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formación profesional
Resumen
Durante sus interacciones con otros seres humanos, el hombre establece diferentes tipos
de relaciones, algunas de carácter superficial como las desarrolladas al preguntar la hora
a un transeúnte y otras de carácter mucho mas complejo como las que se establecen con
los familiares, amigos, compañeros de trabajo o estudio y con la persona amada. Estas
son las relaciones interpersonales, que cumplen los 3 parámetros establecidos por Pedro
Lain Entralgo, el relevante médico e historiador español que tanto aportó al tema de que
se trata.1
Sin duda alguna, la investidura profesional del facultativo lograda como fruto de
muchos años de entrenamiento y cuya exitosa culminación requiere una profunda
vocación médica, determina que su gestión -considerada entre las más necesitadas de
dedicación total- sea altamente valorada por la población, quien al mismo tiempo que
respeta y admira al facultativo espera de él una conducta concordante con su importante
misión social.4
Se trata además:
El médico, por tanto, debe ser consciente de que su relación profesional interpersonal
está caracterizada por:
Por otra parte, el facultativo debe también conocer que sus potencialidades diagnósticas,
curativas y rehabilitatorias se incrementan en razón directa con su capacidad para
desarrollar exitosamente sus relaciones profesionales y que estas, por mecanismos de
retroalimentación comunitaria, incrementarán también el efecto positivo de sus acciones
preventivo-promocionales.
El médico debe estar plenamente consciente de sus propias cualidades como persona y
como profesional, es decir, conocer sus "talones de Aquiles" en el carácter -si es que los
hay- así como las situaciones en que pueda sentir inseguridad, angustia y hostilidad, así
como percatarse de sus mecanismos psicológicos para enfrentar dichas contingencias.
Igualmente importante es el nivel de información de que disponga el médico sobre los
aspectos del carácter y sociodemográficos de sus pacientes. Debe también tener en
cuenta el gran significado profesional de su prestigio científico y social.
Como puede apreciarse, los elementos enunciados son los que disponía
espontáneamente el médico de familia de principios del siglo pasado, pero actualmente
resultan de muy diferente accesibilidad cuando se trabaja con los modelos
institucionales, aunque en gran parte se rescatan con el ejercicio del médico generalista
equipado, cuyo paradigma es el Médico General Integral en Cuba.
En esencia, el paciente pretende aliviarse, curarse o rehabilitarse, así como saber qué
tiene y cuál es su pronóstico. El médico, sin embargo, persigue establecer una buena
comunicación que le permita diagnosticar y tratar adecuadamente la afección que
motiva la consulta.
La experiencia médica permite ir más allá de lo que expresa el enfermo y saber leer
entre líneas sus preocupaciones habituales. Un ejemplo muy frecuente es la
preocupación del paciente ansioso en el sentido de que sus manifestaciones puedan ser
premonitoras de una enfermedad mental, por lo que resulta imprescindible informarle,
con objetivos psicoterapéuticos de apoyo, que no existe ese riesgo.
Reflexione sobre la capacidad para asimilar con madurez alguna expresión de hostilidad
en un paciente angustiado por un cuadro doloroso. Imagine además la significación de
estos aspectos en la situación de comunicar el resultado positivo de una prueba
citológica efectuada durante una pesquisa epidemiológica.
Posición en la relación
El único aspecto en que el médico debe preocuparse por conservar su posición one up,
es en el relativo a su condición de experto en salud.
Vías de comunicación
Es fundamental que el médico capte los mensajes del paciente y controle siempre los
que él mismo emite por las 4 vías de comunicación:
Valore el especialista con qué frecuencia omite la toma de la tensión arterial por
considerarla innecesaria desde su punto de vista (pero no en el del paciente), y cuánta
cautela manifiesta cuando examina un estudio electrocardiográfico frente al paciente,
para evitar que su expresión facial delate los hallazgos. Reflexione además, sobre la
importancia de tener en cuenta los canales de comunicación cuando se obtiene
información familiar en un estudio epidemiológico de terreno.
Para analizar sólo un aspecto, reflexione sobre los matices de la relación médico-
paciente en la práctica privada o en la privatizada (donde aparece como factor estresante
emergente la empresa tipo Managed Care o Health Maintenance Organization,15 y en
la que tiene carácter de total gratuidad.
Por igual mecanismo puede ocurrir que ante enfermos con molestias articulares o
dolores precordiales, se utilicen términos como artrosis generalizada o infarto del
miocardio, reconocidos popularmente como denominadores de afecciones de mal
pronóstico.
Estado afectivo. Las deficiencias en este sentido se hacen evidentes por la ocasional
incapacidad del médico para aceptar y manejar manifestaciones de hostilidad, reclamo e
hipersensibilidad y angustia de pacientes y familiares, real o imaginariamente afectados
por dolencias graves. Innecesario resulta señalar que si la respuesta del facultativo a esta
situación interpersonal fuera de incomprensión y rechazo, esta conducta errada sería
suficiente para destruir la relación médico-paciente y exagerar además, la comprensible
angustia del enfermo y sus familiares.
Constituye una utopía aspirar a que el médico pueda siempre desarrollar su trabajo con
la afectividad suficiente para considerarlo perfecto, pero es indudable que todavía
muchos pueden y deben esforzarse por profundizar en la comprensión y el manejo de
los mecanismos que seguramente harían más exitosa la gestión médica y lograr lo que el
profesor Miguel Sorin llama la actitud critica en la profilaxis de la yatrogenia, conducta
que debe basarse en la característica de observadores participantes durante la relación
médico-paciente.15