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Tema 2
EL ARTE ROMANO

1. CONTEXTO HISTÓRICO

En el año 753 a. C se produce la fundación de Roma, su estilo artístico va a tener


influencias de las culturas itálicas primitivas, del arte etrusco y del arte griego sobre todo. Roma va a
extenderse por gran parte de Europa, expandiendo su organización política, su derecho jurídico, su
lengua y su arquitectura e ingeniería.

Sus etapas políticas se resumen en tres:

 Monarquía.
 República. (VI - I a.C.) El Senado y Asambleas dirigentes estaban ocupadas por los
patricios, lo cual determinó un gobierno oligárquico. Durante esta etapa se produce la
primera expansión territorial de Roma, ejemplo de ello fueron las Guerras Púnicas, en
las cuáles Roma vence a Cartago, y logra dominar el Mediterráneo occidental
(Península Ibérica y Norte de África). Después se producirá la Revolución de los
Gracos, que supondrá la reivindicación de los plebeyos de tener los mismos derechos
que los patricios. Durante los siglos II-I a.C. Roma completa la conquista del
Mediterráneo y fijará las fronteras en los ríos Rin y Danubio.
 Imperio
 Alto Imperio (I a. C.–III d.C.) Con Octavio Augusto (31 a.C.), se instaura el
poder imperial. El emperador gobierna con todo el poder absoluto, y se
suceden diferentes familias al frente del Imperio, con un sentido de
propiedad y herencia del Imperio. Se producirá la expansión por el norte y
este de Europa, lejos del Mediterráneo. Las ciudades experimentarán un
gran auge. Roma vive su momento de mayor esplendor, conectando todas
las partes del Imperio mediante vías y calzadas.
 Bajo Imperio (III– d.C.) Se producirá una crisis económica, y una grave
inestabilidad en el ámbito
político. En el año 380, el
emperador Teodosio
divide el Imperio entre
sus dos hijos: el Imperio
Romano de Occidente
para Honorio y el
Imperio Romano de
Oriente (Bizancio), para
Arcadio. El Imperio de
Occidente terminará
cayendo ante la presión
de los pueblos bárbaros,
y la invasión de Atila y
los hunos (año 476).

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2. TIPOLOGÍA DE LA CIUDAD Y DE LA CASA

2.1 Urbanismo
Las legiones del Senado y del pueblo romano fundaran colonias y planificarán nuevas
ciudades, allí donde fueron, controlando su colonización mediante una gigantesca red de calzadas
empedradas. Veinte vías partían del punto cero situado en el foro de Roma.
Las ciudades de nueva planta se trazaron sobre un plano geométrico, inspirado en el urbanismo
helenístico y experimentaron con éxito en los campamentos militares.
El plano de la ciudad de forma regular se le debe a Hipodamos de Mileto. El siguiente paso era
delimitar las dos calles mayores, el cardo que era la vía vertical dispuesta de Norte a Sur, se cruzaba
en ángulo recto con el decumano, que era la vía horizontal, dispuesta de Oeste a Este.
 Su intersección formaba un espacio público: el foro. Sus extremos coincidían con
los cuatro puntos en los que abrían puertas en la muralla.
 El foro es una plaza espaciosa rectangular abierta en el centro de la ciudad, donde
se manifiesta el poder político, comercial y religioso. Los edificios que representan
estas tendencias, fueron la curia, la basílica y el templo. A la entrada y en el centro
de este privilegiado espacio social, se situaban arcos triunfales y columnas
honoríficas. La estatua del emperador presidía el lugar y en los soportales se
establecían las tiendas.
 Luego los cuadrantes interiores se cortaban longitudinal y transversalmente por
arterias secundarias, formando manzanas de viviendas.
El diseño urbano se convertía así en un confortable damero, que se proyectaba en el subsuelo a
través de un sistema de cloacas con el fin de canalizar las aguas residuales, hasta verterlas en los
campos.

2.2 Arquitectura doméstica.


Las diferencias sociales del pueblo romano son más patentes en la vivienda doméstica. La
plebe y clase media viven en régimen de alquiler. Los inquilinos se hacinan en bloques comunitarios
de pisos de cuatro o cinco plantas,
llamados insulae. La madera predomina
como material de construcción. En
ocasiones se encontraban tiendas en los
bajos y apartamentos en los niveles altos.
Las pequeñas habitaciones, gélidas en
invierno y sofocantes en verano, se
distribuyen a lo largo de un pasillo,
carecían de agua, siendo comunitarias, la
cocina y las letrinas.

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Las comodidades abundan en la
domus, la lujosa y amplia mansión
unifamiliar de los patricios,
pavimentada de mosaicos y con
decoración pictórica sobre las
paredes. El desarrollo interno de la
vivienda es el resultado de añadir a
la casa tradicional un segundo patio
porticado al fondo; se trata del
peristilo griego, que cautivó a la
aristocracia romana cuando entró
en contacto con el mundo
helenístico.
Las partes más destacadas de una
domus son:
 Fauces: entrada
 Tabernae: locales
comerciales localizados a la
entrada de la casa.
 Atrio: Patio principal en torno al cual se ordenaban las habitaciones. Está cubierto a cuatro
aguas (compluvium) que dirigían el agua de lluvia a un estanque central (impluvium)
 Tablinium: habitación principal de la casa.
 Triclinium: comedor
 Cubicula: dormitorios
 Peristilo: Patio trasero porticado en sus cuatro lados. Se incorpora por influjo griego.
 Larario: altar dedicado a los antepasados.

También los patricios son los que pueden poseer villae, más lujosas aún que las domus y
localizadas en el campo. Un ejemplo sería la villa de Veranes (Asturias) o la Olmeda (Palencia)

3. OBRAS DE INGENIERÍA
Pero lo más llamativo en el mundo romano quizás sean las obras de ingeniería que les sirvieron
para articular su imperio.

 Calzadas. La gran empresa de conquista militar y de colonización que emprende Roma


con respecto a gran parte de Europa, requería unas excelentes vías de comunicación para
mantener el contacto entre los distintos puntos del mismo. Sin ellas no hubiera sido posible
mantener el Imperio. Estas calzadas salvarán grandes obstáculos gracias a lo que será la
clave del éxito de la ingeniería constructiva romana: el arco. Los materiales eran muy duros
y de un coste mínimo. Las calzadas tenían una estructura muy concreta, muy firme,
mediante diferentes capas: las piedras irregulares grandes se situaban en el fondo, encima se
colocaban gravas cada vez más finas y luego se cerraba con grandes losas de piedras. Las
más débiles se colocaban en los extremos y las más fuertes en el centro, para sustentar
mejor el peso de los carruajes. La Vía Apia es la más larga y bella de las calzadas romanas.
En la Península Ibérica destacan la Vía de la Plata (Mérida-Astorga) y la Vía Nova (Braga-
Astorga).

 También se conservan restos de murallas romanas, en algunas ciudades. Eran inmensas


moles con centro de ripio y exterior de opus quadratum, por ejemplo la muralla de Lugo.

 Los puentes y acueductos utilizarán el arco como elemento principal, una influencia que
procedía de los etruscos. Los puentes fueron el complemento necesario para el trazado de
las calzadas romanas, ya que se construían para salvar los desniveles y los ríos del camino.

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Sus características principales fueron su solidez y simplicidad, y la utilización del pilar y el
arco perfectamente cimentados. Entre los principales puentes, podemos citar el puente de
Alcántara (Cáceres, siglo II dc), es uno de los mayores ejemplos de ingeniería romana. Es el
mayor puente del mundo romano (48 metros de altura), se sitúa sobre el río Tajo y sobre él
pasa la calzada que comunica Cáceres con Coimbra. Fue construido en el siglo II d.C.

 Los acueductos servían para abastecer de agua a las grandes ciudades, conduciéndola
durante kilómetros desde pantanos artificiales o lagos naturales. Como ejemplos cabe
destacar el acueducto de los Milagros en Mérida del siglo II d C. Sorprende por el uso del
ladrillo para resolver los arcos con un menor peso y para crear una novedad ornamental, al
alternar hiladas de ladrillo con los sillares de piedra. Abastecía a Mérida con el agua del
Lago de Proserpina, que aún se conserva y el acueducto de Segovia.

4. EDIFICIOS PÚBLICOS

En Roma hay edificios públicos con diferentes usos:


 De carácter político o comercial: curia y basílica.
 De diversión: termas, teatro, anfiteatro, circo.
 Monumentos conmemorativos: arcos de triunfo y columnas conmemorativas.
 De carácter religioso: templos y altares.

4.1. De carácter político o comercial.


 Curia. Es el lugar de reunión del Senado y en sus aledaños se alzaban las tribunas públicas
desde donde los oradores dirigían sus mítines.
 Basílica. La Basílica era un edificio de carácter administrativo y comercial. Era la sede de la
administración de justicia, centro de reunión para las relaciones comerciales y los negocios,
y lugar de encuentro. El modelo procede de la Grecia helenística: tiene planta rectangular y
consta de una nave central (con vanos en la parte superior para facilitar la iluminación del
recinto) y dos laterales de menor altura y más estrechas, separadas por columnatas. El muro
del fondo tiene forma semicircular (ábside). Las cubiertas de este edificio eran de bóveda
de cañón en las naves laterales y de aristas en la central. La más representativa es la basílica
de Majencio (siglo IV d.C).

4.2. De diversión.
 Termas. Se trataba de un gran complejo deportivo que se frecuentaba por razones de
higiene corporal, y para el mantenimiento de la salud física y el cultivo de las relaciones
sociales. Las termas son obras de
ingeniería avanzadas, que
responden a un diseño común,
consistente en insertar las salas de
baño en el interior de un amplio
espacio dotado de jardines,
gimnasios, pistas de atletismo y
biblioteca. El núcleo del balneario
lo constituye la piscina que se le
denomina frigidarium, si está el
agua fría, tepidarium (templada) y
caldarium si está caliente. En los
flancos se distribuían los
vestuarios. Las termas de
Caracalla, las de Diocleciano y las
de Campo Valdés en Gijón, son ejemplos interesantes de este tipo de edificios.

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 Teatro. El teatro romano se levantó a ras de suelo
diferenciándose del teatro griego, que aprovechaba
la pendiente de una colina para acomodar el
graderío. En el caso de Roma, destaca el teatro
Marcelo, y en España, los teatros de Segóbriga
(Cuenca) y Emérita Augusta (Mérida).

 Anfiteatro. La unión de dos teatros dio lugar a un


espacio de ruedo elíptico: el anfiteatro. Era testigo cada jornada de una programación cruel
dividida en 3 sesiones. Por la mañana, cacería de animales y enfrente entre fieras salvajes; al
mediodía, ejecuciones capitales de los condenados y martirio de cristianos. En
circunstancias especiales se organizaron batallas navales tras impermeabilizar el suelo y
convertirlo en un estanque. El Coliseo o Anfiteatro Flavio, es el monumento más
grandioso de la Roma Imperial. Las obras las inició Vespasiano y las acabó Tito (siglo I).
En la fachada exterior se escalonan los cuatro órdenes clásicos de la arquitectura greco-
romana. Bajo las gradas corre un elaborado sistema de pasillos abovedados que posibilita al
público acceder y desalojar las localidades, y en la arena se hunde un foso subterráneo con
jaulas de fieras, enfermería y depósito de cadáveres, que se techa con tablazón de madera.
Un destacamento de marinería tenía la servidumbre de entoldar con velas la cavea para
proteger del sol a los 50.000 asistentes. En España sobresale el Anfiteatro de Itálica
(Santiponce, Sevilla).

 Circo. El pueblo romano se sentía atraído por las carreras de carros que compiten en el
circo. El imponente circo Máximo de Roma, con capacidad para 25.000 espectadores.
Abría sus puertas 240 días al año. El diseño está copiado de los hipódromos griegos y
consta de una pista rectangular con los extremos redondeados para facilitar el giro de las
cuadrigas, que debían dar en casa concurso siete vueltas alrededor de una mediana de
separación. Cuatro empresas se disputaban los premios en metálico: las facciones blanca,
azul, verde y roja. Tenían invertidos grandes capitales en sueldos de aurigas, talleres de
reparación de carros, caballos, establos, y traslado de hombres y bestias para cumplir los
contratos firmados en provincias.

4.3. Monumentos conmemorativos.

 Arcos de triunfo
La forma habitual de recibir al César y a las legiones fue levantando un arco a la entrada del foro,
bajo el que pasaban los héroes de la romanización camino del Senado, mientras el pueblo les
vitoreaba. Se trataba de los arcos triunfales, que destacan sobre todo por sus relieves que narran las
victorias y hazañas militares.
Arco de: Temática de los relieves
Tito Victoria sobre la revuelta palestina de Judea.
Constantino Victoria de Constantino sobre Majencio en el Puente Mulvio y sus
diez años de reinado.

El Arco de Tito es de un solo vano y en el interior se desarrollan dos escenas relacionadas con el
aplastamiento de la revuelta palestina en Judea. Roma conduciendo la cuadriga del emperador,
mientras la Victoria la corona de laurel. El desfile clamorosos de las tropas, que llevan a hombros
los despojos del Templo de Jerusalén, obtenidos como botín de guerra: el candelabro de los siete
brazos, el altar de los panes de la consagración y las trompetas de palta con las que los hebreos
llamaban a la lucha.

El Arco de Constantino data del siglo IV. Está formado por tres vanos, es un escaparte del relieve
histórico romano, al tener empotrados lastras y medallones pertenecientes a otros monumentos de

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los siglos I y II, junto a los frisos que se labraban expresamente para esta ocasión. Sus relieves
narran la victoria sobre Majencio en el Puente Milvio y los diez años triunfales de su reinado.

 Columnas conmemorativas
Otro modo de recibir las glorias imperiales fue la columna honorífica. El primer ejemplo de
columna en espiral, exhibiendo un ciclo narrativo continuo, sería la columna de Trajano. Se trata
de un emperador nacido en Itálica, bajo cuyo gobierno las fronteras territoriales del Imperio
alcanzaron su máxima extensión. Sería diseñada por el constructor de puentes Apolodoro de
Damasco, en el año 113. Consta de 155 escenas con 2.500 figuras, y al erguirse, entre las bibliotecas
griega y latina del foro de Trabajo parecía un libro más, pero grabado en mármol. Relata las
fortificaciones de los ingenieros y las construcciones de los zapadores romanos en las orillas del
Danubio, el asalto a las ciudades, el incendio de aldeas, el ajusticiamiento de prisioneros, la
deportación de las tribus bárbaras y el llanto de este pueblo ante el cadáver de su jefe. Trajano
aparece medio centenar de veces, rodeado por su estado mayor, arengando las tropas y ofreciendo
sacrificios a los dioses.

4.5. De carácter religioso.

 Templos y altares
Los templos romanos toman lo esencia de los griegos pero introducen algunas
modificaciones, influidas por los etruscos:
 Pérdida de frontalidad.
 Utilización de columnas pseudoperípteras.
 Tetrástilos, por lo general.
 Cella, dividada en tres partes, dedicadas a la triada Capitolina.
 Utilización de cinco órdenes: dórico, jónico, corintio, toscano y compuesto. Estos podían
aparecer alternados en una misma construcción.
 Ausencia de decoración escultórica.
 Los templos y altares más importantes fueron:
Templo de la Fortuna Viril (Roma). Siglo I a.C.
Templo de Vesta (Roma). Siglo I a.C.
Ara Pacis de Augusto. Siglo I d.C.
Panteón de Agripa. Siglo II d.C.

Panteón de Agripa (Roma).


Está consagrado a todos los dioses del Imperio. Lo inauguró Agripa en el año 27 a.C., en el
Campo de Marte, pero varios incendios obligaron a que fuera reconstruido un siglo después. Está
precedido por un pórtico columnado, que deja paso a la gran rotonda, cerrada por una cúpula
acasetonada, con una altura de cuarenta y tres metros y medio, que es idéntica al diámetro de la
base. Tal alarde técnico se produjo por la sabia distribución de fuerzas, conseguida al embeber en
los muros de hormigón arcadas superpuestas de ladrillo. La luz penetra por un óculo a cielo abierto
situado en la cúspide de la cúpula. En época cristiana fue consagrado a Santa María de los Mártires
y durante la Edad Moderna fue sede de la Academia romana de los Virtuosos, sirviendo de sepulcro
a los grandes artistas del Renacimiento y Barroco: Rafael, Vignola, Aníbal Carracci.

Ara Pacis
El altar más célebre fue el Ara Pacis de Augusto (año 13 a. C.). Al monumento se accede
por dos puertas: la anterior con escaleras, pera el oficiante; y la posterior para las víctimas. Su
importancia reside en los relieves que decoran las paredes. Dentro encontramos un friso con
bucráneos y guirnaldas encapsulando el ara. Fuera encontramos un zócalo con roleos de acanto,
cuatro alegorías flanqueando las entradas y 2 frisos con la procesión cívica que acude al sacrificio
anual. En vanguardia desfila Augusto, seguido de su familia, amigos y colaboradores, después
avanza rítmica y pausadamente todo el aparato civil y religioso del Estado: magistrados, senadores,
flámines, pontífices y augures, alineados en doble fila. Los escultores acuden a la tradición
helenística para expresar los motivos ornamentales y alegóricos, y se adaptan al orden severo y a la
jerarquía romana en el cortejo procesional.

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5. ESCULTURA

5.1. Características generales

La escultura romana se inspira directamente en el mundo griego. Las repercusiones


helénicas se deben, en parte, a la actuación en el Imperio de muchos artistas procedentes de Grecia,
pero también a la copia sistemática y a la adquisición de esculturas griegas. Sin embargo, y a medida
que esta potencia consolida posiciones, en los talleres romanos se infunde una personalidad especial
a todas sus obras. Frente al legado anterior, esta disciplina evoluciona de una forma más práctica,
menos refinada, y, en definitiva, menos preparada para la belleza.
Su inclinación por ensalzar su imagen y la de sus antepasados, e inmortalizar sus hazañas bélicas,
como hacían en el antiguo Oriente, se traduce en el desarrollo de dos géneros con la figura humana
como máximo protagonista: el retrato y relieve.

5.2. El retrato

En el mundo romano, la escultura es un testimonio estético y social. A los romanos les


interesa reflejar la crónica social, según las tendencias del momento. En este sentido, cambia por
completo la posición que ocupaba el artista; mientras que en Grecia eran autores conocidos y
admirados, en Roma son completamente anónimos. Otra de las características que define esta
disciplina está directamente relacionada con la capacidad y tolerancia del pueblo romano para
asimilar las costumbres de las zonas que conquistaban. En este sentido, la asimilación de otras
culturas favoreció el flujo de ideas entre la metrópoli y las provincias.
En el arte de la escultura romana se distinguen dos corrientes: una realista y popular, influida por el
mundo etrusco, y otra idealista y aristocrática, influida por el mundo helénico. Las creencias
religiosas, las modas sociales y el poder político que ejercía la metrópoli sobre el resto de las
provincias son tres de los principales condicionantes en el desarrollo del retrato. El culto a los
antepasados y a las deidades propició la ejecución de bustos y esculturas de cuerpo entero. Por otro
lado, la posesión de un retrato indicaba el poder adquisitivo de sus dueños, por lo que se podía
considerar como una moda. Desde una perspectiva más práctica, los gobernantes mostraban su
posición de dominio mediante la colocación de sus bustos en los lugares públicos.

Existían diferentes tipos de retratos. El busto se impone como el modelo más común durante el
desarrollo de este género, alcanzando su máxima expresividad. Junto con este prototipo, también
proliferan los retratos de cuerpo entero y de pie. Aunque dentro de esta variedad resulta inusual la
ejecución de figuras sedentes, se pueden dar algunos casos cuando se trata de figuras femeninas.
Otra modalidad serían los retratos ecuestres de los emperadores. En cualquier caso, la tipología del
retrato varía en función de la posición social o política de los retratados.

En cuanto a la evolución del retrato debemos distinguir varias etapas:


Etapa republicana
Durante la República nos encontramos con las esculturas más antiguas, que son las
imágenes Maiorum, representaciones funerarias que se obtenían con una mascarilla de cera extraída
del rostro del difunto. El resultado eran obras de rasgos rígidos y faltos de expresividad.
En la Roma republicana, el culto a los antepasados, que se denominaban lares, manes y
penates, se materializa en la ejecución de bustos destinados a ocupar el altar familiar. Con el paso
del tiempo la técnica de la mascarilla -vaciado en yeso- se aplica sobre personas vivas, consiguiendo
impresionantes efectos que revelan, como es de esperar, un perfecto cocimiento de la anatomía de
la cabeza. Algunos autores, sin embargo, no llegaron a utilizar este medio, esculpiendo directamente
a quienes para ellos posaban. Una vez terminada la obra, se policromaba, costumbre directamente
importada de Grecia. El reducido tamaño de los bustos y la escasa profundidad de la talla son dos
de las particularidades que hacen inconfundibles los trabajos de esta época. La disposición y la
forma del pelo es otra peculiaridad. Frente al periodo posterior, las mujeres llevan peinados
sencillos con la raya en el medio y los hombres suelen aparecer con el pelo corto. Como resultado
se logra un fiel realismo en los retratos, directamente influido por el arte etrusco.

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Periodo imperial
Bajo la época imperial, con la llegada al poder del emperador Augusto y el cambio de era,
se inicia una labor propagandística, cuyo fin es llegar a todos los confines del Imperio. Por esta
razón, no es de extrañar que prolifere el retrato, dado el deseo por parte de los gobernantes y sus
familias de retratarse de forma idealizada. La idealización del retrato es el principal rasgo que
identifica a esta corriente. A pesar de este idealismo, de influencia helénica, se mantiene la fidelidad
a las facciones personales de los modelos. A diferencia del periodo anterior, según avanza el tiempo
se elimina paulatinamente la pintura de las estatuas. En su defecto se incrustan piedras o se incide
en la talla de algunas zonas, como el pelo y los ojos, para lograr el efecto de la policromía. Uno de
los motivos que más se repite es la imagen de Augusto César, al que se representa en sus funciones
militares y religiosas, empleando la tipología más variada. Entre las esculturas más importantes cabe
destacar la de Augusto Prima Porta, donde el emperador se retrata con todos los atributos de un
cónsul. Su porte y los restos de policromía revelan su influencia griega. El bajorrelieve de su coraza
evoca el momento en que los partos devuelven los estandartes robados a Craso. Gran parte de los
retratos que se ejecutaron en este tiempo plasman la imagen del resto de los integrantes de la
dinastía Julia -Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio, Nerón- y de la familia real.
En tiempos de la dinastía Flavia, la escena se hace más romana, lo que se traduce en el
abandono de las reminiscencias griegas, al tiempo que la búsqueda de la perfección pasa a un
segundo plano. Lejos de la armonía y el equilibrio, se exalta el realismo hasta límites exagerados. No
obstante, con esta vuelta al realismo los artistas no tratan de ahondar en el perfil psicológico del
retratado, tan sólo intentan reflejarlo del modo más veraz. Los defectos físicos se reproducen sin
tratar de ocultarlos y las figuras adquieren mayor naturalismo, mediante ligeros escorzos. Esta
evolución afecta también a los peinados de las mujeres, mucho más complicados y elaborados,
mediante la técnica del trépano, punzón atado a una cuerda con el que va horadando y
profundizando, para incrementar el contraste de luces y sombras. En el caso de los hombres, se
pone de moda el peinado a base de mechones aplastados sobre la frente.
En tiempo de Adriano (117-138), la influencia griega se manifiesta de nuevo. La técnica del
trépano, mucho más evolucionada, se aplica en barbas de hombres, se talla el iris y el párpado en el
ojo. El busto gana en tamaño al prolongarse con parte del torso. De esta época son comunes los
retratos del esclavo Antinoo, al que se representa en distintas formas y como divinidad, algo
excepcional ya que el Emperador era el único que podía gozar de este privilegio.
Bajo la dinastía de los Antoninos, el arte de la escultura gana en monumentalidad y las
formas se complican, resultando más exuberantes. Las representaciones femeninas ganan en
elegancia y aparecen con el pelo recogido en un moño bajo. Del gobierno de Marco Aurelio,
destaca su estatua ecuestre de la Plaza del Campidoglio en Roma. Esta obra de complicada
ejecución serviría como modelo en futuras representaciones ecuestres. El hecho de que hoy se
mantenga intacta y no haya sido destruida se debe a la confusión de los cristianos al pensar que
representaba a Constantino. A partir de la segunda mitad del siglo III se produce la decadencia
artística. Las formas están menos trabajadas y son más rudas. En la evolución del retrato se aprecia
una influencia directa de las creaciones bizantinas e, incluso, egipcias. Se observa cierta tendencia
por la representación de deidades orientales.
En el siglo IV se ha perdido gran parte de capacidad y habilidad de la composición del arte
romano; no se sabe trabajar con la de calidad de antaño. Al mismo tiempo, esa decadencia se
traslada a los talleres. Las formas son cada vez más simples, con la consiguiente pérdida de
volumen. De esta época es digna de mención la colosal estatua en bronce del emperador
Constantino, del sigo IV.

5.3. El relieve histórico


Los relieves romanos no sólo hacían referencia a las victorias y acontecimientos políticos,
sino que también aparecían esculpidos en otros objetos pertenecientes a las familias adineradas o
adornando edificios. Desde el siglo II adquiere una dimensión religiosa, al aparecer sarcófagos
funerarios ricamente labrados. Por tanto, en función de su temática los relieves podían ser sacros o
paganos. En cuanto a la evolución cronológica del relieve, hay que señalar:

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Epoca republicana
Al igual que ocurre con el retrato durante la Roma Republicana, los relieves adoptan mayor
realismo, logrando fieles narraciones de la realidad. De este tiempo, son excepcionales las
descripciones que contiene el sepulcro de Domicio Aenobardo. En esta obra se conmemora una
victoria con el desfile de las tropas y el sacrificio de animales para celebrar el acontecimiento. Este
asunto se impone en muchas otras representaciones, al repetirse con gran frecuencia.

Periodo imperial
En esta época la representación por excelencia es el Ara Pacis. Este altar, enmarcado en un
cuadrado de mármol de grandes dimensiones, celebra el regreso de Augusto de sus campañas
militares en las provincias de Hispania y la Galia. Iniciado en el año 13 a.C., se consagró cuatro años
después. En esta obra se puede apreciar la ejecución del relieve en todas sus variedades. Para la
representación de escenas históricas y motivos vegetales, emplea el bajorrelieve. El cortejo de
familiares del emperador y políticos, en actitud ceremonial, está tallado en mediorrelieve; mientras
que el altorrelieve se emplea en las guirnaldas que rodean la escena. Este tipo de relieves muestra la
transición de la República al Imperio. Aunque, en este caso, se representa un momento concreto, la
influencia griega se aprecia en la serenidad propia del mundo helénico. Durante el periodo que se
corresponde con el Imperio las representaciones de animales también adquieren un importante
desarrollo.

Bajo el gobierno de los Flavios se realiza otra de las obras que pasarían a la historia, el Arco
de Tito, construido por orden de Domiciano. Los relieves que decoran este monumento
representan la victoria de la toma de Jerusalén. El saqueo del Templo y la entrada de Tito en Roma
están esculpidos en altorrelieve.

En el siglo II, con Trajano en el poder, el relieve histórico cobra importancia, por lo que
abunda la construcción de monumentos conmemorativos que contienen detalladas descripciones de
las crónicas bélicas. Dentro de esta vertiente, el más impresionante es la Columna de Trajano, en
cuya base alberga sus restos y los de su esposa. En forma espiral, a lo largo de sus 33 metros de
altura, y como si se tratara de un reportaje de guerra, describe la lucha y victoria en la Dacia. Lejos
de la belleza y la armonía, la máxima preocupación se centra en alcanzar una fiel narración de los
hombres combatiendo. La intención última de este tipo de edificios, es glorificar la figura del
emperador y el poder de Roma.

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