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Terapia de Juego desde el Enfoque No-Directivo

La Terapia de Juego desde el Enfoque No-Directivo. Los principios


de la terapia de juego No-Directiva se basan en la técnica de orientación
No-Directiva de Carl Rogers; que más que una técnica terapéutica, se
trata de una filosofía básica sobre la habilidad que todo ser humano
tiene para ser auto directivo. El enfoque no directivo parte de la idea de
que en todo individuo existe una fuerza poderosa que de forma continua
lucha por alcanzar la plena autorrealización. Se basa en la configuración
presente de la personalidad, y parte de ella permitiendo que los cambios
pasen incluso en el instante mismo del contacto terapéutico; los que
dependerán también, de la reorganización de las experiencias 100 que
el individuo vaya acumulando, así como de sus actitudes, pensamientos
y sentimientos que hacen posible llegar a la introspección. El enfoque
no-directivo le da al niño la permisividad de ser el mismo, acepta
completamente su Yo sin evaluarlo o presionarlo para que cambie; pues
reconoce y clarifica las actitudes emocionales que expresa. Partiendo de
esto, Virginia Axline concibe a la terapia de juego como:

la oportunidad que se ofrece al niño para experimentar crecimiento, bajo


las condiciones más favorables. Ya que el juego constituye su medio
natural de autoexpresión, el niño tiene la oportunidad de actuar por este
medio todos sus sentimientos acumulados de tensión, frustración,
inseguridad, agresión, temor, perplejidad y confusión. El poder actuar
estos sentimientos por medio del juego hace que emerjan a la superficie
expresándolos abiertamente, así el niño puede enfrentarse a ellos,
aprendiendo a controlados o a rechazarlos. Cuando logra alcanzar una
relajación emocional empieza a darse cuenta del poder interno que tiene
para ser un individuo con derechos propios, de poder pensar por sí
mismo y tomar sus propias decisiones, de lograr una mayor madurez
psicológica; y al hacerlo llega a realizarse plenamente.70 Y, es dentro
del cuarto de juego donde el niño encuentra un espacio facilitador de
autorrealización, pues no encuentra a alguien que lo frene, regañe,
critique, ordene, obligue o se entrometa. Para Axline, este desarrollo a
través de la Terapia de Juego, permite reorganizar todos los
componentes de la personalidad que se ven afectados continuamente
por cada experiencia, actitud y pensamiento que se dan al interactuar
dinámicamente consigo mismo y con otros. Todos estos aspectos van
adquiriendo mayor o menor importancia día a día y con cada experiencia
nueva; por ello, éste enfoque no toma en cuenta aquellos aspectos
pasados de la personalidad, sino se centra en aquellos que en este
momento están influyendo en el proceso de autorrealización del niño. El
tomar consciencia de estos aspectos le permitirá tener el poder no solo
de dirigir su propia vida, sino de aceptar la responsabilidad que sus
acciones tienen sobre su curso. Así, el niño está en la capacidad de ser
una persona madura, independiente y adaptada; y de integrar
adecuadamente sus experiencias de vida pasadas y presentes.

Principios de la Terapia de Juego No-Directiva:

Axline (2003) determina ocho principios básicos que guían al terapeuta


no-directivo en todas las entrevistas que mantiene con el niño:

1. El terapeuta debe desarrollar una relación interna y amigable con el


niño,

mediante la cual se establece una armonía lo antes posible.

2. El terapeuta acepta al niño tal como es.

3. El terapeuta crea un sentimiento de actitud permisiva en la relación,


de tal

forma que el niño se siente libre para expresar sus sentimientos por
completo.

4. El terapeuta está alerta a reconocer los sentimientos que el niño está

expresando y los refleja de nuevo hacia él de tal forma que logra


profundizar

más en su comportamiento.
5. El terapeuta observa un gran respeto por la habilidad del niño para
solucionar

sus problemas, si a éste se le ha brindado la oportunidad para hacerlo.


Es

responsabilidad del niño decidir y realizar cambios.

6. El terapeuta no intenta dirigir las acciones o conversación del niño en


forma

alguna. El niño guía el camino; el terapeuta lo sigue.

7. El terapeuta no pretende apresurar el curso de la terapia. Este es un


proceso gradual y, como tal, reconocido por el terapeuta.

8. El terapeuta establece solo aquellas limitaciones que son necesarias


para conservar la terapia en el mundo de la realidad y hacerle patente al
niño de su responsabilidad en la relación.72

Si estos ocho principios son ejecutados con sinceridad, consistencia e


inteligencia; forjan grandes posibilidades de cambio. Visión del Niño
desde el Enfoque No-Directivo:

La terapia de juego da al terapeuta la posibilidad de comprender y


ayudar a aquellos niños que son considerados inadaptados y que
frecuentemente, al ser catalogados como niños problema, son remitidos
a terapia.
Bibliografía

SCHAEFER, Charles y O’CONNOR, Kevin, Manual de Terapia de Juego, El


Manual Moderno, México, 1988, Volumen 1, p. 4.66 Cfr. ORTÍ FERRERES,
J. Op. Cit. p. 42.

http://docs.google.com/viewer?
a=v&q=cache:76MRdfJCuCMJ:dspace.ups.edu.ec/bitstream/123456789/897/4/C
apitulo%25203.pdf+El+m
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