Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
pablobilyk@yahoo.com.ar, juanbab@yahoo.com.ar
ARTÍCULO
Abstract
Teniendo en cuenta los niveles de integración, el nuevo lugar del tiempo libre, y la nueva
apropiación de los espacios en la vida cotidiana, el fútbol puede ser interpelado como un
problema de estudio complejo, desde sus dimensiones política y epistemológica.
Abordar desde la Comunicación, las relaciones y los vínculos que establecen la lógica de los
“desterrados”, permitió bucear en las prácticas históricas que constituyeron la acción colectiva:
la socialidad, los modos de “estar juntos” frente a la imposición/pérdida de la localía del fútbol
profesional del Club de Gimnasia y Esgrima de La Plata.
Es posible aún, y a pesar de ello, hacer visibles desde la investigación espacios de acción
colectiva.
Existen numerosos trabajos de autores que analizan movilizaciones colectivas de lucha, dentro
de los espacios tradicionales (sindicatos, partidos políticos, etc.) y no tan tradicionales (rock ,
asentamientos , fábricas recuperadas , etc.). ¿Podría pensarse una acción colectiva y
resistente, organizada dentro del campo deportivo, y más específicamente del fútbol?
Justamente ésta será la aventura.
1
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Pablo Alabarces, en “Fútbol y Patria” (2002), plantea que el fútbol durante el Siglo XX funcionó
como fuerte operador de identidad, siendo un eje eficaz de identidades locales que encontraron
en este deporte un punto de articulación (en sus prácticas y repertorios culturales, en la
invención de una cultura futbolística, de una tradición, de un estilo nacional pero también de
variados estilos locales).
Este nuevo sentido con que se cargó al fútbol, como aglutinante de una multiplicidad de
actores, comenzó a generar estudios sobre las identidades en el campo de las Ciencias
Sociales. De este modo, desde la perspectiva de la Comunicación, puede iniciarse un rastreo
valioso que podría aportar nuevas miradas dentro de la complejidad de las áreas que estudian
la subjetividad social. Comenzar a indagar “las zonas que las normas clásicas definieron como
`culturalmente invisibles´, ahora se les ha puesto tanta atención que constituyen los problemas
principales del análisis social” (Rosaldo, 1989: 182).
Se trata del rastreo de los espacios que fueron excluidos de los intereses académicos, por ser
“naturales” ante los anteojos del investigador. Hoy resultan seductores para el campo de
estudio, por su valor teórico-conceptual, por la cercanía con el problema (en cuanto al acceso
al campo), y por sugerir posibles lecturas ante las complejidades urbanas contemporáneas. Los
grandes problemas macro dejaban de lado las cuestiones micro para estudiar sólo aquellos
problemas universales, ignorando la vida cotidiana, las emociones, los sujetos anónimos con
capacidades de producir y no sólo de reproducir visiones de mundo.
El fútbol, analizado desde sus antecedentes de investigación (trabajos como los realizados por
Alabarces , Archetti , entre otros), representa un nuevo lugar con nuevas significaciones ante
una reorganización del espacio social. El rol activo de los sujetos en la construcción de sus
identidades puede visualizarse como lucha y como prácticas de producción:
“Allí, en ese desplazamiento que retoma las prácticas futbolísticas pero las coloca en nuevos
contextos para producir nuevas significaciones, aparecen las únicas posibilidades para una
sociedad civil debilitada y periférica de construir nuevos relatos de identidad” (Alabarces,
2002:211).
AL FONDO DE LA RED
Ese origen europeo y elitista fue atravesado por una transformación, pasando a formar parte de
otro sector social, con otro arraigo en sus bases, que comenzó a construir el Fútbol Argentino
(Fabbri, 2006:12). La lógica del fútbol inglés –y sus modos-, trasladada a otro espacio, iba
mutando a partir de un proceso de integración diferente. Los clubes comenzaban a acelerar la
2
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Para Alabarces (2002:4), la dinámica de creación identitaria exige una alteridad, la necesidad
de un Otro. Ese Otro, en la criollización del fútbol, es el Inglés. La apropiación de la práctica
futbolística se consolida, en un doble movimiento transformador, con el paso de los británicos
hacia el rugby, ante la presencia mayoritaria de argentinos nativos –hijos de italianos o
españoles- en los diferentes clubes de fútbol:
“Luchas desiguales para conseguir un terreno propio, para que alguien pusiera el dinero que
permitiera comprar camisetas, una pelota o incluso un sello que identificara al nuevo club. Todo
valió la pena para alumbrar una enorme cantidad de instituciones que siguen en pie, por
encima de dictaduras, crisis económicas y catástrofes deportivas” (Fabbri, 2006:13).
“un espacio transclasista, donde distintos sectores sociales imprimen sus marcas de
apropiación, atravesado por lógicas de generación de plusvalía que opacan las de producción
de sentidos heterónomos” (Alabarces, 1997). “Comprender el campo de estudio del fútbol,
‘significa recuperar una mirada jerarquizadora de los valores que ubique la práctica en un
conjunto de prácticas y en correlación social con otras’” .
PUNTOS DE VISTA
“La comunicación es construcción social de sentidos, puesta en común, tiene que ver
intrínsecamente con los modos de la socialidad, del estar juntos. Se `perderá´ el objeto, los
medios, para construirse nuevos objetos, nuevas referencias y nuevas prácticas legítimas de
hacer investigación, abriéndose unos horizontes de inmensa riqueza para toda la comunidad
de investigadores” (Saintout, 2003:84)
3
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
análisis de todas las prácticas sociales. La sociedad total, observada desde la dinámica de
construcción y reelaboración constante, histórica y cotidiana de la significación.
La cotidianeidad y las relaciones entre los actores adquieren sentido a partir de considerar a la
cultura como megaordenador de los mundos sociales . Entender a éstos como sujetos a una
variación constante entre lo fijo y lo móvil , significa entender la cultura como proceso, que se
vale de lo histórico y se nutre de la constante construcción de sentido.
“…una serie de rupturas en el mundo moderno de las últimas décadas: la tendencia hacia la
salida de un mundo definido desde lo nacional hacia un mundo globalizado y/o mundializado; la
inscripción de las identidades territoriales en procesos de desterritorialización; la reapertura de
un mercado mundial; el cada vez más visible cambio de una economía productora de
mercancía a una productora de servicios” (Saintout, 2003:88).
“la identidad emerge y se afirma sólo en la medida en que se confronta con otras identidades
en el proceso de interacción social. […] Las personas se autoidentifican en y por su
participación en acciones comunicativas, en la medida que esa autoidentificación,
autoreconocimiento o autoadscripción, es reconocida intersubjetivamente” (Idem).
“...el valor principal es el arraigo, que se manifiesta mediante una naturalización ideológica de
las relaciones sociales cuando se hace presente la deshistorización de un “antes”
indeterminado en el tiempo, cuya definición es el producto de la oposición con el “ahora”
cambiante del barrio y que llamamos época base de la identidad barrial.” (Gravano, 1997).
Fue necesario comprender la cultura del barrio, del espacio en juego, del lugar donde se
produce y reproduce sentido y lucha, de acuerdo a una misma identidad de grupo, a un mismo
proceso histórico.
4
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Cada uno de los clubes del fútbol argentino ha forjado y construido su historia en base a
territorios materiales y simbólicos. Sus estadios y barrios circundantes, sus calles, representan
mucho más que el simple emplazamiento edilicio donde se desarrolla la competición deportiva.
Para los hinchas, su estadio es “su casa”, donde todos comparten los valores, los rituales, los
lugares que desde la infancia comienzan a cargarse de un sentido compartido.
La relación con el club de fútbol configura un vínculo histórico, con instancias de socialización
constantes. De manera que, para un hincha de fútbol, la identificación con el club no acaba en
la primera instancia socializadora. Comienza a forjarse, como afirmarían Berger y Luckmann
(2001), desde la internalización, los diferentes mundos objetivos que construyen los sujetos de
una sociedad.
El objetivo del abordaje fue entonces, rastrear la relación Fútbol e Identidad, en la experiencia
de los denominados “desterrados” del Club de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Un grupo de
hinchas que, a raíz de la decisión –por parte de la dirigencia del club- de trasladar la localía del
fútbol profesional, se organiza y resiste a la medida, como si fuese una cuestión de
movimiento, trascendental para sus vidas.
El desafío de abordar al fútbol como práctica sociocultural, como arena conflictiva (González,
1996), por la producción de sentidos y significaciones, obliga a plantearse ciertas líneas
conceptuales que modelen la lógica de la investigación. La propuesta será entonces:
-Continuar en armonía teórica con las miradas que encuentran en el fútbol un fenómeno que
trasciende lo meramente lúdico.
-Complementar los trabajos de investigación que analizan el fútbol desde una posición
estructuralmente definida . Los antecedentes rastreados sobre la temática, plantean una
regularidad en su abordaje: se entiende al fútbol sólo como reflejo de las problemáticas
5
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
REDONDA IDENTIDAD
“la perspectiva de los frentes culturales normalmente nos deja observar formas simbólicas y
prácticas sociales que por efecto de múltiples operaciones (económicas, políticas y
especialmente culturales) se han convertido con el tiempo en obvias, comunes y compartibles
entre agentes socialmente muy distintos” (González, 1998).
“Se propone a los frentes culturales como una forma que puede ser útil para volver
metodológicamente operable y teóricamente inteligible en una escala de procesos locales los
espacios cotidianos de condensación, interpenetración y fronteras que entre las diversas
fuerzas componentes de la dinámica cultural de las sociedades desniveladas se forman en la
constitución de identidades y modos de auto-representación colectivas” (González, 1994:83).
Pensar al Fútbol como Frente Cultural, significa pensarlo como espacio donde se construye
sentido social, se desatan luchas por el poder, la hegemonía, la legitimidad cultural, y se
aglutinan elementos culturales transclasistas de la vida cotidiana.
Se rastrearon los vínculos que se construyeron en dicho grupo para configurar las prácticas de
resistencia. La mirada de la investigación estuvo focalizada en el rastreo de aquellos sentidos
generados por los sujetos, en el escenario en cuestión.
6
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
DE PATRICIO A…PLEBEYO
Son aquellos nuevos pobladores quienes el 3 de Junio de 1887 fundan el club de Gimnasia y
Esgrima de La Plata, con la intención de recrear el modelo de institución impulsado por Adolfo
Mitre . Se trataba de la constitución de un espacio donde se desarrollaran actividades físicas –
como esgrima y gimnasia-, manteniendo los verdaderos atributos del espíritu del hombre
(Beluardo y Díaz, 2005).
En 1905, a partir de la creciente expansión del fútbol como disciplina fundamental de las
instituciones –que surgían en forma paralela a las de prestigio-, Gimnasia transita un período
de disidencia entre sus miembros. Los que querían mantener la tradición de desarrollo de
actividades en espacios cerrados, frente a quienes sostenían la apertura hacia los deportes al
aire libre. Es así como surge el club Estudiantes de La Plata , a partir de un desprendimiento de
Gimnasia.
En 1912 un grupo de futbolistas que mantenía una disputa en Estudiantes, decide incorporarse
al Club Independencia. Es Gimnasia y Esgrima quien canaliza las inquietudes futbolísticas de
aquel desprendimiento de jugadores, logrando el regreso de la práctica del fútbol, formando un
poderoso equipo que consigue el ascenso a primera división .
“Sobre el Río de La Plata, cerquita de La Plata, están las ciudades de Ensenada y Berisso,
donde se instalaron frigoríficos a fines del siglo XIX. Albaneses –los primeros-, rusos, polacos,
yugoeslavos (como el célebre Josip Broz, Tito) vinieron a dejar sudor y esfuerzo en el
frigorífico. El fútbol prendió rápido y los obreros tomaron partido por Gimnasia, antes que por
Estudiantes. Eso provocó que cambiara la cuna histórica del club, porque sus fundadores
habían sido gente de las clases acomodadas de la ciudad de La Plata. Ahora, el sentimiento
era compartido por otros, con menos suerte y muchísima ilusión.” (Fabbri, 2006:44).
A partir de este giro institucional, la historia de Gimnasia comienza a construirse desde otro
espíritu y otros valores –relacionados al fútbol, al barrio, a la periferia, al trabajador-, que
forman parte e identifican, según los “desterrados”, al club y sus hinchas. Gimnasia se
constituyó en el primer club que practicó fútbol en la ciudad de La Plata. La institución
conquistó trascendencia y popularidad incorporando nuevos sectores sociales .
7
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
LA ÚLTIMA VEZ
La categoría “desterrados” intenta ilustrar una situación traumática para los hinchas que
ocupan material y simbólicamente el territorio de su estadio y sus espacios. La movilización y el
drama por el traslado de la localía dan muestras significativas del arraigo y la pertenencia al
lugar.
Ochenta y dos años después de jugarse el primer partido en el Estadio del Bosque (el 27 de
Abril de 1924), Gimnasia se traslada al Estadio Ciudad de La Plata, generando una convulsión
de nuevos y viejos sentidos entre los hinchas que “perdieron” su espacio.
La ruptura con la tradición forjada y construida en el territorio donde los hinchas compartían
espacios, sentidos, símbolos y prácticas, se materializa durante un largo proceso de
negociaciones, complicidades, resistencias y decisiones políticas, que derivaron en el cambio
de la localía.
Para entender el conflicto y la resistencia es necesario revisar el proceso histórico –del traslado
de la localía- que ilumina el complejo entramado identitario que operó en un grupo de hinchas,
quienes tomaron la decisión de resignarse y abandonar el ritual futbolero .
“El club organizador haciendo caso omiso a las medidas de seguridad dispuestas por este
organismo, permitió que varios simpatizantes locales se encontraran dentro del estadio varias
horas antes de la apertura del mismo, impidiendo habida cuenta de la gran cantidad, que
personal policial pudiera evacuarlos en forma pacífica.” (sic)
El presidente de Gimnasia, Juan José Muñoz, decidió trasladar la localía del club al estadio
Ciudad de La Plata tras una reunión con el Gobernador de la provincia de Buenos Aires ,
argumentando que las estructuras del estadio del “Bosque” son “obsoletas” , además de
sostener que “no dan los tiempos y tampoco tenemos ahora ese dinero, es imposible para
Gimnasia afrontar un gasto semejante. Nosotros lo que pedimos es que nos permitan seguir
jugando en nuestra cancha y que nos den un tiempo prudencial para realizar las obras después
que termine el clausura.” .
La determinación tomada por el presidente a cargo del club, configura un nuevo escenario para
los hinchas que forjan un fuerte vínculo y arraigo identificándose con su club, y sus espacios de
pertenencia.
Muñoz llegó a la presidencia de Gimnasia con el aval del 60,4 % de los socios, el 27 de
Noviembre de 2004. Según el periodista Gustavo Veiga , el primer mandatario Gimnasista se
perfilaba como un empresario platense participante de once compañías. Ex comerciante de
peras y duraznos en el centro de La Plata, se habría extendido durante la década del ´90 –
cerca del ex presidente Menem- en actividades como la Asociación Mutual de Trabajadores del
Estado (AMTE), el Banco del Sol, una compañía de turismo y otra de seguros (Veiga, 2005).
Su discurso se corresponde con el del empresario exitoso y perseverante:
“Dios me dio el don de ser exitoso. Pude ponerme una constructora, hice negocios
inmobiliarios, refloté una empresa de seguridad que estaba quebrada, compré otra de limpieza.
8
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Ahora tengo nueve, entre ellas una cadena hotelera, una financiera, una aseguradora, un
estudio de diseño gráfico y una agencia de viajes.”
Según Juan Manuel Allan , Muñoz triunfó en las elecciones haciendo alarde de su “fortuna” y
asegurando así, el éxito deportivo
Ochenta años después de la inauguración del estadio del “Bosque” –símbolo de la identidad de
Gimnasia-, comienza la lucha de un grupo de hinchas que resisten a la mudanza de su localía
–y la consecuente pérdida del territorio- al controvertido estadio Ciudad de La Plata (también
llamado estadio Único).
Luego de casi veinte años, de sucesivas propuestas y diversas aspiraciones, las Cámaras de
Diputados y Senadores bonaerenses aprobaron la Ley de cesión de tierras para la construcción
del estadio. Bajo la Ley 11.188, se creó la Fundación Estadio Ciudad de La Plata, y se convocó
a un concurso nacional para el diseño del complejo. La propuesta del arquitecto Roberto
Ferreira fue la elegida, y en 1996 se creó la Unidad Ejecutora Estadio Ciudad de La Plata, la
cual se disolvió en Agosto de 2001. El proyecto debía responder a las normas de seguridad
internacionales vaticinadas por FIFA y UEFA .
Eduardo Duhalde había impulsado la idea de “decorar” la obra con un majestuoso techado que
convirtiese al estadio, en el primer campo cubierto de Latinoamérica. El anhelo finalmente no
fue concretado, y se convirtió –por aquel entonces- en un depósito más del Astillero Río
Santiago de La Plata, costándole a la Provincia la suma de 23.547.218,31 pesos (Veiga, 2002)
“La progresión de los gastos ha sido escalofriante. Cuando en noviembre de 1990 comenzó a
analizarse en firme el proyecto del estadio único, se especuló con una inversión próxima a los
tres millones de dólares, por la utilización de hormigón pretensado en la construcción. Casi dos
años y medio después, el arquitecto Roberto Ferreira ganó el concurso para levantar el
escenario ubicado en las calles 23 y 532, con un presupuesto de 15 millones. Corría el 26 de
abril del ‘93, pero las primeras columnas del estadio se colocaron recién el 23 de febrero de
1998. Para entonces, ya había quedado atrás el costo de 25 millones por una cancha sin techo
9
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
y para 32 mil personas. La cuenta ascendía a 60 millones porque, entre otros gastos
suntuarios, a Duhalde se le había antojado la idea del techo.
Lo curioso es que la unidad ejecutora del proyecto se desmontó en febrero de este año y a la
constructora que llevó adelante las obras, Sade Ecodyma, se le rescindió el contrato en el
2000, después de que la ex empresa del grupo Pérez Companc reclamara un resarcimiento
económico mientras renegociaba su continuidad. Entre otras cosas, pedía que se le
reconocieran ciertas pérdidas presuntamente ocasionadas por huelgas del personal que
trabajaba en el obrador.” (Veiga, 2002)
Finalmente, tras reanudarse las obras en el año 2002 –por impulso de Duhalde , Alak y Solá -,
el estadio Ciudad de la Plata fue inaugurado el 7 de Junio de 2003 con el recital del grupo
folklórico Los Nocheros. La apertura “futbolera” de gala se concretó un mes después cuando
las selecciones de Argentina y Uruguay disputaron un amistoso internacional.
Los costos del nuevo estadio ascendían para 1998 a 72 millones de pesos (dólares),
aproximadamente, según el Ministerio de Economía de la Provincia. Realizando un análisis
comparativo, sólo los gastos administrativos (papeles, lapiceras, escritorios o sueldos de
funcionarios) del estadio de La Plata , superaron por 2 millones al costo total de la construcción
de la cancha de San Lorenzo de Almagro (Fanjul, 2003).
Hasta el momento, el estadio Ciudad de La Plata, es administrado por partes iguales por los
clubes Estudiantes y Gimnasia, mediante la conformación de una Fundación que lleva el
mismo nombre del complejo. Sin embargo, el control central es gobernado por el Estado
provincial, destinando cada año, una partida presupuestaria en infraestructura para el estadio
(Fanjul y Sahade, 2005).
La construcción del “Ciudad de La Plata”, no debería ser entendida sólo como el anhelo de los
estados municipal y provincial: el apoyo y oportunismo dirigencial histórico de los clubes
platenses, constituyen dos pilares significativos en la consolidación del mega proyecto.
La preeminencia del mercado no está dada sólo como un instrumento económico, “sino un
recurso valioso de control social con el fin de: destruir mecanismos mediadores, organizativos,
promover la desarticulación social, la atomización y la competencia, resignificar identidades,
10
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
tanto de trabajadores como de empresarios, claro está, no de manera simétrica para ambos .
“...los efectos del fútbol y de todo aquello que lo rodea –movilización de hinchas, del Aparato
represivo del Estado, de los medios, del dinero, entre otros- son objeto de las discusiones que
exceden el tiempo y el espacio del juego propiamente dicho, siendo uno de los temas
predilectos de las conversaciones amenas.” (Oliven y Damo, 2001:87)
¿Cómo hacer visible el conflicto y la disputa por un territorio simbólicamente ocupado? Para
entender y abarcar la complejidad de una lucha por la identidad en relación al fútbol, la
propuesta se vale de la teoría de los campos de Pierre Bourdieu, atendiendo a las relaciones
objetivas y las representaciones que los agentes tienen de esas estructuras (Gutiérrez, 1994).
Por lo tanto, nombrar el campo específico de contienda, torna perceptible el juego por la
identidad.
Los “desterrados”, a partir de resistir a la norma oficial –negar el cambio de localía del fútbol
profesional, abandonando el estadio del “Bosque”, sede histórica del club-, mediante la acción
colectiva y organizada, generan “nuevos” sentidos dentro del campo.
La creciente mercantilización del fútbol generada a partir de la participación –cada vez más- de
las empresas, colabora con la transformación de los mismos clubes, bajo las normas de los
negocios, influyendo en todas las relaciones futbolísticas. Esos clubes mutan ahora su objetivo
fundacional. Damo y Oliven plantean que las instituciones “buscan la ganancia y ésta debe ser
obtenida en todos los niveles: por las entradas a los juegos, por la venta de los productos
ligados al equipo, por la publicidad, por la venta de jugadores, etc.” (Oliven y Damo, 2001:106-
107).
11
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
“Y para construir, para pensar, para ver y para cambiar hay también que arriesgarse a domar -
dentro de sus determinaciones- la realidad y para ello tenemos que arriesgarnos a "nombrarla".
-Sea pues. . .! ” (González, 87:41)
Coincidiendo con Alabarces (2002:23), “no hay manera de entender el objeto propuesto sin
atender a los modos como se fue constituyendo en el tiempo, en su doble juego de práctica
autónoma –el surgimiento de un ‘campo deportivo´ en términos de Bourdieu (1993)-”, y como
generador de lazos identitarios. Es indispensable pensar las relaciones históricas para mirar y
reconstruir el campo de conflicto de los “desterrados”.
La problemática se instituye dentro del campo futbolístico, con sus reglas propias del juego –lo
relacionado al sentido lúdico- y la participación de los agentes que disputan el capital específico
–del campo- en juego.
Los jugadores pujan por lograr la posición dominante en el campo. Todos valoran el capital
específico en contienda y cooperan con fuerzas antagónicas. La lucha se desata por forjar y
consolidar un modelo de club, de construir un espacio para las identidades. El juego por
establecer los valores de institución, la misión, la visión, el territorio, la historia legítima.
La posición dominante es la del poder oficial, la de los dirigentes del club que decidieron el
traslado de la localía del estadio, luego de ochenta años, correspondiéndose con un patrón
hegemónico dirigencial. Los intereses puestos en marcha, bajo una visión de mundo,
mantienen la línea de lo pragmático.
Las decisiones oficialistas responden por un lado, a las reglas de mercado, que generan que lo
histórico y la memoria sean relegados por los valores financieros (“La modernización del
fútbol”. Aumento en el ingreso por merchandising y sponsors), y por el otro, a las presiones y
relaciones con los grupos de poder (funcionarios de gobierno Municipal, Provincial y
Nacional).
Contra las normas y decisiones oficiales, el grupo de hinchas “desterrados” plantea una
revalorización de la historia y la memoria como identidad, como institución ideal articulada a la
sociedad mediante fines sociales –como instancia de socialización, a partir de un territorio en
común-, antes que de mercado. El colectivo resiste a las disposiciones mediante la negación
del proyecto oficial, a partir del reconocimiento del poder hegemónico. Es decir que la
contienda se da en plano simbólico y material. Una lucha por la historia, la memoria, y el
territorio: la identidad.
Entender la carga de lo pasado, permitió pensar “lo pesado” del conflicto. Pesado en términos
de la complejidad para pensar y caminar el presente, desde la experiencia de los sujetos,
inmersos en la turbulencia de la cotidianeidad.
12
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
La etnografía de la vida cotidiana, de los relatos, que se obtiene a partir de oír las voces de los
sujetos, fue significativa para poder rastrear la construcción de sentidos de los “desterrados”.
A partir de Lourau (2001), es posible darle entidad a la noción de grupo -entendido como un
conjunto numerable de personas con un objetivo en común- y su conformación.
Según Lourau, las instituciones y los grupos surgen a partir de tres instancias: Universal,
Particular y Singular. La universalidad, es el momento positivo, se refiere a un valor abstracto
reconocido socialmente (trabajo, familia, amor a los hijos, etc.), la particularidad es un hecho
social y concreto, una instancia de negación de la universalidad, donde no se encuentra
contemplada. Por último, la singularidad es la positivización de la particularidad al constituirse
la institución.
13
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
desde esquemas lineales y mecanicistas de comunicación-, sino que son entendidas desde el
entramado cultural.
“Nosotros te expulsaremos del espacio social donde funciona esa legalidad […] En realidad el
castigo ideal sería simplemente expulsar a las personas…” (Foucault, 1998:94)
El punto de partida que llevó a nombrar a los “desterrados” como desterrados, fue justamente,
el conflicto con su tierra. Enmarcados por las lógicas estructurales, la acción colectiva surge a
partir de la defensa del territorio, elemento constitutivo de su identidad como grupo -según los
relatos de los protagonistas-.
Si bien antes de que Gimnasia jugara por primera vez en el estadio Ciudad de La Plata, un
grupo de hinchas del club se movilizaba para mantener la localía de la cancha del “Bosque”
mediante vías estatutarias, el 8 de Febrero de 2006 la resistencia se desplazaba al plano
simbólico . Mientras el equipo de fútbol, sus colores, sus rituales, su historia como institución
giraba hacia la voluntad de quienes dominan el campo, los “desterrados” cobraban entidad y se
re-conocían como actores dispuestos para la lucha por definir el modelo de club.
Sin dudas los “desterrados” no se erigen –no se nombran- como meros espectadores del fútbol
como entretenimiento aglutinador de millones de miradas. Dentro del campo ocupan el lugar de
hinchas fanáticos siguiendo con las diferenciaciones de Daniel Zambaglione . Los hinchas
fanáticos se construyen como seguidores fieles a su club, a sus colores, encargándose de
demostrarlo y enunciarlo continuamente. Se diferencian del espectador común al soportar todo
tipo de adversidades o dejando de lado compromisos de índole familiar, para que nada ni nadie
evite el encuentro con el club de sus amores.
“En los frentes se lucha por la legitimidad de una cierta forma de definición (visión/división) de
la vida, básicamente por medio de algún o algunos aspectos o formas culturales
elementalmente humanas.” (idem:84)
La entrevista, y más aún la historia de vida, permitieron soslayar las especificidades de las
trayectorias de los “desterrados”, logrando así, encontrar regularidades y diferencias dentro del
colectivo. Tres categorías se elaboraron en el abordaje del caso:
14
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
-los hinchas de la vieja guardia, mayores de 50 años, reconocidos en el campo como los
portavoces del sentimiento del club –en las décadas del ‘60/’70-, diferenciados como
vanguardia en la actualidad.
-los jóvenes experimentados, mayores de 25 años, quienes ya han recorrido un espeso camino
dentro de la institución –cuentan ya, su propia historia-, y son los que se encargan de llevar
adelante los procedimientos legales del movimiento (además de erigirse como potenciales
dirigentes).
-la nueva guardia, menores de 25 años, quienes a partir del conflicto identitario, comienzan a
relatar sus primeras experiencias en la vida institucional.
Los estamentos se nutren de diversas experiencias que dan cuenta que la pelea por la
identidad, transita más allá de las determinaciones económico-sociales. No sólo participan
hombres y mujeres, de diferentes grupos etáreos y formación académica , de distinta ideología
política , de diversa trayectoria como hincha –algunos han “nacido de Gimnasia”, otros se “han
hecho de Gimnasia”-, sino que no se encuentran unidos por una misma historia de origen (en
cuanto a lugar de nacimiento, poder adquisitivo ).
Las tres categorías se conforman como activos participantes, elaborando sus acciones sobre
necesidades y valores compartidos, y creyendo que es legítimo luchar por una historia de club
y su territorio –el estadio del “Bosque”-. De manera que se encuentran mancomunados a
través de vínculos materiales y simbólicos comunes para el colectivo:
• Compartir territorios y espacios del club, como elementos propios de sus identidades,
confirmando que Gimnasia –a partir del fútbol- es una parte fundamental de sus vidas.
• Compartir una misma idea de club, construida desde la recuperación de aquella noción de
“Gimnasia popular”, nacida con la incorporación del fútbol a la institución, en tiempos de su
fundación.
Tribuna Gimnasista nació el 11 de Diciembre de 1988, fundado por Néstor Basile, ex periodista
sindical, exiliado político durante la última dictadura militar, identificado con el peronismo. Su
pensamiento se construye desde una constante postura crítica para observar el escenario de
15
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
disputa donde se enmarca el fútbol. Los cuestionamientos recaen fundamentalmente sobre las
sociedades anónimas que pretende un “fútbol superprofesionalizado, donde se ha
industrializado hasta el aliento” (Caviglia, 1997) y sobre la “superestructura cultural productora
de zonzos en serie” (Basile, 1991) .
El estilo discursivo del periódico podría ser comparado con aquellas lógicas narrativas y modos
organizativos de hacer política de los setenta. Los militantes actuaban “hablando y hablando
para cambiar la cultura de la gente o para convencerte” (en Bianconi, 2002:67):
“También ellos tenían una vida privada oculta: se cambiaban los nombres, nunca decían dónde
vivían y tampoco contaban sus actividades: eran reservados, con nosotros hablaban de
cualquier cosa menos de política, escribían dedicatorias como de poeta, tejían, pintaban o
leían.” (ídem)
“La ciudad sabe que la historia de este engendro vulgarmente conocido como Estadio Trucho,
nos ha tenido siempre como contestatarios de la maniobra. Nos opusimos desde el vamos y
dimos razones. El triperío nos dio reiteradamente su apoyo” (Caviglia, 1995:3)
No sólo se funda en torno a las críticas mencionadas. Tribuna Gimnasista se erige como el
organizador colectivo que aglutina a las fuerzas que pujan por un fútbol popular enmarañado
con una “temática que jamás reniega del sentimiento” , encontrando el motor de la
transformación y conservación de la pasión futbolera en el “fervor inclaudicable de los
‘comunes’ que año tras año postergan las esperanzas para el próximo campeonato y no
precisamente (salvo honrosas excepciones) por la dirigencia, que en la mayoría de los casos
hizo gala de una incapacidad de grado sumo” . La prédica pretendía “una camiseta para cada
pibe y una filial en cada barrio.”
“Lo que existe y seguirá existiendo es la dominación y esa dominación implica la dimensión del
que domina, de lo dominado, de lo hegemónico y de lo subalterno. Eso es lo popular.”
(Alabarces, 2004:33)
16
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
se ha sido y se quiere ser, recuperar el pasado –vida-, frente al rechazo de lo que se impone
como modelo mercantilizante del fútbol –muerte.
"cada grupo social, naciendo en el terreno originario de una función esencial del mundo de la
produc¬ción económica, se crea conjunta y orgánicamente uno o más rangos de intelectuales
que le dan homogeneidad y concien¬cia de la propia función, no sólo en el campo económico
sino también en el social y en el político" (Thwaites Rey, 1994)
La conformación de los “desterrados” como grupo, afirma un trayecto dinámico forjado en una
identidad relacional. Entre las clasificaciones de Chanfrault-Duchet (en Lindon, 2000:101-121)
se observan tres campos en la identidad: el individuo, la comunidad y la sociedad. Desde aquí
se afirma la relación recíproca con la memoria –categorizada también por sus tres campos.
Los campos de la memoria funcionan como depósitos de experiencias que al ser “visitados”
movilizan hacia la pregunta de “quién soy”. La identidad se presenta como proceso de control
sobre las relaciones, regulando los deseos, las acciones y los proyectos de los sujetos.
La capacidad de intervención del agente de Guiddens, al analizar la identidad del yo, le permite
“ser capaz de ‘obrar de otro modo’ significa ser capaz de intervenir en el mundo, o de
abstenerse de esa intervención, con la consecuencia de influir sobre un proceso o un estado de
cosas específicos” (Guiddens, 1998:51). Por lo tanto la identidad está ligada a las decisiones
que el individuo toma en cada una de sus acciones.
La mirada investigativa se posó sobre el frente de lucha de los “desterrados” como expresión
de identidades colectivas, teniendo en cuenta que no se trata de una suma de individualidades,
sino de trayectorias complejas identificadas en forma relacional:
La sociedad no puede ser entendida sólo desde lo coyuntural, de lo que sucede hoy. A través
de la memoria se recuperaron relatos –trayectorias, espacios, anécdotas, objetos- que dieron
cuenta de quiénes son los “desterrados”, y quiénes han sido.
17
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Rescatar la memoria es una propuesta que motiva a volver a pensar lo pasado inscripto en el
presente. Las historias “traídas” por la memoria se hacen carne y cobran vida en la
cotidianeidad, como aquello que fue o pudo ser. No sólo el conflicto forjó el grupo “desterrado”.
La memoria actuó como filosofía de lucha: "Sin memoria no hay contrato, alianzas,
convenciones, promesas, identidad, no hay vínculo social, no hay sociedad, no hay
conocimiento."
La memoria del sujeto es el procedimiento que permite salirse de lo actual, para recuperar
aquel pasado que se perdió. La búsqueda admite impulsar una memoria retroactiva:
“…de la que estamos hechos. Y que no tiene nada que ver con la nostalgia, pues su `función´
en la vida de una colectividad no es hablar del pasado, sino dar continuidad al proceso de
construcción permanente de la identidad colectiva.” (Barbero, 1987:200)
A través del viaje por las biografías de los “desterrados”, se mantuvo la vigilancia en el sentido
que le otorga María Cristina Mata. Es decir, considerar que los relatos pudieron haber sufrido
alteraciones, pero la recuperación de las historias de vida fue focalizada buscando el sentido
que orientó la reconstrucción de la identidad colectiva como grupo de lucha.
“en la conciencia subjetiva personal así como en la posición social y en la condición económica
que pueden inducir modificaciones afectando al menos el juicio sobre los acontecimientos y la
`coloración´ de la historia” (Mata, 1991:44)
18
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
LA REPÚBLICA PERDIDA
Durante ochenta años el territorio fue simbólicamente ocupado, cargado de nostalgia continua
y recurrente, que remite a lo vivido en las diversas etapas de socialización. El espacio perdido
significa, para los “desterrados”, el elemento movilizador de la lucha, y a su vez, la angustia de
un vacío irremplazable:
“Y lo visto hasta ahora nos muestra la afinidad de la noción de barrio con la reivindicación o
rescate de una vida pasada, perdida y añorada, como un valor constructor de una identidad
nostalgiosa.”(Gravano, 1997)
Lo territorial se vuelve analizable por su valor simbólico, a tal punto de poder establecer una
culturicidad de lo barrial, específica de los “desterrados”:
“Esta trascendencia simbólica de lo barrial, como valor en sí mismo, compartido por distintos
grupos sociales, podría plantear la posibilidad de constituirse en cultura, entendida como
sistema de representaciones y prácticas compartidas socialmente en torno a valores distintivos.
Potencialidad a la que vamos a llamar culturicidad de lo barrial.” (idem)
Lo barrial como territorio en disputa y significación puede recorrerse desde tres variables, des-
cubriendo la impronta del espacio, en los sujetos en lucha. La espacialidad, la escenificidad -
entendido como recinto o escenario social-, y la funcionalidad (idem) del estadio del “Bosque” y
sus lugares fueron percibidos como esos lugares socio-históricamente construidos en torno a
las identidades, traducidos en indicadores de lealtad y satisfacción, funcionando como un
sistema de distinción social y como un fijador de valores.
La espacialidad, según Gravano, representa “la articulación de las marcas, los límites y la
consideración del barrio como unidad físico-natural, y su actuación como referente tangible de
las variables de significación situacional, simbólicas e identitarias” (idem). Los espacios de la
cancha del “Bosque”, sus adyacencias y rincones, simbolizan para los desterrados, más que un
lugar donde ir a “mirar” fútbol. Son sus lugares, donde se ha forjado una historia compartida. La
apropiación hecha lugares.
19
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
“Bautizamos al bosque como ‘Tierra de la Dignidad’ y ombligo del mundo” (Néstor Basile)
El “Barrio Mondongo” toma fuerza –entre los entrevistados- como el espacio ideal aglutinador
de los valores identitarios del Gimnasia popular. Es considerado la extensión de la pertenencia
a Gimnasia y sus lugares.
El traslado de la localía –el destierro-, sin duda, revitalizó la lucha iniciada en 1990, desatando
un proceso de re-apropiación simbólica del estadio del “Bosque”. Se inicia una etapa de
“atrincheramiento” de los espacios, reflejada en diversas prácticas y marcas, en la búsqueda de
reforzar la identidad de quienes sufren el despojo de sus lugares. Significa resguardar el
estadio y que nada haga tambalear aquella memoria e historia construida en relación al
“Bosque”. El desalojo no provocó la acción mecánica del olvido en los “desterrados”. Por el
contrario, reafirmó la pertenencia elevando el ideal de lo que fue y debe ser el territorio, en
materia de identidad.
20
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
HERMANOS DE SANGRE
Pensar en la socialidad para Jesús Martín Barbero es pensar sobre los modos de “estar
juntos”, más allá de la racionalidad institucional –de pensar mecánicamente la realidad social-.
La socialidad se conceptualiza como “la trama que forman los sujetos y los actores en sus
luchas por horadar el orden y rediseñarlo, pero también sus negociaciones cotidianas con el
poder y las instituciones. Desde ella emergen los movimientos que desplazan y recomponen el
mapa de los conflictos sociales, de los modos de interrelación y constitución de los actores y
las identidades.” (Barbero, 1990:12)
Pero esa socialidad sólo se torna duradera a partir de que las prácticas conservan un sistema
perdurable. Se denomina ritualidad a esa estabilidad en la acción colectiva:
“La ritualidad es, a la vez, lo que en las prácticas sociales habla de la repetición y de la
operabilidad. Al religar la acción a los ritmos del tiempo y los ejes del espacio, la ritualidad pone
reglas al juego de la significación introduciendo gramaticalidad y haciendo así posible la
expresión del sentido” (Barbero, 1990:12)
De manera que, el espíritu del “estar juntos” –socialidad-, de las prácticas del grupo de hinchas
que resiste al resquebrajamiento de su identidad colectiva, encuentra regularidades en los
modos –ritualidad- de hacer frente (a una estructura hegemónica que establece las normas del
fútbol y el escenario de disputa), a partir de lo pretendido por el grupo de lucha, mediante
prácticas asociadas, innovadoras y cotidianas –tecnicidad-. La propuesta será entonces,
centrarse en el análisis de lo establecido como “lo natural” de lo cotidiano.
TODAVÍA CANTAMOS
“Así como no hay un grado cero de la acción colectiva, no bastan los estímulos económicos o
la oportunidades políticas para detonar la acción. La experiencia no es el producto automático
del hambre, la desocupación o la desesperación. Sin lugar a dudas, esa acción tiene que ver
con los problemas económicos, políticos y culturales, pero no es un reflejo condicionado. Para
decirlo de otra manera; no podemos entender el surgimiento de la protesta con sólo mirar los
cambios macroeconómicos estructurales (desindustrialización y desmembramiento del estado
21
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
¿Cuáles son los motivos del desplazamiento del conflicto a la lucha? El detonante para la
acción de los “desterrados”, desde una mirada determinista, sería el traslado de la localía.
Explicada la causa desde esta visión, los hinchas reaccionaron a partir de una pérdida, y
automáticamente –como efecto mecánico- se dispusieron al reclamo. Observarlo desde esta
lógica demandaría sólo una descripción de la relación fútbol/Identidad, mucho más escueta –
que un análisis simbólico-, rastreando sólo las contingencias del escenario.
Los interrogantes sobre por qué los “desterrados” pueden ser entendidos como colectivo de
lucha por su identidad de grupo, demandan el tratamiento del fenómeno desde una visión
histórica de las trayectorias. La categoría de experiencia reúne las condiciones propicias para
el caso:
“La experiencia entonces como mediación, como aquello que se encuentra a mitad de camino
entre el conflicto y la lucha. Para adelantar nuestro argumento podemos decir que la
experiencia, que explica el pasaje del conflicto a la lucha, son las prácticas y las vivencias que
forja el sujeto titular de la acción colectiva que protagoniza.” (idem)
La experiencia de cada integrante del grupo revitaliza la acción, direccionando el camino hacia
la lucha. Las condiciones y repertorios (idem) precedentes demuestran que las necesidades
“no sólo son materiales, también son proyectos de vida, de integración, de dignidad, de sentirse
reconocido física y espiritualmente al interior de una comunidad. Esta búsqueda de respuestas
a necesidades supone el surgimiento de innumerables grupos y experiencias.” (Mallimaci y
Graffigna, 2002)
Las identidades personales, dentro del grupo “desterrado”, marcaron el rumbo del colectivo. El
concepto de habitus vuelve observable lo social y lo histórico en los cuerpos de los hinchas en
cuestión. Sin trayectorias adosadas material y simbólicamente al fútbol como espacio de
identidad, no sería posible la lucha dentro del campo. Identidades individuales van forjando, en
la dinámica de grupo, una identificación colectiva que se traduce en resistencia a un modelo de
club hegemónico. La disposición a negar un proyecto que desplaza la visión de mundo de los
“desterrados”, generando “otra” manera de nombrar el mundo, configura una disputa por
ocupar el territorio simbólicamente. Es decir, en el caso de los “desterrados”, de luchar por la
identidad que históricamente se construyó en relación al espacio del fútbol. La experiencia
pesa a la hora de dar lucha.
La disputa prosiguió frente a las sucesivas comisiones del club y dirigentes municipales y
provinciales, pugnando siempre por la identidad de su lugar.
Pedidos de Asamblea Extraordinaria por parte de los socios para tratar el tema del traslado –
conjuntamente con la recolección de firmas que habiliten la solicitud-, denuncias en Personas
22
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Jurídicas por incumplimiento del estatuto de la institución –por parte de la comisión directiva de
Gimnasia-, presentación de listas opositoras para elección de cargos menores, forman parte de
la acción formal, de la batalla legal. La influencia de profesionales del derecho en el movimiento
cargó con una importancia significativa en un proceso de largo plazo.
La red de comunicación e información generada por los “desterrados” para la lucha, se tejió a
partir del reconocimiento de sus integrantes como hinchas de Gimnasia, por sus trayectorias y
vínculos con el club.
Los lazos como colectivo se iban cristalizando y reafirmando como intereses propios para la
disputa del campo. Los habitus de cada “desterrado” –su trayectoria hecha carne- se
predisponían al servicio de la organización de las acciones.
De Certeau sostiene que “pese a las medidas tomadas para reprimirlo o esconderlo, el
escamoteo (o sus equivalentes) se infiltra y gana” (De Certeau, 1996:35). Es decir que se
resalta el rol activo de los tácticos en la relación, lo cual les permite apropiarse de los objetos
de un modo particular, logrando reinventar la relación, más allá de las imposiciones del poder
formal. El lugar paulatinamente comienza a ser “suyo” mediante la apropiación simbólica,
generando la idea de que se poseen beneficios y derechos de transformación sobre el territorio
(idem).
De esta forma, puede entenderse que el espacio constituido por los “desterrados” está
determinado por las características que le atribuye la estrategia, donde los hinchas llevan a
cabo un proceso de apropiación particular. Por lo tanto, debe entenderse que son actores
sociales que viven enmarcados por un contexto histórico, pero que a su vez se encuentran
produciendo su propia historia.
Sin profesionales del Derecho, sin tradiciones de militancia, sin jóvenes apasionados, sin
trayectorias periodísticas, sin agentes que conozcan las reglas del juego, y en fin, SIN
“DESTERRADOS”, la acción quizás hubiese tenido otras características. Es evidente que la
lucha no partió de un grado cero, ni que tampoco se debe a una generación espontánea. La
representación y visión de mundo de los “desterrados” es compartida para la lucha, para
subvertir el orden y las leyes del campo, para recuperar el territorio perdido, donde “estar
juntos” y generar nuevas prácticas que nombren al escenario, signifiquen forjar su habitus de
grupo.
23
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
“La cotidianeidad es por definición lo que fluye, lo "corriente". En ese fluido de normalidad la
conciencia observadora ni pregunta ni interpreta. Todo ya está situado en su lugar y entre ellos,
el sujeto transcurre sin hacerse presente como el que soporta todas las distinciones que
estructuran esa realidad.” (Canales Cerón, 1995)
A partir del desplazamiento del mediocentrismo (los medios como objeto de estudio) a las
prácticas (a la producción social de sentidos, a la imbricación con la cultura), el estudio de la
cotidianeidad se torna fundamental para el abordaje. La relación fútbol/identidad demanda un
buceo sobre la zona de lo “obvio”, sobre lo naturalizado, sobre el mundo dado, sobre lo que
establecen Berger y Luckmann (2001):
“…como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene el significado
subjetivo de un mundo coherente” (Berger y Luckmann, 2001:36)
La vida cotidiana es el “mundo” que se da por establecido como realidad. Una construcción
intersubjetiva donde existen procesos de comunicación mediante los cuales se comparte con
los otros. Es aquello establecido como “natural” (idem).
Previa a la intervención del investigador, lo cotidiano se expresa en “hechos ‘ya vistos’: dotados
de un significado y sentido, interpretados por el saber común” (Canales Cerón, 1995). Lo
común es el sentido repetido y conocido de las prácticas de “todos los días”. Desentrañar esos
sentidos y construirlos como “lo cotidiano” del caso abordado, es tarea del analista:
“Lo cotidiano designa un conjunto de "vivencias": esto es, de unas entidades que ocurren para
y entre sujetos. Lo cotidiano no designa un conjunto de "hechos" en su sentido "objetivo"
clásico. No pueden estar sino dentro del dominio subjetivo. Son objetivas -como las
instituciones o normas en Durkheim- sólo a condición de estar inscritas en el dominio de las
subjetividades -los "hechos sociales" son "dichos", "cosas dichas", en la formulación de
Bourdieu-” (idem)
“…son saberes que fundan deberes. Reglas, leyes, mandatos, a los que el sujeto debe
"responder" (idem)
Evidentemente esta ruptura identitaria no pasa desapercibida por los “desterrados”. Estar triste
los domingos, “vivir desorientado”, sufrir la pérdida conversaciones cotidianas, cambiar el orden
de lectura de los diarios, comenzar a optar en la relación con las demás personas (dividir de
manera maniqueísta entre quienes asisten o no asisten al estadio “Trucho”), sufrir anomalías
físicas y psíquicas, cambiar los hábitos de la semana, y varios síntomas más, requiere una
lectura que no dé por “liviano” el tema. Que por referirse al Fútbol, se observe sólo como un
espectáculo construido por los medios.
24
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Indudablemente se trata de una cuestión trascendental –en términos de importancia- para las
identidades de agentes que luchan por una historia, un pasado, y una memoria compartida.
Ismael di Rito, socio de Gimnasia, en una carta de lectores expresó:
Finalizar en conclusiones que no den lugar a nuevos diálogos y debates, sería totalizar la
problemática de la identidad en relación al fútbol. Lejos de acabar con las discusiones, la
propuesta fue aportar ciertas consideraciones que des-velaron una experiencia particular como
la de los “desterrados”.
Luego del extenso recorrido por los sentidos creados y re-creados por los “desterrados” se
pueden visualizar diversas cuestiones que refieren a lo particular del caso, en relación al
proceso identitario. Un croquis ilustrativo simplificará las consideraciones, luego de amarrarse
al puerto de la reflexión, tras la travesía placentera de investigación.
“demasiado nivel para mi viejo que anda todo el día con la cuchilla de carnicero”
Esta base romántica de lo popular, sostenida por los “desterrados”, se articula con esa
añoranza por lo pasado –que siempre fue mejor-, con la nostalgia de revivir aquellas
características que se forjaron posteriormente (en 1914) a la fundación del club. Una identidad
del hincha de Gimnasia que se erigía reuniendo las particularidades de ser de la “orilla” (lejos
del centro), de “abajo” (y no del que manda, de arriba), sacrificado (como trabajador, al que
todo le cuesta) y digno (por aquel espíritu peronista).
Renato Ortiz retoma la idea romántica de lo popular como la expresión de lo que viene del
pueblo a partir de la continuidad de su pasado entremezclado e idealizado desde el presente,
en contraposición a una cultura oficial .
25
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Planteada la idea de la cultura “construida como el centro de una tensión entre mecanismos de
dominación y de resistencia” (Mattelart y Neveu, 2002:37), esta concepción de lo popular traída
por la memoria colectiva de los “desterrados”, es pensada teniendo en cuenta que al recrear
aquel pasado añorado, los relatos pueden haber sufrido alteraciones. Se abre aquí el
interrogante sobre cuál es el grado real de alteración o modificación de lo narrado sobre lo
popular inscripto en el fútbol como lo deseado por los “desterrados”, como “genética” de su
identidad. La pregunta interpela –y “ataca”- a la investigación, pero a su vez la reafirma al verse
contemplada desde el campo de la comunicación. Es decir, no se procuró la búsqueda de “la
verdad”, sino la exploración de los procesos de constitución y re-constitución de identidades en
conflicto, dentro del fútbol como problema de estudio.
Entonces: si desde hace 80 años el territorio de pertenencia –el estadio del “Bosque” y sus
lugares- se encontraron ocupados simbólicamente por estos sentidos históricos nombrados y
traídos por la memoria de los “desterrados”, ¿qué sucedió entonces para que se logre desalojar
ese espacio? Quizás, lo que sucedió (como posible explicación) tuvo que ver con que las ideas
románticas sobre lo popular que, como afirma Canclini, “suelen idealizar a las clases
subalternas, perciben en ellas sólo sus actos cuestionadores e interpretan la mera diferencia
simbólica como impugnación” (García Canclini, 1999:75). En el imaginario de los “desterrados”
se reconstruyó un frente de lucha ad hoc para resistir a los embates “empresariales” del fútbol.
Pero pudo haberse descuidado o negado –dentro de la “caja” de recuerdos y memoria- la
posibilidad de que el pueblo gimnasista no existiese como tal –como es imaginado-, y que tal
vez la historia imaginada tiene más relación con el consenso, que con la resistencia. Como
indica Alabarces, pensar la dimensión de lo popular sugiere, desde su condición
epistemológica, que el lugar de la enunciación analítica no pertenece al lugar de lo popular. Por
lo tanto, lo popular es hablado desde las lenguas doctas. Lo popular ha sido nombrado desde
el mundo letrado (Alabarces, 2004)
La cuestión de la lucha por recuperar sus espacios, encuadra a los “desterrados” dentro de una
discusión sobre la descomposición de los Grandes Relatos modernos, es decir del “paso de las
colectividades sociales al estado de una masa compuesta de átomos individuales” (Lyotard,
1991:15). La diseminación e individualización tiende a hacer trizas las identidades, que ya no
cuentan con espacios constitutivos de colectivos, cuyas características, según José Pablo
Feinmann , son: un sentido, una linealidad hacia un futuro utópico, un motivo de lucha, de
praxis, un horizonte de plenitud, un sujeto trascendental.
Ante la crisis de las instituciones, en la ruptura del mundo moderno, que delineaban un
horizonte, un futuro posible (Familia, Iglesia, Partidos Políticos, Clubes), los “desterrados”
encuentran en el fútbol un “nuevo espacio” y refugio para las identidades. Y más aún cuando
se desata el conflicto por el territorio de pertenencia. ¿Cómo se reconstruye la identidad de un
grupo a partir del desalojo de un lugar que siente propio, en donde se construyen valores y
relaciones identitarias? ¿Cómo se “reacomodan” las prácticas? La nominalización en los
26
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
relatos “desterrados”, expone manifestaciones diversas que van desde sufrimientos físicos y
mentales, hasta creer que perder su estadio de fútbol es “la muerte”, poniendo en evidencia los
síntomas de una crisis identitaria, quizás con un alto grado de exacerbación. Debe
comprenderse como una forma de ocupación del campo, como un juego de lenguaje
(Wittgenstein, 1991:11), en los términos de que “hablar es combatir, en el sentido de jugar”
(Lyotard, 1991:12). Porque “todo enunciado debe ser considerado como una ‘jugada’ hecha en
un juego” (idem).
Los relatos que afirman un drástico cambio en la cotidianeidad, son entendidos como las
jugadas dispuestas por los “desterrados” desde el lenguaje, lo cual no significa que no estén
atravesando por una profunda crisis identitaria.
La relación que se pudo “hacer visible” en la investigación entre fútbol, territorio e identidad
evidencia un conflicto posmoderno: ya no es posible adscribir a un tipo único de ligazón
institucional. El cambio de estadio lleva implícito rasgos políticos propios de las reglas del
mercado. La lucha de los “desterrados” excede la territorialidad. A través del lenguaje se
pretende recuperar aquella identidad moderna: ser de Gimnasia es ser marginal, periférico,
popular, de abajo. Siempre siguiendo los preceptos refundadores de 1914.
El propósito no es sólo “volver” al estadio del “Bosque”, la contienda se asocia con recuperar el
último bastión moderno . Por recuperar el club, en definitiva, el espacio del fútbol funcionando
como guía y motivo de lucha.
ELEMENTALMENTE “DESTERRADOS”
La mayoría de los “desterrados” se han socializado en forma primaria con el club, teniendo
relación con el fútbol. Pero este proceso de lucha y resistencia marcaría una segunda
instancia: la socialización secundaria:
Los “roles” dentro del campo, de los “desterrados” se configuran como los “resistentes”,
quienes no aceptan las pautas oficiales, sosteniendo una historia de club internalizada en la
primera etapa de socialización. Ante los cambios estructurales que detonaron el conflicto, la
distribución de los “roles” mutó en el caso de los “desterrados”. Ahora son los que deben
luchar.
Así como no sería una cuestión descabellada pensar que la agrupación organizada para la
resistencia fue una oportunidad política para quienes el “Bosque” representa algo más que un
estadio de fútbol, tampoco sería ilógico sostener, por esta cuestión elementalmente humana de
los Frentes Culturales, que el movimiento tome un rumbo impensado (ya sea disolución –por
conflictos internos o por haber logrado el objetivo fundante- o reafirmación –por plantearse
metas superadoras).
27
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
La propuesta sí es, invitar a sospechar –en términos de análisis- de las conclusiones que
mantienen la idea de que el fútbol es un campo totalmente dominado y sin fisuras. Desde esta
perspectiva, los “desterrados” no existirían como tales:
“El fútbol […] se transforma en la mejor mercancía de la industria cultural. Y en particular, una
mercancía drásticamente despolitizada, porque resiste a pie firme todo intento en ese sentido.
Narra la nación como un repertorio de consumos, no como un conjunto de determinaciones ni
estructuras; como estilos expresivos, como elecciones estéticas, como afirmaciones
pasionales; pero nunca, jamás, como un conflicto de dominación que no se reduce al resultado
de un partido” (Alabarces, 2002:208)
Más allá del inobjetable “peso” en la construcción de narrativas producidas desde los medios
de comunicación -que “invitan” al consenso-, los agentes pueden transitar por las rajaduras
generadas en la dinámica y disputa del campo.
A partir de la apropiación de los espacios de la vida cotidiana, el Fútbol se presenta como una
experiencia de estudio abordable que contempla las condiciones propuestas por el nuevo
paradigma de las Ciencias Sociales. Se reafirma entonces el deseo de que la invitación
prospere hacia nuevas aventuras sobre Fútbol/identidad.
REFERENCIAS DOCUMENTALES
28
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Revistas y Publicaciones
29
DEL BOSQUE NO ME VOY”. FÚTBOL E IDENTIDAD: LOS HINCHAS DE GIMNASIA QUE RESISTEN AL CAMBIO
DE SU ESTADIO
Diarios
30