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JUAN 10:1-10.
“ »De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las
ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador. Pero el que
entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A este abre el portero, y las
ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre y las saca. Y cuando
ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas lo siguen
porque conocen su voz. Pero al extraño no seguirán, sino que huirán de él,
porque no conocen la voz de los extraños. Esta alegoría les dijo Jesús,
pero ellos no entendieron qué era lo que les quería decir.
Volvió, pues, Jesús a decirles:
–De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que
antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores, pero no los oyeron las
ovejas. Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y
hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. “
INTRODUCCIÓN.
CONCLUSIÓN.
Todos estos enemigos acérrimos de Dios seguirán hablándote tan alto que
logren que ya no oigas la voz de Cristo. Sin embargo, la voz del León rugirá
nítida y audible entre el ruido de estos némesis. ¿Cómo oir a Dios? “ Así que
la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios.” (Ro. 10:17). Para
oir a Dios, escucha a Jesús: “ Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este
es mi Hijo amado; a él oíd».” (Lc. 9:35). Es la única manera de saber de que
lado estás: “ El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no
las oís vosotros, porque no sois de Dios.” (Jn. 8:47).
Escuchar la voz de Dios es una cuestión de deseo, de anhelo y
apasionamiento: “Aconteció que estando Jesús junto al Lago de Genesaret,
el gentío se agolpaba sobre él para oir la palabra de Dios.” (Lc.
5:1). Oir la voz de Dios es completar un testimonio vital digno y obediente:
“Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y escuchad la voz de
Jehová, vuestro Dios; y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado
contra vosotros.” (Jer. 26:13). El objetivo final de acercarnos a Dios en
oración es escucharle a Él: “Cuando vayas a la casa de Dios, guarda tu pie.
Acércate más para oir que para ofrecer el sacrificio de los necios,
quienes no saben que hacen mal. “ (Ecl. 5:1).
Estar atentos a Su voz es esperanza y bendición: “ Si queréis y escucháis,
comeréis de lo mejor de la tierra; si no queréis y sois rebeldes, seréis
consumidos a espada». La boca de Jehová lo ha dicho.” (Is. 1:19,20);
“pero el que me escuche vivirá confiadamente, estará tranquilo, sin
temor del mal”.(Pr. 1:33); “Si ellos escuchan y le sirven, acabarán sus días
con bienestar y sus años con dicha.” (Job 36:11); “»Ahora, pues, Israel, oye
los estatutos y decretos que yo os enseño, para que los ejecutéis y viváis, y
entréis y poseáis la tierra que Jehová, el Dios de vuestros padres, os da.”
(Dt. 4:1).
Escucha a Dios con atención, hermano, porque quiere hablarte a
través de Su Palabra y bajo la dirección de Su Espíritu Santo.