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Autoridades

-Sr. Gobernador de la Provincia de Corrien-


tes, Dr. Ricardo Colombi.

-Sr. Ministro de Educación y Cultura de la


Provincia de Corrientes, Orlando Macció

-Sr. Subsecretario de Gestión Administrativa,


Programación y Educación de la Provincia
de Corrientes, Prof. Daniel Castelo.

-Sra. Directora General de Educación Supe-


rior de la Provincia de Corrientes, Mgter. Su-
sana Nugara.

-Sr. Coordinador General del PROMEDU,


Cdor. Guillermo Costa.

-Sr. ETJ CAIE, Prof. Walter Olvano Feü.


Narrativas
Pedagógicas
CAIE
Editado por Proyecto Red de CAIE
(Centros de actualización e innovación edu-
cativa)

Derechos reservados
Impreso en Moglia S.R.L., La Rioja 755
3400 Corrientes, Argentina
moglia@gigared.com
Diciembre de 2010
Narrativas
Pedagógicas
CAIE
Narrativas Pedagógicas CAIE

Prólogo

Narrativas pedagógicas
CAIE

Prof. W. Olvano Feü


ETJ CAIE

Presentamos aquí con mucho gusto las


narrativas pedagógicas del PROYECTO RED
DE CAIE, Centros de actualización e innova-
ción educativa, –primera parte-, fruto de la es-
critura y recopilación de relatos pedagógicos
por parte de los Coordinadores de este Proyec-
to de innovación pedagógica que se desarrolla
en la Provincia de Corrientes. Este PROYECTO

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Narrativas Pedagógicas CAIE

RED de CAIE responde a una política nacional


educativa pero que puede ejecutarse en la
provincia merced al apoyo constante y efectivo
de la Dirección General de Educación Superior
dependiente del Ministerio de Educación y
Cultura de la Provincia de Corrientes.
Nos hemos propuesto desde la Coordi-
nación Jurisdiccional del PROYECTO CAIE el
estímulo y acompañamiento para los formado-
res de docentes de toda la provincia, a los cua-
les está destinado el PROYECTO CAIE, en la
producción de relatos pedagógicos que trans-
mitan la praxis docente de la provincia, su ex-
periencia, idiosincrasia, valores, aciertos e in-
quietudes. Creemos haber sido comprendidos
y apoyados cabalmente, por lo que se refleja
en estos relatos exquisitos, plenos de vida y ca-
lidez de nuestros docentes, maestros de maes-
tros.
Queremos humildemente darles las gra-
cias a todos los que han colaborado, y lo segui-
rán haciendo en el futuro con estos relatos, y
en especial a los Coordinadores del PROYEC-
TO RED de CAIE de toda la provincia, por su
inteligencia, dedicación incansable y colabora-

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Narrativas Pedagógicas CAIE

ción con el PROYECTO CAIE, junto a los Rec-


tores/as de los Institutos Superiores de Forma-
ción Docente que con su preocupación y res-
ponsabilidad profesional, por la plasmación del
PROYECTO CAIE en sus instituciones, nos
ayudan a darle forma y vida en la jurisdicción.
Quedan al juicio de ustedes, amables
lectores, estas escrituras pedagógicas de nues-
tros docentes.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Despertar Comunitario

José Antonio Moreira.


Institución: Anexo Escuela
Normal “Dr. J. A. Ferreira”.
EFA: “Esperanza Campesina”.

L uego de muchos años de docencia


sentí curiosidad por trabajar y ver
cuales eran las necesidades de una
escuela de campo, muy alejada de la ciudad.
Como primera medida tuve que dejar el saco y
corbata de profesor de ciudad ya que por ser
época de inundaciones debía llegar en canoa
luego de navegar 2500 metros. La escuela era
Agrícola, en Colonia Schweizer (Dpto. de Es-
quina, Ctes.) sin embargo carecía de lo ele-
mental: energía eléctrica, pizarrones y los es-

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Narrativas Pedagógicas CAIE

pacios básicos como baños y una cocina acor-


de a estos tiempos.
Pude notar una gran apatía y descrei-
miento en ellos en base a promesas incumpli-
das desde distintos sectores, entonces conversé
con mis colegas y elaboramos un proyecto pa-
ra concientizar con pequeñas acciones junto a
los alumnos y que éstos vean la necesidad de
no “esperar todo de arriba”, que podían ser
capaces de lograr las cosas por su propio es-
fuerzo. Eso tenía además, como finalidad con-
tagiar a padres y vecinos para lograr lo más an-
siado, la luz, después de 20 años de posterga-
ciones.
Luego de actividades varias, (rifas, cam-
peonatos, kermeses) pudieron techar y unir
dos alas de edificios separados. Eso los animó y
quisieron organizar un baile con doma inclui-
da. La cantidad de personas allegadas fueron
1000 aproximadamente y esto hizo decir en
una reunión a uno de los alumnos: ¿y si averi-
guamos los precios de los transformadores?
Decidimos entre todos hacer una reu-
nión vecinal donde dejamos en claro que las
cuestiones personales y diferencias políticas

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Narrativas Pedagógicas CAIE

iban a ser dejadas de lado en pos de un solo


objetivo: la concreción de lo que tanto se ne-
cesitaba y que por cuestiones humanitarias les
correspondía. Tampoco existía una comisión
como se estila habitualmente, solo dos coordi-
nadores (un padre y un profesor) y luego cada
uno se encargaría de hacer lo que sabía. Las
decisiones se tomaban por mayoría.
Así, unos se encargaron de limpiar las
malezas de los 10 Kms que separaba la energía
eléctrica de la escuela, otro de hacer los pozos
y cortar los palos. Los demás de hacer las ges-
tiones ante autoridades y organizar fiestas de
manera continuada para recaudar fondos. A
todo esto, íbamos formando a los jóvenes con
condiciones de liderazgo.
Las dificultades fueron muchas para
cambiar las mentalidades estructuradas, sobre
todo en los mayores, pero fueron las acciones
rápidamente llevadas a cabo y sus mismos
hijos lo que de a poco los hicieron cambiar,
hasta que se convencieron que entre todos era
más fácil y posible. La escuela fue centro de
recepción de todo, allí inclusive se daba de
comer a mas de cien personas con el aporte

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Narrativas Pedagógicas CAIE

de todos1. Uno donaba una vaquilla, otros pa-


pas, batatas, o simplemente cinco pesos o tra-
bajo pues su situación no le permitía más. To-
dos fuimos iguales y cada uno hizo lo que sa-
bía. Esto otorgó un gran empuje al numeroso
grupo.
A los dos meses, en el cumpleaños de
un vecino que decidió festejar junto con el ca-
samiento de su hija, ex profesora, a las doce
de la noche entre centellar de revólveres 38 y
44 mm, más de 100 vecinos dispararon al aire,
asistiendo a uno de los espectáculos de artifi-
cio más hermosos de mi vida, mientras las lu-
ces se encendían, allí… y en todas las casas
por diez Kilómetros a la redonda.
Como resultado de todo, los docentes
notamos que entre nuestros alumnos había
cuatro líderes y que se preparaban para otras
cosas de mayor envergadura. Se produjo lo
que esperábamos, el despertar comunitario.
Luego vinieron otros emprendimientos
en la zona llevados a cabo por ellos y el acom-
pañamiento de los docentes, como incubado-

1
Miembros de la comunidad.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

ra, criadero de pollos, salón comunitario y mu-


chas cosas más, pero eso ya es otra historia. Lo
más importante estaba logrado, la toma de
conciencia, que para obtener algo no siempre
es necesario andar rogando o esperando pro-
mesas, la acción conjunta y el despertar co-
munitario es más fuerte que el apoyo de cual-
quier estamento. Otras comunidades cercanas
entendieron esto y siguieron el ejemplo. Vein-
te años de olvido y marginación fueron derro-
tados porque docentes, alumnos y vecinos se
juntaron.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Fuerzas!!!!!

Lucrecia Verónica Ruggeri.


Institución: ISFD
“Dr. J. A. Ferreira”.

L os primeros pasos de mi carrera do-


cente fueron en una Organización
de la Sociedad Civil, donde en ese
entonces funcionaba un programa llamado
ProAme (programa de atención de niños y
adolescentes en riesgo) de la ciudad de Esqui-
na, Pcia. de Corrientes, ciudad donde vivo.
Bien… Estaba en busca de trabajo, en-
tonces tuve la oportunidad de trabajar allí.
Una de las actividades que brindaba el Centro
era de Apoyo Escolar, ¿en qué consistía esto de

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Narrativas Pedagógicas CAIE

apoyo escolar?, En ayudar a los alumnos a me-


jorar su rendimiento académico.
Pues bien…. las actividades comenza-
ban a las 08:00 hs., primero con el desayuno,
luego una vez que terminaban el desayuno,
conversábamos con ellos para saber cómo les
había ido el día anterior. La segunda actividad
consistía en dividir a los alumnos según el año
que estaban cursando en la escuela, entonces
un grupo se quedaba a estudiar y a realizar sus
tareas y el otro grupo salía al campo de depor-
tes con un Prof. de Educación Física.
A los alumnos que estaban en cuarto,
quinto, sexto y, a veces tercer grado, yo les
ayudaba con la realización de sus tareas esco-
lares.
Una mañana llegaron a visitarnos los ni-
ños del otro Centro, esa mañana eran muchos,
todos jugaban en el Campo de Deportes.
En un momento y no recuerdo la razón
por la que fui al salón, sólo recuerdo que una
niña irrumpe bruscamente dentro del mismo
diciendo: -Seño, seño!!!

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Narrativas Pedagógicas CAIE

¡Juan está en el suelo, le dieron con un


cascote en el ojo!
Salgo corriendo a buscarlo y al llegar al
Campo la enfermera de nuestro centro, sí,
porque me olvidé de mencionar que teníamos
una salita de primeros auxilios con una buena-
za como enfermera, ya lo estaba ayudando.
Inmediatamente se lo traslada al hospital…
mientras emprendíamos nuestro viaje mi com-
pañera ubicaba a los padres… yo con Fuerzas
no sé de dónde, realmente me mantuve firme
y no lloré porque estaba él primero, antes que
mi dolor.
Al llegar al hospital lo atendieron de la
mejor manera, la pediatra cuando habló con-
migo me dijo que todo estaba bien.
Estaba al lado de él esperando que lle-
gase su mamá y dispuesta a escuchar lo que
ella quisiese decirme teniendo en cuenta que
se había golpeado estando él bajo mi cuidado.
Lo único que hacía mientras esperaba a su
“Má” era hablar con él para que no durmiese.
En un momento de nuestra gran conversación
entró su mamá y me dice –Seño ¿qué pasó? Yo

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Narrativas Pedagógicas CAIE

le cuento temerosa de su reacción y ella saben


lo que me dice – Gracias. - Pueden creerlo?
Y yo sólo le pedía perdón por lo ocurri-
do, ella me consolaba diciéndome que eran
chicos y que a veces se golpean jugando.
Mi aprendizaje aquel día fue que el ser
humano puede actuar de diferentes maneras,
yo obtuve fuerzas no sé de dónde, la mamá
con una comprensión majestuosa, entonces,
aquel día aprendí que todos funcionamos jun-
tos como un equipo, que la humildad es una
gran virtud de los seres humanos y que la dis-
posición y un perdón nunca están demás, y
que pedirlo es una gran fortaleza.
Gracias a aquel Centro aprendí muchas
cosas valiosas.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

¿Escribir o Hablar?

Prof. Mercedes Alicia González


Institución: Centro de Actuali-
zación e Innovación Educativa.
Mercedes - Corrientes

¿Q uéhablarcuesta más, escribir que


o hablar que escribir? es
algo de lo que me saqué la du-
da durante los encuentros con los docentes.
Para el primer encuentro con los distin-
tos grupos decidí grabar tres relatos de expe-
riencia, con distintas voces que los extraje del
fascículo 1 del material de proyecto CAIE (uno
era con mi voz).

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Les agradecía por venir e inmediata-


mente les proponía relajarse para escuchar y
compartir historias. El clima se volvía agrada-
ble, todo iba viento en popa, cada una, al fina-
lizar los relatos emitían opinión, recordaban un
hecho semejante vivido, narraban otros vividos
por ellas.
La reunión iba en ascenso. Cuando de
pronto les proponía escribir sus relatos, el pá-
nico se hacía dueño de sus caras, “¿Yo escribir?
¡No! si querés te lo cuento en forma oral. Es-
cribir oral? No. Una necesita estar inspirada
para escribir”, “Tengo tanto para contar que
seleccionar me llevará tiempo”. Y así las excu-
sas fueron apareciendo y sentía que el barco se
me hundía. Pero no podía darme ese lujo, por
lo tanto pacté que lo escriban en sus casas y
que nos reuniríamos ya para ver los borrado-
res. Insistí mucho con esta palabra: borrador
de borradores. Así sucedió con todos los gru-
pos ¿Habrán sacado fotocopia de la idea? ¿O
el Acto de escribir es realmente complejo? Pu-
simos siempre fecha para el próximo encuen-
tro así fuimos llegando al final.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Dos docentes, me dieron argumentos


muy fuertes por lo que opté proponerles hacer
Relatos Orales de sus Experiencias Pedagógi-
cas. ¡Esto fue un éxito!
Mi reflexión es: cuando nosotros como
docentes decimos al chico: ¡Escriban! Creo
que no medimos lo que sucede en su mente. Y
además del contenido a evaluar, exigimos
buena redacción y ortografía. Sin dudas darles
la mano, acompañarlos es nuestra tarea por-
que es un proceso sumamente complejo escri-
bir. Si a nosotros adultos- docentes nos provo-
ca un desequilibrio, y aun más porque otro lo
va a leer, imaginémoslo a nuestros pequeños.
¿Para pensarlo no? ¿O escribirlo? ¿O
decirlo?

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Narrativas Pedagógicas CAIE

¿Miedos?... No... ¡Qué va!!!

Prof. Mercedes Alicia González


Institución: Centro de Actuali-
zación e Innovación Educativa.
Mercedes - Corrientes

Intentaré revelarles mis reflexiones,


expectativas, impresiones, sueños,
aciertos, dificultades y aun discusio-
nes conmigo misma como coordinadora del
CAIE.
El visto bueno para iniciar las acciones
previstas llegó el 24 de septiembre de 2007 ¡el
desafío iniciaba el primer escalón!

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Cómo ejecutar tantos objetivos en el


2007, si tan solo me quedaban tres meses (Ah!
Nos evalúan por año, para renovar el contra-
to). La decisión fue rápida, ni lo dudé: Con-
centrarme en uno o dos y al año siguiente sis-
tematizaría éstos y abriría los otros ¿Cuáles ele-
gí? El acopio de Relatos de Experiencias Peda-
gógicas ¿Por qué?, la capacitación sobre el te-
ma en Bs. As fue muy orientadora y la otra fue
La Promoción Cultural, aspecto que valoré y
me encanta pues considero básico la compe-
tencia enciclopédica para el desarrollo perso-
nal.
Además decidí no hacer una convocato-
ria abierta de lanzamiento del Proyecto porque
la experiencia me indicaba que los docentes a
esta altura del año están agotados y nadie iría.
Pero había que informar. Es así que diseño,
redacto notas, panfletos, propagandas del CAIE
y las envío a todas las instituciones educativas,
otros organismos y a los medios de comunica-
ción.
Simultáneamente armaba y desarmaba
“mi lista” de docentes para compilar sus expe-
riencias. En cada instante, a partir del 24, en

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Narrativas Pedagógicas CAIE

todo momento y lugar solo pensaba –“Ésta me


va a decir que si, ésta otra que no”, cataloga-
ba, juzgaba a cada uno. Me cruzaba con algu-
na docente en la calle y para mí era sinónimo
de narradora de una experiencia pedagógica.
Entre idas y vueltas quedó armada una lista. Mi
objetivo era lograr convocar aunque sea seis, el
Ministerio pedía diez en un año, y se logró
dieciséis relatos ¡jamás lo hubiera soñado!
No puedo dejar de comentar, porque
no sería honesto de mi parte que la fe en Dios
me sustentó en avanzar día a día. El trabajo de
coordinadora del CAIE es solitario, pero esto
también tiene sus pros.
¡Cómo manarles todo lo que sucedió
después de las invitaciones! Intentaré desglosar
lo que más me impactó en el camino. Organi-
cé encuentros, pequeños grupos.
La primera reunión fue un éxito, de cin-
co asistieron cuatro, luego otros de siete que-
daron tres y además tengo un grupo de docen-
tes nóveles.
Mientras participábamos de eventos cul-
turales (obras de teatro, maratón de lectura)

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Narrativas Pedagógicas CAIE

con mis alumnas del IFD, en represtación de


IFD y CAIE, se realizaron como innovación del
Centro, Relatos de experiencias pedagógicas
pero Orales, se hicieron dos jornadas con dife-
rentes docentes y una directora compartió su
paso por la elaboración de planificaciones
anuales.
Los encuentros eran amenos, divertidos
y llenaban el corazón. Culminamos el año con
un evento al aire libre donde cada docente
que formó el grupo de trabajo llevó su cons-
tancia de participación.
¿Qué aprendí? Que los docentes necesi-
tan y quieren ser revalorizados en su tarea,
función del CAIE según mi mirada, les gusta y
disfrutan compartir experiencias, pero los do-
bles turnos, los paros, falta de tiempo, familias
numerosas, carpetas de planificación diaria, no
le permiten hacerse un tiempo para reflexiones
sobre sus prácticas y compartir momentos vivi-
dos en el aula.
Las historias se repetían siempre: mal-
trato de algún docente hacia un niño (concien-
te-inconciente) dedicación por terminar un
programa antes que atender a otras necesida-

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Narrativas Pedagógicas CAIE

des del alumno; algunos encontraron solucio-


nes, otros no. No obstante, todo me indica,
nuevamente, que el docente, no escapa de la
locura de este siglo, stress, violencia y falta de
tiempo, pero no por ello baja los brazos, una y
otra vez empieza marzo comprometiéndose,
con todas las fuerzas.
Revalorizo a los docentes que hicieron
su tiempo y lo entregaron desinteresadamente
creyendo firmemente que se puede mejorar la
calidad educativa.
¡Ah! Algunos que pensé que no vendrí-
an vinieron, otros que los contaba por seguro,
no aparecieron, a otros los espero para el
2008.
Aprendí que hay que invitar a todos y
que ellos decidan, no yo.
Hasta la próxima.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

El ETJ CAIE Prof. W. Olvano Feü durante la emi-


sión del Prog radial del CAIE "Innovación Educati-
va" por L. T. 7 Radio Provincia de Corrientes AM
900

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Una Clase de Historia

Susana Maculia
Institución: Centro de Actuali-
zación e Innovación Educativa.
Mercedes - Corrientes

M i actividad docente la realizo en


tres niveles educativos. Trabajo
con niños de EGB1 y 2, en una
escuela secundaria con EGB 3 y mi actividad
también continua a la noche con alumnos en
una escuela secundaria para adultos.
Me gustan mucho las Ciencias Sociales,
de hecho las materias que dicto en las escuelas

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Narrativas Pedagógicas CAIE

secundarias son: Formación Ética y Ciudadana,


Geografía e Historia.
Siempre cuando llego en el programa, a
la edad moderna, ese tiempo de grandes cam-
bios en Europa, mis ganas de dar clases au-
mentan aun más. Es que tiene tanto que ver
con nuestros orígenes y tan olvidados de ellos
estamos, que trato que mis clases sean claras y
entretenidas para que den buenos resultados
en cuanto a su interpretación. Sé muy bien
además que la mayoría tiene ciertos desencan-
tos con la Historia, es por eso que trato que
todo en la hora sea agradable.
En la escuela secundaria, de educación
para adultos, en una de las últimas clases de la
edad a la que me refiero, luego de haber pa-
sado por los caminos culturales, políticos, eco-
nómicos, científicos, llega el turno de explicar
los descubrimientos de la época. Cuando co-
mienzo mi clase diciéndoles que hoy veríamos
el proyecto de Cristóbal Colon, una alumna de
aproximadamente 45 años me responde:
¡Como es eso, a Colon lo estudiamos en la
primaria, o cuando hacíamos actos escolares!
Sin entender mucho su reclamo, le explico

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Narrativas Pedagógicas CAIE

que durante esa época como necesidad de


encontrar nuevas rutas para llegar a la India,
debido a que los turcos les habían cortado el
paso. Colón presenta su proyecto sobre la re-
dondez de la Tierra y finalmente descubre
América creyendo haber llegado a la India.
Siempre me detengo a explicar esto de
la usurpación de nuestro territorio indígena, y
entre tantas cosas, la imposición de una lengua
extraña a nuestro original Guaraní. Así pasé
hablando al respecto durante varios minutos,
hasta que finalmente tocó el timbre y finaliza
la clase sin evaluarla.
Ya en la clase siguiente (tres días des-
pués) reanudamos con un repaso de lo visto
anteriormente. Grande fue mi sorpresa cuando
cada uno de ellos me comentaba todo como si
les hubiese encomendado la tarea estudiar. Le
digo entonces, que estas cosas pasan cuando
los alumnos se ven interesados en el tema. Se
levanta entonces aquella alumna que me había
cuestionado el por qué teníamos que ver de
nuevo a Colón, y me dice: ¡Profe hoy tengo
que agradecerle! ¡Como dicen los chicos, me
cayó la ficha! ¡Recién ahora entiendo por qué

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Narrativas Pedagógicas CAIE

el guaraní es nuestra lengua de origen! ¡Ahora


entiendo cómo y por qué se descubrió Améri-
ca! Además, yo pensé que los actos de la es-
cuela hacían solo las maestras para cumplir
con los directivos, yo no le daba ningún valor!
Me detengo entonces a pensar, cuántas
veces se destina el tiempo a Matemática o
Lengua, sin pensar que los actos escolares y la
historia de nuestros orígenes representados en
el 25 de mayo, 9 de julio, 12 de octubre, han
tenido como objeto apuntalar el proceso de
construcción del Estado argentino y fortalecer
la identidad nacional. Sin darnos cuenta orga-
nizamos actos que parecen escenas de teatro
sin detenernos a reflexionar sobre los sucesos
acontecidos, que son los que realmente impor-
tan.
Si me detengo a hablar de las impresio-
nes que esto me causó, el relato sería muy ex-
tenso. Preferí dejarlo reposar y mostrárselo a
Eva, la protagonista de mi historia, para que
me cuente cuales fueron sus emociones, ade-
más de las que me expresó en su momento…
no se imaginan con qué sorpresa me encontré!

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Narrativas Pedagógicas CAIE

A la semana me llamó Eva, le pido que


acerque una silla a mi escritorio y le agrego el
Relato. Lo lee detenidamente y me cuenta que
después de lo que pasó se animaba a contar
muchas cosas que antes no lo podía hacer,
porque no entendía bien eso de ser indígena,
de ser Guaraní.
Me cuenta que sus padres y abuelos son
originarios de una isla de los Esteros del Iberá.
Ella vivió ahí hasta que sus padres decidieron
venir al pueblo para que sus hijos concurrieran
a la escuela.
Cuando usted nos caracterizaba a los
indígenas con la cara bien redonda, de estatu-
ra baja, pies grandes (nunca se calzaban) pare-
ce que veía en fotos a mi familia, ellos son in-
dígenas, ¿sabe? No hablaban el castellano. To-
dos hablábamos en Guaraní. Las camas las
preparaban con algunos cueros y no tenían pa-
ra taparse.
Estando ya en Mercedes. Una vez no
había nada para desayunar (café o té) mi ma-
dre me dijo que trajera las cáscaras de naranja
que tenía colgadas en el horcón, las puso den-
tro del mortero y cuando estuvo bien triturado,

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Narrativas Pedagógicas CAIE

nos sirvió con agua caliente y azúcar ¡eso era


nuestro café en las islas! Me dijo.
Una vez trajimos a Mercedes a una
prima mía que estaba muy enferma, la lleva-
mos al médico. Él no va a hacer nada porque
se le escapó. Me decía: “Me toca todo el doc-
tor, y me da mucho miedo!”. El otro problema
era cuando escuchaba el ruido del auto, ella
desaparecía. La encontrábamos luego debajo
de mi cama. Cuando lográbamos sentarla en el
auto, se prendía fuerte a la butaca y temblaba.
Al poco tiempo la acompañé de vuelta a la Is-
la; y fue en esa oportunidad cuando ella me
reprochó en su cerrado Guaraní: “ahora soy yo
la que se ríe”, esta vez era yo la que temblaba
y me prendía fuerte al asiento de la canoa, ella
disfrutaba del traslado.
“Allí, en la Isla no había control policial,
mi mamá cuenta que mi abuelo, solía sentarse
en rueda con ellos a tomar mate, y una vez es-
tando así, en presencia de sus hijos, a mi abue-
lo, le clavaron un puñal en la espalda. Sin jus-
ticia y sin reclamos lo llevaron en canoa al ce-
menterio que tiene cerca de Concepción.
Nunca vino la policía, no se hicieron trámites,

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Narrativas Pedagógicas CAIE

ni nada de eso. Después de ese acontecimien-


to tan trágico, a mi abuela se le murieron dos
hijos, víctimas de una rara enfermedad. Luego
de esos hechos, ella jamás volvió a ser la de
antes, al levantarse, vestida de negro y con un
pañuelo en la cabeza, se sentaba en la puerta
del rancho y se pasaba el día mirando lejos.
Así pasó el resto de su vida, hasta que
murió a los 84 años. Siempre pienso: “En esta
época yo la hubiese podido curar, hay tantos
psicólogos, médicos, que podrían ayudarla”.
Mamá siempre se acuerda de un sobri-
no suyo que vivía en una Isla enfrente. Él que-
dó huérfano desde muy chico y no tenía her-
manos. Su rancho había sido arrastrado por el
viento, entonces él nunca más tuvo una casa.
Lo único que tenía era su canoa. Comía pes-
cados crudos, se vestía con especies de chiri-
pas y cuando el tiempo estaba feo, daba vuel-
tas su canoa en la costa, a manera de techo y
con eso se cubría. Él nunca hablaba con nadie,
parecía una animalito.
“Hoy todo eso cambió, el que compró
esas tierras mandó a hacer para ellos casitas de
dos aguas con puertas y ventanas que les cues-

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Narrativas Pedagógicas CAIE

ta todavía ocupar. Ahora ya tienen camas y


colchones también”.
“¿Vio profe? No sabía que nuestra raza
fue tan importante, que fuimos los primeros
habitantes, creí que de eso no se hablaba… y
hoy estoy aquí contando todo esto”.
Me quedé perpleja, escuchando todo
con mucho cuidado. No sé si a ustedes les pa-
sará lo mismo esto de quedarse sorprendida.
Es una historia más pero diferente y autócto-
na… me pareció bien compartirla… no sé si
otra vez escucharé otra historia de indios, no
de ilustrados, sino de carne y hueso..
Gracias por permitir expresarme.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Herencia

María Laura Frade


Institución: Centro de Actuali-
zación e Innovación Educativa.
Mercedes - Corrientes

T odos sabemos de nuestros aciertos


y desaciertos y del proceso conti-
nuo que requiere ser docente.
Hoy, en este relato trato de mostrarles
mi modo de trabajar, de manera que com-
prendan e interpreten los resultados que suelo
obtener, a veces éxitos, otros no tanto; pero al
fin y al cabo son resultados.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Lo que es seguro. Es que no garantizo


100% de aprendizaje significativo, ni recetas.
Si alguien me las ofrece por favor adjuntar la
información, por mesa de entrada.
La historia es sobre mi propia experien-
cia pedagógica, en el transcurso de mi forma-
ción.
Todo comenzó, en los años 1983-84
inicio de la Democracia, en la ciudad de Resis-
tencia- Chaco, en el Barrio Central Norte; en-
tre las calles Ernesto Duvivier, esquina Antárti-
da Argentina; hoy Arturo Illia, si van por allá, al
remisero le dicen “9 de Julio, calle 6 hasta
ILLIA por favor, y los deja en la esquina, en esa
esquina.
En los años mencionados, en esa esqui-
na, funcionaba “La nexo” de la escuela 315
“Er. Duvivier” y digo, “la nexo” porque no lle-
gaba a ser una “Anexo de la escuela”, era tan
precaria, toda de madera, arruinada por las
lluvias, en dos salones y un baño.
Funcionaban 2 grados en ambos turnos,
1º y 2º en el turno mañana, el resto de los
grados en la escuela que se encontraba en la

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Narrativas Pedagógicas CAIE

otra esquina. Hoy en este lugar se edificó la


Escuela Nueva, la misma, pero unificaron en
un solo edificio toda la institución.
En “la nexo” trabajaban dos maestras
“Negrita” y “Mary” esta última era docente de
1º grado, la otra 2º, cuando yo la conocí a Ne-
grita ella estaba en 5º - 6º, es decir, pasó a la
escuela.
No obstante seguían trabajando juntas;
yo asistía a un colegio de monjas “María Auxi-
liadora” a un par de cuadras de allí y mi madre
que trabajaba en la escuela 315, me había ex-
plicado cómo llegar a la misma, las veces que
salía temprano, ya que en mi casa no había
nadie; o los días de lluvia me llevaba con ella a
su trabajo.
De una u otra manera toda mi primaria
y secundaria me pasé visitando esa escuela, es
decir, “la nexo”, como estaba más próxima,
nunca llegaba a destino, porque me entretenía
en esa escuelita de madera.
Un día llegué y los chicos estaban abra-
zando un árbol. Otros colgados, otros escar-
bando en sus cortezas, y Mary, Negrita, allí al
pie del cañón, guiando las actividades, cuando

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Narrativas Pedagógicas CAIE

me acerqué y pregunté qué estaban haciendo,


los niños contestaron “conociendo al árbol”
otros “las partes del árbol”.
Ellas se reían en complicidad y me invi-
taban a participar de la misma.
Otro día entraba y Mary enseñaba la le-
tra p, todos la conocemos como la de papá,
sin embargo, ella la llamaba la “P” de la mala
palabra y cuando lo decía lo estipulaba con la
cara, utilizando un tono de voz en complici-
dad con ellos, sabiendo que esa palabra era
prohibida, los niños inmediatamente escribían
la misma correctamente.
Así transcurrieron los años y yo seguía
visitándolos, ya en secundaria me convertí en
su secretaria.
Y qué les digo de los actos que arma-
ban. Los más terribles eran protagonistas, el
morochito era el caballero, el más tímido y al
que le costaba leer era el que recitaba, llenos
de música y danza, todo tenía movimientos y
yo colaboraba.
En el día del maestro recuerdo esos re-
galos que recibían, algunos robados, y como
sus niños eran muy humildes, la calidad de los

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Narrativas Pedagógicas CAIE

mismos no eran buenos. Hoy que me diga a


qué llamamos calidad porque les aseguro que
el amor que ponían en esos obsequios eran de
la mejor calidad.
Sin embargo, vos las veías yendo a las
escuelas, cual árbol de navidad, con todo col-
gado, entrando a los salones, y ellos en sus pu-
pitres, reconociendo e identificando los obse-
quios realizados, uno se estremecían, y lloraba
al ver eso.
Pero Mary y Negrita se jubilaron, Negri-
ta llegó a ser miembro de la junta de clasifica-
ciones, elegida por sus pares.
Mary rindió para vice pero no quiso
elegir cargo. Sé que ambos sufrieron al dejar el
ejercicio de sus funciones y debo decir más;
ellas llevaban a sus alumnos a comedores esco-
lares para que alimentaran esas pancitas con
algo y Mary a los que tenían problemas de
aprendizaje los llevaba a su casa para meren-
dar y junto con sus hijos hacían la tarea.
Cobraban con besos con sabor a mocos
decían.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Muchos, hoy la ven, siendo padres y


madres la saludan con respeto, como antes.
Jorge uno de ellos, la visita y le cuenta
que ya nació su octavo hijo, ya que busca a la
nena. Mary se queja y lo reta. Con ellas me
formé, con ellas decidí que quería ser docente
y gracias a Dios aparecieron “NEGRITAS Y
MARYS” en mi camino con nombre propio
como Julia, Isabel, Lili, hoy Cecilia, Natalia,
Ana María, Celina, Alejandra, Gladis, y vos
Negrita “Alejandro”, vieron hasta cambié y
cambié de sexo. Con todas estas personas
aprendí y aprendo a trabajar y a la distancia,
con los nuevos enfoques, con las nuevas teorí-
as, descubrí que a pesar de la formación tradi-
cional de Negrita y Mary, ambas inventaron,
crearon, construyendo verdaderos aprendiza-
jes en sus alumnos, o conocer las plantas o el
árbol como lo hacían ¿no es un aprendizaje
significativo? (Ausubel).
¿Guiar el aprendizaje de los alumnos no
es ser mediador? (Bruner). Si esta historia no es
un claro ejemplo de una transposición didácti-
ca, alguien me puede explicar ¿en qué consiste
la misma?

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Hoy años después desde mi área y con


mi compañero intentamos todos los días crear
la diferencia, construyendo aprendizajes, la
música y la creatividad fluye, pero… ¿Qué es
esa creatividad? Creatividad es Negrita y Mary
y todos aquellos que cultivan en sus alumnos
la semilla de la sed, del crear con libertad.
En mis comienzos como docente, una
niña en sala de cinco me preguntó qué era la
creatividad, al ver que yo le dije que su trabajo
no lo era, yo respondí (desde mi ignorancia): -
Hacer cosas diferentes, cosas que nunca hayas
hecho.
Ariela la niña me contestó: - Seño yo
nunca hice esto, es la primera vez que cons-
truyo algo así.
Inmediatamente la miré, la abracé y le
dije que tenía razón, sonrió conforme y su tra-
bajo formó parte de la exposición de arte de la
escuela.
Con esto digo; mi propio trayecto de
formación es el día a día, es un aprendizaje
significativo constante.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Toda bibliografía te muestra ejemplos


de aprendizajes, de enseñanza planificada,
etc.
Las invito a detenerse y observarse, los
ejemplos cobrarán vida.
Hoy les presento para quien quiera co-
nocer la bibliografía expuesta en este relato, no
es Sacristán, ni Denies, no es Piaget, ni Ausu-
bel.
Son Negrita Biseglia, la cual hasta el día
de hoy no sé su nombre, es mi vecina, la her-
mana del corazón de mi madre.
A Mary, sí la conozco, y mucho, su
nombre es “María de los Milagros Bertome de
Frade”, mi mamá, a la que debo mi vocación y
el amor por el arte.
Y si de crear se trata pido a Alejandro
que haga música en mi canto y tomando la fra-
se de un profesor, J. Luis Pintos, las invito a
que desde vos y hacia vos lleguemos juntos
con una canción: fotografías de Juanes.
Gracias por escucharme.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Florencia

María de los Ángeles Panozzo


Institución: Centro de Actuali-
zación e Innovación Educativa.
Mercedes - Corrientes

M i nombre es Ángeles y soy estu-


diante del profesorado para la
EGB 1y2 del Instituto de Forma-
ción Docente “Mercedes”, todo ocurrió mien-
tras cursaba el 2do año de Práctica, en ese
momento me designaron la observación de di-
ferentes clases.
La experiencia que voy a relatar fue en
una escuela céntrica de nuestra cuidad, a la

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Narrativas Pedagógicas CAIE

cual asisten una gran cantidad de alumnos. Es-


pecíficamente mi experiencia tuvo lugar en el
primer lugar de la EGB 1. Los niños eran un
poco inquietos y la mayoría de ellos tenían 6
años y el espacio curricular a observar era el
de Ciencias Naturales.
La clase comenzó muy bien, con un po-
co de indisciplina, yo creo que es característico
de los niños de esa edad, además quien daba
la clase en esa ocasión era una alumna que es-
taba haciendo su residencia y pertenecía al
mismo establecimiento al que yo asistía. Le fal-
taba muy poco para recibirse. La maestra que
habitualmente daba las clases, la que siempre
estaba con ellos, la ayudaba a ordenar un poco
la clase, no porque la residente no podía por sí
sola, sino porque no tenía mucha experiencia.
La maestra se sentó al final de una de
las filas, y la residente comenzó con su clase
“animales domésticos y salvajes”, la misma era
muy dinámica y casi todos participaban de
ella, digo casi todos, porque muy cerca de mí,
en el fondo del salón se encontraba Florencia,
era una niña de 6 años muy distraída, mas
bien dispersa, como si todo el tiempo pensara

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Narrativas Pedagógicas CAIE

en otra cosa, no prestaba atención, no partici-


paba de la clase, jugaba con sus cosas, como si
no le importara nada de lo ocurrido en la cla-
se. Pero esto no es lo peor sino a mi modo de
ver tanto a la maestra como a la residente, la
situación le parecía normal. Yo miraba al grupo
de clase y mi mirada sorprendida, volvía a caer
sobre ella.
La clase continuaba y todo seguía igual,
en un momento la residente me miró, y con
mi mirada señalo a la niña, la residente mo-
viendo la cabeza y con un gesto expresó, co-
mo diciéndome, siempre es así.
Todos trabajaban menos Florencia. La
residente me dijo: - Florencia nunca hace na-
da, esperá que te muestro el cuaderno de ella.
Al final de la clase, la maestra me mani-
festó que la niña tenía problemas en su casa,
que sus papás se están separando, teniendo a
la niña de un lado a otro, y esto la está afec-
tando mucho.
Mi reflexión es por qué las docentes co-
nociendo la situación por la cual estaba pasan-
do Florencia no tomaban medidas al respecto,

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Narrativas Pedagógicas CAIE

desde el lugar en el cual están como por


ejemplo, tratando de que ésta participe en cla-
se, para que ella se alejara de su pensamiento
hogareño. Y agrego más- de qué nos sirve a
nosotros estudiar tanto contenido, y luego a la
hora de la práctica, muchas veces no sabemos
actuar ante determinadas situaciones, y aun
peor, hacernos como si nada está pasando.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Juanita Cambá

Prof. Walter Olvano Feü


ETJ CAIE

A
mediados del siglo pasado Don
Eduardo Vera, quien era el capataz
del matadero municipal de la ciu-
dad de Goya, vivía con su mujer Doña Demor-
fila Cáceres, y su hija Isabel quien le había da-
do una única nieta: Juana María, a quien él
denominaba con el mote de “cambá” cariño-
samente.
Don Eduardo era un hombre alto, cor-
pulento, de piel blanca, ojos grises, cabellos y
bigotes negros y mirada profunda y penetran-
te.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Buen tropero, era buscado asiduamente


por los patrones de la zona de Colonia Caroli-
na, Primera Sección, el batel de las costas. Por
ello solía ausentarse varios días quedando Jua-
nita Cambá con una gran nostalgia.
La Cambá era una niña morocha, de
cabellos negros azabache, con trenzas largas y
ojos vivaces.
En esos días de ausencia del tata la niña
se dedicaba completamente a ayudar a la ma-
dre en los quehaceres de la casa: dar de comer
a las gallinas y a los chanchos, juntar los hue-
vos, ordeñar las vacas, pisar el maíz en el mor-
tero, y traer agua del aljibe entre otras activi-
dades. La siesta era el momento del día en el
que la Cambá se juntaba con otros chicos para
ir a jugar en la laguna, correr a campo traviesa,
aunque lo que más les gustaba era internarse
en un vivero que estaba a escasas cuadras del
matadero, que les servía de especie de laberin-
to para esconderse y asustar a Don Félix, el
encargado. Concurría todos los días a clase a la
escuela nº 63, Dpto. de Goya, que quedaba
frente a la cancha Matienzo. El Tata, que no
poseía reloj, calculaba la hora de ir a la escuela

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Narrativas Pedagógicas CAIE

por las sombras de la casa y de los árboles que


reflejaba el sol. Tenía marcado en el patio la
señal que indicaba la hora precisa en que tení-
an que partir para la escuela. Y nunca llegaban
tarde. La madre le ponía cariñosamente el
guardapolvo arriba del vestido hecho por ella
misma, le hacía las trenzas, dándole muchas
recomendaciones, y le facilitaba las zapatillas
de lonas blancas con punteras de suela ma-
rrón, atadas en el tobillo, que eran exclusiva-
mente para la escuela y, que la Cambá llevaba
bajo el brazo para no gastarlas, y se las calzaba
a la entrada de la escuela. Llevaba una mochila
de género, hecha también por la madre, Regu-
larmente la señorita la ponía de penitencia por
mala conducta. Pero se destacaba en las ma-
temáticas porque era muy buena con los nú-
meros. Tenía una memoria asombrosa, y no le
costaba deducir los cálculos correctamente. Su
cuaderno impecable, tenía muy buenas notas,
sobre todo en lengua y aritmética, que com-
pensaba su mala conducta.
El toque de campana de salida de la es-
cuela era el momento más feliz para la Cambá
porque corría hacia la plaza a jugar en las
hamacas con sus compañeritos frente a la esta-

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Narrativas Pedagógicas CAIE

ción de trenes. Al llegar a la casa la madre le


revisaba las tareas para el hogar que ella debía
terminarlas antes de poder ir a jugar al vivero.
La gran expectativa de Juanita Cambá
era cuando caía el crepúsculo y las chicharras
arremetían con su canto, mirar hacia el hori-
zonte esperando ver la gran polvareda, pre-
anuncio de la llegada de la tropa que dirigía su
querido tata. Cientos de animales salvajes,
atropellándose, sedientos, que los troperos de-
bían hacerlos entrar por el callejón del mata-
dero con mucho cuidado, para guarecerlos en
los campos, por varios días, hasta que les lle-
gue el tiempo de la faena. Cuando efectiva-
mente su tata venía, la Cambá era la única que
tenía permiso para revisarle las maletas, que
siempre venían llenas: chicharrón, queso crio-
llo, chastaca, huevos de avestruces…
Al alba, cuando todavía era oscuro, se
levantaba Don Eduardo diligentemente, una
de sus grandes satisfacciones era poder mos-
trarle el lucero del alba a la Cambá. Luego de
esta ceremonia se disponía a desayunar en la
casa, al lado del fogón, generalmente asado a
la estaca, acompañado con batata cocinada en

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Narrativas Pedagógicas CAIE

el rescoldo, queso criollo y leche recién orde-


ñada. Inmediatamente después del desayuno y
previa bendición de las madres, Don Eduardo
tomaba su hacha, machete y facón, teniendo
ya ensillado el bayo y dirigiéndose a la nieta le
decía afectuosamente: “Eyúcohape cambá, ya-
ja…” y tomándola delicadamente la ubicaba
delante suyo en el caballo y partían rumbo a
los montes.
Aparte de buen tropero Don Eduardo
era un hábil hachero y cuando encontraba los
ejemplares de la flora que evaluaba valiosos los
derribaba sin vacilar para convertirlos en leña y
venderlos en el pueblo. La Cambá, mientras
tanto, jugaba a sus anchas en el monte, corría,
se hamacaba en una hamaca que su abuelo le
improvisaba y le gustaba sobre todo, investigar
las realidades de los montes. Lo que más le
atraía era revisar los nidos de los pájaros bus-
cando huevos para luego comerlos con azúcar.
Actividad muy peligrosa y que había sido
prohibida expresamente por su tata. Éste le
había dicho y repetido en contadas ocasiones:
“Mira Cambá, es peligroso que metas la mano
en los nidos para sacar los huevos, porque a las
víboras les gusta comerlos y quedarse luego ahí

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Narrativas Pedagógicas CAIE

a dormir, alguna te puede picar la mano, en-


venenarte y entonces vas a morir.”
Una de las veces que abuelo y nieta
fueron al monte, la Cambá fue preparada con
una bolsita bien escondida entre sus ropas pa-
ra traer sus manjares. El día anterior le había
echado un vistazo a un nido bastante más
grande que los que había visto hasta ahora y
muy apetecible por la cantidad de huevos. Ni
bien su tata comenzó a hachar, ella trepó al
árbol, que incluso había señalado con una
piedra, y comenzó a subir muy lentamente,
mirando cada tanto de reojo a su abuelo,
quien se encontraba absorto en su trabajo. El
nido esta vez estaba muy alto. A ella le resulta-
ba un poco más difícil la tarea porque tenía
especial temor que el tata la viera. Al hacer un
movimiento brusco para tomar una de las ra-
mas la vio: una gran víbora, una cascabel de
colores muy llamativos con la cabeza bien er-
guida y la lengua como flecha disparándose
constantemente. Se deslizaba majestuosamen-
te en sentido contrario al suyo. Ella también la
vio.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Sus ojos se encontraron. Cambá alcanzo


a emitir el primer sonido de un fuerte grito y la
cabeza del animal saltó despedida del cuerpo
de un machetazo certero, mientras el resto de
la víbora caía sobre la Cambá, y ésta al suelo.
Al día siguiente, Don Eduardo Vera, se
encuentra hachando un gran ejemplar, sólo en
la inmensidad del monte correntino.

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Narrativas Pedagógicas CAIE

Índice

Autoridades ................................................ 1
Prólogo ...................................................... 7

Despertar Comunitario .............................. 11


Fuerzas!!!!! ............................................... 17
¿Escribir o Hablar?..................................... 21
¿Miedos?... No... ¡Qué va!!!....................... 25
Una Clase de Historia................................ 31
Herencia .................................................. 39
Florencia .................................................. 47
Juanita Cambá .......................................... 51

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Este libro se terminó de imprimir en Moglia S.R.L.
en Corrientes, Argentina – Diciembre de 2010

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