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ROUSSEAU- BIOGRAFÍA

Nacimiento: 28 de Junio de 1712 en Ginebra Suiza. Siglo XVIII, conocido como Siglo de
las Luces.

Hijo de Suzanne Bernard e Isaac Rousseau. Perteneciente a una familia protestante.

Filósofo, literario y pedagogo.

A los 9 días de vida fallece su madre, quedando a cargo de su padre, el cual era relojero.
Recibe de él su primera educación leyendo novelas sentimentales y las Vidas de Plutarco
en su casa.

A los 10 años de edad (1722) su padre debe exiliarse de Ginebra para evitar la cárcel
debido a una riña, quedando Rousseau a cardo de su tío y enviado a vivir junto a su primo
en la casa de un clérigo (Lambercier), donde recibe por primera vez cierta educación
escolar, durante 2 años. (1722-1724)

En 1725 trabajó como aprendiz de relojero, de escribano, y con un maestro grabador, el


cual lo sometía a tratos brutales, lo que lo llevó a abandonar Ginebra en 1728.

Viaja a Annecy, Saboya, donde es acogido por un clérigo del lugar, el cual le presenta a
Madame de Warens, quien lo convence de abandonar el calvinismo para convertirse al
catolicismo. Con ella mantiene una relación de amistad materno-filial, que con el tiempo
se transforma en amorosa y apasionada. Se instala en su residencia en Chambery donde
inicia un intenso período de estudio autodidacto.

En 1740 viaja a Lyon en calidad de preceptor.

En 1742 viaja a París, donde conoce a los enciclopedistas Diderot, Condillac, entre otros.

Presenta a la Academia de Ciencias un sistema nuevo de notación musical ideado por él,
el cual es rechazado.

En esta época también trabaja como secretario de algunas familias nobles.

De 1743-1744 trabajó como secretario del embajador francés en Venecia, pero un


enfrentamiento con éste determinó su regreso a París.

Inicia una relación con una sirvienta Theresé Levasseur, con la cual tuvo 5 hijos, los
cuales fueron depositados en la Maternidad Pública.

En 1749 gana el primer premio con su discurso sobre las ciencias y las artes, en el
concurso convocado por la Academia de Dijon. Esto marca el inicio de su fama.
En su discurso niega que las ciencias y las artes han contribuido a la depuración de las
costumbres y que por el contrario corrompen al individuo. Fue su primera obra
importante.

Tras publicar su discurso sobre cual es el origen de la desigualdad de los hombres y si lo


autoriza la ley natural y otras óperas, ensayos y comedias, en 1754 vuelve a Ginebra
donde retoma el protestantismo para adquirir sus derechos como ciudadano ginebrino.

Nuevamente en Francia publica en 1761 La Nueva Eloísa y en 1763 publica El Contrato


Social y El Emilio, obras que el Parlamento de París condenará por no coincidir con la
ideología del país y es desterrado de Francia.

Marcha a Suiza pero en Ginebra también prohíben sus obras, lo cual lo obliga a huir de
Inglaterra en 1766 donde se refugia en la casa de un amigo David Hume.

En 1767 vuelve a Francia con un nombre falso. Allí se casa con Theresé.

En 1770 Francia lo acepta oficialmente con la condición de que no publique más sus
obras.

Escribe sus memorias Las Confesiones.

Sus manías persecutorias acaban con su salud mental provocando que se aleje del
mundo.

Fallece el 2 de julio de 1778 en Ermenonville.

CONTEXTO HISTORICO

POLITICO Y SOCIAL.- La riqueza se encuentra distribuida entre la Iglesia católica


con sus limosnas, diezmos e ingresos de la producción agrícola de sus tierras; la
nobleza con sus ingresos de impuestos y la producción agrícola de sus tierras; la
burguesía con las ganancias del comercio.

También en ese período nacieron el capital, el colonialismo, la industria burguesa


y la aparición de la primera economía mixta, con la alianza de Enrique VIII con los
mercaderes ingleses. Con la industria burguesa surge el negocio de la guerra y el
tráfico de esclavos en forma comercial; por otra parte, la manufactura sufre un
cambio brusco por la invención de motores de agua y viento, tornos de hilar,
telares de pedal, perfeccionamiento de la fabricación de barcos, la construcción en
general, el uso de altos hornos en la fundición de metal y se intensifica la
producción de armas de fuego.
En ese mundo de grandes cambios, se amplió la actividad comercial con la
llegada de los españoles a América y la circunnavegación del continente africano.

ECONOMIA.- La riqueza se encuentra distribuida entre la Iglesia católica con sus


limosnas, diezmos e ingresos de la producción agrícola de sus tierras; la nobleza
con sus ingresos de impuestos y la producción agrícola de sus tierras; la
burguesía con las ganancias del comercio.

También en ese período nacieron el capital, el colonialismo, la industria burguesa


y la aparición de la primera economía mixta, con la alianza de Enrique VIII con los
mercaderes ingleses. Con la industria burguesa surge el negocio de la guerra y el
tráfico de esclavos en forma comercial; por otra parte, la manufactura sufre un
cambio brusco por la invención de motores de agua y viento, tornos de hilar,
telares de pedal, perfeccionamiento de la fabricación de barcos, la construcción en
general, el uso de altos hornos en la fundición de metal y se intensifica la
producción de armas de fuego.

En ese mundo de grandes cambios, se amplió la actividad comercial con la


llegada de los españoles a América y la circunnavegación del continente africano.

FILOSOFIA, CIENCIA Y EDUCACION.- En estos campos se dieron los siguientes


hechos: el desarrollo de corrientes filosóficas como el panteísmo lógico,
conceptualismo, misticismo, intelectualismo, voluntarismo, individualismo
metafísico; asimismo, se dio la emancipación de la ciencia y la filosofía de su
concepción medieval, en esto jugaron un papel destacado Copérnico, Galileo,
Descartes y Francisco Bacón; se dan cambios revolucionarios en las matemáticas,
geografía, astronomía, física, química.

Durante este período se incrementó el número de universidades, entre ellas,


Oxford y Cambridge en Inglaterra, la de París en Francia, la de Colonia en
Alemania y la de Salamanca en España, en estos centros de enseñanza se dio un
auge a la educación humanista, en donde el ser humano es el centro del proceso
de enseñanza-aprendizaje. La ciencia pedagógica tuvo un importante desarrollo
con las ideas de los pensadores como Erasmo, Tomás Moro, Montaigne, Loyola,
Tomás Campanella, y a esto debe agregársele el impulso de la pintura con
Leonardo Da Vinci, la escultura con Miguel Ángel.
En el marco de ese entorno, desarrolló su pensamiento filosófico uno de los seres
humanos más preclaros, el cual marcó pautas de primer orden para comprender el
desarrollo de la sociedad, me refiero al filósofo y humanista Juan Jacobo
Rousseau.

DEFINICIÓN DE PACTO SOCIAL SEGÚN ROUSSEAU.

Antes de hablar sobre el significado de Pacto Social que Rousseau no


proporciona, quisiera primero explicar que es un Contrato o Pacto Social.

El Contrato surge para limitar al poder político. Es un pacto entre individuos para
regularizar y mejorar la sociedad, que tan diversificada se encontraba.

Su legitimidad proviene del consenso de los contratantes. Este contrato viene a


salvaguardar esos derechos y libertades que poseen el hombre en su relación con
el estado (entendido como Poder Político).

Con la figura del Contrato (y con este la aparición de los derechos naturales,
liberados de la teología, y comunes a todos los hombres) surgirán varios ideales
que permitirán fortalecer a los estados Nacionales.

Rousseau en su majestuosa obra “El Contrato Social” plantea una teoría jurídico-
política acerca del Estado, una tentativa de establecer los fundamentos del
derecho político.

Lo considera como una guía, el perfecto instructor del buen actuar ante la
sociedad y el pueblo, de conocer nuestros deberes, derechos y obligaciones y
que, sobre todo, la mayoría debe estar de acuerdo para llegar a soluciones en
común.

Rousseau plantea que la transición del estado natural al estado civil produce en el
hombre un cambio muy notable,

sustituyendo en su conducta la justicia al instinto y dando a sus acciones la


moralidad de que carecían en principio.

El hombre pierde su libertad natural y el derecho ilimitado a todo cuanto desee y


pueda alcanzar, ganando, en cambio, la libertad civil y la propiedad de lo que
posee.

El estado de naturaleza en el que se encuentra el hombre en esta sociedad es un


estado casi salvaje, sin ley ni moralidad. Como la maldad de los hombres es
debido a maldad de la sociedad, los hombres sólo pueden ser buenos si se
produce una reforma profunda de la sociedad.
Los hombres llegan al punto en que los obstáculos que impiden su conservación
en el estado natural superan a las fuerzas que cada individuo puede emplear para
mantenerse en dicho estado. Entonces ese estado primitivo no puede subsistir, y
el género humano perecería si no variara de manera de ser.

Ahora bien, como los hombres no pueden engendrar nuevas fuerzas, sino unir y
dirigir solamente las que existen, no tienen otro medio para conservarse que el de
formar, por agregación, una suma de fuerzas capaz de superar la resistencia,
ponerlas en juego con un solo fin y hacerles obrar de mutuo acuerdo.

“Esa suma de fuerzas no puede nacer sino del concurso de muchos; pero,
constituyendo la fuerza y la libertad de cada hombre los principales instrumentos
para su conservación, ¿cómo podría él comprometerlos sin justificarse ni
descuidar las obligaciones que tiene para consigo mismo? Esta dificultad puede
enunciarse en los términos siguientes:

«Cómo encontrar una forma de asociación que defienda y proteja, de la fuerza


común, la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno,
uniéndose a todos los

demás, no obedezca más que a sí mismo y permanezca, por

tanto, tan libre como antes.» He aquí el problema fundamental cuya solución
proporciona el contrato social”.

Estas cláusulas se reducen a una sola, a saber: la alienación total de cada


asociado con sus innegables derechos a toda la comunidad.

Al instante este acto de asociación transforma la persona particular de cada


contratante en un ente normal y colectivo, compuesto de tantos miembros como
votos tiene la asamblea, la

cual recibe de este mismo acto su unidad, su yo común, su vida y su voluntad. La


persona pública que así se constituye, por la unión de todas las demás, tomaba en
otro tiempo el nombre de Ciudad y hoy el de República o cuerpo político, el cual es
denominado Estado cuando es activo, potencia en relación a sus semejantes.

COMO SE CONCEBÍA A LA LEY SEGÚN ROUSSEAU.

Rousseau aspira a un proyecto político en el que fueran compatibles la igualdad y


la libertad aunque siempre bajo la autoridad de las leyes. Esas leyes que se las ha
dado a sí mismo el pueblo, cuando ejerce la soberanía, al expresar la voluntad
general.
Según Rousseau no hay voluntad general sobre un objetivo particular. La materia
sobre la cual se estatuye es general, como la voluntad que estatuye. A este acto
es a lo que se llama una ley.

Ante esta idea es superfluo preguntar a quiénes corresponde hacer las leyes,
debido a que ellas son actos derivados de

la voluntad pública; ni si el príncipe está por encima de

ellas, dado que es miembro del Estado; ni si la ley puede ser injusta, ya que nadie
lo es consigo mismo; ni cómo se puede ser libre y estar sujeto a las leyes, puesto
que éstas son otra cosa que registros de nuestras voluntades.

Se entiende por República, todo Estado regido por leyes, cualquiera que sea la
forma bajo la cual se administre, ya que sólo así el interés público gobierna y la
cosa pública tiene alguna significación.

Todo gobierno legítimo es republicano. Las leyes no son propiamente más que las
condiciones de la asociación civil. El pueblo sumiso a las leyes debe ser su autor;
corresponde únicamente a quienes se asocian arreglar las condiciones de la
sociedad.

Con respecto al legislador Rousseau considera que: “El legislador es el mecánico


que inventa la máquina; el príncipe, quien la monta y la pone en marcha”.

“El que se atreve a iniciar la tarea de instituir a un pueblo debe sentirse en


condiciones de trastornar, por así decirlo, la naturaleza humana; de transformar
cada individuo, que por él mismo es un todo perfecto y solitario, en parte de un
todo mayor, del cual recibe en cierta manera la vida y el ser; de alterar la
constitución del hombre para fortalecerla; de sustituir por una existencia parcial y
moral la existencia física e independiente que hemos recibido de la naturaleza. Es
preciso, en una palabra, que despoje al hombre de sus fuerzas propias, dándole
otras extrañas, de las cuales no pueda hacer uso sin el auxilio de otros”.

El legislador es un hombre extraordinario en el Estado. Es una función particular y


superior, que nada tiene de común

con el imperio humano, pues sí el que ordena y manda a los

hombres no puede ejercer dominio sobre las leyes, el que lo tiene sobre éstas no
debe ejercerlo sobre aquéllos.
BREVE SÍNTESIS DE SU CRITERIO SOBRE EL CONTRATO SOCIAL.

El origen por el cual Rousseau escribió el “Contrato Social” se basó en un ideal:


una sociedad integrada por ciudadanos libres e iguales, en la cual todos participan
en la toma de decisiones, cuya finalidad era fundar una República Democrática.

Rousseau, en su obra “Contrato Social”, se remite a algo utópico para hablar


sobre lo que sucede en su época, sin hacerlo con el fin de justificarla, como la
hacían Hobbes y Locke.

La teoría que este autor nos brinda va a tener le idea de proyecto político.

Parte de la concepción del hombre natural, del “buen salvaje”, que vive en
armonía y pacíficamente, inmerso en la sociedad.

El hombre, en sus relaciones necesarias va a desarrollar primero el lenguaje y la


cultura; luego el dinero. Y una vez inmerso por completo en la sociedad, empezará
a preocuparse por lo que tiene y a querer lo del otro, perdiendo así el sentimiento
de piedad que era lo que lo caracterizaba.

Sin embargo, para Rousseau, incluso el “estado de cultura” no justifica un “estado


de guerra”, sino que plantea que los valores están corrompidos, haciendo así un
juicio valorativo: el hombre está corrompido y tiene que buscar los valores que

lo lleven al estado de naturaleza en donde el hombre vive en paz y es bueno.

De aquí que todos los hombres, para salir de ese estado de guerra y corrupción,
entregan todos sus derechos a lo que sería la Voluntad General.

Entregar todos sus derechos no significa cederlos a un poder externo o superior a


ellos (como lo plantea Hobbes), sino que el contrato instituye un poder o soberano
que expresa la opinión y la voluntad de todos los ciudadanos. Los hombres firman
individualmente para buscar el “bien común” de la sociedad.

La voluntad general interpreta las opiniones e intereses de todos los miembros de


la sociedad, poniendo a todos en el mismo nivel en igualdad y libertad (principios
básicos y esenciales que Rousseau pretende insertar en su época).

Se podría decir que esta voluntad de todos es una especie de personificación del
conjunto de todos hombres, que constituyen la soberanía.

Como se puede ver, el Contrato Social no se funda en el derecho individual, sino


en la plena participación de los ciudadanos en el orden político, al estilo de la
Democracia directa griega, es decir, una sociedad integrada por los ciudadanos
iguales que deliberan y legislan en asamblea abierta.

El contrato en Rousseau vendría a ser el modo de recuperar al hombre natural y


perfeccionarlo bajo la forma de cuerpo social donde muchos “yo” fundan la
voluntad general, produciéndose así una unión y una sumisión de “todos al todo”.

La libertad individual se funde en la voluntad general, ya que solo es libre quien


obedece a la voluntad general, y así se obedece a si mismo.

Un régimen corrompido es aquel en donde la voluntad individual supera a la


voluntad general. El régimen ideal sería aquel en donde la voluntad particular
coincide con la voluntad general.

IDEAS PRINCIPALES SOBRE EL PACTO SOCIAL:

Los hombres no pueden crear nuevas fuerzas, sino sólo unir y dirigir las
existentes.

Esta suma de fuerzas no puede nacer sino del concurso de muchos hombres.

Las cláusulas de este Contrato Social están determinadas por la naturaleza del
acto, y, cuando se viola este pacto social cada hombre vuelve a sus primeros
deberes y recobra la libertad natural perdiendo al mismo tiempo la libertad
convencional por cuya causa renuncio a la primera.

Estas cláusulas se reducen a: la enajenación total de cada asociado con todos sus
derechos a la comunidad porque si cada uno se entrega íntegramente la condición
es idéntica para todos y por ende nadie tiene derecho de tornarla onerosa para los
demás.

Pero, si la enajenación se práctica sin reservas la unión es tan perfecta como


puede serlo y ningún asociado tiene motivo de reclamo.

Pero si se conservan algunos derechos particulares subsistiría aún el Estado de la


naturaleza y la asociación sería tiránica o vana.

Si se separa del pacto social lo que no hace a su esencia, queda reducido a los
términos siguientes: cada uno de nosotros pone su persona y todo su poder bajo
la dirección suprema de la voluntad general y nosotros, como cuerpo, recibimos a
cada uno de los miembros como parte indivisible del todo.

El hombre es naturalmente bueno, la sociedad es la que lo pervierte.

El hombre es más feliz en la sociedad naciente, es decir en un Estado intermedio


entre el de la naturaleza y la sociedad establecida.

Cuando se habla de hombre natural, no se refiere al primitivo “Liga el nacimiento


de la sociedad con la aparición de la propiedad, la autoridad con la salvaguardia
de los intereses.

El estado natural es un estado de dispersión y de aislamiento, porque el hombre


es bueno en ese Estado.

Jean-D Jacques Rousseau hace una distinción entre el estado natural y el estado
social.

Menciona que el hombre es bueno por naturaleza y tiene como cualidad la


bondad, este es el tipo de hombres que según Rousseau es el que se encuentra
en le estado natural.

.Pero que el hombre al formar parte de un grupo social para satisfacer sus
necesidades y alcanzar sus objetivos, se convierte en un hombre corrompido, ya
que trata de sacar provecho de los demás y por lo tanto se tienden a perjudicar
mutuamente. A este tipo de hombre Rousseau lo denomina artificial.

Considera por esta razón el estado natural como un especie de aislamiento de


todos lo componentes de la sociedad

Este pensador estaba en contra de la propiedad privada y dice que esta tiene
surgimiento al crearse la sociedad, es por esta razón que rechaza al estado social,
ya que que es la causa de la desigualdad social y que puede llegar a condicionar
la libertad.

Considera al poder como la garantía de los intereses.

En cuanto a la soberanía establece que este seria por orden y voluntad de todos
los individuos que conforman una sociedad, ya que así se protegerían los
intereses de cada individuo.

Pero la soberanía según este pensador debía caracterizarse por aspectos como:
el ser inalienable, indivisible, infalible y absoluta.

En cuánto al gobierno: su función es el hacer ejecutar las leyes mientras que el


del soberano la creación de las leyes.
No esta a favor ni de la monarquía, la aristocracia, ni de la democracia,
únicamente establece que cada una es buena y factible dependiendo de ciertas
situaciones y sobre todo del contexto en el cual se pueden desarrollar.

CONCLUSIÓN

Es fundamental, tener en consideración como al estudiar los escritos de


Rousseau, nos percatamos que estos tienen en gran medida vigencia en el día de
hoy.

Los autores modernos, casi sin excepción, ven en la existencia misma del Estado,
la continuidad de la vida del hombre. “Si no hay sociedad no hay orden, entonces
no hay sociedad sin Estado, porque el Estado es, puede decirse, el ordenador de
la sociedad, la estructura o el estructurante de la sociedad”.

Por tanto, podríamos preguntarnos si en realidad debería de existir el Estado; Por


supuesto que después de haberlo estado analizando en las sesiones todos
diríamos que sí.

Pero, igual podríamos preguntarnos, si es que acaso no existe otra opción para la
sobre vivencia del ser humano, que el sometimiento a una estructura consentida
por el mismo. Tal vez nos equivocaríamos si pensamos que la intención de Marx
es errónea. Al pasar por la dictadura del proletariado.

La fuerza de la situación de la historia nos indica que no fue muy feliz la


implementación el la Rusia comunista de la teoría marxista; pero también es cierto
que el modelo ideado por Marx era para ser implementado en un país altamente
industrial, con grandes masas de proletarios y no en uno semi feudal, poblado por
agricultores. Cabe también traer a consideración la crítica que le formuló Trotzky a
Stalin, en el sentido de haberse estancado en la etapa conocida como dictadura
del proletariado, sin avanzar hacia la conquista de la sociedad sin clases,
mediante la revolución mundial.

Lo cierto es que nunca se sabrá, más que por conjeturas, que es lo que realmente
podría haber sucedido de haber triunfado el modelo propuesto por Marx, de
haberse aplicado hasta sus últimas consecuencias. Nunca sabremos si la
dependencia certera que tenemos para con el Estado y que no ha variado desde
el derecho Arcaico, se mantendría latente ante la consolidación de una sociedad
sin clases.

Los modernos nos dirían que si el hombre mismo se refugió bajo el manto
protector del Estado por medio de un pacto, sería necesario otro para crear una
figura ajena a éste, dado que se debería “transformar la fuerza -violencia
necesaria, según Marx, para lograr la revolución mundial en derecho”, al decir de
Rousseau y un contrato no puede dejarse de lado sino por voluntad de las mismas
partes contratantes.

Por todo esto, si bien la tipificación del contrato social como base legitimadora de
la existencia misma del Estado sería la explicación más lograda del origen de éste
(porque es muy difícil de entender una “formación natural”, que dejaría
prácticamente fuera a toda iniciativa humana, dado que el orden natural supone
“una suerte divina”, que no permitiría de manera alguna injerencia directa humana,
notándose ciertamente la relación entre la concepción clásica y la de los
doctrinarios de la Iglesia (que no por eso dejaban de ser Clásicos), es también
cierto que la comodidad que infiere hacia los individuos la existencia del Estado,
con la consiguiente sumisión ante su estructura, termina por adormecer ese
germén revolucionario insito en la conducta humana, con lo que se torna casi
imposible imaginar o prever una estructuración de la sociedad sin la figura “sobre
protectora” del Estado.

La aparición del postmodernismo, con la consiguiente revalorización de las utopías


y, en si, de las concepciones clásicas -con su necesaria reelaboración-, quizás
pueda, con el advenimiento del próximo milenio y el resurgimiento del idealismo
racionalista de los comienzos de la historia, volver a concebir el origen del Estado
a partir de situaciones tal vez aún hoy no conocidas y, eventualmente, indagar
acerca de la necesaria objetividad del Estado y de la factibilidad real de su
prescindencia.

Reconocemos, además, que la propuesta de Rousseau, aún cuando haya tomado


ideas de otros personajes como Locke, Platón, Aristóteles, entre otros, no puede
negarse que lo que construyó fue decisivo para el devenir de la humanidad, por
ello quemaron algunas de sus obras y fue perseguido por diversos gobiernos que
vieron en las propuestas y críticas roussonianas, un atentado a la autoridad y a su
imagen ante el pueblo

Legado de Rousseau
Literario

Dado su alejamiento de los enciclopedistas de la época y su enfrentamiento con la


Iglesia Católica, por sus polémicas doctrinas, su estilo literario cambió. Sus obras
autobiográficas y de su yo, dieron un vuelco fundamental en la literatura europea;
a tal punto que es considerado uno de los precursores del Romanticismo.

Entre sus obras más importantes se encuentran Emilio, El contrato social, Julia y
el Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres.
Político y social

Rousseau concebía la democracia como un gobierno directo del pueblo. El


sistema que defendía se basaba en que todos los ciudadanos, libres e iguales,
pudieran concurrir a manifestar su voluntad para llegar a un acuerdo común, a un
contrato social. En El contrato social diría que «toda ley que el pueblo no ratifica,
es nula y no es ley» y que «la soberanía no puede ser representada por la misma
razón que no puede ser enajenada». Como la voluntad general no puede ser
representada defendía un sistema de democracia directa que inspira, hasta cierto
punto, la constitución federal suiza de 1848.

El Contrato Social inspirará a los revolucionarios frances en 1789, a la comuna de


1870 y a los comunistas del siglo XIX. Inspiró también a Jefferson (1826), autor de
la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América.

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