Y pasó a cinco jugadores el chaval David, tal Messi evitando
cualquier patadón frustrado. Así su luz brillaba, para burlar la suerte mala que aún asediaba sus yo interno. Desdichado David. Él entendía bastante poco, e intentaba dedicar a Jehová cualquier filigrana que invente “David A”. David Aveldaño Qi. Asiáticos linajes, este delantero alto como pocos, afrontaba su fin. ¡Cuantas brujería a tamaño loco !