas de ausencia del
pintor. Se muestra al despertar, frente al espejo, luego de una noche de ahogos. El Hombre de Hierro también
dialoga con Herbal, y le pregunta sobre el lápiz. El guardia le responde: “es un recuerdo de uno que mate”
(103). El hombre de Hierro lo considera solo un botín de guerra, un simple hurto del difunto, muestra de su
maldad como asesino. Con esta personalidad Herbal es un hombre violento, autoritario, enfermizo.

2
Rivas, Manuel. El lápiz del carpintero, Punto de Lectura, Madrid, 2006:185. A partir de aquí las citas de esta novela
se harán por esta edición.
3
Barreiro, Pilar; Pizcarrondo, José María; Fernandez, Joaquín; Pardina, Mará Jesús; y Sasot, Mario. Un estudio sobre
El lápiz del carpintero de Manuel Rivas. I.E.S. Andalán. En
http://www.educa.aragob.es/alectura/pdfmonogra/muelrivas.pdf (URL consultado el 10/05/2007)
4
Id.

4
Los espasmos de Herbal vienen y van, el pecho le burbujea. Herbal aprende sobre la tuberculosis con
los comentarios sobre este mal del pecho, observando los síntomas en otros enfermos, preguntándose si el
también tendría esta enfermedad. El pintor era el único que sabia de esta angustia, o eso creía Herbal, pero
Da Barca ya lo había observado, y en la despedida final, le dice: “Lo tuyo no es tuberculosis. Es del
corazón.”(183).

La memoria

La memoria individual es “un fenómeno de la mente que permite al organismo codificar, almacenar
y recuperar información.”5. La memoria nos constituye en seres con una identidad y sin pasado no seriamos
nada hoy.
Proust en su obra En busca del tiempo perdido, expone la problemática del tiempo y de la memoria. 6
La primera cuestión es el tiempo como destructor: “el tiempo no solo destruye los seres, sino también las
sociedades, los estados, los imperios.”7 La segunda línea de la problemática es la memoria como proceso
conservador, lo permanente que no desaparece, sin embargo con el tiempo.
La memoria del hombre se puede clasificar en dos tipos: la memoria voluntaria y la memoria
involuntaria o reminiscencia.
Sostiene André Maurois que “existe una memoria voluntaria, hija de la inteligencia. Es esta la que
nos permite subir y descender de manera sistemática los escalones infinitos del tiempo, procurando emplazar
en su sitio exacto los hechos y las imágenes.” 8 Una memoria, pues, que la persona pone en funcionamiento
para traer voluntariamente ciertos recuerdos.
Herbal, al contarle su vida a María da Vistaçao, pone en funcionamiento su memoria voluntaria.
Mientras que el recuerdo del pintor viene y va como memoria involuntaria, caracterizada esta última como
recuerdos traídos por impresiones sensoriales. Remembranzas que se refuerzan cuando esa impresión se
repite. Podemos citar, por ejemplo, cuando Herbal recuerda su casa: “la recordaba sin nostalgia, llena de
humo o moscas. Como una cañería a través del tiempo, la memoria apestaba a estiércol y a gas de carburo”
(53).
La memoria involuntaria hace pervivir nuestros “yo”, que “no se desvanecen en cuerpo y alma,
puesto que reviven en nuestros sueños e incluso, a veces, en estado de vigilia.”9
Es en sueños como Herbal recupera identidad con las imágenes desordenadas que se le presentan.
Los recuerdos son cicatrices, marcas que no se quitan: “Cuando volvió a dormirse, Herbal escuchaba al

5
De Wikipedia, la enciclopedia libre. Memoria (proceso). En http://es.wikipedia.org/wiki/Memoria_(proceso) (URL
consultado el 29/11/2010)
6
Proust, Marcel. (2010) En busca del tiempo perdido I, Por el camino de Swann.
http://www.librosgratisweb.com/pdf/proust-marcel/por-el-camino-de-swann.pdf (URL consultado el 22/11/2010)
7
Maurois, André. En busca de Marcel Proust, Barcelona, Vergara, 2005: 158
8
Ibid., pag. 160
9
Ibid., pág. 159

5
doctor Da Barca hablando con la monja aquella, la madre Izarne. Le decía: Los recuerdos son engramas. ¿Y
eso qué es? Son como cicatrices en la cabeza. Y entonces vio una fila de personas con escoplo de carpintero
haciéndole cicatrices en la cabeza. (…) Hasta que apareció Marisa, la niña Marisa, y él le dijo: Sí, hazme una
cicatriz en la cabeza. Y Nan. Su cabeza era un pedazo de aliso. Nan le hizo un corte suave y acerco la nariz
para oler. Y luego llego su tío, el trampero, y se quedo con el cuchillo en alto, diciendo: Cuanto lo siento
Herbal. Y el le dijo: Si hay que darle, dale, tío (…)” (174).
Ahora bien, ¿Por qué es el recuerdo del pintor reminiscencia? Podemos decir que sí porque una de
sus características es aparecer en estados de vigilia y cuando el lápiz del carpintero se posa sobre la oreja de
Herbal, es no sólo el contacto del lápiz lo que lo rememora, la sensación del tacto, sino el objeto mismo, que
tiene historia, tiene memoria.

La memoria del pintor

En este apartado veremos por qué pintor y no otro personaje es la reminiscencia del lápiz que lleva
Herbal.
La muerte del pintor es un engrama que queda grabado para siempre en Herbal. El pintor era
considerado por este como un hombre inocente, recto, capaz de entregar a su propio hijo por una
delincuencia. En el momento de la ejecución, es vital el recuerdo de su tío, el trampero, que también
constituye una cicatriz de su infancia. Herbal se ve en el lugar de su tío, como el cazador, y el pintor, como
su presa. El trampero se disculpaba con el animal capturado con un “lo siento mucho, socio” (23),
intercambiaba una mirada con éste y murmuraba esas palabras, que Herbal podía “oír” muy bien de niño. La
misma sensación lo invade frente al pintor ya que lo mata para “ahorrarle tormentos” (23).
Es en ese momento que se apodera del lápiz, objeto que también le trae recuerdos, de su tío Nan, el
carpintero. Nan era, para el pequeño Herbal, extraño, un hombre que no estaba marcado por la vejez a pesar
de sus canas: “la piel amarilleaba, lustrosa, como el cerne del pino del país, los dientes relucían brillantes por
el buen humor, y además andaba siempre con aquel penacho rojo en la oreja” (95). El penacho rojo es nada
más y nada menos que el lápiz.
Este es uno de los momentos más valorados por Herbal, el recuerdo de su tío que le enseñaba
carpintería, aquel que le hacia diferenciar el abedul del castaño por su olor. El hombre que le enseña que el
abedul tiene aroma de “hembra bañada en el río” (95).
Esta remembranza está atravesada por otra: en la habitación que le da su hermana hay una bicicleta
colgada, Herbal hubiera querido una idéntica cuando niño. El recuerdo se mezcla con el sueño, “Herbal
descuelga la bicicleta” (96), amarra la caja de herramientas de Nan en el asiento trasero y se prepara un café
tal como su tío lo hacía.
Estos son los recuerdos que rodean el símbolo del lápiz en Herbal.
La reminiscencia del pintor se da en diversas ocasiones. La primera de ellas cuando el guardiacárcel
vuelve de pasear al pintor, en el convoy, abatido por la ejecución. Siente que “le hubiese entrado gente” (57),

6
cambia completamente: sus compañeros, que lo recordaban como un borracho, se sorprenden cuando Herbal
se niega a beber el coñac, sienten que le cambia la voz. El hombre se siente distinto, habla distinto, empieza
a dibujar el Pórtico de la Gloria y lo hace muy bien, incluso lo describe con palabras que jamás usó, “la
belleza de los ángeles portadores de los instrumentos de la Pasión, le decía la cabeza, es una belleza dolorida
que muestra la melancolía por la injusta muerte del Hijo de Dios” (57). Le dice al director que el pintor era
un “nazareno.”(58).
Todavía no tiene la certeza, pero sospecha que es el pintor, es el único que hablaría de esa manera, el
que había dibujado anteriormente El Pórtico con las caras de sus compañeros de prisión en lugar de los
rostros de los santos. Además acababa de matarlo, esa había sido una muerte traumática.
Más tarde, ya se habla del “difunto”10 que la aconseja escribir el nombre de Da Barca para el traslado
(60). Luego, finalmente se nombra al pintor: “Y el pintor le susurró, como si se divirtiese con lo sucedido:
Dile que tu misión no es echar discursos.” (62).
El pintor además de recomendarle, lo adiestra en la pintura. Le enseñaba que es muy difícil pintar la
nieve, los campos y el mar, superficies de apariencia monocolor, paisajes que son mejor pintados por los
niños. Le habla sobre teatro, no importa si son palabras o imágenes lo importante es “ver” (90). Hay quienes
miran pero no ven.
Una de las escenas más hermosas es la imagen de las lavanderas, que pintaban el monte al colgar las
prendas de ropa. Las lavanderas como artistas, como pinceles, cada tramo de ellas tiene una historia, tiene
memoria: sus manos rosas de tanto fregar y fregar, son sus manos de cuándo eran niñas; las manos casi sin
uñas; y la columna torcida por el peso de los lotes. Lo pintado es huella de esa memoria. Las pinceladas son
el acto de colgar una sabana, calcetines, lencería, que son los coloridos óleos.
Le habla sobre la vida y la realidad inteligente: “Entre los prisioneros del patio y las mujeres de las
rocas debía de haber hilos de luz que cruzaban tendidos por encima del muro, hilos invisibles que no
obstante transmitían el color de las prendas y el ajuar de la memoria. Y más aun, una pasarela hecha de
cordajes luminosos y sensoriales. El guardia imagino que, en su quietud, los prisioneros y las mujeres de los
peñascos estaban haciendo el amor y que era el vendaval de sus dedos el que agitaba las faldas y las
melenas” (101).
A veces el pintor se ausentaba, Herbal atribuye su ausencia a la búsqueda que el pintor lleva a cabo,
de su hijo. Cuando volvía, le preguntaba dónde se había metido, contento con su llegada, pues su presencia le
hacía bien. El guardia vuelve a preguntarle cosas, como la naturaleza del dolor fantasma, a lo cual el pintor
responde que es un dolor insoportable, “la memoria del dolor” (113), el recuerdo de lo que ya no está.
El pintor cabalga y descabalga la oreja de Herbal, así como se posa y se saca el lápiz de la oreja, el
pintor es el lápiz y viceversa. Este objeto entonces adquiere características humanas 11, por ejemplo cuando el
sargento le pregunta a Herbal que harán para ayudar a Da Barca en su noche de bodas: “El pintor le pegó con
el puño en la sien: Ha llegado la hora de la verdad, Herbal. ¡Pórtate!”(179).

10
Las comillas son mías.
11
Barreiro, Pilar; Pizcarrondo, José María; Fernandez, Joaquín; Pardina, Mará Jesús; y Sasot, Mario. Op. Cit.

7
La figura del lápiz adquiere características de objeto mágico que le sirve de arma contra la Muerte de
zapatos blancos que se presenta ante Herbal en dos ocasiones. La primera vez aparece en sueños, pero el
hombre logra espantarla utilizando el lápiz como una lanza roja, cuyo metal es el grafito. Me atrevo a pensar
que la razón de su salvación se debe a que el lápiz simboliza la memoria viva: el conjunto de recuerdos
reviven y vencen la muerte.
En la segunda ocasión, la Muerte se presenta al final de la novela, cuando el guardia, ya mayor, no
tiene el lápiz, pues lo había regalado a María da Vistaçao, por recomendación del pintor, para mantener la
memoria. Herbal se extraña de que la Muerte no se queje de Vida y del acordeonista, se palpa por instinto la
oreja pero ya no tiene nada, entonces la incita a venir por él. Pero, una vez más la muerte retrocede. Todavía
tiene el recuerdo del lápiz que perdura, pero en forma de dolor fantasma.

Conclusión

En el presente trabajo he tratado de esclarecer el tema de la memoria en Herbal, poniendo énfasis en


la alusión al pasado como “reminiscencia”12. Los recuerdos llegan al guardia a través de sueños, sensaciones,
vigilias, que se enfocan en su infancia sobre todo, pero, que confluyen en la persona del pintor.
La reminiscencia de éste último se lleva acabo por medio de una faceta de su personalidad, la cual
sale a flote cuando Herbal se pone el lápiz de carpintero en la oreja. En la figura de este objeto, el personaje
en cuestión ve concentrado un conjunto de remembranzas muy importantes para él: la ejecución del pintor
efectuada por el propio Herbal, que dialoga con aquel recuerdo de su tío, el trampero; las enseñanzas de su
tío Nan, el carpintero; la infancia con la presencia de Marisa Mallo; y el recuerdo permanente del pintor, con
la presencia del DR. Da Barca, amigo del difunto.
Las apariciones del pintor guían, aleccionan a Herbal sobre la pintura, el arte y la vida misma. Su
exteriorización, confiere al lápiz, propiedades humanas13 muy relacionadas con este personaje. El pintor y el
lápiz son uno. También Herbal y el lápiz son uno, ya que este objeto establece la identidad del primero y
conforma su memoria, capaz de vencer a la Muerte.

12
Las comillas son mías.
13
Barreiro, Pilar; Pizcarrondo, José María; Fernandez, Joaquín; Pardina, Mará Jesús; y Sasot, Mario. Op. cit.

8
Bibliografía

BARREIRO, PILAR; Pizcarrondo, José María; Fernández, Joaquín; Pardina, Mará Jesús; y Sasot, Mario.
Un estudio sobre El lápiz del carpintero de Manuel Rivas. I.E.S. Andalán. En
http://www.educa.aragob.es/alectura/pdfmonogra/muelrivas.pdf (URL consultado el 10/05/2007)
MAUROIS, ANDRÉ (2005). “Capitulo seis: En busca del tiempo perdido” en En busca de Marcel Proust,
Barcelona, Vergara.
OLGUÍN, JORGE RAÚL y VELMONT, HORACIO. Los Engramas. En
http://www.jorgeolguin.org/losengramas01.htm (URL consultado el 5/12/2010)
PROUST, MARCEL. (2010) En busca del tiempo perdido I, Por el camino de Swann.
http://www.librosgratisweb.com/pdf/proust-marcel/por-el-camino-de-swann.pdf (URL consultado el
22/11/2010)
RIVAS, Manuel (2006). El lápiz del carpintero, Madrid, Punto de Lectura.
WIKIPEDIA, La enciclopedia Libre. Memoria (proceso). En
http://es.wikipedia.org/wiki/Memoria_(proceso) (URL consultado el 29/11/2010)
-----------------------------------------------. Engrama. En http://es.wikipedia.org/wiki/Engrama (URL
consultado el 5/12/2010).

Macarena Pizarro

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