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PRIMER PARCIAL
1. EL PANORAMA
1. Prolegómenos
Como dijo Marx desde siempre han existen los explotados y los explotadores. Pero también existen
una serie de Hetedoroxos, Disidentes, Resistentes, Rebeldes, Revolucionarios y hasta Refractarios, que
denuncian el orden establecido y proponen relaciones sociales diferentes. También existen marginados
que, ante Sistemas sociales que niegan la condición de humanidad a una parte de la misma optan por
apearse.
Las propias condiciones del dominio y enriquecimiento de la burguesía implicaban realmente que se
negara a una parte de la humanidad la condición de tal, haciéndola objeto de un proceso de expropiación-
explotación y de degradación que no podía sino alzarlos contra el Sistema. Es cierta la aseveración
marxista de que la historia de la humanidad lo es también de la expropiación-explotación del hombre por
el hombre, con la consiguiente relación Anti-Sistema de los expropiados-explotados. El Capitalismo no es
sino una de las muchas modalidades de expropiación-explotación, que le precedieron y le sucederán. Así
los sucesores de Marx vieron que el Socialismo podría ser alcanzado de una sola vez y de manera
irreversible cuando en realidad requería de un continuo esfuerzo diario contra las nuevas formas de
desigualdad y de privilegio que traería consigo.
Todo Sistema genera pues, tarde o temprano, si antítesis, o cuando menos su oposición al orden
establecido. Y ello desde dentro de la sociedad pero también desde dentro. El siglo XX puede ser
considerado como el siglo del fin de los Imperios tras violentos choques entre sí y las dificultades de
escapar a los movimientos centrífugos. Quizá sea por eso por lo que Bouthoul vaticinaba el constante
predominio del armamento defensivo o la pertinaz reconversión de casi todos los avances en materia de
armamento ofensivo hacia lo defensivo. En 100 años de Historia se ha visto caer al Imperio británico, al
francés, al español, al ruso dos veces, al otomano, al alemán dos veces, al austrohúngaro, japonés y
portugués. Incluso el norteamericano ha entrado en crisis aunque no se pude fechar. Como dice Bensaïd,
en los 70 Norteamérica caía a causa de la inconvertibilidad del dólar y de la guerra de Vietnam. En los 80,
su enorme déficit le transformó en la nación con más deudas y en el principal beneficiario de las
inversiones internacionales. Pero el rearme, la situación económica a favor del dólar y las políticas
liberales contrarias a los trabajadores han conseguido incluso invertir esta tendencia.
Pero aún así el Imperio, declinante o no, va generando sus Anti-Sistemas, internos y externos.
Porque cada polo de poder genera, tarde o temprano, su antítesis. Así señala Schlesinger que el
crecimiento de la animosidad hacia EEUU como potencia directora del mundo, sin que la hostilidad se
pueda desviar hacia la URSS, sencillamente porque ya no existe. El Liberalismo, sin el Comunismo, tiene
que aprender a vivir sin su repelente, sin instrumentalizar el miedo hacia la URSS para hacer olvidar sus
taras. En lugar de ser juzgado como un “mal menor” ahora debe serlo como lo que es en realidad.
Para Ellul no hay en la sociedad fuerzas capaces de promover un proceso revolucionario ya que
todos los grupos que se lo proponen son grupos minoritarios, débiles. Esto también es así, piensa, porque
además estos grupos tampoco están proletarizados, con lo que conseguirían una posibilidad y una
legitimación para hacer la revolución.
Ellul se equivoca ya que no tiene en cuenta que los parados en la década de los 90 se convirtieron
en un elemento estructural de considerables consecuencias políticas, sociales y económicas, como se
observa en la relación existente entre el aumento del número de parados de larga duración y el del voto
Anti-Sistema. A esto se debe añadir el aumento de la fuerza de los estudiantes en los últimos años. Se
equivoca también al afirmar que es imprescindible la proletarización del movimiento revolucionario pues
los hechos demuestran que los movimientos Anti-Sistema están captando, no solo a los que menos tienen
o a las clases medias, si no que alcanzan a los que incluso creen tener algo. Es más, se vislumbra la
creación de un nuevo proletariado formado no en base a los conceptos de clásicos del mismo sino que
definible en función de la percepción de las rentas de trabajo. El nuevo proletariado sería, tal y como lo
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describe Bensaïd, aquel conjunto de personas que no reciben su renta mayoritariamente de la posesión de
bienes capitales.
Siguiendo a Ellul, dice que las revoluciones del “Tercer Mundo” no son traspasables a las
sociedades occidentales y, además, no contagiaran a estas. De nuevo aquí se equivoca ya que no existe
ninguna razón para que los movimientos revolucionarios del “Tercer Mundo” tengan una influencia en
nuestras sociedades. Ejemplos como el Guevarismo y el Maoísmo se contradicen con Ellul. El concepto de
“cerco tercermundista” no tendría una verdad absoluta, pero sí parte de razón en que el Sistema puede
tener gravísimos problemas al surgir competidores económicos – como pasó con Japón y Alemania .
Otro argumento que declara Ellul para afirmar que la revolución es imposible es la falta de
objetivos. Afirma que la gente sigue buscando la “justicia y la libertad” pero ¿qué justicia y que libertad?
Para hacer la revolución se necesita un programa, y para Ellul faltan los “programadores”. Aunque es
cierto que las reivindicaciones de los movimientos actuales se centran más en lo concreto (pensiones,
sueldos, etc.) y que esto no constituye programa alguno, también es cierto que crece continuamente el
número de personas y de movimientos en disconformidad con el Sistema en general o con aspectos de
éste.
Sin embargo esto no constituye ningún programa político que vaya a transformar la sociedad
mediante un proceso revolucionario. Tal programa sería necesario y de éstos nuevos ejes se vislumbran
algunos esbozos:
2. Ellul también habla de un conformismo o desinterés por la política de los técnicos, cosa que
para él rompería todo lo que de revolucionario tendría la tecnología. Pero no tiene en cuenta
que ese desinterés bien podría traducirse en la puesta en cuestión del Sistema o bien en la no
defensa del mismo.
3. Si el progreso es continuo, para Ellul, entonces no tendría sentido hablar de la necesidad de una
Revolución. Sin embargo la idea de Revolución viene impregnada del concepto de Progreso, ya
que a menos que se considere a tal como el avance del salvaje capitalismo, la idea de
racionalidad impulsada por la revolución viene conjuntamente con la de progreso.
5. La Revolución debe ser total, para Ellul. No existen Revoluciones parciales. Desde este punto de
vistas las críticas a Ellul han venido de diversos lugares. Se ha dicho que su postura es
funcionalista y que está equivocada pues todo Sistema comporta partes más integradas, el
centro o el núcleo, y partes no tan dependientes. También se ha dicho que no es lo mismo la
sociedad mercantilizada que la sociedad tecnificada, que no es la misma la movilización popular
en su defensa. Las Revoluciones no son eternas, ni en su planteamiento ni en su sus
consecuencias. Y, aunque la Revolución influya en gran parte de los aspectos de la vida, no
puede transformarlos todos, así que esa pretensión de “totalidad” no es posible. Habría que
abandonar el planteamiento marxista de la Revolución irreversible. Una Revolución puede durar
centenares de años e iniciarse desde un extremo de la sociedad aún cuando no se expanda a la
completa totalidad de la sociedad y solo a veces a la globalidad.
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Tenga o no tenga razón Ellul, hay que afirmar que en el tiempo en que son imposibles las
Revoluciones siempre serán posibles, al menos, las revueltas.
I. EL SISTEMA
1. Sistema y Antisistema
De las leyes que Marx enunció pocas han sido tan controvertidas como aquella, llamada de la
dialéctica, según la cual toda situación de poder, todo Sistema, genera tarde o temprano su contrario, de
donde surge una relación antitética, de enfrentamiento, cuyo resultado es la superación de ambas, de la
tesis y de la antítesis, por la síntesis.
Todo principio aplicado más allá de lo razonable termina generando tal desequilibrio que termina
por producir su contraposición, principio destinado a frenar los excesos del primero.
A partir de la década de los 30, comenzó una era de expansión y de progreso social. Pero al inicio
de la década de los 90 el panorama se hizo claramente retrógrado. Ahí el origen de la crisis económica
crónica y grave que padecemos. Nos hallamos en recesión, lo cual en régimen capitalista es,
periódicamente, normal; pero su dureza y duración producen efectos sobre las relaciones sociales y
fomenta la aparición de actitudes y de grupos anti- sistema. Esta crisis económica está extendida por
doquier. Y en primer lugar, a las economías más conectadas con la norteamericana, o más dependientes
de las importaciones realizadas por los USA. La pobreza se extiende, dentro y fuera de los USA,
reapareciendo incluso los casos de pobreza absoluta. Nuestra sociedad produce pobreza igual que
mercancías.
La desigualdad en Estados Unidos también se está reproduciendo en Europa, pero con menos
intensidad en la UE, aunque el caso británico es sangriento.
Ahora bien: no es la cuestión de la pobreza absoluta la más grave, sino la de la pobreza relativa.
Derivada de la comparación de mi propia situación real con mis propias aspiraciones. Las revueltas, es
decir, la aparición de actitudes anti- sistema y su radicalización, tienen como causa un sentimiento de
frustración, un descontento o un grado de privación relativa. La privación relativa se traduce en un
desfase entre las aspiraciones de los individuos y grupos, y las posibilidades que creen tener de realizar
sus aspiraciones.
Hay, pues, privación relativa cuando las aspiraciones se desarrollan sin que progresen las
posibilidades de que se cumplan.
Este es el caso, hoy en general, del llamado Primer Mundo en el que, a la vista de la actual realidad
económica, existen razones económicas suficientes para que aumente la privación relativa, y, por ende, la
protesta contra el Sistema.
• Frustración social porque se dijo que la caída de los sistema del Este iba a permitir un
crecimiento económico aún mayor acompañado de los primeros intentos serios de
erradicación de la pobreza extrema, y ello no se ha cumplido.
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• Las economías son cada vez menos nacionales, con lo cual se pierde la posibilidad de
control sobre el propio bienestar y aumenta la irritación porque éste dependa de
voluntades no propias.
• Propensión de los gobiernos a incumplir sus promesas electorales, eso sí, recurriendo
al voto popular cada x años amenazando con que los otros lo harán peor.
Si falla el mecanismo de ritualización, si cada vez sirve de menos votar, la agresividad tiende, en
una primera fase a derivar desde el voto a las formaciones más sistémicas hacia la abstención; luego a la
baja en militancia; después hacia el voto de castigo a favor de la oposición; y más tarde hacia el voto
anti- sistema, y después, hacia la acción violenta en la calle. Fase en la que estamos entrando ahora.
Otro punto, muy importante, y que hay que relacionar con el proceso que acabamos de describir:
la Polemología ha descrito con bastante exactitud lo que los políticos saben desde hace milenios, a saber,
que la existencia de un enemigo exterior creíble refuerza la cohesión de grupo y elimina divisiones a la vez
que refuerza al Sistema y a los gobernantes, a los que endiosa, evitándole oposiciones y críticas, etc. El
problema reside en que la ausencia del enemigo exterior tiende a provocar efectos exactamente
contrarios: ya que no hay enemigo exterior, se puede comenzar a hablar de las deficiencias del Sistema
propio, el cual es sometido a examen. Igualmente, unidades políticas creadas (o mantenidas)
artificialmente inician su resquebrajamiento.
El Sistema requiere que, al menos, una parte de su Periferia sirva de volante de desempleados y de
proveedora de materias primas baratas, así como de compradores de sus excedentes. Como no toda la
población puede ser comprada con el excedente, o no desea ser comprada, eso que queda por integrar
constituye la Periferia del Sistema. Dicho de otra manera: el Sistema se compone de Centro y de Periferia;
cuanto más rica sea la sociedad y menos injusta (sin ser igualitaria), mayor será el Centro, menor su
Periferia, y mayor la estabilidad del Sistema; y a la inversa.
Por cierto que, definida la Periferia como lo que queda fuera del Centro, hay que distinguir después
entre la Periferia del Sistema y la Anti- Sistema. La Periferia del Sistema ha sido descrita como la parte del
Sistema que, no integrada en el Centro, contribuye voluntariamente al mantenimiento, al ajuste, del
Sistema. Se trata habitualmente de grupos que desean acceder al Centro y que aprovechan las tensiones
dentro del mismo centro y entre éste y las periferias para acceder a ese Centro. Lo cierto es que también
determinados Nacionalismos o Fundamentalismos religiosos, a priori no Anti- Sistema, presionan tanto
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para acercarse al Centro del Sistema que, a veces, involuntariamente, producen efectos adversos, o lo
desequilibran notoriamente.
Por oposición, la Periferia Anti- Sistema o los Anti- Sistemas, acepten o no las reglas de la
competencia política dentro del Sistema, desean el cambio radical de su naturaleza profunda; son grupos
que no desean formar parte del Sistema y pretenden sustituirlo por otro. Estos son, hoy, los partidos
auténticamente partidarios del cambio. Puede ocurrir también que partidos Anti- Sistema contribuyan, por
una estrategia o táctica equivocadas, al ajuste, integración y mantenimiento del Sistema.
Finalmente, está la Periferia geográfica del Sistema. Éste, como veremos, tiene su Centro
geográfico en Estados Unidos, el Núcleo duro, protegido por un primer círculo constituido por lo que
podríamos llamar potencias anglosajonas (y sus protegidos más inmediatos: Holanda, Dinamarca,
Noruega, Italia y Portugal, más el caso de Israel); un segundo círculo, especies de tribus germánicas en
situación de vasallaje (casi todo el resto de la antigua Europa Occidental y Japón); un tercer círculo ya
fuera del Centro, el limes estable(por ejemplo, Turquía, los antiguos países del Este excepto las
Repúblicas musulmanas de la antigua URSS, México y parte de América Central y del Sur, la República
Surafricana, Marruecos, Túnez, Egipto, Siria, Pakistán, determinados países indochinos, Filipinas e
Indonesia); y un cuarto círculo o limes inestable: Nicaragua, Cuba, Afganistán, Argelia, Iraq, Libia,
muchas de las antiguas repúblicas islámicas de la ex URSS, Serbia hasta hace poco, y Nigeria. Más allá,
Anti- Sistemas reales o potenciales como China, India, Brasil, etc. Más allá aún, lo que no cuenta ya para
nada (África negra, etc).
Por cierto: la desaparición del bloque soviético obliga ahora al Sistema a buscar enemigos de
sustitución con los que conseguir periódicamente recohesionamientos, reajustes y reintegraciones del
Sistema. Por eso los medios de comunicación son, hoy más que nunca, esenciales para el Sistema.
2. No imponer Hitler a las altas jerarquías militares alemanas una política sincera de alianza
con Francia que hubiera dado un vuelco de 180º al aislamiento relativo de Alemania. Era
en 1940 cuando Hitler debió proponer a Francia una paz sin anexiones, la liberación
inmediata de los soldados franceses prisioneros en Alemania, y un eje París- Berlón que
junto con Roma hubiera condominazo Europa. Teniendo en cuenta la actitud como
mínimo hostil de los ingleses contra Francia tras junio de 1940, ese condominio hubiera
garantizado acortar considerablemente la guerra al disuadir la intervención
norteamericana. Cuando a finales de 1942, y tras la invasión de África del Norte por los
anglosajones, Hitler le propone a Pétain la unión de los dos países, para lo mejor y lo
peor, ya será tarde.
3. Hitler no ha sabido prever que la URSS era un tajo demasiado gordo para Alemania.
Lo cierto es que, finalmente, los ganadores fueron los norteamericanos y aláteres anglosajones, y
no los alemanes, con lo que desaparecía una potencia rival de los USA a efectos de la posibilidad de
aspirar ésta a la hegemonía mundial. Alemania, por lo demás, fue debidamente reeducada para no
plantear problemas futuros.
No sólo Alemania había sido derrotada, sino que las dos únicas potencias continentales con
posibilidades de rivalizar con la nueva primera potencia marítima en que la guerra había transformado a
los USA, Rusia y Alemania, se habían destrozado mutuamente.
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Cuando los USA heredan Gran Bretaña, Francia, Italia, Austria, la parte más rica y poblada de
Alemania, Dinamarca, Noruega, el BENELUX y, en concreto el Eje Rhin- Ródano- Po, que es el corazón
industrial del mundo, la URSS tiene que conformarse, además de con la parte oriental de Alemania, con la
pequeña zona industrial checa y los petróleos rumanos, y unas Polonia, Rumania, Bulgaria, Hungría y zona
báltica claramente subdesarrolladas y sin grandes recursos en materias primas.
Para colmo, el miedo al rojo obligará a Occidente a edificar un Welfare State que desviará a las
masas obreras europeas, al oeste del Elba, de un ardor revolucionario que, sin duda, hubiera beneficiado
a la URSS.
El resultado final será unos USA hiperarmados, en posesión de la bomba atómica, nada dañados
por la guerra y con una clara visión de pueblo elegido. Durante años los USA utilizarán su superioridad
militar para imponer, en última instancia, sus puntos de vista, inclusive a sus aliados. Hasta utilizarán esa
superioridad (La Guerra de las Galaxias) para tumbar a una URSS que se había erigido en cabeza de la
Periferia Anti- Sistema.
Objetivamente, la superioridad militar norteamericana no es real: no sólo Rusia, sino Francia, Israel
y China, la República Surafricana, India y Pakistán se han dotado de tecnología nuclear y de misiles
suficientes para disuadir, sino que otros muchos más lo pueden hacer: Brasil, Italia, Alemania, España,
Irán, Iraq.
Para mantener su hegemonía militar los USA han lanzado una triple ofensiva:
En la práctica, sobre dicha mundialización caben incluso dudas de que exista como algo novedoso.
En realidad, se trata del retorno al Capitalismo anterior a 1914; sólo que con 4 variantes:
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3. Con la excepción de los grupos antiglobalización, determinados partidos comunistizantes
y algún líder auténticamente populista, poca oposición existe actualmente hacia el
Subsistema Económico.
De lo que se trata es no tanto de una superioridad económica (ya inexistente), sino financiera,
basada en el establecimiento del dólar como moneda internacional, en su sobrevaloración o
infravaloración según convenga a Washington, y en el golpe financiero dado por el Presidente Nixon en
1971 al decretar la no convertibilidad en oro de la moneda estadounidense.
A poco que se produzca algo de indicación salarial, a quien perjudica la inflación es a los
detentadores del capital. Sólo pierde quien tiene. Por ello el subsistema económico tiende a la inflación
nula lo cual sólo se puede conseguir comprimiendo las diversas modalidades de masa monetaria y yendo
al déficit cero, es decir, en ambos casos reduciendo gastos e inversiones sociales, sanitarias, y
culturales/educativas, lo cual perjudica a los menos pudientes. Ello se ve habitualmente acompañado por
una política llamada de precios reales, lo cual significa, gradualmente, la supresión de la gratuidad en
muchos servicios sociales y educativos.
Es el tránsito del Estado del Bienestar al Estado Penitenciario, que golpea preferentemente a los
excluidos. Simultáneamente, en nombre de la supuesta superioridad en eficacia de la propiedad privada y
del mercado, se ha vuelto a una concepción romana del derecho de la propiedad: uso y abuso, y ya nadie
habla de la dimensión humana y social de la empresa como lugar en el que se aplica el fruto del trabajo.
Pero sí de un nuevo ideal empresarial: el de la empresa sin trabajadores por una mecanización a ultranza
o el recurso sistemático al trabajo foráneo o/y al inmigrado; último grito en la materia: las fábricas son
vendidas, trabajadores incluidos, a los subcontratistas interesados en adquirirlas.
Todo este panorama viene reforzado en su tendencia por cuatro hechos graves:
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4. El sistema dominante III: subsistema político e ideológico
Partido y clase dominante únicos: se percibe un proceso de oligarquización concomitante. Todo ello
plantea dos cuestiones cruciales, a saber:
1. El papel creciente de los Partidos Anti- Sistema, que es el objeto final de este trabajo.
2. Hasta qué punto las bases y el funcionamiento del Sub- Sistema político, llamado
democrático pero en realidad meramente representativo, conducen inevitablemente
cuando menos a una oligarquización y a un monolitismo creciente, y, en todo caso, al
apartamiento del pueblo del acceso a todo poder real.
El modelo político de Atenas se reproduce, fuera de allí, tan sólo en algunas ciudades italianas del
Renacimiento, pero es defendido, sin éxito hasta ahora, por los Anti- federalistas norteamericanos, por
determinados planteamientos del Leninismo y por partidos populistas.
Hoy, teniéndose el principio representativo por inevitable, se insiste más en temas tales como la
reintroducción de modalidades diversas de mandato imperativo, la necesidad de que las circunscripciones
no sean demasiado extensas, una mayor frecuencia de elecciones, y, sobre todo, que el órgano
representativo que va a gobernar en el nombre y lugar del Pueblo sea el reflejo más fiel posible de éste y
que se recurra todo lo posible a las consultas directas. Como se verá, el grado de desconfianza hacia el
poder y quienes los detenten es en esta concepción muy elevado y... con razón en vistas a la experiencia
histórica.
Mientras, dadas las transformaciones económicas y sociales, la fase evolutiva fue precapitalista y
preburguesa, el sistema de la representación- delegación conformado por el origen divino no tuvo rival.
La burguesía no podía con la nobleza y el clero por sí sola. Necesitaba de la masa más o menos
esclavizada, del Pueblo, para vencer. Pero en ningún caso se trataba de compartir el poder con él. Había
pues que re- producir /producir una teoría que le permitiera a la burguesía arrogarse el poder en
exclusiva, y que el Pueblo lo aceptara. De ahí surge la idea de una elite natural, meritocrática.
Se iría pues a un gobierno representativo- delegativo. Hay que sustituir los derechos divino y de
bragueta por la elección; así el pueblo podría elegir a sus gobernantes/ representantes.
La trampa fue perfecta: el principio electoral aseguraba que en ningún caso el Pueblo gobernaría
directamente, pero sí que serían los mejores los que lo hicieran; los mejores, es decir, como veremos, los
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pudientes, la burguesía. Porque la burguesía intentó al principio, mediante el sufragio censitario, que sólo
los pudientes, los burgueses, llegasen al estatus de representantes/ gobernantes.
Lo cierto es que la elección, en primer lugar, favorece la desigualdad: si se escoge a uno en lugar
de a otro, el uno es privilegiado en relación con el otro. Segundo, favorece al diferente; hay que escoger,
diferenciar. Tercero, lo que es más grave, sólo es diferenciable el notorio, el conocido.
Estuvo claro, desde que este Sistema se implantó, quienes podían optar/ lograr representar/
gobernar, y quienes, de entrada, no. Pero la trampa no era perfecta sin otras dos condiciones:
1. Que el burgués representante/ gobernante, una vez elegido, pudiese hacer una
gestión/ gobierno adecuada a sus intereses de clase.
3. Que en cualquier caso todo siguiese, después de una relativa sanción electoral,
igual.
Lo primero se cumplió gracias a un auténtico Golpe de Estado. La tradición del Mandato Imperativo
es muy antigua en Europa: en virtud de éste, un representante sólo puede moverse dentro de los límites
del programa que han votado/ adoptado sus representados. Y para cualquier variación sustancial, debe
consultar a sus representados. Pero claro, ello ata la elite a la voluntad del Pueblo. Y de lo que se trataba
ahora (y hoy) es de que los representantes, burgueses, no tuvieran/ tengan que aplicar políticas
contrarias a su clase social. Para evitarlo, se suprime el dicho Mandato Imperativo. El argumento principal
que se usó consistió en afirmar que, una vez elegido el representante, deja de representar a los que le
han elegido en la circunscripción correspondiente, para representar a todo el país. Y, a partir de ese
momento, el representante, una vez votado, pudo pasar por alto cualquier deseo de sus representados.
Su independencia era total: votado por el Pueblo, podía servir a su clase, y ello con toda libertad.
E impunidad. Porque aún cabía, al menos, que una vez que el representante traicionase a los
representados, pudiese ser destituido. Pero tampoco: no sólo fue declarado inviolable, sino que no cabía
sanción posible hasta el final de su mandato legal. Además la sanción era que no se le volviese a votar.
Si a esto se añade el absoluto predominio de los partidos, nos hallamos ante un Subsistema político
calcado sobre el económico: si éste ha permitido/ favorecido una oligopolización creciente de la economía,
aquél ha producido lo mismo en el ámbito político.
En los partidos deciden los que en él ostentan el poder. Y estos sirven en última instancia a quienes
les dan los medios económicos y mediático- económicos de conseguir/ conservar el poder, o conseguir/
conservar la posibilidad de ser de nuevo el poder. Es decir, a los grandes contribuyentes, al poder
económico...
Tarde o temprano esto iba a conducir a la aparición de partidos o /y actitudes Anti- Sistema. Más
aún cuando la tendencia a la oligarquización, a la separación entre el Pueblo y el poder se acentúa. El
actual Subsistema político no puede ser calificado de democrático. Es meramente representativo-
delegativo. En ningún caso el Pueblo gobierna en él, sino que es gobernado por la clase política. Pero más
aún: el Subsistema político, lejos de democratizarse, ha entrado en una fase de involución.
1. Liberal- caciquil: los partidos son débiles y todo gira en torno a los representantes,
que gozan de una independencia total tanto en relación con los representados como con
los partidos; no hay prácticamente programas y hay que confiar en el representante,
perteneciente claro está a la clase dominante burguesa. Con la llegada de las luchas
sindicales y del sufragio universal, dicho Subsistema político se modifica. Aparecen los
partidos de masas, que van a democratizar el invento representativo. Pronto, dichas
organizaciones partidistas se oligarquizarán, pero en primer lugar sus enormes
necesidades de reclutamiento han abierto mucho su abanico de clases sociales; en
segundo lugar, ya es todo el Pueblo el que puede elegir/ consentir/ opinar, aún dentro
de la oferta partidista, es decir, limitada.
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y gracias a un programa que actúa, sino como Mandato Imperativo, al menos como un
cierto compromiso electoral. El Pueblo sigue teniendo vetado el ejercicio del gobierno.
Resumiendo: antes el Pueblo tenía que escoger entre caciques, a nivel local; luego lo tuvo que
hacer entre listas de partidos en las que él participaba algo más, pero no decisivamente; hoy escoge entre
Superlíderes mediáticos que no son elegidos por su compromiso real, sino por su habilidad para inspirar, a
priori, una confianza por cuya posterior quiebra nadie podrá exigirles seriamente responsabilidades... Y
sólo cuando ven seriamente que no van a lograr convencer a nadie, dichos líderes o bien se mojan más
con su electorado potencial, o bien practican Seudo- Populismo del tipo catch- all.
Hipersoberanía
Uno de los seudodebates más de moda es el de la crisis de la soberanía de los Estados. Es un falso
debate. Primero, porque el movimiento, iniciado hace 20 años, de merma de la soberanía estatal en
beneficio forzoso tanto de los entes supranacionales como de entes regionales, se ha invertido: la Nación
vuelve al galope, el Soberanismo se está transformando en una corriente política fundamental, y los
Estados no sólo racanean con cada vez mayor intensidad nuevas delegaciones de poder sino que estudian
a marchas forzadas qué medidas nuevas adoptar, en su ámbito, frente a la mundialización.
Ningún indicio ha permitido hasta ahora mezclar a Iraq en los atentados del 11 de septiembre; en
cuanto a Corea del Norte, nada estrictamente tiene que ver con ese drama. Pero no importa. Se ha
interiorizado la evidencia de que ser acusado por los USA equivale a una culpabilidad implícita. Se están
dibujando así los contornos de un mundo unipolar que no tiene equivalente en la historia.
La opción unipolar
Que un país se haya tornado hipersoberano es una cosa. Mejor para él. Que, sin embargo, tras la
caída de la URSS, vaya cada vez más claramente hacia un dominio total sobre los demás, hacia un
Imperio único, hacia la Recolonización Unipolar del planeta, es otra cosa.
Finalidad: hay que ir a un nuevo Leviatán mundial, un ordenador mundial, pero, además,
encarnado por los USA.
Ilusos son tanto Samir Amin cuando habla del dominio por parte de la triada (USA, Japón y UE)
como William Pfaff, para quien los USA son de alguna manera el primer Estado proto- mundial y tienen la
capacidad de encabezar una versión moderna del Imperio universal, pues de lo que se trata en realidad es
de ir al Imperio sin socios fundadores. El Imperio serán los USA: los demás no cuentan.
Exit la OTAN
Tras la mascletá del 11 de septiembre, un servidor vaticinó un giropróximo de los USA hacia el
multilateralismo. Quizá algún día ese giro se produzca, cuando el Imperio no sea percibido por los demás
países ni como espontáneo ni como voluntario. Y se verá. Pero mientras, ni unilateralismo multilateral, ni
tampoco OTAN: ellos solos, pues piensan que aún así pueden. No existe tarea militar alguna para la que
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los americanos necesiten a la NATO. Incluso para implantarse en las antiguas repúblicas de Asia Central
(Uzbekistán, Tayikistán y Kirgistán), los USA no necesitan hoy a la Alianza Atlántica.
Dantzig y Blitz
Esta ciudad del Báltico fue utilizada por Alemania como la espoleta detonadora que le permitió
iniciar su malograda aventura imperial. En el caso de los USA, la mascletá del 11 de septiembre cumple la
misma función. Que, de paso, sirva para hacer a América aún más totalitaria es problema de ellos.
La finalidad de todo esto es la misma que la que pretendía Hitler. Éste se lanzó, como explica Ian
Kershaw en Hitler, a la aventura imperial no por uan megalomanía irrefrenable, sino porque consideraba
que las dificultades con que se enfrentaría Alemania para mantener su nivel económico, incluso su nivel de
subsistencia, serían a la larga insuperables sin la conquista tanto de tierras como de materias primas.
La vía por la que han optado los USA es pues la de mantener, gracias a un poderío militar
incontestable, dicha diferencia con los demás países.
Y ya han iniciado ellos también su Blitz. Desde posiciones ganadas tras la II Guerra Mundial, los
USA han procedido, tras la caída de la URSS, a una expansión geométrica de su presencia militar.
Hacia la guerra
¿O pretexto? Uno puede entender que tras las Torres Gemelas, Washington se pusiera nerviosa.
Pero las medidas complementarias que se han tomado a continuación demuestran otra cosa; a saber: la
marcha hacia la hegemonía absoluta sobre los demás, violando todo lo que haga falta en cuanto a
compromisos internacionales previos. Si un arma de destrucción masiva es utilizada contra los USA o sus
aliados, no se descarta ningún tipo de respuesta. Lo cual plantea dos cuestiones: la primera, ¿qué se
entiende por masivo? Porque puede ser que la muerte de unos miles de ciudadanos estadounidenses
valga por millones de muertos en otras partes del planeta. Segunda: fenece el Tratado de No Proliferación
dado que éste se basaba en el no uso de armamento nuclear contra aquellos países que a su vez
renunciaran a poseerlo. Ahora, cabe por USA el uso de armamento nuclear frente a éstos si desarrollan
armas químicas y/o biológicas (que los Usa sí que tienen y desarrollan) o, sencillamente, el arma atómica
del pobre (la llamada bomba aire- combustible, que, por cierto, no tiene nada de nuclear).
Munich
La Revolución Soviética posibilitó la aparición de un contra- polo, primero contra el Fascismo (que
de no ser por la URSS habría barrido con todo), y luego contra los USA. Por ello, desde el punto de vista
de la independencia de los pueblos y del derecho de las minorías, o mayorías, oprimidas, la desaparición
de la URSS ha sido una auténtica catástrofe histórica. Y sin embargo, achacar a la Revolución Bolchevique,
por su fracaso, la responsabilidad de la aparición de un nuevo Leviatán es injusto. Pues la causa mayor es,
sobre todo, la renuncia de las demás naciones a un destino histórico que no sea el de cipayos.
La URSS falta, ciertamente, pero si los USA se han transformado en la única superpotencia, es…
por el derrumbamiento, o el debilitamiento de las naciones, de las federaciones que hubieran podido, o
debido, servir de contrapeso. El ultravoluntarismo norteamericano se nutre, en realidad, de la
pusilanimidad europea. Y también de nuestra incapacidad para imaginar, pensar, formular un proyecto
alternativo al que encarnan los USA.
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Europa asiente, abdica, pues (con la excepción, a veces, de Francia). Pero, curiosamente, de
nuevo, el paralelismo con la aventura hitleriana es pasmoso. Porque, ¿qué fue el hitlerismo sino, en
definitiva, la potenciación por Occidente de un gendarme- mercenario frente a la URSS con el cometido de
defender al Capitalismo?
Lo que pasa es que el pueblo- señor, al igual que el Herremvolk hitleriano, ha terminado por, una
vez asegurado que los demás van a seguir pagando, optar por una política exclusivamente propia. El
poder hitleriano terminó obrando exclusivamente en función de los intereses de Alemania como potencia
aspirante al poder mundial abandonando sus veleidades de control económico, por un imperialismo militar
puro y duro; e igual están obrando los USA. Por cierto que, en ambos casos, se comienza por justificar las
ingerencias en otros países por motivos humanitarios, en ambos casos minorías nacionales, y en ambos
casos muy selectivamente. Para luego bajar las máscaras: hay un Derecho, prácticamente divino, a la
dominación, y el mundo necesita un Orden Nuevo ya sabemos a cargo de quién (Berlín antes, Washington
hoy), asegurado previa imposición. Y quien no está conmigo está contra mí.
En USA, el Presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor es ahora un verdadero miembro del
Gabinete del Presidente. Ir a la guerra será, cada vez menos, una decisión democrática.
Pero no sólo la ONU ha muerto; otras instituciones de arbitraje están moribundas. Las grandes
organizaciones multinacionales… son también desarmadas. La OUA ya no pesa nada, la Conferencia
Islámica muy poco. La Organización de los Países no Alineados ya es pura fachada. Los tigres asiáticos
han perdido sus garras. Japón se limita a gerenciar su descomposición económica. En cuanto a la UE, tras
el 11 de septiembre, practica el hoy por ti, mañana por mí sin reconocer que, para los USA, sólo son
calificables de terroristas
La Escalada
Sin embargo y a pesar de todo, la evolución de la situación está clarificando muchas cosas y
demostrará que a los EEUU se le va a poner muy difícil una opción final de Reconciliación Unipolar. Los
EEUU están obviando la nueva guerra que se les plantea y construyendo armas mmilitares más propias de
otras épocas y aumentando su extensión por todo el mundo. Escribe Kaplan que pese a ser la potencia
preminente en el mundo, EEUU solo debe predicar castigar la injusticia de vez en cuando o se excedería
en sus curelaciones hegemónicas con otras naciones, además de intervenir periódicamente en pequeñas
guerras con lo que su fuerza disminuiría. Además el cerco a Rusia que va creando el ejército de EEUU
conlleva que los rusos se pongan nerviosos por verse acosados en su territorio.
Esta actitud se verá recompensada con una nueva carrera armamentística entre sus rivales
potenciales. Además crece la sensación de que para librarse de un posible ataque se debe tener la bomba
nuclear. De verse acosados lo EEUU por la UE estos se acercarían más a Rusia para compensar un bloque
que, vía Francia, poseería la bomba nuclear. Si no surgen polos continentales la nuclearización podría
llegar a generalizarse.
Para los EEUU hacer frente a todo esto será extremadamente caro, y no sólo económicamente.
Como Kaplan dice, al ser EEUU el país dominante y precisamente por eso, debería saber que los ataques
hacia él van a venir siempre desde fuera del DI. Los avances tecnológicos en el plano del armamento
químico y nuclear convertirá a los adversarios en amenazas estratégicas porque ya no se necesitan
grandes presupuestos. A medida que se acumule más información sobre los objetivos a atacar es muy
posible que ésta se confunda con el conocimiento real de la situación.
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No hay que confundir Terrorismo con Guerra Asimétrica. Definiendo Guerra como la define Kende
como un conflicto armado violento entre masas, con dos o más fuerzas contendientes de las cuales al
menos una es un ejército regular y otra clase de tropa, al servicio de un gobierno instituido, con bandos
organizados que centralizan su lucha, defensa organizada y ataques calculados, debiendo existir
planificación y no encontronazos ocasionales se le puede añadir una declaración formal de guerra y
respeto a las convenciones internacionales. Definiéndola así, decía, se observa que el conflicto entre EEUU
y Al-Qaeda cumple todos los requisitos salvo el último, lo que no quiere indicar terrorismo sino una
mutación de la Guerra.
Se observa con esto que las sociedades dominantes tratan de imponer, lógicamente, el modelo de
guerra que más les interesa, teniendo más que perder si las cosas les salen mal. Y aquellas que tienen
menos que perder, las no dominantes, tienden a romper las reglas, tanto más cuanto más son favorables
para las potencias dominantes. Tanto es así que a lo largo de la historia son mayoría las victorias no de
las sociedades dominadoras sino de las dominadas que provocaron una innovación en materia bélica.
Las nuevas guerras son sólo Guerras Asimétricas, que los poderosos siempre llamarán terrorismo.
Esta guerra será consecuencia de una revolución industrial que permite a cualquiera atacar los puntos de
flotación de un potencia.
EEUU se encaminan hacia un Stalingrado, porque se enfrenta con unos enemigos a los que
seguirán otros, y luego otros. Ese es el destino de los Imperios de pretensión Unipolar. Pero incluso antes
que Stalingrados militares se pueden llegar a los económicos. La teoría d P. Kennedy dice que todo
Imperio inicia su declive cuando el coste de su grado máximo de expansión resulta más gravoso que lo
que dicho mantenimiento le reporta.. Sólo se podrá mantener la guerra procediendo a una
sobreexplotación de la sociedad de EEUU que conllevará a una ruptura de la paz social que necesita.
SEGUNDO PARCIAL
La crisis del Comunismo parece absurda. Es evidente que el caldo de cultivo para una Revolución
existe ya. Dos muestras: en primer lugar la cuestión ésta de la desigualdad/ sobre- explotación
crecientes. A las desigualdades ya conocidas se están sumando otras.
De ahí que, excepto la Rebelión- Revolución, no haya arma más eficaz contra el Capitalismo que
decidir masivamente no comprar, no permitir realizar, no permitir el beneficio.
La huelga de consumo es anónima, difusa. No permite identificación personal. Y golpea donde más
le duele al capital. Como trabajadores, somos un coste más; como consumidores, somos esenciales e
imprescindibles.
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Las condiciones políticas y socioeconómicas son mucho peores en Gran Bretaña o los USA que en
Francia, Alemania o España... Ciertamente, se perciben movimientos de descontento pero, cuando
rebasan la mera alternancia de partidos del sistema, suelen habitualmente beneficiar a movimientos
populistas o/ y a movimientos que sin ser auténticamente populistas, adoptan parte de los ropajes de
aquéllos.
El porqué de por qué la izquierda no está capitalizando las dificultades del Capitalismo viene de
lejos. Desde finales de los 70, el proceso de deterioro de la izquierda, a pesar de notorios sobresaltos y de
esperanzadoras contraofensivas, ha sido constante.
¿Motivos de ese deterioro? Muchos, comunes a todas las izquierdas; y algunos específicos de cada
una de ellas. En primer lugar hallamos la capacidad de adaptación del propio Sistema, que parece hoy
culminar en la resignación de las gentes. Esta es la calve básica, la ecuación esencial para comprender el
mundo: no es tanto la lucha de clases como la dominación, la relación de los dominantes con los
dominados, y cómo unos y otros se organizan, se estructuran, realizan; unos para dominar y otros para
resistir a la dominación.
Esto no es nuevo. Sólo que hay que comenzar por sacar conclusiones, de una vez, de ello: así el
mercado no es más que un medio de dominación y, además, circunstancial: caso de no servir para
mantener la dominación sobre los dominados, los dominantes no tendrían inconveniente en sustituirlo por
otro mecanismo. El Capitalismo no es sino el sistema en virtud del cual la dominación se ejerce a través
del capital. Y el capital no es sino el instrumento de dominación que hasta ahora se ha utilizado
mayoritariamente.
Y es que el Capitalismo como expresión/ medio de la dominación, hoy se lo ha montado muy bien.
¿Y la Revolución en todo esto? Pues si lo único que la justifica es la transformación del régimen de la
propiedad, ha quedado, por a hora, eliminada, dado que al preocuparnos por la limpieza y legalidad del
Sistema, el Capital se ha quedado solo como enunciador de las condiciones de la propiedad.
Claro que la pregunta es: ¿cómo se ha llegado a este tal desactivar de la Izquierda globalmente
considerada? Pues hay más motivos: como el subestimar la clase de referencia; considerar al Socialismo y
al Comunismo como punto final; el fracaso de la experiencia soviética; el resultado final de la II Guerra
Mundial y el fracaso en la Guerra de las Galaxias; el cumplimiento de determinados objetivos intermedios;
la ausencia de alternativa al Sistema; el menosprecio de la izquierda por la idea nacional; etc.
La clase de referencia es un modo de clase ideal, aquélla a la que no perteneciendo, sin embargo a
uno le gustaría pertenecer. Clase habitualmente más elevada en la escala. Y cuyos valores y
comportamientos son interiorizados por el aspirante. Y esto pesará no poco en la evolución de los partidos
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socialistas y en los líderes más moderados hacia la aceptación rápida del Capitalismo y el pase a
posiciones reformistas.
Tanto los socialdemócratas como los comunistas hubieran sido otra cosa de haber seguido los
pasos de reconciliar Socialismo y Nación. Hoy, paradójicamente, desaparecido el Comunismo y aún
incipientes los movimientos antiglobalización es, al menos por ahora, la Nación la última barrera, en los
países de cultura europea, frente a la mundialización. Hoy quizá China dé el paso; y bajo la forma de
bolcho- bonapartismo la idea sigue vigente en Europa, como veremos...
Otro factor que ha contribuido a la crisis de la Izquierda ha sido la aplicación de una parte de su
programa, lo cual en sí, ciertamente, no es condenable. E importa poco que ello se debiera a la necesidad
del Sistema de dotarse de un submodelo económico salvador de las particulares circunstancias creadas
tanto por la crisis de 1929 como por la II Guerra Mundial; a saber, el Keynesianismo (los más propensos a
consumir son las clases más populares). El Keynesianismo ya no se aplica pero muchos de sus efectos
aún se mantienen. Y forman parte del elenco de lo que la izquierda ha aportado. Claro que la izquierda
paga hoy también por lo que no terminó de hacer. Más aún, hoy ese programa está siendo aplicado al
revés.
Finalmente, no ha sido baladí el hecho de que sean los anglosajones la potencia dominante, y que
su imposición de un Capitalismo pareciera inapelable, amén de que no estuvo carente de costes el apoyo
dado por éstos a los socialistas para erigirlos en barrera anticomunista. De hecho, en la actualidad el
grado de americanización de la parte socialdemócrata de la izquierda europea no es menos que el de los
conservadores.
Se alega con frecuencia que el motivo de la decadencia de la izquierda en general reside en que ha
cambiado la base social proletaria. Eso es futil: claro que la clase trabajadora actual no es la misma que
la de hace un siglo. Pero está siendo sustituida por otra cuya potencialidad revolucionaria es mayor,
precisamente porque tiene algo que perder.
Pero si alguien alega que estos factores de decadencia son imputables a la parte soft, o light, de la
izquierda, también hallamos otros, gravísimos, más a la izquierda, concretamente en los comunistas. Esto
es más paradójico, pues las condiciones objetivas de carácter económico favorables al establecimiento del
Comunismo están hoy más reunidas que nunca.
La auténtica realidad cambiante es que lo que la jerga periodística designa con la palabra
mundialización es en realidad la generalización planetaria de las relaciones mercantiles. El Capitalismo lo
transforma todo en mercancía. El comercio de todos con todos conduce a la guerra de todos con todos.
Conocido es el precio de esto, en términos de paso endémico de exclusión masiva, de pobreza, de
patologías sociales y de buscar bárbaros. Y es ante eso lo que hay que luchar. Lo cual explica el éxito
creciente de la extrema izquierda y de los movimientos antimundialización, que luchan resistiendo paso a
paso. Lo cual explica, sin embargo, también, el retroceso de los comunistas, incapaces de vender sus
actuaciones... Se pagará caro el no enfrentar, y tan sólo tergiversar o/ y regular. Sin duda, en esa
paralización o en esa merma de las ambiciones por parte de los comunistas, al menos ha pesado, sin
duda, la cuestión de la caída del Imperio Soviético. Se han dicho muchas barbaridades sobre éste, sobre
su fracaso económico, sobre su incapacidad de cambio, sobre su carácter totalitario.
Todo ello no debe interpretarse como que aquel Sistema soviético carecía de errores graves. Por
ejemplo, no se puede negar su excesiva burocratización.
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por la remuneración del trabajo real, la explotación familiar arrendada a plazo, la
aplicación del mercado a los bienes de producción, la autonomía financiera de las
empresas, el pluralismo político, y la selección de los dirigentes mediante el sufragio.
d. Además, hay que dejarse de determinismos y actuar de acuerdo con el fundador del
Comunismo cuando afirma que somos, en tanto que autores, parte integrante del
devenir (...) Nada se hace sin nosotros.
15 años antes, Habermas propuso una visión más matizada del Marxismo, centrada en las
siguientes constataciones:
1. El Marxismo bien interpretado no tiene por qué llevar a una linealidad, necesidad,
continuidad o inflexibilidad de la historia. Se sabe que Marx dibujó los modos de
producción secuencialmente; pero hoy, también, que muchos caminos pueden conducir
a un mismo nivel de desarrollo.
Así sea. Pero aún así esto es en parte baladí en relación con 3 últimas cuestiones esenciales:
1. Habiendo dejado muchos de sus teóricos que la idea comunista fuera transformada en
una religión de salvación terrenal, ésta ha muerto por una especie de continuación del
proceso de secularización que afectó y afecta aún tan negativamente a las religiones
aún no laicizadas. Tras la caída de las religiones religiosas, he aquí que llegaría la de las
religiones seculares.
2. Por otra parte, hallamos el abuso de la concepción del Socialismo triunfante como una
fase histórica concreta y, por lo demás, irreversible, final; cuando, como dijo
Gorbachov, el Socialismo es la búsqueda continua de una fórmula óptima de vida, y ello
en todos los estadios de desarrollo de la humanidad. Y es que la idea según la cual un
día se llegaría irreversiblemente al socialismo, y luego, irreversiblemente al Comunismo,
ha sido radicalmente desmotivadora, a la par que radicalmente falsa, pues la historia
admite no sólo los giros a la derecha, a la izquierda, al norte, al sur, al este, al oeste,
sino también los giros de 180º.
3. Finalmente, hay que tener en cuenta que nos hallamos en un período de crisis del
pensamiento utópico, o de crisis, sencillamente, de la idea de progreso. Ello es producto
de un siglo XX en muchos aspectos terrible, y, con el tiempo, muy cambiante. Pero la
ausencia de alternativa por la crisis del Comunismo es real y, lo que es peor,
radicalmente desmovilizadora. La elaboración de proyectos alternativos se ha
transformado por lo tanto en una cuestión tan esencial como la de no temer largar
hacia la Izquierda de gobierno a todos aquellos que ya sólo desean gobernar, y volver,
no tanto a los orígenes, sino a la cuestión fundamental: el cambio de Sistema; una
nueva utopía. Y no hay por qué perder la esperanza. Ello teniendo en cuenta 2 factores
esenciales: el día a día por una parte; y, por otra, los nuevos aliados objetivos. El día a
día no es sólo circunstancial, sino también consustancial. Consustancial porque es un
deber moral para la Izquierda luchar por los más desvalidos; circunstancial, porque esa
lucha le permite reclutar bases, es decir fuerza. Lo cual nos lleva a la cuestión llamada
de la función tribúnica. Los PC, en realidad, han dejado pasar a un segundo plano la
cuestión de la defensa de los intereses inmediatos, del día a día, del petit peuple. No
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significa esto que se hayan transformado en defensores del Capital, pero lo cierto es que
se nota menos entusiasmo y agresividad en relación con la multiplicación de nuevas
formas de sobreexplotación. La recuperación de la función tribúnica es absolutamente
esencial. Eso es también saber escoger los aliados nuevos, y desechar a antiguos. Los
antiguos: una parte de la Izquierda clásica se ha transformado en Izquierda del Sistema
y no tiene como objetivo la supresión del orden existente, sino tan sólo su
humanización. Dicha seudoizquierda cree que sencillamente el orden existente es
permanente, inamovible. Y es que la mente humana tiende, perezosamente, a la
estabilidad, al conservadurismo. Es humano. Pero la historia es sobrehumana, sobre
todo en sus saltos cualitativos. Esa Izquierda de gobierno o del Sistema no puede ser ya
más que un aliado circunstancial y poco fiable. La Izquierda real la tendrá casi siempre
enfrente y la única utilidad de la relación con ella reside en una sana competencia en la
defensa día a día del débil, del que necesita protección y ayuda. Los nuevos aliados:
son varios, y agrupables. Están en primer lugar aquellos partidos que, en parte, han
asumido la función tribúnica; en segundo lugar, los ecologistas, que pueden ser
considerados como continuadores del Marxismo clásico, ya que son producto, en el
fondo, de un desarrollo perfectivo de la teoría marxista. Luego están los que intentan
reconciliar la Izquierda real con la Nación, al considerar que muchos de los
planteamientos de la Izquierda real son aceptables, pero que la Nación es una realidad
no superable y que hoy por hoy, sólo en ella son aplicables las soluciones de la primera.
Y además están los que privilegian objetivos finales: por una parte, los
Antimundialización (que privilegian el cambio de Sistema) y los Populistas (que
privilegian el lograr de una vez que el pueblo gobierne realmente).
La izquierda extrema
Ésta asume cada vez más, en lugar de los PPCC, la función tribúnica; además, mantiene alto el
objetivo de supresión del subsistema económico capitalista. Partidarios de la autogestión económica y
social, no reivindican, al menos a corto plazo, un sistema socialista. Particularmente fuertes en Francia
tienen también posibilidades en Bélgica y en Italia. En todo caso ya son una realidad no obviable. Líder
ideológico: Daniel Bensaïd, considerado el mejor teórico del actual Marxismo.
Al margen, pero cada vez más influidos tanto por la Extrema izquierda como por los
Antimundialización, hallamos los grupos, más o menos informales, y asociaciones, que intentan recuperar
la cultura de oposición antaño de Izquierdas, y disputar a la Derecha las clases medias y bajas
angustiadas ante la crisis. Por cierto, que no se proclaman de Izquierda.
El ecologismo
Hoy a los comunistas les falta un mito movilizador, intermedio, mientras resurge la utopía
igualitaria. Pues bien: ese mito puede ser el Ecosocialismo. Que el mito ecológico es movilizador resulta
obvio: los Ecologistas son designados como producto de la inteligencia (reclutarán, sobre todo
inicialmente, entre las clases sociales cultas), de lo urbano (sus votantes son, sobre todo, habitantes de
las ciudades); o como los últimos utópicos, o... como los nuevos materialistas históricos, o como
continuadores del anarquismo, o como refugio de nazis...
¿Cuáles son los orígenes del Ecologismo? Comencemos por los más lejanos: el ecologismo arranca
de la nostalgia del mito de la Edad de Oro. Lo que se reivindica aquí es el hombre natural.
Origen más próximo: el movimiento vegetariano, la propaganda naturista que luchaba por la
libertad y la desnudez del cuerpo, por la unión libre, por la protección de la naturaleza frente a las
agresiones del maquinismo industrial.
Lo cierto es que parece evidente que a partir de la Ilustración el mito de la reivindicación de los
natural es d e izquierdas, a partir del mito del buen salvaje de D’Alembert, Diderot, Voltaire, y sobre todo
Rousseau, y pasando por los movimientos anarquistas del siglo XIX y contestatarios radicales del siglo XX,
aunque algo eclipsado por la deriva prometeico- industrial de las primeras etapas del Marxismo.
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las causas no lejanas sino más próximas del surgimiento del ecologismo como movimiento político y
social, están:
Para unos el ecologismo tiene como consecuencia pensar un mundo radicalmente nuevo. Según
otros, los partidos verdes son hoy día los partidos que ejercen una crítica más radical a las sociedades
industriales avanzadas y, de paso, a sus instituciones políticas. Castoriadis se pregunta si el Capitalismo
es soluble en la ecología.
Así, ¿realmente son los movimientos ecologistas Anti- Sistema? Desde luego, los defensores del
statu quo disparan cada vez con mayor frecuencia contra todo ecologismo radical; pero también se ve al
Sistema emplear el arma ecológica para asegurar su permanencia al tiempo que, aprovechando la
juventud y los orígenes espontáneos y múltiples del actual movimiento ecologista, procura descafeinarlo
cediendo sólo en lo más aparatoso del deterioro medioambiental sin entrar en los aspectos sociales,
societarios, de la cuestión.
En todo caso: que los partidos verdes son Anti- Sistema a priori, potencialmente, no lo duda nadie:
1. Por los valores finales que defienden los ecologistas radicales y que son contrarios a los
principios de hiperrentabilidad, de predominio del valor económico, etc.
• Esta época reúne la mayor producción material lograda jamás por la humanidad con
el hecho de que más de dos tercios viven en condiciones difícilmente tolerables.
• No sólo hay que constatar la crisis en la relación ecológica del hombre con su
entorno, sino que es necesario un nuevo cambio de civilización, un nuevo proyecto
universalista.
• Esta época reúne la mayor producción material lograda jamás por la humanidad con
el hecho de que más de dos tercios viven en condiciones difícilmente tolerables.
• No sólo hay que constatar la crisis en la relación económica del hombre con su
entorno, sino que es necesario un nuevo cambio de civilización, un nuevo proyecto
universalista.
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• Modelo de civilización repensando la alianza con la naturaleza pero repensando
también el contrato social. Reivindicar la exigencia de autonomía de las personas, de
las comunidades y de las regiones.
De la ecología como nostalgia al ecologismo militante como rebelión, y al Ecosocialismo como Anti-
Sistema, queda aún un paso más. El marxismo, además de ser la justificación ideológica de la rebelión de
los explotados y una utopía a realizar, fue, en tercer lugar, un método de análisis científico; el ecologismo
da los dos primeros términos de la ecuación marxista, pero bien mirado también da el último.
Marx no fue ajeno al pensamiento ecológico; ahora bien; no profundizó en esa dirección por dos
causas:
1. Porque aún no había conciencia del inmenso daño que el productivismo a ultranza, el
beneficio por encima de cualquier consideración, el Capitalismo salvaje al fin, estaban
provocando en el entorno.
2. Porque bastante tenían ya Marx y Engels con resistir a los ataques de todo tipo
tendentes a desacreditar la tesis de la infraestructura como factor dominante y la
importancia de la economía en esta última.
La ecología, como Nuevo Materialismo Histórico, como ideología radicalmente anti- sistema, se
halla hoy en germen, a la espera de ser desarrollada.
Varios autores, seguidores de la obra de Marx, trabajan actualmente sobre cómo pasar a una
segunda fase del análisis marxista, yendo más allá de donde Marx se quedó y pasando a la fase del eco-
marxismo o de la ecología como nuevo desarrollo del materialismo histórico, con lo que el ecomarxismo
serviría de fundamento filosófico y científico al Anti- Sistema ecosocialista. Se trata de pasar de los límites
infraestructurales del Marxismo primitivo a un concepto más amplio de esos límites, precisamente al
contexto ecológico; y de prever qué nuevas repercusiones tiene esa ampliación.
Cada sistema tendría sus propios límites, y la revolución podría consistir en cómo trascender esos
límites y alcanzar otros. De lo que derivan dos propuestas que ese Nuevo Materialismo Histórico que será
el ecosocialismo tendría como otros elementos básicos:
Este es el camino hacia un Materialismo Histórico verde, tanto más necesario desde la óptica de la
lucha anti- sistema cuanto que ya no hay frente central en el cual la victoria decisiva se pueda obtener
mediante enfrentamiento de clase; pero está claro que, estando el frente en todas partes, la ecología es el
nuevo frente, y quizá el decisivo.
Existen, en la historia de las ideas políticas europeas, tres corrientes, originariamente distintas, del
nacional- comunismo:
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del partido comunista alemán. Nazis y comunistas rechazaron ambos la experiencia; los
primeros en 1926, cuando Hitler afirmó que las raíces del nacionalsocialismo no deben
ser buscadas en el socialismo. Los comunistas se unieron al rechazo. El proletariado
debe ser sujeto de dos revoluciones: una hacia fuera, afirmando la identidad nacional
frente al imperialismo (occidental), aliándose para ello con los demás pueblos
proletarios; y, posteriormente, sujeto de la revolución interna o social, una vez
realizada, reforzará la orientación hacia el Este transformándola en una auténtica
comunidad de destino. Queda claro que, para el Nacionalbolchevismo, sólo la revolución
nacional permite la oportunidad de realizar la sociedad. La finalidad es llevar al
proletariado al poder. En definitiva, para el Nacionalbolchevismo, los comunistas van por
buen camino, pero necesitan completar su revolución mediante el previo abandono del
internacionalismo y la recuperación de la idea de Nación. No es que Europa no deba
existir, pero vista como la Europa de Occidente, imperialista, burguesa, es contraria a los
pueblos y al Socialismo. El Nacionalbolchevismo tendría un drástico eclipse entre 1933 y
1945, pero a partir de la derrota del nazismo y de la década de los 50, volverá a influir
en campos tan variados como los movimientos ecologistas, pacifistas, neutralistas, y de
la Izquierda y de la derecha revolucionarias alemanas. Hoy, los derroteros parecen más
bien ir en dos direcciones:
Nacionalistas+Euroconfederalistas+Dirigistas+Anti-regionalistas
Comunistas (IU)
Izq. Dcha.
Mundialización+Eurofederalistas+Mercado+Regionalistas
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Los antimundializadores
Que el Comunismo ha constituido la idea central del siglo XX puede verse si se calibran los efectos
producidos por la aparición de un fenómeno de recolonización unipolar en beneficio de los USA una vez
desaparecido el contrapeso soviético; reaparición del Fascismo, del Nacionalismo y del Fundamentalismo
religioso, dado que los comunistas eran la única eficaz barrera contra éstos; explosión del Populismo al no
cumplir ya los partidos comunistas la función tribúnica; abandono por parte de la izquierda social, porque
no advierte competencia suficiente por su izquierda, de la mayoría de los puntos programáticos
defensores de la clase obrera o/y de los humildes... pretendiendo compensar esto con un antifascismo
folclórico, mediático y circunstancial, y una actitud lacrimógena e hipócrita en relación con el fenómeno de
la inmigración extra- europea. Los Bobos cosechan, en Francia, a costa del PC; otro tanto van a hacer la
Extrema Izquierda y el Movimiento antiglobalización. La Extrema Izquierda primero. Aún más a la
izquierda se hallan los neo- anarquistas o Comunistas Libertarios que también reclutan a costa de los
Comunistas.
La diferencia entre los Comunistas, los Bobos, y la Extrema izquierda por una parte, y el
Movimiento antimundialización por otra, reside en el enfoque: básicamente nacional en el primer caso, y
planetario en el segundo.
Sin embargo, los 10 puntos enunciados antes no carecen de contradicciones. Por ejemplo, no es
fácil priorizar la defensa del Medio Ambiente al mismo tiempo que la colaboración Norte- Sur. Pero, y
sobre todo, se nota la carencia de un proyecto alternativo.
Ahora bien, sólo caben, hoy por hoy, cinco opciones. Tres son aún no viables. Y otras dos son
seguramente hacia las que nos encaminamos. Comencemos por las 3 primeras: un gobierno mundial que
regule positivamente los lados más negativos de la mundialización; según las diferentes ópticas, o ya
existe, o es inviable. La segunda, el repliegue sobre el Estado Nacional clásico: ya es tarde; sólo caben
soluciones confederales o repliegue sobre sí mismos de Estados particularmente grandes más satélites, y
ello en condiciones políticas particulares. La tercera, una Revolución generalizada contra el Sistema
mundial.
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Pero quedan otras dos alternativas que sí que son viables. Y se trata de dos teorías económicas de
carácter básicamente proteccionista.
Podemos distinguir dos planteamientos: uno más radical, y otro más pragmático. Si bien ambos
parten de una crítica fundamental: no debe ser el mercado quien regule los intercambios de capital, de
mercancías y de mano de obra. Sobre todo ponen en solfa el libre- cambio.
Los años de mayor grao de protección lo han sido también de un desarrollo más vigoroso de los
intercambios exteriores.
Más aún, cada vez son más numerosos los economistas que rechazan de plano que la libertad de
circulación de los capitales constituya realmente un motor para el crecimiento. Y ello por muchas razones,
entre las cuales sobresalen dos: los capitales van sobre todo hacia los países ricos o, cuando menos, lo
hacen en procesos estables y continuados de desarrollo; pero, al tiempo, dicha libertad absoluta de
circulación desalienta la estabilidad de los capitales, y ello cuando es imposible conciliar crecimiento
económico e inestabilidad de las inversiones.
En todo caso, el mantenimiento del libre cambio y de la actual DIT, a quien favorece realmente es
a la potencia financieramente dominante, USA, sobre todo cuando ella sigue defendiéndose de ellos
gracias a elevadas cuotas de proteccionismo y obligando a los Bancos Centrales de los demás países a
comprar dólares para mantener valores aceptables de esta manera, a pesar de la abundancia de moneda
propia con que el déficit exterior y el endeudamiento norteamericanos nos agracia. Por otra parte, la
dependencia cada vez más alta de algunos países industrializados en relación con otros con fuentes de
materias primas que los primeros no controlan directamente, no es ciertamente un factor de paz a largo
plazo.
Finalmente, si la interdependencia económica creciente de unos pueblos con otros hace menos fácil
relanzamientos económicos aislados lo mejor es entonces hacerse a la idea de que a interdependencia
creciente, mejor que sea dentro de grandes espacios, defendidos arancelariamente hacia el exterior. Más
vale eso que recurrir a las chapuzas proteccionistas clásicas.
Pero aún faltaban las dos visiones más sistemáticas en la materia, a saber, por una parte, de Samir
Amin, y por otra, de André Grjebine. Mi tesis es que el Movimiento Anti Mundialización se terminará
decantando por una u otra. La tesis de Samir Amin puede ser calificada de maximalista. Es el productor de
la Teoría llamada de la desconexión. Para Amin, una economía mundializada requiere reglas globales, es
decir, un sistema político que a escala del planeta tenga tanta eficacia como la que tuvo el Estado a nivel
nacional. Si no, la situación se hará insostenible... excepto si se va a un mundo policéntrico, basado en la
organización económica de interdependencias negociadas, en la autonomía de las grandes áreas
desigualmente desarrolladas y en la adopción, por estas de sistemas monetarios regionales.
Además de este proyecto máximo, que en definitiva supone una alternativa radical al actual
movimiento mundializador, Amin ha desarrollado varias propuestas intermedias, siendo la más interesante
la que presenta en La Gestión capitalista.
1. Hay que ir a una nueva OMC que se encargue de planificar el acceso al uso de los
grandes recursos del planeta y el precio de las materias primas.
3. Hay que repensar el sistema monetario global, ya caduco, y sustituir los cambios
flotantes y al patrón dólar por sistemas que articulen conjuntos monetarios regionales
de manera a garantizar una relativa estabilidad de las paridades y reforzar la eficacia de
los mercados de capitales.
Siendo bastante moderadas sus propuestas, Amin obvia aquí algo que reconoce en sus últimos
escritos, a saber, que la Mundialización no es sino la recolonización del planeta por la famosa Triada (USA-
Japón- UE), la cual evidentemente no tiene mucho que ganar de modificarse el actual funcionamiento de
la economía mundial. Si se va un poco más lejos y se reconoce que, en la famosa Triada, dos de los
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partenaires (la UE y Japón) son vasallos cipayos del tercero (y no parecen tentados/capaces de variar
dicha relación) y que, por lo tanto, nos hallamos ante un fenómeno de recolonización unipolar a favor del
mundo anglosajón liderado por los USA, entonces, cualquier aspiración al policentrismo, paso previo a la
constitución de dichos bloques continentales y subcontinentales, pasa por el enfrentamiento con los USA.
Para que los Grupos Anti- Mundialización lleguen a aceptar la teoría de Amin se necesita tiempo y
concienciación. Para que luego los políticos tengan el valor de aplicarla, seguramente la intervención de
todo un consorcio de divinidades. Igual que para que los anglosajones se dejen...
Pero el mejor teórico actual del desarrollo autocentrado, como hemos dicho, es A. Grjebine, que
simultanea los marcos nacional y continental inclinándose sin embargo hacia este último.
Además, cerrar hasta le 15% los Bloques autocentrados es lo único que puede obligar a los demás
Bloques a tener que absorber el excedente productivo a través de la demanda interna; y por ello, esta es
la mejor arma contra el subdesarrollo y contra la dictadura económica y social del capital.
La libertad política que adquiere el espacio continental autocentrado en relación con otros debe ir
acompañada de la seguridad de que ese poder político, hacia el interior, no pueda escapar de la voluntad
popular que deberá expresarse no sólo a través del sufragio y de la representación, sino también del
grado más elevado posible de gestión directa por el propio pueblo.
Como señala Guy Hermet, el mejor especialista actual en materia de Populismo, lo menos que se
puede decir es que el Populismo, brevemente desaparecido, nos ha vuelto a alcanzar; y ello con una
intensidad desconocida desde 1945. El Populismo renaciente es producto de un malestar en las
democracias contemporáneas, malestar debido a su vez:
• Al descontento resultante del foso entre las promesas electorales y las realizaciones
efectivas.
• A la pérdida de confianza en los hombres políticos y las instituciones, incluso en las reglas
democráticas mismas, en particular tras la revelación de la corrupción de una parte del
personal político.
23
• A una crisis económica persistente: dicha recesión duradera ha marcado para algunos el
agotamiento del ciclo económico abierto por la Revolución Industrial y por la aparición de
una estructura particular de la actividad económica y comercial.
• Está, además, la cuestión del abandono de la función tribúnica por parte de los comunistas.
Pero hay una causa final. Muchos han definido al Populismo como una patología de la Democracia.
O bien, para otros: no se trata de una patología, sino de la patología de la Democracia.
La cuestión crucial reside ahora sin embargo en definir al Pueblo. Explica Hermet que hay
Populismos que han recurrido al Pueblo- Nación, pero hay otros que han recurrido al Pueblo- Plebe. Pero
también están los reunidores aquellos que reúnen al Pueblo, pero lo justifican en nombre de la Nación;
ejemplo: De Gaulle.
Lo lógico sin embargo, entre los varios Populismos que pueden derivar de estas distinciones, es
zanjar:
Para el Populismo:
1. El Pueblo es Dios.
Hallaríamos, sobre la base de un eje de más o menos democracia real este esquema:
Poder por Poder por el Poder por el Representación Pueblo sólo Poder
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el Pueblo- Pueblo- Pueblo- corregida/ Representado sin el
Plebe Clase Nación plebiscito Pueblo
y ya a plazo
Los Nacional- Populistas no deben ser confundidos con los Nacional- Liberales y los Seudo-
Populistas aun cuando, a veces, las fronteras son fluctuantes. Se pretenden Populistas, pero no conciben
al Pueblo sino como Nación. En esa franja de Seudo- Populismo e incluso de Nacional- Liberalismo deben
ser ubicados la inmensa mayoría de los líderes calificados hoy erróneamente de Populistas y de Neo-
Populistas, así como sus partidos.
Más peligroso puede ser el Etno- populismo, pero este lo estudiaremos con ocasión del Neo-
Fascismo.
En definitiva, el populismo auténtico es lo que Meny & Surel llaman el Populismo del Pueblo y
nosotros Populismo- plebe. Aquí sí que se cumplen las 5 características básicas del populismo:
1. El pueblo no incluye a las clases dirigentes, dado que éstas se segregan de él al defender
únicamente sus propios intereses.
2. Actitud ésa equivocada de estos grupos, pues el interés bien entendido de esas clases
dirigentes pasa también por la defensa de los intereses generales.
3. En todo caso, el pueblo sabe qué le conviene; sabe qué es lo correcto, lo eficaz y lo
moralmente honesto.
La cuestión reside en cómo articular ese autogobierno del Pueblo teniendo en cuenta en primer
lugar la carencia de precedentes históricos contra la hostilidad, ilimitada, de todos los demás Sistemas. Lo
cual, por cierto ha desembocado, históricamente, y en el caso de Populismos sinceros, en el recurso a la
emergencia: se posponen las reformas reales de autogobierno y se cierran filas en torno a un maxi- líder
que encarna no la voluntad popular, pero sí que la expresa... Algo parecido al drama del Comunismo con
su fase de Dictadura del Proletariado.
¿Es el Populismo real un Anti- Sistema? Pues sí en principio, dado que supone la puesta patas
arriba de todos los mecanismos hasta ahora utilizados de control político de las masas por las clases
dominantes... De ahí los insultos y las descalificaciones.
25
El Fascismo no murió en 1945. En la década de los 50, Francia produjo la aparición del influyente
partido Joven Nación. Luego, en los 60, aparecieron la famosa y temible Organisation Armée Secrete
(OAS) y los grupos Occident y Europe Action, etc.
En Gran Bretaña tuvo eco el Movimiento Nacional- Socialista Británico y el Nacional Front; en Italia,
cuna de esa ideología, no poco dieron que hablar el Uomo Cualunque y el Movimiento Social Italiano, hoy
fuerza parlamentaria fundamental del país bajo el nombre de Alleanza Nazionale.
En Alemania, nación que, por haber llevado el Fascismo a su paroxismo y por estar ocupada por
tropas extranjeras, era muy vigilada, nada menos que ya en 1947 surgió el Partido Socialista del Reich.
Luego vendrían las Vertribenenbund, etc., y las más eficaces y lógicas las asociaciones de ex
combatientes.
En Estados Unidos coexistían fenómenos tan dispares como los ultras del ala derecha tanto del
Partido Republicano como del Demócrata, los grupúsculos nazis folclóricos tipo Partido Nacional Socialista,
o la WUNS, y los restos derivados del Ku- Klux- Klan...
Sin embargo, el panorama cambió a partir de 1980. En Alemania aparecieron grupos violentos y
xenófobos de jóvenes skins, y los avances del Partido Republicano y, sobre todo, de la muy radical Unión
Popular Alemana.
En Inglaterra, del Nacional Front y de la ideología ultraderechista derivaron también desde fuertes
grupos de skinheads hasta populares cantantes. O Japón.
Volvamos ahora, en la década de los 90, a Francia, Italia, o a Austria, en donde líderes políticos
como Le Pen, Fini y Häider han superado en votos a los principales partidos.
En Estados Unidos, no hay duda de la existencia de un fascismo reptante bajo los postulados del
precandidato republicano Pat Buchanan o en numerosísimos grupos paramilitares y hasta roqueros, hoy,
reforzado por los poderes de excepción reclamados y obtenidos por Bush junior tras los atentados del 11
de septiembre.
Pero esta actual oleada fascista o fascinante no es homogénea. Tropezamos con factores muy
diversos, porque no es lo mismo el paleofascismo de las viejas asociaciones de ex combatientes; el
nacionalfascismo de los grupos de extrema derecha y tradicionalistas autoritarios de los países del Este; el
Neo- Fascismo, de intelectuales y militares casi siempre estudiantes, algo más hacia la izquierda,
admiradores de la República Social Italiana de 1943 y de Gregor Strasser; el fascismo radical, xenófobo y
skinhead, también llamado prolet- ario; el nacional- fundamentalismo, de carácter religioso, el Etno-
populismo...
Casi todos son claramente movimientos Anti- Sistema. Preconizan un Sistema social claramente
opuesto al actual.
El Fascismo retorna, en primer lugar, por el alejamiento mismo de su experiencia histórica. Con el
tiempo, los perfiles más horribles del fascismo se difuminan y se suavizan: en ello trabajan, además, los
historiadores llamados revisionistas.
En segundo lugar, hallamos la crisis económica: a los brutales efectos del tránsito de una sociedad
industrial, basada en el consumo, pero también por la sustitución del obrero por la máquina, con la
aparición del paro crónico, la desaparición de categorías laborales enteras y el establecimiento de
sociedades de dos velocidades, se ha sumado la crisis económica profunda ya descrita, y de la que da más
cuenta la teoría de los ciclos de Kondrátiev que cualquiera de las recientes elucubraciones monetaristas. El
proceso de mundialización- recolonización unipolar, con la extensión del ejército de reserva de parados a
la escala mundial, la descolonización industrial, el baile de capitales y el libre comercio tiran hacia abajo
tanto a las clases obreras como a las medias, como hemos visto más arriba.
Producto de todo ello es un lógico pesimismo persistente que se está extendiendo por las clases
bajas y medias. Las primeras están siendo muy perjudicadas por la mundialización, las políticas
económicas anticrisis de moda, de saneamiento económico, de lucha contra la inflación y búsqueda
26
constante de la competitividad exclusivamente por la vía de los despidos masivos, es decir, a costa de
más marginación, más excluidos y, claro, menos consumo.
El Fascismo retorna, en tercer lugar, por la ausencia no sólo de alternativas al Sistema, sino incluso
de oposición a éste. El Fascismo se está transformando en una de las nuevas formas de respuesta de los
excluidos, máxime cuanto que el Comunismo, al estar de capa caída, por el abandono de su función
tribúnica no sólo ya no constituye la temible oposición de antes al Sistema, sino que tampoco ofrece ya la
eficaz barrera que representó frente al Fascismo. El Fascismo, al igual que el Ecologismo, el Populismo y
otros, al configurarse como fuerza Anti- Sistema se colocaría en situación de recoger los votos de
oposición que, antaño, fueran a la Izquierda Real, la Anti- Sistema.
1. El nacional- liberalismo
Hasta ahora hemos analizado manifestaciones del Fascismo contrarias al Sistema; pero quedan por
ver otras modalidades muy peligrosas, producto mismo del Sistema; o sea, modalidades de Fascismo del
Sistema.
El cómo ha llegado este modelo sureño, del Nacional- Liberalismo, a infiltrarse en la vida política
francesa a través del lepenismo constituye una de las más curiosas evoluciones ideológicas recientes de la
derecha francesa.
Hay sin embargo etapas diferentes en esta revolución, veamos la primera. A la Revolución
Neoconservadora anglosajona, basada en el monetarismo de la Escuela de Chicago y en el
Anarcocapitalismo de la de Miami, en el ultraliberalismo político, en el final de las ideologías, en el
tradicionalismo moral, y en la moral del éxito, se sumó entonces, en Francia, otro proto- Neo- Fascismo
de carácter darvinista y que sustituyó al autoritarismo tipo años 30 por un tipo de presidencialismo
plebiscitario gaullista, y por un modelo tradicionalista y xenófobo ciertamente, pero también, y
simultáneamente, partidario del Liberalismo Orgánico y defensor de una economía ultraliberalizada.
Tanta similitud ideológica fomentó un intenso trasiego de militantes y de votos desde la derecha y
los liberales hacia el Nacional- Liberalismo, y viceversa.
Obviamente, no era ésta una situación circunscrita a Francia. Esa simbiosis entre Ultraliberalismo,
Conservadurismo, y Neo- Fascismo se percibió ya también entonces en Austria, con el Partido Liberal
Austriaco de Jorg Häider; y en Italia, con las huestes del seudo- populista Berlusconi y las de Gian Carlo
Fini.
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Hoy, prácticamente nadie discute unos principios democráticos al menos mínimos, y tan sólo
algunos grupos muy Anti- sistema defienden cosas como el autoritarismo político, el partido único, y la
intervención del Estado en la economía. Hemos visto al Fascismo convertirse en Nacional- Liberal. La
gente, mayoritariamente, ya sólo acepta una crítica de la democracia que implique más democracia, o
sea, populismo; por ello, los seudo- populistas y los nacionales- liberales retoman, como hemos visto,
algunas propuestas populistas y adoptan perfiles superficialmente populistas.
Pero hay más: en el fondo, la única herencia duradera del Fascismo histórico procede del
germánico, y es el Racismo. Y éste, dado que la Mundialización- Recolonización Unipolar está abriendo
fronteras mucho más allá de lo social y económicamente soportable para las clases medias y bajas, tiene
días prósperos por delante. Existe en el fascismo una larga tradición de anti- democratismo. Y éste se
basa en 2 postulados básicos: el primero, la desigualdad humana. El Fascismo considera que la
desigualdad humana tiene una base genética y que no debe ser contrariada (el Liberalismo piensa igual,
por cierto).
El segundo postulado del Fascismo es la crítica hacia el sistema representativo, por ineficaz, que
permite también desviar votos que irían a un Populismo auténtico, desviándolos hacia un etno- populismo
que no sería sino la etnificación de la Nación o del pueblo en beneficio tanto de Neo- Fascismos como de
Nacional- Liberalismos más o menos popularizantes...
Realmente, esto es una falacia, pues el Populismo critica al sistema representativo precisamente
para conseguir una Democracia auténtica. Y el Fascismo, en el fondo, para reducir los actuales niveles de
Democracia.
Desde estos 2 postulados (desigualdad humana y consiguiente crítica del Parlamentarismo) cabe
un modelo que históricamente existió hace mucho y que en su variante demo- liberal resurgió mucho más
tarde y ha existido hasta hace poco: en él sólo una parte de la población tiene todos los derechos
formales, compartidos igualitariamente; y la otra parte, racial, étnicamente, distinta, sirve a la primera
mientras su organización política es Tribal- cipayo. Fueron la Grecia antigua; y después, sobre todo, la
República Surafricana, con su famoso Apartheid o desarrollo por separado...
El Nacionalismo se extiende hoy a tal velocidad que se ha pasado de considerarlo la ultima fase del
Sistema soviético a tomarlo como una de las ideologías universales futuras, yendo camino incluso de ser
causante de tantas muertes como antaño lo fueron las religiones a las que sustituyó, total o parcialmente,
y de las que actualmente se hace cómplice con frecuencia...
Más allá de las seductoras teorías de Todd, otros muchos factores, aparte de los modelos
estructurales familiares a los que él es tan afecto, llevaban no sólo al triunfo del modelo nacional, sino a la
permanencia del mismo en la historia. Ciertamente, el hecho nacional, tal y como hoy lo conocemos, no
tiene mas de mil y pico años de existencia. Pero es, probablemente, bajo otras formas y expresiones,
incluso más viejo que el hombre.
Muchos nacionalismos llevan implícito el deseo de volver a una era en que el grupo social
considerado era, supuesta o realmente, más fuerte, más poderoso y/o mejor estructurado.
Así, no sólo están aún por alcanzar la independencia las identidades nacionales que no pudieron
llegar a ésta, al Estado- Nación, durante el siglo XIX o el siglo XX, sino también las que fueron absorbidas
por los Estados- Nación que cuajaron o terminaron de cuajar durante esos dos siglos.
En todo caso, parece que hoy es la hora de la reivindicación tanto de los pocos últimos Estados-
nación evidentes aún no constituidos como de los numerosísimos micronacionalismos, tanto cuando tienen
como base los clásicos factores nacionalitarios objetivos como cuando, además, se combinan con el
nacionalismo como protección. A este último factor contribuyen:
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2. El temor, igualmente, ante los órganos supranacionales.
Se supone pues que el Nacionalismo del Estado- Nación tanto como el localmicronacionalismo
protegen frente a las tecnoestructuras de diverso tipo y pelaje, favoreciendo la aparición de
Supranacionalismos, pero también de Mininacionalismos e incluso la reivindicación del Estado- nación ya
existente: es el Soberanismo. Se mezclan aquí:
3. Necesidades económicas.
Uno de los orígenes más claros del nacionalismo más moderno, sobre todo del micronacionalismo:
en definitiva, si como expresión de la territorialidad humana, el Estado- Nación no tiene, como hemos
señalado anteriormente, mucho más de mil años, ello es debido a que la forma nacional del marco
económico convivencial no fue necesaria hasta el advenimiento de la era industrial y del Capitalismo.
Hoy la Nación cuando no es cipayo, sino real, molesta al Sistema. Por ello, el Sistema ya no
apuesta por esas naciones, lo cual se traduce por una propaganda y presión durísimas. La Nación molesta
al Sistema en el afán de éste por establecer un mercado supuestamente mundial
Pero avancemos un peldaño más: la creciente soberanización de las fuerzas políticas francesas se
debe a la identificación entre mundialización y recolonización unipolar por los USA. Pocas dudas existen
sobre el hecho de que los franceses serían mucho más proclives a una Federación Europea si Alemania,
Italia, España, Holanda y Noruega adoptasen posturas mucho más independientes en relación con los
USA. Ello aparte del hecho de que la delegación de poderes hacia Bruselas es sentida como una
delegación por parte de la voluntad popular, pero, además, no consentida.
Finalmente, los imperativos de todo tipo que, en las dos últimas décadas, han obligado a los
partidos políticos del Sistema a acercar posiciones, han contribuido, no poco a que las actitudes de
oposición radical se reporten sobre partidos Anti- Sistema, en este caso, también en los de corte
nacionalista.
En todo caso, el problema clave de los años venideros es el de la lucha multiforme entre, por una
parte, las formas de asociación, Confederación, Federación, no sólo en Europa sino en el mundo, y, por
otra parte, las fuerzas de disyunción, de explosión, de ruptura, de conflicto cuando aquellas acompañan
nuevas modalidades de Imperialismo.
Y es que el mayor freno existente hoy en día al proceso de Mundialización económica son los
Estados- Nación que se resisten a desaparecer sin más a favor de un macromercado global y la
contradicción entre elites económicas mundializadotas y las nacionales que, hoy por hoy, desaparecerían
en el proceso de mundialización.
La lista de los actuales enfrentamientos étnico- nacionalistas es, en todo caso, impresionante,
aunque muchos de ellos tienen base religiosa.
En Italia llegó muy tarde la unificación. Habitualmente ello se achaca a la existencia de territorios
pontificios. Dicha circunstancia, así como la actuación de los imperialismos austriaco y español, que
desgarraron el país en dos, sí que influyeron muy negativamente.
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1. Una que, prolongación del valle del Rhin y del llamado eje renano, entronca al norte y a
la Lombardía con el mundo franco.
2. Otra que, lindando con la ex Yugoslavia, constituye una fuente permanente de conflicto
con diversos pueblos de la zona.
3. Otra, antaño compuesta por las 3 islas mayores, de donde los franceses desgajaron
Córcega.
El Sistema se sostenía, por entonces, por un peculiar entramado de partidos donde el insuficiente
predominio de la Democracia Cristiana, claramente apoyada por el Vaticano, los alemanes y los
norteamericanos, se complementaba con coaliciones permanentes con partidos no neofascistas y no
comunistas. Si la Democracia Cristiana no logró aglutinar a toda la derecha prácticamente en todos los
países de Europa, tampoco la segunda fuerza del país, el Partido Comunista Italiano, pudo aglutinar a toda
la izquierda.
El transcurrir del tiempo terminó dañando fuertemente al Sistema. El hecho de que la única fuerza
de oposición real fueran los comunistas bloqueaba la alternancia.
Mientras, al descrédito creciente de partidos políticos que nada en sustancia cambiaban, se sumaba
la compenetración entre las sub- clases política y económica y la extensión galopante de la corrupción
política, económica y administrativa. La acción de la Mafia acentuó el descrédito tanto de la sub- clase
política como del Sistema en general. A su vez, la bonanza económica no se repartió por igual entre el
Norte y el Sur.
En definitiva, al igual que en las antiguas URSS y Yugoslavia, y España, los ricos se van. Ello es tan
cierto como que la Liga recluta sus votos entre el electorado demócratacristiano, es decir, de la clase
dominante.
Sus orígenes ideológicos deben ser buscados ciertamente en el equivalente italiano de los
Comuneros castellanos. Pero, más recientemente, sus ideólogos proceden de escisiones de la DC.
Su ideología se puede casi adivinar sin recurrir a su programa. Amén del seudopopulismo personal
de Bossi, el programa de la Liga gira en torno a unos ejes claros:
1. Anticentralismo: la Roma ladrona debe ser apartada de los destinos del norte del país:
los miembros de la Liga Lombarda se definen como federalistas. Buscan para Italia un
futuro federal o confederal, constituido por 3 repúblicas diferentes: Norte, Centro y Sur,
con sistemas ejecutivo, parlamentario y judicial independientes. Única excepción sería la
política exterior y de defensa. Para la Liga, el actual gobierno de Roma es incapaz de
solventar los problemas del país, hundiendo a toda Italia en el déficit económico.
30
3. Reforma constitucional. La asunción de las propuestas de la Liga Lombarda implica la
necesidad de una remodelación constitucional. El actual texto fundamental defiende un
sistema en realidad unitario, por lo que se tornaría inservible para un futuro Estado
federal o confederal.
5. Lucha contra los impuestos. Uno de los puntos clave del programa lombardo es el ataque
contra los impuestos abusivos que, viniendo de Roma, afectan principalmente a los
ciudadanos del Norte.
7. Lucha contra la inmigración salvaje. Durante las campañas electorales la Liga ha sido
reiteradamente acusada de racista, pero, según sus líderes, son exactamente lo
contrario a Le Pen. Creen que la inmigración descontrolada es un fenómeno negativo. La
Liga apuesta por la radicalización de las medidas para que sólo entren en el país aquellos
que posean un contrato de trabajo en las debidas condiciones.
En todo caso, el deseo de diferenciarse de Le Pen les ha llevado a insistir una y otra vez en el tema
de la incompatibilidad radical entre el Fascismo de Le Pen por una parte y el Federalismo, el
Confederalismo, y la Liga, por otra.
¿Es la Liga un partido Anti- Sistema? Sin duda sí en su origen, y también si se contemplan
determinados aspectos de su programa, ello, amén del impacto sobre los demás Micronacionalismos
irredentos europeos. Su participación en el segundo Gobierno Berlusconi abre sin embargo un interrogante
muy serio al respecto.
El Caso Español.
España es uno de los primeros países que consiguen su unidad territorial y por ello cabría pensar
que ésta debería estar completamente asentada como en el caso de Francia. Sin embargo esto no es así
debido a varias causas.
El caso vasco resume, para Verstrynge, el caso español. El País Vasco ha sido desde siempre una
zona considerada por su nacionalismo como paladín de la libertad. Se considera que, desde tiempos
31
inmemoriales, los pueblos que habitaban esa zona se resistían a las invasiones extranjeras y que de esa
resistencia vendrían los fueros y derechos especiales que siempre han tenido.
La desaparición del Carlismo como vía para la afirmación nacional y la continua industrialización de
las provincias, con la pertinente emigración hacia ellas y el establecimiento del PSOE, UGT y, en menor
medida, PCE, hacen que surjan reacciones defensivas ante los mitos del Complot, de la Unidad Vasca y del
“Paraíso Perdido”.
Pero es con Sabino Arana cuando el Nacionalismo Vasco va a cobrar el carácter de institución social
y se va a dotar de una serie de mecanismos tales como un Movimiento Cultural, un Periódico, un Partido
(PNV) e, incluso un Sindicato (ELA-STV) que tratará de encuadrar a todos los trabajadores vascos y cuyo
nivel de acción será pactista con la patronal vasca.
Tras un periodo de clandestinidad con Primo de Rivera, el PNV se verá ante el dilema de apoyar a
la izquierda republicana partidaria de una cierta autonomía o, por el contrario, apoyar a los conservadores
españoles tal y como se les pide desde el Vaticano. Con el Franquismo los problemas serán de otra índole
pues, si bien los contactos entre el PNV y Franco se seguirán produciendo vía Vaticano, la Dictadura
considerará a las tres provincias como “culpables” de la República. El clima de represión que se establece
de todo lo vasco provocará la espera de mejores momentos para la lucha. Pese a esta represión los mitos
como el Estatuto de Autonomía con la República y la presencia de un Gobierno Vasco en el exilio hace que
el Nacionalismo siga latiendo. Tras esto, la coincidencia de valores de lucha con la izquierda española, la
fuerte oligarquía empresarial vasca que agitará el fantasma nacionalista frente a Madrid y la aparición de
ETA y HB hacen fuerte al PNV para lograr el nuevo Estatuto de Autonomía tras la muerte de Franco.
Ni el PNV ni CiU pueden ser consideradas como fuerzas antisistemas, aunque en potencia pudieran
serlo. No cabe ninguna duda respecto a HB y ETA. Durante el franquismo, señala Yaiza García, la
represión de lo vasco se tradujo en os ejes. Una negación física del universo simbólico de individuos y
familias nacionalistas. Y una imposibilidad de expresión de toda forma cultural extraña a la oficial.
Con la represión física del régimen hacia lo vasco se consigue que la sociedad se sienta
cohesionada y se adquiera una identidad de territorio. La experiencia social de la represión imbrica
sólidamente la biografía individual en la biografía colectiva, con l cual la política y la violencia se hacen
centros fundamentales de la vida cotidiana, constituyéndose en centros simbólicos fundamentales de las
movilizaciones populares que cada vez fueron más frecuentes. Pero dentro del nacionalismo vasco se
produce, con la llegada de ETA, la solución a una necesidad de pluralismo. ETA se considera a sí misma y
a su programa como una organización socialista enmarcada en el ámbito vasco de actuación.
Pero el movimiento político lo capitaliza HB. Recoge todo el descontento que la sociedad vasca
tenía en la transición con el PNV. Este descontento viene ocasionado por una Constitución y un Estatuto
que la sociedad vasca considera ajenos a ella. HB se establece así como la mayor fuerza Anti-Sistema. HB
está formado por una “militancia directa”, un contacto directo de la organización con el partido que resulta
muy efectivo para la vinculación y la integración del colectivo. Se llega a hacer más importante la vida
cotidiana a través de las actividades del Partido que meter la papeleta en una urna. HB es producto de las
insuficiencias en la representatividad y acción política de los demás partidos.
Bélgica, ¡revienta!
Bélgica como Nación no existió nunca. La razón de su existencia reside en la necesidad de poner un
“Estado-tapón” entre Francia y Centroeuropa. Bélgica no es homogénea cultural y étnicamente. Hay una
desigualdad entre el Sur, francófono, obrero, industrial, laico, rico, cuya élite controlaba los resortes del
poder, y un Norte flamenco, campesino, hortera, inculto y no es apoyado por los Países Bajos. En la
actualidad, y tras haber sufrido dos guerras mundiales, el nacionalismo flamenco ha revivido. En parte por
culpa de que fue fomentado por os alemanes y en parte porque el desarrollo económico ha sido mucho
mayor en la zona Norte.
Actualmente Valonia y Flandes tienen gobiernos propios controlados por Asambleas elegidas por
sufragio universal y, además, el gobierno nacional está compuesto por 14 ministros repartidos por igual
entre neerlandófonos y francófonos y presidido por un primer ministro a ser posible “asexuado”
lingüísticamente.
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Si a esto unimos que el Estro Belga tiene gravísimos problemas económicos, y que ellos causan
que varios sectores de la sociedad vean con buenos ojos la “adopción” del territorio por parte de una
entidad supranacional (la Europa de las regiones), es muy posible entonces que dentro de 10 años la
unidad de Bélgica se vea terminada por medios pacíficos tal y como sucedió en Checoslovaquia.
El Renacimiento Báltico.
A diferencia de la Europa Occidental donde las fronteras son estables cuando no prácticamente
fijas, en la Europa Oriental y Central el panorama es muy diferente. Perder una guerra equivalía,
prácticamente, a desaparecer como Estado. Sin contar con el enjambre de etnias que en la zona existen.
Los países bálticos han sido siempre una zona muy disputada y sometida a procesos de
germanización y rusificación. Sin embargo la tendencia independentista vendrá aumentada por varias
razones en la década de los setenta. La primer es que la economía de la zona era la superior en todo el
cómputo de la URSS, lo que provocó que éstas se acercaran a la economía germana y nórdica. La segunda
es la aparición de movimientos xenófobos contra las poblaciones emigrantes tras 1945 de movimientos
nacional-irredentistas. La tercera es el fomento de las interrelaciones bálticas. Y la cuarta son los errores
soviéticos y el rápido apoyo internacional a la independencia.
Las religiones han sido, a lo largo de la historia, la excusa perfecta para iniciar guerras, legitimar
tiranos en el poder, satanizar al “otro”, etc. Tras las ideas ilustradas la religión se había dirigido hacia el
ámbito privado, su influencia en la sociedad se podía apreciar claramente pero no así su influencia sobre el
poder político. Sin embargo en el siglo XX se cambian las tornas, en parte por la aparición de un
fenómeno: el fundamentalismo. N es que haya más creyentes que en otros siglos, todo indica lo contrario,
sino que los creyentes de ahora tratan de influir notablemente sobre el poder político. Esto ha sido así con
los Nacionalismos Cristianos que condujeron a Dictaduras, con la comunión entre los fundamentalistas
protestantes y la Administración Reegan, con la alianza entre el poder político ruso tras la caída de la
URSS y la Iglesia Ortodoxa, con el Papa polaco militante, con el ascenso de los islamistas al poder…
Es en EEUU donde la proliferación de tanta Secta y su importancia puede verse con mayor claridad.
En primer lugar porque estos movimientos se hallan en el origen mismo de la Nación. Y en segundo lugar
porque periódicamente hay oleadas de reactivación de su importancia. La primera de ellas fue hacia los
siglos XVIII y XIX. La segunda de ellas va de 1960 a 1968. Es en esta segunda etapa cuando muchas de
ellas se entremezclan con los pilares del Sistema.
El Fundamentalismo Protestante.
Este tipo de Fundamentalismo no es Anti-Sistema sino Pro-Sistema. Consiste en exaltar los valores
del American Way of Life, mediante el “Rigorismo” antes explicado (AL PARECER EN EL CAPÍTULO SOBRE
LOS NEO-FASCISMOS). Esto se hace mediante la exarcebación del carácter bíblico del Sistema. A todo
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esto se le ha de sumar una seria influencia sobre la sociedad debido a su abundancia de medios para la
divulgación de su mensaje. Poseen infinidad de medios de comunicación, influyentes estrellas del
espectáculo, miembros del sistema político, tele predicadores y una red enorme de asociaciones de
ciudadanos que defienden sus ideas tanto en los grandes escenarios políticos como en los pequeños.
El Fundamentalismo Ortodoxo.
Desde hace dos siglos la religión ortodoxa pesa mucho en la formación del sentimiento nacional.
Dos superestructuras, la religiosa y la nacional, no dejan de azuzarse mutuamente y de alinearse
recíprocamente. Por ejemplo, en la ExYugoslavia la religión ortodoxa refuerza en sentimiento o la
identidad nacional colectiva. Y esta ideología nacionalista refuerza a su vez la identidad ortodoxa.
Para François Thual esto no es exclusivo de Serbia. Según él, la religión ortodoxa y los países en
que está presente, han tenido que hacer frente a una historia de lucha contra el Imperio Otomano. Un
invasor que, además de ser extranjero, era musulmán. Por tanto la religión se convirtió en el refugio tanto
de la identidad nacional como de la identidad cultural.
El Fundamentalismo Católico.
En lo referente a la religión católica hay que destacar el radicalismo en las posiciones de la Iglesia,
sin perjuicio de un intento de ésta por “reconciliarse” y admitir sus errores del pasado. La manera de
actuar de la Iglesia Católica en los últimos años del siglo XX se asemeja a los modos del autoritarismo. Su
estructura ha seguido siendo jerarquizada, no demócrata, sexista, ligada al poder (aunque éste no
siempre le prestase atención), se ha pensado infalible, ha declarado juicios sumarios entre sus clérigos,
etc, etc, etc.
El Fundamentalismo Judío.
Los fundamentalistas judíos están muy divididos sobre cuestiones religiosas básicas. Hay que
distinguir entre el Mafdal o Partido Nacional Religioso, de tendencia sionista y de línea nacionalista dura,
perseguidor del Gran Israel. El Yah dout Atora, ultra-ortodoxo y no sionista, anexionista. El partido de los
Sefardíes guardianes de la Toha, también ultra-ortodoxo pero sefardí de origen marroquí y populista, no
especialmente anexionista. Y otros.
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El Islam es la religión monoteísta de mayor expansión y dinámica de las que existen. Según
Martine Gozlan esto viene ocasionado por la salida que le da a los desheredados, a los que ofrece una red
social de ayudas y posibilidades.
En el origen del Islam hay una radicalización del monoteísmo. El Islam surge como una reacción al
politeísmo del Cristianismo, que se adueñó de los dioses paganos. Esa confrontación al politeísmo de los
cristianos hizo que el Islam se extendiera rápidamente por zonas muy amplias del mediterráneo. Sin
embargo, y a pesar de que el monoteísmo puede conducir fácilmente a las ideas de un solo Dios, una sola
comunidad, un solo Libro y por lo tanto pueda provocar el enfrentamiento con otras comunidades, el Islam
es una religión que tolera mucho más que cualquier otra religión los otros modos de creer.
El Islam ha sido mucho más moderado que el Cristianismo. No ha buscado nunca el obligar al no
creyente a creer, ha tenido grandes personajes ateos o no creyentes mientras en el mismo momento el
Cristianismo tenía la Inquisición, ha tenido siempre un cierto “hermanamiento” con el judaísmo, supuso un
punto de partida para la liberación de la mujer (a la que concedió derechos que en otras religiones
estaban supeditados a los hombres). El concepto de Yihad, contrariamente a lo que se pueda pensar, es
una defensa de la comunidad de creyentes frente a un ataque externo. Nunca un ataque, siempre una
defensa. Incluso en el interior de los individuos se denomina Yihad a la lucha interna frente a las propias
pasiones.
Tampoco el Islam es una religión monolítica. Tiene varias escuelas o facciones que se han ido
creando a lo largo de la historia y que entienden la religión y al Islam de manera muy diferente. Y estas
facciones comienzan desde la sucesión de Mahoma y su disputa entre Alí y Muawiyya.
Siendo así, ¿cómo ha llegado el Fundamentalismo al Islam? Sin duda la primera respuesta consiste
en el desprecio de Occidente hacia el Islam. La siguiente respuesta sería el fracaso de los distintos
modelos de organización social y política que desde Occidente se han tratado de imponer: Kemalismo,
fascismo, neoimperialismo, neutralismo, capitalismo liberal, etc. Ni si quiera el movimiento Panislámico
promovido por Al-Afghani y Al-Kawakibi consiguió fructificar. Estos fracasos vienen ocasionados por la
imposibilidad de asentar la idea del laicismo en el mundo islámico. Para el Islam se nace creyendo y de ahí
que todos los movimientos políticos, tanto de izquierdas como de derechas, tengan a la religión en el
fondo de sus idearios.
Si dejaos aparte los residuos de países árabes socialistas que aún están presentes, y los intentos
de conciliar Capitalismo, Democracia occidental e Islamismo, podemos distinguir entre dos modelos
islamizantes rivales:
1. Los regímenes fundamentalistas integristas, feudales y nacidos como tapón al impulso del
Comunismo, alentados por Occidente. Son abiertamente antieuropeos y antiamericanos (salvo
en su política exterior), estructurados en monarquías de derecho divino. Sin elecciones,
partidos, Parlamentos, derechos de la mujer, etc. El sistema económico es patrimonial-feudal,
no hay ciudadanos, sino súbditos .Ejemplos de estos países son Arabia Saudí, Kuwait e incluso
Marruecos.
2. Los regímenes fundamentalistas reformistas radicales. Son sistemas que surgen frente al
Capitalismo liberal de Occidente que ha tratado de ser importado. No hay monarquía sino
República Islámica, con elecciones, partidos (sujetos a la ley de Dios) Parlamento, sufragio
activo y pasivo de las mujeres, el sub-sistema económico es islámico, abierto, no patrimonial.
Hay ciudadanos. Ejemplos de estos países son Sudán, Argelia, Irán, Indonesia, Egipto, etc.
Tras esto cabe preguntarnos si estos dos sistemas del Islam pueden ser realmente considerados
como Anti-Sistema de Occidente. Desde el punto de vista de los valores que defiende estos Anti-Sistema
luchan contra la mundialización Occidental creando mundialización. Lo cual resulta un peligro para el
sistema. Los conceptos económicos que proponen son diferentes al Occidental y, en cierta medida, es tan
completo como los de los Antimundializadores Occidentales.
Para la actual expansión del modelo Fundamentalista Reformista Radical existen, sin embargo,
impedimentos difíciles de superar.
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este modelo, como el iraní, se serenen tras la Revolución, la tradición histórica en este aspecto
es la de tolerancia religiosa.
2. La cuestión de los derechos humanos, puestos en entre dicho por la fuerza de la Ley Coránica.
3. El estatus de la mujer, no como ciudadana (que tiene derechos y deberes) sino como integrante
de la vid familiar donde está extremamente supeditada al marido o al padre (esto es una
perversión del Islam inicial).
4. La cuestión democrática. El concepto de Democracia en el Islam no puede ser el mismo que en
Occidente por su tradición de unión entre las estructuras políticas y las religiosas y la
dependencia de aquellas a éstas. Aún así el Islam no está reñido con un alto nivel de
autogobierno de los ciudadanos y de democracia electiva.
5. La cuestión del terrorismo islámico. El Islam condena cualquier manera de terrorismo islámico,
incluso el defensivo si mueren inocentes. No es pues el origen del terrorismo árabe, sino la
debilidad militar de muchos países árabes frente al Imperio.
De todo esto se infiere que el Islam tiene más posibilidades Anti-Sistema fuera del área de cultura
europea que en ella. Más allá de la cuestión del terrorismo, la culpable de esto sería la concepción de un
poder no laico o, cuando menos, relacionado estrechamente con la religión. Sin embargo en el llamado
Tercer Mundo sus posibilidades se multiplican tras el derrumbamiento de las ideologías que hacían de
freno a Occidente y su Imperio. Con esto el Islam se haría, si sigue con su crecimiento que indica que en
2020 serán más de 2500 millones los musulmanes, con todas las penínsulas que fueron objetivo militar en
la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra Fría. Situándose en la frontera del Imperio el mayor Anti-
Sistema del mismo.
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TERCER PARCIAL
ALEMANIA
Antecedentes históricos
Al igual que sucede con Italia, Alemania es un Estado nacional de tardía aparición en el escenario
europeo, pues no tiene existencia real hasta 1871. Que la unificación nacional de Alemania se haga bajo la
hegemonía de Prusia es un asunto cargado de consecuencias, pero 2 en especial son de interés:
a. La unificación se lleva a cabo con la exclusión de Austria, tras la guerra austro- prusiana.
b. Se articula sobre la base rígida del Estado autoritario prusiano, que generaliza así su
modelo.
Los años de 1945 a 1949 son los de las potencias ocupantes al fin de la Segunda Guerra Mundial.
Todo esto explica, en parte, la preocupación de la vigente Constitución de 1949 por dar estabilidad no sólo
al Gobierno, sino al conjunto del sistema democrático- liberal.
Poco a poco, en los últimos años, este régimen fue evolucionando en el sentido de que el
Bundesrat fue retirándose mientras el Gobierno presentaba cada vez más los proyectos en el Reichstag.
No obstante, hasta la ley de 28 de octubre de 1918 no se produjo la parlamentarización del sistema.
Este Estado autoritario se hundiría en un confuso proceso revolucionario a partir del fin de la
Primera Guerra Mundial, en 1918, para dar paso a uno de los experimentos primeros en el mundo de la
república democrático- social, la República de Weimar, cuya Constitución es la primera alemana que
proclama la soberanía nacional. Era un Estado federal democrático, con una estructura parlamentaria con
mezcla de presidencialismo. El Presidente de la República era elegido por sufragio universal directo. Sus
atribuciones eran sobre todo ceremoniales, pero el artículo 48 de la Constitución le daba plenos poderes
en situaciones de necesidad y una amplia latitud a la hora de interpretar cuándo se daban estas
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situaciones. El órgano legislativo era bicameral, compuesto por el Reichstag (Congreso) y el Reichsrat
(Consejo Nacional). El primero, la Cámara de representación personal elegido por un sistema de
representación proporcional pura, que favorecía un sistema de multipartidismo atomizado, y el segundo,
la Cámara de representación territorial, compuesta por representantes de los Länder. Dada la hegemonía
que en ella ejerció desde el principio el Partido Socialdemócrata, la República de Weimar fue una típica
república social, en la que comenzó a aplicarse una legislación laboral de la que surgirían más tarde
algunas de las notas esenciales del Estado de Bienestar.
Al final de la Segunda Guerra Mundial Alemania era un país derrotado, ocupado y dividido. El hecho
de la partición y algunos otros influyeron decisivamente en el contenido de la Ley Fundamenta de Bonn,
de 6 de mayo de 1949.
Se cuenta con un complejo sistema electoral que garantiza la proporcionalidad al tiempo que
reduce el riesgo de fraccionamiento partidista y un mecanismo de relación entre los poderes que permite
compaginar la responsabilidad parlamentaria del Gobierno con la estabilidad de éste, a la vez que elimina
la posibilidad de una dictadura constitucional. De hecho, hasta 1967 no se introdujo mediante reforma
constitucional un mecanismo de estado de necesidad legislativo que diera paso a situaciones legales de
excepción.
Además tiene especial relevancia la declaración del Estado alemán como Estado social y
democrático de derecho. La Constitución alemana es, en este terreno, una típica constitución de Estado
del bienestar que, si bien es neutral (o ambigua) en cuanto al modelo económico de la sociedad, según la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional Federal, abre la vía a una posible organización socialista de la
economía.
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Por último, la Constitución alemana es rígida: requiere mayorías especiales para la reforma
ordinaria y hace imposible la extraordinaria. Introduce una cláusula de intangibilidad que hace
irreformable la organización territorial federal del Estado.
Alemania es un Estado federal formado por 16 Länder de muy diversas dimensiones. Debe
señalarse que, por primera vez desde la unificación nacional de 1871, Alemania no está sometida a la
hegemonía de Prusia. De hecho, Prusia ya no existe como entidad política, dividida entre los Länder de
Alemania oriental.
El modelo federal alemán está fundamentado en el principio del federalismo cooperativo. Esta idea
consiste en abrir la posibilidad de que la Federación colabore con los Estados federados concretos en
determinado tipo de proyectos, sin que se altere la distribución de competencias establecida con carácter
general, es decir, que la Federación financie directamente en unas u otras proporciones actividades o
servicios que corresponden en principio a los Estados federados.
2. Permite resolver de modo más flexible los posibles conflictos entre la Federación y
los Estados federados.
La más alta magistratura de la República, el Presidente, es elegido por vía indirecta, a través de un
órgano especial, la Asamblea Federal, compuesta por todos los diputados del Bundestag más una cantidad
igual de miembros elegidos por los parlamentos de los Estados federados, en votación sin debate. Para la
elección se requiere mayoría absoluta de miembros en las dos primeras votaciones y mayoría simple en la
tercera. El mandato del presidente es de 5 años y sólo se prevé una reelección de carácter inmediato.
Los poderes del Presidente son ceremoniales y de representación ya que la LF de Bonn configura
un régimen parlamentario casi puro. En especial, carece de las facultades extraordinarias que concedía el
artículo 48 de la Constitución de Weimar al Presidente del Reich. El de la República Federal nombra jueces
y funcionarios federales, así como oficiales y suboficiales si la ley no dispone otra cosa, y ejerce el derecho
de gracia. Representa al Estado en el exterior, recibe y acredita a los embajadores y concluye tratados
internacionales. No tiene responsabilidad política y todos sus actos como Presidente de la República están
sometidos a refrendo.
La Jefatura del Estado en la RFA, como centro de imputación de la lealtad de los ciudadanos, ha
estado rodeada siempre de un halo de prestigio, por lo cual ha solido recaer en personalidades que,
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siendo de un partido, gozaran del respeto del otro mayoritario; esto es, en realidad, de personalidades
secundarias en el mundo de la política activa.
El poder legislativo
El Poder legislativo en la RFA es bicameral sólo en un sentido formal del término. En un sentido
más realista se trata de un poder con una estructura muy peculiar: el Poder legislativo se divide en dos
Cámaras: el Bundestag y el Bundesrat. Lo que sucede es que el Bundesrat, esto es, una especie de
Senado o de cámara alta de representación territorial, no es un órgano representativo en el sentido de
que lo sea electivo. El Bundesrat es una especie de consejo de los gobierno de los Länder, como si lo fuera
de una Confederación. Por este motivo, como la única Cámara electiva es el Bundestag, no hay
inconveniente en traducir la expresión como Parlamento Federal, si bien probablemente la traducción más
adecuada habría de ser Congreso Federal.
Las relaciones entre ambos órganos son complejas. Sin duda el órgano primordial es el Parlamento
Federal pero, en cierto modo, se reserva al Consejo Federal una facultad de oponerse al Parlamento
Federal de no pequeña entidad.
El Parlamento comparte la iniciativa legislativa con el Gobierno y con el Consejo Federal pero,
legislativamente hablando, tiene una posición subordinada ya que la iniciativa legislativa del Gobierno se
presenta, en primer lugar, ante el Consejo Federal. Igualmente, el Parlamento Federal ejerce la función de
control del Gobierno, que es responsable ante él.
El Consejo Federal es sobre todo un instrumento en manos de los Länder, es la válvula que
garantiza la existencia de la Federación frente a los intentos centralizadores del Estado federal.
El Gobierno es el centro del poder político en la RFA. La Ley Fundamental se esfuerza por
configurar un órgano estable que, al tiempo que responde ante el Parlamento y el Consejo Federales,
conserva una libertad razonable de movimientos que le permita llevar a cabo su política en un clima de
seguridad en el futuro. Los mecanismos han funcionado a la perfección y los Gobiernos de la RFA se
cuentan entre los más estables de Europa. Esta estabilidad, a su vez, está relacionada con la gran
importancia que tiene la figura del Canciller (el Primer Ministro) en el sistema político germano-
occidental.
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política nacional y el deber de responder por ello. Esta preeminencia del Primer Ministro se corrige por el
hecho de que, salvo muy breves períodos la RFA sólo ha sido gobernable mediante gobiernos de coalición,
en los que uno u otro de los dos partidos mayoritarios, socialdemócratas y demócrata- cristianos, han
tenido que formar gobiernos con los liberales.
La Ley Fundamental muestra una gran preocupación por la estabilidad del Gobierno, de forma que
cuando éste no la tenga garantizada, dispone de dos procedimientos para afianzarse: uno ordinario, a
través del voto de confianza, y otro extraordinario, a través del estado de necesidad legislativa.
La administración pública refleja asimismo el carácter asistencial del Estado alemán, uno de los
estados del bienestar más completos de Occidente antes de la crisis de 1992. Su adecuación a la
estructura federa del estado quiere decir que, en lo esencial, la administración pública es competencia de
los Länder.
La Administración de justicia en la RFA está confiada a jueces y magistrados de carrera, dentro del
modelo clásico de los países de tradición continental. La independencia de la justicia está basada en la
seguridad e inamovilidad de los jueces quienes se ajustan a un derecho codificado y dentro de una
estructura jerarquizada que respeta la organización federal del país, pues constituye una jerarquía en
cada estado.
Gran importancia política que alcanza la jurisdicción administrativa, que vela por la legalidad de la
acción del ejecutivo.
La importante función realizada por este Tribunal le ha ganado una posición de sólido prestigio en
el contexto del sistema político germano- occidental.
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reforma de 1956, a 4, que se convirtieron en 3 en las elecciones de 1961. Los Verdes no hacen su
aparición hasta las elecciones de 1983.
En primer lugar, la CDU/CSU (esto es, la Unión Demócrata Cristiana/ Unión Social Cristiana) que es
una asociación entre un partido de ámbito federa y un partido de Land, ya que la CSU es bávara. La
Democracia Cristiana alemana fue fundada por Konrad Adenauer. Fue el partido al que vino a
encomendarse la reconstrucción de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. La reconstrucción
después de la Primera quedó en manos del SPD, que fracasó por una diversidad de motivos.
En segundo lugar, el SPD (Partido Socialdemócrata Alemán), es el viejo Partido Socialista de Marx,
Engels y Lasalle, el decano de los partidos socialistas del mundo. A lo largo de su historia, el SPD se ha
mantenido en una curiosa tensión entre la obediencia a las tesis de Marx y Engels y la obediencia a las de
Lasalle. Ya en la República de Weimar estaba claro que la tensión se había resuelto a favor de los criterios
de Lasalle, esto es, de la idea de que cabe servirse del Estado para hacer adelantar la causa del
movimiento socialista. Después de la Segunda Guerra Mundial acentuó su curso reformista y gradualista
hasta que, en el Congreso de Bad Godesberg de 1959, renunció al marxismo y se manifestó
programáticamente a favor de una economía de mercado, al tiempo que también pasaba a ser lo que es
hoy, un partido de todo el pueblo y no de clase, como era el viejo SPD.
En Server lugar, el FDP, el Partido Liberal Alemán, es el heredero de los liberales de la República de
Weimar, que había ido adquiriendo mayor fuerza a medida que se acentuaba la crisis institucional de ésta,
si bien no consiguieron mantenerse ante el ataque combinado de la extrema izquierda y la extrema
derecha. En la posguerra, el partido colaboró decididamente en la reconstrucción de la RFA según las
directrices de la LF de Bonn. Curiosamente y dado el sistema electoral alemán, el FDP, un partido
minoritario, a gran distancia en votos y escaños de los otros dos, ha venido actuando como complemento
imprescindible que ha permitido gobernar con mayorías estables.
En cuarto lugar, los Verdes no son un partido político en sentido tradicional del término, si bien se
comportan como un partido político clásico. Articulan un ideal ecologista, mezclado también con las
tradiciones del movimiento pacifista de las Ostermarchen.
Entre los grupos de presión de relevancia política habituales en las sociedades industriales
avanzadas se cuenta, sobre todo, la organización sindical y la patronal. Las organizaciones sindicales más
importantes son 3: la DGB (Federación de Sindicatos Alemanes), la DAG (Sindicato Alemán de Empleados)
y la DBB (Federación Alemana de Funcionarios Públicos). No obstante, los años de 1990 en adelante han
visto descender la importancia social de los sindicatos.
En cuanto a las organizaciones patronales, también tienen un gran peso. Prácticamente todos los
empresarios alemanes se encuentran asociados y sus asociaciones están federadas en 3 grupos distintos
que, a su vez, colaboran entre ellos.
De gran importancia son también los grupos de presión agrícolas que, a través de la coordinación
de sus diversas asociaciones, ha conseguido articular una eficaz línea conocida con el nombre de Frente
Verde.
Propios de Alemania, como grupos de presión y por diversos motivos, hemos de contar con la
burocracia y las asociaciones de expatriados.
Igualmente cabe considerar a los gobiernos de los Länder como grupos de presión. Y no hay duda
de que, además, son de una gran eficacia, dado que tienen acceso a uno de los mecanismos decisorios
fundamentales del sistema político, que es el Bundesrat.
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Por último, deben señalarse también como grupos de presión las tendencia de movimientos
relativamente espontáneos de ciudadanos para reivindicaciones concretas.
El sistema electoral
En el ámbito federal no hay más elecciones directas que las legislativas al Bundestag.
Ahora bien, el sistema electoral alemán es bastante complicado. Intenta combinar el principio
decisorio de la elección mayoritaria con el modelo representativo de la elección proporcional.
El sistema presupone la existencia de un voto doble que el elector realiza en una sola papeleta. En
cada una de éstas el elector vota por un candidato a diputado por su circunscripción (en régimen
mayoritario) y por una lista de Land. Por supuesto, el voto no tiene por qué ser para el mismo partido en
uno y otro caso. En el voto uninominal, el escrutinio es mayoritario mientras que el de lista es por cálculo
de suma de todos los votos de lista de Land y recuento luego en colegio nacional único, repartiéndose los
escaños según el sistema d’Hondt. Una vez que mediante el recuento y reparto por el sistema d’Hondt se
ha averiguado cuántos escaños corresponden a un partido, se le restan los que ya ha obtenido éste por
vía uninominal y lo que queda son los escaños que le corresponden por lista.
El sistema electoral, que se clasifica como mixto por el hecho de tener elementos mayoritarios y
proporcionales consigue, en todo caso, niveles de proporcionalidad muy elevados pues el porcentaje de
escaños en el Bundestag suele coincidir con un margen de variación muy estrecho con el porcentaje de
votos del partido. El sistema electoral de la RFA contiene una cláusula de barrera que excluye del reparto
de escaños a los partidos que no hayan obtenido el 5% de los votos de lista o 3 diputados en elección
uninominal. La justificación que suele darse a esta barrera es la conveniencia de que no ingresen en el
Bundestag partidos minoritarios radicales. Contra ello cabe argumentar que los partidos minoritarios no
tienen por qué ser radicales y que la ausencia de estos partidos empobrece el debate electoral.
La cultura política
Este hecho de nación pero no Estado tiene 2 consecuencias a la hora de hablar de la cultura política
alemana:
Curiosamente, sin embargo, es la primera consecuencia (la nación alemana sin Estado) la que ha
posibilitado esta asombrosa unificación porque ya desde los orígenes de la RFA en 1949 fue opinión
general y base de su cultura política la idea de que, aun habiendo dos Estados alemanes, la nación
alemana seguía siendo única.
Esta idea de nación alemana es la columna vertebral de la cultura política germánica y la que
explica la organización federal del Estado, en cuanto plasmación de una actitud filosófica del espíritu
germánico que es el idealismo.
En sus orígenes no puede decirse que la RFA haya tenido una política internacional propiamente
dicha ya que, al ser un Estado bajo ocupación militar, de acuerdo con el Estatuto de las Potencias
Ocupantes, las relaciones exteriores de Alemania eran cosa de éstas. En 1952 se pone fin a la situación de
guerra y se restablece a la RFA en pleno uso de su soberanía, con algunas excepciones que afectan a los
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asuntos de la defensa. La normalización de las relaciones exteriores fue obra personal de Konrad
Adenauer quien, de 1951 a 1956, fue también Ministro de Asuntos Exteriores.
Dos elementos esenciales de la política exterior de la RFA desde sus orígenes fueron la política de
reunificación de los dos Estados alemanes y la política oriental.
La RFA tiene, además de todo o anterior, una vertiente claramente europea y con su integración en
la CE ha acabado alcanzando una posición de preeminencia en Europa que no hubiera sido imaginable en
1949. Para ello ha sido vital el restablecimiento de relaciones pacíficas con Francia.
Por último, la RFA tiene también una vertiente planetaria, a través de una inteligente planificación
exterior de los capitales, del comercio internacional y de la ayuda oficial al desarrollo.
DINAMARCA
Antecedentes históricos
Dinamarca forma parte de Escandinavia. Existen unas características comunes, que comparte con
Noruega y con Suecia, que hay que mencionar a la hora de entender este complejo geopolítico.
Estos países han presentado un modelo tardío de desarrollo y adaptación a las formas políticas y
económicas modernas. Los rasgos culturales que forman la mentalidad escandinava tienden al alejamiento
de los conflictos abiertos, por lo cual la evolución podemos definirla como lenta pero pacífica y segura. La
evolución hacia el parlamentarismo y la democracia fue mucho más lenta y costosa en Dinamarca que en
los otros dos países.
La revolución europea de 1848 es el acontecimiento que empuja al rey Federico VII a promulgar la
primera Constitución (1849). La reforma constitucional se lleva a cabo en 1866 creando una cámara
aristocrática elegida en parte por el rey y en parte por sufragio restringido, junto a la cámara popular. La
implantación de esta cámara alta produjo un retraso considerable en la marcha hacia el parlamentarismo,
ya que se creó para mantener las viejas estructuras, siendo el apoyo principal del monarca.
El golpe de gracia se produce en 1901, cuando los conservadores pierden las elecciones y el rey se
ve obligado a llamar a los partidos de izquierda para que formen gobierno. Sin duda, este hecho introdujo
el parlamentarismo en Dinamarca.
El nuevo texto constitucional de 1915 supone la aceptación general por la monarquía y por los
distintos grupos políticos del principio parlamentario de gobierno. Además se introduce el sufragio
universal masculino y femenino. Se abolen los privilegios de la cámara alta y con respecto al equilibrio
entre las cámaras, queda ligeramente decantado a favor de la cámara popular.
La Constitución danesa
La Constitución danesa vigente data de 1953, y es producto de una reforma sobre las reformas
anteriores, siendo el texto primitivo el de 1849. Es una Constitución corta y pragmática, donde se encierra
la esencia de los principios liberales y fundamenta una monarquía parlamentaria. El papel del monarca en
la estricta literalidad del texto es muy amplio, estando considerado cabeza del ejecutivo. Después, ya
aparecen perfectamente delimitados legislativo y judicial.
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En el apartado dedicado a los derechos y libertades, el capítulo VIII reconoce expresamente la
tabla de derechos más comunes del estado liberal y del estado social.
La reforma constitucional prevista por el texto actual de 1953, supone un cambio importante con
respecto al anterior, al introducir una gran rigidez. El nuevo procedimiento es una interesante combinación
de iniciativa parlamentaria y subsiguiente ratificación popular de la revisión constitucional. Tras la
iniciativa de reforma, se han de convocar elecciones. Si la nueva cámara, especialmente llamada para ello,
hiciese prosperar las enmiendas, se acabaría en un referéndum. Una vez concluido este proceso, el rey
sanciona la proposición, entrando inmediatamente en vigor.
Esta situación ha provocado una reestructuración de las entidades locales, que fundamentalmente
ha consistido en una unión o una fusión de los municipios a partir de los años 60 y 70.Otra consecuencia
ha sido el aumento espectacular del empleo local. La cuestión queda planteada en los siguientes términos:
si bien se trata de una descentralización administrativa de servicios, su volumen es tan grande, que resta
poco para el Estado, y bordea los límites de una descentralización cualitativamente distinta.
Por otro lado, y en otro orden de cosas, la soberanía del estado danés incluye dos territorios
distantes de la península de Jutlandia y sus islas adyacentes: el archipiélago de las Feroe y Groenlandia.
Ambos territorios han pasado con el tiempo de ser colonias a convertirse en provincias, si bien disfrutando
de sendos estatutos de autonomía, que las diferencian claramente del resto del país.
El sistema danés es una monarquía constitucional. El Rey es el Jefe del Estado y el símbolo de la
unidad del Reino. Además, en la letra del texto constitucional, conserva unos amplios poderes,
fundamentalmente ejecutivos, que en la práctica no tiene.
El Folketing tiene 179 miembros, y teóricamente su legislatura dura 4 años, sólo que la práctica de
la disolución anticipada está convirtiendo los mandatos en casi bianuales.
El modelo parlamentario danés impone una mecánica de estrecha relación entre la cámara y los
ministros. El parlamento goza lógicamente de potestad autonormativa, por lo cual organiza libremente su
trabajo y elige sus órganos de gobierno.
La iniciativa legislativa que descansa tanto en el parlamento como en el gobierno ha sufrido, como
en casi todos los sistemas del mundo, un fuerte desequilibrio a favor del último. El proceso legislativo
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impone un sistema de triple lectura de los textos, necesitando un quórum de más de la mitad de sus
miembros. Está, además, institucionalizada la consulta a los grupos de interés implicados.
La figura del Ombudsman o defensor del pueblo es una institución de origen escandinavo,
concretamente sueco. La Constitución alude a que el Parlamento nombra a una o dos personas, que no
sean miembros de la Cámara, para controlar la gestión de la Administración civil y militar del Estado.
El gobierno
La institución del primer ministro presenta unas características peculiares. Los ministros pueden
sufrir individualmente la retirada de la confianza. Ahora bien, si esta circunstancia concurre en el primer
ministro, debe dimitir todo el gabinete.
Pero sin duda, los 2 aspectos más interesantes del ejecutivo danés son el ejercicio del derecho de
disolución y el mantenimiento de la práctica de los gobiernos minoritarios.
El ejercicio del derecho de disolución aparecía cuando había una crisis de gobierno, gabinetes de
por sí frágiles, al sustentarse en coaliciones resbaladizas. Aunque la coalición no ha sido el único recurso
para gobernar, ya que Dinamarca ha ensayado muy frecuentemente la posibilidad del gobierno minoritario
homogéneo, con apoyo exterior por parte de los pequeños partidos de centro. La pérdida de dicha
confianza exterior genera en algunos casos la dimisión del gobierno, pero no la disolución anticipada.
El poder judicial
Queda garantizada la unidad jurisdiccional, al no estar permitido tribunal de excepción alguno, así
como la inamovilidad de los jueces y la actuación de jurado, integrado por simples ciudadanos, en los
procesos de instrucción criminal.
La organización del poder judicial es piramidal, situándose el Tribunal Supremo del Reino en el
lugar de máxima autoridad.
La característica más visible del sistema de partidos danés es el multipartidismo. Desde el último
cuarto del siglo pasado, Dinamarca fue el escenario de la formación de grupos políticos con bases sociales
definidas. Hoy día, a pesar del transcurso de 100 años y del multipartidismo formal del que ya hemos
hablado, existen 3 grandes familias partidarias: los conservadores, los liberales y los socialdemócratas. La
proliferación de partidos viene provocada por escisiones dentro de los partidos- nodriza, y argumentada
por los distintos puntos de vista que puede ofrecer una sociedad con desahogado poder económico.
El partido liberal (Venstre) nació en 1870, fruto de la unión de diferentes grupos de ideología
liberal, y siendo por lo tanto el partido más antiguo de Dinamarca. El partido luchó por la implantación del
parlamentarismo, del sufragio universal, de la libertad de pensamiento, credo y expresión. Se preocupa
por la posición de las minorías dentro del sistema político. En política exterior mantienen que la seguridad
nacional danesa se basa en su pertenencia a la OTAN, a la Comunidad Europea y a las Naciones Unidas.
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Son los responsables de la implantación y desarrollo del estado del bienestar. Apoyaron la OTAN, desde
una posición defensiva y como garante de la paz internacional.
El partido radical (Det Radícale Venstre) fue fundado en 1905 y desde entonces siempre ha tenido
representación parlamentaria. Ha formado gobierno en muchas ocasiones, fruto de las coaliciones. El
discurso ideológico del partido predica la libertad política, económica y espiritual del pueblo. Defienden
asimismo el principio de la justicia y la no violencia entre las personas y entre las naciones.
Antes de 1960 esos 4 partidos tradicionales y alguno más fueron quienes dieron nombre al
multipartidismo danés. Después de aquella fecha, el surgimiento de nuevos partidos va a fragmentar aún
más el espectro partidario del país.
El partido socialista popular (Socialistik Folkeparti) nace en 1959 como escisión a la izquierda de la
socialdemocracia, al abanderar un cambio en la sociedad.
La década de los 70 va a fragmentar aún más el sistema de partidos con la aparición de otros
nuevos, y coronando el fenómeno al pasar tras la convocatoria electoral de 1973, de 5 a 11 partidos con
representación parlamentaria.
El partido cristiano popular se fundó en 1970. No existía hasta aquel momento una organización
política confesional de este estilo que, sin embargo, tanto se había desarrollado por Europa.
El partido de los demócratas del centro fue fundado en 1973, constituyendo una nueva escisión,
esta vez a la derecha, de los socialdemócratas.
El Partido Verde surge en 1983, como aglutinador de una gran cantidad de movimientos
medioambientales. Están vinculados al movimiento verde europeo. Están en contra de la Unión Europea.
Los partidos políticos, gracias a la legislación vigente, disfrutan de subvenciones anuales por parte
del Estado, según el número de votos obtenido en las elecciones, así como una cantidad más por grupo
parlamentario.
Uno de los rasgos más significativos de la cultura política de este país es la voluntad asociativa de
sus ciudadanos.
Los sindicatos presentan una alta tasa de afiliación, y mantienen unos fuertes lazos con los partidos
hermanos.
El sistema electoral
Los 175 restantes se reparten a su vez: 135 distribuidos entre circunscripciones plurinominales. Los
40 escaños restantes, llamados suplementarios, se asignan a los partidos en proporción al porcentaje de
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votos que hayan obtenido previamente. Para acceder a los escaños suplementarios se precisa haber
conseguido al menos uno por distrito, o el 2% de los votos. Este sistema se utiliza para corregir las
desviaciones de proporcionalidad que pueden presentar a magnitud de los distritos. A mayor número de
escaños suplementarios, se consigue mayor índice de proporcionalidad, siendo muy alto en el caso danés.
La variedad de expresión del voto en Dinamarca es enorme, pudiendo variar desde la lista de
partido a la expresión del voto de preferencia y la candidatura persona.
El sistema electoral proporcional casi puro favorece a los partidos medianos y garantiza
lógicamente una representación parlamentaria de las minorías, evitando la concentración fusionada de la
oposición y perjudicando a los partidos pequeños y extremistas.
La cultura política
Una sociedad compuesta por algo más de 5 millones de habitantes que podemos calificar de
homogénea, el largo período de ensayo del estado providencia y la estabilidad política de la que ha
gozado, configuran una cultura política democrática muy firme y asentada.
Esa sociedad que llamamos homogénea presenta indudables contradicciones; por un lado, en el
país está profundamente arraigado el luteranismo, y por el otro, la filosofía racionalista e individualista del
siglo de as Luces, por lo cual la ciudadanía se debate entre el férreo moralismo luterano y la permisividad
sin barreras.
La cooperación nórdica entendida como las relaciones que histórica, cultural y lingüísticamente
sostienen los países del norte de Europa, es uno de los lazos exteriores que más potencia Dinamarca.
En 1953 nace el Consejo Nórdico, integrado por Noruega, Suecia, Dinamarca e Islandia,
integrándose Finlandia en 1956.
Por otro lado, cabe señalar el alineamiento danés en el bloque occidental, sellado con su
incorporación a la OTAN.
FRANCIA
Antecedentes históricos
Francia pasa por ser el país de Europa en que la evolución política ha sido más agitada. Nos ofrece
la imagen de una nación convulsa, incapaz, al parecer, de conseguir ajustes por procedimientos que no
sean revolucionarios, en continuas rupturas y crisis. Todos los cambios de envergadura habidos en Francia
han ido acompañados de debates teóricos importantes acerca de las instituciones políticas fundamentales
del mundo moderno y que tienen gran importancia no sólo para el conocimiento de su realidad estatal,
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sino también para el de la de otros países europeos y no europeos que han recibido su influencia. La
revolución de 1789 trajo la modernidad.
La Constitución francesa
La Constitución francesa del 4 de octubre de 1958 es el resultado de una crisis política que llegó a
hacer temer una guerra civil: la sublevación del General Massu en Argelia al frente de un Comité de Salud
Pública y que pedía el retorno al poder del General De Gaulle, el héroe de la liberación, apartado de la
política desde 1946. El Presidente de la República llamó al General De Gaulle a formar gobierno y éste
obtuvo a confianza de la Asamblea, así como la aprobación a un decreto de plenos poderes que le permitió
actuar con gran celeridad, como un poder constituyente de hecho. En primer lugar, reformó el artículo 90
de la Constitución de 1946, que regulaba el mecanismo de revisión constitucional con lo que pudo hacer
una Constitución nueva en un plazo brevísimo.
La Asamblea Nacional se había puesto en manos del Presidente del Gobierno, otorgándole el Poder
Constituyente con 3 condiciones:
La Ley del 3 de junio de 1958, que otorga el Poder Constituyente al General De Gaulle, especifica
que la revisión de la Constitución se llevará a cabo apoyándose en 5 principios:
4. El Poder Judicial será independiente, con el fin de conseguir una protección eficaz
de los derechos fundamentales y de las libertades públicas.
El producto final de este enfoque habría de ser un texto constitucional híbrido que los autores no
pueden clasificar unívocamente entre los regímenes presidencialistas y los parlamentarios, por lo cual se
han acuñado expresiones como semipresidencialismo o neopresidencialismo.
Francia ha sido tradicionalmente considerada como el caso paradigmático del país unitario y
centralizado. La organización napoleónica del Estado llevó esta centralización a sus últimas consecuencias.
No obstante, a partir del imperio, la historia de Francia ha tenido altibajos. De hecho, la descentralización
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ya fue defendida durante la III República, aunque con escaso éxito, y también en la V. La IV fue
centralizadora.
El primer intento de dar carta de naturaleza a las regiones se produjo en 1964. Posteriormente, el
General De Gaulle presentó un proyecto de descentralización regional que pretendía también mejorar la
funcionalidad del Senado y que puso a referéndum en 1969, condicionando a su aprobación su continuidad
al frente de la Presidencia de la República. El proyecto, sin embargo, fue rechazado. El segundo intento de
regionalización de Francia se daría en 1972.
Posteriormente, tras el triunfo de los socialistas en 1981, éstos promulgaron una ley marco de
descentralización regional en 1982. Francia es desde entonces un Estado descentralizado. Hoy Francia es
un Estado regional si bien estos entes territoriales no tienen con mucho la autonomía, la importancia y las
competencias de las regiones en el sistema político italiano ni de las comunidades autónomas en el caso
de España.
Además de todo ello, la Constitución de 1958 aumenta considerablemente los poderes del
Presidente en los artículos 11 y 16. El artículo 11 le faculta para convocar a referéndum cualquier proyecto
de ley que afecte a la organización de los poderes públicos, que suponga una aprobación de un acuerdo de
la Comunidad Europea o que implique la ratificación de un tratado que, aunque sea constitucional, pueda
incidir en el funcionamiento de las instituciones. Por el artículo 16 se otorgan plenos poderes al Presidente
en los casos en que él lo juzgue necesario para el mantenimiento de la legalidad y en función de los
intereses nacionales. Queda así configurado como un dictador constitucional, si bien conviene recordar
que el artículo 16 contiene también una serie de requisitos y garantías para asegurar que el Presidente no
abuse de sus poderes.
El Parlamento
El Parlamento de la V República vuelve a ser bicameral, como lo era el de la III. En la IV había sólo
una Cámara legislativa. En todo caso, pocas veces ha habido en la historia de Francia un órgano
parlamentario tan débil como el de la V República.
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Lo más llamativo de la regulación constitucional del Legislativo en la V República es la cantidad de
trabas y restricciones impuestas al ejercicio de sus competencias más importantes, esto es, la normativa y
la de control del ejecutivo.
El Gobierno puede forzar la aprobación de proyectos de ley sin acuerdo del Parlamento y éste está
sometido a un recurso previo de inconstitucionalidad lo que hace que su posición respecto al Consejo
Constitucional sea de inferioridad. De igual modo, el Parlamento no puede deponer al Presidente de la
República. En cambio, el Presidente sí puede disolver el Parlamento cuando lo estime oportuno.
La Asamblea Nacional
Está compuesta por 577 diputados elegidos por sufragio universal por un sistema mayoritario
uninominal a dos vueltas. Es un órgano más poderoso que el Senado. Ambas Cámaras son colegisladoras.
Ante la Asamblea Nacional se sustancia la responsabilidad política del Gobierno. Los gobiernos no
están obligados a pasar una votación de investidura aunque en la práctica, por elegancia constitucional, lo
hagan. La Asamblea Nacional puede, desde luego, forzar la dimisión del Gobierno mediante una moción de
censura, muy estrictamente regulada. Pero, con anterioridad a ella, el Presidente de la República puede
proceder a una disolución parlamentaria.
El aspecto políticamente más interesante de las relaciones entre la Asamblea y el Gobierno deriva
de un asunto aparentemente trivial: la diferente duración de los mandatos, de 5 años en la Asamblea y de
7 en la Presidencia. Siendo así, habría de llegar un momento en que la mayoría parlamentaria fuera de un
partido contrario al Presidente. La cohabitación, sin embargo, como se denomina en Francia a esta
situación, ha venido funcionando porque todo el mundo la entiende como algo provisional.
La Asamblea Nacional sólo puede actuar en aquello que tiene expresamente permitido; el resto es
ámbito exclusivo de la actividad gubernativa.
El Senado
El Senado es una cámara de representación territorial elegida por sufragio universal indirecto con
base electora en los departamentos. La cantidad de senadores es proporcional al tamaño del
departamento. El método de elección es diverso, según la cantidad de senadores del departamento. En los
departamentos de hasta 4 senadores se sigue el método de escrutinio mayoritario a 2 vueltas en el mismo
día. En la segunda vuelta puede presentarse quien no lo hiciera en la primera. En los departamentos con
más de 4 senadores (14), el método es el proporcional con la media mayor. El mandato de los senadores
es de 9 años, renovados cada 3 por terceras partes.
En la actualidad, el Senado francés se compone de 315 senadores, de los que 305 representan a la
Francia metropolitana y el resto, a los territorios de ultramar y a los franceses fuera de Francia.
Su importancia es menor que la de la Asamblea Nacional por varios motivos: no puede exigir la
responsabilidad política del Gobierno, si bien éste puede pedirle al Senado un pronunciamiento sobre una
declaración de política general; además, en caso de discrepancia entre las dos, el Gobierno puede dar
preeminencia a la posición de la Asamblea Nacional excepto en las leyes orgánicas sobre el Senado o en
las leyes constitucionales.
El Gobierno
El carácter híbrido de la República francesa que, sin ser presidencialista ni parlamentaria, tiene
elementos de ambas formas, se refleja necesariamente en la organización y funcionamiento del órgano
fundamental.
Es el Presidente quien, tras consultar con el Primer Ministro, disuelve la Asamblea Nacional. Sin
embargo, la Asamblea Nacional no puede forzar la dimisión del Presidente de la República.
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La responsabilidad del Gobierno está concebida de tal modo que su exigencia no conduzca con
facilidad a la dimisión del gabinete. Una vez más, de lo que se trata aquí es de garantizar la estabilidad del
ejecutivo. La estabilidad del Presidente es total, ya que se escuda en su Gobierno. Y también la estabilidad
del Gobierno es grande ya que, en condiciones de mayorías parlamentarias claras es difícil que el
Parlamento pueda sacar adelante una moción de censura y obligarle a dimitir.
En ninguna parte se establece con exactitud cuál sea la composición del Gobierno. Tampoco está
enteramente clara su organización.
La organización judicial francesa es un ejemplo típico de desarrollo del derecho llamado continental
o de tradición romana, por referencia a los sistemas del Common Law. Quiere decir que la justicia
administrada en nombre de la nación se basa en el sistema del derecho codificado.
Resulta difícil no ver en el Consejo Constitucional una instancia más de restricción de poderes y
facultades del legislativo a la vista de sus competencias. El nuevo Consejo Constitucional de la V República
es celoso de sus competencia y tiene gran importancia en el sistema político francés.
Las competencias del Consejo Constitucional son muy amplias y de gran importancia política. El
problema que más se ha debatido doctrinalmente es el de la naturaleza jurídica del Consejo
Constitucional. Evidentemente, dada su composición y su funcionamiento, no es un órgano judicial. Pero sí
es un órgano jurisdiccional, al sentar jurisprudencia, al ser sus decisiones vinculantes para todos los
poderes públicos y autoridades administrativas y jurisdiccionales y al ser competente para declarar la
inaplicabilidad de una norma considerada inconstitucional.
La V República nació en el contexto de una opinión reticente con los partidos políticos y de una
cultura política que había llegado a ser crítica con ellos. La propia personalidad e ideología del General De
Gaulle, contrarias a los partidos y favorables a las ideas de movimientos, explica bien el inicial carácter
antipartitocrático de la V República.
Los partidos con representación mayoritaria en la Asamblea Nacional son los dos de la derecha que
suelen formar coalición electoral. Las derechas nacionalistas gaullistas están agrupadas en torno al RPR
(Agrupación por la República), en tanto que los sectores de las derechas tradicionales francesas (los
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sectores no proclives al bonapartismo) de la burguesía de corte liberal, se concentran en torno a la UDF
(Unión por la Democracia Francesa)
En las izquierdas viene siendo dominante el Partido Socialista Francés, que ha tenido una historia
muy agitada y un carácter impreciso, sin que se sepa si es un tipo de partido de clase o catch-all. La
derrota electoral socialista de 1993 fue de tal magnitud y tan hondas consecuencias, que movió a los
principales dirigentes del partido a iniciar una nueva política de refundación.
El otro gran partido de la izquierda, el Partido Comunista Francés (PCF), también ha conocido una
gran variación en sus fortunas. Fundado en 1919, pasó por todas las etapas de la historia del movimiento
comunista en la época del stalinismo y emergió luego de la Segunda Guerra Mundial como miembro de los
gobiernos tripartitos entre 1944 y 1947 y con un 20% del voto aproximadamente. Su porcentaje electoral
comenzó a descender desde el comienzo de la V República y el descenso se hizo más pronunciado a raíz
del fracaso del Programa Común de la Izquierda, el triunfo socialista de los años 80 y el fin del comunismo
a partir de 1989.
Los años 80 han visto el surgimiento de partidos nuevos en Francia, a derecha e izquierda, pero
que han alcanzado mucha menos importancia de la que se presumió en un principio. Los Verdes no han
conseguido consolidar presencia parlamentaria.
En el sistema político francés los grupos de presión tienen una fuerte presencia. Entre los más
relevantes debe citarse en primer lugar a los sindicatos. Los más importantes de éstos son la CGT, CFDT y
FO. La CGT ha sido siempre el sindicato controlado por el PCF. La CFDT es un sindicato de tradición
católica.
También de importancia política son las organizaciones empresariales, igualmente 3, aunque esta
vez no estén divididas en función de criterios políticos, sino en virtud de la condición de los empresarios.
Así, los grandes empresarios están organizados en la muy poderosa CNPF; los pequeños y medianos en la
CGPME, mientras que los artesanos y trabajadores autónomos se encuentran en el CID- UNATI, asociación
mucho más radical que las otras dos y que ha recurrido a veces a acciones violentas.
Por último, debe señalarse con especial insistencia la gran importancia que tienen en el sistema
político francés los grupos de presión agrícolas. La acción de estos grupos de presión ha llegado en
ocasiones a tener trascendencia para las relaciones exteriores de Francia con algunos de sus vecinos
europeos, especialmente España.
El sistema electoral
Dada la complejidad del sistema político francés, no es propio hablar de un solo sistema electoral,
sino de 3: el de la Asamblea Nacional, el del Senado y el de la Presidencia de la República.
El sistema electoral a la Asamblea Nacional ha sufrido algunas modificaciones en los últimos años.
Durante el mandato socialista se ha reformado dos veces el sistema. En 1985 se pasó al sistema
proporcional en circunscripciones plurinominales con listas bloqueadas y cerradas. Posteriormente, para
las elecciones de 1988, las derechas volvieron al sistema mayoritario a dos vueltas.
En cuanto al Senado, se trata de un órgano elegido mediante sufragio indirecto. Los senadores son
elegidos por sufragio mayoritario a dos vueltas en circunscripciones uninominales por un colegio electoral
de unos 100.000 electores compuesto por los diputados, los consejeros generales y los delegados de los
consejos municipales.
La elección del Presidente de la República, por último, se hace por el procedimiento de la mayoría
absoluta a dos vueltas en circunscripción nacional, presentándose a la segunda tan sólo los dos candidatos
que más cerca hubieran quedado de la mayoría absoluta.
La cultura política
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En la cultura política francesa ocupa un lugar destacado la conciencia del pasado revolucionario. La
tradición revolucionaria tiene su manifestación más evidente en 5 aspectos de la conciencia política
francesa que han llegado hasta nuestros días y forman parte de la cultura política contemporánea de
Francia. Son: los derechos humanos, el carácter democrático e igualitario de las instituciones, la
desconfianza frente al poder judicial, el laicismo y la tendencia al bonapartismo.
La política exterior francesa se articula en 2 frentes en los que el país tiene considerable fuerza:
a. El ámbito europeo.
b. El ámbito del antiguo imperio.
Esta última proyección mantiene la condición de potencia mundial de Francia que, al tener
intereses prácticamente en todo el planeta, ejerce una influencia global muy superior a lo que su poderío
militar y económico real permite suponer.
En el ámbito europeo, Francia fue una de las principales animadoras del proceso de integración
europea a través de los Tratados de Roma. La justificación del proceso de integración europea era
garantizar que no volviera a haber una guerra europea a causa de un enfrentamiento entre Francia y
Alemania. Francia es hoy día, junto a Alemania, la principal impulsora de la idea de la CE como potencia
económica, comercial e industrial que pueda dar la réplica a las otras dos potencias económicas
mundiales, los Estados Unidos y el Japón, si bien Alemania tiene una actitud más librecambista donde
Francia es más tendente al proteccionismo.
Durante la Guerra Fría, Francia mantuvo una actitud de relativo distanciamiento frente a los dos
bloques. Partícipe en el occidental (si bien no integrada en la estructura militar de la OTAN) fue la
democracia liberal que siempre mantuvo abierta la vía del diálogo con la Unión Soviética y con la
República Popular China. 2 razones ha habido para ello:
1. La tradicional relación privilegiada entre Francia y Rusia, cuyos círculos dirigentes eran
afrancesados.
GRAN BRETAÑA
Antecedentes históricos
El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, nombre oficial que ostenta este sistema
político desde que reconoció la independencia de la República de Irlanda en 1921, es el sistema político
más antiguo, esto es, el primer sistema político en el sentido moderno del término, que ha llegado hasta
nuestros días sin conocer cambios básicos en sus estructuras que permitan hablar de ruptura o de
discontinuidad del sistema.
El sistema político británico muestra una continuidad que algunos remontan al primer documento
constitucional de la monarquía, la Magna Charta de 1215. No obstante, no puede ignorarse la ruptura
revolucionaria del siglo XVII, concretamente las revoluciones de 1640 y la llamada gloriosa de 1648,
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porque son los primeros ejemplos de revoluciones burguesas de la historia y también las que,
precisamente, dan paso al carácter moderno del sistema político británico.
Sin embargo, una vez restaurada la monarquía en 1689 en la persona de Guillermo de Orange, el
sistema político ha mantenido una sólida continuidad hasta el presente y ha sido capaz de integrar en su
funcionamiento normal cambios sustanciales que en otros lugares hubieran provocado rupturas del
sistema político bajo forma de revoluciones, reacciones o guerras civiles. Inglaterra mantuvo la monarquía
parlamentaria en régimen de oligarquía, basada en la eficacia de la Magna Charta como documento
constitucional originario del reino, actualizada con la ley de Habeas Corpus de 1679, el Bill of Rights, de
1689 y el Act of Settlement, de 1701, merced a la cual se unen las coronas de Inglaterra y Escocia y nace
el Reino de Gran Bretaña. Se produce posteriormente la independencia de las colonias de América del
Norte, el reconocimiento de la independencia de la República de Irlanda en 1921 y la institucionalización
de la Commonwealth por el Acta de Westminster de 1931.
La Constitución británica
Gran Bretaña es un estado unitario pero descentralizado a través de una estructura de distribución
territorial de raigambre histórica y tradicional que es el local government. Esta tradición de gobierno local
forma parte de la conciencia británica de garantía de las libertades.
La organización del gobierno local se compone de condados; éstos, a su vez, comprenden distritos
rurales y distritos urbanos; los distritos rurales se subdividen en parroquias rurales, que es la división
territorial menor en Gran Bretaña. Todos ellos están gobernados por consejos representativos. Los
distritos urbanos que adquieren cierta dimensión se convierten en burgos, dotados de una carta especial.
Por tradición también, las competencias del gobierno local son amplísimas y van desde la educación
al orden público, pasando por la sanidad y el régimen de viviendas municipales. Sin embargo, a partir de
la Segunda Guerra Mundial se ha dado un creciente proceso de centralización que se ha traducido en un
aumento paulatino de competencias del Gobierno central a costa de las tradicionales del local government.
A partir del decenio de 1970 y coincidiendo con un espíritu generalizado en Europa a favor del
regionalismo, se avivó el nacionalismo de dos de las tres entidades nacionales que, además de Inglaterra,
constituyen el conjunto de Gran Bretaña, esto es, el Ulster (Irlanda del Norte), Escocia y Gales.
Aunque la personalidad de estas zonas del país con intensa conciencia nacional se ha respetado
siempre, su estatuto legal no es, con mucho, parecido al de los estados federados en las federaciones y ni
siquiera al de las regiones en el Estado regional.
El Jefe del Estado británico es el Rey. Se trata de una monarquía en la que las facultades del
monarca han sido atemperadas por la legislación y la convención, hasta dar lugar a la figura que llamamos
de monarquía parlamentaria. Por tal se entiende aquella forma de gobierno en la que el monarca respeta
la soberanía popular encarnada en el Parlamento.
La Corona simboliza la unidad del Estado en un sentido complejo, pues aunque este concepto de
Estado carezca por sí mismo de relevancia jurídica para los anglosajones, ello no quiere decir que no se le
otorgue cierta realidad. La Corona es así, no sólo el símbolo del Estado, sino también la personificación
misma de la nación, como se sigue de su doble naturaleza de Jefatura del Estado y Jefatura de la Iglesia
de Inglaterra.
La Corona está regulada en su estatuto por diversas normas escritas y convenciones. La Monarquía
inglesa está basada en el principio dinástico. En Gran Bretaña queda prohibido el acceso al trono a los
católicos o casados con católicos, lo que plantea problemas con el mandato de igualdad, pero se justifica
argumentando que el Rey británico es la cabeza de la Iglesia de Inglaterra.
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Los poderes de la Corona son de diverso tipo. En primer lugar, tiene facultades de carácter
ejecutivo. Nombra al Primer Ministro y a su gobierno y acepta su cese. También tiene facultades en
política exterior, como declarar la guerra, acordar la paz y acordar los tratados internacionales. Todas
ellas son facultades puramente ceremoniales sujetas a la institución del refrendo.
El Parlamento
El Parlamento británico está compuesto por el Rey y por las dos cámaras legislativas, la de los
Comunes y la de los Lores. En la lucha que se entabló entre ambas cámaras, la de los Comunes resultó
innegablemente victoriosa y hoy es sinónimo del Parlamento británico y depositaria verdadera de la
soberanía popular, ya que es electiva. El principio constitucional británico por excelencia es que el
Parlamento es omnipotente. El Parlamento puede hacerlo todo y no hay órgano que pueda revisar la
legislación parlamentaria. Por eso, en Gran Bretaña no hay control de constitucionalidad de las leyes.
En segundo lugar, la Cámara de los Comunes ejerce una función de control del Gobierno. Aunque
existen las figuras del voto de confianza y la moción de censura, en realidad, la votación de cada proyecto
de ley viene a ser un voto de confianza.
En tercer lugar, la Cámara de los Comunes ejerce una función de dirección u orientación política, al
concentrar sus debates en los aspectos generales de la legislación, ya que los técnicos quedan casi por
entero cubiertos por las comisiones.
La cámara alta del Parlamento es hoy, en muchos aspectos, única en el mundo. Con una
composición no electiva y muy numerosa es una supervivencia de los días lejanos de la Monarquía inglesa.
Su existencia es una prueba de la capacidad inglesa de aunar tradición y modernidad.
a. Los Lores hereditarios que son los componentes originarios de la Cámara, los auténticos
pares del Rey.
b. Los Pares vitalicios, nombrados por el Monarca, de acuerdo con la Ley de Pares Vitalicios
de 1958, entre personas que hayan prestado servicios relevantes al país.
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A la vista de esta composición se comprende que la cámara de los Lores sea considerada en Gran
Bretaña como un órgano moderador y también conservador y hasta reaccionario, no siendo infrecuentes
las voces que piden su abolición como un anacronismo o, cuando menos, su reforma para adecuarla a los
tiempos.
Paradójicamente, al haber perdido muchas de sus funciones, la Cámara de los Lores cumple las que
le quedan de un modo más satisfactorio. En realidad, la auténtica función de la Cámara de los Lores es la
de revisión legislativa y judicial, ya que los 11 Lores judiciales son el Tribunal Supremo del Reino.
La Cámara de los Lores carece de poder prácticamente para controlar al gobierno. Pero si los Lores
no pueden controlar al gobierno, éste sí puede valerse de aquéllos.
El Gobierno
El gobierno de gabinete tiene su origen en el Privy Council, consejo asesor del Monarca para casi
todos los asuntos de la gobernación del Estado y dentro del cual fueron singularizándose sucesivamente
diversos cometidos específicos o secretarías. En un primer momento, los miembros del Privy Council son
designados directamente por el monarca, quien lo usa como órgano ejecutivo, legislativo y judicial. Tras la
revolución del siglo XVII, las facultades del órgano se vieron muy mermadas. Con al reforma de la lista
civil del Monarca, el Parlamento se aseguró un control mayor sobre el gabinete. Según la reforma, el Rey
tenía que cubrir parte de su presupuesto solicitándolo del Parlamento, por lo que pronto estuvo interesado
en nombrar personas que gozaran de la confianza del Parlamento, por lo que pronto estuvo interesado en
nombrar personas que gozaran de la confianza del Parlamento. Este es el origen del gobierno responsable.
El Gobierno y el Primer Ministro carecen de regulación jurídica escrita específica. Muchas de sus
decisiones han de formalizarse a través del Privy Council como Orders in Council. La composición del
Gobierno no está formalizada ya que, en realidad, depende de la voluntad del primer ministro. El Gabinete
es un órgano político típico, encargado de coordinar y dirigir la labor de la administración pública.
En realidad, el Gobierno británico es una estructura muy compleja a la que no puede llamarse
órgano. El gobierno es sentido amplio, como depositario de la prerrogativa regia, está compuesto por el
Privy Council, el Gabinete y los Ministros que no son del Gabinete. La pieza clave de esta estructura es el
primer Ministro.
El gabinete es una institución de enorme importancia que, a través del uso abundante de la
iniciativa legislativa, ha ido adquiriendo preeminencia sobre el Parlamento. Su número de miembros oscila
en torno a 20. Es un órgano homogéneo, esto es, unipartidista. En el gabinete, las decisiones se adoptan
por unanimidad y se entiende que el ministro discrepante presentará su dimisión. Por lo tanto, la
responsabilidad es colectiva.
El poder judicial
La organización del poder judicial en Gran Bretaña es un elemento tan característico del sistema
político como el Parlamento y la Corona, con los que le une un conjunto de relaciones que han ido
variando a lo largo del tiempo.
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La organización judicial británica está basada en el Common Law y en el sistema de precedentes.
Este sistema presupone un respeto cuasi total a las fuentes jurisprudenciales del derecho, a veces hasta
excesivo.
Los tribunales británicos han ido obteniendo su independencia a partir del siglo XVII. Desde el siglo
XVII los autores atribuyen la libertad de los ingleses, de un lado al Imperio de la Ley y, de otro, a una
administración de justicia independiente.
La relación del poder judicial con el Parlamento presenta cierto interés. En principio, el Parlamento
es soberano, lo que quiere decir que no reconoce a ningún poder por encima de él. Los tribunales se
limitan a aplicar la ley. Por cierto, para aplicarla han de interpretarla y, al interpretarla, pueden modificarla
a través del common law. Lo que no pueden hacer es anularla o suspenderla.
A partir de la Gloriosa ya aparece consolidado el sistema bipartidista de los wighs y los tories. Las
diferencias entre ambos partidos que, en el fondo, son partidos de la misma clase (burguesía) y que
actúan en régimen de oligarquía a causa del carácter censitario del voto, se remiten exclusivamente al
orden ideológico y teórico en general.
Hacia finales del siglo XIX la organización sindical TUC organiza su propio partido que, a partir de
1906, se llamaría Partido Laborista, con la finalidad de hacer valer sus puntos de vista y sus
reivindicaciones en el Parlamento. Este nuevo partido, de composición obrera y enarbolando la bandera
socialista, habría de coexistir con los otros dos tradicionales, el Conservador y el Liberal, durante el primer
tercio del siglo XX, hasta sustituir al segundo como uno de los 2 principales partidos británicos en 1922.
El Partido Conservador, heredero de los viejos tories, es una curiosa organización. Con una gran
base de afiliación es, en realidad, el primer partido que se organiza como partido de masas en el Reino
Unido y en Europa. Tiene un carácter interclasista y hasta popular, que ha venido apoyando la concepción
pragmática del partido, en el que caben desde propuestas conservadoras y tradicionalistas hasta otras de
carácter liberal.
El Partido Laborista es el correspondiente partido socialista británico. Fue el principal artífice del
Estado del bienestar británico a partir de 1945 y en él conviven sectores radicales y moderados.
Los dos grandes partidos británicos son estructuras orgánicas poderosas de alcance nacional que
culminan en la celebración de un congreso anual, máximo órgano deliberante de cada partido.
Muchos autores han llegado a negar que en el sistema político británico existan grupos de presión
en absoluto, debido a la tradición de que el Parlamento es el típico órgano de representación y al hecho de
que, aun admitiendo su existencia, no tienen el mismo carácter evidente, público y articulado que en los
Estados Unidos. Por otro lado, también es creencia generalizada en Gran Bretaña que la acción de los
grupos de presión no debe ejercerse en el ámbito legislativo, sino en el ejecutivo y en el administrativo.
No obstante, caben pocas dudas acerca de que una serie de instituciones, organizaciones y
asociaciones ejercen una influencia determinante en el sistema político británico. En primerísimo lugar, la
Iglesia de Inglaterra.
Mucho más importantes son las organizaciones sociales y económicas. En primer lugar los
sindicatos, organizados en centrales sindicales. Además está la organización empresarial.
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De gran importancia en un país de altos índices asociativos, como Gran Bretaña, son las
asociaciones privadas, dedicadas a la defensa y protección de los derechos civiles y políticos.
El sistema electoral
El sistema electoral británico, muy sencillo, es mayoritario, uninominal, por mayoría simple y a una
sola vuelta.
El sistema electoral británico suele tropezar con una crítica habitual que señala un inconveniente
concreto y, de hecho innegable: el sistema mayoritario simple deforma al máximo la proporcionalidad en
la representación.
La cultura política
El pasado imperial ha contribuido a dar a los ingleses una conciencia clara de su excepcionalismo.
En realidad, casi todas las sociedades occidentales son excepcionalistas, pero cada una de ellas aduce sus
razones justificatorias, siendo las de los ingleses la conciencia de haber sido los defensores de los
derechos del individuo, los creadores del gobierno por consentimiento, los autores de la revolución
industrial.
A partir de 1918 ha venido produciéndose una paulatina decadencia del antiguo imperio británico.
El final de la Primera Guerra Mundial puso de manifiesto el declive internacional de Gran Bretaña y el auge
sustitutorio de los Estados Unidos. Al final de la Segunda Guerra Mundial, tras comprobarse que Gran
Bretaña era incapaz de defenderse de Alemania por sí sola, los Estados Unidos tomaron el relevo como
potencia dirigente del mundo occidental. A partir de 1948, fecha de la independencia de la India, hasta el
decenio de 1960 a 1970, Gran Bretaña perdió la casi totalidad de su antaño gigantesco imperio.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la política internacional de Gran Bretaña se alineó
claramente en el campo occidental y atlantista, así como en la dirección de la guerra fría.
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El Reino Unido accede a la Comunidad Europea en 1973, a iniciativa del Gobierno conservador y
solamente después de que desapareciera el principal opositor a este ingreso que fue De Gaulle. No
obstante, continúa habiendo reticencias notorias en Gran Bretaña hacia un proyecto de más estrecha
unión europea, sobre todo en el Partido Conservador.
Sin duda la institución más original de las relaciones exteriores de Gran Bretaña es su
Commonwealth. Su origen se encuentra en un largo proceso histórico. A partir de 1926 y, sobre todo, del
Estatuto de Westminster de 1931, se organiza esta comunidad como el conjunto de Estados que antes
eran dominions, no exactamente colonias (Australia, Canadá, Nueva Zelanda y la Unión Sudafricana) y
tienen claras aspiraciones al autogobierno. A partir de la Segunda Guerra Mundial, el ingreso de países de
mayoría nativa, recientemente independizados, obligó a pensar en otro tipo de Commonwealth.
Desaparece el término dominio. El estatuto de la Commonwealth es hoy flexible y complejo. Formalmente
hablando, los antiguos dominions reconocen la Jefatura del Estado de la Reina de Inglaterra (a excepción
de la Unión Sudafricana).
ESTADOS UNIDOS
Antecedentes históricos
Siendo una de las naciones más recientes del mundo occidental, los Estados Unidos constituyen
uno de sus sistemas políticos más antiguos. Este sistema político aparece dotado de gran estabilidad que
le ha permitido subsistir desde la independencia hasta hoy sin grandes crisis, salvo la guerra civil de 1861
a 1865. Su constitución, con sus enmiendas, es ya la Constitución escrita más antigua del mundo, pues
data de 1787.
Otro rasgo histórico que impregna la cultura política estadounidense, y está en la Declaración de
Independencia de 1776, es la idea del gobierno por consentimiento.
Las 13 colonias británicas en Norteamérica, con leves diferencias entre ellas en cuanto a su
naturaleza, pronto se gobernaron de modo análogo a la metrópoli, con sus respectivos poderes legislativo
y ejecutivo. Los colonos se sentían súbditos de su majestad e ingleses de ultramar, protegidos, por tanto,
por el régimen de derechos y libertades de los ingleses. Sin embargo, no estaba pensado que tuvieran
representación en el Parlamento de Westminster y ahí comenzó el conflicto que llevaría a la independencia
de las 13 colonias y a la formación del que es hoy el Estado más poderoso del planeta.
Finalmente los partidarios de un gobierno nacional fuerte convocaron una conferencia en Filadelfia
en 1787, en teoría con el fin de reformar los artículos de la Confederación y, en realidad, con el de
redactar una Constitución nueva. Esta Constitución es la hoy vigente de 1787 que, una vez decidida, se
pasó a ratificación de todos y cada uno de los Estados de la Unión. Sólo la rechazaron dos, que más tarde
pasarían a formar parte de la Unión.
La Constitución es un texto muy breve, que consta de siete artículos y es, además, razonablemente
rígida, de forma que, no siendo sencilla, su revisión es posible. Dada su brevedad, su contenido es muy
genérico, limitándose a señalar las líneas generales de las relaciones entre instituciones y entre
instituciones y personas.
No obstante, además de su brevedad, la Constitución presenta unos rasgos de índole muy general,
pero muy interesantes, que vale la pena mencionar.
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El primer rasgo es el de carácter racionalista de la división de poderes. La Constitución
estadounidense hace recordar siempre a Montesquieu. La división de poderes había de ser radical,
absoluta, para lo cual era conveniente que los órganos que los ejercieran fuesen, asimismo, muy distintos.
De ahí que cada órgano del Estado en los EEUU sea elegido de un modo diferente.
El segundo rasgo es el que podríamos llamar el síndrome de la monarquía electiva y limitada. Los
poderes del Presidente, al tiempo que numerosos, están sometidos a límites expresos.
El moderno Estado federal nace en los EEUU. Este Estado federal reúne los requisitos que luego
podrán exigirse a cualquier federación; una Constitución escrita, la unión de varios estados, el reparto de
poder entre la autoridad central y las periféricas, la fuerza de la revisión judicial y un complicado sistema
de enmienda constitucional en el que los Estados tengan igual peso.
Desde el punto de vista de la organización territorial del poder, los Estados Unidos se componen de
50 Estados federados que reproducen en escala menor el sistema político de la Federación: una
constitución, un legislativo generalmente bicameral, un órgano ejecutivo que en los estados lleva el
nombre de gobernador y un Tribunal Supremo en cada Estado.
El Presidente es elegido cada 4 años, y hasta 1951 no tenía límite expreso a la cantidad de
mandatos. En ese año se aprobó la enmienda que limita a dos los mandatos presidenciales.
La Constitución de 1787 otorga al Presidente el poder ejecutivo, por lo que al unir en su persona
las dos funciones antes mencionadas de jefatura del Estado y presidencia del Gobierno, hablamos de un
ejecutivo monista. El Presidente de la República viene a ser leader de su partido y es elegido sobre la base
de un programa electoral o platform que es la articulación de las medidas concretas que se propone
aplicar en los diversos campos.
En cuanto a las funciones que cumple el Presidente, su misma multiplicidad y su carácter variado
hace que afecten a los más diversos campos. Tiene funciones reconocidas en los más diversos campos de
la vida política, que se pueden clasificar de la siguiente forma:
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o En el ámbito legislativo. La separación de poderes en los EEUU es muy grande,
pero no absoluta. El Presidente no tiene iniciativa legislativa en sentido formal pero la
ejerce, de hecho, a través de los mensajes que dirige al Congreso, en los que
formula las líneas políticas de lo que luego quisiera ver convertido en normas legales.
El Presidente se vale de los parlamentarios de su partido para que éstos presenten la
legislación que propone. A cambio de ello, el Presidente puede ejercer su derecho de
veto.
El poder legislativo de los EEUU es bicameral, como consecuencia de la naturaleza federal del
Estado. De las dos Cámaras, la Cámara de Representantes responde al principio de representación
personal de los ciudadanos. Esta representación se organiza en razón proporcional a la cantidad de
habitantes de los respectivos Estados.
Uno de los motivos que explican porqué la Cámara de Representantes, estando concebida como un
cuerpo colegislador, tiene gran parte de sus funciones compartidas y, hasta cierto punto, subordinadas al
Senado, aparte de la estructura federal del Estado, es la brevedad de su mandato. La legislatura en los
EEUU, en lo que hace a la Cámara, es de dos años. Lo que quiere decir que los estadounidenses han de
votar cada 2 años a sus representantes.
Dado el peculiar carácter del sistema estadounidense de partidos, las Cámaras no funcionan por
estrictos criterios partidistas, como suele ser el caso en los sistemas parlamentarios. Dicho en otros
términos, en los EEUU no hay disciplina parlamentaria de voto.
Uno de los aspectos de mayor interés de la Cámara de Representantes es el de las relaciones con
el Presidente y, en general, con el Gobierno de los EEUU. Dado el principio de rígida separación de
poderes, estas relaciones son escasas, pero no carentes de complejidad. El Presidente no puede disolver
las Cámaras y tampoco tiene un poder de veto absoluto sobre la legislación, de forma que si las Cámaras
quieren aprobar medidas en contra de la voluntad presidencial, pueden hacerlo por la mayoría cualificada
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que conocemos. Por otro lado, el Gobierno no procede de las Cámaras, no es responsable ante ellas, y
éstas no pueden hacerle caer mediante una moción de censura.
El Senado
El Senado goza de gran importancia, siendo en algunos aspectos incluso superior a la Cámara de
Representantes. Corresponde al Senado la competencia de ratificar o no los tratados internacionales
firmados por el Presidente de la República y también los nombramientos hechos en el seno de la
Administración pública y su propio Gobierno por el primer mandatario.
Los senadores tienen un mandato de 6 años y el Senado se renueva por tercios cada dos años, con
lo que, cada seis años, en un tercio de los estados coinciden la elecciones de senadores y representantes.
En consecuencia, el Senado es una Cámara continua, que no conoce la disolución.
Los Departamentos son las más amplias unidades administrativas y es el Congreso quien se
encarga de establecerlas.
Dado que el órgano más importante del gobierno estadounidense es la misma Presidencia, deben
reseñarse aquí algunos de sus elementos auxiliares. El primero de todos es el gabinete de la Casa Blanca,
que se encarga de organizar toda la tarea del Presidente. Otro órgano de gran importancia es el Consejo
de Seguridad Nacional.
El sistema judicial estadounidense es una herencia directa del Common Law británico. La
supremacía de una norma legal escrita explica en buena medida una de las mayores diferencias entre el
poder judicial británico y el estadounidense.
Por lo demás, encontramos en los EEUU un sistema doble de organización judicial, condicionada
por la naturaleza federal del Estado: de un lado, la jurisdicción estatal y de otro, la federal. Las diferencias
residen tanto en el ámbito de la competencia como en el de la organización.
Dentro del sistema de control difuso de constitucionalidad de las leyes en los EEUU, por el que
cualquier órgano judicial puede dejar de aplicar una norma presuntamente aquejada de
inconstitucionalidad y plantear una cuestión prejudicial a instancia de parte, el Tribunal Supremo es la
instancia última.
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Los partidos políticos
Los partidos políticos estadounidenses son poco parecidos a los de los países europeos. Su estudio
es inseparable de su historia y su historia es bastante compleja. En principio, el sistema de partidos en
EEUU ha seguido siempre un criterio bipartidista.
En el siglo XX los partidos norteamericanos resultan ser un ejemplo vivo de los partidos de notables
de Max Weber: su falta de estructura orgánica, su práctica ausencia de dirección nacional, la inexistencia
de lo que puede llamarse una actitud programática hacen que este sistema de dos partidos, el
Republicano y el Demócrata, sean laxas confederaciones de partidos estatales en las que se realiza, sobre
todo, la voluntad de las elites dominantes en cada uno de los Estados.
Desde un punto de vista ideológico, los partidos no son diferenciables entre sí por sus líneas
programáticas entre otras cosas porque no existen tales programas. El electorado puede identificar más o
menos a los demócratas con los partidarios del intervencionismo estatal y las políticas económicas
keynesianas, mientras que los republicanos son más partidarios del abstencionismo estatal.
Pro los partidos estadounidenses son meras maquinarias electorales que se ponen en marcha para
recaudar fondos en los momentos de las elecciones. La recaudación de fondos es probablemente la
actividad más importante de los partidos.
El sistema político norteamericano es el más adecuado para el estudio de las funciones de los
grupos de presión en las sociedades avanzadas contemporáneas por dos razones:
2. Porque, seguramente por este motivo, los grupos de presión tienen delimitados por vía
normativa el procedimiento, los fines y las motivaciones de su actuación.
En los Estados Unidos, los grupos de presión pueden dividirse en las categorías siguientes:
La gran proliferación de grupos de presión explica parcialmente la escasa relevancia que tienen los
partidos políticos.
El sistema electoral
Los EEUU viven prácticamente en un perpetuo proceso electoral. Es raro que pase un año sin que
unos u otros ciudadanos de la Unión sean llamados a las urnas por lo menos una vez, sino más.
Los autores suelen señalar el elevado grado de abstencionismo del electorado estadounidense que,
de hecho, tiene una de las cuotas de participación más bajas de Occidente, sólo superada por las de
Suiza. La explicación de este fenómeno tiene 2 elementos: en primer lugar, la mencionada proliferación de
consultas electorales; en segundo, el hecho de que al no ser censo electoral automático, sino voluntario,
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de forma que los ciudadanos deben inscribirse ex profeso para ejercer el derecho de voto, la votación
requiere un esfuerzo suplementario, que induce a muchos ciudadanos a no hacer uso de tal derecho.
Los EEUU implantaron el sufragio universal, no previsto en la Constitución, a través de una serie de
enmiendas constitucionales que fueron ampliando paulatinamente el censo electoral.
Concentrándonos en las elecciones federales, las del Congreso se hacen por el mismo sistema que
las británicas. Cada dos años se elige a los representantes en la Cámara por un sistema mayoritario
simple a una sola vuelta en circunscripciones uninominales. El sistema tiende a consagrar el bipartidismo
y a producir mayorías operativas. El sistema de elección al Senado es también directo por mayoría simple
si bien aquí la circunscripción es todo el Estado.
Sin duda las elecciones más importantes y las que más huella dejan en la vida política del país son
las presidenciales, un complejo fenómeno en el que juegan convenciones y ficciones diversas., La primera
de todas que, aunque fueron concebidas como elecciones indirectas, han acabado siendo directas en la
realidad, a causa de la vinculación de los compromisarios.
En un primer momento, mediante elecciones primarias de los partidos en los Estados, estos
designan a los delegados en la Convención del partido, que se hará en le verano de ese mismo año
electoral. Los delegados están ya comprometidos con unos u otros candidatos a la designación por la
Convención nacional y, de hecho, esto es lo que hace dicha Convención: designar al candidato de cada
partido a Presidente de los Estados Unidos.
A partir de ese momento nos encontramos ya en la campaña electoral en el sentido más propio del
término. Posteriormente, en el primer martes después del primer lunes de noviembre, los electores
pasarán a la votación. En esta se elige en cada Estado a los compromisarios o electores presidenciales en
número igual a la suma de representantes y senadores de dicho estado. Al estar también vinculados los
electores presidenciales y aplicarse un sistema mayoritario de lista en cada estado, la sola determinación
de estos electores presidenciales equivale de hecho a la elección del Presidente.
La cultura política
Los EEUU han heredado el individualismo británico e, incluso, lo han magnificado, convirtiéndolo en
la razón de ser y el fundamento mismo de su constitución como Estado. La declaración de independencia
proclama como derechos de la persona la libertad, la igualdad y la búsqueda de la felicidad. Y sobre esta
idea del valor preponderante del individuo y de sus oportunidades vitales se fundamenta toda la
conciencia estadounidense.
Además del individualismo, la tolerancia y el pragmatismo, otro valor que impregna la cultura
política norteamericana, hasta el extremo de convertirlo en mecanismo explicativo, es el pluralismo. La
plasmación político- social de este pluralismo es la doctrina del meeting pot (crisol de razas y culturas),
que no ha sido eficaz nunca.
Este conjunto de elementos conforman una forma especial de entender la vida que, nutriéndose
asimismo de un conjunto de valores tradicionales, anclados en la familia, la carrera personal y el éxito
profesional, recibe el nombre tópico de american way of life.
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Las relaciones internacionales
La existencia de una política internacional de los EEUU arranca de la famosa doctrina Monroe,
enunciada en 1822 precisamente como una de las formas de reconocimiento rápido frente a España de los
Estados formados en lo que es hoy América Latina.
La última etapa de aislamiento se inicia en EEUU en le momento en que termina la Primera Guerra
Mundial, tras la intervención norteamericana en el continente europeo, decisiva para el resultado de la
contienda.
Al final de la segunda contienda ya no hay vuelta al aislacionismo sino que los EEUU tratan de
afianzar su hegemonía sobre el mundo libre. Todo ello dibuja un panorama internacional de los años de
1940 y 1950 dominado por los EEUU que entra en lo que se llamó Guerra Fría, consistente en la
convicción de que el comunismo tiene un ánimo expansionista que es preciso detener a través de la
doctrina de Truman del containment.
Durante esta época los EEUU fueron el vértice de una serie de organizaciones defensivas de
carácter regional (OTAN, SEATO, ANZUS) con las que tejió una tupida red de alianzas en contra de la
Unión Soviética.
Después de la caída del comunismo y la disolución de la Unión Soviética, los EEUU resultan ser
ahora la única superpotencia en el mundo y parecen ir orientándose a admitir la función de gendarme
mundial.
JAPÓN
1. Antecedentes Históricos.
El caso de Japón es curioso por lo que supone que el país con un modelo más brillante de
desarrollo económico capitalista occidental lo represente un país del extremo oriente. Japón inicia un
desbloqueo de la sociedad tradicional con la llamada “Restauración Meiji”. Hasta entonces la sociedad se
estructuraba en un fuerte poder de la clase militar y una supeditación de los demás estratos sociales a
ella. Existía un Emperador o Tenno apoyado por una nobleza cuya función era meramente de
intermediaria.
La “Restauración Meiji” consistió en un debilitamiento del poder militar a favor del poder imperial.
Comienza en 1867 con la modernización del país como bandera. El poder no cambiar realmente de manos
si no que la “revolución” que se produce es una decisión tomada y ejecutada por un sector importante de
la clase dirigente. Esta modernización planteó como objetivos la creación de un Estado moderno y el
nacimiento y desarrollo de una economía moderna, lo que precisaba del desmantelamiento del sistema
feudal que hasta entonces vigente. En 1889 se proclama la primera Constitución japonesa (más bien una
Carta Otorgada). En ella consta que Japón tendría una monarquía limitada (o emperador) y un
parlamento. Estaba fuertemente influida por la Constitución de Prusia.
En los años 30 se fragua la disolución de los partidos, la movilización nacional de apoyo al gobierno
imperial y el establecimiento de un fascismo militarista que supone la continuidad del régimen japonés.
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Tras la derrota en la II Guerra Mundial, firmada por el propio emperador, la política va a girar al
ritmo de los EEUU. Preservando la figura del Emperador el país perdió su soberanía, impuesta su
desmovilización y su desmilitarización y quedó obligado a pagar reparaciones de guerra.
2. La Constitución Japonesa.
En 1946 se proclama una nueva Constitución que configura a Japón como un sistema de gobierno
parlamentario. El Emperador ahora será un simple Monarca constitucional.
La Constitución establece el principio de autoadministración local con lo que, a pesar de que Japón
es un estado unitario donde las decisiones políticas se toman en Tokio, nos encontramos con 43
prefecturas municipales y 4 prefecturas provinciales. También hay 3.257 municipios.
El sistema político local de Japón ha pasado por distintas etapas desde la implantación de la
democracia. Ha pasado desde la inicial extensión de los valores y las instituciones del nuevo régimen a la
vida diaria de los ciudadanos realizando una amplia tarea de socialización democrática a un periodo de
auge, coincidente con el crecimiento económico.
El Emperador ostenta un papel simbólico reflejo de la unidad del Estado Japonés y carece de
poderes reales de decisión. Con la Constitución de 1946, y para que EEUU permitiese la existencia del
Emperador, éste tuvo que abandonar sus cualidades religiosas públicamente.
Así pues las funciones del Emperador son puramente simbólicas. Convoca al Parlamento y nombra
al primer ministro a propuesta de él. Disuelve la Cámara de Representantes (baja) y convoca nuevas
elecciones generales.
El poder legislativo japonés presenta una estructura bicameral. La cámara baja lleva el nombre de
Cámara de Representantes y está compuesta por 511 miembros. La cámara alta se denomina Cámara de
los Consejeros y cuenta con 252 escaños. La legislatura de la primera cámara dura cuatro años, aunque
nunca se suelen agotar. La duración del mandato de los Consejeros es de seis años y se elige por mitades,
cada tres. Las cámaras establecen sus propias disposiciones internas.
La Dieta cumple una importante labor de control del gobierno. Desde los mecanismos ordinarios
hasta las medidas más contundentes como la moción de censura y el voto de confianza. La superioridad
de la Cámara de Representantes sobre los Consejeros se muestra en cuatro puntos.
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1. La investidura del Primer Ministro.
2. La aprobación de leyes.
3. La aprobación de los presupuestos de la nación y
4. La ratificación de Tratados Internacionales.
El poder ejecutivo japonés descansa en dos instituciones: el Primer Ministro (PM) y el Gabinete. El
PM es la figura central de todo el sistema político. La capacidad de maniobra del jefe de gobierno nipón se
encuentra mediatizada por el partido.
El Gabinete tiene, entre otras, las siguientes funciones: conducir los asuntos de Estado, concluir
tratados con otros países, preparar presupuestos promulgar las disposiciones necesarias para el
cumplimiento de la Constitución y el resto de la legislación. También tiene atribuciones de índole judicial
como designar al presidente del TS y nombrar los jueces de aquel y los presidentes de tribunales
inferiores.
El sistema judicial japonés cuenta con unas comisiones de coalición civil y de familia compuestas
por un juez y dos mediadores no profesionales, con la intención de interceder en las disputas, antes de
llegar al contencioso oficial.
Seis son los principales partidos políticos de Japón: el Partido Liberal Democrático, el Partido
Socialista, El Komeito, el Partido Socialdemócrata, el Partido Comunista y el Partido Socialdemócrata
Unido. También existen partidos pequeños que pueden obtener relevancia en un momento dado.
Hegemónico durante 38 años (1955-1993) nace en 1955 tras la fusión de dos viejos partidos
conservadores de preguerra: el Partido Liberal y el Partido Democrático del Japón. Su organización formal
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se basa en los órganos ejecutivos y los órganos consultivos. Y su organización informal, mucho más
operativa, se sustenta en las facciones.
Es el segundo partido del país. Nace en 1945 y es heredero de los partidos de izquierda de la época
de preguerra.
Los líderes del partido son: el Presidente del Comité Ejecutivo Central, el Secretario General y los
presidentes de las Comisiones de Finanzas, Planeamientos, Parlamento, Lucha Electoral y Control. El
Comité Ejecutivo Central es el principal órgano de dirección y prácticamente equivale al grupo
parlamentario.
Su índice programático suele acusar una excesiva importancia de las posturas del partido respecto
a EEUU, siempre distantes. Obviamente hay una preocupación por las clases trabajadoras y el respeto a
los Derechos Humanos.
El Komeito.
Literalmente significa “partido para un gobierno limpio”. Es un partido confesional, budista (la
religión mayoritaria es el sintoísmo).
Hasta finales de los 70 era calificado por los expertos como un partido radical de derechas, pero un
giro importante en 1978 provocó una cierta separación entre la religión y la política.
El Partido Socialdemócrata.
Nace en 1960 como una escisión del ala moderada del Partido Socialista. Es muy similar a éste.
Sus objetivos políticos se orientan hacia los del socialismo democrático.
El Partido Comunista.
Nace en 1945 con un intento además de creación de un frente popular, que al no fraguar
determinó el arrinconamiento del partido.
Programáticamente el partido ha ido evolucionando en sus posturas sobre todo a partir de 1973,
dónde se fueron revisando algunos conceptos del marxismo leninismo, aunque el devenir de los tiempos
ha ido aislándolo de forma paulatina.
Nace en 1978 a partir de una nueva escisión del Partido Socialista y reclamando una mayor
participación ciudadana y la extensión de los valores socialistas. Presenta una fuerte crítica hacia el
sistema político japonés y aboga por las coaliciones como medio de subsistencia.
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Los años transcurridos han demostrado que este sistema de partidos no es estático, a pesar de las
mayorías absolutas y de un reparto de votos similar. Hay una ascensión y una caída de los partidos
escindidos y una búsqueda del espacio de centro continua. La fragmentación partidaria nipona se explica
por las profundas y rápidas transformaciones sufridas por esta sociedad desde la II Guerra Mundial. La
paulatina pérdida de importancia del tradicional mundo rural y el paso a una pujante sociedad urbana, el
nivel de educación y el cambio en los valores incrementan la movilidad política y la creación de diferentes
opciones.
La burocracia tiene un papel relevante como grupo de presión. Ya lo tuvo durante la época de la
ocupación como gestora de la transición, ya que en la cultura política japonesa subyace una fuerte
admiración por la clase burocrática. Es la encargada de redactar todos los proyectos de ley.
Las organizaciones patronales gozan de una gran capacidad de presión y un enorme margen de
maniobra. Se pueden identificar cuatro grupos de presión distintos dentro de ellas: la Federación Nacional
de Organizaciones Económicas, la Cámara de Comercio e Industria del Japón, la Federación Japonesa de
Asociaciones de Empresarios y el Comité Japonés para el Desarrollo Económico.
Los sindicatos japoneses son el mayor grupo de presión de la izquierda. Doce millones y medio de
personas está afiliada pero a pesar de esto tienen menos poder de presión que las asociaciones de
granjeros pues están mucho menos unidos y, además, se sitúan en el ambiente urbano con lo que la
política les aleja de comportamientos clientelistas y por lo tanto de la red de voto que tanto une en el
mundo rural. El más grande de los sindicatos es el Consejo General de Sindicatos seguido de la
Confederación japonesa del Trabajo, la Federación de Uniones Independientes y pequeñas asociaciones
sindicales.
Otros grupos de presión son los terratenientes y campesinos propietarios y los colegios
profesionales. Los grupos religiosos (budistas, sintoístas y cristianos), los pacifistas y antinucleares, los
medios de comunicación (con un poder inmenso), etc.
7. El Sistema Electoral.
El sistema parlamentario japonés plantea la celebración de elecciones para cubrir las dos cámaras
legislativas de la nación así como los puestos electivos de los gobiernos regionales y locales. Para estar en
el censo electoral es necesario tener 20 años. Las mujeres tienen voto desde 1945. Para ser candidato a la
cámara baja es necesario tener 25 años y para ser Consejero 30.
Todos los candidatos que aspiren a serlo deben presentar una fianza. Para proceder a las
elecciones de los 511 representantes el país está dividido en 130 distritos plurinominales de tamaño
medio (entre 3 y 5 por distrito).
La elección de los 252 consejeros se efectúa por dos sistemas distintos. 100 son elegidos por un
único distrito nacional, en listas de partido cerradas y bloqueadas, aplicando en el escrutinio la fórmula D
´Hondt. Los 152 restantes se eligen, concurriendo en 47 distritos (prefecturales) de tamaño medio (ente 2
y 8 escaños). El elector dispone de dos votos: uno para la lista presentada en la circunscripción nacional y
otro para un candidato en particular presentado sólo en la circunscripción prefectual.
8. La Cultura Política.
Los valores que sustentan la cultura occidental están siendo adquiridos por la sociedad japonesa,
rica en otros valores que cuentan en su idiosincrasia y que algunos se definen por contraposición a
aquellos.
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Los rasgos más característicos son: holismo frente al individualismo occidental, personalismo frente
a lo impersonal y neutro, afectividad frente a racionalidad y valor de grupo frente a individuo.
El ciudadano japonés no está frente a los poderes, sino con ellos. Es una persona respetuosa con la
jerarquía y el principio de diferenciación social. En el trabajo la cordialidad guía las relaciones entre
compañeros y el respeto filial para con los jefes y la empresa. El clientelismo es un comportamiento que
se ajusta a su mentalidad.
Japón venera a sus ancianos llegando a ser una gerontocracia. En ellos prima la obediencia, la
disciplina, e consenso sobre el Derecho, la norma escrita e impuesta.
Se caracterizan por un triple aislamiento. 1. el geográfico, pues es una isla. 2. el económico, pues
es la única potencia de la zona y 3. El político, pues también es la única democracia asentada de la zona.
Japón ha estado atado por las decisiones que EEUU tenía con respecto a él. Sin embargo a partir de
los 70 se ve un claro giro en su política, abriéndose más hacia otras zonas y siendo más independiente.
Así Japón se acerca a Europa integrándose en el GATT y en la OCDE. Apoya los puntos de vista árabes
(por el petróleo) enemistándose con Israel. En Asia se acercó primero a China y la URSS desde 1974 y
después a Vietnam y Camboya. Más tarde se unió a la ASEAN para reforzar el eje Japón-Indonesia-
Australia.
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