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LA PALABRA COMO ARMA DE DOMINIO SOCIAL

23 de abril 1987

25 de julio 2006

11 de noviembre 2009

18 de mayo 2010

1 de diciembre 2010

Néstor Gustavo Díaz B.


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PALABRA

Idioma: La grulla dejó sus patas estampadas

en la arcilla; uña de cuña,

y desde ahí

nace la palabra;

usada por Mussolini y

Francisco de Asís;

Según la necesidad

Imperante

religiosa o

política..
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La palabra es un hecho común en la vida cotidiana.

Los hacedores de literatura pura y los que hacen de la

palabra un estilo o un modo para lograr objetivos es asunto que no es de

polémica en la presente reflexión.

Pero esa palabra puede ser decir verdades, mentiras y

sofismas, pues la palabra es un arma de doble filo que sirve más al

esclavizador que al esclavo, por eso es que los políticos, de un color y otro,

usan la palabra como una herramienta de trabajo o sometimiento.

Los hechos son concretos y la palabra solo sirve para

crear ilusiones a los que necesitan soluciones.

La iglesia de cualquier denominación , poder supremo en cualquier nación,

sabe muy bien que la palabra da consuelo al resignado y castigo al que osa

colocar en tela de juicio el paraíso o el infierno: Dicho en palabras técnicas

EL FUNDAMENTALISMO aplicado.

Viene a la memoria la trova gaucha:

“Tengo dos enemigos

el que esclaviza y de el que se deja esclavizar

porque el esclavizado

escribe la infamia en piedra

y el esclavizador en el aire”.
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De todas maneras la palabra ni es gris ni blanca: Sólo

está sujeta a las necesidades del que la usan en el poder.

Una noticia aparecida en las agencias noticiosas

europeas me impresionó de una manera tal que me llevó a escribir las

consideraciones que hacen parte de estas reflexiones.

La noticia decía así:

“En Palestina lugar donde habita la muerte, mueren

seres por culpa de un conflicto absurdo.

Los milicianos, hombres de la guerra, estaban

conmovidos por la muerte acaecida allí en esos días, año de 1987,

Informa la agencia noticiosa que un amante desesperado

mató a su amada de manera violenta”.

Era la noticia que conmovió a los Palestinos.

En pleno ejercicio de la guerra una muerte conmueve a

los combatientes en su odio. ¿Cómo es posible que el Palestino se haya

conmovido por ese crimen?

La razón es simple:

Era la primera muerte por AMOR que había sucedido

desde que se inició el conflicto Palestino-Israelí.


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¿Qué decir y qué expresar como contribución a la vida viva de la palabra?

Es un hecho que el escritor debe trascender y establecer

una comunicación real con el lector y debe entregarle propuestas razonables.

Soy amigo de entrar en franca comunicación, o, al

menos, hacer el intento de establecer un encuentro vivo con aquellos que me

otorgan el honor de leerme.

Por esta consideración me siento responsable del

resultado y producto de estas aseveraciones.

Sería fácil, y, además, un acto de torpeza, recurrir a la

letra muerta de un discurso que exprese el pensamiento de otros:

Siguiendo la conocida metodología gringa de fechas y

presentaciones retóricas. Ese estilo no corresponde a mi manera, pues este

no es estudio de semiología.

La palabra es un arma de doble filo, se puede citar a la

cómica mexicana la “Chimoltrufia” cuando dice: “Como digo una cosa, digo la

otra”.

Dice la Biblia que “en el principio fue el verbo y el verbo

era Dios”. Esta frase es la más importante que la humanidad ha concebido, y

ha sido objeto de una reflexión interior que me ha motivado a tratar el tema.

Ahora quiero presentar otra versión de la frase bíblica: Al

principio fue la palabra, pues la palabra o verbo puede ser traducida según

la necesidad.
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Realmente no ha existido una forma más exacta para

definir la realidad y la naturaleza de la palabra, pues la historia del hombre

existe porque existe la palabra.

Muchos historiadores y científicos dicen que el primer

invento del hombre fue la rueda y afirmo que fue la PALABRA, los hechos

acontecidos en la historia más remota de el hombre siguen vigentes porque

están ordenados y concretados en la narración escrita y, de manera un poco

maleable en la tradición oral.

El abecedario y sus normas específicas de juego, como

en la gramática Y SUS RAMAS COLATERALES HACEN POSIBLE EL

CONOCIMIENTO DEL LENGUAJE.

Donde no existe la palabra: La luz no existe. Por esta

razón los estados totalitarios suprimen de inmediato la libre expresión.

La palabra nos da la dimensión a los seres, a las cosas,

para que sean un hecho vivo.

Las cosas existen cuando las nombramos.

Dice un narrador que las cosas estaban tan nuevas

porque el mundo estaba recién inventado por eso los personajes escribían

en papelitos el nombre de las cosas.

Para un lector desprevenido el hecho no tiene mayor significación, para los

que vivimos de la palabra y por la palabra, estos gestos, lo enunciado por el

narrador, son de una gran revelación.


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El tema de la palabra está perdiendo su razón de ser; su

poder de expresión y su capacidad social; pues hoy LA PALABRA FUE

SUPLANTADA POR EL PODER DE LA TECNOLOGÍA: EL INTERNET Y

SUS DERIVADOS Y ES LA VERDAD DEL MOMENTO, VIVIMOS PARA UN

MUNDO VISUAL Y AUDITIVO, hasta el punto que la Real Academia de .la

Lengua se doblegó a los principios de los ordenadores.

El ciudadano corriente, sin darse cuenta, ha perdido

contacto con la palabra escrita y con la comunicación oral y de ésta manera

ayuda a desaparecer los valores que hizo posible llegar a este estadio de la

civilización.

Tengo un recuerdo de la casa de los abuelos cuando por

costumbre se leía el capítulo de un libro todas las noches; unas veces nos

íbamos por cálidos campos manchegos en pos de quimeras; otras éramos

testigos de hermosos salones de la Francia de los luises; seguíamos a los

tres nobles espadachines que tramaban sus heroicos momentos; sufríamos

hasta el pavor cuando los fantasmas rondaban las testas coronadas de la

Inglaterra Isabelina.

Vivíamos el mundo de la historia, de la ficción, y fue por

esta experiencia que los nombres de Cervantes, Homero, Shakespeare y

otros muchos, llegaron a ser conocidos.

Sin lugar a dudas fue una experiencia transformadora

que terminó cuando llegó la TV y el Internet, esto no significa que la

evolución tecnológica esté colaborando en un mundo globalizado.


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En esas lecturas, de tiempos antiguos, se recorría el

mundo a través de la palabra de los grandes escritores que nos conducían al

destino trágico o feliz de los protagonistas.

Esa conciencia humanista, sesgada por la ideología del

momento, de la cual somos producto, nos legó un estilo cultural, una tabla de

valores, indiscutible que hacía del escritor el ser excelente con propiedades

de profeta en lo sagrado, y de visionario en lo social, y de creador de

fantasías que el devenir hizo realidad. Julio Verne es un cuento mal contado

en el día de hoy, por no citar sino a uno sólo.

¿Quién lee en familia?

¿Quién participa de la historia actual del mundo a través

del libro?

La verdad de la TV, nos informa o desinforma, según la

necesidad política del momento. Pero la verdad es que la TV nos lleva a un

atentado terrorista en vivo y en directo; vemos como los terroristas mueren

sin saber las causas de su inmolación o recibimos una información

acomodada.

Viví con mis abuelos, a lado de un fogón de leña que

lanzaba carcajadas de fuego, mientras una tía batía el chocolate con

nuezmoscada. En ese círculo familiar se contaban historias de aparecidos y

fantasmas. Esto era increíble, era el horror, era el suspenso, cuando quien

narraba tenía el ángel de contar.


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Regreso al presente, porque hoy en nuestros hogares se

crean ilusiones tecnológicas sin fuerza, sin valor real, pero muy efectivas

para lograr el fin propuesto.

Una tía, inolvidable mujer, que en su locura imaginaba

que era descendiente del actual Rey Español y de la cual no escribiré, me

contó, una noche de esas, al lado de un fogón crujiente de leños llenos de

verano, y de aroma suave de café, que ella veía reflejado en el espejo de la

sala el que iba a morir en los próximos días. A partir de aquella noche en

que la tía hizo tal revelación, mi vida se partió en dos, ya no fui el mismo,

porque me quedaba horas y horas frente al espejo de la sala de los abuelos,

esperando que en ese espacio del espejo hiciera aparición la próxima víctima

de la muerte.

Fue tanta la fuerza de mi inventiva que empecé a ver

como ese espacio translúcido del cristal de roca aparecían personas de otras

épocas: Vi a un emperador llorar ante la tumba de un joven llamado Adriano;

fui testigo de la ejecución de Reyes y Reinas; se apareció el ángel de la

noche luchando contra el ángel de la luz y otras cosas que no pueden ser

reveladas porque corro el riesgo de que me digan loco.

Hoy en día existe gente que no permite que lluevan

mariposas o se inunde nuestra imaginación de duendes y hadas.

Hoy, la gente censura a otros de mentirosos, menos a los

que deben acusar, como a los manipuladores de los medios de

comunicación.
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La gente denuncia a los que imaginan mentirosos: No,

mentirosos no hay, lo que hay son imaginadores, gente que tiene la

capacidad para convertir la rutina en algo motivador.

La gente sin sensibilidad, los que nacieron para ser

borregos, viven acusando a otros de mentirosos, porque no tienen capacidad

para criticar. Si alguien se comunica con un Emperador, es simplemente

fantástico. Si a otro lo llama la mujer más hermosa del mundo. ¡Que bien!

¿Qué maravilla? Si al de más allá, el Rey Pepinillo, le promete el moro y el

oro, pues que afortunado.

Es un acto de creación.

Lo otro la mentira, la infamia, la calumnia, pertenecen al

mundo del delito, pero no es de ese mundo del que estamos hablando. Eso

está en los libros Judiciales.

Dejemos que la gente imagine. Hay que permitir que los

niños descubran el múltiple uso de las palabras y dejemos que la palabra

recupere su capacidad para transformar la realidad como siempre lo ha

hecho. No es posible imaginar un invento si primero no se hace un conjunto

de palabras.

Si algo no tiene nombre no existe.

La palabra en sí misma es luz o laberinto.

Hay palabras que se refieren a cosas concretas y otras

que pertenecen al mundo de los imposibles, pero cuando se construyen en

grupo parecen llenas de lógica.


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Otras palabras, más de las necesarias, son

aparentemente concretas, como la palabra olor que se refiere a una

sensación definida, pero que es de imposible descripción. ¿A qué huele un

jazmín? ¿A qué sabe una naranja?

Tacto, gusto, olor, sabor, son cosas que se dicen y es

por la distracción de la palabra que se llega a su definición por aproximación.

Lo mismo que el dolor, el goce, el pensar, en los cuales hay coincidencia

cuando se expresan, pero que no pasan de ser una experiencia interior que

no se puede describir.

En mi gramática particular divido el mundo de los

contenidos de las palabras en dos: Útiles y fantásticas; las primeras

describen asuntos que permiten interpretación clara y definida; las segundas,

las fantásticas, pueden significar lo que uno desea.

Sucede, con más frecuencia de lo debido, que se está

diciendo una cosa y se está entendiendo otra.

Ese fenómeno es muy claro en San Juan de la Cruz y en

la Biblia, que leídos con diferente gramática pueden significar cantos de

amor, de guerra, de sensualidad, según la necesidad del manipulador.

El hombre se limita con el lenguaje, y en su afán de ser

superior al dios que él inventó como creador, hizo de la palabra su propia

ficción.
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Nadie sabe nada de las palabras, pero cada uno se hace

dueño de las que usa y las impone como únicas; de ahí nacen los

fundamentalismos.

Las palabras al pasar los siglos se convierten en

murciélagos que vuelan en la noche oscura:

Cada siglo grita palabras que llama verdades y convierte

cada instancia en cámaras cerradas donde habita la confusión; en el siglo

siguiente se aclaran y vuelven, como un molino al viento, a repetir el ciclo;

manada oscura de sentimientos y razones, propias de la sinrazón y la locura.

La palabra pasó del Imperio Romano a Hitler.

Hay palabras duras y blandas: Las duras se refieren a lo

que se puede tocar y ver - menos el espacio, para algunos-, y otras son las

que no podemos tocar, como los sueños.

La mayoría de las veces, un tratado perfectamente

redactado no conduce a nada y se puede comprobar con los documentos

actuales.

La exactitud en la palabra no existe: Lo otro, queda en

“el área de incertidumbre”, así dicen los científicos cuando no tienen

respuesta.

Luego, cuando se trasciende de lo cotidiano, la palabra

puede llegar hasta los pies de los dioses o los demonios, para convertirse en

alucinaciones. Para lo anterior es necesario leer antropología.


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Nada es preciso ni confiable en ellas, sólo sabemos que

están ahí con sus pequeños signos solitarios que parecen huellas de

gaviotas en la arena, o en un papel cualquiera que el hombre imprime.

Cuando se elabora un manifiesto se convierte en signo

de guerra o de superstición. Las palabras son salvación, confusión,

estigmatización, pero luego se disuelven para que llegue otra oleada de

significados nuevos.

¿Qué significa justicia y a quién debe ser concedida?

¿La justicia se concede?

¿Es el amor, idea o instinto?

El intentar responder cualquier cuestionamiento es caer

en una orgía de interpretaciones, porque la palabra ensalza, se viste de

colores y, luego, en un segundo, es un infierno; se mueve, sin excepción, en

el terreno de la no significación.

En la palabra no hay certeza; en un momento es una

fuerza de claridad, luego se esfuma hasta que pierde su trasparencia: Al

final, lo único claro es que el hombre es un animal pensante, y se llega por la

vía de la razón a la conclusión de que se está vivo sin saberse para qué.

Ha sido pretensión del hombre dejar huella de su paso

por la tierra detallando proezas o pequeñeces nacidas de su rutina; deja

referencias de su paso en la tierra: En piedras grabadas, acero, tinta, papel,

papiro, como una manera de encubrir sus dudas. Se queda en


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aproximaciones escritas; explicaciones mágicas de la vida; ya sea

inventando un dios o negándolo.

En su etapa moderna, afirmando que la ciencia, por lo

tanto las matemáticas, existen: Los números acompañados de palabras

explicativas, le permiten al hombre abandonar por un instante el “área de la

incertidumbre”.

El hombre a través de la palabra impresa puede disfrazar

su insignificancia; sin piedras talladas, sin papiros, sin pieles de cordero, no

es más que un primate desnudo que se encuentra sometido a la inclemencia

del tiempo que lo ha desconocido, lo ha negado, y lo ha dejado perdido por

un camino que tiene forma de interrogación eterna.

Dice un escritor del sur: “Nada se sabe pero las palabras

se conjugan hostiles, chillan y se acuchillan, saltan en el aire, la infestan.

Movilizan llamaradas, como ráfagas de toros, como tizones vivos, que

caldean la pedana del escándalo. Una sola palabra la no pronunciada porque

en ella está inscrita la dispersión de lo que amas. Las palabras te ensalzan,

te festejan, te animan, te enjoyan, te besan las manos, luego te muerden.

Las palabras te encumbran, te glorifican, te esmaltan con azucares, te visten

de luz, te visten de flores, luego te escupen. Las palabras te calzan de oro,

te coronan con laureles, te reverencian, te abruman de lisonjas, luego te

lapidan. Las palabras te santifican. Te cantan alabanzas, te levantan en el

aire ¡qué alto vas¡ luego te entierran!”.

Borges decía:
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“Los animales se dividen en a) pertenecientes al

Emperador, b) embalsamados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros

sueltos, h) incluidos en esta clasificación, i) que se agitan como locos, j)

innumerables) k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camellos, e)

etcétera m) que acaban de romper el jarrón, n) que de lejos parecen

moscas”.
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¿Por qué escribo?

¿Para quién escribo?

¿Cuál es la finalidad de lo que escribo?

Siempre he pensado que uno escribe por gusto, y en

esencia hay algo de eso, pero también se escribe porque hay un compromiso

o ideal que se asume.

Escribo porque encuentro en la palabra transformada en

novela, cuento, el instrumento preciso que me permite llegar a un fin que

creo verdadero.

La palabra se convierte en una traición cuando la época,

y los intereses propios de la misma se imponen y se van envolviendo, como

una gran serpiente, que estrangula al escritor y lo coloca en dificultades,

para cumplir de manera real su función de creador; y es por esta razón que

la palabra se convierte en un fantasma terrible cuando se emplea sin saberse

a ciencia cierta a quien sirve lo que escribimos. La palabra es en verdad un

camaleón.

Cuando en el hogar se narraban historias de fantasmas,

en ese momento histórico del siglo XIX o XX, la familia tenía lugares de

reunión y cada miembro pertenecía a un grupo.


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Hoy, el cambio absoluto de la época, la tecnología

siempre bienvenida, hace que la familia se desintegre, y, cosa peor, que los

miembros de la familia no se comunican asunto propio de la evolución de la

tecnología de punta.

En la totalidad de los casos hoy la familia no se habla.

La única manera de ver la familia unida es frente al televisor que promueve

un hecho global en ese monstruo ciclópeo llamado TV, que narcotiza con

propagandas y que nos conduce a la muerte de la palabra.

Otra situación que vivimos es cuando vamos a visitar a

un amigo y éste nos recibe con la siguiente frase:

Siquiera llegaste, pues ya va a empezar por TV, el

“show” más aclamado. Y nos quedamos frente a la TV en silencio absoluto:

En un naufragio de incomunicación.

En la intimidad de nuestra habitación morimos

lentamente porque sólo nos queda la TV, un gran ojo de vidrio, que se llena

de imágenes y nos arrulla separados de la verdad del momento.

Esto lo hace la tecnología para que nos hagamos la

ilusión de que vivimos un mundo compartido. Todo es falso, porque la

palabra, como un hecho vivo, significante va desapareciendo.


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¿Para quién escribe el escritor? Para un público. ¿Y qué hace ese público?

Pues la verdad ver televisión, ver cine, ver imágenes o ir a los estadios.

Y si algún libro es importante se espera verlo en CD o en

TV.

No necesitamos leer: La TV lee por nosotros, nos

informa, nos aconseja, nos explica todo según la conveniencia del

gobernante de turno.

La palabra nos dio forma, la palabra nos destruye.

Lo importante es que la gente no entre en comunicación

que produce cambios políticos y experiencias nuevas.

La Iglesia prohibió en siglos pasados los libros que estaban en el “INDICE”

por siglos. Los Gobiernos llenaron las cárceles de los que repartían o hacían

conocer ideas que no simpatizaban con el Gobierno de turno, la historia está

llena de ejemplos represivos.

La desinformación que nos dan los medios escritos y

hablados, lo que se llama hoy lo mediático nos informa según la

conveniencia.

Nos cuentan o nos muestran los efectos, pero no las

causas: Parece como si la violencia, el terrorismo, el narcotráfico y otros


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fenómenos sociales aparecen y se generan solos. Según lo que vemos el

que lanza la bomba no tiene razón.

Vemos los muertos en TV, nunca son de clase alta por

coincidencia, en la prensa nos muestran los muertos en imágenes, pero

novemos la mesa de negociaciones donde se decide la muerte de una gran

población que siempre es de un estrato inferior.

En la TV, en los periódicos y otros medios, nos entregan

violencia y pornografía, pero no vida. Usted, no se ha preguntado ¿porque la

TV y los medios es ciento por ciento violenta?

Usted, cree, como creímos muchos, que eso era así.

Desafortunadamente hay otra manera de mirar la

situación a través de la palabra viva; es decir, de las dos partes. Cosa

imposible en los momentos actuales, y es por la palabra viva y la palabra

desnuda que el hombre se puede dar respuesta a sus motivaciones. La

palabra, sin los ajustes del sistema, puede ser real. La palabra, sin las

presiones del sistema, es la llave que nos abre la puerta del conocimiento.

Esto no es un juego de palabras; ese es el privilegio de la

palabra.

El lenguaje es de doble filo, y uno de esos filos los

maneja el sistema.
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La familia, núcleo de la sociedad, se queja de que no existe comunicación.

Al estar en masa se ve la TV: Los eventos populares, los

conciertos de rock, y esto se da porque en esta época para que vivamos en

un perpetuo egocentrismo a través de la anulación de la palabra se logra la

masificación.

Alguien que esté leyendo podrá decir que lo expresado

se aparta del pensamiento científico, porque lo dicho no posee las

categorías, ni la metodología que exige una ponencia que debe integrar la

semiología y la gramática institucional. Lo refutado es completamente válido

porque sólo escribo para buscar opiniones.

He dado una visión o un tono del significado de la

palabra en la función social de lo cotidiano, pero como una obligación, debo

relatar el significado que para mí tiene la palabra en el sentido de la vida

interior, por lo tanto Ud, debe establecer su propia opinión.

He pensado que el escritor lo hace por vocación y en

esencia hay mucho de eso. Se escribe, en la mayoría de las veces por

un compromiso ideológico que se asume hacía la derecha o la

izquierda, según una serie de fenómenos que llevan al escritor a

enfilarse con determinado criterio.


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Hay muchos que no saben cual es la función social del

escritor.

Se llega al conocimiento de una manera dolorosa.

Cuando se escribe en situaciones difíciles se comprende

lo que nos rodea.

Esto, naturalmente, lleva al escritor a la experiencia

interior y a participar de una u otra manera a lo que su criterio le dice.

El universo del escritor es complejo; por un lado se

puede escribir para el goce que recrea sin comprometer las situaciones

sociales. Otro se dedica al análisis de la sociedad que le correspondió vivir.

En otros casos, el escritor se compromete con lo político de manera enfática

y usa la palabra como herramienta útil al que desea llegar al poder; estas

serían las posibilidades de un escritor.

Acepto los escritores que conjugan lo político, lo

recreativo, lo experimental, en busca de mejores formas de comunicación.

El compromiso político de la palabra escrita: Requiere de

una discusión amplia y no se puede solo esbozar como lo hago porque mi

palabra, su palabra, nuestra palabra, requieren de un debate amplio y

profundo.

El escritor se enfrenta a la trama múltiple del idioma,

trama o trampa, porque las palabras son ambiguas; los gramáticos dicen

homófonas. Digo que son hermafroditas porque se adaptan a las

necesidades del que las quiera engendrar. Cada teórico, llamase con el
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nombre que se quiera, hace de sus explicaciones, concepciones, tratados,

de complejos significados.

La palabra transformada en novela, cuento, teatro, tesis,

etc. es el instrumento preciso que permite llega a vastos sectores sociales,

para hacer, en determinadas instancias con lo escrito un acto de

participación con las ideas y los conceptos, que buscan un camino que

permita una respuesta. Nadie tiene la verdad. “Lo que es mentira hoy es la

verdad del mañana”, lo dijo Marx.

El escritor va aportando a la sociedad infinitas

posibilidades a nuestra conciencia, porque unos escriben por placer, y otros,

no menos importantes, llegan con sus propuestas para definir un orden social

o científico que se esté gestando en un momento dado. Este proceso es

complejo y la PALABRA se convierte en un arma de doble fijo, cuando la

complejidad de los intereses lo requieren. Por ejemplo:

Unos dicen que el primer invento del hombre es la rueda.

El primer invento del hombre fue el lenguaje, porque sin la PALABRA no se

podría dar fe de lo descubierto.

Aunque hoy para hacer éste artículo se esté usando

tecnología de punta. Bienvenida o los avances científicos de la palabra, pero

también criticamos la anulación total de la PALABRA como sistema crítico.

La economía y la palabra serán los únicos sistemas que

decidan el devenir del hombre, porque la Economía y la Palabra regirán al

mundo hasta el último instante. Y los medios de producción, léase Economía,


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definirán que expresar por medio de la tecnología y los medios de

comunicación, y de esa manera se convierten en censuradores para que

ninguna función se extralimite en lo comunicante; dicho en otras palabras:

Pueden los medios de producción definir que se debe consumir.

La PALABRA se convierte en un fantasma cuando se

emplea sin saberse a quién sirve: Esto es un problema, porque el monstruo

comunicante, sumado a la tecnología del momento, sirve, sin ninguna duda,

a las ideologías que hacen de la PALABRA un instrumento de dominio.

Una traición manifiesta de la palabra manipulada es el

evitar reflejar en su dimensión los sucesos que atañen al hombre.

Usualmente la sociedad se escandaliza cuando uno de sus escritores cuenta

la parte sucia sin ningún tapujo.

El escritor tildado de sucio es útil y bueno; si lo que

escribe muestra el lado oscuro del hombre. Es una lastima que la sociedad

opte por desconocer y silenciar a quien penetra el mundo de lo vil, porque

hay una parte del hombre que se debe a las supersticiones heredadas que

influyen en nuestro comportamiento y por lo tanto somos víctimas de

tradiciones que la PALABRA a grabado en el cerebro de manera totalitaria;

por esta razón es que somos fascistas en nuestro comportamiento. Sin

darnos cuenta. La filosofía moderna lo llama “fascismo inconsciente”.

La PALABRA siempre ha servido como testimonio de lo

creado. Sería de nunca acabar relatar que esa misma palabra ha servido

para redactar lo opuesto a lo que nos oprime. Siempre ha sido así.


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El lenguaje sufre de vicisitudes cuando quiere manifestar

otra manera de ver el mundo: Josué detuvo el sol, esto se encuentra dicho

con PALABRAS y la ciencia ha probado que el sol no se puede detener: Lo

uno y lo otro ha sido sustentado con palabras. Lo religioso dice que fe es

creer en lo que Dios ha revelado, la ciencia dice que sólo lo que se pueda

medir es cierto.

La sociedad ataca, vilipendia, al escritor cuando toca sus

intereses que no siempre es justa. Lo cierto es que se logran grandes niveles

de superación social e histórica, cuando la tecnología ha rebasado cualquier

meta de imaginación: Se puede ver en el genoma cualquier disfunción a

largo plazo, pero nada se ha inventado para “percibir” una depresión, etc.

La globalización, la moneda única, etc, fruto de la

tecnología de punta, es la civilización que no cesa de evolucionar de una

manera sorprendente.

Es más difícil pensar que crear lo imaginado. Hoy en día

la única dificultad que tiene el hombre para llegar a la solución es su

capacidad económica; hay tecnología para todo.

La real Academia de la Lengua, puede formular reglas y

puntualizar determinados hechos del lenguaje o sea la palabra, pero esta

institución que ha redactado por siglos el buen escribir y el hablar de manera

correcta, se ve totalmente deshecha por el (la) Internet, pues ese fenómeno

de la tecnología inventó un “idioma” para entrar en las grandes redes del

Internet, representante de una multi-nacional que ya es multi-mundial para la


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cual el idioma, es un elemento que no tiene ningún significado, pues los

“chateadores” ya han inventado un idioma” o mejor “slang” (argot), que

permite una comunicación rápida donde las reglas impuestas por la Real

academia de la Lengua se anulan, pero al mismo tiempo recogen

oficialmente las nuevas tendencias.

A las multinacionales no les importa el manejo del

lenguaje y las disfunciones que produce en el idioma. La importancia es que

el medio de comunicación se debe sacrificar el idioma en pro de la eficiencia

que es parte de la evolución.


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GRAFITI

La pared es el papel de la canalla

Urbanidad de Carreño

Escrito en el silencio inmaculado

de lo clandestino.

Una protesta:

Letras libres,

nada más,

que denuncian

inconformidad en una pared cualquiera.


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El graffiti es un tipo de comunicación que se hace sobre cualquier muro o

monumento. Es un trabajo anónimo que no se dirige a nadie particular, la

mayoría de las veces. Este sistema de escribir sobre “el muro el papel de la

canalla” viene desde la más profunda historia. El pez de los cristianos fue un

de los primeros “graffiti”, que permitía el reconocimiento entre los adeptos.

Otro “graffiti” muy famoso es el que relata el profeta Daniel en el banquete de

Baltasar, cuando una mano misteriosa escribe sobre la pared del palacio la

famosa frase “Mene mene, tekel, upharsi”. Esa misma noche fue muerto

Baltasar. Darío tomo el reino, Daniel 24-31.

Bernal Díaz del Castillo refiere que Cortés escribió sobre una pared, para

responder a unos insultos que aparecieron en las tapias de las edificaciones

de México. Francisco José de Caldas escribió en la pared la noche anterior a

su ejecución, una “o” partida con un carbón que significaba, “O larga y negra

partida”.

El graffiti ha sido el aporte más valioso en lo recorrido de

la historia del lenguaje. Este fenómeno apareció hace poco relativamente,

por lo tanto no se encuentra registrado en los diccionarios modernos.

Tiene el graffiti la particularidad de manifestar el

descontento popular, y en una frase demoledora dice anónimamente sobre

una pared una inconformidad sobre lo que está sucediendo en cualquier

plano de la vida.

Decían los antiguos que “la pared era la pizarra de la

canalla”, lo que parecía una fórmula de urbanidad no era otra cosa que una
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represión disimulada. Si buscamos en el tiempo la primera inscripción en la

“pared” se pierde en la más remota cueva. La primer inscripción escrita en

una pared o sea un graffiti se encuentra en La Biblia y desde ese momento

hasta el presente “la pared” ha recibido el mensaje fulminante, en sentencia

breve, de las frases que denuncian hechos mortificantes para el vulgo,

pueblo, horda y las más de mil maneras que se usan para definir lo que no

está considerado en la casta más alta.

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