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FORMALISMO ECONÓMICO, SALUD E INMIGRACIÓN

Antoni Miquel Ruiz Jaume, 41518843W, 2011.

Formalismo: el marco teórico universalista para la fundamentación del “capitalismo”.


Críticas.

Desde el formalismo económico se postulan ciertas leyes tales como la seguridad del carácter de
“homo economicus” del ser humano o la escasez de recursos como reglas universales inherentes a
la actividad económica humana. Cuando a finales de la década de los 50, en “Comercio y mercado
en los imperios antiguos”, Polanyi, Arensberg y Pearson plantean:

“A la mayoría de nosotros se nos ha acostumbrado a pensar que la piedra de toque de la econom-


ía es el mercado [...] ¿Que hacer, pues cuando topamos con economías que operan sobre bases
totalmente distintas, sin ningún rastro de mercado o de ganancia obtenida comprando o vendien-
do? Es entonces cuando hemos de revisar nuestra concepción de economía”

Se entra en el pleno debate entre formalistas y substantivistas en lo tocante a las relaciones econó-
micas que se dan en las distintas sociedades sosteniendo los primeros la universalidad de ciertos
principios, que como demostrarán Polanyi, Malinowski, Mauss, Sahlins o Clastres son, en efecto,
erróneos. Estos célebres antropólogos realizan serios estudios que implican un predominio de la
esfera política respecto de la economía en diversas sociedades llegando Polanyi a considerar la apa-
rición del sistema capitalista o economía de mercado y la supeditación de todas las demás esferas
humanas a la economía como algo accidental, evidentemente en contraposición a las posiciones
formalistas, de tendencia más evolucionista.

Así, las propuestas formalistas apuntan a la importancia del constructo social, de la propia historici-
dad de cada cultura, ponen en duda el modelo unidireccional y unívoco “occidental” de economía
de ampliación de capital y la máxima de encorsetar todos los ámbitos al modelo de producción in-
dustrializado, aseverado todo ello en tono universalista por parte del formalismo.

Polanyi critica en el artículo “El sistema económico como proceso institucionalizado” estas preten-
siones universalistas con expresiones tales como “Esta combinación de términos (escasez y subsis-
tencia) nació de circunstancias lógicamente azarosas, […] en la práctica el significado formal y
substantivo coincidían (en el sistema de mercado formador de precios)”.

La aseveración formalista de la acción racional de la elección de los medios con los fines en térmi-
nos de maximización es correcta en el caso en que esa acción racional sea “inducida por la insufi-
ciencia de medios, la lógica de la acción racional se convierte en esa variante de la teoría de la elec-
ción que hemos denominado economía formal”, explica Karl Polanyi en el mismo artículo. El estu-
dio desde este marco teórico de un sistema concreto de comercio y su aplicación analítica lo llama-
mos análisis económico. Este modelo concreto debe ser aquel en el que “todos los bienes y servi-
cios, incluyendo la utilización del trabajo, la tierra y el capital, están a la venta en los mercados, y,
por tanto, tienen un precio; todas las formas de ingresos derivan de la venta de bienes y servicios”,
sigue Polanyi, quien entiende que por este medio de “preciación” de todo lo referente a la economía
se asegura la escasez y la acción racional: “La introducción general del poder de compra como el
medio de adquisición convierte al proceso de cumplir las exigencias en un reparto de los medios
insuficientes. […] Fuera del sistema de precios formados por el mercado, el análisis económico
pierde la mayor parte de su relevancia como método de investigación del funcionamiento del siste-
ma económico”.
Se evidencia que el análisis económico formal no es válido universalmente, “es una peste” para las
ciencias sociales debido a que supone que el sistema de mercado occidental es la única forma de
mercado lo cual, como se ha dicho, es erróneo: existen diversos tipos de organización económica y
la más común es aquella que conjuga el principio de redistribución y el de reciprocidad, con diver-
sos estudios etnográficos e históricos que apoyan estas tesis. Polanyi repasa algunos casos históri-
cos de relevancia en “La gran transformación” y en “El sistema económico como proceso institu-
cionalizado”, como el del Imperio Inca o el del antiguo Egipto, donde este tipo de organización
económica conseguía funcionar en sociedades tan extensas y prósperas como las mencionadas. Así
mismo Marcel Mauss (Ensayo sobre el don), Bronislaw Malinowski (Los argonautas del Pacífico
Occidental), Raymond Firth(We, the Tikopia) y Maurice Godelier entre otros llevaron a cabo estu-
dios sobre la “gift economy”, la economía del don, la cual atenta directamente contra los principios
de pretensiones universalistas propios de la economía formal.

Habiendo esbozado en este punto la problemática de formalistas y substantivistas en torno a la con-


cepción generalista del “homo economicus” y la reivindicación por parte de substantivistas y an-
tropólogos de la “escuela francesa” de un método más amplio que contemple las posibilidades re-
ales para que cualquier sistema económico sea susceptible de ser no espuriamente estudiado y en-
tendido y no solamente el sistema económico formador de precios por el mercado, el capitalismo,
ya que dicha concepción unidimensional no hace sino empobrecer la concepción económica, con el
añadido de legitimar un sistema económico -como hará Fukuyama en su momento, defendiendo la
economía neoliberal, que es la hegemónica en el sistema capitalista avanzado y tiene sus bases en
teorías más evolucionistas o formalistas que en las substantivistas o historicistas- que para “sobre-
vivir” necesita crear desigualdad, uniformidad de pensamiento y constreñir todos los ámbitos de
acción humana incluyendo la política y, como se intenta abordar en este trabajo, aunque sin la pueril
intención de sacar ninguna conclusión definitoria, la salud en la más estrecha relación con la esfera
económica: el riesgo laboral.

Subyugación a la economía, sociedad de expertos y salud.

Durante el periodo de entreguerras se consolida el papel determinante en la toma de decisiones de la


clase “experta” en occidente. El aumento de la importancia de la técnica y el conocimiento
científico que se adquiere en esos años por parte de las ciencias experimentales y su aplicación en
distintos campos como la tecnología o la medicina llevan a la última al énfasis en la eficacia y en la
estandarización de los procesos médicos en detrimento del trato “individualizado”, apuntan Strudy
y Cooter en History of Science.

Alfredo Menéndez Navarro explica que uno de los efectos provocados por esta “cultura experta” al
cargo de los riesgos laborales es una visión reduccionista de los problemas de salud ligados al
trabajo. Esta visión parcializadora que no toma en cuenta el factor social y descontextualiza la salud
del resto de variables es criticada por Navarro, quien aboga por el cómputo que realmente
caracteriza la situación de una realidad laboral determinada.

La confianza que deposita la sociedad en la ciencia viene dada por la minimalización de los
problemas médicos o medioambientales de la actividad industrial y justificados los efectos ya
constatados por ser necesarios para el progreso económico y social, son inherentes al desarrollo.
Los marcos en los que los mecanismos sociales relacionados con la salud están instituidos son
presentados como la objetividad y neutralidad científica excluyendo la participación social de los
afectados, y el control de los riesgos es, a menudo, subyugado al objetivo económico.
Samir Amin, en El capitalismo en la era de la globalización, identifica cinco monopolios
necesarios para mantener las diferencias entre el centro y la periferia económica propia de la
globalización mundial. El neocapitalismo se desarrolla en un panorama de estado débil, de
individualismo y sumisión por parte del trabajador y flexibilidad por parte del marco normativo, lo
que permite acentuar y perpetuar el poder de “los dominantes sobre los dominantes”, define
claramente Ángel Cárcoba en Fundamentalismo del mercado, globalización y salud laboral.
Dichos monopolios son el tecnológico, el control del mercado financiero, el acceso a los recursos
naturales, el control de los medios de comunicación y el monopolio de las armas de destrucción
masiva. Ángel Cárcoba, sin embargo, añade el de “monopolio y secuestro de la democracia y los
derechos humanos”, que se ponen al servicio del imperio. Estos monopolios acentúan la disparidad:
“Jamás se fue tan desigual en lo económica y tan igualitario en las costumbres y el consumo.
Minoría de globalizadores frente a millones de globalizados”, en palabras de Cárcoba, quien pone
de relieve una cuestión tan importante como son las muertes de carácter laboral e identifica
claramente el problema con el sistema de mercado del capitalismo avanzado:

“Más de dos millones de personas mueren cada año en el mundo por exposición a riesgos impuestos
en el trabajo (OIT/Junio 2002). De tal forma que el enemigo más terrible de la humanidad no es el
terrorismo, como nos quieren hacer creer, sino el hambre, las guerras y la pobreza generadas por el
propio mercado”

Cárcoba sigue enumerando algunas características adicionales que permiten hacer del fundamenta-
lismo del mercado la forma hegemónica, tales como el desarrollo del pensamiento único, la cultura
única y la información única. “O se está con el Gran Hermano del Norte y sus amigos Aznar y Blair
o se es cómplice del terrorismo”. La discrepancia es disensión.
A partir de estos preceptos se desarrolla la “cultura de expertos”, insertados en los organismos y
permitiendo el “secuestro de la memoria histórica y la pérdida de todo referente anterior”, llegando
incluso a modificar las terminologías, algo que según Alejandro Miquel Novajra denota un “cambio
de época” (en Riesgo, enfermedad y salud laboral desde la antropología social, en Democracia,
desigualdad y salud.).
Cárcoba no duda al sentenciar que esta sección de expertos, o yuppies, “crean una hegemonía del
especialista integrado, excluyente e instalado en un presente que cree que ha inventado él, para
quien el pasado es algo molesto, celador de las verdades dominantes, frente a los críticos domina-
dos. […] El único análisis posible de la realidad es suyo”. Novajra señala en el artículo ya citado
que ese cambio de nomenclaturas venga dado por una minoría manipuladora: “no se trata de una
trama urdida desde una cima distante manipuladora y calculadora; es, sencillamente, la base de toda
sociedad humana: su construcción simbólica. […] Los cambios se suelen hablar de otra manera y se
construyen discursos diferentes para demostrar que son distintas de como antes eran las cosas que
ahora hacemos, vemos y reproducimos.” Sin embargo esos cambios nominales no necesariamente
corresponden a diferencias fácticas, pudiendo ser “usados” para invertir o anular mediante la “de-
nominación novedosa” el sentido que se les otorga, pudiendo ser “perniciosas para el buen funcio-
namiento social”. Novajra acude al ejemplo de la distinción entre enfermedad profesional y riesgo
ineludible.
Como añadido, la redimensión que los medios de comunicación en la era de la información dan en
torno al tema del riesgo laboral y la culpabilización que se hace de las víctimas de tales riesgos
llevan el nivel de precariedad laboral a nuevas cotas con especial contundencia en los sectores que
disponen de menos regulación y protección, como es el caso del colectivo inmigrante.
La función legitimadora que adopta la ciencia con la principal característica de la neutralidad
absoluta que se incrusta en el sistema a través de la consultorías de expertos junto con la
naturalización que se da al respecto de la situación laboral por parte de las esferas teóricas
formalistas otorga la perpetuidad al neoliberalismo y neocolonialismo económico imperante, basado
en la escisión y desigualdad entre centro-periferia, conduciendo a una clara aceptación por parte del
dócil trabajador ya mencionado, y en última instancia a la falta de crítica: pensamiento
unidimensional para un sistema unidireccional.

Salud laboral: panorama europeo

Cárcoba alude en Malestar de la globalización al gran avance que se conquista con el sistema neo-
capitalista en apartados como los recursos técnicos o la producción de bienes y servicias y la gran
discrepancia que existe entre esta tónica de “riqueza social sin precedentes” y los resultados visibles
del campo de la salud y el medioambiente que son totalmente opuestos a esa dinámica de mejora
que sí aparece en otras secciones de actividad humana como es la salud laboral, con cifras que indi-
can un gran crecimientos del número de bajas por lesión laboral, lesión grave y/o muertes en Espa-
ña entre el 1991 y diez años después, llegando a ser en esos diez años de 18000 muertos. La Ley de
Prevención de Riesgos Laborales es una de las leyes más avanzadas de la UE, pero tiene un cum-
plimiento que ronda el 20%, minando cualquier clase de efecto real en la salud laboral. En la UE
hay grandes variaciones en la “armonización social” frente a la equidad en la cuestión monetario
económica, con grandes divergencias entre hombres, mujeres y jóvenes, lo que induce a que los
distintos sectores y la discriminación que se lleva a cabo repercuta en algunos colectivos más que en
otros. Frente a estos hechos y los de exposición de trabajadores a peligros en el trabajo (como el
23% de los trabajadores de la UE, expuestos a agentes cancerígenos) la Comisión Europea propone
guías o recomendaciones, pero no normas, asevera Cárcoba. Quienes se encargan de la regulación
de los estándares de calidad son empresas privadas, como AENOR en España o la OMC, empresas
privadas o con intereses económicos muy definidos que regulan las políticas de seguridad y sani-
dad, consiguiendo altas cotas de mercado a costa de la salud de los empleados con el añadido de
que la poca representación sindical, según Cárcoba, deja a diversos colectivos, como los inmigran-
tes o los trabajadores de pequeñas empresas, mucho más vulnerables. Una de las nuevas formas de
esta discriminación es la “discriminación genética”, consistente en la aplicación de las nuevas técni-
cas de estudio del ADN para seleccionar los mejores candidatos, “supertrabajadores”, con baja pro-
babilidad de riesgos y conseguir así optimizar la selección y función del obrero.
Si la situación ya es deplorable hay que tener en cuenta para poder observar con algo de rigor que el
90% de las acciones del tipo de “servicios de prevención” o de “vigilancia” se llevan a cabo por
otras empresas privadas, interesados también en beneficios económicos, y el Ministerio de Salud y
el Ministerio de Trabajo siguen considerando el ámbito de la empresa como círculo privado, con la
consecuente mínima intervención en la gestión de la prevención del riesgo laboral, llegando a los
dos millones de muertos por causas laborales en el año 2000.
El marco normativo es flexible y poco exigente, los organismos que regulan ese marco son empre-
sas y negocios, el cumplimiento normativo es bajísimo y del cumplimiento de ello se encargan tam-
bién intereses privados. Para culminar esta poca eficiente cultura de la prevención la inspección de
seguridad se encuentra en una situación de recursos insuficientes, y muchísimo más en España que
en el resto de países miembro de la UE, contando España con un inspector por cada 27000 trabaja-
dores, mientras que la media en la UE es de un inspector por cada 7000, con un sistema que se per-
petua a través de la abstención de los organismos públicos en cuanto a la cuestión de la sanidad,
permitiendo a las mutuas y demás empresas para la formación del profesional sanitario hegemoni-
zar el pensamiento único en la sanidad del trabajo que al fin y al cabo es manejada casi en su totali-
dad por los intereses sobre el capital que tienen los empresarios que se dedican a beneficiarse
económicamente de la salud del trabajador.
Precariedad laboral y salud:

Meritxell Solé y Marisol Rodríguez inician con este discurso en Disparidades entre inmigrantes y
nativos en el impacto de las condiciones laborales en la salud, Gaceta sanitaria el 2009, un trabajo
que pretende desvelar las diferencias entre las condiciones de trabajo mediante los valores recogi-
dos en relación a las discapacidades relacionadas con el trabajo:

“La nueva realidad demográfica española, vinculada a la llegada de población inmigrante, ha con-
vertido el debate sobre la inmigración en un asunto central de la política pública. El mercado laboral
suele ser la puerta de entrada de esta población al país. Una creencia que nutre los debates sobre
inmigración, avalada por las leyes que regulan la entrada de inmigrantes, afirma que los nuevos
llegados vienen a cubrir los puestos de trabajo que la población nativa rechaza. En efecto, una de las
vías de entrada de inmigrantes se basa en cupos establecidos a partir de la situación del empleo en
cada momento, de modo que únicamente están disponibles para los trabajadores autóctonos o co-
munitarios.”

Se trata pues de un punto a tener en cuenta ya que los empleos peor pagados, de mayor riesgo y
prestigio serán ocupados por inmigrantes que van a desempeñar los oficios que los nativos no optan
por ejercer. Los datos son paradójicos ya que a pesar de que los inmigrantes tienden a trabajar en
condiciones adversas para la salud el número de discapacidades es más elevado entre la población
nativa o autóctona que en los inmigrantes, de lo que deducen en dicho artículo que la economía su-
mergida y la escasa cobertura sanitaria que se ofrece en mutuas además del miedo a la pérdida del
trabajo. Otro estudio, Comparación de las lesiones por accidente de trabajo en trabajadores extran-
jeros y españoles por actividad económica y comunidad autónoma, del 2005 en Revista España
Salud Pública, Un indicador de esa precariedad laboral es la diferencia de salarios medios entre in-
migrantes y nativos, poniendo de manifiesto la discriminación y la ocupación por parte del inmi-
grante de los bajos puestos en el escalafón del mundo laboral, reflejado en un estudio extenso que
realizan Hipólito J. Simón, Raúl Ramos y Esteban Sanromá, Segregación laboral y estructuras sa-
lariales de nativos e inmigrantes en España. Un análisis con datos emparejados empresa-
trabajador, en WP-EC del 2007, con conclusiones sólidas sobre las diferencias notorias entre los
sueldos de los trabajadores en cuestión, denotando esa precarización por parte del empleado inmi-
grante.

Los estudios Condiciones de trabajo y salud en inmigrantes (Proyecto ITSAL): entrevistas a infor-
mantes clave y Políticas sanitarias de ámbito estatal y autonómico para la población inmigrante en
España revelan algunos aspectos importantes. El primero es que el marco institucional sanitario
parece no promover la discriminación entre nativos e inmigrantes pero que, como se ha comentado
ya, la presión a la que están sometidos los inmigrantes y las políticas laborales inducen a la prepon-
derancia de la ocupación por parte de inmigrantes de los puestos de trabajo de menor cualificación.
Es importante observar que la norma estatal no es discriminatoria pero que a la hora de la aplicación
en el ámbito autonómico no existe prácticamente regulación sobre la puesta en marcha de dicha
norma, con especial hincapié en los sectores de economía sumergida, donde la presencia sindical es
irrisoria o nula, donde las subcontratas o la ausencia de trabajadores asegurados hacen que este pro-
ceso sea todavía más complicado de “vigilar” y evaluar.
Sobre la cuestión del abuso de las consultas al médico en Democracia, Desigualdad y Salud, Gio-
vanni Berlinguer remite a un anterior trabajo de J.M. de Miguel en el que se relaciona la clase social
y el estatus de nativo o inmigrante con el tiempo de las consultas en el centro sanitario, que resultan
ser en cantidad y duración menores las del colectivo inmigrante que la del nativo, con una gran pre-
ponderancia de las citas largas en las clases sociales altas. Esto unido al ya citado artículo, Compa-
ración de las lesiones por accidente de trabajo en trabajadores extranjeros y españoles por activi-
dad económica y comunidad autónoma, que pone de relieve la desesperada situación de los inmi-
grantes con el simple hecho de que cuando los inmigrantes, en general, solicitan una baja médica es
por una lesión grave y la piden, además, por tiempos menores que las bajas no tan graves que solici-
tan los trabajadores nativos, quienes por motivos de dificultades enormes en la homologación de sus
titulaciones normalmente desempeñan ocupaciones que no son de su especialidad, llegando a haber
titulados superiores en puestos no cualificados como barrendero o peón.

En Impacto de la crisis laboral sobre la población inmigrante, de Ramón Mahía y Rafael del Arce
se argumenta que la crisis financiera ha desvelado en España un gran paro en la generación de em-
pleo. Se habían creado entre el 2001 y el 2007 cinco millones de empleos, y de ellos la mitad eran
ostentados por trabajadores extranjeros, la mayoría provenientes de países en desarrollo o subdes-
arrollados (95%). De 2000 a 2009 se crearon 3,3 millones de puestos ocupados por extranjeros, con
un 30% de desempleo actual. Sin embargo la incidencia del desempleo ha comenzado antes y ha
sido más duradera para la población nativa que para la extranjera, sin embargo la tasa de paro de los
inmigrantes es del 27% frente al 16 del trabajador nativo. Esto es debido a la gran cantidad de traba-
jadores extranjeros presentes en la construcción, gravemente afectada por la crisis.
Con la crisis actual y la pérdida de empleos en la construcción, siendo ésta una sección preeminen-
temente masculina, los desempleados varones se ven obligados a regresar a sus países de origen
mientras que las mujeres inmigrantes consiguen trabajos de limpieza o de cuidados de mayores, con
un índice creciente respecto a anteriores años de la presencia de este tipo de ocupación a la que se
dedica la mujer inmigrante, y no podría terminarse sin hacer una superficial mención al ámbito de
redes de prostitución involuntaria y a las mafias de “trata de blancas”, con la evidente importancia
de la sanidad en estos círculos y el poco control que se tiene de estos ámbitos debido a la falta de
regulación.

Ya para finalizar esta breve incursión sobre el estado de la salud del inmigrante en el marco del
formalismo económico uno se inspira con las palabras de Alexandre Miquel Novajra para realizar
una serie de pequeñas entrevistas con personal sanitario que ha trabajado tanto en el sector privado
como en sanidad pública:
“ La persona neófita en estos temas quizás espere un puñado de consejos para poder dar unas bra-
zadas la primera vez que se enfrente al estudio económico de una cultura, o al estudio cultural de un
hecho económico, o a la aplicación de categorías de la antropología económica en el estudio o el
reestudio de alguna monografía etnográfica. Sólo puedo darle uno: ahóguese. Con todas sus fuerzas,
sumérjase, deje de respirar el viciado aire de lo evidente y llene sus pulmones de lo que vea, oiga,
perciba de verdad”

La entrevista se llevó a cabo con dos médicos, ambos habiendo ejercido su profesión en distintas
comunidades autónomas; con dos enfermeras y dos auxiliares de clínica.

Los datos obtenidos apuntan a una gran diferencia entre el sector privado y el público con respecto
a las facilidades de cara al trabajador lesionado en el caso de mutuas y hospitales o centros sanita-
rios, siendo en las primeras muy común la recomendación de no coger bajas médicas a menos que
sea estrictamente necesario, siendo impuesto desde las estancias dirigentes un criterio más bien ob-
tuso respecto a la realidad de la salud del trabajador, llegando a perjudicar la recuperación de la
posible lesión por parte del obrero. Éste último suele acceder a seguir trabajando sin baja médica
debido a la presión que la nueva “ley laboral” ejerce sobre el trabajador de baja, ya que tiene que ser
justificada por un tribunal médico que tiene el derecho a promulgar un dictamen que puedo ser usa-
do por la empresa para desemplear al trabajador lesionado en cuestión.
Respecto al abuso por parte de inmigrantes del sistema sanitario público hay un acuerdo entre los
entrevistados en que no se da tal abuso, pero sí que algún caso de “turismo sanitario” han podido
observar de cerca, con trabajadores inmigrantes que están en España y traen a familiares para que la
salud pública española actúe, aunque los casos suelen ser mínimos, explican los entrevistados.
El abuso suele darse por parte del trabajador español que ronda los 40 años, quienes “aparecen a
veces con las bolsas de la compra del Mercadona, porque urgencias les venía de paso y les ha dado
un pequeño dolor al cargar con las bolsas” más a menudo de lo que podría uno imaginarse, asevera
el doctor Hidalgo, quien ejerce en sanidad pública de Baleares desde hace unos meses. Situaciones
como estas son confirmadas por los demás entrevistados, quienes a veces se ven “obligados” a ven-
dar pequeños arañazos provocados por un gato. En cambio las lesiones por las que acuden los inmi-
grantes, en general, a las consultas de los médicos entrevistados y que pasan por “curas” de las en-
fermeras en cuestión van desde brazos rotos a traumatismos craneoencefálicos. En la mayoría de
revisiones y consultas detectan, los médicos y enfermeras, diversas afecciones que para el inmigran-
te son “normales”, tales como dolores de espalda agudos, inflamaciones de articulaciones o inicios
de problemas respiratorios debidos, en la mayoría de los casos por el uso de material de limpieza sin
los accesorios de seguridad recomendables.
Expresan su preocupación por los debates que se están teniendo en las instancias de la salud pública
sobre privatización masiva (han tenido muy malas experiencias en el ámbito privado) y el “tema
copagos”, llevando una vez más el “estado de bienestar” a un nivel inferior al que se había alcanza-
do tras la inserción de políticas Keynesianas durante el sistema de acumulación del capital regulado
en el que el estado y las instituciones públicas primaban sobre lo económico. En la globalización el
capital y el trabajo son el centro de las vidas, las sociedades, el mundo, y viene impuesto con el ne-
ocolonialismo económico y las guerras preventivas que llevan a cabo quienes más se benefician de
este sistema unilateral y unidimensional.

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