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RESUMEN:
Las relaciones entre Esquizofrenia y Estrés son complejas. Desde el punto de vista etiológico la
mayor parte de la patología psiquiátrica reconoce una vulnerabilidad genética y adquirida, y los
factores ambientales entre los que se encuentra el Estrés. La importancia del Estrés es obviamente
esencial en la fisiopatología del Trastorno por Estrés Postraumático y sumamente importante en la
Depresión. En cambio en la Esquizofrenia el componente de vulnerabilidad tiene más peso, no
obstante, la intervención del estrés dista de ser irrelevante. La teoría del neurodesarrollo propone
un modelo fisiopatológico en que los componentes genéticos y el Estrés se integran en forma
interactiva. Por otra parte, el Estrés produce modificaciones en los circuitos de neurotransmisión.
Uno de ellos es el aumento de dopamina. Normalmente se activa más la vía mesocortical que la
mesolímbica. Eso hace que aumente la hipervigilancia. Cuando la vía mesocortical está debilitada,
se estimula más la vía mesolímbica, lo que produciría fenómenos psicóticos. Esto explicaría la
relación entre brotes o recaídas y el Estrés. La implementación de medidas de prevención y
manejo del Estrés, incluyendo el uso de psicofármacos, tienen valor en la profilaxis y terapéutica de
la esquizofrenia.
Abstract
The relationship between schizophrenia and stress is complex. Most psychiatric pathologies are
implicated by genetic and acquired vulnerability, and enviromental factors as stress. The importance
of stress is obviously essential in Postraumatic Stress Disorder and very important in Depression. In
schizophrenia vulnerability is more important, but the weight of stress is far from irrelevant.
Introducción
Muchos consideran a Vaslav Nijinsky (1888-1950) como el más extraordinario bailarín de todos los
tiempos. A los 31 años sufrió un estruendoso brote de esquizofrenia y no volvió a bailar nunca más.
Fue evaluado por Ernst Breuler, quien lo desahució. Como vemos, a veces es triste el encuentro
entre dos genios. La suegra del bailarín logra internarlo. La esposa del mismo, que desaprobaba el
procedimiento, describe la escena: "Nijinsky estaba en la cama esperando el desayuno. Llegó la
ambulancia de la policía, mientras los bomberos rodeaban el hotel Baur en Ville para impedir que
Vaslav saltase por la ventana... Los siguió dócilmente al hospital, donde quedó en la sala común
con otros treinta pacientes. De la impresión tuvo el primer ataque catatónico. El profesor Breuler
deploró este incidente lamentable que agravó su enfermedad, la cual, de otro modo, podía haber
quedado estacionaria". (1)
Si le damos crédito a esta versión, tenemos algunos puntos para subrayar. En primer lugar, el
diagnóstico fue efectuado nada menos que por Breuler, que tanto nos ha enseñado sobre la
esquizofrenia. En segundo lugar, aparece claramente descripto cómo un acontecimiento
estresante, las circunstancias de la internación, podía modificar el curso de la enfermedad, a pesar
de que el pronóstico era mucho más sombrío entonces que ahora. Esto lo veía en 1919 nuestro
viejo maestro con una claridad que no siempre está presente en la práctica de la psiquiatría en el
incipiente siglo XXI.
Casi toda la patología psiquiátrica puede esquematizarse en un modelo que reconoce una
vulnerabilidad (genética y adquirida, ya que las experiencias infantiles, por ejemplo, pueden
sensibilizar a un individuo para que en el futuro pueda presentar determinado cuadro) y factores
ambientales, como el estrés, que precipitarían la manifestación de determinado trastorno.
Sin embargo, las proporciones relativas de vulnerabilidad y estrés varían según la patología. Stahl,
por ejemplo, señala que el peso máximo del estrés está dado en el Trastorno por Estrés
Postraumático (TEPT). También es muy importante en la depresión, ya que la activación por el
estrés del eje hipotálamo-hipofisiario-adrenal (HHA) por el estrés, produce un aumento de la
hormona liberadora de corticotrofina (CRH), que conlleva a un aumento del cortisol que puede
ocasionar daño en estructuras cerebrales como las células piramidales CA3 del hipocampo, lo que
puede manifestarse como depresión y trastornos cognitivos. En la esquizofrenia, en cambio, es
mayor la relevancia de la vulnerabilidad y no serían necesarios eventos estresantes (o estresores)
de tanta importancia para precipitarla. Estos estresores pueden ser muy diversos: desavenencias
entre los padres, ser víctima de maltrato en la infancia o adolescencia, vivencias relacionadas con
la sexualidad a partir de la pubertad, etc. (2). Como veremos, la dinámica adopta la forma de
círculo vicioso, ya que dada una cierta vulnerabilidad, el estrés produce psicosis, la psicosis genera
estrés, y el estrés más psicosis.
Por cierto que no hay un genotipo único para la esquizofrenia, como sucedería en la corea de
Huntington.
Habría un grupo considerable de genes de penetrancia incompleta en juego. Como cada gen
codifica una proteína un grupo de genes puede determinar un rasgo, y varios de ellos conjugarse
para que en función de los estímulos que reciba, manifestar el fenotipo esquizofrenia. Claro que los
materiales genéticos pueden variar y darse el hecho que, con una carga genética relativamente
pequeña pero con estímulos estresantes lo suficientemente fuertes, presentarse igual la
esquizofrenia o cuadros similares dando lugar a verdaderas fenocopias. Al parecer, a la conjunción
de carga genética y factores ambientales tempranos, como infecciones virales en el embarazo y
complicaciones obstétricos con hipoxia, darían como resultado conexiones aberrantes en el
cableado neuronal especialmente entre corteza prefrontal y sistema límbico, y errores en el
mecanismo del neurodesarrollo, como destrucción por apoptosis o supervivencia de las neuronas
equivocadas, que a veces aparecen asociadas con anormalidades físicas menores, como
sindactilia o paladar ojival, que tendrían que ver, como el Sistema Nervioso Central, con el
desarrollo del ectodermo (4). Serán necesarios otros estímulos más adelante, de los que
hablaremos después, para precipitar la esquizofrenia, según un modelo que algunos han dado en
llamar "teoría de los dos golpes".
Para definir la condición resultante de ser portador de genes predisponentes y haber padecido
agresiones ambientales tempranas (hipoxia, virus del embarazo, etc.) Tsuang reformula el
concepto de "esquizotaxia". ¿Tendrá representación clínica?. Este autor supone, con toda lógica,
que encontrará esquizotáxicos entre familiares cercanos de esquizofrénicos. Lo que encontró con
más frecuencia no fueron las personalidades consideradas premórbidas como la esquizoidia y la
esquizotipia sino lo que se consideraría el correlato clínico de la esquizotaxia, que serían déficits
neurocognitivos de la memoria verbal de largo plazo, atención y funciones ejecutivas, y niveles
moderados de síntomas negativos. En un estudio abierto, se le administró un antipsicótico atípico
en baja dosis (risperidona 0,25 a 2 mg. diarios durante seis semanas) a una muestra pequeña de
esta población obteniéndose mejoría marcada en los trastornos cognitivos y mejoría leve a
moderada en los síntomas negativos (3). No obstante, aún no podemos evaluar el hipotético valor
profiláctico que puede tener este tratamiento para el futuro desarrollo de una esquizofrenia.
Si son suficientemente duros, absorberán el golpe y resistirán. Si son elásticos, se deformarán pero
luego volverán a su forma original. Pero sí son frágiles se quebrarán. Con la integridad psíquica de
una persona sucede algo análogo. El resultado dependerá de la intensidad del impacto y de la
resistencia de la persona. Un individuo no psicótico sometido a estrés activará sus defensas con
hiperactividad autonómica y conductual inducidas por el eje HHA, la noradrenalina, etc. A veces
manifestará un trastotno adaptativo que, una vez agotado el estresor, podrá remitir, dando
muestras de "elasticidad". Pero si el estímulo es extremadamente fuerte o amenazador, se
"quebrará". Una de las maneras de quebrarse es el TEPT. Los psicóticos se quiebran con más
facilidad, por eso son frágiles.
Lo que en una persona más cercana a la normalidad produce una respuesta adaptativa de
afrontamiento ("coping"), a un esquizofrénico lo descompensa y le puede ocasionar una recaída.
Varias investigaciones dan testimonio de la fragilidad de éstos pacientes ante el estrés. Por una
parte tienen mayor exposición al mismo. En segundo término el estrés los descompensa con
facilidad, ya sea con la aparición de una recaída con exacerbación de síntomas psicológicos
previos o reaparición de otros nuevos, o bien con el desencadenamiento de otra patología, como el
TEPT.
En un estudio realizado con 275 pacientes esquizofrénicos muestra que nada menos que un 98%,
reportó haber experimentado al menos un evento traumático. De estos, el 43% tenían clínica de
TEPT; y de ése 43% ¡Sólo el 2% había sido diagnosticado previamente como TEPT postpsicótico
en su historia clínica! (7). Aquí se ve no solamente cómo los esquizofrénicos tienen mayor
exposición al trauma y mayor incidencia de TEPT que la población general, sino también como se
subregistra esta última patología. Prácticamente es inadvertida por muchos clínicos, lo que resta
posibilidades de incorporar herramientas adecuadas a su tratamiento.
¿Cuáles son los tipos de eventos que pueden desencadenar TEPT en un psicótico? En principio
dos: 1) vivencias relativas a la psicosis, como alucinaciones o delirios persecutorios -lo que en este
caso requiere flexibilizar el criterio diagnostico para el TEPT que puntualiza que el trauma debe ser
"efectivamente vivido" -y 2) circunstancias relativas a la hospitalización , como las circunstancias de
la internación (especialmente si es compulsiva) y las condiciones de la misma (8).
Esta diferencia entre la "elasticidad" o adaptabilidad de los sanos frente a la "fragilidad" o rigidez de
los esquizofrénicos no deja de tener su correlato biológico. Uno de los mecanismos centrales del
estrés es la activación del eje HHA que lleva a un aumento controlado del cortisol, que por una
parte pone en marcha las respuestas adaptativas psicofisiológicas favorecedoras de las conductas
de afrontamiento ("coping") que han demostrado ser exitosas para la especie a lo largo de la
evolución, y por otra parte inhiben la secreción de CRH regulando el sistema. Esto último puede
evaluarse por medio del test de supresión de dexametasona (TSD).
Ahora bien, varios estudios testimonian la desregulación del eje HHA en los esquizofrénicos,
aunque las conclusiones no son unánimes.
Pero la dopamina también aumenta en forma independiente de ese circuito por efecto del estrés.
Conclusión
Pero en la práctica a veces se obra sin tenerlo en cuenta de modo suficiente. Un abordaje
completo, con criterio multidisciplinario, debería incluir al menos dos objetivos.
2) Amortiguar los efectos del estrés. Son útiles las técnicas psicoterapéuticas de afrontamiento
para que puedan dar respuestas más activas y exitosas, y menos autodestructivas, a los estímulos
estresantes. También es importante el uso prudente de la psicofarmacología. En primer lugar, los
antipsicóticos, pero existe una atención creciente en las acciones neuroprotectoras de otros
fármacos, como el litio. No hay suficientes datos sobre la administración preventiva de
antipsicóticos atípicos en baja dosis en personas vulnerables. El mayor conocimiento sobre este
tema redundará en el desarrollo de protocolos de tratamiento preventivo de crisis y recaídas.
Bibliografía
1- Vallejo- Nágera, Juan A. "Locos Egregios" Planeta, Bs. As. Argentina, 1992 (209-221).
2- Stahl, S. "Essential Psychopharmacology", Cambridge University Press, 2000 (110-111).
3- Tsuang, Ming; Stone, William; Faraone, Stephen "Genes, enviroment and schizophrenia". Br J of
Psychiatry, Vol 178 Suppl 40, April 2001, pps 18-24.
4- Navarro Mateu F, Barcia D, Van Os J, "Hipótesis del Neurodesarrollo y Psicosis; Implicaciones
Diagnósticas" Congreso Virtual de Psiquiatría 1 de Febrero - 15 de Marzo 2000 Conferencia 4 - CI -
A.
5- Das MK; Kulhara PL, Verma SK "Life events preceding relapse of schizophrenia" Int J Soc
Psychiatry 1997 Spring; 43 (1): 56-63.
6- Ventura J; Nuechterlein KH, Subotnik KL; Hardesty JP, Mintz, J "Life events can trigger
depressive exacerbation in the early course of schizophrenia" Abnorm Psychol 2000 Feb; 109 (1) :
139-44.
7- Mueser, KT; Trumbetts, S L, Rosenborg S D, Vivade, R R, Goodman L G, Osher F G, Auciello P,