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Resumen: S-040

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDEST E


Comunicaciones Científicas y Tecnológicas 2006

Representaciones sobre las enfermedades parasitarias


en Santa Ana de los Guácaras (Corrientes).
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Bar, Aníbal R. - Oscherov, Elena B. - Moreiro, Analía C. - Milano, Alicia M. F.

1.Cátedra Biología del Aprendizaje, Facultad de Humanidades, UNNE.


2.Cátedra Biología de los Parásitos, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura, UNNE.
E-mail: anibalb@exa.unne.edu.ar

Antecedentes
Las enfermedades parasitarias se encuentran ampliamente distribuidas en el país y en el mundo, aunque adoptan
dimensiones más relevantes en aquellas regiones con deficientes condiciones sanitarias y, por ende, socioeconómicas.
No basta la presencia de parásitos para que la enfermedad se torne real. Los parásitos constituyen condiciones
necesarias mas no suficientes. Sin la concurrencia de factores ambientales y culturales, la enfermedad es sólo potencial.
Allí donde la difusión y la promoción de la salud tienen presencia, los niveles de enfermedades parasitarias decrecen.
Cuando no se ponen en marchas estrategias de control en casos de riesgo latente, la presencia del parásito puede dar
lugar a la enfermedad. Del mismo modo, cuando el parásito logra concretar su ciclo biológico en la vivienda o en el
peridomicilio, las posibilidades de erradicación de la patología disminuyen. Así, Gamboa (2006), analiza el suelo y el
agua como reservorios y dispersores de parásitos de importancia animal y humana, concluyendo que la prevalencia de
dichas enfermedades se incrementa allí donde sus niveles de contaminación son mayores.
Asimismo, Navone (2000, 2006) en investigaciones realizadas en comunidades aborígenes de Misiones concluye sobre
la estrecha relación entre la contaminación del entorno y la elevada prevalencia de enteroparasitosis.
Milano y Oscherov (2005, 2006) señalan la importancia de la tenencia responsable de mascotas y la necesidad de
educación sanitaria para evitar la contaminación del suelo con elementos parasitarios zoonóticos.
Schweigmann et al (1998) en estudios hechos en la provincia de Jujuy, y Stein y Oria (2002) en el Chaco, afirman que
ciertas condiciones climáticas, vinculadas con determinados hábitos culturales propician el desarrollo de vectores, tal el
caso de mosquitos productores de enfermedades parasitarias. Por otra parte Bar y Zapata (2002), estudian el
conocimiento sobre el dengue en la ciudad de Corrientes, hallando atribuciones causales erróneas y la percepción de
que la enfermedad se asocia con la marginalidad.
Rangeón et al (1998 a, b y c) en una serie de estudios realizados en la ciudad de Salta, identifican los caracteres socio-
epidemiológicos y hábitat, como asimismo, conocimientos, actitudes y prácticas en relación con vectores del dengue,
concluyendo que, para cierto perfil de ciudadano, dicho conocimiento es limitado y la participación comunitaria es
mínima.
Sanmartino y Crocco (2006) afirma que las concepciones sobre la enfermedad de Chagas conducen a su naturalización
y, por ende a la negación del problema como tal.
Clarck et al (1998), evalúan los indicadores socioeducativos, en especial los relacionados con enfermedades bacterianas
en una muestra de establecimientos lecheros, de lo que resulta que la mayoría de los encuestados, independientemente
de su nivel de instrucción, está mal informada sobre ellas.
Queda así de manifiesto la importancia que tiene la evaluación previa de los conocimientos que tiene una población
sobre las parasitosis, para poder diseñar una adecuada campaña de prevención. Dado el interés que las percepciones o
representaciones sobre la enfermedad tienen en el ámbito de las políticas sanitarias, el presente trabajo pretende aportar
al conocimiento de las creencias de los pobladores de la localidad de Santa Ana de los Guácaras (Corrientes) sobre las
enfermedades parasitarias.

Materiales y métodos
La localidad de Santa Ana de los Guácaras pertenece al departamento de San Cosme, provincia de Corrientes, distante
15 Km. del departamento Capital. Cuenta con 800 habitantes estables y un número no determinado de residentes,
propietarios de casas de fin de semana.
Se relevaron 24 hogares seleccionados de modo accidental, en cada uno de las cuales se realizó una entrevista no
estructurada al jefe de familia a fin de obtener información sobre edad de sus habitantes, tiempo de residencia, cobertura
médica, utilización de servicios de salud, convivencia con animales domésticos, hábitos de higiene, y datos sanitarios de
la vivienda. En cada caso se interrogó sobre características de los parásitos, como asimismo, formas de transmisión,
tratamiento y prevención.

Resultados
Sobre los jefes de familia:
El sujeto de la muestra tiene 36 años en promedio y veinte de residencia en la localidad.
El perfil socioeconómico es de nivel medio y medio-bajo. El 50% tiene estudios primarios en su mayoría incompletos,
el resto asistió a la escuela media y solamente uno posee estudios superiores.
El grupo familiar está compuesto en promedio por cinco integrantes.
Sobre las características de la vivienda:
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Todas las casas se hallan construidas de cemento, ladrillo o bloque, con conexión a la red de agua potable, pero sin
servicio de cloaca (no existe en toda la localidad). El 73% cuenta con piso de cemento o ladrillo, la proporción restante
es de tierra.

Las viviendas disponen de baño instalado, pero sólo el 45% en su interior.


Sobre los hábitos de higiene y salud:
El 27% tiene cobertura médica prestada por obras sociales, no obstante el 90% hace uso de los servicios de salud,
públicos o privados.
El 27% hierve el agua de consumo, a pesar de tener condiciones de potabilidad.
El 31% de los entrevistados compra desinfectantes o elementos de limpieza cada quince días; 21% lo hace una vez por
mes; 31% una vez al año; y 17% nunca lo hace.
Sólo 2l % ha recibido alguna vez lavandina, desinfectantes o cualquier otro tipo de producto de limpieza de organismos
del estado.
El 64% ha llevado a sus niños al médico ante la presunción de que tenían parásitos o por haber constatado la presencia
de los mismos. Dichos pacientes han recibido alguna vez medicación antiparasitaria gratuita provista por entidades
estatales. El 24% de los entrevistados usa remedios caseros, en especial el paico y en menor proporción: las semillas de
zapallo, el mamón y el ajo.
El 63% dice haber recibido información profesional acerca de los parásitos y las enfermedades parasitarias; sin
embargo, en el momento de responder sobre el tema ninguno habla de la patología y sí de los síntomas. El 18% conoce
el tema por canales informales; y el 19% no sabe de la cuestión.
Sobre las concepciones acerca de los parásitos y las enfermedades provocadas por éstos:
De un análisis global de la información suministrada por los entrevistados se construyeron representaciones básicas, las
que pueden sintetizarse en una serie de generalizaciones, a saber:
• Solamente son parásitos los enteroparásitos. Los ectoparásitos no son tales.
Ninguno de los entrevistados hizo referencia a la pediculosis o a la escabiosis (sarnilla) cuando se los interrogó si
conocían algún parásito. Aquellos que conocían enteroparásitos por haberlos padecido o por algún familiar saben
describirlos en forma sintética, suficiente para identificarlos. Así, mencionan a “gusanos blancos, chiquitos” lo que se
corresponde con Enterobius vermicularis; “blancos y largos”, “como una lombriz blanca”, “miden 12 cm.” Se trata de
Ascaris lumbricoides y finalmente diferencian bien a los cestodes con el nombre de “lombriz solitaria”.
• No todos los parásitos son determinantes de enfermedades.
• Las parasitosis no son enfermedades, o bien no son enfermedades graves.
• Las parasitosis son propias de los niños y esto es inevitable.
• Los únicos parásitos dañinos son los que afectan a los adultos.
Estas cinco representaciones llevan a minimizar la importancia de las parasitosis y son demostrativas de la falta de
conocimientos sobre las enfermedades parasitarias.
• A diferencia de las concepciones sobre las patologías, la mayoría identifica los síntomas.
“La picazón de la zona anal es un síntoma de parasitosis” fue la respuesta del 63% de los entrevistados. En menor
proporción lo relacionan con el aspecto: delgados y pálidos; con problemas gastro – intestinales como “dolor de panza”,
diarrea, vómitos; con problemas neurológicos: sonambulismo, hablar en sueños, pesadillas y dificultades para dormir;
con conductas compulsivas: comen tierra, jabón, dulces.
• Las parasitosis se transmiten por distintos medios (suelo, agua, alimentos, animales, personas).
La mayoría identifica a los perros y al exceso de polvo que hay en el pueblo (las calles son de tierra) como los
principales transmisores. Esta representación es la que apoya la idea de que no se puede combatir a los parásitos. Pero
también reconocen a los alimentos, el agua, el compartir la ropa y la falta de higiene como fuente de contagio. Junto a
estas respuestas se identificaron algunas concepciones de tipo generación espontánea: “Los parásitos aparecen por
comer muchos dulces”, “hay que evitar los dulces por que producen parásitos” y otras fatalistas “están en todas partes,
es normal”, “no se puede prevenir”, “son cosas de niños”.
Solo tres de los encuestados identificaron la transmisión feco - oral como la principal vía de contagio.
Del análisis de las respuestas surge que, si bien tienen ideas sobre la transmisión, no diferencian cuál corresponde a
cada tipo de parásito.
• La higiene personal y de las viviendas y el lavado y cocción de los alimentos son las medidas de prevención.
Estas representaciones están estrechamente relacionada con el punto anterior, así se pueden rescatar las siguientes
respuestas: “tratamos que no jueguen tanto en la tierra”, “hago que se limpien las uñas” con lo que se pone en evidencia
una vez más la idea de la relación niño – parásito. Otras: “lavo todo con lavandina”, “poner dos gotas de lavandina en el
agua” demuestran lo aprendido durante las campañas de prevención del cólera.

Conclusiones
Por estudios previos se sabe que la población analizada cuenta con importantes niveles de parasitosis en la franja etaria
infantil (Milano et al, 2005). Si se analiza las características del contexto, sobre todo lo vinculado con la disponibilidad
de agua potable, la presencia de servicios de salud y otras condiciones que hacen a la posibilidad de transmisión de
dichas enfermedades; la comunidad de Santa Ana no constituye per se el perfil más oportuno para que éstas se instalen
y reproduzcan.
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Lo que a primera vista parece contradictorio o poco entendible, se esclarece al interpretar las creencias que los
pobladores tienen acerca de los parásitos y las enfermedades generadas por éstos, cuyos elementos constituyentes no se
sustentan en la información recibida de los profesionales de la salud.
Cuando los informantes aducen que no todos los parásitos son determinantes de enfermedades, cabría preguntarse cuál
es para ellos el concepto de enfermedad. Al parecer, sólo es patología aquello que refiere a cierto estado de gravedad,
situación en las que generalmente no se encuadran las parasitosis presentes en el medio. Del mismo modo, no serían
parásitos los ectoparásitos, dados que al situarse externa y sólo temporalmente, no revestirían gravedad alguna y por
ende, tampoco constituirían enfermedades.
Las concepciones acerca del parásito y la enfermedad conllevan a su naturalización y, por ende, a no emprender
estrategias del control, no obstante conocerlas.
El hecho de concebir la enfermedad como natural o inevitable en los niños, explica los altos niveles de parasitosis en
esa franja de edad de la comunidad estudiada.
El presente trabajo da cuenta de que no bastan los recursos sanitarios para un adecuado control de las enfermedades
parasitarias, si éstos no van acompañadas de estrategias de difusión, no tan sólo en el marco de las políticas en salud,
sino también en las de educación.

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