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El Colegio de Tlaxcala A. C.

Doctorado en desarrollo regional

La economía popular y su relación


con la cultura y territorio

Materia: Sociedad Cultura y Territorio

Profesor: Dra. Laura Collin Harguindeguy

Alumno: Mtro. Alfredo Alfonso Nava Morales

mayo 2011
ÍNDICE

Introducción ..................................................................................................................... 3

Objetivo ............................................................................................................................ 3

1. Perspectivas teóricas de la economía popular ......................................................... 4

1.1 Teorías del desarrollo de la modernización y centro periferia ....................... 4

1.2 El enfoque del sector urbano informal .............................................................. 6

1.3 El enfoque de la economía popular y la teoría de la sociología del


desarrollo ............................................................................................................ 8

2. El sustento teórico del origen institucional de la empresa .................................... 10

2.1 Una visión evolucionista de la empresa de Richard R. Nelson y Sidney


Graham Winter ................................................................................................. 10

3. El funcionamiento económico del hogar según Julio Boltvinik Kalinka ............... 13

4. El concepto de cultura y la economía popular ....................................................... 15

5. La importancia de la región y la economía popular ............................................... 17

Conclusión ..................................................................................................................... 20

Bibliografía ....................................................................................................................... 22

2
Introducción

A lo largo de la historia, el hombre ha atravesado períodos de progreso y de


cambio en su sociedad. Hoy día, el mundo está modificándose velozmente, y los
fenómenos de desempleo y exclusión son cada vez más preocupantes, sobre todo
en países como el nuestro. En consecuencia, este fenómeno social y económico
que, si bien no es nuevo en términos absolutos porque en alguna medida siempre
ha existido, por su extensión ha adquirido importancia por la formación y
establecimiento de numerosas actividades productivas y comerciales, cuyos
protagonistas son los grupos sociales empobrecidos de las poblaciones
marginadas.

Para referirse a este fenómeno, economistas y sociólogos han empleado


diferentes expresiones: economía informal, pequeña producción popular urbana,
economía sumergida, economía invisible, economía de subsistencia y economía
popular. No siempre estos diferentes términos aluden exactamente al mismo
fenómeno, pues establecen diversos "cortes" en la realidad que identifican.

Por otra parte, la relación existente entre cultura y desarrollo


socioeconómico ha sido tratada por la sociología desde sus primeros inicios como
disciplina nacida de las transformaciones industriales, económicas, sociales y
políticas acontecidas en el último siglo. Las diferentes estructuras que conforman
a cada sociedad presentan a su vez la materialización en el tiempo de dicha
interacción y, por tanto, a la hora de evaluar el desarrollo socioeconómico de una
región, nación y/o sociedad es necesario analizar y diagnosticar la indisociable
relación que existe con la cultura.

Objetivo

Comprender la relación existente entre economía popular, la cultura y el territorio.


Asimismo, delinear la importancia de la economía popular como elemento para la

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disminución del desempleo en las localidades, generando efectos positivos para el
bienestar de la comunidad.

1. Perspectivas teóricas de la economía popular

El estudio de este sector presenta dificultad desde el momento de definir


economía popular. Varias son las designaciones que se han adoptado para
estudiar a este sector, aunque la mayoría coincide en señalar la importancia de
estas actividades económicas a la hora de proveer empleo y proporcionar los
medios de vida para los sectores más pobres. Sin embargo, los nombres y las
explicaciones que se le dan a este fenómeno son muy variados y responden a
diferentes etapas en el desarrollo del sector. Por lo tanto, en el presente trabajo se
pretende revisar una perspectiva general a partir de tres grandes grupos como
son: 1) la teoría del desarrollo de la modernización y la teoría centro periferia; 2) el
enfoque del sector urbano informal; finalmente, 3) el enfoque de la economía
popular y la teoría de la sociología del desarrollo.

1.1 Teorías del desarrollo de la modernización y centro periferia

Desde las concepciones desarrollistas y modernizantes imperantes en las


décadas de los 50 y 60 se habló de actividades marginales al referirse a las
acciones económicas del sector pobre de la población, las cuales daban cuenta de
un sector tradicional asociado a los llamados “oficios de la pobreza”. Los modelos
desarrollistas visualizaban a la sociedad dividida entre un sector tradicional-rural y
otro moderno-urbano. En el sector tradicional, de producción primaria, tiende a
existir generalmente un sobrante de población activa, tendencia originada por los
fuertes incrementos de población en las regiones de producción primaria y por la
aplicación tecnológica a la agricultura que hace necesaria menos gente para
producir la misma cantidad de productos. El modelo desarrollista suponía que la
industrialización era un prerrequisito para alcanzar el desarrollo y la modernización
de la sociedad, por lo que la intervención del Estado a través de políticas de corte
keynesiano era fundamental para lograr el desarrollo industrial. Es en el marco de

4
este modelo desarrollista que se difunde el concepto de marginalidad como un
primer intento de interpretación de los fenómenos de subocupación. Este enfoque
resalta los aspectos disfuncionales de la situación de marginalidad. Los modos de
vida, estrategias de sobrevivencia, oficios de la pobreza constituyen un cuerpo de
conocimiento que los marginales heredan de padres a hijos, desarrollando sus
propias formas de autosubsistencia y una cultura de trabajo ajena a los códigos
básicos de los mercados laborales modernos (González, 2006).

Otra posición es la que sostienen las corrientes de pensamiento fundadas


en la Teoría de la dependencia de la década de los 60. Esta corriente ha explicado
este fenómeno a través de los conceptos derivados de su matriz marxista como:
sobrepoblación relativa y ejército industrial de reserva. Algunos autores de esta
corriente (Nun, 1969), siguiendo la argumentación de Marx, sostienen que la
acumulación capitalista produce constantemente, en proporción a su intensidad y
a su extensión, una población obrera excesiva para las necesidades medias de
explotación del capital, es decir, una población obrera remanente o sobrante; por
lo tanto, el fenómeno es la manifestación propia del capitalismo periférico y
funcional al mismo. Para esta corriente la población marginal impedida de ocupar
roles de mayor productividad, es forzada a refugiarse en una estructura de
actividad económica que es también marginal, es decir, se genera una franja de la
población dedicada a actividades económicas que constituirían un polo marginal
de la estructura económica y se caracterizaría por: ocupaciones de baja
productividad, que no requieren calificación, relaciones de trabajo precarias e
ingresos limitados e inestables. Este polo marginal de la economía, lejos de
representar un sector separado y opuesto al sector integrado y moderno,
constituye el nivel más bajo de la estructura económica del sistema capitalista y se
relaciona directamente con los procesos de obtención de plusvalía de los niveles
medios y bajos del sistema, a través de la fragmentación del proceso productivo.

Dentro de estas dos teorías, la noción de marginalidad está íntimamente


relacionada a una concepción del desarrollo; desde esta perspectiva, la industria
es el motor del desarrollo, por lo que le corresponde absorber tal sobrante. En

5
otras palabras, se pensaba que la industrialización generaría una demanda de
fuerza de trabajo que absorbería la mano de obra, lo cual aseguraría el
crecimiento de la producción y el empleo de un creciente contingente laboral en el
sector moderno de la economía.

La marginalidad supone un proyecto de sociedad que es la modernización,


a su vez lleva implícito un proyecto económico a través de la industrialización y un
grupo dominante de referencia. Por otra parte, al hablar de marginalidad se
sobrentiende también un fenómeno de dependencia, en otras palabras, los
marginales en relación a la esfera “moderna” de la sociedad no pueden ser
considerados como actores sino sólo como sujetos dependientes (Nyssens, 1998).
Por lo tanto, el marginal es considerado como aquél que vive en una condición de
precariedad económica, víctima de la opresión del sistema. Más allá de esto, no
posee ni identidad ni autonomía. Desde esta perspectiva no se concibe al sector
cómo materia de estudio con dinámica propia y, por lo tanto, debe ser intervenido1.
El objeto de estudio debiera ser el sector moderno y su capacidad de absorber la
mano de obra.

1.2 El enfoque del sector urbano informal

Otra perspectiva es la que fue desarrollada desde el Programa Regional de


Empleo para América Latina y El Caribe (PREALC) y la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), donde surge la llamada escuela de la informalidad durante los
años 70. Éstos comienzan a hablar de sector informal urbano y argumentan que
este fenómeno es una manifestación y resultado de la heterogeneidad estructural
de la economía; en consecuencia, señalan la necesidad de homogeneizar a través
de políticas públicas, es decir, “…construir una idea […] que tenga todos los
atributos preconcebidos de la modernidad…” (Quintana, 2010: 271). Las unidades
productivas de este sector se caracterizan por: la escala pequeña de las
operaciones, los bajos índices de la relación capital/trabajo, el uso de tecnologías
relativamente simples, uso intensivo en mano de obra y baja productividad (Galin,

1
“Los procesos de intervención conllevan cambios en los mundos de vida de los actores presentes en un escenario.”
(Quintana, 2010, 245)

6
1991). Para Tokman (1990), el sector tiene sus orígenes en la presencia de
excedente de oferta de trabajo urbano, compuesto mayoritariamente de migrantes
que dejaron el medio rural para trasladarse a zonas urbanas y que no pudieron
encontrar empleo en el sector moderno. El autor identifica al sector informal
urbano como un conjunto heterogéneo de agentes localizados en el mundo
urbano. Este sector comprendería a los trabajadores por cuenta propia, a los
empleadores de microempresa (propietarios que a menudo trabajan junto a sus
familiares y un número reducido de trabajadores), los empleados de la
microempresa (trabajador asalariado no sujeto a condiciones contractuales que
regulen su inserción laboral), trabajadores familiares (trabajadores pertenecientes
al núcleo familiar del microempresario, quienes a menudo no reciben
remuneración) y trabajadores ocasionales. Desde esta perspectiva
microempresaria e informal tienden a asociarse.

El análisis de la economía popular centrado en el sector informal urbano


concibe a las unidades económicas populares como microempresas ilegales o
informales. Para los teóricos de la OIT el sector informal es considerado un sector
“atípico”, “informal”, “no moderno”, “irracional”, por lo que este sector es concebido
como una estrategia transitoria. Es decir, es una etapa previa para que los
pobladores se integren al verdadero sector “moderno”, formalizando o
normalizando sus actividades, a fin de responder a los normas de la empresa
moderna. Desde esta postura, se reconoce que los actores desarrollan actividades
económicas, pero desarrollando una “economía de la pobreza” (OIT, 1993).

La OIT y PREALC señalan que, aunque exista la voluntad de respetar la


ley, la característica esencial del sector es su incapacidad de respetar la
reglamentación (1993: 2), por lo que es necesario ver que aunque la simplificación
de las políticas y de los procedimientos puedan reducir sus costos, éstos no
tendrán demasiado efecto sobre los ingresos permanentes de la actividad informal
porque no cambiaría en nada las condiciones económicas que determinan la
existencia de estas actividades, es decir, la presencia de excedentes de mano de
obra y la dificultad de acceso a los mercados y a los recursos de la producción.

7
1.3 El enfoque de la economía popular y la teoría de la sociología del desarrollo

En la década de los 80, algunos estudiosos -fundamentalmente chilenos-


han explicado este fenómeno como estrategias de subsistencia, desplegadas por
los sectores populares como consecuencia de la implementación del modelo
neoliberal, de allí que se denomine al sector como de economía popular.
Investigadores como Luis Razeto Migliaro, Arno Klenner, Apolonia Ramírez y
Roberto Urmeneta explican el ámbito del sector de economía popular, a través de
soluciones buscadas por los mismos sectores populares, experimentando una
movilización económica extraordinaria que amortiguó los efectos de la crisis de
esa época (Razeto, et al., 1982).

Desde la Sociología del Desarrollo autores como Alejandro Portes y Manuel


Castells estudian el fenómeno de la economía popular, centrando su estudio en la
microempresa como subcontratista de capacidad primaria. Para estos autores una
de las características de los nuevos procesos empresariales a nivel mundial es la
flexibilización de las relaciones laborales y la externalización de algunas etapas
del proceso productivo. Es así que las presiones competitivas obligan a las
empresas a buscar articulaciones productivas con las microempresa como medio
para bajar los costos de mano de obra y mejorar su flexibilidad, es decir, se
fomentan relaciones entre empresas del sector formal y microempresas
(generalmente informales) para ocupar espacios cedidos por las relaciones de
trabajo asalariado. Las investigaciones llevadas a cabo en los años 90 muestran
que las microempresas no reguladas están presentes en un número sorprendente
de industrias, que emplean una proporción sustancial de la fuerza del sector
laboral (Portes y Kincaid, 1991). Este enfoque enfatiza a la economía popular
como microempresas subcontratistas de capacidad primaria, concebida como uno
de los engranajes de complejos y largos encadenamientos productivos que
responde a un rol de subsistencia directa.

Cuando se habla de economía informal se destaca el hecho de que muchas


de estas experiencias mantienen una situación jurídica irregular, pero para Razeto
esto no es así en la totalidad de los casos y tampoco su situación tributaria y

8
jurídica irregular como característica más sobresaliente. Para este autor (Razeto,
2009) es más conveniente hablar de economía popular porque las formas y
sectores económicos suelen ser identificados a partir de los sujetos que los
realizan y en este caso son, como los diferentes enfoques lo señalan, los sectores
populares; destaca también que el común denominador de estas experiencias es
la movilización por parte de los sectores populares y de su propia capacidad de
trabajo con sus recursos escasos que están a su alcance, para generar fuentes de
susbsistencia y de progreso.

El término economía popular permite partir desde los sujetos que organizan
estas actividades, reconociéndoles alguna autonomía y aceptando que las
prácticas económicas de los sectores populares poseen racionalidad particular. En
otras palabras, los sujetos de las iniciativas determinan su evolución según sus
experiencias, modos de pensar, sentir, relacionarse y de actuar (cultura); en el
marco de una realidad que los condiciona y limita, pero que al mismo tiempo les
abre diversas oportunidades y alternativas posibles. Razeto se basa en la
concepción teórica que postula que las organizaciones económicas tienen alguna
cierta identidad particular y proceden con una determinada racionalidad especial
(territorio) que comparten con otras organizaciones similares, de manera que sus
potencialidades de desarrollo consisten fundamentalmente en el despliegue de
dichas identidades y racionalidades (Razeto, 2009).

Las prácticas económicas de los sectores populares provienen de grupos y


de personas que se consideran como excluidas y cuya manera para expresarse es
mediante la acción, mediante lo concreto de lo cotidiano. De allí los esfuerzos de
autores como Razeto para legitimar las prácticas económicas del mundo popular,
superando el criterio de subterráneo, invisible, marginal o informal. La participación
de los actores implicados es esencial de tal manera que el sujeto que se estudia
no se convierte en objeto de conocimiento, sino que se reconoce como sujeto.

Otra consecuencia que entraña esta visión de la economía popular es a


partir de la base de la inclusión de todo fenómeno económico en una realidad
social, cultural, territorial e histórica precisa, ya que los actos económicos no

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resultan solamente de la búsqueda de sus intereses individuales ni de las simples
necesidades del sistema, sino que dependen de las relaciones personales y de la
estructura de relaciones.

2. El sustento teórico del origen institucional de la empresa

Sin el afán de reducir el amplio análisis teórico que explica el carácter


institucional de la empresa, esté se puede agrupar en dos posturas. Por un lado,
los partidarios del enfoque neoclásico que sostienen que la racionalidad cartesiana
es suficiente para dar una explicación satisfactoria. Por otro lado, hay quienes
sostienen que esa vía ha quedado cerrada y que la explicación de lo institucional
requiere de un nuevo modo de entender, no solo el concepto de la racionalidad,
sino la totalidad de la acción humana, esta última es la que nos interesa para el
presente trabajo.

2.1 Una visión evolucionista de la empresa de Richard R. Nelson y Sidney


Graham Winter
El enfoque clásico parte de algunos supuestos como son la inexistencia de
costos de transacción y la información perfecta, es decir, no existe la
incertidumbre. Por lo que en un modelo de transacción entre individuos que se
supone que disponen de información completa no presenta problemas, ya que
ninguna de las partes puede equivocarse en el logro de sus intereses; en otras
palabras, los clásicos presentan a los agentes económicos como simples
marionetas. Posteriormente, los neoclásicos reconocen la incertidumbre en la
acción humana, que se manifiesta al reconocer que la asignación óptima de
recursos no está asegurada, así como aceptar que la distribución de la
información no es homogénea; por lo tanto, los costes de transacción, como
concepto básico y en sentido negativo, impiden el logro de la máxima eficiencia,
dejando a las instituciones en un segundo plano, como un simple instrumento
encaminado a superar las dificultades de una racionalidad limitada y al servicio de
los intereses de los individuos. Es decir, para los clásicos la racionalidad se
atribuye al todo, mientras que para los neoclásicos, a la parte; aunque ambos
10
parten de la idea de que la racionalidad es perfecta y acabada, con independencia
del medio y a disposición de cada individuo. (Martínez-Echevarría, 2000).

En respuesta a este dilema, para Miguel Alfonso Martínez-Echevarría


surge un nuevo enfoque que estudia las instituciones a partir del carácter
cibernético de la acción humana, de la racionalidad como potencialidad propia del
agente, que se actualiza y desarrolla en la medida que aprende a resolver los
problemas que su medio continuamente le plantea. Es decir, un tipo de
racionalidad que tiene en cuenta la experiencia y el saber implícito, muchas veces
no formalizable, pero que se va acumulando en las instituciones y potencia la
capacidad para resolver nuevos problemas. Tal es el caso de la teoría de Nelson y
Winter.

Nelson y Winter prestan especial atención a la "estrategia" (conducta que


sigue la empresa en su relación con el medio), a su “estructura” (memoria
institucional) y a sus "capacidades" (entendimiento institucional). Para Martínez-
Echevarría estos tres elementos son básicos en cualquier planteamiento
cibernético, ya que sólo mediante su articulación es posible explicar cómo se
genera una conducta no determinista.

El enfoque evolucionista admite que una empresa no sigue una estrategia


única e inalterable, sino que puede cambiarla y de hecho está siempre en proceso
de continua elaboración. No se guía por un diseño a priori, sino por un plan que se
va realizando en función de las circunstancias externas y las capacidades
internas. Por eso, "estrategia" y "estructura", aunque no son la misma cosa, son
inseparables y se apoyan mutuamente. Es precisamente el modo peculiar en que
se integra la organización con la estrategia, el que pone de relieve las
"capacidades" de que dispone la empresa. Por eso, una empresa, ni puede ni
debe prever todos los detalles de la conducta a seguir, sino que le basta con
establecer unas líneas genéricas de actuación frente a los retos que plantea el
entorno. Es decir, puede suceder que lo que realmente se hizo no coincida con lo
previsto inicialmente, lo cual es prueba de que el gobierno de la acción surge de
las "capacidades" de que dispone la empresa en cada momento. Solo al poner en

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práctica la "estrategia", se descubre el objetivo real, lo verdaderamente alcanzable
por las "capacidades" desarrolladas en cada momento. La estrategia vendría a ser
más un consecuente que un antecedente, en realidad un compromiso entre lo que
se sabía y lo que se ha aprendido.

La empresa puede entonces definirse como un sistema abierto que se


mantiene unido por un deseo de aprender para afrontar dificultades relacionadas
con el problema de información, seleccionando operaciones rutinarias y
abandonando el concepto de maximización y equilibrio. Las personas que se
integran en una empresa se mantendrán unidas si la capacidad personal de que
disponen mejora de algún modo por ese aprender en común. De este modo, el
problema de la coordinación de conductas individuales, central en la teoría
económica, toma una dimensión cibernética que supera los supuestos del
paradigma neoclásico.

Las capacidades de una empresa, ya sean dominar una tecnología, o


prestar un buen servicio a los clientes, no se reducen a un simple conocimiento
teórico perfectamente formalizado, sino que son fruto de una experiencia vivida en
común, de un aprendizaje práctico que por prueba y error ha creado esos modos
de hacer. En este sentido, las empresas no son sólo un conjunto de activos
físicos, sino principalmente un entramado de capacidades que se incrementan o
se destruyen con la práctica diaria.

Lo más básico y decisivo de una empresa, su verdadera fuente de


innovación, sería, para Nelson y Winter, la capacidad de regenerarse, de
implementar continuamente nuevas estrategias. Del mismo modo que un
organismo biológico está amenazado de muerte cuando pierde la capacidad de
mantener la coordinación de sus funciones vitales, una empresa que no sepa
mantener el conjunto de capacidades que la definen, también está próxima a su
fin. La economía popular vista desde el enfoque cibernético puede plantearse su
complejidad y principio de autoorganización mediante:

…el ciberespacio [ya que] puede entonces ser visto como la


posibilidad de establecer una lógica de autoorganización

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descentralizada y no jerárquica. La autoorganización está también
en el corazón de la complejidad de la vida biológica y social. […]
[Por lo tanto,] evidencia la existencia de procesos de abajo hacia
arriba en los cuales comienzos simples conducen a entidades
complejas, sin que allí hubiera ningún plan maestro o una
inteligencia central planeándolo (Escobar, 2010: 186-187).

3. El funcionamiento económico del hogar según Julio Boltvinik Kalinka

Para este autor (Boltvinik, 2005), los hogares/familias son la base vital de la
organización social, los cuales llevan a cabo las tareas de reproducción biológica y
social. Es decir, las funciones sociales esenciales de las familias es mantener
vivos a los integrantes actuales y en condiciones de desempeñar adecuadamente
sus roles sociales, así como engendrar y criar a las nuevas generaciones. Por otra
parte, el capitalismo puro plantea que el funcionamiento ideal del mercado es que
toda la producción/comercialización sea llevada a cabo por las empresas,
correspondiéndoles a los hogares desenvolverse en el ámbito del consumo. En
consecuencia, se establecen dos tipos de relaciones: a) las empresas comprarían
la fuerza de trabajo de los hogares, y b) los hogares comprarían bienes y servicios
de consumo final a las empresas. Sin embargo, en los países en desarrollo el ideal
de la conversión de toda la población económicamente activa en población
asalariada ha estado siempre muy lejos de alcanzarse.

Una parte significativa de la población pobre del mundo está asociada a


formas no asalariadas de producción. Por tanto, Boltvinik plantea un esquema
global de la sociedad donde se considere a los hogares/familias no sólo como
unidades de consumo sino también como unidades de producción. Lo anterior
lleva al autor a tipificar cinco formas de hogares/familias:

1) Hogares domésticos naturales


Estos hogares producen todo lo que consumen, a partir de su
fuerza de trabajo, de la tierra (o naturaleza en un sentido más
amplio) a la que tienen acceso, y de las herramientas e insumos
producidos por ellos mismos en periodos anteriores. […] En el
modo de producción doméstico se parte pues de valores de uso
“productivos” (VUP) para producir valores de uso listos para

13
consumirse (VULC) (por ejemplo, comida cocinada) y, por tanto,
aptos para la reproducción del grupo. Se trata de producir para
vivir, para reproducirse. La producción al servicio de las
necesidades. Aquí no hay división social del trabajo ni, por tanto,
circulación de mercancías. De hecho, no hay mercancías, ni
valores, sólo valores de uso (2 tomo II).

2) Hogares asalariados puros


Estos hogares pueden vender toda su fuerza de trabajo puesto que
no tienen otro uso para ella. En ellos el tiempo disponible
(descontadas las horas de sueño, aseo y alimentación) se divide
solamente entre tiempo de trabajo extra doméstico y tiempo libre.
[…] es el caso del habitante de Nueva York o Londres que vive en
un departamento amueblado y realiza todas sus comidas fuera del
hogar, contrata además los servicios de lavado y planchado de la
ropa y el aseo doméstico. […] en este caso no hay producción,
sólo venta de fuerza de trabajo y compra de mercancías en forma
directamente consumible (comidas cocinadas y servidas a la mesa)
(3, 4 tomo II).

3) Hogares asalariados con producción doméstica.


“…la venta de la fuerza de trabajo será parcial, puesto que la fuerza de trabajo
también será utilizada como valor de uso dentro del hogar (para transformar
los bienes comprados en valores de uso listos para consumirse)” (3, 4 tomo II).
4) Hogares de productores puros
…es muy parecida al del asalariado puro. Sólo que en este caso el
primer elemento no es fuerza de trabajo sino otras mercancías
destinadas a la venta […] Éste es el caso típico de la circulación
mercantil simple de Marx. Un proceso de circulación que consiste
en vender para comprar y satisfacer necesidades. […] producción
de mercancías mediante valores de uso (la fuerza de trabajo
propia) y (con frecuencia) mercancías (equipo e insumos), se
distingue de la producción capitalista de mercancías porque no
incluye la compra de fuerza de trabajo, por lo cual supone el uso
de mano de obra familiar y/o de aprendices no remunerados (5
tomo II).

5) Hogares productores con producción doméstica


…una parte [de la fuerza de trabajo] […] se destina a la producción
para la venta y otra en la producción para el consumo. La fuerza de
trabajo empleada para producir y vender se apoya en el equipo (E)
y los insumos (In) para obtener la producción del vector de
mercancías destinado a la venta (Mv). La venta de este vector
permite obtener la cantidad de dinero (D), la que a su vez permite
adquirir el vector de mercancía para el consumo corriente (MC) y
durable (CD1) (5,6 tomo II).

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Las categorías tres, cuatro y cinco son las que se ajustan con mayor
precisión a la economía popular, pero sobre todo Boltvinik resalta los
conocimientos y las habilidades que las personas ponen en juego cuando trabajan
y las que despliegan cuando consumen. Para ilustrar esto, el autor ofrece un
ejemplo:

Cuando un campesino siembra la tierra, despliega las habilidades y


los conocimientos que, en su mayoría, adquirió trabajando al lado
de su padre. Si un agrónomo entrenado formalmente trabaja la
tierra, despliega un abanico distinto (al del campesino) de
conocimientos y habilidades. Los resultados de sus actividades
serán mejores mientras más profundos sean esos conocimientos y
más pertinentes al trabajo particular que se realiza. También
influyen en la naturaleza creativa, o no creativa, de su trabajo y en
su autorrealización (12 tomo II).

4. El concepto de cultura y la economía popular

Uno de los temas que ha generado mayor discusión en la construcción y en


el enriquecimiento de la teoría antropológica ha sido el concepto de cultura. Desde
una perspectiva histórica, la discusión en torno a este concepto también ha
posibilitado el diálogo con otras ramas del conocimiento. En este sentido no se
puede hablar exclusivamente de cultura desde la antropología, sin tener en cuenta
factores fundamentales de la economía, la sociología, la psicología, la filosofía,
entre muchas otras que le aportaron elementos de análisis para su definición.

Edward Burnett Tylor plantea que la cultura es: "todo aquel complejo que
incluye el conocimiento, las creencias. El arte, la moral, el derecho, las costumbres
y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en cuanto
miembro de la sociedad" (Tylor, et al., 1975: 188). Dentro de esta definición resalta
la importancia de exponer los hechos históricos, pero no solamente como una
sucesión de hechos, sino de la conexión de los acontecimientos. Por otra parte,
plantea como los fenómenos naturales son hechos concretos que parten de una
lógica dentro del orden causa y efecto.

15
Para Tylor la importancia del análisis de lo individual y lo colectivo, radica
en la coherencia entre los dos, pues si esto no se tiene en cuenta, pueden ser
excluyentes en un momento determinado para cualquier investigación. Sin
embargo, para Goodenough:

El objeto de la antropología cultural era tratar de reconstruir los


pasos o etapas que había señalado el crecimiento de la cultura.
Las sociedades con las tecnologías más simples y los sistemas
políticos menos elaborados representaban presumiblemente el
estado inferior del crecimiento; otras representaban las distintas
etapas intermedias, mientras que la sociedad de Europa
occidental, que política y militarmente dominaban al resto del
mundo en el siglo diecinueve, representaban la etapa más
avanzada (189).

En otras palabras, las prácticas económicas de los sectores populares


desde este enfoque cultural, corresponde a lo planteado en la teoría del desarrollo
de la modernización, a la teoría centro periferia, al enfoque del sector urbano
informal e inclusive a la teoría de la sociología del desarrollo, es decir, es
considerado el sector como residual, marginal o informal.

Solo el enfoque de economía popular es la única teoría que postula que las
organizaciones económicas tienen alguna cierta identidad particular y proceden
con una determinada racionalidad especial que comparten con otras
organizaciones similares, de manera que sus potencialidades de desarrollo se
enmarcan y consisten fundamentalmente en el despliegue de dichas identidades y
racionalidades (Razeto, 1984). Esto es lo que le permite a Razeto afirmar que toda
transformación cualitativa de la pobreza se está verificando ante nuestros ojos,
desde el momento en que los sectores populares asumen, de manera
independiente y autónoma, las actividades económicas que les permiten la
satisfacción de sus necesidades básicas.

Para Franz Boas la cultura es el “…conjunto diferenciado de costumbres,


creencias e instituciones sociales que parecen caracterizar a cada sociedad
aislada […] En vez de que las distintas sociedades tengan diferentes grados de
cultura o correspondan a diferentes etapas del desarrollo cultural, cada sociedad
tenía una cultura propia.” (Tylor, et al., 1975: 189). Por lo tanto, este enfoque

16
permite que la economía popular sea examinada como una entidad única y distinta
a cualquier otra.

Puesto que cada tradición se trasmitía por aprendizaje, y puesto


que las oportunidades para aprender dependían de los contactos
sociales, el actual contenido de cualquier tradición determinada […]
tenía que explicarse […] por las anteriores exposiciones de la
comunidad a gentes que transportaran otras tradiciones. Estas
exposiciones proporcionaban las oportunidades de aprender
nuevas cosas e incorporarlas a la tradición local. Junto con las
condiciones ambientales locales, se afirmaban la única
combinación posible de […] la cultura de cada sociedad (189-190).

Lo anterior reafirma que las diferencias culturales se deben entender como


el resultado de los accidentes históricos en conjunto con las limitaciones
ambientales y no como un reflejo de las etapas evolutivas del modelo económico
dominante. También la definición de empresa desde la teoría cibernética
concuerda con este enfoque de cultura.

5. La importancia de la región y la economía popular

Una aportación trascendental en el estudio de la región es la aportación de


José Gasca Zamora, quien resalta las fuertes tendencias integradoras globales de
los procesos económicos, sociales y culturales de la actualidad como generadores
de transformaciones que a su vez han inducido en nuevos modelos y paradigmas.
Por ejemplo, en los sistemas sociales y económicos los diversos patrones
territoriales han estrechado la vinculación entre los fenómenos mundiales y
locales. En este contexto, las regiones retoman una importancia especial tanto en
la práctica intelectual y académica como en el diseño de políticas y la gestión. De
tal manera, resulta estratégico el conocimiento de éstas y el tipo de acción ejercida
sobre ellas. Por supuesto, esto incluye a la economía popular.

Gasca Zamora ubica a la región como categoría y objeto de conocimiento y


revisa las propuestas vinculadas a su definición, mientras que de forma paralela
presenta el concepto de regionalización. El autor nos advierte que definir región es
una tarea delicada por el carácter polisémico, polivalente y multiescalar; no

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obstante, Gasca se remonta al surgimiento de esta expresión en el mundo
grecolatino, donde se le identificó con el orden espacial resultado de una relación
de poder y dominio. Más tarde, este concepto sirvió de base para formar la
identidad de los Estados Nación, europeos (Gasca, 2009).

La conceptualización posterior de región, por decirlo así, adquirió apellido


según el criterio metodológico para identificarla. En primer lugar, Gasca Zamora se
refiere a la región homogénea. En esta categoría, la región representa el objeto de
estudio y la regionalización es el ejercicio de clasificar. De esta forma, por ejemplo,
el interés es el estado de Tlaxcala y el número de empresas establecidas
clasificadas según su tamaño (micro, pequeña, mediana y gran empresa).

Gráfica. Unidades económicas Estado de Tlaxcala,


según estrato de personal (porcentaje)

Pequeña 11 a
50 personas,
2.65%

Mediana 51 a
250 personas,
0.54%

Micro 1 a 10
personas,
96.70%

Grande de 251 a
más personas,
0.11%

Elaboración propia con datos obtenidos de los resultados


generales Censos Económicos 2009, INEGI.

La segunda categoría es la región nodal o funcional, en la cual Gasca


Zamora distingue dos variantes: una a partir de la geografía cuantitativa y la
economía espacial, la otra es abordada desde la teoría de sistemas.
Específicamente, en la primera variante, el autor afirma que la región nodal trata
de explicar procesos de integración de territorios específicos a partir del alcance
que ejercen los determinados polos. De esta forma, el fenómeno de
emprendimiento en el estado de Tlaxcala y considerando únicamente la categoría

18
de microempresa 2 , se observa una considerable aglomeración en torno a las
principales ciudades del estado, con algunas excepciones.

Mapa. Estratificación tasa de emprendimiento municipal del Estado de Tlaxcala.

Elaboración propia, apoyado por software ArcView con datos obtenidos de los resultados generales Censos Económicos
2009 y Censo General Poblacional INEGI.

En cuanto a las regiones sistémicas, Gasca Zamora las caracteriza como


sistemas espaciales abiertos y dinámicos, estructurado por relaciones de tipo
físico, social, cultural y económico. En este sentido, relacionando el fenómeno de
emprendimiento y de pobreza, resaltan dos municipios por su alta tasa de
emprendimiento: el Carmen Tequexquitla y San Juan Huactzinco; en contraste,
por sus índices de pobreza, el Carmen Tequexquitla presenta un valor alto a
diferencia de San Juan Huactzinco. De tal forma que para complementar este
enfoque sistémico hace falta incorporar información de estos dos municipios y sus
relaciones de tipo físico, social, cultural y económico.

2
En esta categoría y a partir de los datos disponibles, considero a la economía popular.

19
Gasca Zamora describe también la región política, la cual está en función
de intereses de apropiación, dominación y control; así como las regiones plan o
programa que las define como ámbitos de intervención y gestión por parte de
actores gubernamentales. El autor incorpora, además, la definición de región
cultural, definida por la subjetividad y percepción de los grupos sociales y está en
función de sus valores culturales. Es sugestiva para los economistas esta
definición, en particular porque en la identificación de procesos culturales se
resaltan también lugares de especialización económica, de producción cultural y
de servicios administrativos, además porque la elaboración y empleo de ciertas
técnicas y herramientas de producción así como hábitos de consumo marcan, sin
duda, un efecto sobre el entorno, el cual en múltiples ocasiones no se toma en
cuenta.

De esta forma, Gasca Zamora nos presenta algunas perspectivas de región


que permiten comprender, por un lado, que los procesos económicos no son
disociables de los aspectos sociales y culturales. Por otro, ayudan a entender el
efecto de la intervención de actores extraeconómicos en la organización del
territorio y en el desarrollo regional. Entonces, la región se puede concebir como
un objeto de análisis, como un sujeto con capacidad propia de conducción o bien
como materia de intervención. Debido a esta variedad de definiciones, el autor
acierta que no existen límites ni criterios definitivos que determinen la frontera de
lo que es o representa una región. Señala además que la regionalización está en
función del tipo de región o del fenómeno abordado.

Conclusión

Es importante abordar el fenómeno de la economía popular, a partir del enfoque


de los sistemas complejos, partiendo de la región de donde se observa,
considerando aspectos como la cultura, la sociedad, el medio geográfico y su
historia específica de cada territorio. Por otra parte, el marco teórico desde el cual
se estudie este sector no deja de tener relevancia, al condicionarnos la forma de

20
abordarlo. Este enfoque nos debe permitir ver a los individuos que emprenden
estas iniciativas como empresarios, pero como empresarios desde el enfoque
cibernético en el que se les reconocen sus capacidades y experiencia para sortear
problemas en la constante lucha por satisfacer sus necesidades, alejándonos de la
necedad de que los pobres necesitan mejores empleos asalariados, prestaciones
y derechos laborales.

Por otra parte, la economía popular nos está ofreciendo un nuevo enfoque
donde la racionalidad ya no es la maximización o el utilitarismo a costa de lo que
sea, sino la satisfacción de las necesidades humanas de forma sustentable para él
y su entorno. Pues como menciona Gabriel Zaid: “…las micro y pequeña empresa
son un almacigo 3 de iniciativa prácticas, una escuela formadora de personas
capaces de actuar por cuenta propia, una red abastecedora más flexible para
atender las variaciones de la demanda en el espacio y en el tiempo.” (Zaid, 2010:
47)

Finalmente, la economía popular está funcionando para atender demandas


inmediatas de la población, ya sean de trabajo, mejora del consumo, educación,
reafirmación de la dignidad humana de cada persona y de su derecho a un
“bienvivir” 4 . Al mismo tiempo que combaten las estructuras de explotación y
dominación responsables de la pobreza y exclusión. La economía popular
comienza a implantar una nueva forma de producir, consumir y convivir en donde
la solidaridad está en el núcleo de la vida.

3
Bandeja plástica o metálica de entre 12 y 208 pequeños cubículos, las tienen quienes germinan semillas. En cada
cubículo se introduce abono para almacigo, es especial y contiene todo lo que necesitarán las semillas para germinar.
4
Entendido como “…el ejercicio humano de valerse de las mediaciones materiales, políticas educativas y de información,
no solo para satisfacer éticamente necesidades biológicas y culturales de cada uno, sino para garantizar éticamente la
realización de todo lo que se puede concebir y desear por la libertad personal y que no niegue la libertad pública.” (André
Mance, 2008)

21
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