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Finalmente se ofre¬cen diferentes esquemas del proceso de formación, que podemos res
umir en los siguientes elementos:
1) En todo fenómeno de opinión pública existe un clima de opinión que guar¬da relación
on las predisposiciones colectivas, idiosincrasia, tradiciones, cos¬tumbres y cual
quier tema de consenso o conflicto básico.
2) Las disposiciones individuales, especialmente las referidas a intereses, sent
imientos, opiniones y actitudes personales. En ocasiones anteriores se ha hecho
referencia a la opinión pública como un producto de las opiniones indivi-duales, par
a diferenciarla de las opiniones del público o suma de opiniones. Tanto en un caso
como en otro las opiniones individuales cuentan, y en la opinión pública constituye
n el elemento subjetivo individual que inicia el proceso formación, aunque el resu
ltado final (la opinión pública) supere (no elimine) y unifique las posiciones indiv
iduales.
3) Los temas de opinión nos llevan a cualquier acontecimiento o problema de actual
idad, capaz de despertar la atención y el interés público. Las circunstancias de luga
r y tiempo y el análisis de los factores, que concurren en él proceso pueden explic
ar el surgimiento de una opinión pública frente a otras posibles y, aunque en alguna
s ocasión' muestra sencilla y predecible su formación, en otras no se podrá conocer ha
sta pasado el acontecimiento.
4) ) Cualquier idea u opinión compartida colectivamente necesita del mi. i cambio
de puntos de vista o clima comunicativo . La opinión pública, como opinión colectiva,
supone una corriente de ideas tanto entre los miembros que forman parte de los
grupos y dan vida a los públicos, como entre los actores que participan en el diálog
o público (poderes, medios de comunicación, líderes y públicos).
5) En la sociedad actual la opinión pública pasa necesariamente por el uso que hacen
de ella los medios de comunicación. Las noticias, los mensajes y las informacione
s que difunden no sólo median (exponen) los temas de opinión, sino que dirigen, orie
ntan, controlan o manipulan con frecuencia la opinión pública. Ciertos acontecimien
tos pasan al público porque los medios los convierten en noti¬cia y ciertas opinione
s son públicas porque los medios posibilitan su difusión
6) La opinión pública llega a su punto más impor¬tante: el diálogo o debate entre las par
tes interesada. Los individuos, los grupos, los líderes, los públicos, los medios y
el poder entablan una dialéctica de razones y racionalizaciones, ofreciendo el mej
or argumento para convencer a propios y extraños ante la mirada de todos. Los medi
os de comunicación se encargan de ello. Es un debate que arranca desde posiciones
individuales y avanza hacia la convergencia de opiniones y argumentos.
7) El resultado final es el agrupamiento de los puntos de vista en corrientes de
opinión, como expresión de las posiciones que mantienen los públicos sobre un tema en
disputa. Algunas veces, las menos, se puede llegar al consenso de la mayoría.
8) Por último, toda opinión busca ejercer algún tipo de presión e influencia sobre el go
bierno, sobre el resto de la sociedad o sobre aquellas instancias a las que diri
gen sus miradas. Que lo consigan o no depende de muchos factores.
IV. El Estudio de la Opinión Pública en la Sociedad Actual
Son muchos los enfoques propuestos para explicar este concepto el estudio de la
opinión en el momento actual, en nuestra opinión, mantiene una relación más estrecha con
los siguientes apartados y temas: 1) la sociología de la comunicación de masas, 2)
la comunicación política, 3) el estudio del clima de opinión y del espacio público, 4) l
os públicos, 5) los estados y corrientes de opinión, 6) las ins¬tituciones y grupos, l
as élites y líderes, 7) la opinión pública internacional y 8) la comprensión de la opinión
lica como un concepto abierto.
1) La sociología de la comunicación de masas se centra en el análisis de la naturalez
a, usos y efectos de las comunicaciones masivas propias de la sociedad industria
l avanzada en estrecha relación con el desarrollo tecnológico, procesos de cambio, c
onflictividad social y toda una serie de condiciones políticas, econó-micas y cultur
ales.
2) Si la sociología de la comunicación de masas constituye el marco gene ral para
el estudio de la opinión publicarla comunicación política es el campo específico en el q
ue, al converger distintas corrientes y disciplinas, podemos encontrar la visión más
acertada de la misma. y el encuentro de las ciencias políticas con las ciencias d
e la comunicación devolverán de nuevo esta característica al estudio de la opinión pública
.
3) El concepto de espacio público, como lugar donde acontecen los fenóme¬nos de opinión
pública el espacio contrapuesto al espacio individual, porque no pertenece a nadie
en exclusividad, está abierto a todo el mundo, todos pueden participar en él y el r
esultado de lo que acontezca vuelve de nuevo a todos aquellos que manifiestan in
terés o relación con él.
4) Al hablar de públicos queremos hacer referencia a la importancia que tuvo est
e término en los orígenes del concepto de opinión pública, la impoii.im u .|u> se le dio
en los siglos xix y xx y que, por muchas transformaciones o desviaciones que ha
yan podido o puedan hacerse de este concepto, el sujeto de la opinión pública siempr
e será el público o los públicos. Decimos «público» o «públicos», según se entienda la opin
omo un fenómeno unitario que engloba distintas corrientes de opinión y distintos públi
cos, o se entienda formada por diferentes opiniones públicas que participan de un
tema común.
5) El estudio de los estados y corrientes de opinión constituye uno de los campos
donde la sociología empírica ha hecho numerosas e importantes aporta¬ciones desde que
aparecieran las primeras escalas de actitud y encuestas de opi¬nión. Los estados y c
orrientes de opinión hacen refe¬rencia a situaciones de actualidad, las corrientes a
aquellas ideas que mantiene un público con mayor o menor intensidad y actividad,
mientras que los estados cons¬tituyen una instantánea del mapa mental y actitudinal
de la población.
6) Las instituciones, los grupos y los líderes los grupos —sean de referencia o de p
ertenencia, primarios o secundarios, grandes o pequeños— siempre desempe-ñarán un papel
básico en la formación de opiniones, actitudes y opiniones públi-cas.
7) La opinión pública internacional constituye públicos transnacionales, la defensa
de principios, dichos y libertades que afectan a la naturaleza humana, las pres
iones que ejercen los públicos sobre la estructura (bloques, Estados, líderes) del p
oder internacional y el uso que se hace o el favor que prestan los medios de com
unicación su difusión y conocimiento
8) La opinión pública es un concepto abierto: porque, depende en su existencia y fo
rmación de una serie de factores externos condicionantes, porque han sido muchas l
as interpretaciones que se han dado al concepto y porque, al ser un fenómeno dinámic
o, de contras¬te y actualidad, siempre puede asumir alguna variante no prevista en
los fenóme¬nos anteriores.
2. El Surgimiento de la Opinión Pública al Amparo de la Publicidad Política y el Des
arrollo de las Libertades Públicas.
I. Los precedentes históricos en el mundo clásico, edad media y renacimiento.
La evolución de los estudios de opinión pública en los últi¬mos cien años, aventurándose a
rmar que en la actualidad la opinión pública puede ser plenamente considerada una ci
encia social empírica.
Los pasos, son los siguientes:
1) Se comienza a prestar atención al fenómeno «opinión pública».
2) Muchos pensadores multiplican todo género de consideraciones sobre el fenómeno
en sí.
3) Se descubren datos que pueden ser útiles para un estudio sistemático.
4) Se especifica la metodología adecuada para investigar en el campo de la opin
ión pública.
5) Institutos universitarios y centros comerciales especializados organizan i
nvestigaciones empíricas.
6) Surge la exigencia de estudios interdisciplinarios.
7) La investigación sobre la opinión pública llega a ser una ciencia social empírica.
Las referencias más claras y abundantes, sin embargo, nos vendrán de Grecia y de Rom
a. Se suele atribuir a Protágoras la expresión «dogma po-leon» que, traducida literalme
nte, significa la «creencia de las ciudades», pero interpretada en estilo libre pod
ría significar la «creencia pública» o el «parecer de. la colectividad», asimilable al conc
pto actual de «opinión pública».
Platón distingue en el plano del conocimiento la vía de la opinión (doxa) de la vía de l
a ciencia (episteme) como formas de acceder a la verdad (aletheiá) y a la perfección
(arete) humana
Aristóteles sigue manteniendo diferencias importantes entre doxa y episteme, acept
a la vía de la opinión como una forma de aproximarse a la verdad, ya que entiende aq
uélla como un conocimiento aproximado o probable.
La cultura romana nos ha legado muchas palabras y referencias relaciona¬das con el
tema de la opinión pública. Cicerón, por ejemplo, nos habla de la fuer¬za que ejerce so
bre cada uno de nosotros lapublicam opinionem. Sin embargo, cuando se habla de o
pinión (rumor o fama) ya no se entiende ésta en sentido filosófico, sino publicístico, t
al como más tarde la explicará Nicolás de Maquiavelo. Opinión se usa aquí como sinónimo de
pa¬riencia, suposición o notoriedad, la buena o la mala imagen que los demás tie¬nen de
uno mismo.
La Alta Edad Media sigue manteniendo muchos de los principios herededa-dos de la
Roma clásica y del cristianismo
Siguiendo con la Edad Media, además de ciertas prácticas relacionadas con la publici
dad y la propaganda, como las llevadas a cabo por los juglares o los deba-tes públ
icos protagonizados por las órdenes monásticas, Tomás de Aquino alaba la monarquía, atac
a la tiranía y reconoce ciertos pode¬res en el pueblo cuando el gobierno es elegido
democráticamente
El Renacimiento trae consigo aires de renovación será Nicolás de Maquiavelo quien nos
introduzca en la prehistoria propiamente dicha de la opinión pública a través de conc
eptos como el de Estado, reputación del Príncipe y comunicación política entre gobernant
e(s) y gobernado.
A través de nuevos conceptos y nuevas formas de actuar del príncipe, Maquia¬velo recon
oce el poder de la opinión pública, «con el objeto de construir una teoría del manejo de
esta opinión que él sabe maleable, sensible a la fuerza y fácil de engañar».
II. De la publicidad representativa a la publicidad burguesa. la imprenta, el públ
ico lector y el público político
1. Lo Público y la Publicidad
Lo público (koyné), en cambio, se refiere a todas aquellas actividades públicas donde
el ciudadano, liberado de las cargas domesticas, puede participar como ser libre
en las actividades cívicas (políticas) y comunes.
La publicidad representativa no se constituye aquí como un ámbito social o una esfer
a de la publicidad, sino como una característica del status social
2. La Imprenta y los Públicos
Entre las causas más importantes que contribuyen al cambio de la mentalidad mediev
al en mentalidad moderna se encuentran el invento de la imprenta, el poder emerg
ente de la burguesía, la vuelta al pasado de los clásicos, el nacimiento del Estado-
Nación y la ruptura religiosa con la reforma protestante. La imprenta se convierte
en el mejor soporte de la comunicación y la publicidad y, en el espacio de dos si
glos, ayudará a crear las bases necesarias para el surgimiento de la opi¬nión pública.
Con la imprenta la cul¬tura sale de los claustros a la calle y hace posible que na
zca el público lector. La imprenta, por tanto, se convierte en un instrumento extr
aordinario al ser¬vicio de la propaganda y hablar de difusión de ideas implica habla
r de mecanis¬mos de control por parte del poder (sea éste religioso o político) para i
mpedir que ciertas ideas entren en circulación.
3. El Desarrollo de las Libertades Públicas
El surgimiento de la opinión pública sufre un desarrollo dialéctico de acción recíproca co
n el proceso de las libertades públicas, que desembocará un lado, en la aparición del
término y la toma de con¬ciencia del poder de la opinión pública frente a todos aquello
s que quieren limi¬tar los derechos y libertades de los ciudadanos y, por otro, en
la declaración for¬mal de estos derechos y libertades en torno a las revoluciones f
rancesa y americana.
Se ha llamado prehistoria de las libertades públicas y cuyo proceso se puede resum
ir en tres apartados:
a) Los fermentos medievales
Entre las aportaciones bárbaras, en línea con este espíritu, conviene destacar: las as
ambleas nacionales y locales de las que emergerá, con el tiempo, la Cáma¬ra de los Com
unes, el principio electivo de los monarcas y la adscripción de los derechos a los
individuos como persona sin tener en cuenta su condición de miem¬bros del Estado.
b) La anticipación maquiavélica
En el renacimiento la libertad va a expresarse como un «privilegio perdido», tanto p
or la aristocracia en el contexto de las grandes monarquías, como por la burguesía e
mprendedora y los humanistas dentro de las reivindicaciones democrático-urbanas.
Un personaje de este tiempo, que se rebela contra el espíritu del tiempo, es N. de
Máquiavelo, quien en su obra los Discursos dice: “Nada contribuye más a la estabilid
ad y firmeza de una república como el organizaría de suerte que las opiniones que ag
itan los ánimos tengan vías legales de manifestación”.
Sintetizando, los estudios más recientes sobre propaganda podrían clasificar¬se en cua
tro categorías:
1) La primera incluye todos aquellos trabajos relacionados con la teoría de la
propaganda y la opinión pública, destacando, entre otras, la obra de T. Qualk-r, Pro
paganda and Psychological Warfare (1962), centrada principalmente en la his¬toria
y las funciones de la propaganda. También se pueden incluir los numerosos trabajos
de E. Noelle-Neumann sobre la naturaleza, historia y funciones de la opi¬nión pública
, así como la obra de B. Ginsberg, La mente cautiva: cómo promocio-na la opinión de la
s masas el poder del Estado, donde se estudia la dependencia que soportan las de
mocracias políticas de la formación y evaluación de la opinión pública y los esfuerzos que
se llevan a cabo para su control para someterla a las clases privilegiadas.
2) La segunda de las categorías se centra en el estudio de la propaganda desde
un punto de vista histórico y espacial, contando entre las obras más importantes: El
nacimiento del Estado-Propaganda: Métodos soviéticos de movilización de masas 1917-19
29, de P. Kenez; Cómo hacer aceptar un imperio: propaganda imperialista británica y
francesa, 1890-1940, de T. G. August y otra serie de obras sobre la propagan'da
norteamericana, como las de R. W. Steele o M. Honey.
3) La tercera categoría incluye aquellos estudios que destacan la importan¬cia del c
ine en la propaganda. Se pueden citar, entre otras, Film & Radio Propa¬ganda in Wo
rld War II, de J. R. M. Short, y Propaganda en la política internacio¬nal, 1919-1939
, de Ph. M. Taylor.
4) Finalmente, la cuarta y última categoría, incluiría todas aquellas obras que consid
eran la publicidad como una forma de propaganda. Ante el auge que la publicidad
ha tomado en las últimas décadas, los estudios son muy numerosos, citando —por su rela
ción con la opinión pública y la propaganda— el libro de L. W. Doob, Opinión pública y prop
ganda; Publicidad: la persuasión molesta, de M. Schudson, y la obra de Marchand, L
a publicidad del sueño americano: abrien¬do camino a la modernidad, 1920-l940.
6. Opinión Pública y Comunicación Política
I. CONCEPTO Y ÁREAS DE INVESTIGACIÓN DE LA COMUNICACIÓN POLÍTICA
Se entiende la comunicación política como un campo esen¬cial, emergente y mediador de
ntro de las ciencias sociales.
La opinión pública será contemplada a partir de este momento como un capítulo importante
de la comunicación social, pero especialmente de aquellos «pro¬cesos que median entre
las instituciones formales del Gobierno y la conducta elec¬toral de los ciudadano
s», esto es, desde la parte central de la comunicación política. Con esto no quiere de
cirse que toda opinión pública sea comunicación politica, pero sí que en todo fenómeno de
opinión pública —sea cultural, social o político— puede encontrarse un componente público m
y próximo a los ámbi¬tos políticos, tal como fuera entendido por los liberales del siglo
xix.
La comunicación política, tal como se especifica en los temas de investiga¬ción relacion
ados con esta disciplina, sitúa la opinión pública entre sus temas prin-cipales y, en
aquellos otros temas que llevan rótulos distintos como «campañas y elecciones», «medios de
comunicación y política» o «actitudes políticas, eleccio-nes y comunicación», las referenc
a la opinión pública son constantes. La comu¬nicación política, respetando la tradición de
investigación en comunicación de masas, ha conseguido recuperar el componente político
de la opinión pública y situar ésta en un marco interdisciplinar relacionado con la s
ociología, las ciencias políticas, la psicología social y las ciencias de la comunicac
ión.
A pesar de sus orígenes diversos, su carácter interdisciplinar, las dificultades par
a encontrar una definición convincente y la falta de consenso temático, en opi-nión de
Nimo y Sanders, hay una serie de temas, muchos de ellos relacionados con ,1a op
inión pública, que han impulsado el desarrollo de la comunicación política. Son los sigu
ientes:
1) El análisis retórico se ha estudiado a través de tres perspectivas distintas: una,
que podríamos llamar «tradicional», que hunde sus raíces en Aristóteles y se centra en él c
municador; una segunda, de tipo «experimental» y abierta al aná-lisis de todos los ele
mentos del discurso; y, la tercera, la «nueva retórica», ubica-da entre las dos anteri
ores y centrada en el análisis de los símbolos como elementos que influyen en la per
cepción de la realidad.
j
2) El análisis de la propaganda que, tal como ha sido expuesto en el capí¬tulo anterio
r, ha .recorrido un largo camino —especialmente el tiempo compren¬dido entre las dos
guerras mundiales— hasta llegar a la situación sofisticada del día de hoy. Si en un p
rincipio interesaban las motivaciones del comunicador, los símbolos clave y el con
trol de la opinión pública, las nuevas técnicas han añadi¬do la preocupación por los conten
dos latentes y no verbales.
3) Los estudios sobre cambio de actitudes constituyen una de las aportacio¬nes más i
mportantes que la psicología social ha hecho al estudio de la opinión pública y la com
unicación política. Estos estudios adquieren una gran importan¬cia desde los primeros
momentos de la Communication Research y siguen ocu¬pando el mismo papel central en
la actualidad en aquellas investigaciones espe¬cialmente relacionadas con la prop
aganda política, debates políticos, socialización política, campañas electorales y opinión
lica.
4) Los estudios electorales también pasan por tres fases. La primera generación (Uni¬v
ersidad de Columbia) incluye los estudios del paradigma dominante de Lazars-feld
y Berelson con su famosa teoría de los efectos mínimos y el papel reforzador de los
medios; la segunda se sitúa en la Universidad de Michigan (A. Campbell y cois.),
acepta algunos cambios metodológicos respecto al grupo anterior y foca¬liza su inves
tigación en la identificación partidista; y la tercera (Blumler, McQuail, etc.) orie
nta sus estudios hacia el uso que los electores hacen de la comunicación en tiempo
de campaña electoral.
5) El análisis de las relaciones entre el gobierno y los medios de comunica¬ción tiene
su primer intento en el libro de W. Lippmann Public Opinión (1922) y, desde enton
ces hasta el momento actual, los estudios se han extendido a todos los medios de
comunicación, siendo los científicos de la política, sociólogos e inves-tigadores de la
comunicación quienes más han trabajado el tema.
6) El origen del análisis funcional y sistémico se sitúa en la preocupación de los científ
icos de la política por analizar comparativamente los sistemas políticos, preocupación
que más tarde se extenderá al análisis de las principales funciones
7) Finalmente, los cambios tecnológicos sufridos en estos años también han contribuido
al desarrollo de la comunicación política. En primer lugar, los cam¬bios habidos en l
a difusión informativa (prensa, radio, televisión y nuevas técni¬cas informativas); en s
egundo lugar, las técnicas utilizadas en las campañas elec-torales y, finalmente, lo
s cambios ocurridos en la metodología y técnicas de investigación aplicadas al análisis
de acontecimientos sociales.
En New Directions in Political Communication, D. Nimo y D. L. Swanson se propone
n continuar la tarea de «construcción» que nueve años atrás habían ini-ciado los editores d
l Handbook y_paja ello revisarán y ordenarán la ingente labor que sobre comunicación p
olítica se ha producido a lo largo de los años ochenta.1 Las investigaciones más impor
tantes, según los autores, se resumen en los siguien¬tes capítulos o temas:
1) Fundamentos de la comunicación política. Una de las líneas seguidas en estos años está
representada en la revisión que la teoría crítica ha hecho del estu-dio de las campañas
políticas y el paradigma de la persuasión en el voto, denun-ciando que estos estudio
s, al estar centrados en la posible influencia de los polí-ticos y los periodistas
en la decisión del voto, lo que estaban ocultando era una serie de rituales drama
tizados que legitimaban la estructura de poder en las demo¬cracias liberales. Las
elecciones —dirán— ayudan a sostener el mito de la demo¬cracia representativa, la iguald
ad política y la autodeterminación colectiva, con lo que están reforzando valores políti
cos respaldados activamente por el sistema educativo, las principales organizaci
ones políticas y el aparato del Estado. A pesar de las críticas realizadas desde est
a corriente, gran parte de los estudios realiza¬dos han seguido analizando las est
rategias que utilizan los medios de conoci¬miento para influir en el conocimiento,
las creencias y la decisión del voto. Son aquellos estudios que guardan relación co
n la agenda-setting, usos y gratifica¬ciones, el análisis retórico de los discursos y
los efectos de la publicidad políti¬ca, entre otros.
2) El análisis de los mensajes políticos: Se ha dado una particular relevancia a la
orientación empírica que los científicos han dado tanto a los análisis de los mensajes,
como al acercamiento retorico y simbólico de los mismos.
3) Perspectiva institucional, sistémica y cultural: Las variables institucional, s
istémica y cultura recibieron una atención respetable para explicar el comportamient
o electoral; ahora los estudiosos han retomado el tema y han aumentado la preocu
pación por analizar, más allá de la respuesta que los individuos pueden dar a las camp
añas electorales, el papel de la comunicación desde todos los factores que rodean la
s instituciones políticas, los sistemas y las culturas políticas.
7. EL ENTORNO POLÍTICO DE LA OPINIÓN PÚBLICA EL SISTEMA POLÍTICO, EL SISTEMA DE PARTI
DOS Y EL SISTEMA ELECTORAL COMO CONDICIONANTES DE LA OPINIÓN PÚBLICA
Ya hemos hablado en un apartado anterior del Régimen de Opinión como aquel régimen que
surge y se desarrolla al amparo de la democracia formal. La demo-cracia, como s
istema político, reconoce y protege numerosos derechos y liberta-des y, cuando hab
lamos de opinión pública, subrayamos como importante la idea de soberanía, los derecho
s de opinión y expresión públicas, la participación en la elección de los gobernantes y el
control de las acciones de gobierno y el recono-cimiento implícito y real del imp
ortante papel que juega la opinión pública en el equilibrio de poderes. Los doctrina
rios del siglo pasado la incluyeron entre los pesos y contrapesos que deben llev
ar al equilibrio político, Maquiavelo dejó escri-to en El Príncipe que los gobernantes
deben gozar del favor popular para mante-nerse en el poder y los usos que los g
obiernos han hecho de las encuestas de opi¬nión confirman que la opinión pública ocupa u
n espacio importante en la esfera pública y, en concreto, en la esfera del poder.
La opinión pública nos remite a esa parte de los ciudadanos informados, cons-cientes
y activos que quieren intervenir en la cosa pública y ha sido tan importante a lo
largo de dos siglos la atención que le han prestado los gobiernos democráti-cos que
esta atención se ha extendido, por lo menos en sus formas, hasta los Esta¬dos total
itarios. La opinión pública se ha hecho un hueco en todos los países del mundo, pero más
y mejor en los países democráticos. Por eso decimos que el lugar natural de la opin
ión pública se encuentra en la democracia. Éste es el sistema que, en teoría o por aprox
imación, hace posible el respeto al individuo y al pueblo, a la conciencia individ
ual y a la conciencia pública, posibilita la educación para todos y la libertad de i
nformación, el pluralismo político y la circulación de ideas, la libertad de opinión y d
e expresión, la participación y responsabilidad públicas y un sinfín de condiciones que
sitúan al hombre y la sociedad por encima del Esta¬do o de cualquier otra forma de s
uperestructura.
Sin embargo, habría que hacer alguna distinción entre la democracia (como) ideal y l
a democracia real o formal. Las declaraciones de derechos, tanto la fran¬cesa como
la norteamericana y, más tarde, la Declaración Universal de los Dere¬chos Humanos, so
n declaraciones de intenciones que, más tarde, las Constitucio¬nes democráticas recoge
rán en forma de ley. Aun admitiendo su carácter obligatorio —que lo que dice la ley ha
de cumplirse— la historia de las democracias nos recuerda las conquistas y los nu
merosos avances en derechos y libertades, pero también nos habla del techo democráti
co, del enquistamiento de la cultura políti-ca, del cinismo político, de los guiños qu
e hacen frecuentemente los gobernantes añorando formas autoritarias de regímenes pas
ados (autoritarios), de los intentos
de control, censura y manipulación del ciudadano en general y de aquellas ins-tanc
ias críticas relacionadas con el ejercicio de las libertades públicas y un sinfín de d
etalles que siguen confirmando la gran distancia existente entre la sociedad civ
il y la sociedad política, entre los ciudadanos y el poder
Cuando hablamos de las relaciones entre el sistema social y el sistema políti¬co, de
la esfera privada con la esfera pública, de las conexiones entre la sociedad y el
poder político y de los gobernantes con los gobernados, estamos haciendo referenc
ia al proceso de comunicación política. Son muchas las formas que pue-den definir es
te proceso, pero entre las más importantes pueden citarse aquellas que se realizan
a través de la constitución y de las leyes, cuando actúa directa-mente el ciudadano f
rente a la administración pública, movilizando la opinión pública, a través del defensor d
el pueblo, usando métodos científicos como las encuestas de opinión, participando en e
l sufragio en sus distintas modalidades, a través de los medios de comunicación, cam
pañas electorales, grupos de presión, asociaciones, instituciones y organizaciones,
pero, especialmente, a través de los partidos políticos.
Los partidos políticos, además de desempeñar las funciones de socialización política, legi
timación del sistema político, reclutamiento y selección de élites, organización de las el
ecciones y organización y composición del parlamento, tie-nen las funciones de repre
sentación de intereses y movilización de la opinión pública.
Cuando nos referimos a la opinión pública y a su peso o presencia en las esfe¬ras del
poder, debemos considerar tres planos; el de los ciudadanos, el de los par-tidos
y el del parlamento. A través de las encuestas de opinión, por ejemplo, pode¬mos cono
cer las preferencias políticas de los ciudadanos y ubicarlas en una escala (escala
s de autoubicación ideológica) con los porcentajes correspondientes a cada uno de lo
s valores escalares y, a través de los resultados electorales, su represen¬tación en l
as esferas del poder (presidencia o parlamento). También, a través de las encuestas,
los ciudadanos pueden ubicara cada uno de los partidos políticos en el mismo cont
inuo izquierda-derecha y comprobar si los partidos que se pre¬sentan a las eleccio
nes completan todos los valores del continuo, dejan muchos espacios en blanco o
si se se produce algún tipo de desfase entre la ideología de un partido y la percepc
ión que el ciudadano tiene de la misma. Finalmente, los resultados electorales, me
diados por la ley electoral, nos indican tanto la compo¬sición del parlamento, la pr
esencia de partidos políticos que consiguen represen¬tación y la cantidad de escaños asi
gnados a cada grupo, como el grado de seme¬janza entre el mapa parlamentario y el
mapa de las opiniones y voluntades de la población
8. La Investigación de la Opinión Pública. Las encuestas de opinión y otras técnicas.
Antes el análisis de la opinión pública se hacía desde la reflexión y la observación. Hoy e
día el tratamiento de la opinión pública se hace desde el análisis de contenido, las es
calas de actitud y las encuestas de opinión, éstas últimas son el instrumento más conoci
do para medir la opinión pública.
Encuestas de Opinión
Según M. García Ferrando una encuesta es una investigación realizada sobre una muestra
de sujetos representativa de un colectivo más amplio, que se lleva a cabo en el c
ontexto de la vida cotidiana, utilizando procedimientos estandarizados de interr
ogación, con el fin de obtener mediciones cuantitativas de una gran variedad de c
aracterísticas objetivas y subjetivas de la población. Como una variante de la anter
ior, está la encuesta de opinión, la cual es un procedimiento para conseguir informa
ción (opiniones) a través de mediciones cuantitativas de un grupo de sujetos (muestr
a) que pretende representar a un universo mayor (población), dentro de unos márgenes
de error controlados (probabilidad).
La única información que aportan las encuestas de opinión, es de tipo indicativo y no
muy diferente de aquella que puede conseguirse con la experiencia o la simple ob
servación.
Las encuestas de opinión miden eso, opiniones, detrás de esas opiniones reflejadas e
n forma de estados de opinión se puede encontrar una corriente de opinión o un fenómen
o de opinión pública; es por eso que vista de esta manera es una técnica adecuada para
investigar la opinión pública.
Como técnica de investigación, las encuestas incluyen una serie de fases, resultado
de la teoría y la experiencia investigadora que, de cumplirse correctamente, garan
tizan la fiabilidad y validez de las mismas.
Las fases más importantes de una encuesta se pueden resumir en las siguientes:
1) Proyecto y diseño de la encuesta
Es el punto de partida y en él deben de analizarse y definir los objetivos de la
investigación, la metodología a seguir y la planificación de las distintas fases y ele
mentos que intervienen a lo largo del proceso. Debe incluirse la información neces
aria para crear una buena base de la muestra.
2.) La Muestra. Tipos de muestra y errores muestrales.
Para el diseño de la muestra se deben considerar dos aspectos: la determinación del
volumen de muestra y la elección del tipo de muestra. Para ésta última la muestra idea
l es la muestra aleatoria simple, porque es donde el error se puede calcular mat
emáticamente, pero razones de diversa índole llevan a utilizar otros tipos de muestr
as que también permiten conseguir los objetivos de la investigación.
La clasificación de las muestras se hace teniendo en cuenta el criterio del azar,
aunque también pueden utilizarse otros criterios que nada tienen que ver con este
concepto.
Ejemplos del muestreo probabilístico son: el muestreo aleatorio simple, el muestr
eo aleatorio sistemático, el muestreo aleatorio estratificado, el muestreo por con
glomerados y el muestreo por teléfono,
Entre los ejemplos más conocidos de muestras no probabilísticas se pueden citar: el
muestreo periodístico, el muestreo por cuotas y el muestreo mediático.
3) El cuestionario
El cuestionario está formado por todas aquellas preguntas que nos van a dar inform
ación sobre el problema o tema de investigación. Para realizar un cuestionario se de
ben tener en cuenta los siguientes aspectos:
La elección del tipo de preguntas: preguntas abiertas y/o cerradas;
ensayos de cuestionario: pruebas pretest;
correcta redacción de las preguntas para evitar confusión y equívoco (las pre
guntas deben de ser breves, claras y concisas);
ordenación lógica y psicológica de las preguntas del cuestionario;
precodificación y poscodificación ;
buena presentación e identificación de los responsables de la investigación.
4) Trabajo de Campo
El trabajo de campo incluye: planificación del trabajo de campo, calculando tiempo
s y costos de las actividades; instrucciones generales y explicación del cuestiona
rio a los entrevistadores; realización de las entrevistas y supervisión; depuración, t
ranscripción y codificación.
El entrevistador desempeña un papel fundamental en la cuesta porque, en cierto mod
o, personaliza a la empresa y el tema de investigación.
5) Procesamiento de datos
En el procesamiento de datos se incluye la perforación de fichas, la grabación en c
inta o en disco de los datos y códigos del cuestionario, tabulación de datos y cálculo
s estadísticos correspondientes.
6) Análisis de resultados e Informe
Al final del proceso se pasa al análisis e interpretación de los datos en fun¬ción de la
s variables explicativas, los objetivos y las hipótesis planteadas al principio, p
orque «los datos no hablan por sí mismos»
Otras técnicas para investigar la opinión pública
El análisis de contenido
Algunas teorías sobre la opinión pública, como la teoría de la espiral del silen¬cio y la
teoría de la agenda, subrayan la importancia de los medios de comuni¬cación en la form
ación del clima de opinión y la opinión pública. Esto nos lleva a aceptar que la opinión pú
lica pasa por los medios —porque pueden crear e influir en la opinión pública existent
e— y que analizando éstos, especialmente sus contenidos, podemos conocer una variant
e importante de la opinión pública. Con respecto a los medios y el proceso de la com
unicación se podrían analizar todas las partes del mismo: la fuente, el canal, el co
municador, el código, el mensaje y el receptor, porque todas tienen algún tipo de re
lación con la opinión pública, pero algunas más que otras, como sucede, por ejemplo, con
el mensaje y el receptor.
El análisis de contenido como aquella técnica que busca «la descripción objetiva, sistemát
ica y cuantita¬tiva del contenido manifiesto de la comunicación».
Si entre los contenidos de la comunicación podemos diferenciar el nivel sin-táctico,
el nivel semántico y el nivel pragmático'3, el análisis de contenido se move¬ría principa
lmente entre los dos últimos y, más en concreto, en el semántico, aun¬que hay técnicas par
a todos los niveles. Según P. Navarro y C. Diez, en el nivel sintáctico se podrían inc
luir: el análisis de la expresión, el análisis automático del discurso (AAD) y los estud
ios sociolingüísticos de Bernstein. En el nivel semán¬tico: el análisis de la evaluación, e
análisis de contingencias, el análisis discrimi¬nante, el Q-análisis o dinámica poliédrica
y el análisis sociosemántico. Y en el nivel pragmático: la perspectiva instrumental de
A. George, el análisis de la expre¬sividad, el punto de vista conversacional, el anál
isis de conversaciones, el análi¬sis del discurso y el análisis de la enunciación.
Definidos los objetivos de la investigación y seleccionado el corpus que se ha de
investigar, en todas estas técnicas se deben concretar las unidades de análisis o re
gistro (palabras, frases, titulares, intenciones, referentes, temas...), las uni
da¬des de contexto o marco interpretativo, las reglas de codificación, la categoriza
ción, la inferencia y la interpretación. No se centra, sólo en el texto, sino que deb
en tenerse en cuenta el sujeto comunicador (como persona, como profesional, como
miembro de un grupo o como empresa mediática) sus intenciones manifiestas o laten
tes, sus formas de expresarse, las circunstancias que le acompañan, el destinatari
o de la comunicación, el entorno o contexto y las distintas estructuras que susten
tan y justifican el discurso.
En relación con la opinión pública citamos dos técnicas de análisis de contenido que busca
n medir dos aspectos fundamentales de la comunicación: la información (análisis temáti¬co)
y la opinión (análisis evaluativo).
Las Escalas de Actitud
Las escalas de actitud pretenden medir actitudes, entendidas como variables inte
rmedias o intervinientes del sujeto.
Además de la existencia o no de actitudes, las escalas suelen medir algunos de sus
rasgos, como: d) la consistencia, o la permanencia del mismo tipo de respuesta
en la escala; b) la amplitud, o el número de aspectos, acontecimientos o personas
que se incluyen en las actitudes; c) la intensidad, o la fuerza con que se manti
ene la actitud; y d) la saliencia o espontaneidad, como la predisposición que mani¬f
iestan las personas cuando van a responder a una pregunta en una escala.
Las escalas de actitud se utilizan para asignar un valor numérico a un indivi¬duo (g
rupo, colectivo o muestra) en algún punto comprendido entre los dos extre¬mos de la
escala. Comprende una serie de frases o ítems a los que el sujeto debe responder p
ara conseguir una posición dentro del continuo.