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en un programa virtual
Habitualmente, las funciones y características de los tutores se definen en función de los criterios
preestablecidos por los textos científicos. Sin embargo, la experiencia suele ser una excelente
consejera para adaptar esas elaboraciones teóricas a las necesidades de la práctica cotidiana.
Analizamos el trabajo desarrollado por la Pontificia Universidad Católica del Perú.
“La preparación del tutor debe basarse en potenciar las capacidades del estudiante en
situaciones de desempeño o de actuación específica, en el aprendizaje cooperativo y en el
trabajo interdisciplinario”, agregó la especialista, en el marco de su conferencia “Ser tutor de
un programa virtual una propuesta de capacitación”.
“Nuestro modelo de tutoría contempla -antes del inicio de cada programa académico- la
designación del equipo docente que ejercerá esta función (la elección recae en la propia unidad
académica que respalda el curso). Este tutor será quien acompañe a los participantes durante
el proceso de aprendizaje, la persona responsable del seguimiento continuo de los logros y
dificultades presentados. Será quien resuelva de manera cotidiana las dudas y consultas
referidas al funcionamiento del programa. Paralelamente, un grupo de expertos temáticos,
especialistas en el campo de especialización del programa, asesorarán y resolverán dudas o
dificultades de índole exclusivamente académico en el estudio. Con su experiencia y
conocimientos enriquecen el apoyo tutorial y lo fortalecen de manera cooperativa”, explicó.
Según relató Ugaz, los grupos de tutoría se conforman teniendo en cuenta las características
profesionales de los participantes y del programa académico. “Nuestra recomendación es que
el número de estudiantes por tutor no se exceda de 30, de tal manera que pueda realizarse un
acompañamiento personalizado y permanente. Un número que puede ser variable dependiendo
de la carga laboral del tutor y de las tareas que debe desarrollar, en función del diseño
académico del curso”, advirtió.
De acuerdo al sistema implementado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, las
funciones que deben desarrollar los tutores virtuales están agrupadas en tres rubros:
• Evitar las ansiedades del grupo, producto de la distancia en la que se encuentran los
participantes.
• Generar una interacción permanente entre los participantes apelando a recursos innovadores
como talleres virtuales, foros de tipo social (cibercafé, tablón de anuncios), intercambio de
experiencias, etc.
• Instar a la formación de grupos interactivos, ya sea por medio de sesiones de chat, foros de
discusión, además de los existentes oficialmente, listas de distribución, entre otras
herramientas.
• Mantener un trato cordial con el participante. Ser atento en las comunicaciones y muy
paciente. Tener en cuenta que los tiempos y los procesos de comunicación no son iguales para
todos los estudiantes. Respetar los ritmos de aprendizaje de cada participante.
• Explicar los contenidos de manera sencilla, en los momentos que crea oportuno.
Para cumplir con estas características, la Coordinadora Administrativa de la PUCP Virtual está
convencida que una buena labor de tutoría depende de dos condiciones fundamentales:
2) Una oportuna y verdadera capacitación (en los diversos aspectos que conforman esta
tarea).
Resultados obtenidos
• Lograr tutores más comprometidos con su función al comprender con mayor precisión la
magnitud del trabajo que ello implica.
• Una mayor satisfacción de los alumnos con relación a esta modalidad de aprendizaje, lo que
permitirá una mayor confiabilidad de los resultados de aprendizaje. “En esta línea, estamos
cada vez más comprometidos con la mejora de la calidad de esta modalidad de aprendizaje y
con la formación permanente, en pos del desarrollo integral de nuestra región”, finalizó la
Coordinadora Administrativa de la PUCP Virtual.