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El mundo ya no es ancho, pero sigue siendo ajeno.
Insumos en la búsqueda de los imaginarios para la cohesión
social del Uruguay en el siglo XXI. Repensar los márgenes para
lograr el mayor desarrollo integrador y equitativo posible (hacia si
mismo, la región y el mundo) sin reiterar falsas dicotomías entre
crecimiento y distribución en todos sus niveles, tomando en cuenta
la dimesión subjetiva del desarrollo.
Fundamentación
Abordaré algunos hechos para visualizar cómo han influido los imaginarios sociales,
colectivos y culturales en la contradicción desintegración-integración para una nueva
cohesión social en la identidad actual de Uruguay.
1“La idea de metamorfosis, más rica que la de revolución, contiene la radicalidad transformadora de ésta, pero vinculada a la
conservación (de la vida o de la herencia de las culturas). ¿Cómo cambiar de vía para ir hacia la metamorfosis? Aunque parece
posible corregir ciertos males, es imposible frenar la oleada técnico-científico-económico-civilizatoria que conduce al planeta al
desastre. Y sin embargo, la historia humana ha cambiado de vía a menudo. Todo comienza siempre con una innovación, un nuevo
mensaje rupturista, marginal, modesto, a menudo invisible para sus contemporáneos. Así comenzaron las grandes religiones:
budismo, cristianismo, islam. El capitalismo se desarrolló parasitando a las sociedades feudales para alzar el vuelo y
desintegrarlas”. http://www.elpais.com/articulo/opinion/Elogio/metamorfosis/elpepuopi/20100117elpepiopi_13/Tes
2
Debemos tomar en cuenta que el concepto de “cohesión social” es sumamente
ambiguo, dado que tanto un sistema autoritario, como un democrático e integral,
pueden valerse del concepto de igual forma. Lo rescatamos criticamente en la medida
que es referencia para la democracia con un sentido social y participativo.
En tal sentido hay que ver los márgenes que se producen en lo social, cultural,
económico, político y desde dónde se producen sentidos. Quizás a la base de los
servicios públicos sociales hay que tener en cuenta la interacción entre saberes y
construcción de identidades diversas, lo que implica un espacio común integrador
como parte del conflicto de lo que podemos plantearnos como cohesión social.
Como bien plantea Marcia Rivera, en su documento preparatorio para esta reunión,
“… debemos insistir en que no puede haber un modelo único de cohesión social
puesto que ésta es precisamente una construcción social; cada grupo humano
construye formas de interacción que estarán asociadas a sus circunstancias
específicas, incluyendo su evolución histórica….A lo largo de la historia de la
humanidad, siempre ha existido un cierto nivel de tensión en las relaciones entre los
2 N. Villarreal “La larga marcha hacia la igualdad social” Fesur 2004.
3
individuos que componen una sociedad, verificándose diversos grados o modalidades
en que la igualdad y la desigualdad se expresan. Si algo deja claro la evolución
histórica del planeta es que en las sociedades siempre conviven procesos que buscan
afirmar una mayor igualdad entre las personas y procesos que buscan afirmar las
diferencias. El entre-juego, el equilibrio, el balance entre esas fuerzas de cierta
manera centrífuga y centrípeta, es lo que nos rendiría una idea de cohesión social en
determinado momento y medio.” 3
Por otro lado las tradiciones espirituales, ideológicas y culturales son parte de los
referentes que se ven cuestionados o reforzados desde las nuevas realidades.
Legitiman la consistencia ético-práctica que puede sustentar una cosmovisión
integradora o de cohesión en una sociedad. Llevando a desencadenar, o no, la libertad
social e individual de los integrantes de una comunidad o sociedad concreta.
Si tomamos en cuenta que la especie humana, como animal cultural, que cambia por
la reproducción y transferencia de los memes (inteligencia social acumulada, que a
través de la estructura de lenguaje transfiere conocimiento teórico y práctico); la
pregunta es cómo se crean círculos virtuosos para acumular y no desacumular en una
cultura de la cohesión y la integración social con autonomía en tiempos de cambios.
3Marcia Rivera, Documento base “La cohesión social en América Latina, ¿quimera o posibilidad?
4Ver Van Parijs Ph.(1996) Libertad real para todos, Barcelona, Paidós.
5Tema interesantemente abordado en la apertura del seminario por el sub-director de OPP Ec. Gerónimo Rocca
4
Abordando que pasa en la región
Implica la relevancia de políticas públicas abiertas que construyan una cohesión social
basada en valores democráticos y de empoderamiento ciudadano. Teniendo en cuenta
la importancia de la cuestión ética de la equidad y la igualdad social, siendo
relevantes la solidez del Estado de derecho, el orden social democrático y la
gobernabilidad para la participación.
La CEPAL considera que a partir de las políticas públicas es más difícil actuar sobre
los factores subjetivos de la cohesión social. Por lo que la acción en este campo suele
ser más indirecta. Por lo que quizás haya que pensar en “la política de la políticas
públicas”, es decir en los supuestos ideológicos e imaginarios que moviliza el
construir ciertas políticas, pero no en un período de gobierno sino a lo largo del
historia de una sociedad.
Como se plantea en el propio informe del BID “El curso del desarrollo económico y
social en América Latina está dominado por la búsqueda de paradigmas nuevos:
maneras simplificadas de entender el funcionamiento de la economía y la sociedad
que brinden a los gobiernos una gama de políticas alternativas. América Latina se ha
dejado llevar por paradigmas sucesivos, desde el desarrollo dirigido por el Estado y
las políticas de sustitución de importaciones de la posguerra hasta la estrategia de
liberación y apertura según los términos del Consenso de Washington en la década de
1990. Igual que ha ocurrido con otros paradigmas, se ha desvanecido el entusiasmo
por el Consenso de Washington y ahora la región anda en busca de un nuevo modelo
5
que ofrezca mejores resultados económicos, mayor estabilidad y más equidad”6
En lo subjetivo lo que dinamiza son los mitos e imaginarios colectivos de ser parte de
un proyecto de sociedad, el deseo de cambio e iniciativa de los sujetos personales y
sociales, como los sentimientos de pertenencia.
social, ahí se dice “el concepto de cohesión social se refiere no solo a los mecanismos
de inclusión y exclusión, sino también a cómo estos influyen y moldean las
percepciones y conductas de los individuos frente a una sociedad o comunidad en
particular. Como el concepto abarca la relación entre los individuos, la comunidad y
la sociedad, es importante captar las valoraciones y percepciones de las personas
acerca del grado de solidaridad que la sociedad les brinda y, a su vez, de cómo ellas
definen su solidaridad hacia los demás. Ambas valoraciones forman parte de la
dimensión intersubjetiva de esta relación entre individuo y sociedad, moldean y
enriquecen su contenido, y contribuyen a definir predisposiciones y comportamientos.
Por otro lado se observa que los proceso de desafiliación de sectores excluidos, tiene
su contrapartida en la desafiliación de sectores medios y ricos que no quieren sentirse
parte de una misma sociedad. En tal sentido la ausencia de servicios sociales en varios
sectores tiene como contrapartida la idea de los sectores que se benefician de la
riqueza que no consideran tener motivos por lo que hacerse cargo de la superación de
las desigualdades. Tema nada fácil de abordar en la actual emergencia de la “cultura
de la satisfacción”, en la que se consolidan las clases medias, sean viejas o nuevas.
8La cohesión social hoy, concluye el informe de la CEPAL, debe pensarse en un contexto histórico en el cual el Estado, el
territorio, la economía, y la cultura no coinciden más que parcialmente; donde las representaciones de la cultura nacional se
transforman en simulacros producidos por los medios de comunicación, las poblaciones circulan y se desplazan, y las
informaciones circulan en tiempo real y alcanzan vastas áreas del planeta. Más aún, el orden funcional y evolutivo de la división
del trabajo ya no corresponde a las transformaciones de la industria y los servicios, ni a un sistema político cuyas decisiones
económicas deben tomar en cuenta las conexiones cambiantes del contexto mundial. Por esas razones, el asunto de la cohesión
social resulta complejo y en muchos sentidos difícil de aprehender. El Informe también pasa revista del marco histórico de
América Latina, los avances de la globalización y del imaginario democrático, las reinvenciones de lo nacional, la llamada crisis
de identidad nacional, los escenarios de la modernidad urbana y las movilidades. Al final se plantean algunas conclusiones sobre
la relevancia de los análisis para las políticas públicas que deseen profundizar la cohesión social“. Marcia Rivera, Documento
base “La cohesión social en América Latina, ¿quimera o posibilidad?
9PNUD (2004) La Democracia en América Latina. Hacia la Democracia de ciudadanas y ciudadanos
10“Cohesión social. Inclusión y sentido de pertenencia en América Latina y el Caribe” 2007 ver capitulo IV: “Algunos factores
subjetivos de la cohesión social: un enfoque basado en los sondeos de opinión”
7
“La permanencia de los mecanismos de exclusión social, la magnitud de la población
excluida, así como la concurrencia de un gran número de factores adversos que
afectan a un mismo grupo de personas —como los que llevan a actitudes de
discriminación étnica— llegan incluso a permear las percepciones de quienes no están
afectados directamente por la exclusión social. De esta manera, tiende a difundirse
una suerte de imaginario o representación negativa generalizada en la población
respecto del funcionamiento de la sociedad, del poder y de quienes lo ejercen. Por el
contrario, las percepciones positivas de los ciudadanos sobre el funcionamiento de la
justicia, el cumplimiento de normas mínimas en la sociedad y el control de
condiciones que determinan su bienestar, influyen en conformar actitudes y
predisposiciones que favorecen la cohesión social, como el pluralismo y la no
discriminación, el sentimiento de confianza en los demás y en las instituciones, y la
solidaridad.”
Parece ser que la confianza social es clave para que existan posibilidades de cohesión
y para lograr acuerdos amplios. Es percibida a la vez como uno de los soportes y
como fruto de la democracia. El concepto de confianza social ha sido desarrollado
principalmente desde la ciencia política y la teoría de juegos, y también ha sido
retomado por los teóricos del capital social, como eje del análisis de las redes sociales
y comunitarias.
Por otro lado, los países donde la población percibe mayor solidaridad social de los
demás son los más fortalecidos en la institucionalidad de la política social, con una
lucha más activa contra la pobreza y donde se expresa, en general, más confianza. Sin
embargo, no queda claro que la percepción positiva sobre el grado de solidaridad de
los demás vaya acompañada por una valoración favorable de la subordinación de los
intereses propios al bien común.
11“En este sentido, es notable el bajo sentimiento solidario en la región cuando están en juego recursos materiales propios
(28%), explicable en parte por el rechazo mismo a los impuestos. Por otro lado, es probable que las tendencias observadas se
asocien precisamente a la exclusión social, porque esta exclusión se expresa también en la no participación, como beneficiario,
de los mecanismos de solidaridad institucional, de movilidad social, y de deliberación pública y política. Muchas veces el Estado
no está presente, o solo lo está para recaudar (aunque sea con impuestos indirectos)”.
8
y las posibilidades de movilidad social ascendente, en las percepciones sobre la
democracia. 12
El cambio de década en América Latina está marcado por el creciente rol de Brasil en
varias áreas, la atención con que se sigue el proceso liderado por el presidente
boliviano con un Constitución que refleja una sociedad multinacional y multiétnica, el
cambio político en el Chile de la Concertación de centro-izquierda a la derecha, lo
discursivo del proyecto del socialismo del siglo XXI en Venezuela y el ocaso de
comunismo en Cuba, la debilidad de las democracias centroamericanas y de Paraguay.
Argentina entre un proyecto nacional-populista y la integración latinoamericana.
Uruguay sufrió un quiebre con la crisis del 2001-2002 que llevó a mirar hacia
adelante para no desaparecer como nación, produciéndose cambios tanto en lo
político, económico, social y cultural. Quizás los 40 años de crisis constante, de lo ya
diagnosticado por la CIDE en la década del 60. Las secuelas de las crisis del 59, 69 y
82 se hicieron plenamente evidentes en la postergación de los sectores más
vulnerables que dejó afuera la crisis del 2001.
Pero la primera década del siglo XXI comenzó a mostrar un cambio de paradigma
como respuesta al inmovilismo y deterioro. De igual forma el reposicionamiento de la
sociedad, la rotación política, el crecimiento económico constante desde 2003, como
la predisposición a la inversión y la innovación, no logran cambiar algunos datos
duros de la fractura social que se instaló en el país.
Los modelos se sucedieron sobre la lógica del medio y medio, sin lograr consolidarse
hasta que la crisis del 2001 aceleró la respuesta transformadora, que era inevitable
llegara de la mano de la izquierda que busca conciliar modelos gestionados desde una
perspectiva ideológica de izquierda, pero con instrumentos que pertenecen a todo el
espectro. Más aún legitimando la idea de izquierda racional y centrista.
El país deja de mirar al pasado como el gran referente y comienza a pensar, accionar y
planificar mirando al futuro mediato, pero ya desde una situación dual que no tiene las
connotaciones de la región, pero si que genera la pregunta sobre como hacer que los
sectores mas postergados efectivamente logren capitalizar los logros a mediano y
largo plazo. Sin por ello desconocer que no solo se freno la caída, sino que se revirtió,
situando el proceso de crecimiento en función de la distribución, más allá de la
discusión sobre las formas y tiempos de la misma.
Algunos de los conflictos que podemos rastrear en las últimas décadas y que pueden
ser significativos para pensar “cohesión social” en el Uruguay del bicentenario, que
va largamente desde el 2011 al 2030, mostrando lo heterogéneo de lo que fuimos y
podemos ser, rescatando lo mejor y aprendiendo de lo que nos impide el desarrollo.
Se podría decir que del pasado, un siglo XIX con más de un proyecto de nación, la
primera mitad del siglo XX de imaginario integrador e igualitario, pasando por cuatro
o cinco décadas de decadencia a fines del siglo pasado, que dan cuenta de lo
esclerosado de algunos temas. Al presente prometedor a comienzos del siglo XXI que
puede pensar el futuro viable14, es como se visualizan los imaginarios en
contradicción de la sociedad uruguaya.
Deberíamos tomar en cuenta como han jugado y juegan las siguientes secuencias en la
formación de un nuevo paradigma de cohesión/inclusión/alteridad social:
10
Carnaval-futbol-religiosidad popular como lo “bárbaro” vs lo “civilizado”
Lo laico y lo religioso en la confluencia secular por la igualdad
Virtudes públicas-vicios privados
Partidocracia-participación social ciudadana
Garra charrúa-insignificación regional y global
Identificación con los integrados y la cultura de la exclusión y el estar fuera
Seguridad ciudadana - seguridad humana
El gobierno de Vázquez llegó con una visión de reformas estructurales que buscó re-
incluir a sectores que fueron expulsados en las décadas pasadas, a la vez que poner al
país en una dinámica de desarrollo y crecimiento perdida desde finales de la primera
mitad del siglo XX. Buscando producir los cambios hacia una sociedad desarrollada
para el siglo XXI. Si evidentemente se dieron logros importantísimos, las
restricciones en varios aspectos sofrenan la dinámica, o la hacen más lenta la
concreción de una etapa totalmente nueva.
Un diferencia fue el Plan Ceibal y la inclusión digital, con la ausencia de una reforma
educativa que se visualice como propia por todos los actores más allá de los logros
puntuales.
11
de destacar la puesta en marcha de “ventanilla única”. Reforma en lo territorial un
paso de continuidad que requiere atar con el desarrollo local y la micro economía
12
educativas y se plantea la necesidad de vincular la educación "de forma explícita a la
economía, sea como inversión o como formadora de 'recursos humanos' para los
nuevos puestos de trabajo en la industria o en el mundo de los negocios" (Davini,
1995).” 19
Ernesto Rodríguez plantea que los cambios de los últimos años “ han sido menos
visibles en las mujeres, en niños, niñas y adolescentes, y –sobre todo- en las y los
jóvenes. Si bien el Plan de Igualdad desarrolla acciones en la dirección correcta a
favor de las mujeres, al tiempo que la reforma de la salud está impactando
favorablemente en niños, niñas y adolescentes, y la reforma tributaria generó
beneficios para los trabajadores jóvenes, el “debe” sigue siendo grande.
Mientras el desempleo general se ubica en sus niveles históricos más bajos (5,4%) el
desempleo juvenil se ubica en el 21%. Si se compara, además, el desempleo juvenil
con el desempleo adulto (ubicado por debajo del promedio), aquél es cuatro veces
más elevado. Sumado a ello, hay que destacar los elevados niveles de abandono en la
enseñanza media: como expresa un reciente estudio de UNICEF, mientras que el 60 %
de los chilenos pobres y el 42 % de los argentinos pobres logran terminar el
bachillerato, en Uruguay solo 36,4 % de los no pobres y apenas el 6,35 % de los
pobres lo hace (De Armas y Retamoso 2010).
Como bien concluye Lorenzelli “El trabajo ha sido un eje articulador de la sociedad
durante gran parte del siglo XX y para muchas sociedades, la uruguaya entre ellas, un
mecanismo de cohesión e integración social. A partir del trabajo no sólo se generan
ingresos necesarios para la vida sino también reconocimiento, estatus, reconocimiento
de derechos y generación de ciudadanía.
El futuro de la región
Dado que la región tiene una de las tasas de urbanización más altas del mundo, entre
el 2000 y 2030, la población urbana de América Latina y el Caribe aumentará de 394
millones a 609 millones, esto es determinante para la cohesión social o la
desintegración. Además, Naciones Unidas prevé que en 2020 el porcentaje de la
población que habitará en zonas urbanas de esta región superará el de los países
desarrollados, convirtiéndose en la más urbanizada, con casi el 80 por ciento de sus
600 millones de habitantes viviendo en ciudades. Parece mantenerse el diagnóstico de
la CEPAL sobre juventud del 2000 En la actualidad, los jóvenes de los estratos
populares urbanos y rurales sufren un riesgo de exclusión social sin precedentes,
derivado de una confluencia de fuerzas que tienden a concentrar la pobreza entre los
jóvenes y a distanciarlos del centro del sistema social. Uruguay es parte de estos datos
de Latinoamérica.
22 Marcos Lorenzelli “Trabajo, ciudadanía y construcción de capital social para fortalecer la cohesión social”
23PNUD (2010) Informe sobre Desarrollo Humano. La verdadera riqueza de las naciones: caminos al desarrollo humano
14
comportamiento reproductivo, que descargan el mayor peso de la reproducción
biológica y social sobre los jóvenes de menores recursos, perpetuando así el círculo
vicioso de la pobreza dejándolos fuera de la inserción educativa para lograr inserción
económica. 24
24ver documento de E. Rodríguez “Jóvenes y cohesión social en Uruguay: de la invisibilidad <l protagonismo”
25El rápido envejecimiento de la población en América Latina, junto con la pobreza extendida y los problemas económicos de la
región, pondrán una gran presión sobre los gobiernos de muchos países latinoamericanos, especialmente teniendo en cuenta que
el sector público está asumiendo cada vez más responsabilidades por el bienestar de los ciudadanos. El drástico aumento que se
espera en la cantidad de personas mayores hace que sea necesario preguntarse cómo estructurar los programas de jubilación de
manera que no fomenten el retiro a edad temprana y que no dependan, a su vez, de una elevada proporción entre el número de
trabajadores actuales y el número de personas jubiladas. Uruguay, por ejemplo, subió recientemente la edad de jubilación de 55 a
60 años para las mujeres y de 60 a 65 años para los hombres.
26La creciente presencia de China e India en la economía mundial de hecho puede ayudar a América Latina. Los dos gigantes
asiáticos son compradores importantes de productos básicos de América Latina, como granos, metales industriales, petróleo y
otras fuentes de energía. Si bien el crecimiento general de América Latina, de 5,1% en 2007, es menor que el de China e India,
algunos países como Panamá, Perú, Argentina, Uruguay y Colombia han alcanzado tasas similares a las de Asia en los últimos
cuatro o cinco años y “han comenzado a demostrar un dinamismo económico que podría incentivar la tendencia de crecimiento”.
Los países de América Latina pueden usar sus recursos naturales a modo de puente hacia la prosperidad, pero para efectivamente
avanzar e incrementar el crecimiento económico en el largo plazo, es necesario incorporar instituciones, innovación,
emprendimiento y mano de obra calificada a la receta para crear un “círculo virtuoso de crecimiento de la productividad”. Las
brechas en la calidad de la educación, capacidad de innovación y de adopción y adaptación de innovaciones, cantidad y calidad
de la infraestructura física y confiabilidad de las instituciones contractuales parecen ser claves.
27http://tecnologiassociales.blogspot.com/2011/04/primer-taller-de-innovacion-y.html
15
crisis neoliberal.
El cierre de la primer década de siglo XXI retomo el rol del sector público en varias
áreas, tanto como dinamizador y articulador de la economía, la innovación y las
inversiones, pero sobre todo en las políticas de desarrollo social con la incorporación
de mínimos sociales, renta básica, reformas impositivas y de la salud que buscan
superar la brecha creciente entre ricos y pobres. Estos logros son el resultante de la
recuperación de la política y la movilización social de sectores que fueron excluidos y
impactados en los 90.
Las reformas sociales comenzadas en esta década podrían consolidar en los próximos
20 años, tanto la superación de la pobreza extrema, la inclusión social a través de una
“renta básica universal”, cobertura de salud primaria, escolarización y acceso a la
educación secundaria para la gran mayorías de las zonas urbanas.
El hecho de que haya una población más numerosa de personas mayores hará que
aumente también la demanda de atención de salud para enfermedades crónicas, en un
momento en que muchos países de la región se encuentran todavía luchando contra
enfermedades transmisibles asociadas con situaciones de hacinamiento y pobreza. El
ofrecer servicios de salud, vivienda y apoyo económico para esta creciente población
de personas de edad avanzada, será un desafío significativo para los gobiernos
latinoamericanos durante el siglo XXI, particularmente lo será para Uruguay.
En tal sentido una economía política y social que logre un modelo de desarrollo
integral que consolide un pacto virtuoso entre el sector público y privado, un pacto
político que reconozca por un lado como ventaja comparativa el crecimiento con
distribución sustantiva, una apropiación ciudadana de las grandes agendas sociales y
una inserción global en equilibrio con otros bloques parece ser uno de los escenarios
posibles al 2030 si se mantiene la estabilidad y los objetivos de la primera década del
siglo XXI.
28BM (2005) “Desigualdad en América Latina ¿rompiendo con la historia?
16
Conclusiones
El proceso que esta larga marcha se propone, ante las sociedades empobrecidas y
altamente desiguales, es acrecentar la libertad real de nuestros pueblos y de las
personas que viven en este continente, pero no en forma tan lineal, como se suponía
tanto desde lo político partidario como desde la sociedad organizada en programas
progresistas contrarios al proyecto neoliberal de los 90.
Las democracias para ser «más justas» requieren plantearse cómo desarrollar la
«libertad real para todos» y esto como parte de la cohesión social. En tal sentido, la
pregunta sustantiva hoy es: ¿qué relación se requiere entre libertad e igualdad para
lograr sociedades integradas en la diversidad? Por lo tanto, para que haya desarrollo
integral para toda/os, ¿qué equidad es necesario lograr en nuestra sociedad, en el
conflicto entre igualdad deseable y grado de desigualdad aceptable, para que se de un
proceso de ejercicio de la libertad real? 31
29PNUD (2010) Informe sobre Desarrollo Humano. La verdadera riqueza de las naciones: caminos al desarrollo humano
30Ricoeur, Paul, Si mismo como un otro, Madrid, Siglo XXI,1996.
31Ver Arendt, Hannah, La condición humana, Barcelona, Paidós, 1974.
17
La libertad real para toda/os y no sólo para alguna/os es una contradicción conflictiva
con los otros, que reclama de objetivos sociales compartidos, donde la igualdad se
transforma en una condición para afirmar la libertad de cada uno y de todos. Pero a la
vez, una igualdad que sólo se centre en la iniciativa y en las oportunidades, puede
mutilar la posibilidad de la libertad de los que se encuentran en situaciones de mayor
desigualdad. En tal sentido, las desigualdades, las discriminaciones y las exclusiones
actuales reclaman pensar la igualdad desde las posibilidades como condición integral,
para que el ejercicio de la libertad pueda desarrollar la iniciativa que busca valerse de
oportunidades en la sociedad. La relación intrínseca entre libertad e igualdad para
todos implica que la libertad de cada uno se acrecienta o disminuye con la libertad de
los otros, por lo que pensar la equidad, la igualdad y la justicia supone pensar en las
formas en que se posibilita el ejercicio de la libertad sin generar una igualdad
paralizante o mediocre.
En una sociedad injusta la libertad está coartada para las mayorías y una sociedad es
justa si integra también los distintos aspectos de la libertad que aseguran que sea una
sociedad libre de personas en equidad e igualdad.
18
ocupen verdaderamente de cuestiones excepcionales…».«El ingreso ciudadano es un
paso ineludible para ello. Las políticas de transferencia monetaria deberían
concentrarse en una sola política de ingreso ciudadano que garantice la mayor
cobertura. Otra vez, el primer paso es un ingreso ciudadano para la infancia, con
claros diseños de su futura expansión». Rubén Lo Vuolo – «Alternativas. La
economía como cuestión social»
Estrategia social por la que viene transitando Uruguay que debería comenzar a pensar
y acordar una “renta básica” articulada en la región, teniendo en cuenta que Brasil ya
la implementa para una población diez veces más que la población de Uruguay.
Decisión que podría dar una base igualitaria para el desarrollo regional.
Retomando nuevamente lo que plantea Marcia Rivera, que adquiere fuerte sentido:
“descartamos que pueda existir una teoría universal sobre cohesión social, que sea
aplicable a cualquier realidad en cualquier momento del tiempo. No existe ni parece
adecuado pretender construirla. La cohesión social es el resultado de una particular y
específica forma de articulación entre la manera en que se ha concebido y se
desempeña el Estado, la manera en que funciona el mercado, la interacción en las
familias y la sociedad civil, y la forma en que históricamente se construyeron y
evolucionaron las relaciones comunitarias y vecinales. Todos estos elementos,
complejos, dinámicos y multifactoriales, se conjugan en un entramado de políticas y
acciones concretas que tendrán resultados también concretos y específicos, que
incidirán sobre el grado y calidad de la cohesión social y de la calidad de la
convivencia en una sociedad.” 34
Bibliografía
34Marcia Rivera, Documento base “La cohesión social en América Latina, ¿quimera o posibilidad?
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