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SERIE CULTURA u)

Dirigida por Néstor García Canclini

Se ha vuelto necesario estudiar la cultura en nuevos territorios. La indus-


trialización y la globalización de los procesos culturales, además de mo-
dificar el papel de los intelectuales y los artistas, provoca que se interesen
también en este campo los empresarios y los economistas, los gestores de
MEDIOS,
proyectos culturales y los animadores de la comunicación y la participa- MODERNIDAD •
ción social. La serie Culturas dará a conocer estudios sobre estos nuevos
escenarios, así como enfoques interdisciplinarios de las áreas clásicas, las Y TECNOLOGIA
artes y la literatura, la cultura popular, los conflictos fronterizos, los desa- Hacia una teoría interdisciplinaria
fíos culturales del desarrollo y la ciudadanía. Daremos preferencia a estu- de la cultura
dios en español y en otras lenguas que están renovando tanto el trabajo de
las disciplinas «dedicadas» a la cultura —antropología, historia y comuni-
cación— como los campos del conocimiento que se abren para estos temas
en la economía, la tecnología y la gestión sociopolítica.
TERESA PIRES DO RIO CALDEIRA Ciudad de muros
David Morley
JOOST SMIERS Un mundo sin copyright
Artes y medios en la globalización
JEAN-PIERRE WARNIER La mundialización de la cultura
GEORGE YÚDICE El recurso de la cultura
Usos de la cultura en la era global Traducción de Margarita Polo
ROSALÍA WINOCUR Ciudadanos mediáticos
La construcción de lo público en la radio
SCOTT MICHAELSEN Teoría de la frontera
Y DAVID E. JOHNSON Los límites de la política cultural
GUSTAVO LINS RIBEIRO Postimperialismo
Cultura y política en el mundo
contemporáneo
GEORGE YÚDICE Y TOBY MILLER Política cultural
JOOST SMIERS Un mundo sin copyright
Artes y medios en la globalización
ÉTIENNE BALIBAR Violencias, identidades y civilidad
Por una cultura política global
RENATO ORTIZ Mundialización: saberes
y creencias gedeil
ÍNDICE

© 2007 David Morley


All right reserved
Título del original en inglés: Media, Modemity, Technology: The Geography of the New
Authorised translation from the English language edition published by Routledge, a member of the Ilustraciones 9
Taylor & Francis Group.

Agradecimientos 11
Traducción: Margarita Polo
Introducción 13

Primera edición: diciembre de 2008, Barcelona Primera parte: La geograf-ía de la modernidad


y la orientación del futuro

1. EurAm, modernidad, razón y alteridad: ¿después


de Occidente? 33
Derechos reservados para todas las ediciones en castellano
2. Más allá de la abstracción global: la teoría regional
© Editorial Gedisa, S.A.
y la espacialización de la historia 63
Avenida del Tibidabo 12, 3°
08022 Barcelona, España Segunda parte: Domesticidad, mediación y tecnologías de lo «nuevo»
Tel 93 253 09 04
Fax 93 253 09 05 3. Asuntos públicos e historias íntimas: mediación,
gedisa@gedisa.com domesticación y dislocación 121 rt/
www.gedisa.com
4. Retórica de lo sublime tecnológico: las paradojas
de la racionalidad técnica 171

Tercera parte: Tecno antropología: iconos, tótems y fetiches


-

5. La televisión: no tanto un medio visual como un


ISBN: 978-84-9784-250-1
objeto visible 225
Depósito legal: B. 43386-2008
6. Tecnologías mágicas: lo nuevo, lo brillante y lo simbólico 249
Diseño de colección: Sans
Impreso por Romanyá Valls Coda
Impreso en España Printed in Spain
7. Prodigios y maravillas: modernidad, tradición y tecnología 275
Queda prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio de impresión,
en forma idéntica, extractada o modificada, de esta versión castellana de la obra. 301
Índice analítico
3. ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS

MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN

Tras haber examinado algunas perspectivas teóricas genera-


les sobre las «nuevas» formas de modernidad y su geografía en
un nivel «macro», me concentraré ahora en una microperspecti-
va sobre otra forma de «novedad», en relación con las nuevas
tecnologías de nuestro tiempo, sobre cómo han sido «domesti-
cadas» y cómo vivimos con ellas en nuestra existencia cotidiana.
Mi interés específico en este capítulo es abordar las cuestiones
L de la identidad desde el punto de vista de cómo debemos com-
\ prenderTa idea de la casa mediatizada, y también abordar las
cuestiones de tecnología desde el punto de vista de cómo pode-
mos comprender tanto el proceso histórico de su domesticación
como el fenómeno contemporáneo de su dislocación.
En este contexto también me propongo elaborar una pers-
pectiva que trata de articular lo simbólico con las dimensiones
materiales del análisis. Lynn Spigel aborda este aspecto de otra ma-
nera cuando sostiene que «el auge simultáneo del suburbio pro-
ducido por las masas y un lugar ubicuo llamado televisionland
(la tierra de la televisión) plantea una serie de cuestiones que hace
poco tiempo los académicos han comenzado a indagar ». 1 Al re-
plantear estas cuestiones retomo, siguiendo a Spigel, la formula-
ción de Raymond Williams de la «privatización móvil» a fin de
describir los estilos de vida de los suburbios mediatizados. Para
Williams, la «privatización móvil» ofrece la doble satisfacción
de permitir a las personas «quedarse en casa», seguras, dentro del
ámbito de su seguridad ontológica familiar, y al mismo tiempo
viajar (imaginaria o «virtualmente») a «lugares que las generacio-
Ilustración
3. Anuncio de un refrigerador de Siemens con televisión nes anteriores ni siquiera podían imaginar visitar». 2
incorporada. Reproducida con autorización de Siemens plc y BSH
Home Appliances Ltd. Spigel sostiene que, por lo menos en el contexto norteameri-
cano, se puede comprender la genealogía de las ideas sobre la do-
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ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 123

mesticidad en un mundo saturado por los medios como un desa- Queda claro, en el presente contexto, que tenemos que ir
rrollo en tres etapas principales en el período de posguerra. Como más allá del interés prácticamente exclusivo que los estudios so-
ella observa, en la situación inmediatamente posterior a la guerra bre medios siempre han tenido por la televisión, a fin de abordar
/ la televisión se veía, en gran medida, como agente de enlace, capaz el significado contemporáneo de una gama más amplia de tec-
de juntar las vidas de los familiares qii-EhibilátiTi—d7seTa-rados por nologías de la comunicación. Sin embargo, sostendré que ne-
la guerráulátesidógía se veía como un agente e ormas dese- cesitamos «descentrar» _ los medids en nuestro marái-áriátíticb,
ihre—s de' «juntar a la familia ».3 La primera etapa del desarrollo para comprender mejor las maneras en que los procesos de los
de la televisión en el período de posguerra implicó el modelo del Ea—os—y- lá Vid-a-cotidiana se entrelazan. El problema que afron-
home theatre (basado en ideas de accesibilidad, de traer «una sa- tamos no será resuelto por las propuestas contemporáneas de
lida imaginaria en la ciudad» a la cultura doméstica sedentaria de «modernizar» los estudios sobre medios, reconceptualizándolos
espectadores pasivos, seguros en casa, en el «círculo familiar», en como «estudios sobre la web» o algo similar, ya que ello sólo
la sala de estar; permitir visitas imaginarias a los grandes placeres implicaría colocar a Internet en el centro de la ecuación, don
de la ciudad y una sensación falsa de estar participando en la vida solía estar la televisión. Ese cambio sólo reproduciría una pro-
pública, para familias que, en realidad, se quedaban seguras en los blemática tecnológicamente determinista muy antigua, pero con \
suburbios. Esta primera etapa, según opina Spigel, es la que en- una nueva apariencia. Aquí la cuestión clave es, para decirlo de \\
capsula realmente el modelo de la «privatización móvil» de Wi- forma paradójica, cómo comprender la variedad de maneras en
lliams. Con el advenimiento de la televisión portátil en Estados que los medios nuevos y los antiguos se adaptan unos a otros y
Unidos en los arios sesenta, destinada a simbolizar las aspiracio- conviven en formas simbióticas, y también cómo vivimos con
nes de lo que la industria entonces imaginaba como una audiencia ellos en tanto partes de nuestros «conjuntos de medios» perso-
móvil y más activa de «personas que estaban en la onda», este nales o domésticos.'
modelo fue suplantado por el (aún vigente) modelo del «hogar
móvil», que se caracteriza no tanto por la privatización móvil,
sino por lo que la autora llama «la movilidad privatizada ».4 La (muy anunciada) «muerte» de la geografía
En la última etapa de estos desarrollos, como sostiene Spi-
gel, se da el modelo de la «casa inteligente» digitalizada (a la que Entre otras cosas, estas nuevas tecnologías de comunicación
nos referiremos más adelante), que ofrece no tanto una imagen han sido promocionadas como el anuncio de la «muerte» de la
de movilidad, sino un «espacio sensible» que, como suele decir- geografía. Desde un punto de vista británico, un ejemplo con-
se, trasciende profundamente las divisiones interior/exterior y tra- temporáneo elocuente que parecería señalar en esa dirección es
bajo/casa, en el sentido de que realmente hace innecesario tras- el crecimiento de los call centres (centros telefónicos de atención
ladarse adonde sea. En su forma digitalizada, la misma casa se al cliente) instalados en la India. Debido a la combinación de
puede considerar, en términos de Virilio, como el «último vehícu- una economía con salarios bajos y un alto nivel en el dominio
lo», donde el confort, la seguridad y la estabilidad pueden con- del inglés nativo, numerosas empresas británicas han instalado
vivir felizmente con la posibilidad de un «vuelo» instantáneo di- en ese país una gran cantidad de centros telefónicos de «aten-
gitalizado adonde sea, y la importación instantánea en casa de ción al cliente». A los empleados de esos centros se les imparten
elementos deseados procedentes «de cualquier otro lugar».s Sin cursos intensivos sobre la cultura británica contemporánea y se
embargo, como veremos, todo este discurso high-tech suele es- los forma para que presenten, a quienes los llaman, una forma
tar cuidadosamente enmarcado y domesticado por una visión muy desarrollada de «britanidad virtual», que oculte por com-
más bien nostálgica de los «valores familiares». pleto su ubicación geográfica real. Se les incita a utilizar nombres
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que «suenen ingleses» para identificarse cuando responden las enormemente y el acceso a esas tecnologías (y a la «conectivi-
llamadas y a que, en la medida de lo posible, disimulen su acen- dad» que ofrecen) depende en gran medida de donde uno esté,
to indio. En realidad, en algunos de esos centros ahora se ense- tanto en el espacio geográfico como social.' En general, la distri-
ña deliberadamente a los empleados a hablar con acentos britá- bución de estas nuevas tecnologías copia las estructuras de po-
nicos regionales, a fin de establecer mejor la autenticidad de su der establecidas, y los flujos del tráfico por Internet tienden a se-
«britanidad» y la veracidad de la impresión que se les enseña a guir las rutas establecidas por las formas de comunicación
dar, de responder a quienes los llaman como si estuvieran en anteriores. Como demuestra Matthew Zook, la economía de la
algún lugar «cerca de casa»! En las pantallas de los ordenado- era de la información está lejos de ser «sin lugar», y en realidad
res de esos centros, en la India, continuamente se muestra la la producción de conocimiento está arraigada en lugares muy
temperatura actual en el Reino Unido y la hora del meridiano de particulares, lo que constituye un «medio de innovación» geo-
Greenwich, y se les pide que operen en función de estos datos gráfico específico. Como observa Castells en su introducción al
para satisfacer a los clientes británicos. Además, los emplea- trabajo de Zook, la ubicación de los dominios de Internet es uno
dos tienen que estar al corriente de las noticias y las telenovelas de los patrones más concentrados_en el plano espacial, no sólo
en Gran Bretaña y consultar los informes del tiempo británicos, por país sino también por región, e incluso por lugares específi-
a fin de poder entablar una conversación más amena con sus cos dentro de las áreas metropolitanas.' Además, como demues-
clientes. tra Zook, una parte muy desproporcionada de la producción, la
Sin embargo, si bien estos centros telefónicos ya no necesi- distribución y el consumo de datos sobre Internet tiene lugar, en
tan estar en el territorio geográfico del Reino Unido para tratar realidad, dentro del territorio geográfico de Estados Unidos: no
eficazmente con sus clientes británicos, no están (a pesar de los sólo la tercera parte de los nombres de dominios mundiales está
defensores de la nomadología posmoderna) en cualquier lado, y registrada en ese país, sino que casi todo el tráfico mundial de
tampoco están de ningún modo «desterritorializados». Están Internet pasa a través de trece «servidores raíz» instalados en
ubicados precisamente donde están porque la India ofrece a los Estados Unidos, que tienen los directorios maestros de los sufi-
inversores la atractiva combinación de un alto nivel de habilida- jos de dominios (.com, .net, .uk, .fr, etc.). Zook observa que la
des en el manejo del inglés nativo con una economía de bajos gran paradoja es que, a pesar de la capacidad de Internet de tras-
salarios, como resultado de la larga historia de la presencia im- cender el espacio, la gran mayoría de las compañías mundiales
perial británica en tierra india. Por razones del mismo tipo, los «punto.com » sigue estando agrupada en un número muy pe-
centros telefónicos franceses y españoles tienden a estar en el queño de conglomeraciones urbanas: Nueva York, Los Ángeles,
norte de África. De modo que la supuesta geografía «dester -ii-62 Londres y San Francisco.'
rialzd»enustpomdraeucháslgibe Además, como ha demostrado el proyecto «Globalised So- f
interpreta como un conjunto de geografías «secundarias» o «a ciety» en Copenhague, a pesar de todas las opiniones que anuncia-
la sombra», creadas a través de la compleja historia del impe- ban que Internet significaría la muerte de la geografía, la pregun-1
rialismo. ta « ¿Dónde estás?» es una deTi1rnISTrísistentes en las sesiones
Además, a pesar de las disimulaciones que por lo general se de clát por Internet, y preginitás como « .¿Miide-ViVéSr»- O, iriáS
I practican en esos centros de atención telefónica, el ciberespacio
tiene una geografía muy real. Como han demostrado las
técnicamerité,' -<¿Desde dónde estás posteando?» aparecen con
mucha frecuencia-TTO-db—e-Sió ¡S áTe-C—e -süléTir un1éseo continuo
gaciones realizadas por el Centre for Advanced Spatial Analysis de reterritorializar la incertrdihribre d'éTau-hi¿acióniiihefénte
de Londres, la densidad relativa de las conexiones a Internet por a los mundos en línea. En su estudio Sobre los espacios Ihr
kilómetro cuadrado en diferentes localidades geográficas varía ---ternet para usuarios múltiples, Jenny Sunden observa que la
126 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 127

r- premisa de un espacio abstracto, fluctuante, es constantemen- Historias mediadas y la domesticación de la televisión


te desafiada por los participantes que «pasan una cantidad de
tiempo considerable en la creación de anclajes geográficos Rodeados como estamos de los debates acerca del impacto
para textos cuyos orígenes terrestres se ocultan en la interfaz que en el futuro tendrán las nuevas tecnologías de la comuni-
del ordenador ».11 cación, es muy posible que lo primero que necesitemos, si desea-
Análogamente a las observaciones que he presentado más mos evitar los peligros tanto del utopismo como de la nostalgia,
arriba sobre el uso de la «hora británica» y las normas cultura- y además evitar el error históricamente egocéntrico de tratar los
les británicas en los centros de atención telefónica en la India, los dilemas de nuestra propia época como si fueran únicos s en-
investigadores de Copenhague también hallaron muchos ejem- contrar alguna manera de ubicar esos debates uturokígico.s_.en una
plos de lo que caracterizan como «dar por sentado que Estados perspectiva histórica. Por supuesto, esta preocupación nos lleva
Unidos es el lugar y la cultura de la red» y de la «norteamerica- -á u-ha de las cuestiones centrales del trabajo histórico: la cues-
nidad» como la «norma silenciosa» o la posición por default tión de la periodización y de cómo distinguir entre las formas de
del uso de Internet:2 Estas suposiciones están incorporadas en acceso y provisión de los medios en desarrollo, ya que son trans-
actitudes y prácticas que construyen a Estados Unidos como el formadas por procesos de cambios institucionales, económicos,
centro del universo en línea y a las demás partes del mundo políticos, tecnológicos y culturales. Contamos con algunas pau-
como su periferia, y están expresadas en frases hechas, como tas que pueden guiarnos. John Ellis ha señalado acertadamente
cuando alguien se refiere a sí mismo en línea diciendo que escri- la necesidad de distinguir, por lo que respecta a la televisión, en-
be «desde el sur», suponiendo que el destinatario del mensaje tre lo que él llama la «era de la escasez» (cuando había pocos
entenderá que significa el sur de Estados Unidos; o cuando al- canales), la «era de la disponibilidad» (cuando el número de ca-
gunas personas se refieren a sí mismas diciendo que están en la nales en oferta para el telespectador comenzó a aumentar pau-
«hora de la costa este», sin sentir la necesidad de indicar que latinamente) y la era actual de «la abundancia y la incertidum-
se trata de la costa este de determinado país." En efecto, en ese bre» (donde hay múltiples canales, controles remotos, vídeos
sentido Estados Unidos (y la hora de Estados Unidos) sigue con- programados y fragmentación de la audiencia).16
formando, en amplia medida, el horizonte de la percepción de lo La cuestión clave es determinar qué es exactamente lo que
que podríamos llamar «lo real en línea».14 está siendo transformado y cómo, en respuesta a esos cambios,
' Pongamos un ejemplo de otra tecnología, a la que me referi- necesitamos adaptar nuestros paradigmas analíticos. Junto con
fé más adelante. Al igual que con Internet, la primera pregunta la conveniente genealogía de modelos de domesticidad y consu-
;que se hace en muchas conversaciones por teléfono móvil es mo de medios que propone Spigel, sería útil considerar el traba-
« .Dónde estás?». A pesar de los argumentos de Meyrowitz de jo de Robert Allen sobre la transformación de la industria del
1
yque al advenimiento de la televisión significa que «nosotros» cine como resultado de cambios tanto demográficos como tec-
(quienesquiera que seamos) ahora vivimos en un «otra parte ge- nológicos, en un contexto donde la creciente centralidad de los
neralizado», y no en un lugar que pueda especificarse, y a pesar «valores familiares» en la esfera política también se refleja en el
de la opinión de Wark de que ya no tenemos raíces u orígenes, creciente predomihio en el Mer-ca-do de «películas para público
sino sólo antenas y terminales, parece que, en realidad, aún se- familiar». El análisis de Allen clarifica no sólo la manera en que,
I guimos habitandóipcalidadesPo— srliCas realesi-qüe—as-imisnió 'en Estados Unidos, los vídeos y los DVD domésticos se han
tienen consecuencias muy reales para nuestras posibilidades„de. transformado en el principal modo de consumo de películas,
n -c-óri-ocirhiento o acción.15 » sino también cómo funcionan ahora las películas en vídeo: no
son tanto una fuente de ingresos (ya en 1992 los ingresos por ta-
128 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 129

quilla registraban una disminución del 25%), sino como forma sobre el que se van tramando los recuerdos de la infancia, pero
de «mercadeo de plataforma» para las ventas de productos au- ahora tal vez debamos ampliar la analogía y pensar cómo ese
xiliares (en particular, juguetes y juegos) que hoy en día consti- «tejido» tiene una estructura mediada y materia1. 20
tuyen la principal fuente de ganancias de la industria. En rela- Desde este punto de vista, también debemos prestar aten-
ción con mis observaciones acerca de la necesidad de evitar el ción a la compleja historia del proceso de domesticación de la
«mediacentrismo», lo que los análisis de Allen y Spigel nos ofre- televisión, reconociendo que, al respecto, la historia doméstica
cen, como ejemplos, son maneras de trazar las interconexiones de la televisión está lejos de ser singular. Así como, con el tiem-
entre los discursos pjfiriE6-1-&-AFáróf7,-1755-en--b
i—ios-afi- po, el televisor fue desplazándose de su lugar fijo en la sala de es-
-cos en la estructura doméstica, las definiciaes-diliu7ares de do- tar a otros espacios de la casa, el teléfono ha hecho un viaje si-
mesticidad, los modos de consumo de los medios y sus erectos milar, tal como describen Eliseo Verón y sus colegas en Francia.
retroactivos en los modos de la producción industrial.'' En efecto, el teléfono se ha multiplicado paulatinamente y se ha
El desarrollo del trabajo histórico sobre los medios de co- trasladado del espacio público de la recepción a otros cuartos de , ..

municación ha sido uno de los más importantes del período re- la casa.21 Claramente, cuando llegamos a la era del teléfono mó-
ciente, sobre todo el de Paddy Scannel en el Reino Unido y el de vil (que Ejniidéraré más detalladamente más adelante), no sólo
Spigel y Jeffrey Sconce en Estados Unidos.iR Con una perspec- se trata de la personalización total de la tecnología, sino que
tiva a más largo plazo, el trabajo de Siegfried Zielinski ubica muchos usuarios lo consideran como una parte de su cuerpo,
acertadamente la reciente historia del cine y la televisión en el como un reloj de pulsera. Como dijo un maestro británico al
contexto más amplio de la historia de lo que él llama la «au- describir las dificultades que tenía para lograr que los alumnos
diovisión». Subraya que el cine y la televisión deberían verse no llevaran el teléfono móvil al aula de examen, donde están
sólo como entreactos en esa historia. Análogamente, la colección prohibidos, el problema es que, para los niños de hoy en día, el te-
a cargo de Barbara Maria Stafford y Frances Terpak, basada en léfono es como una dimensión de su existencia que dan por des-
la exhibición del LA Getty Museum, en 2002, sobre «dispositi- contada: para ellos es «como cualquier otro artículo de su vesti-
vos visuales maravillosos», por lo general ubica las tecnologías menta [...I Se lo ponen en el bolsillo por la mañana y no piensan
de medios modernas dentro de la larga serie histórica de «ins- conscientemente en ello»; para esos niños, tener teléfono es sim-
trumentos para el aumento de la percepción», desde el gabinete plemente una parte normal de «estar vestidos», y viceversa_ 22
de curiosidades y el peep show hasta la cámara oscura, el mi- En oposición al argumento de Simon Frith, según el cual
croscopio y el di9rama." históricamente las tecnologías de difusión reforzaban los «pla-
Sin embargo, a pesar de estas dignas excepciones, cuando se ceres del corazón» como un sitio para las actividades del ocio
aborda la historia de los medios por lo general se suele hacer de doméstico que antes habían adoptado formas más públicas, la
manera muy reducida, tanto en términos institucionales como cuestión actual puede ser lo que el surgimiento de formas pú-
tecnológicos. Mi principal interés al respecto son las «historias blicas de televisión y de las nuevas tecnologías de comunicación
íntimas» de cómo vivimos con medios tan distintos. Una cues- «personalizadas» hacen ahora para desestabilizar la centrali-
tión importante en este sentido es cómo nuestros recuerdos per- dad de la casa.23 En efecto, hoy en día el teléfono móvil suele ser
sonales, sobre todo de la infancia, son formulados en torno a ex- la dirección vi rtuaraTialiefs-ailla -filie-va orporizációii-de su
periencias con los medios, como los programas y los personajes sentido de capa,_mi
, la «línea telefónica fija» se con-
emblemáticos de la televisión. Al respecto, también podríamos vierte en un medio de comunicación absolutamente secundario,
trazar un paralelismo con el análisis de Gaston Bachelard acer- y de aparente insignificancia para muchos de los integrantes de
ca de cómo la estructura material de la casa provee el «tejido» la nueva generación en el Reino Unido, que rara vez se moles-
130 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 131

tan en dar su teléfono fijo (si es que lo tienen), excepto como su «Silicon Valley Cultures Project» (Proyecto de culturas de Si-
una suerte de «refuerzo» o de «último recurso», y sólo dan su licon Valley). Como centro de la industria informática de Cali-
número «móvil». fornia, Silicon Valley, con su concentración sin igual de techies,
ofrece un laboratorio natural para el estudio de las más actuales
aplicaciones tecnológicas en la vida cotidiana y, en realidad, de
Hogares móviles y educación «Palm Pilot» la saturación tecnológica de la vida doméstica. Para dar sólo
una idea, en ese contexto un entrevistado en el marco del pro-
.. , Aunque tengamos que evitar los peligros de una «noma-
.. yecto se describió apologéticamente como algo «anticuado» por
idología» demasiado generalizada de la vida posmoderna, las mo- seguir escribiendo las notas donde organiza sus actividades dia-
vilidades, del tipo que sean, sin duda son centrales para nuestro rias con lápiz y papel, en lugar de usar la Palm Pilot.'
í análisis. En este contexto, ahora la familia extendida tiene que Al investigar estas cuestiones, English-Lueck y sus colegas
\ ser vista como la familia estrechada, gracias a las conexiones te- estudiaron una gran variedad de lo que describen como los ho-
lefónicas a larga distancia, sobre todo en el caso de los inmi- gares «infomatizados» de la zona, que por lo general poseen
,grantes, que suelen gastar una gran parte de su salario en llama- una masa básica de dispositivos de información, incluidas gra-
Idas a su país de origen. Como Roger Rouse dice, esto les permite badoras de cintas de vídeo, reproductores de CD, discos láser,
1«no sólo "estar en contacto", sino contribuir a tomar decisiones fax, contestador automático, servicio de contestador automáti-
participar en la vida familiar a distancia ».' Esto pone en evi- co, pagers, ordenadores fijos y móviles, Palm Pilots y teléfonos
dencia las maneras en que las personas se han adaptado a las ca- móviles. Así como Bausinger sostiene que, en lugar de estudiar
pacidades que esas nuevas tecnologías les ofrecen para permitir- el uso de las tecnologías de medios una por una, deberíamos
les, literalmente, estar en dos lugares al mismo tiempo. Como prestar atención a cómo funcionan todas juntas, como «con-
Kevin Robins y Asu Aksoy sostienen en su estudio de los inmi- juntos de medios», English-Lueck insiste en que no debería ver-
grantes turcos en Londres, esa capacidad de oscilar entre lugares se a esas personas como simples propietarias o usuarias de dis-
ahora no es, para muchos inmigrantes, más que un hecho trivial positivos individuales, sino como operadoras de «ecosistemas
de la vida cotidiana, pues por lo general van y vienen, en dife- de tecnología »."
rentes momentos de un mismo día, entre canales de televisión Por supuesto, incluso en la vanguardia de la alta tecnolo-
turcos y británicos, entre conversaciones cara a cara en Londres gía los mismos dispositivos pueden utilizarse de varias mane-
y llamadas telefónicas a larla distancia a parientes o amigos que ras y pueden tener efectos contrarios en hogares de diferentes
están lejos, practicando una gran variedad de interacciones co- tipos, juntando a familiares que ya mantienen una relación cer-
municativas por diferentes medios. En ese sentido, dando vuelta cana, al mismo tiempo que permite a otros alejarse y, por ende,
a la panacea de Raymond Williams, Robins y Aksoy insisten en colocando los antiguos patrones de relaciones en formas media-
que, para muchos inmigrantes, lo «usual» es ahora la cultura das y de una manera diferente.' Así, en algunos casos se crean
transnacional, por lo menos en sus formas mediadas.25 nuevas redes de conexión mediante la producción y el envío de
Evidentemente, las nuevas tecnologías son cada vez más im- vídeos a través del correo electrónico y, ahora, por la distribu-
portantes en la vida de muchas familias, no sólo las de los in- ción electrónica de imágenes fijas y móviles de la vida domésti-
migrantes. La investigación realizada por Jan English-Lueck, ca a través de la cámara del teléfono móvil (los primeros pasos
Charles Darrah y James Freeman de la San José State University o del bebé; lo que le pasó a Jack al salir de la escuela hoy). En
of California sobre «Tener una familia en Silicon Valley» deriva otros casos, los miembros de la familia han manifestado sentir
de un estudio etnográfico a largo plazo realizado como parte de placer por poder ser más independientes y pasar más tiempo fí-
132 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 133

sicamente separados, porque se sienten «más seguros» gracias a donde los padres están ocupados, son profesionales, viven con
las formas virtuales de contacto a distancia que permiten estas horarios muy ajustados y tienen que equilibrar constantemente
tecnologías (en realidad, según English-Lueck, la única vez en las exigencias del trabajo y la familia. En estos casos, la organi-
que todos los miembros de una familia habían estado físicamen- zación de la fiesta de cumpleaños de los hijos está junto con las
te juntos algunas semanas fue cuando acordaron estar todos en obligaciones de trabajo, y los acuerdos se negocian tanto entre
casa para ser entrevistados por el investigador). cónyuges como entre padres e hijos, así como cuando se llega a
Una de las principales preocupaciones de la investigación de un acuerdo con un cliente. Por lo tanto, los dispositivos de tele-
English-Lueck y su equipo es la difuminación radical de los lí- comunicaciones se utilizan para coordinar las obligaciones la-
mites entre trabajo y hogar debida al desarrollo de los nuevos borales de los padres y los compromisos sociales en sincronía
patrones de trabajo en casa que permite la tecnología del orde- con el club de los niños después de la escuela. En lugar de ver
nador. En ese contexto, un aspecto interesante es la medida en una simple oposición entre la tecnología y la 'familia, en esta
que los discursos institucionales sobre la identidad que se origi- cultura, ahora mantener y actualizar la infraestructura técnica
nan en el mundo de los negocios comienzan a abrirse camino en que apoya, y Tosibilita las actividades de la familia es vista
,1 el hogar. Nos encontramos con situaciones donde las familias córritiMa—iOrma ciave de «trabajo familiar». Además, estas tec-
cada vez Más se ven.á sí mismas y a Sus problemas en los térmi- nologías a menudo constituyen las modalidades de la intimidad
nos de la teoría de la gestión. De modo que sus diversas activida- doméstica. Como dice English-Lueck, «los entrevistados dije-
des se organizan utilizando los principios de la gestión comer- ron llegar a su casa por la noche, sentarse juntos, cada uno con
cial, como en el caso de una familia que había establecido una su ordenador portátil, leer cada uno su correo electrónico y ha-
«Declaración de misión familiar», derivada del libro de Steven blar sobre eso, [...] [y] eso es lo que ahora constituye su "tiem-
Covey, Los siete hábitos de la gente altamente productiva, que po para la pareja" ».31
habían impreso y pegado en la puerta del refrigerador." Para los miembros muy estresados y móviles de esas familias
Si bien esas instancias de transferencia de los modos de or- con dobles ingresos, la cuestión de quién pasa a buscar a los ni-
ganización de grupo y de actividades basados en el ordenador ños de qué lugar y a qué hora, por ejemplo, de sus actividades
desde el mundo de los negocios hasta el espacio doméstico son después de la escuela, se negocia cada día, por teléfono móvil y
exclusivas, por lo menos hasta hoy, de las secciones más tecno- por correo electrónico. Cuando llegan a casa, los niños pueden
lógicamente avanzadas de las sociedades ricas, ahora se están recitar sus actividades para el día siguiente, mientras los padres
expandiendo más allá de los confines de Silicon Valley. En todo las anotan debidamente en sus Palm Pilots, verifican si hay al-
Estados Unidos, dado el auge de los dispositivos de computa- gún problema con sus demás citas y prometen a sus hijos con-
ción móviles, como los Palm Pilots en el ámbito doméstico de la firmarles el lugar y la hora donde pasarán a buscarlos a media
clase media, ahora diversos sitios web promocionan calendarios tarde del día siguiente. Éste es un mundo donde ahora la educa-
basados en Internet y también ahora programas como «WeSync» ción virtual tiene que llevar parte de la carga del cuidado de los
y «OrganisedHome.com » permiten que los familiares separados hijos, y donde estar en contacto electrónico con un hijo (darle la
puedan mantenerse en contacto y coordinar sus actividades a bienvenida a casa con un mensaje de texto, desearle que «ten-
distancia." ga un buen día» como una manera de demostrar preocupa-
Como sostienen estos investigadores, todo esto revela un ción y responsabilidad) puede cumplir un papel cada vez más
cuadro de situación donde ahora los nuevos modos de comuni- importante en los patrones de crianza de los hijos.'
cación electrónica se han convertido en la infraestructura de la
vida familiar. Esto se da, sobre todo, en familias de clase media,
134 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 135

Vigilancia tecnológica en la esfera doméstica del vínculo entre los miembros de la familia. Como dicen André
Caron y Litizia Caranovia, «independientemente de si está en-
En las familias que son objeto del estudio de Silicon Valley, cendido o no, es el símbolo de la disponibilidad recíproca de los
los dispositivos de comunicación móviles llevan una parte im- miembros de la familia y de estar constantemente "en contac-
portante de la carga de la educación y, lo que es bastante prede- to" ». Por supuesto, como también observan, el significado atri-
cible, de la parte de la madre. Así, el estudio muestra que una buido a ese símbolo puede ser diferente para cada miembro:
madre siempre lleva «un pager y un teléfono móvil para estar en para una madre, puede ser el símbolo del cordón umbilical elec-
contacto con su hijo adolescente cuando llega a casa después de trónico con sus hijos, que a veces pueden verlo, con resenti-
la escuela». En esas familias también hay un sistema cada vez miento, como una suerte de correa electrónica.'
más complejo de reglas familiares que rigen el uso (y penalizan La medida en que el hogar trasciende el espacio físico de la
el no uso) de los dispositivos técnicos a través de los cuales se co- casa para incorporar las «extensiones» como el coche está bien
munican (se les dice a los niños que deben tener siempre encen- establecida, y esas cuestiones de formas mediadas de vigilancia
didos sus pagers o teléfonos). Incluso una madre dice: «Me pon- parental a distancia también surgen en ese contexto. En Estados
go nerviosa cuando [su hijo] no tiene el teléfono encendido». 33 Unidos, como observan James Hay y Jeremy Packer en su estu-
Esotipde«ucaónroi»teclógamn dio sobre la integración progresiva de una variedad de dispositi-
mediada se están expandiendo cada vez más. Sin duda, y en el vos de comunicación en el automóvil, ahora es posible instalar
Reino Unido también, ahora se ha vuelto muy común que los una «caja negra» en el coche y controlar cómo conducen sus hi-
padres efectúen diferentes formas de «telecuidado» de los hi- jos adolescentes cuando toman el coche prestado, lo que auto-
jos y los equipen con teléfonos móviles precisamente para poder máticamente «advierte» al conductor que está superando la ve-
saber dónde están y qué están haciendo. locidad permitida o cometiendo alguna forma de infracción
Esta forma de vigilancia parental posibilitada por la tecno- vehicular definida por los padres. Como dice una madre, «todos
logía es un negocio cada vez más grande. En el Reino Unido, en los coches deberían tener este dispositivo; [...] es como tener una
el verano de 2005 se hizo el lanzamiento comercial, al inicio de niñera en el coche». 38
las vacaciones escolares de verano, del servicio «KidsOK», que Aquí tal vez sea necesario hacer una observación, pues algu-
permite a los padres seguir continuamente el paradero de los hi- nos de estos comentarios pueden interpretarse como una suerte
jos a través de los enlaces GPS de sus teléfonos móviles.' Por su- de nostalgia irracional por un mundo previrtual de mi parte. Si
puesto, ésta no es una vía unidireccional; también hay ejemplos bien reconozco cabalmente los beneficios potenciales de estas
de hijos adultos que imponen a sus padres mayores el uso del te- tecnologías en el hogar, también hay límites por lo que respecta
léfono móvil, para mantenerlos bajo vigilancia, como parte de a la sustitución de los vínculos reales por vínculos virtuales. Este
su obligación de « cuidarlos ». 35 Pero no sólo se trata de una argumento ha sido sostenido por Deirdre Boden, que halla, en
cuestión de vigilancia intergeneracional: la prensa británica ha su investigación sobre agentes de Bolsa, que el contacto por co-
publicado recientemente una serie de artículos donde se da cuen- rreo electrónico y por teléfono se consideraba inadecuado para
ta del fenómeno emergente de relaciones de adultos que rompen mantener la confianza personal de la que, en última instancia,
cuando uno de los miembros de la pareja descubre la infidelidad dependen sus acuerdos financieros. Para esos fines, sólo se con-
del otro controlando subrepticiamente la casilla de «mensajes sideran suficientes las reuniones cara a cara, es decir, según Bo-
recibidos» de su teléfono móvil.' den, «la compulsión de la proximidad» incluso en un mundo al-
En ese contexto, el teléfono móvil o el pager también se con- tamente tecnologizado. 39 Sea en el mundo de las finanzas o en
vierten en un símbolo concreto que representa la permanencia las relaciones familiares, la cuestión es cómo puede mantenerse
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la confianza sin esas reuniones cara a cara, y es difícil lograrlo ción que, según Gardam, ya no es posible, pues se trató de «la
sin el grado de «redundancia» comunicativa que proporciona la última generación de la televisión familiar».41
proximidad física para entablar y mantener relaciones de con- Por cierto, en el Reino Unido los modos de ver la televisión
fianza, sobre todo cuando hay problemas. Sin embargo, cabe han cambiado radicalmente en los últimos arios; la costumbre
observar que English-Lueck y su equipo también hallaron evi- de que toda la familia junta vea la televisión ha sido reemplaza-
dencia de angustia en la vida cotidiana. La angustiada concien- da por modos individualizados de consumo de los medios. El
cia de sus entrevistados acerca de la fragilidad de todas esas acti- hogar «multipantalla» ya es la norma, y esto afecta a la vida do-
vidades organizadas en microdispositivos electrónicos «justo a méstica de maneras profundas. Ahora más del 50% de los niños
tiempo» se mide gráficamente por la medida en que a diario in- británicos entre 4 y 9 arios tiene un televisor y, con frecuencia,
tentan construir una «redundancia» comunicativa de salvaguar- también tiene una consola de juegos en su habitación. Muchos
dia: se comunican por correo electrónico, pager y teléfono para analistas han señalado, además, que existe una fragmentación in-
recordarse mutuamente el mismo acuerdo doméstico, como una terna del hogar, como la moda que rige en muchas casas de la
forma de «seguro» contra los peligros triviales, pero con posi- alimentación por turnos, donde los miembros de la familia co-
bles consecuencias de peso, de una batería muerta o un fallo téc- men en horarios distintos comidas preparadas en el microondas.
nico en alguno de sus muchos dispositivos de comunicación." Podemos ver, entonces, que la institución de la «comida fami-
liar», aunque para muchos trabajadores fuera algo así como una
fantasía de clase media, ahora ha sido socavada por la combi-
Fragmentación e individualización nación de comidas «rápidas», de fácil preparación, disponibles
en los supermercados, con nuevas tecnologías para cocinar y los
Sin duda, la vida familiar de nuestro tiempo está cambian- nuevos patrones de trabajo de las mujeres que, en épocas ante-
do, mientras nos adaptamos a las nuevas tecnologías y hallamos riores, habrían preparado la comida.
la manera de hacer frente a nuevas estructuras de trabajo y de A fin de colocar estos cambios demográficos y tecnológicos
movilidad y, a pesar de su continua centralidad ideológica, el en las estructuras domésticas y formas tecnológicas en un mar-
núcleo familiar estádegyendo.rápidám—ente en Occidente co teórico más ampli9,,,,tal vez debamos volver a la touría.-de Ul-
sea-p~o-ate en definitiva, imp"or'tán-feTensar-demde, está el rich Beck sobre-Tr<iiidividualización». Él planteamiento gene-
IiireVó" 57-Z6n-dé U-gallina él este a'speCió, ¡)éro es evidente que ral de Bt-dewátErrá-de'ra-m-u-eí'te de las estructuras de clase tal vez
necesitamos e- laborar un-Módo-dráriáii§i,s2áu-e pueda 7ártiettlar sea demasiado rimbombante (por lo menos, en lo que respecta
E"§-5-1-c-a-m-b-i-o---s-se-n la dérlo-ára'fía‘ de IOCIi-Ogares con elTákicfp7cre- al Reino Unido), pero la idea central de fragmentación y, a decir
-CirriTeritb-deferriás-denisedio's ¡Sersdnaliza- do~s,» individuales _ verdad, de «individualización» del público y de las tecnologías
que 'sé está produciendo en nuestra época. En este contexto' se ha de medios que utiliza es, sin duda, pertinente en este contexto.
sostenido que, en el Reino Unido, el éxito de un programa tele- -Volviendo directamente a la cuestión de la individualización del
visivo de tipo «magacín familiar», como Nationwide, que se COnsumo de- los' medio s, uno tárribiéri podría aigumentar que
-

emitió con tanta repercusión en el horario principal de noche de eTw-áTkman T-6-étinvd-y; 4-u-e-útiltran-
la BBC1 durante muchos arios en el Reino Unido, no podría re- tualmente muchos jóvenes para crear su propio espacio autóno-
petirse en la actualidad. Según el verificador de Canal 4, Tim mo tanto dentro como fuera del hogar, es intrínsecamente solip-
Gardam, que había participado en el programa Nationwide, sista o, como dice Stephen Bayley de manera muy gráfica, una
[éste] «funcionó porque se emitió a una sociedad y un público de «máquina de vete a la m...» para terminar toda interacción in-
espectadores de televisión que suelen ver juntos la tele», situa- deseada con el otro."
138 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 139

Retomaré más adelante la cuestión particular del walkman, peramos el tiempo que perdimos por culpa del tránsito con las mi-
pero ahora debemos hacer algunas observaciones si no desea- llas que recorre el viajero habitual. 45
mos reducir nuestra perspectiva histórica. La individualización
del ocio es anterior, en bastante tiempo, a la invención del walk- Ésta es una visión significativa, claramente distópica, de lo
man y, en realidad, se puede interpretar que existe desde que que el futuro tecnológico nos tiene reservado. Retomaré esta
se inventó la imprenta, por lo menos. Como observa Witold cuestión más adelante.
Rybczynski, «la privatización de la lectura [...] [fue] [...] uno de
los principales desarrollos de la era moderna temprana [y] un
hito en la historia del ocio [...] La reflexión, la contemplación, Domesticar el futuro
la privacidad y la soledad están asociadas a la lectura de libros
[...] [y] a retirarse del mundo circundante, así como a las preo- La cuestión del futuro y la cuestión de la tecnología sin duda
cupaciones de la vida cotidiana». 44 están inextricablemente vinculadas, no sólo porque el futuro (y
Sin embargo, si bien la estrategia para el ocio de retirarse al cada vez más el presente) se define en términos tecnológicos. Si,
espacio privado suplantada por el walkman tal vez pueda ser para muchas personas, el futuro representa un ámbito preocupan-
análoga, en ciertos aspectos, a la práctica solitaria de la lectura, teed- Q ---- n7ffárré,e esa preocupa io "S`tá
-'71-0,--'10.1.1011311n,Us,s4-
se puede sostener que muchas otras formas contemporáneas de simbolizada por -y en- las formas tecnológicas. La cuesiiónén-
consumo individualizado de los medios tienen una función algo tonces 'es cómo esa problemática -esfera teckóIógica puede ser
diferente. Si bien este argumento revela cierto tono nostálgico, el naturalizada y domesticada, con objeto de volverla menos amena-
novelista Richard Powers ha escrito recientemente sobre los as- zante y más manejable para sus habitantes. Por supuesto, hay
pectos negativos de la decadencia contemporánea de la lectura una visión alternativa de todo esto: están aquellos (definidos,
como una forma de ocio, en favor del uso constante de dispositi- sobre todo, por la generación, el nivel de educación y la clase)
vos de comunicación individuales que nos mantienen actualiza- para quienes el futuro es la esfera de la esperanza, y no de la pre-
dos y «en onda» con los acontecimientos del mundo más amplio. ocupación. Para ellos, la tecnología funciona como el «símbolo
Para Powers, la lectura representa el último refugio del contagio brillante y resplandeciente» de esas esperanzas, pero en ambos
epidémico del «tiempo real» en el que estamos «atrapados siem- casos, sea positivo o negativo, esas cuestiones siguen estando
pre: película del año, disco del mes, personalidad del día, escán- vincu113175n érsigAirawg-:abacii- délas tecnologías.
dalo del minuto» a través de todas nuestras tecnologías, que nos Si en el Occidente rico, por lo menos, la cotidiariictánb ca-
ofrecen «dos momentos envueltos en uno solo. La pantalla divi- racteriza por lo que Bausinger una vez llamó «la omnipresencia
dida, el "multitareas", el envío de mensaje de voz por teléfono discreta de lo técnico», una de las conclusiones más sorprenden-
móvil inalámbrico, las noticias en RSS, la escena dentro de la es- tes de la investigación sobre los usos domésticos de la TIC" es
cena», son todas maneras de que necesitemos -y, a decir verdad, cómo, en muchos hogares, las personas se preocupan mucho
podamos- no perdernos nada. Éste es un mundo en que por disfrazar la presencia de tecnologías de la comunicación en
sus casas; con frecuencia ocultan el televisor, el ordenador y los
siempre se nos puede encontrar, siempre estamos actualizados cables en compartimentos de madera o detrás de una cortina. Si
y siempre estamos inmersos en la imagen del mundo desplegable, un número cada vez mayor de tecnologías se ha naturalizado,
nunca estamos solos, nunca estarnos fuera del flujo constante de hasta el punto de llegar a la invisibilidad literal -o psicológica-
datos que nos llevan cada vez más lejos. En tiempo real, vivimos en el ámbito doméstico, debemos entender cómo se fue reali-
en dos cabezas, tres tiempos y cuatro continentes a la vez, y recu- zando ese proceso.
140 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESUCACIÓN Y DISLOCACIÓN / 141

Domesticación y naturalización cia de alta tecnología moderna detrás de las puertas de madera
cerradas."
La otra razón por la cual una perspectiva histórica sobre los Al respecto, David Aaronovitch ha escrito acerca de los ha-
nuevos medios debería ser central en nuestro enfoque de estas bitantes del Reino Unido a los que tal vez «en verdad les gus-
cuestiones es que, en la práctica, la dinámica de hacer que las tec- taría vivir en la página principal del catálogo de "Past Times".
nologías sean fáciles de usar para el consumidor con frecuencia En Estados Unidos, Aaron Betsky observa que hoy en día pare-
\ implica insertarlas en formas reconocibles de épocas anteriores. ce haber una necesidad mayor de «lo familiar, lo conocido, lo
r
-t-r-igrliiiidója innovación tecnológica suele ir acompañada antiguo y lo seguro, ya que la gente quiere vivir en la casa don-
del impulso continuo de lograr un tecnofuturo seguro. incorpo- de imagina que se criaron sus padres, quieren martillos que
rándolo en formatos, iconos y símbolos familiares. Así, Akiko parezcan antiguos, aunque tengan mangos ergonómicos. [...]
Busch menciona los ejemplos de las «cocinas de diseño» actuales, quieren [...] lo vernáculo» y, por supuesto, lo vernáculo sería
que contienen «refrigeradores con puertas de madera que los ca- naturalizado hasta el extremo de la invisibilidad." Exactamente
muflan como si fueran alacenas», y los televisores colocados en de la misma manera, un anuncio norteamericano del último sis-
gabinetes de estilo Shaker donde ahora sus hijos ven las pelícu- tema doméstico multifuncional de entretenimiento es una ima-
las de Terminator.' gen de vida familiar que muestra el nuevo sistema instalado en
A veces es posible ver que esa estrategia de diseño guiada el mismo tipo de gabinete de madera tradicional donde, como
por la nostalgia apunta a calmar los temores a la tecnología pro- hemos visto, se ponían los televisores cuando fueron introduci-
pios de generaciones anteriores; por ejemplo, la prensa británica dos por primera vez en el hogar, en una época anterior. Además,
dio a conocer una noticia respecto a que un asilo de ancianos, en la imagen del anuncio, donde todos los miembros de la familia
Bristol, había hecho una petición para que algún donante le se muestran sonrientes, bajo la mirada benévola del padre, po-
proporcionara una cabina de teléfono roja y un buzón rojo «tra- dría derivarse prácticamente de un retrato de Norman Rockwell
dicionales», para que los ancianos se sintieran más seguros al de la vida familiar suburbana en Estados Unidos en los arios cin-
hacer llamadas o enviar cartas. Análogamente, en el Reino Uni- cuenta. Así, la naturaleza potencialmente problemática de la
do suelen publicarse anuncios de reproductores de CD que pa- nueva tecnología es neutralizada por el hecho de que se muestra
recen antiguos, sobre todo en publicaciones destinadas a una como felizmente incorporada en el simbolismo tranquilizador
población de más edad, como Radio Times y Daily Telegraph. del hogar más convencional."
Uno de los grandes éxitos del mercado de la electrónica en el Sin embargo, el proceso de domesticación de los medios va
Reino Unido fue, en 2004, la radio digital retro, descrita por más allá de estº„No es sóTo—u-nácuestió— n 3e-C73177Tájéritélréga
Caroline Roux como el «heredero natural de la televisión de los s arniro.ITYPI.-Eiret
a sentirse :91, cz42. ,c4n.laL,tgcn:"ofógTa—
arios cincuenta disimulada en el falso mueble bar». Sin embar- o e os hogares de Silicon Val-ley ante's mencionados, sostu-
go, está claro que estos artículos no sólo atraen a las personas ve que las tecnologías que utilizaban para coordinar sus vidas se
mayores: los jóvenes que viven vidas muy tecnologizadas tam- habían convertido, In efecto, en la infraestructura de las fami-
bién suelen comprar la misma clase de nostalgia. Así, una im- lias, Con el advenimiento de Ia «Dreamhouse» (casa de los sue-
portante guía de diseño del Reino Unido, destinada a un públi- ños) electrónica, sea en las primeras versiones que Spigel descri-
co ambicioso, joven, que maneja tecnología, tenía un artículo be en los arios cincuenta/sesenta o, en la actualidad, en el paraíso
sobre «siete magníficos receptáculos para televisión», descritos doméstico «totalmente conectado» de Bill Gates, debidamente
como «armario de lustre wenge», «de roble sólido» y «de teca analizado por Fiona Allon (véase más adelante), llegamos a una
reciclada », todos con un aspecto rústico que oculta la presen- nueva situación.' En lugar de domesticar las tecnologías elec-
142 /
MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 143

trónicas, en el caso de la «casa inteligente» lo que sucede es que del automóvil reforzado con medios de comunicación es «inse-
la misma esfera doméstica se mediatiza y se vuelve totalmente parable de toda la infraestructura de comunicación, de la que el
electrónica. En esta visión del hogar, las tecnologías ya no son automóvil sólo es un punto de enlace». 53
un mero suprém-eriTó— , siíóirn—c-6:7475-S2Lepía Todo esto nos lleva a la necesidad de reconceptualizar una
rr
itgiliáráSár-- nueva versión de la idea de Raymond Williams acerca de la pri-
Otro' 1. 6rpendente anuncio, producido en Estados Unidos vatización móvil, en la medida en que ahora las tecnologías que
por Applied Materials en su campaña televisiva «Information pueden utilizarse para adoptar las nuevas formas virtuales de
for Everyone» (Información para todos) muestra a un grupo «viaje» dentro de casa son mucho más poderosas que lo que Wi-
numeroso de niños de clase media, vestidos a la moda, cuya na- lliams haya podido imaginar. Sin embargo, conviene recordar
cionalidad no se distingue, que descienden ruidosamente del que las casas que fueron construidas en «Levittown» en el perío-
transporte escolar al final del día y van entrando, de modo re- do de posguerra en Estados Unidos también tenían, como una
lajado y amistoso, en una casa vacía pero repleta de tecnología. característica clave de su deseabilidad, televisores empotrados
En el transcurso del anuncio se nos muestra que, si bien la casa en las paredes de la sala de estar. La casa electrónica tiene una
no tiene ocupantes adultos (a pesar de que se ve el típico y ami- historia, que haríamos bien en recordar cuando imaginamos su
gable perro labrador), sí tiene una alarma electrónica, un tele- futuro." Además, retomando la cuestión de la domesticación de
visor, un reproductor de vídeos, muchos controles remotos, un las formas «futuristas» de tecnología, como señala Allon, pue-
ordenador de escritorio, un ordenador portátil, un equipo de de decirse que incluso Bill Gates representa la forma de vida fa-
música, una guitarra y un teclado electrónicos.' Al entrar a la miliar que imagina al comportarse en su «casa de los sueños»
casa, el primero de los niños (que parece tener unos nueve años) totalmente conectada de la manera más convencional, más su-
teclea, como si tal cosa, el código para desactivar la alarma, burbana, lo que muestra que la futurología casi siempre va ha-
mientras charla con sus amigos y sin prestar demasiada atención cia atrás en la misma medida que hacia delante."
a la tarea técnica bastante compleja que está realizando. Mien-
tras, los niños van recorriendo la casa, se sacan los zapatos, en-
cienden los ordenadores, se sientan en el sofá, comen patatas Tecnología y nostalgia en la casa inteligente
fritas mientras llaman por teléfono móvil o se pelean por tener
el control remoto del televisor. Al final, no se sabe dónde está La visión de Gates de la «casa inteligente» se basa en la pro-
geográficamente esa casa con los niños, pero lo que sí sabemos, ducción de un tipo particular de espacialidad conectada pero
metafóricamente, es que se sienten totalmente «en casa» con muy domesticada, un modo de vida compatible con el «espacio
una gama de tecnologías altamerie sofisticadas. En realidad, de flujos» de una aparente movilidad incontrolada. Además, im-
para esos niños el placer de volver a casa al final de la jorna- plica la producción de una retórica implícita de la manera de ha-
da escolar parece ser, en gran medida, «sentirse en casa» con la bitar ese espacio, y la casa inteligente/conectada se presenta
tecnología. como la manera de «encontrar un lugar» dentro de la «gran red
Además, no sólo la casa está siendo transformada de esta global multinacional y descentrada de las comunicaciones». 56
manera; lo mismo sucede con el automóvil. Como James Hay y Ante todo, esta visión de ,la utópjátecn_91 3zista..po.r_la,
Jeremy Packer observan, la instalación de teléfonos, ordenado- «casa instrumental» ofrece una retórica de cómo vivir con con-
res personales, sistemas de navegación y búsqueda de automóvi- TErryseiüríTaZ en un mundo in-segiii:571 Trérite se
les es cada vez más importante en el diseño de automóviles; ya presenta como un recinto conectado, sensible y seguro, que ofre :,
no es un aspecto suplementario. En ese sentido, la «inteligencia» ce una intensa sensación de privacidad en un mundo de ciudades
144 /
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--n
asoladas por el crimen, el terrorismo y la alienación suburbana. mula estar hecha a mano y camufla todos los aparatos de alta

1
En ese contexto, la casa funciona como un equilibrio entre el tecnología que contiene». En este sentido, el «estilo country» de
acceso instantaneo al mundo exterior ado or 1 olo ía los muebles y el pino natural connota una nostalgia rústica, si
711—s-é quilidad personal inviolables. Como no bucólica, de un mundo antiguo, más seguro, como si «los im-
f dice Margaret Morse, éste es el discurso de la «autonomía de plementos de alta tecnología cada vez más sofisticados de las ca-
, la individualidad protegida», que ofrece una forma de conexión
,
sas [...] tuvieran que ser compensados [...] con un sello que cer-
con el mundo y, al mismo tiempo, es una protección contra tifique los tiempos pasados».61
éste.' --
En esta visión, la casa también es un espacio en el que se en-
marca la nueva tecnología, se culturiza y se hace segura en el ¿Y ahora? ¿Dis-locar los medios?
contexto de imágenes del pasado socialmente conservadoras, de
la armonía rural y la estabilidad familiar. De modo que vemos He trazado hasta aquí la larga historia de la domesticación
que las formas de la alta tecnología más modernas de «consumo paulatina de algunos medios, en particular la televisión, y he to-
integrado, computación y dispositivos de comunicación» con- mado la «casa inteligente» como el punto culminante o final de
vergen en torno a una imagen muy tradicional de la maravillosa esta historia, donde la misma casa se convierte en un lugar total-
familia nuclear estilo Hollywood de los arios cincuenta.' Aná- mente tecnologizado/conectado y llega a ser definido por las tec-
logamente, en relación con la comercialización del ordenador nologías que la constituyen.' Sin embargo, podría argumentar-
Macintosh «Performa» a fines de los arios noventa, Alexander se que ahora estamos ante el comienzo de una historia bastante
Chancellor observó que, a pesar de la decadencia demográfica diferente, donde el relato se encamina en la dirección contraria,
de los hogares de familias nucleares, el ordenador llegó con un hacia la de-domesticación de los medios y la dislocación radical
folleto que mostraba una fotografía de la familia perfecta y tra- de la domesticidad.
dicional de cuatro miembros reunida alrededor del aparato. En muchos países, la televisión comenzó como medio públi-
Además, el diseño del software suponía que el hombre de la casa co, que era visto colectivamente en lugares públicos y paulatina-
determinaría, a través de una aplicación llamada «At Ease», qué mente fue entrando en las casas y, poco a poco, en los intersticios
miembros de la familia tendrían acceso a determinados niveles de éstas. Pongamos dos ejemplos: en el período inmediatamente
de información y control, al modo (supuestamente) tranquiliza- posterior a la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos la te-
dor, aunque autoritario, del clásico pater familias victoriano." levisión era exhibida, sobre todo, en lugares públicos como
Gates subraya los valores y las virtudes familiares de confort, bares y grandes almacenes o en el transporte público. Análoga-
privacidad y relax, vinculando su utopía tecnológica con una mente, en Japón, a comienzos de los arios cincuenta, la televi-
larga historia de sueño de domesticidad tranquila, de tal modo sión funcionó como una suerte de teatro al aire libre para el pú-
que, como sostiene Allon, el mundo virtual al que aspira Gates blico que veía eventos deportivos, como luchas en escenarios
es «pacífico y domesticado, sin elementos disruptivos o desco- instalados en esquinas y en plazas y parques públicos, donde la
nocidos, [...] un lugar donde se vive una calidez, una familiari- multitud se reunía a contemplarlos.' Sin embargo, es evidente
dad y una intimidad generalizadas y globalizadas».' Como vimos que, al haber colonizado tan fuertemente la casa en el período
antes, en relación con la domesticación de otras tecnologías, el posterior, ahora la televisión se ha vuelto a escapar de sus confi-
resultado es, una vez más, un complejo híbrido de la alta tecno- nes. Hoy en día, en todos lados, espacios públicos como salas de
logía y lo tradicional, «un mundo donde las "fachadas" suelen espera, estaciones de tren, aeropuertos, comercios, bares, res-
estar en flagrante oposición a sus interiores; la fachada que si- taurantes o lavanderías, encontramos televisores. La diferencia
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ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 147

es que ahora es un suplemento y no, como originalmente era, mográficos específicos también pueden ser alcanzados si se
una alternativa a su lugar en casa, como Anna McCarthy, en transmiten anuncios en los lugares «correctos», donde el grupo
Estados Unidos, y Goran Bolin, en Suecia, han documentado deseado ya ha decidido, por así decirlo, estar presente y, por lo
en sus estudios sobre las nuevas formas «ambientales» de tele- tanto, disponible para el anunciante. Como explica un director
visión pública." de una agencia de publicidad citado por McCarthy, «la demo-
Una importante motivación comercial para este tipo de de- grafía del [público] está controlada por el lugar donde el mensa-
sarrollo ha sido la concienciación, en la industria de la publici- je se transmite» ."
dad, de la medida en que la casa es un entorno donde los anun- Es natural, entonces, que si se considera que esos anuncian-
cios televisivos pueden, en el mejor de los casos, esperar formas tes están intentando hacer «habitar y pasar a través de lugares
distraídas de atención del espectador. Otra es su creciente preo- particulares [...] una experiencia "auspiciada", para llegar mejor
cupación acerca de la «movilidad virtual» creada para los es- a los consumidores, justifiquen la intrusión con frecuencia inde-
pectadores en el hogar por el control remoto, que les permite seada de la pantalla en la vida pública como una atracción gra-
cambiar de canales, programar lo que van a ver y evitar los tuita, es decir, otra dimensión de la índole pública de un sitio»."
anuncios. Otra motivación es haberse dado cuenta de que es Sin embargo, muchas personas han llegado a sentir que ese tipo
muy difícil llegar a algunos grupos demográficos particularmen- de formas de televisión comercial basadas en determinados lu-
te deseables (como los hombres con altos ingresos y los jóvenes gares son, en efecto, un atentado contra la privacidad indivi-
con ingresos personales disponibles) a través de la televisión en dual. El punto culminante de esa tendencia en el Reino Unido
el hogar y, por lo tanto, es mejor hacerlo en otros lugares. Por fue el escándalo, en 2004, surgido por la instalación de televiso-
todas estas razones, ha habido una fuerte necesidad comercial res comerciales al pie de la cama de pacientes de hospitales por
de elaborar formas públicas de televisión basadas en la publici- la compañía «ilustremente» llamada «Patientline». Está claro
dad a fin de llegar hasta esos consumidores potenciales donde- que esta forma de televisión se dirige a un público que, por defi-
quiera que se reúnan, como públicos más dispuestos a dejarse nición, está cautivo. Además, los televisores estaban diseñados
«captar», así estén haciendo vida social en bares y restaurantes de tal modo que se encendían automáticamente a las 6 de la ma-
o esperando un vuelo en el aeropuerto. Tras haber colonizado la ñana y funcionaban sin interrupción hasta las 10 de la noche. En
casa y visto que algunos de los consumidores clave a los que se ese caso en particular, nadie podía escapar, literalmente; quienes
desea llegar están ausentes de los confines de ésta, ahora la pu- no querían ver los programas no podían apagar el televisor y es-
blicidad comercial ha decidido seguirlos fuera del hogar y des- taban obligados a asistir a una serie ininterrumpida de anuncios
plazarse a la esfera pública. de servicios no deseados y de repetitivos mensajes acerca del
Desde el punto de vista de los patrocinadores, las formas pú- «cuidado del paciente» emitidos por las autoridades del hospi-
blicas de la televisión tienen algunas ventajas clave: fundamen- tal. Cuando a éste se le presionó por la irritación y la angus-
talmente, están «libres del zapeo», ya que el programador, no tia que todo ello estaba causando a muchos pacientes muy enfer-
el espectador, tiene el control exclusivo de los contenidos de la mos, el portavoz de la compañía dijo, poco convincentemente, que
pantalla; además, la ubicación del televisor (por lo general de el hecho de que los televisores no tuvieran una tecla para apa-
grandes dimensiones) por encima del nivel de la vista suele dar- garlos había sido «un accidente».67
le un aire de autoridad que no tiene la pantalla pequeña habi- Estas evoluciones deben entenderse en el contexto teórico
tual. Por otro lado, el público de esos «lugares de espera» (de la más amplio de los debates sobre la transformación permanente
clase que sean) suele estar aburrido y, por lo tanto, busca algu- de las relaciones entre las esferas pública y privada. Al respecto,
na forma de distracción visual, pero además algunos grupos de- Armand Mattelart ha sostenido con acierto que, desde hace ya
-rsap» Á IEIDOS UOIDDEJDJUI ul ap asopuyirlai 'EDllcind peprpqrs oj opruos jap srOoiouDal sej ap u9rDrfialur El OLLIOD ian sourap
- ap rAgafqns u9rDrsuas run JEZUEDIE uaDarrd surrumrm ap -od anaturprdyi '«oprzpripaur» &yaz zan rprD OUJO11.10 un OUJOD
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pareciendo» efectivamente o sustrayéndose de la esfera pública, hace mucho se consideraba vergonzoso hablar de asuntos priva-
aunque siguen estando físicamente presentes en ella." Volvien- dos en público, [...] esos modales se han evaporado en esta era
do a mis observaciones anteriores sobre la manera en que la his- de contacto perpetuo». Esta actitud queda bien evidenciada en
toria de la individualización del ocio es anterior a la invención de las observaciones de uno de los entrevistados por Bull, que sim-
tecnologías como la del walkman, aquí también conviene con- plemente dice que, «cuando estoy hablando por teléfono, [...] lo
siderar el papel de la lectura del periódico como una forma an- que sucede a mi alrededor es secundario. [...] Estoy en mi pe-
terior, con la que los trabajadores que tenían que viajar para lle- queño mundo. Opero suponiendo que esas personas no me co-
gar a la oficina podían retirarse del espacio público a un mundo nocen [...] y yo no las conozco».
más privado. Al respecto, el éxito del nuevo diseño en tabloi- Parece que la esfera pública, que funcionaba sobre la base de
des más pequeños de algunos de los periódicos de grandes di- la «inatención civil» que, como observa Simmel, todos los ciu-
mensiones del Reino Unido, que en su formato original eran dadanos se debían entre sí, ahora para muchas personas se ha
algo incómodos de leer en autobuses o trenes repletos, es sin desintegrado en una mezcla compleja de pequeñas esferas públi-
duda otro índice de la adaptación exitosa y de la continua im- cas diferentes y contradictorias que cohabitan en el mismo espa-
portancia de los medios impresos, para cumplir las mismas fun- cio geográfico, de tal modo que se siente que éste no pertenece a
ciones en nuevas condiciones. nadie, en lugar de a todos. Así, uno no necesita adaptar su con-
En su teorización ejemplar de la función «protectora» de las ducta a la presencia de los demás, pues hoy no conocer a los de-
tecnologías del sonido, Bull se inspira en el trabajo de varios teó- más personalmente puede significar, literalmente, que éstos no
ricos de lo urbano, desde las preocupaciones de Georg Simmel cuentan para nada.'
acerca de los efectos problemáticos en el individuo de la sobre-
carga sonora en la ciudad atestada hasta las observaciones de
Richard Sennett sobre las maneras en que la tendencia contem- Comunicaciones móviles: la historia del teléfono móvil
poránea de las personas de «retirarse» al santuario de los «guetos
solipsistas auriculares» socava la capacidad de sostener encuen- Si el walkman es una tecnología «privatizadora», entonces
tros potencialmente productivos con la alteridad que constitu- ahora el teléfono móvil taly,ez,,,se,a la tecnología privatizadora de
ye la mera base de la esfera pública. De ese modo, también se nuestra época por excelencia. Evidentemente, una de las cosas
introducen las complejidades añadidas a nuestras dificultades ue hace e terr
(1"—s—r e óri i es dislocar la idea de hogar, pues per-
o m-áv-T
contemporáneas por el desarrollo y la adopción generalizada de mite al usuario, en palabras de la campaña publicitaria de Oran-
la tercera de las tecnologías de la «serie» antes mencionada: el ge en el Reino Unido, «llevar su red con usted, donde quiera que
teléfono móvil.' vaya». Un ejemplo elocuente es el de un estudiante extranjero en
En relación con la cuestión de la dinámica de la esfera públi- la Universidad Goldsmiths que escribió recientemente acerca de
ca cada vez más privatizada, Bull sostiene que, mientras podría- la alegría que sintió cuando, viajando en tren a la universidad
mos seguir exigiendo nuestro propio espacio, «recortamos cada una noche, el día del Ario Nuevo chino, recibió un saludo de ario
vez más el espacio de los otros», en una situación donde ahora nuevo de sus padres que lo llamaron desde Beijing, en el mo-
el espacio urbano está habitado tanto por personas que cami- mento simbólico de la medianoche en ese lugar; dijo, simplemen-
nan solas «en sueños solipsistas, usando sus estéreos persona- te, que, «al oír esas voces familiares a través de mi pequeño te-
les» como por las que, igualmente indiferentes a los demás, se léfono móvil, de pronto sentí que estaba en casa »."
afanan por «exponer su vida privada en público a través de sus Sin embargo, la otra cuestión es que, al igual que el walk-
teléfonos móviles». Si, como Shin Dong Kim dice, «hasta no man, aunque por un medio diferente, el teléfono móvil también
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ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 153

aísla a los usuarios del espacio geográfico donde realmente están lista de contactos de esa persona (como signo de su populari-
nellieriiiirelleriálibralSrclosació-s-- de la- ciádad-can 's-u— s p—ro-
'plas* can'anes' dad), con el principio de «Les caigo bien a todos. Mirad: mi tar-
.. . traiiqu
_ , ' ifiz-ádoras.
.,,., . . Con frecuencia .érúl-uario no jeta Sim está llena»?
presta atención a quienes están' cerca de él mientras habla con Como sabemos, una llamada por teléfono móvil irrumpe en
otras personas que están lejos y, en ese sentido, la comunidad el espacio físico de la esfera pública de diferentes maneras: moles-
momentánea de los que están en el mismo lugar o situación es ta a los demás pidiendo atención de forma insistente o impone
desintegrada por esas formas externas de conectividad. Así, una conversación «privada» a quienes están cerca del usuario
'también
„..,,,,,.., se podría sostener no sólo que el teléfong móvil funcio- mediante una conversación a alto volumen en la forma de lo
na a menudo como un refugio psíquico para su usuario, sinoin- que, en Estados Unidos, se ha descrito como el cell-yell (expre-
dtrgo.cointr una suerte de «comunidad móvil cercada». Como
sión que significa «hablar a gritos por el móvil»). Además, es in-
dice un usuario, «cuando estoy rodeado por personas que no co-
teresante ver de qué manera estos avances han dado lugar a un
nozco, puedo conectarme fácilmente con una voz familiar; [...] nuevo conjunto de debates sobre la etiqueta de las comunicacio-
hablar por el móvil me permite distanciarme de toda situación
nes, con especial interés en esta tecnología. El uso del teléfono
incómoda y me da una sensación de comodidad». En su investi-
móvil en lugares públicos es, sin duda, una causa de conflicto
gación sobre los usos del teléfono móvil en los círculos de em-
irresuelta en el Reino Unido. Al relatar un incidente en el club de
presarios, Sadie Plant presenta el caso de empresarios que dicen
que, si llegan a una reunión donde no se sienten a gusto, porque críquet del condado de Middlesex, en Londres -institución muy
conservadora que ha impuesto una prohibición total de los mó-
no conocen a nadie, «pasan el tiempo» haciendo cosas con el
móvil, es decir, indicando a los otros desconocidos presentes que viles-, Jason Bennetto cuenta que un miembro de ese club se en-
ellos, en realidad, son personas ocupadas y bien conectadas, im- frentó con otro utilizando un cuchillo, cuando lo descubrió
portantes, y que no pueden perder el tiempo!' usando el teléfono móvil durante un partido."
Por lo general se da por sentado que el teléfono móvil es, En su investigación acerca de los usos contemporáneos de
ante todo, un artefacto para trascender la distancia espacial. los cementerios, Ken Worpole narra que «se cruzó con una jo-
Pero, así como sabemos que un alto porcentaje de los correos ven, que llevaba un abrigo de piel y hablaba por teléfono mó-
electrónicos que se intercambian en el mundo son enviados por vil»; para él significó una infracción final de la tradición que
personas que trabajan en el mismo edificio, el teléfono móvil pa- Steven Kern, en su clásico estudio sobre la conciencia de la mo-
rece utilizarse a menudo de maneras contraintuitivas. No se uti- dernidad temprana, consideraba inviolable: que nunca podría
liza tanto para trascender la distancia como para estallecer re- encontrarse un teléfono en un cementerio." Esto no implica su-
-ffe-s-de-C-o-m^ unic-aCión paralelas en-érriiilmb'é-s¡i-a-c-i-O-,-q—ue-escApán_ gerir que las crisis sobre las formas de la conversación en públi-
"a-fos--mtsd-6S-éon-v- enciónales de «control territorial» f,),1” 5,-,1-aoq en co sean un fenómeno totalmente nuevo. Hacia finales del siglo
, , . . , ‹. , .
xix, los observadores ya veían las extrañas cosas que le suce-
ttrt4tigartsca efirstrde- triefisáje's de texto por aluMnos en las es-
cuelas británicas o el uso que hacen para establecer un contacto dían a la conversación a raíz de la invención del teléfono. La
prohibido niños y niñas en escuelas de Irán). En realidad, ese ar- broma de Mark Twain, en su relato de 1880 irónicamente titu-
tefacto de comunicación supuestamente «individualizado» tam- lado «A Telephonic Conversation» (Una conversación telefóni-
bién se utiliza con frecuencia de forma colectiva, sobre todo en- ca), es que uno sólo puede oír la mitad de esas nuevas formas de
tre grupos de jóvenes cuando están juntos: se pasan de mano conversación:
en mano el teléfono móvil de una persona para admirar un men-
saje de texto particularmente ingenioso, o miran el tamaño de la Luego sucedió lo más extraño de lo más extraño del mundo: una
conversación con un solo hablante. Uno oye las preguntas que
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hace; no oye las respuestas. Uno oye las invitaciones que formula; todos sabemos, la primera pregunta que se hace en muchas
no oye las consabidas gracias. Se oyen pausas de silencio muerto, conversaciones por teléfono móvil suele ser: «¿Dónde estás?»
seguido de exclamaciones irrelevantes o injustificables de alegre (así como la respuesta suele ser: «Estoy en el tren / en un em-
sorpresa o pena o angustia. No se puede saber cuál es el principio botellamiento / voy a llegar tarde»). En ese sentido, el protoco-
o el final de la charla, porque uno nunca oye lo que dice la perso- lo para las conversaciones por teléfono móvil es algo diferente
na que está en el otro extremo del cable.81
de la charla tradicional por teléfono de línea, donde el que lla-
ma, por definición, sabe dónde está ubicado el teléfono, pero
Ahora el teléfono móvil vuelve a plantear cuestiones de eti- no sabe quién puede responder a la llamada. Los teléfonos de lí-
queta que vale la pena mencionar. En el Reino Unido ha sido nea están estructurados para ser estables, pero en los sistemas
fascinante ver la velocidad con que se han ido desarrollando los sociales colectivos, como las casas o las instituciones, la identi-
nuevos modos de regulación del artefacto, como los «vagones li- ficación personal es necesaria. Sin embargo, en el caso del telé-
bres de móviles» en los trenes y los avisos en restaurantes y cines fono móvil, la identificación es—reérripTa-zia—a -p,9r Ja_zeógrafía,
donde se prohíbe su uso.' Recientemente, en respuesta a esas for- '-ra-efú-é-16-séTrái-a-dé-Sabei-ülén responderá, sino dónde está
mas nacientes de desagrado público sobre su uso, incluso las -esa personTO- general erque respon& comenzará infor-
compañías comerciales que obtienen ganancias gracias a ese ar- --murret~Silra- ce-r-ea-de-s-us- C'irCuritáiieranWrITICTry's
tefacto han creído conveniente cambiar la publicidad. Así, Bri- túrcTónáTa:Tá"rfíre-é-s-ó-Piiédéih 'arar Iqnétkrzte Itrortel5ff e -
tish Telecom, cuyo eslogan publicitario para todas las formas de de (y no se puede) hablar." ---
uso del teléfono fue, durante muchos arios, «Es bueno hablar», ------Effreálidá`d;Várece que la geografía no ha muerto del todo
ahora ha cambiado el punto de vista de su discurso publicitario y que el teléfono móvil permite comentarios ansiosos y sin fin
para reconocer las limitaciones de su enfoque anterior, ante la acerca de nuestra ubicación y recorrido geográficos. Tal vez se
disconformidad del público con respecto a las conversaciones podría decir, incluso, que el teléfono móvil es, entre oW.irc-Ilág",
por teléfono móvil. Su nueva publicidad dice así: «Algunas con- ViidrIposiíivó P-Jirtráfár-rile-str-a-s-alslérades' -p-r-o-=
versaciones nunca deberían incluir la frase: "Espera, estoy pa- --batéhiáté-dísfaricTa- ca-usadós Po-in-üés-fio-SlnéVól-e-IfiTórdéVin
sando por un túnel"», y también hace la pregunta: «¿Realmen- g °grá-
ríTóVilé-s Iá" '<'¿dés-C-órieiión» emoCional que ésa 'Clistiricia—é
te quieres una charla íntima con tu novio, veintisiete pasajeros y fica-simboliza para nosotros."
el conductor?». Análogamente, la nueva campaña publicitaria ,.„„
de la red Orange recuerda a los consumidores del Reino Unido
que no deberían olvidar que «las cosas buenas también sucede De charlas y conversaciones
cuando su móvil está apagado [...] Un móvil apagado puede de-
cir mucho. Puede decir a la persona que está con usted: "Creo Para plantear la cuestión de manera algo más teórica, el geó-
que mereces toda mi atención" ». grafo Yi-Fu Tuan distingue entre «conversación» (charla impor-
Como hemos visto, el teléfono móvil suele verse (y promo- tante sobre hechos y asuntos, un discurso de la esfera pública) y
verse) como un dispositivo para conectarnos con quienes están «charla» (intercambio de chismes, destinados sobre todo a man-
lejos y, por lo tanto, nos permite superar las distancias, y tal tener la solidaridad entre los que participan en el intercambio, lo
vez la geografía misma. Se ha dicho que el teléfono móvil per- que Tuan llama un «discurso del corazón» ). A partir de la dis-
mite la aparición de un descendiente incluso más móvil que el 1° tinción de Tuan, John Tomlinson ha sostenido que el discurso de
fláneur (el paseante), como es el phoneur (el telefoneante)." Sin gran parte del uso del teléfono móvil se puede caracterizar como
embargo, al igual que en las sesiones de chat en Internet, como una forma de comunicación fática o gestual, que principalmen-
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ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 157

te funciona para mantener los lazos sociales de pertenencia y de- zación de todas las obligaciones y los compromisos." En ese con-
pendencia, en lugar de intercambiar información importante o texto, Gary Cooper escribe clue_él_teléfónp_móvil es una «tecno-
debatir temas «serios». En este contexto tal vez se comprenderí- logía que conecta lo global [...] Con lo más local de las interac-
an mejor fenómenos como el hábito de los jóvenes, en algunos ciones sociales, [...] [formando] un nexo entres [esos] diferentes
de los países más pobres de Europa del Este, de hacer llamadas ámbitos». Añadiendo una dimensión histórica, Roos sostiene
flash a sus amigos a lo largo del día sin dejar mensaje, porque
que% que el teléfono móvil permite és- la trarispa 6-sici-óii de una
ésa es la manera más barata de confirmar a sus amigos (me- forma de localidad premoderna, donde todos los habitantes de la
diante el servicio de «registro de llamadas») que están pensando aldea conocen a casi todos los demás en un in-omento dado, en
en ellos."
una nueva forma, virtual, desterritorializada, en que esa misma
En ese sentido, lo que hace el teléfono móvil es llenar el es- forma continua de intimidad cotidiana ahora está dispersa en es-
pacio de la esfera pública con la charla del corazón, permitién- pacios geográficos mucho más amplios."
' donos llevar nuestra casa, como una tortuga lleva su caparazón, Sin embargo, volviendo a la distinción de Tuan entre discur-
adonde sea. Tomlinson sostiene que sería un error ver estas nuevas sos del corazón y del cosmos, hay ciertas dificultades concep-
tecnologías como simples «herramientas para extender los hori- tuales en cuanto a la carga de valor que implícitamente tiene
zontes culturales o las puertas de salida de los estrechos lazos de esta terminología. En cierta medida, esto revela un paralelismo
localidad [...] o como facilitadores de una disposición cosmopo- problemático con la distinción de Basil Bernstein entre lo que
lita».____,_
. En cambio sostiene que deberíamos verlas como «tecnolo- llama código lingüístico «restringido» y «elaborado», que según
gías del corazód:Tn-Sii:Jrnentos yrriperlectos, mediante los cuales él caracteriza respectivamente a las fortalezas del discurso «edu-
las personas tratan [...rde-m-ántener algo de la seguridad de la cado» de clase media y a la debilidad de la comunicación de la
ubicación c lt al» en medio de una cultura de flujos y desterri- clase trabajadora. Las dificultades que presenta la posición de
torialización." Esto significa colocar estas tecnologías, junto con Bernstein, sobre todo en la medida en que minimiza la impor-
el coche y los logros técnicos de la automovilidad, como parte de tancia de los aspectos de construcción de la comunidad del lla-
la serie de las tecnologías como la televisión, la telegrafía y el te- mado código «restringido», fueron identificadas hace muchos
léfono, como «instrumentos que permiten controlar las distan- arios por su principal crítico, Harold Rosen." Al movilizar la
. cias», c'r'ÍíCi~áTá-Tá-géSiión-de fa distribución contemporánea distinción de Tuan, a pesar de su perspicacia, Tomlinson tal vez
'de laS Personas y los recursos." Análogamente, Plant sostiene cae también en un modelo demasiado convencionalmente ha-
que el teléfono móvil suma y responde al sentido de la movilidad bermasiano de la esfera pública y de para qué debería utilizarse
constante que ahora caracteriza nuestras vidas: «[...] la sensa- -como manifiesta la crítica convencional económico-política de
ción continua, evasiva, de que todos los planes son contingentes la izquierda acerca de los talk-shows en televisión, que él consi-
y pueden cambiar en cualquier momento; una conciencia de que dera como un signo de la lamentable corrupción de los propó-
la vida es impredecible e insegura; y el tono algo esquizofrénico sitos y las funciones de la esfera pública, en tanto lugar para el
de un mundo en el que las personas se han vuelto adeptas a ha- debate racional de los asuntos públicos-. Aquí la dificultad está
cer sus trámites bancarios mientras practican ejercicios en el par- en que esa posición se basa en una concepción no problematiza-
que». Según Bauman, éste es un período de lo que él llama la da no sólo de la racionalidad, sino también de la clase, el géne-
«modernidad líquida», que se caracteriza por la transformación ..,
, ro y la composición étnica del público, y de sus «verdaderas»
de los sistemas sociales del estado «sólido» de organización rígida preocupaciones."
al estado «líquido» de una corriente permanente de renegocia- En relación con la manera en que se aplican específicamente
ciones, reconfiguraciones que implican la constante reorgani- estos puntos a un debate acerca del teléfono móvil, debería re-
158 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 159

cordarse que hubo un pánico social comparable acerca de los interlocutores van demasiado rápidos, sobre todo en momen-
usos del teléfono de línea fija cuando, tras haber sido introduci- tos de dificultad, hasta el punto que quieren tratar de un modo
do para fines comerciales (que, por supuesto, eran definidos en aparentemente racional y eficiente sin advertir, no obstante, que
términos masculinos), se supo que estaba siendo utilizado en gran pueden ofender al no observar las «sutilezas» sociales y comu-
medida para el «chismorreo» de las mujeres. Sólo cuando la in- nicativas necesarias para mantener relaciones de civilidad en-
dustria entendió que el teléfono, en realidad, estaba siendo utili- tre interlocutores.
zado por mujeres por motivos sociales y familiares, el énfasis de
la comercialización pasó de presentar el teléfono como un dis-
positivo «práctico» para el uso comercial a venderlo como «un Innovaciones: el teléfono móvil como una tecnología
medio para el confort y el bienestar»." de micro-casting
Deberíamos recordar aquí la insistencia de Roman Jakob-
son en la importancia crucial de la función «fática» en todas Por si acaso los argumentos que acabo de exponer parecen
las comunicaciones: la función de establecer y mantener el demasiado negativos acerca de los usos potenciales del teléfono
«canal» de comunicación a través del cual pasa el flujo del móvil, concluiré analizando un ejemplo muy diferente, y radi-
contenido de la comunicación, y sin el cual no puede funcionar calmente innovador, de cómo puede utilizarse. El ejemplo pro-
en absoluto. También es importante destacar el trabajo de aca- viene del trabajo de un estudiante de MA [licenciatura de letras
démicas feministas, como Ann Moyal, que han detallado que o ciencias] en Goldsmiths, Gareth Jones, durante la realización
las diversas maneras en que los hombres tendían a ver que las de un documental para radio sobre el teléfono móvil en la cul-
«mujeres hablan por teléfono sin un objetivo» (teléfono móvil tura británica contemporánea."
o fijo) también pueden considerarse, desde otro punto de vis- En el Reino Unido, como en otras partes, ahora los jóvenes
ta, como una parte crucial de la labor permanente que se nece- «personalizan» sus teléfonos móviles no sólo con accesorios fí-
sita realizar para mantener las redes familiares y sociales." La sicos, como fundas, sino también con accesorios electrónicos
cuestión fundamental respecto a las llamadas por teléfónos - como los ringtones (tonos de llamadas) personalizados (o, para
-Móviles (y, más específicamente, de muchos mensajes de texto)
el mercado de consumo británico asiático, raagtones) en un pro-
es que, si bien su contenido puede verse como triviál7PWCo ceso mediante el cual seleccionan y graban su propia melodía,
portante o incluso tonto, lo más importante es la función fáti- para reemplazar la señal estandarizada que el fabricante ha
. ra que cumplen, el gesto de «estar en contacto» para decir al puesto, sea el último hit popular o una nueva selección de melo-
otro que uno está pensando en él. Al igual que con la supuesta días de Boosey & Hawkes del mundo de la música clásica. Este
«redundancia» de la dimensión fática de la comunicación, con- proceso, descrito por un fabricante como «al igual que la moda
viene destacar las maneras en que, incluso en círculos comer- [...] otra manera de expresar su individualidad a las demás per-
ciales, donde la eficiencia (rentable) de la comunicación es el sonas al alcance del oído», es ahora una dimensión muy renta-
precio fundamental, se reconoce cada vez más que, como re- ble, y de rápido crecimiento, del mercado de la música en gene-
sultado del uso de las comunicaciones por correo electrónico ral, que amenaza con superar pronto la importancia del CD. (En
a alta velocidad en muchas organizaciones, donde la dimen- realidad, a mediados de 2005 el tono de llamada «Crazy Frog»
sión de construcción de la relación «fática» de la comunica- se convirtió en el primero en llegar al podio del ranking de CD
ción ha estado demasiado subordinada a su contenido, a me- singles del Reino Unido.) 96
nudo las relaciones sociales se han roto, con consecuencias Cuando Gareth Jones entrevistó a varios jóvenes en Londres
muy poco rentables. En muchos casos, esto se debe a que los y les preguntó qué ringtones tenían en sus teléfonos, descubrió
160 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA
ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 161

que los resultados eran muy deprimentes. Luego, cuando les Conclusión
preguntó por qué tenían esos ringtones, la mayoría de los entre-
vistados no supo qué contestar, más allá de expresar su com- Si una de las funciones históricas clave de las tecnologías de
pulsión a tener «el último ringtone». Su principal preocupación difusión ha sido la transformación que operaron en las relacio-
era, más bien, tener instalada su propia elección personal, por- nes de las esferas pública y privada, entonces las cuestiones que
que temían que, de otro modo, sus amigos los considerarían ahora se nos plantean se refieren a lo que estas nuevas tecnolo-
como totalmente «fuera de onda», si tuvieran uno de los tonos gías están haciendo sobre esas relaciones y cómo, por su parte,
de llamada estándar instalados en el teléfono por el fabricante. pueden ser reguladas y domesticadas. Nos encontramos en un
En ese sentido, las respuestas de los entrevistados sonaron como mundo donde todos somos el público de uno u otro medio, casi
las peores predicciones de Adorno y Horkheimer acerca del de- todo el tiempo, y donde, después de su largo proceso de domes-
sarrollo de la industria de la cultura en una historia de cómo el
ticación, la televisión (y otros medios) ahora han salido del ho-
capitalismo había logrado dar formas de «pseudoindividuali-
dad» personalizada para todos, de todos los gustos, en un pro- gar para (re)colonizar la esfera pública. Si bien_pue_de, dPeirse
ceso en el que nadie puede sentirse excluido, pero del que nadie que ahora el hogar se ha vuelto un artefacto totalmente tecnoló-
puede escapar.97 bién par'e-ce que- la cloMesiicidad se ha desplazado. Al
Sin embargo, en un caso, en lugar de una melodía un joven fé-correr el espaCio- público, protegidos con el caparazón de nues-
había grabado en su teléfono una pequeña escena de un drama tros walkmans o teléfonos móviles, podemos replantear la pre-
social en que él y sus amigos habían participado y, cada vez gunta de Heidegger acerca de qué significa vivir en una cultura
que sonaba su teléfono, cualquiera que estuviera dentro de <ZII-Cristancias» donde las cosas no están ni lejos ni cerca. Pero,
cierta distancia auditiva se enteraba del incidente traumático apenas establecemos la relación con esos debates anteriores, de-
de abuso racial al que él y sus amigos habían sido sometidos bemos reconocer que las cuestiones que afrontamos hoy en día,
por un empleado de seguridad de un comercio, un incidente si bien son indudablemente urgentes, no son del todo nuevas.
que había grabado en el momento en que ocurrió y luego ins- Además, hemos de reconocer, con Lynn Spigel, que, si nos pro-
talado como su tono de llamada. En este caso, estamos ante ponemos tener una perspectiva crítica sobre los discursos de la
una innovación excepcionalmente imaginativa en el uso del te- futurología que ahora nos rodea, sin duda debemos colocarlos
léfono móvil, donde la tecnología se elige para cumplir un pa- en una perspectiva más cabalmente histórica que la que recono-
pel impensado al transformar las relaciones entre las esferas de cen para ellos.99
la experiencia pública y la privada. Así, el teléfono móvil se
utiliza como una suerte de minisistema de difusión que obliga
a todos, dentro de cierta distancia auditiva, a conocer el drama Notas
de ese incidente en la vida del joven, cada vez que suena el te-
léfono. Vemos que las relaciones del discurso público y el pri- 1. Lynn Spigel, 2001a, Welcome to the Dreamhouse, Durham,
vado sobre cuestiones de consecuencias considerables son NC, Durke University Press, p. 15.
transformadas por un uso muy innovador e ingenioso del telé- 2. Raymond Williams, 1974, Television: Technology and cultural
fono móvil para fines bastante diferentes de aquellos para los Form, Londres, Fontana, p. 26.
que fue diseñado." 3. Lynn Spigel, 1992, Make Room for Television, Chicago, III.,
University of Chicago Press, p. 39.
4. Lynn Spigel, 2001b, «Media Homes: Then and Now», Inter-
national Journal of Cultural Studies, n.° 4 (4), p. 391.
162 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 163

5. Spigel, ibíd., 2001, pp. 386 y 398; Paul Virilio, 1991, Lost les, California, Getty Research Institute. Siegfried Zielinski, 1999, Au-
Dimension, Nueva York, Semiotext(e); citado en Spigel, ibíd., dio Visions: Cinema and Television as entr'actes in History, Ámster-
p. 400. dam, University of Amsterdam Press.
6. Sobre los «conjuntos de medios», véase Hermann Bausinger, 20. Gaston Bachelard, 1994, The Poetics of Space, Boston,
1986, «Media, Technology and Everyday life», Media, Culture and Mass., Beacon Press, 1994. [Trad. cast.: La poética del espacio, Ma-
Society, n.° 6 (4). Puede hallarse un interesante intento de desarrollar drid, FCE, 2000.] Al respecto, también podríamos considerar el cre-
una teoría de los estudios sobre medios no mediocéntrica en el re- ciente género de escritura sobre la infancia como una experiencia
ciente trabajo de Shaun Moore, 2005, Media/Theory, Londres, Rout- profundamente mediatizada; véase Stuart Jeffries, 2001, Mrs Slo-
ledge. cum's Pussy: Growing Up in Front of the Telly, Londres, Flamingo;
7. Sue Peter, 2004, «Information Mobility», trabajo para la Con- Curtis White, 1998, Memories of my Father Watching Television,
ferencia «Alternative Mobilities», Universidad de Lancaster, enero. Normal, Ill., Dalkey Archive Press. En términos más generales, se po-
8. Martin Dodge y Rob Kitchin, 2001, Mapping Cyberspace, dría señalar toda la ficción autobiográfica de la «Generación X» en
Londres, Routledge. Estados Unidos, producida por escritores como Douglas Coupland,
9. Manuel Castells, 2005, «Introduction» a Matthew A. Zook, que sería en gran parte incomprensible para cualquiera que no com-
The Geography of the Internet, Oxford, Blackwell. partiera esa particular letanía de comedia de situaciones, telenovelas
10. Véanse las observaciones de Thomas iones sobre el trabajo y estrellas de la televisión popular en Estados Unidos. Véase también
de Zook en «Short Cuts», 2005, London Review of Books, 4 de agos- el capítulo 5 al respecto.
to, p. 22. 21. Eliseo Verón, 1991, Analyses pour Centre d'Études des Télé-
11. Véase Jenny Sunden, 2001, «The Virtually Global: Or, the communications, París, Causa Rerum.
Flipside of Being Digital», Universidad de Copenhague, Global Media 22. Richard Gardner, 2005, «More Pupils Cheat at School
Cultures Working Paper, n.° 8. Exams», The Independent, 16 de abril; véanse las observaciones de
12. Sunden, ibíd., p. 18. McLuhan sobre la tecnología como una forma de vestirse, citadas en
13. Véase Sakai en el capítulo 7, sobre la relatividad esencial de el capítulo 4.
los términos «Oriente» y «Occidente». 23. Simon Firth, 1983, «The Pleasure of the Hearth», en J. Do-
14. Sunden, ibíd., pp. 15-18. nald (ed.), Formations of Pleasure, Londres, Routledge.
15. Joshua Meyrowitz, 1985, No Sense of Place, Oxford, Oxford 24. Roger Rouse, 1995, «Questions of Identity», Critique of
University Press; McKenzie Wark, 1994, Virtual Geography, Bloo- Anthropology, n.° 15 (4). Un local de llamadas telefónicas en el este de
mington, Indiana, Indiana University Press; véase Torsten Haager- Londres, donde vivo, publicita tarifas económicas para llamar a Gha-
strand, 1986, «Decentralisation and Radio Broadcasting: On the «Pos- na con una fotografía de una mujer africana de mediana edad, debajo
sibility Space» of a Communications Technology», European Journal de la cual aparece el eslogan «Llama a mamá». Otro ejemplo de los
of Communication Studies, n.° 1 (1). usos por inmigrantes de tecnologías diseñadas originalmente con
16. John Ellis, 2000, Seeing Things: Television in an Age of Un- otros fines: hace unos años, Eliut Flores comentó el uso, por familias
certainty, Londres, I. B. Tauris. inmigrantes de Puerto Rico que vivían en Nueva York, del tiempo
17. Allen, Robert, 1999, «Home Alone Together: Hollywood de inactividad de las instalaciones de videoconferencia de la ciudad, a
and the Family Film», en M. Stokes y R. Maltby (eds.), Identifying tarifas económicas, como una alternativa «virtual» para que toda la
Hollywood's Audiences, Londres, British Film Institute. familia «viajara de vuelta a casa», de visita; Eliut Flores, 1988, «Mass
18. Paddy Sacannel, 1996, Radio, Television and Modern Life, Media and the Cultural Identity of the Puerto Rican People», trabajo
Oxford, Blackwell; Jeffrey Sconce, 2000, Haunted Media, Durham, para la conferencia IAMCR, Barcelona, julio.
Md., Duke University Press. 25. Kevin Robins y Asu Aksoy, 2001, «From Spaces of Identity
19. Barbara Maria Stafford y Frances Terpak, 2001, Devices of to Mental Spaces: Lessons from Turkish-Cypriot Cultural Experiences
Wonder: From the World in a Box to Images on a Screen, Los Ánge- in Britain», Journal of Ethnic and Migration Studies, n.° 27 (4).
164 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 165

26. Jan English-Lueck, 2002, Cultural@Siliconvalley, Stanford, Ca- 38. James Hay y Jeremy Packer, 2004, «Crossing the Media(n):
lifornia, Stanford University Press. p. 4. Para más información sobre este Auto-mobility, the Transported Self and Technologies of Freedom», en
proyecto, véase su sitio web en www2.sjsu/depts/anthropology/svcp. N. Couldry y A. McCarthy (eds.), MediaSpace, Londres, Routledge.
27. Jan English-Lueck, 1998, «Technology and Social Change: 39. Véase Deirdre Boden y Harvey Molotch, 1994, «The Com-
The Effects on the Family», trabajo para el seminario del congreso pulsion of Proximity», en Roger Friedland y Deirdre Boden (eds.),
COSSA, junio, p. 9; Bausinger, ibíd., 1986. NowHere: Space, Time and Modernity, Berkeley, California, Univer-
28. English-Lueck, ibíd., pp. 6-9. sity of California Press. Véase también mi análisis, en el capítulo 1 de
29. Stephen R. Covey, 1999, The Seven Habits of Highly Effecti- Home Territories, del argumento de Mary Douglas sobre la importan-
ve People, Londres, Simon & Schuster. [Trad. cast.: Los 7 hábitos de la cia comunicativa fundamental de la copresencia en las comidas fami-
gente altamente efectiva, Barcelona, Paidós, 2007.] Véase el capítulo 4 liares.
sobre la importancia del refrigerador como centro de comunicaciones 40. Véase también mi análisis sobre la importancia de las formas
dentro del hogar: véase English-Lueck et al., 2002, «Creating Culture «fáticas» de la comunicación por teléfono móvil, más adelante en este
in Dual Career Families», documento no publicado, Departamento de capítulo.
Antropología, San José State University; véase también Castoriadis, 41. Gardam, citado en John Mair, 2002, «They Made their Name
citado más adelante, en cuanto a la penetración de las «fantasías de with Skateboarding Ducks — Now They Rule British Television», Me-
control» en el espacio doméstico. dia Guardian, 4 de febrero.
30. Peter Meyers, 2002, «Handhelds Juggle Family Agendas», 42. Véase Ulrich Beck y Elizabeth Beck-Gernsheim, 2002, Indivi-
International Herald Tribune, 15 de julio. dualisation, Londres, Sage.
31. English-Lueck, citada en Emma Brockes, 2000, «Doing Fa- 43. Stephen Bayley, 1990, Design Classics: The Sony Walkman,
mily in Silicon Valley», The Guardian (G2), 17 de mayo, pp. 8-9. Londres, BBC Video.
32. Brockes, ibíd. 44. Witold Rybczynski, 1991, Waiting for the Weekend, Nueva
33. English-Lueck, 1998, ibíd., p. 4. York, Viking, p. 190. [Trad. cast.: Esperando el fin de semana, Barce-
34. Estas tecnologías de vigilancia parental se están desarrollan- lona, Salamandra, 1992.]
do con rapidez; recientemente se ha comentado sobre el diseño de pro- 45. Richard Powers, 2004, «Introduction», The Paris Review
ductos para niños como brazaletes, juguetes e incluso pijamas que tie- Book for Planes, Trains, Elevators and Waiting Rooms, Nueva York,
nen dispositivos de búsqueda electrónicos, para que los padres pueden Picador, extraído de R. Powers, 2004, «Real Time Bandits», The
controlar constantemente el paradero de los niños. Véase Lucy Atkins, Guardian Review, 14 de agosto.
2005, «Tagged, and ready for bed», The Guardian (Family), 3 de di- 46. Véase Roger Silverstone y Eric Hirsch (eds.), 1992, Consu-
ciembre. ming Technologies, Londres, Routledge.
35. Véase, en el capítulo 7, el ejemplo de dos hijas que «impo- 47. Akiko Busch, 1999, The Geography of Home, Princeton,
nen» a su madre el uso de un teléfono móvil que ésta no desea, para NJ., Princeton Architectural Press.
saber si está bien cuando viaja sola a la casa de veraneo que tienen en 48. 2003, «Red Alert», Bristol Evening Post, 15 de enero; 2004,
el campo. «Magnificent Seven television Cabinets», The Guardian Style Guide,
36. Véase Andrew Johnson, 2005, «The Liddle Effect: Why 3 14 de agosto; Caroline Roux, 2004, «To Die For: Retro Technology»,
out of 4 Women Spy on their Men», Independent on Sunday, 8 de The Guardian (Weekend), 6 de noviembre.
abril. 49. David Aaronovitch, 2002, «Why Do We Persist with this
37. André Caron y Litizia Caranovia, 2001, «Active Uses and Morbid Attachment to Heritage and Tradition?», The Independent,
Active Objects: The Mutual Construction of Families and Communi- 27 de diciembre; Aaron Betsky, 2003, «The Strangeness of the Fami-
cations Technologies», documento no publicado, Departamento de liar in Design», en Andrew Blauvelt (ed.), Strangely Familiar: Design
Comunicaciones, Universidad de Montreal / Departamento de Cien- and Everyday Life, Minneapolis, Minn., Walker Art Centre, pp. 45-
cias de la Educación, Universidad de Bolonia. 46. Véase también en el capítulo 6 mi análisis sobre la moda «retro»
166 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 167

en relación con el teléfono móvil entre los jóvenes neoyorquinos sion Formation of Post-War Japan», European Journal of Cultural
trendy. Studies, n.° 6 (4), p. 463.
50. Mis agradecimentos a James Lull por este ejemplo. Véase 64. Anna McCarthy, 2001, Ambient Television, Durham, NC,
también Rivka Ribak, 2002, «Like Immigrants: Negotiating Power in Duke University Press y Goran Bolin, 2004, «Spaces of Television» en
the Face of the Computer», New Media and Society, n.° 3 (2), sobre N. Couldry y A. McCarthy (eds.), MediaSpace, Londres, Routledge.
las transformaciones de los modos de poder intergeneracionales en un Un conjunto espectacular de instancias de la vida pública de la televi-
mundo de tecnologías rápidamente cambiantes. sión fueron las reuniones masivas para ver los partidos de la Copa del
51. Spigel, 2001a, ibíd. Mundo en muchas ciudades del planeta, en el verano de 2002. Véase
52. Agradezco a Dana Polan esta aguda observación sobre el sig- también Kim Soyoung (en prensa), «To Live as a Blade Runner in
nificado de la presencia del perro en un debate sobre este material en South Korea», en L. Spigel et al., Electronic Elsewheres, Minneapolis,
la Universidad de Southern California. Minn., University of Minnesota Press.
53. James Hay y Jeremy Packer, ibíd., p. 217; Couldry y Mc- 65. McCarthy, 2001, ibíd., p. 100.
Carthy, ibíd., «Editorial Introduction», p. 14. 66. McCarthy, 2001, ibíd., pp. 103 y 111.
54. Véase Dolores Hayden, 2002, Redesigning the American 67. John Carvel, 2004, «Hospital Patients Forced to Watch Tele-
Dream: Gender, Housing and Family Life, Nueva York, Norton. vision They Can't Turn Off», The Guardian, 8 de abril.
55. Fiona Allon, 1999, «Altitude Anxiety: Being-at-Home in a Glo- 68. Armand Mattelart, 1996, The Invention of Communication,
balised World», tesis de doctorado, Universidad de Tecnología, Sydney. Minneapolis, Minn., University of Minnesota Press. [Trad. cast.: La in-
56. Fredric Jameson, citado en Allon, ibíd., 1999, pp. 92 y 98; vención de la comunicación, Barcelona, Bosch, 1995.]; Nicholas
Fiona Allon, 2004, «An Ontology of Everyday Control», en N. Abercrombie y Brian Longhurst, 1999, Audiences: Sociological Theo-
Couldry y A. McCarthy (eds.), MediaSpace, Londres, Routledge, pp. ry and Audience Research, Londres, Sage.
255 y 261. 69. P. Flichy, 1995, Dynamics of Modern Communication, Lon-
57. Allon, 2004, ibíd., pp. 266-267; Morse, citado por Allon, dres, Sage, p. 168, citado en Michael Bull, 2004, «To Each Their Own
2004, ibíd., p. 267. Bubble: Mobile Spaces of Sound in the City», en N. Couldry y A.
58. Como observa Fiona Allon, para Microsoft la familia no es McCarthy (eds.), MediaSpace, Londres, Routledge, p. 275; véase tam-
sólo una ideología, como demuestra Robert Allen en su análisis sobre bién Bull, 2005, Sounding Out the City, Oxford, Berg.
el creciente predominio de las «películas para toda la familia» en el 70. Bull, 2004, ibíd., pp. 281 y 282.
mercado del cine y el vídeo en Estados Unidos. Gates sabe que la fa- 71. S. L. Kolm y Patricia Mellencamp, citados en Nitin Govil,
milia representa su mercado más grande y de crecimiento más rápido. 2004, «Something Spatial in the Air», en N. Couldry y A. McCarthy
El primer eslogan de Microsoft no es sólo, después de todo, «Un orde- (eds.), MediaSpace, Londres, Routledge, p. 239.
nador en cada escritorio», sino también «en cada hogar» (Allon, 1999, 72. Iain Chambers, 1990, «A Miniature History of the Walk-
ibíd., pp. 91, 93 y 94). man», New Formations, n.° 11; Paul du Gay et al., 1997, Doing Cul-
59. Alexander Chancellor, 1997, «Apple's Unoriginal Sin», The tural Studies: The Story of the Sony Walkman, Londres, Sage; Rey
Guardian (Weekend), 8 de febrero. Chow, 1993, «Listening Otherwise», en S. During (ed.), The Cultural
60. Allon, 1999, ibíd., p. 90. Studies Reader, Londres, Routledge.
61. Samuel citado en Allon, ibíd., p. 110. 73. Bull, ibíd., pp. 283-285. Por supuesto, los auriculares pue-
62. Esto también es cierto, cada vez más, en un sentido literal: en den usarse estratégicamente para engañar a los demás. Ese uso ha
términos de propiedades (sobre todo en el sudeste asiático), en la me- sido descrito recientemente como «el acto o el arte de aparentar estar
dida en que el valor de la capacidad de conexión eléctrica de un edifi- en el mundo privado, auricular, de un iPod, walkman [...] o teléfono
cio ahora es una parte sustancial de lo que el comprador busca. celular [...], es decir de usar auriculares para evitar la conversación»,
63. Spigel, 1992, ibíd., p. 32; Shunya Yoshimi, 2003, «Television en 2005, «What's the Word?», The Observer Magazine, 11 de sep-
and Nationalism: Historical Change in the National Domestic televi- tiembre.
168 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA
ASUNTOS PÚBLICOS E HISTORIAS ÍNTIMAS: MEDIACIÓN, DOMESTICACIÓN Y DISLOCACIÓN / 169

74. George Simmel, 1997, «The Metropolis and Mental Life», en ford, Blackwell. En Japón se ha desarrollado una nueva etiqueta entre
D. Frisby y M. Featherstone (eds.), Simmel on Culture, Londres, Sage; usuarios jóvenes del teléfono móvil según la cual, reconociendo esas
Richard Sennett, 1996, The Uses of Disorder, Londres, Faber. dificultades, ahora se considera poco amable llamar a un amigo sin
75. Bull, ibíd.; pp. 278, 286-287; Shin Dong Kim, 2002, «Korea: antes enviarle uniTtensa.e de texto para saber si puede hablar.
Personal Meanings», en J. Katz y M. Aakhus (eds.), Perpetual Con- 85 ohn Tomlinson, 001, «Instant Access: Some Cultural Im-
tact: Mobile Communication, Private Talk, Public Performance, Cam- plications • echnologies», Universidad de Copenhague,
bridge, Cambridge University Press, p. 65; citado en Bull, ibíd. Consi- Global Media Cultures Working Paper, n.° 13.
dérese también el ejemplo que me dio un amigo: al quejarse a otro 86. Tuan Yi-Fu, 1996, Cosmos and Hearth, Minneapolis, Minn.,
pasajero en un autobús porque éste hablaba alto por su teléfono mó- University of Minnesota Press; Tomlinson, ibíd.
vil, otro pasajero criticó a mi amigo, diciéndole que el autobús era un 87. Tomlinson, ibíd., p. 17.
espacio público y que, por lo tanto, el usuario del teléfono tenía la li- 88. Véase Hay y Packer, ibíd., pp. 229-230.
bertad de usarlo cuando quisiera. 89. Sadie Plant, 2002, «How the Mobile Phone Changed the
76. Éste es un argumento que expuso un estudiante de MA en World», Sunday Times, 5 de mayo; Z. Bauman, 2000, Liquid Moder-
Goldsmiths, Da Wei Guo, en una monografía en 2005, a quien agra- nity, Cambridge, Polity Press.
dezco haberme permitido citarlo aquí. 9D,Q-e0oper «The mutable mobile; en Barry Brown, Richard
77. Robert Luke, 2003, «The Phoneur», en P. Trifonas (ed.), Pe- Harp-rNrCi• i-e'reen (eds.), 2001, Wir' eless World, Londres, Sprin-
dagogies of Difference, Londres, Routledge; Bull, ibíd., p. 286; Sadie ger; J. P. Roos, 2001, «Postmodernity and Mobile Communications»,
Plant, 2002, On the Mobile, www.motorola.com/mot/documents. trabajo para la conferencia ESA, Helsinki, agosto.
78. Alexandra Weilenmann y Catrine Larsson, 2002, «Local Use 91. Harold Rosen, 1972, Language and Class, Bristol, Falling
and Sharing of Mobile Phones», en Barry Brown et al., Wireless Wall Papers.
World, Londres, Springer-Verlag.
92. Para un análisis más detallado, veáse Home Territories, pp.
79. Jason Benetto, 2004, «Police Hunt MCC Member over Knife 111 y ss.
Incident at Test Match», The Independent, 7 de agosto. 93. Fischer, citado en Elizabeth Van Zoonen, 2002, «Gendering the
80. Ken Worpole, comunicación privada; Steven Kern, 1983, The Internet», European Journal of Communication Studies, n.° 17 (1), p. 7.
Culture of Time and Space 1880-1918, Cambridge, Mass., Harvard
94. R. Jakobson, 1972, «Linguistics and Poetics», en R. de George
University Press. y F. de George (eds.), The Structuralists, Nueva York, Anchor; A. Mo-
81. Mark Twain, 1917, «A Telephonic Conversation», en The $ yal, 1995, «The Gendered Use of the Telephone», en S. Jackson y S.
30,000 Bequest and Other Stories, Nueva York, Harper, pp. 204-208. Moores (eds.), The Politics of Domestic Consumption, Hemel Hemps-
Publicado por primera vez en 1880. Sobre los debates en torno a la tead, Harvester Press.
«conversación telefónica», véase Tom Gunning, 2004, «Fritz Lang 95. Gareth Jones, 2003, «Setting the Tone», MA Radio Disserta-
Calling: The Telephone and the Circuits of Modernity» y Jan Olsson, tion, Colegio Goldsmiths, Universidad de Londres.
2004, «Framing Silent Calls: Coming to Cinematic Terms with Tele- 96. Véase Simon Broughton, 2004, «Editorial», Songlines, rif 27
phony», ambos en John Fullerton y Jan Olson (eds.), Allegories of (octubre/noviembre): Oliver Burkeman, 2003, «Fellowship of the Rings»,
Communication, Eastleigh, John Libbey Books.
The Guardian (G2), 13 de agosto; Dan Milmo, 2004, «La donna e mo-
82. Véase Kevin Harris, 2003, «Keep Your Distance: Remote bile? Key in classic ringtone», The Guardian, 23 de noviembre; Oliver
Communications, Face-to-Face and the Nature of Community», Jour- Burkeman, 2003, «The Tune that Changed the World», The Guar-
nal of Community Work and Development, n.° 4. dian, 13 de agosto; Gerard Seenan, 2005, «Crazy Frog Outsells Cold-
83. Véase Luke, ibíd. play», The Guardian, 25 de mayo.
84. E. Laurier, 2001, «Why People Say Where They Are during
97. Theodor Adorno y Max Horkheimer, 1977, «The Culture In-
Mobile Phone Calls», Environment and Planning: Society and Space, dustry», en J. Curran et al. (eds.), Mass Communications and Society,
n.° 19, pp. 485-504; J. Mey, 2001, Pragmatics: An Introduction, Ox- Londres, Arnold.
170 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA

98. Por supuesto, hay por lo menos dos problemas metodoló- 4. RETÓRICA DE LO SUBLIME TECNOLÓGICO
gicos sustanciales con este ejemplo. En el primer caso, no es del todo
claro que pedir a los encuestados que articulen explícitamente las ra- LAS PARADOJAS DE LA RACIONALIDAD TÉCNICA
zones por las que eligen determinada música como tono de llamada
sea una forma adecuada de abordar las cuestiones de gusto y elección,
cuando por lo general las decisiones se efectúan en un plano subcons-
ciente. La trivialidad de lo que los encuestados pueden decir acerca de
sus elecciones no puede tomarse como un simple índice de su supues-
ta falta de sofisticación o autorreflexión al respecto (o en torno a cual-
quier otro tema). Además, en este ejemplo, también nos enfrentamos
con uno de los problemas irresueltos de la etnografía. No debería in- La terminología que utilizo en el título de este capítulo deri-
terpretarse la fuerza de este único ejemplo de un uso innovador de la va de Leo Marx, quien introduce la frase «La retórica de lo su-
tecnología como un indicador de su posible generalización; sólo po- blime tecnológico» en su libro The Machine in the Garden, es-
dría ser la excepción que confirma la regla. crito en 1964:- No se trata sólo de un discurso sobre la
99. Martin Heidegger, 1971, «The Thing», en Poetry, Language, tecnología per se, sino, más específicamente, al menos en un
Thought, Nueva York, Harper y Row; Spigel 2001a, ibíd. principio, de un discurso sobre Estados Unidos como la socie-
dad que, gracias a sus tecnologías nuevas y poderosas, ha sido
considerada como el signo del futuro de toda la raza humana y,
por ende, como representante del destino del mundo.' Como he-
mos visto, las concepciones de la tecnología y las visiones de fu-
turo suelen entremezclarse, así como nuestros supuestos sobre el
tecnofuturo suelen inscribirse en lugares geográficos concretos,
por lo general en Occidente, que se considera la fuente y el sitio
del progreso.
Naturalmente, esos discursos se han utilizado en relación
con toda una serie de tecnologías al margen de las digitales, con
las que estamos tan obsesionados hoy en día. En un momento
anterior de la historia norteamericana, a las tecnologías a vapor
se les asignaban las propiedades metafísicas de poder «atenuar
los prejuicios y [...] unir cada parte de [...] [Estados Unidos] me-
diante una comunicación rápida y amistosa». Más tarde, por su-
puesto, cuando se manifestó la decepción sobre esas tecnologías
en particular, el advenimiento de la Edad de Oro se pospuso, y
el papel clave en la constitución de Utopía volvió a asignarse a
la nueva tecnología de la electricidad, que a su vez era vista
como capaz de «compensar todos los sueños traicionados por la
O
máquina ». 3 La dimensión semirreligiosa de esos discursos es evi-
dente aún hoy, como señala Jeffrey Alexander en su comentario
sobre cómo
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la publicidad de las empresas de computación recupera la antigua ta Answers hablaba de cómo el hogar electrónico del futuro
imagen del hombre cultivado y lo liga con los nuevos implemen- «estaría equipado con [...] estufas eléctricas en cada habitación
tos de computación: el sacerdocio de todos los creyentes —cual- [que] podrían encenderse apretando un botón desde la cama,
quiera es un sacerdote con su propia Biblia— se vuelve, en la nue- [...] [sus] puertas y ventanas estarían equipadas con cerraduras
va interpretación, el sacerdocio de todos los ordenadores electrónicas».6 En el contexto de las excitaciones contemporá-
—cualquiera es un profeta, con su propia máquina para mantener-
lo controlado—. neas acerca del cibercomercio, se puede ver fácilmente el poten-
cial de transformación en una situación donde
Todo esto tal vez nos lleve nuevamente a la caracterización
el habitante de Londres ahora podría pedir [...], tomando la infu-
que Marshall McLuhan hace de la electricidad como una fuerza sión matinal en la cama, diversos productos de todo el mundo y
divina y, en particular, del ordenador como una fuerza que «pro- esperar, sensatamente, que se los entreguen en su casa; al mismo
mete, por la tecnología, una condición pentecostal de compren- tiempo, y con los mismos medios, podría invertir dinero en recur-
sión y unidad universal».4 sos naturales y nuevas empresas de cualquier parte del mundo y
Hoy en día estamos rodeados de nuevas retóricas sobre participar, sin esfuerzo y ni siquiera preocupación, en sus resulta-
cómo las nuevas tecnologías transformarán nuestras vidas. En dos y ventajas potenciales.
este sentido son capitales los discursos de la sociedad postindus-
trial/de la «información», en que las nuevas TIC son vistas de Sin embargo, esto lo escribió John Maynard Keynes en
diferentes maneras: aíslan a la familia, fragmentan internamen- 1900, al describir el significado potencial de la introducción del
te los hogares y transforman los patrones del trabajo y del con- teléfono por línea terrestre como una herramienta para el co-
sumo, así como las relaciones entre lo público y lo privado. Aquí mercio virtual y desde el hogar.'
también podríamos recordar los discursos sostenidos hasta no Ya en 1909, el futurista Marinetti estaba convencido de que
hace mucho tiempo por los «empresarios digitales», como Bill «estamos en el último promontorio de los siglos. El tiempo y el es-
Gates y Nicholas Negroponte, y por políticos como Al Gore y pacio han muerto. Vivimos en lo absoluto, porque hemos creado
Tony Blair, que anunciaban la llegada inminente de los benefi- la velocidad eterna, omnipresente». Diez arios más tarde, en
cios de las superautopistas de la información del nuevo mundo 1919, Le Corbusier anunció que «el problema de nuestra época es
virtual del ciberespacio. Por ejemplo, Gore habló, en términos el problema de la casa electrónicamente mediatizada», y en 1928
netamente mcluhanescos, de cómo la nueva «Infraestructura Glo- Paul Valéry especulaba sobre las posibilidades de «una compañía
bal de la Información» (IGI) facilitaría «una nueva era atenien- dedicada a la entrega domiciliaria de realidad sensorial».8 En
se de la democracia [participativa]».5 1959, los diseñadores de la «cocina milagrosa», que presentaron
en la American National Exhibition en Moscú, prometieron que
«las tareas domésticas desaparecerán de la vida del ama de casa
Historizar el futuro norteamericana, pulsando una tecla o moviendo una mano».9
Hay, asimismo, una larga historia de visiones acerca de
Aquí el problema, como hemos observado antes, es que, cómo los avances técnicos en comunicación —desde el telégrafo y
cuanto más se habla del futuro, más se necesita una perspectiva el teléfono hasta Internet— de algún modo conducirán a una
7
histórica. Por supuesto, (siempre) hemos estado en esta situa- «mejor comprensión». Se anunciaba que el telégrafo, o la Inter-
ción, dada la larga historia de las ideas acerca de cómo las «nue- net victoriana, como la ha descrito Tom Standage, anticipaba
vas» tecnologías transformarían el mundo. Ya en 1893, la revis- una era de paz mundial por esa mera razón. En realidad, la his-
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teria, o «fiebre del telégrafo», que rodeó el tendido del primer Así como Freud sostuvo que sólo prestando la debida aten-
cable transatlántico en 1858 sobrepasó incluso la fiebre que ro- ción al inconsciente uno puede esperar rescatarse de sus desme-
dea el advenimiento de Internet en la actualidad: fue la ocasión de suradas determinaciones, Jeffrey Alexander sostiene que «sólo
crear festejos con estampidos de cañón, banderas de ceremonia comprendiendo la formación omnipresente de la conciencia por
en los edificios públicos, sirenas, fuegos artificiales, desfiles y el discurso podemos esperar tener control sobre la tecnología en
servicios de culto. El acontecimiento estuvo rodeado de un aura su forma material. Para ello debemos tomar cierta distancia de
religiosa y se sostuvo que, como el nuevo invento permitía «ver las visiones de salvación y apocalipsis donde la tecnología está
y escuchar a cualquier otra persona en el mundo», de algún tan profundamente incorporada»." Si a menudo los avances en
modo conduciría a la unión de la raza humana. Incluso la so- la velocidad y el alcance de las tecnologías de la comunicación
lemne publicación Scientific American se refirió con elogios al han sido confundidos con el advenimiento de un Eldorado de ma-
nuevo invento, que describió como «una vía instantánea de pen- yor comprensión de los asuntos humanos, como Benjamin céle-
samiento entre el nuevo y el viejo mundo». Y se sostuvo también bremente observó, «sólo con la memoria podemos quitar al fu-
que era «imposible que los antiguos prejuicios y hostilidades turo su magia, ante la cual todos sucumben y se vuelven hacia
[...] existieran, cuando se había creado ese instrumento para el los adivinos para ser iluminados«."
intercambio de ideas entre todas las naciones de la tierra »Y'
Armand Mattelart, entre otros, ya ha criticado esa visión ideo-
lógica, que confunde los avances técnicos en los modos de comu- Divisiones tecnológicas
nicación con un mayor entendimiento de los asuntos humanos."
En realidad, el efecto del progreso en las comunicaciones podría Merece la pena considerar, además, lo que todas estas visio-
ser tanto agudizar como reducir los conflictos. Además, mientras nes utópicas significan en la práctica. No hace mucho tiempo,
que por lo general la visión contemporánea del espacio virtual se mientras estaba en casa leyendo el último informe de Thomas
presenta como de apertura y exploración, también puede verse Friedman sobre el inexorable triunfo del mundo conectado de la
fácilmente que, con frecuencia, en la práctica el espacio virtual globalización, tres ingenieros trabajaron tres días completos, yen-
funciona como un espacio de retirada en comunidades cerradas do y viniendo, luchando contra los obstáculos y las frustracio-
de «los que piensan de modo similar», de los que se suscriben a nes, hasta que finalmente lograron que la línea telefónica parti-
la misma lista de correo electrónico, el mismo boletín, la misma cular por ordenador funcionara de manera menos intermitente."
sala de chat. También podría pensarse que los servicios compu- Tal vez sólo se trató de una experiencia puntual de ineficiencia
tarizados personalizados de noticias, en torno a los cuales se ge- británica, pero la periodista Mary Dejevsky también ha escrito
neró tanta excitación en algunos medios, tienen el mismo efecto sobre las terribles frustraciones que tuvo al tratar de lograr el
protector. Más ampliamente, se ha sostenido que, ante el bloqueo aparentemente simple objetivo de transferir una cuenta de co-
de la publicidad (spam) y los virus informáticos que preocupan a rreo electrónico de un país a otro. Lo que ella pretendía era mos-
tantos usuarios, ahora Internet también exhibe signos de « balca- trar que el mundo no globalizado sigue siendo la práctica de la
nización», en la medida en que se forman comunidades defensi- vida cotidiana y que las fronteras nacionales antiguas, que cons-
vas de confianza. En esa «nueva red» sólo se acepta el tráfico de tituyen los límites de diversas operaciones comerciales, niegan la
emisores conocidos y acreditados con la perspectiva, según un globalidad putativa del mercado electrónico.'
analista, de que tal vez llegue a haber «dos redes, una limpia, Como observa Dejevsky, a ningún emisor de tarjetas de cré-
donde la seguridad es parte de la infraestructura, y una sucia, dito le gusta que sus clientes vivan en un país y reciban su liqui-
para todos los que utilizan tecnología vieja, insegura ». 12 dación en otro; y, si uno se traslada de país, no sólo le resultará
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nalismo tecnófilo y utópico, basado en la indiferencia técnica de


difícil obtener una tarjeta de crédito (porque no tendría una las señales de difusión ante las fronteras nacionales» y su exis-
«historia de crédito» en el país correspondiente), sino que tam- tencia real, como ha sido formada «por regímenes regulatorios
poco podrá usar Internet para comprar algo en un país utilizan-
do una tarjeta de crédito emitida por un banco en otro país. Lo y jurídicos de diseño absolutamente nacionales»."
En cuanto a la visión feliz de un mundo de tecnologías fácil-
mismo sucede con la reserva de vuelos en línea; uno podrá ver mente integradas, la razón por la cual es tan difícil conectar un
una enorme oferta de tarifas económicas en Internet, pero no televisor, una videograbadora (VCR) y un reproductor de DVD,
necesariamente podrá comprarlas, a menos que tenga la tarjeta en ese orden, es que una protección de la copia, llamada Ma-
de crédito correcta registrada en el país adecuado. Algunas com- crovision, inserta en el VCR y destinada a disuadir al usuario de
pañías aéreas insisten en que el cliente sólo puede hacer una grabar DVD, deliberadamente degrada la serial del reproductor
reserva con una tarjeta de crédito del país desde donde sale el de DVD. Análogamente, ahora parece que las perspectivas ac-
vuelo. Algunos enclaves de Estados Unidos no permiten com- tuales de una tecnología inalámbrica de «ultra banda ancha»
prar un billete desde una dirección no registrada en ese país; (UWB, por las siglas en inglés) están ensombrecidas por la lucha
algunos sólo reconocen los códigos zip de Estados Unidos y continua acerca de qué formato adoptar, comparable a la lu-
no otros datos geográficos, como los códigos postales del Reino cha que existió entre los formatos VHS y Betamax. Así, «el gran
Unido. Lo fundamental es que, en relación con todas sus poten- desenredador», la tecnología inalámbrica que supuestamente
ciales maravillas, estas tecnologías sólo son buenas si lo son las nos libraría de los nidos de cables que por lo general se encuen-
estructuras materiales, sociales e institucionales donde están in- tran en muchas de nuestras casas, está enquistado en una guerra
corporadas, desde la fiabilidad de las líneas telefónicas locales o
del suministro eléctrico hasta la flexibilidad del sistema finan- por los estándares que aún no se ha zanjado."
Por otra parte, hoy estas nuevas tecnologías, lejos de ser «in-
ciero o la eficiencia de la burocracia correspondiente.' clusivas», a menudo trabajan para intensificar los patrones de
Las nuevas tecnologías de nuestra era no sólo ayudan a tras- comunicación entre quienes ya están en contacto y para acentuar
cender las fronteras en un sentido simple, sino que continua- la exclusión de quienes ya están marginados. Así, la idea de Ro-
mente las recrean. Esto se evidencia rápidamente cuando, por bert Putnam acerca de un «mundo conectado» que desplaza al
ejemplo, uno compra un reproductor de DVD y luego trata de mundo de la vida social real y socava los procesos fundamenta-
ver, en ese aparato, un disquete de la región «equivocada». El Bowling Alone, re-
problema es que los fabricantes de DVD los dividen en «áreas», les de comunidad, en su tan debatido libro
sulta cuestionada por el estudio de Barry Wellman y otros de
cada una de las cuales tiene estándares técnicos diferentes, a fin una comunidad suburbana en Boston, que muestra que, en rea-
de asegurarse el grado máximo de ganancias y de control de las lidad, quienes más participan en el mundo de las comunicacio-
fechas de estreno de películas en los diferentes mercados regio- nes virtuales suelen ser también los más activos socialmente en
nales. Los estándares técnicos incompatibles y los dispositivos el vecindario físico.» Para decirlo con una experiencia: cuando,
de control de las fronteras se construyen de forma deliberada en como parte de la investigación para este libro, asistí a una clase
muchas tecnologías. Por ejemplo, un teléfono móvil con están- de computación en la biblioteca pública de mi barrio, cuyo ob-
dares europeos no funcionará en Estados Unidos, a menos que jetivo era mejorar las competencias (y, por ende, la empleabili-
se haya adaptado al sistema de triple banda norteamericano. Le- dad) de las personas excluidas socialmente, mis compañeros de
jos de que las regiones o las zonas sean cosa del pasado, ahora _ clase eran, en realidad, personas de clase media como yo, que
son continuamente reinventadas y reinscritas en formas técni- 3 iban a actualizar sus conocimientos. Los excluidos, a los que se
cas. Boddy hace las mismas observaciones en relación con «la
historia bifurcada de la difusión de una tradición de internacio- dirigía la clase, no estaban presentes.
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Además, estas dificultades no pueden minimizarse como sólo a las maravillas de esas tecnologías.' Entre otros síntomas
meros «resabios» de una época pasada, que desaparecerá natu- de ese problema podría señalarse el advenimiento de formas ac-
ralmente con el avance del proceso de globalización. Por el con- tualmente expandidas de la «fiebre de la digitalización» y de la
trario, sólo en 2005 las gasolineras francesas comenzaron a ex- «resantificación» de Marshall McLuhan como el santo patrono
hibir señales que dicen que el pago sólo se puede hacer «con de la era digital y del resurgimiento, no sólo en las revistas po-
tarjetas de crédito francesas». Sólo en ese año las compañías pulares como la influyente Wired, sino también en el trabajo
de tarjetas de crédito británicas, como Barclaycard, comenzaron académico, de la «teoría de los medios». Este discurso sostiene
a advertir a sus clientes que podría ser «más conveniente» obte- que McLuchan estaba, simplemente, «adelantado a su tiempo»,
ner una «preautorización» para usar la tarjeta de crédito fuera y que sus críticos de entonces, como Williams y Miller, estaban
del país. Precisamente como respuesta al aumento del índice de equivocados porque la tecnología digital ha demostrado (aun-
fraudes cometidos con tarjetas de crédito al que ha dado lugar la que más tarde) que «estaba en lo cierto». 22
globalización, ahora los sistemas informáticos de muchas com- A pesar de los argumentos formulados por estos escritores
pañías de tarjetas de crédito tienen una configuración por de- acerca de la especificidad sin precedentes históricos de las tec-
fault en la cual se supone que el uso de la tarjeta en un país di- nologías que tenemos que abordar hoy en día —y, por ende, la
ferente del país de residencia es fraude, a menos que se haya necesidad de «nuevos enfoques»—, en mi opinión convendría re-
solicitado la preautorización para hacerlo antes de cada viaje. cordar el enfoque de Raymond Williams, más matizado históri-
En ese sentido, la visión aparentemente distópica de un futuro camente, acerca de la relación entre las tecnologías y las formas
donde toda forma de viaje requiere una autorización específi- culturales en que son institucionalizadas en cada período en par-
ca, que combine un seguro por «uso por única vez» y permisos ticular. Para resumir, el argumento de Williams, en el que distin-
de viaje, como se presenta, por ejemplo, en el thriller futurista de guía cuidadosamente entre técnica, inventos técnicos y los proce-
Michael Winterbottom, Code 406 (Reino Unido, 2003), comien- sos sociales a través de los cuales esos inventos están disponibles
za a parecer inquietantemente profética. y se institucionalizan como tecnologías, es que ese desarrollo no
sigue un curso natural o predeterminado donde la capacidad
«intrínseca» de una tecnología es revelada conforme a alguna
Renacimiento del tecnodeterminismo lógica interna, sino que siempre es el resultado contingente de
luchas sociales por la aplicación de las tecnologías entre intere-
En los últimos años, el advenimiento de los «nuevos me- ses diferencialmente poderosos. Como observa Des Freedman
dios» parece haber ocasionado el renacimiento de una tendencia en su comentario sobre estas cuestiones, así se tome el caso de la
de determinismo tecnológico en los estudios culturales y sobre televisión por cable o de Internet, en ambos se ve un proceso
medios que había estado latente, si no desacreditada, durante un donde una tecnología que podría haberse desarrollado de diver-
tiempo considerable, al menos desde la vigorosa (y, a decir ver- sas maneras ha sido moldeada fundamentalmente por la distri-
dad, canónica durante mucho tiempo) crítica que de esos enfo- bución del poder económico y político. De modo que Internet
ques hace Raymond Williams en Television: Technology and ha sido transformada a lo largo de un espacio de tiempo relati-
Cultural Form. Es como si, una vez más, la «novedad» de un vamente corto, por medio de «intervenciones decisivas de las
conjunto particular de tecnologías hubiera servido para conven- empresas y los gobiernos que siguen ideas neoliberales acerca de
cer a muchos académicos de que todas las formas previas de co- oo los supuestos beneficios del consumo y la competencia»; ha de-
nocimiento están, ipso facto, quebradas y debemos comenzar jado de ser, ante todo, «un instrumento no comercial de inter-
nuestro trabajo teórico partiendo de cero, prestando atención cambio de información» para convertirse en una herramienta

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muy comercializada de transacciones principalmente privadas y Ellul escribió en los arios cincuenta y, por lo tanto, la era «ex-
comerciales», proceso en el que los desarrollos tecnológicos han cepcional» de «saturación tecnológica» de la que habla, dado
desempeñado un papel menor.' El mismo Williams ha subraya- que nuevas y más poderosas formas de determinismo tecnológi-
do siempre que el desarrollo de una nueva tecnología, cualquie- co entran en juego, anticipa, en medio siglo, la actual fiebre de
ra que sea, es un «momento de elección» y que la historia tec- la digitalización. En ese sentido Ellul es, en realidad, un respal-
nológica no se debe comprender como una carrera en la que el do insuficiente para los argumentos de Lister y otros, que pare-
testigo se pasa entre innovaciones sucesivas. Como observa Wi- cen confundir las peculiaridades de nuestra época con la verda-
lliam Boddy, nuestro objetivo debe seguir siendo «reemplazar el dera «New Age» o incluso con el «fin de la Historia».'
tropo historiográfico tradicional de "tecnología autónoma" por De modo que de estas posturas tampoco se desprende que
un intento de especificar las determinaciones históricas y cultu- haya alguna razón para volver simplemente, como Lister y mu-
rales del cambio tecnológico ».' chos otros «teóricos de los medios» ahora hacen, a una versión re-
Sin embargo, estaría de acuerdo con el intento reciente que mozada del modelo cibernético de comunicaciones de Norbert
hicieron Martin Lister y sus colegas para volver a abordar la crí- Wiener, según el cual «la tecnología que rige una época moldeará
tica de Williams a McLuhan y plantear la cuestión de si es im- consecuentemente la sociedad que la utiliza». Volver a este tipo de
portante saber si en realidad Williams logró demoler los argu- modelo técnico de comunicaciones requeriría, por lo menos, algu-
mentos de McLuhan. Las cuestiones que plantean acerca de la na forma de abordar las serias críticas de Wiener y otros formula-
adecuación —o no— del humanismo de Williams para abordar un das hace treinta arios por escritores como Stuart Hall, acerca de
mundo que, como sostiene Latour, también contiene actantes no las sobresimplificaciones de la cibernética al abstraer los procesos
humanos importantes, tienen, sin duda, consecuencias considera- de comunicación técnicos de su incorporación en procesos cultu-
bles.' También plantean una cuestión muy importante cuando rales más amplios. Además, el concepto de especificidad de las
se preguntan si puede haber un argumento «general» satisfacto- formas de causalidad no lineal, que son supuestamente la caracte-
rio acerca del determinismo tecnológico o si tal vez sea necesa- rística particular de los nuevos medios, expuesto por Lister y otros
rio considerar que las diferentes tecnologías pueden ejercen dis- como la mejor carta de su argumento, es de poca ayuda, si se si-
tintas modalidades de determinación. gue sosteniendo (siguiendo a McLuhan, una vez más) que, al fi-
Me complace conceder que el argumento que Lister y otros nal, «lo que hace que una determinada tecnología se utilice de una
extraen de Ellul acerca de la idea de que, «si bien las sociedades manera concreta son sus propiedades físicas»."
no siempre han estado determinadas tecnológicamente, [pue- Hay muchas curiosidades y complejidades al respecto. Por
den] estarlo en coyunturas históricas específicas» reproyecta la ejemplo, Gilles Deleuze sostiene, en aparente similitud con las
cuestión que debemos plantear de una manera potencialmente preocupaciones de Williams sobre la formación cultural e insti-
productiva. Siguiendo a Ellul, Lister y otros sostienen que «el tucional de la tecnología, que la «máquina siempre es social an-
determinismo tecnológico no es una constante histórica, sino tes de técnica. Siempre hay una máquina social que selecciona o
que [...] surge en cierto estadio del [...] desarrollo, donde la tec- asigna los elementos técnicos utilizados». De todos modos,
nología satura el ambiente». Sin embargo, el primer problema cuando volvemos al trabajo tan citado de Deleuze sobre el cine,
que surge es que todas las épocas piensan que sus problemas tec- vemos que cae en el modelo ampliamente desacreditado de los
nológicos son «excepcionales», como demostró el informe de efectos hipodérmicos de los medios y en un modelo correspon-
Wolfgang Schivelbusch sobre el pánico extraordinario que cau- diente de público pasivo que simplemente está disponible para
só la experiencia de la velocidad sin precedentes (para esa épo- ser manipulado, sin poder hacer nada al respecto, por la máqui-
ca) del viaje en tren en el siglo xix. El segundo problema es que na mediática.'
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Sin duda, las tecnologías tienen diversas consecuencias, tan- refirió, sin rodeos, a ese «viejo» mundo y, por ende, implícita-
to positivas como negativas, sobre todo porque crean «oportu- mente al público que vive en él como a la «espalda encorvada» de
nidades» de comunicación que antes eran impensables, para los medios. Claramente, se trata de una formulación actualizada
bien y para mal. El problema es cómo producir un modelo via- de la imagen convencional del público de la televisión como una
ble que permita comprender cómo suceden esos efectos tecnoló- masa de personas que no hacen otra cosa más que pasarse el día
gicos en toda su complejidad. Es poco probable que nos ayude sentadas en un sofá mirando la tele. En esta frase, la virtud (y la
un enfoque que insiste en que sólo las propiedades físicas o téc- importancia) de los «nuevos» medios se caracteriza precisamente
nicas de un medio son, en última instancia, determinantes. Se- por la idea de que se supone que sus participantes están sentados
guir ese camino es, simplemente, caer en lo que Hall ha descrito de forma activa, miran hacia delante y no están «encorvados».
memorablemente como una «forma de conductismo de bajos Aquí los problemas son diversos: en primer lugar, sabemos que el
vuelos». Aquí la cuestión central es la contextualización cultural público de la televisión nunca ha sido simplemente pasivo. En se-
de las tecnologías. Como Hall sostuvo en relación con los su- gundo lugar, los tipos de actividades que realiza la mayor parte de
puestos efectos directos de los mensajes en los medios, antes de los usuarios de medios interactivos suelen ser triviales, como za-
que los mensajes —o, en este caso, de las tecnologías— puedan te- pear con el control remoto o presionar el ratón para seleccionar
ner un «efecto» deben interpelar a las personas y hacerles ver un ítem (un ángulo de cámara, por ejemplo) desde un menú de op-
que son relevantes para ellas, en sus circunstancias particulares; ciones predeterminadas. Sin embargo, es cierto que en gran medi-
luego deben ser interpretados de tal modo que tengan sentido da se cree que estas nuevas tecnologías han producido varios efec-
—y, por ende, sean deseables— para sus consumidores potencia- tos de transformación de la manera en que vivimos, y ese aspecto
les; sólo después es posible utilizarlos y pueden llegar a tener un es el que debemos examinar ahora.
efecto de algún tipo." Una vez más, el trabajo de Spigel es ejemplar en la medida
en que plantea abiertamente estas cuestiones. Como ella obser-
va, si consideramos la sección de «participación de adultos en
La digitalización y la «novedad» de los nuevos medios: actividades de ocio seleccionadas» en el «Statistical Abstract»
más allá de los sistemas binarios... compilado por la Oficina de Censos de Estados Unidos, vemos
que se considera que navegar en Internet y practicar juegos elec-
Como ha observado Carolyn Marvin, la expresión «nuevos trónicos constituyen «actividades», mientras que no lo son ver
medios» siempre y por definición ha sido relativa en términos his- la televisión o películas (incluso en el cine), a pesar de que asis-
tóricos, de modo que la idea que tenemos en un momento parti- tir a una obra de teatro o un recital de música sí cuentan, por al-
cularmente definitivo y absoluto de la «novedad» debe, eviden- guna razón, como un «pasatiempo activo». La definición de de-
temente, tratarse con cuidado. » Una cuestión importante al terminados pasatiempos como activos o pasivos es un modo
respecto es la tendencia generalizada a la sobrestimación de la básico de evaluación implícita de su estatus, y la asociación de
«novedad» de la era digital que, después de todo, se comprende las nuevas tecnologías con la «interactividad» parece proveer
mejor si se considera que comenzó con la invención del telégrafo una forma de que los valores aprobados de participación activa
en la década de 1840. El otro problema reside tanto en la caracte- en modalidades de la «alta cultura» de alguna manera se adhie-
rización de estas tecnologías «interactivas» como en la naturaleza ran a toda persona que utilice un ratón de ordenador en lugar de
precisa del contraste que se establece de forma implícita entre és- un control remoto de televisor.'
tas y los medios más antiguos, como la difusión por televisión. Análogamente, en su estudio sobre la televisión y los públi-
Hace poco, una joven profesional de los «medios interactivos» se cos de los nuevos medios, Ellen Seiter destaca la ubicuidad, en el
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discurso contemporáneo sobre la tecnología, de la división ma- Internet no se perciben necesariamente como muy diferentes. En
niquea entre la pantalla Mala del televisor y la pantalla Buena ese sentido, la etnógrafa de Internet Lori Kendall cuenta que,
del ordenador.' Siguiendo los argumentos de Andreas Huyssen
de que la cultura de masas es codificada como femenina, Wi- después de haber estado mudding [jugando virtualmente con va-
lliam Boddy hace su aportación colocándolos en una perspecti- rios usuarios a través de la red de Internet] durante un buen rato,
va histórica más larga. Observa que, en el caso de la radio, se con frecuencia dejo el ordenador para buscar algo para comer, ha-
elogiaba a sus primeros usuarios (masculinos) precisamente por cer mis necesidades o responder a alguien en el lugar físico donde
estoy sentada. Si el texto de la pantalla comienza a aparecer con
no atenerse a un «goce pasivo» y ejercer una «manipulación in- menor frecuencia, o si la conversación deja de interesarme, puedo
geniosa» del medio. Luego muestra cómo cada nueva tecnolo- empezar a buscar algo para hacer sin estar en línea, como buscar
gía, a su vez, desde la radio en adelante, comenzó su vida siendo el correo del día o leer una revista.35
entendida como el dominio excitante de los aventurados inno-
vadores masculinos y termina siendo entendida, a través del Como observa Sean Moores en su comentario, esta perspec-
proceso de domesticación, en que la tecnología se vuelve fácil de tiva «coloca el uso de la red en el contexto de lo usual, de la vida
usar para el consumidor, como parte del dominio de bajo esta- diaria», y la descripción del carácter mundano del uso del orde-
tus —e implícitamente feminizado— de la cultura popular.' nador «fácilmente podría ser la descripción del hábito de ver la
Boddy dice que, televisión en casa, de forma rutinaria y distraída». Por lo tanto,
parecería que las distinciones entre las experiencias de los parti-
al respecto, cien arios de experiencia histórica de comunicaciones cipantes en medios analógicos y digitales no deberían formular-
electrónicas en el hogar ensayan, repetidamente, una serie de opo-
siciones normativas y determinadas por el género entre el público se de modo tan agudo como lo hacen los discursos neófilos que
activo y el público pasivo, desde el varón aficionado a las tecno- dominan tanto los debates actuales.
logías sin cable frente al ama de casa distraída de los arios veinte, Una dificultad en este aspecto se refiere a la noción, que
hasta el telespectador degradado, el que no hace otra cosa más cada vez se da más por descontada, de que autores como Deleu-
que mirar televisión, frentre al navegador heroico de Intenet, en ze y Guattari y los otros teóricos de la «mediología» han produ-
los arios noventa. cido un lenguaje teórico que se «adapta» naturalmente al apa-
rato técnico de los medios digitales, en el que la premisa no
En el período de posguerra, el hecho de ver la televisión ha examinada aún es que esos medios se diferencian por completo
sido descrito persistentemente como una actividad pacifista, de todo lo que ha existido antes. En relación con la tendencia
castrante y feminizante, mientras que ahora, en la época de lo perniciosa de plantear divisiones binarias exageradas y genera-
que se ha descrito como «la segunda oportunidad de la televi- les en nuestros modelos teóricos, Boddy ofrece una perspectiva
sión», cuando el mundo de la realidad virtual viene a «rescatar» histórica interesante. Como dice, de modo bastante particular,
la televisión, vemos el intento retórico de «remasculinizar» el «no cabe duda de que la primera experiencia que el público tuvo
aparato televisivo, asociando sus tecnologías de interactividad de la comunicación inalámbrica hace cien arios representó un
con fantasías de poder y control, para «transformar el aparato período de incertidumbre e improvisación mucho más traumáti-
de televisión doméstico, degradado y devaluado, en un objeto co» que nuestra propia transición de los medios analógicos a los
cultural Bueno ».' medios digitales.'
Algo curioso al respecto, si consideramos la evidencia etno-
gráfica, es que las experiencias de ver televisión y navegar en
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La magia de la convergencia Sin duda, en la esfera del consumo sabemos que con fre-
cuencia la convergencia digital no funciona como dice la pu-
Al respecto, tal vez sea conveniente examinar el estatus em- blicidad. La mayoría de los usuarios de la televisión por cable
pírico de un supuesto avance técnico de nuestra era, el adveni- digital en realidad sólo usa diez canales como máximo, así
miento de la convergencia de los medios digitales. Si bien se ha como muchos usuarios de sitios web van en general a los mis-
hablado mucho de este acontecimiento, en la práctica no ha su- mos sitios, instalados en su lista de «favoritos» del ordenador.
cedido nada de tal envergadura, al menos por ahora. Este tipo Parece que, más allá de cierto nivel, la fetichización de la «ma-
de «tecnosueños» en que se supone que el mundo seguirá la ló- ximización de las opciones» es contraproducente, ya que muchos
gica inscrita en la tecnología siempre nos acompaña. No hace consumidores consideran que el hecho de tener demasiadas op-
mucho tiempo hubo mucha excitación respecto a las consecuen- ciones es más pernicioso que ventajoso." A pesar de los sueños
cias posibles en la esfera de la producción y comercialización de de los comercializadores de la tecnología digital, hay pocos ca-
audiovisuales de la supuesta convergencia sinergética del soft- sos de personas que hayan utilizado las oportunidades ofreci-
ware estadounidense con el hardware japonés. Esta lógica tecni- das por la convergencia de formas más complejas de utilización
cista fue la fuerza que impulsó la compra de Columbia y MCA de los medios. Por lo menos en el Reino Unido, la mayoría de
por Sony y Matsushita, respectivamente. En ese caso, los cho- los consumidores sigue mostrando poco interés por ver la tele-
ques culturales entre los estilos de gestión norteamericano y ja- visión en el ordenador o viceversa, y son pocos los que utilizan
ponés resultaron ser mucho más considerables que toda sinergia la televisión para hacer sus compras o consultar sus cuentas
técnica. Análogamente, incluso dentro de Estados Unidos la fu- bancarias."
sión tan difundida de AOL y Time Warner, de una compañía de En ese sentido, el periódico de mi localidad ha informado
medios «antigua» con una «nueva», ha estado plagada de difi- sobre investigaciones realizadas por la autoridad del distrito de
cultades que han debilitado muchas de las posibles ventajas téc- estándares de comercio, donde se demuestra que muchas perso-
nicas de esos nuevos acuerdos. nas están confundidas por los servicios digitales interactivos.
Otra cuestión se refiere no sólo a la medida en que esos pro- Les parece que los sitios son difíciles de navegar; no comprenden
cesos están determinados sobre todo por la tecnología, sino los códigos y los supuestos técnicos de las líneas de telecompra;
también a cómo se desenvuelve el proceso de la convergencia di- cuando pueden entrar, no sólo las hallan lentas, pesadas e inefi-
gital. En realidad la fuerza impulsora suele ser, más que la de- cientes, sino que también les ofrecen una variedad muy limitada
manda de los consumidores, una combinación de los deseos de los productos que en realidad necesitan; y, cuando tienen un
conducidos por la industria del «abastecimiento» de maximi- problema al usar esas comodidades, por lo general los «servicios
zar las ganancias potenciales de los desarrollos técnicos en al cliente» que deberían ayudarlos no los atienden o no saben
combinación con iniciativas gubernamentales y políticas equi- cómo ayudarlos. Sin duda, en ese contexto, como dice el infor-
vocadas de «modernización». Si los efectos de las tecnologías me, «sería necio suponer que la evolución de este nuevo y com-
dependen de los marcos regulatorios que desalientan o permiten plicado medio no será sino lenta». Lo fundamental en este as-
determinadas combinaciones técnicas, la cuestión es en qué me- pecto es que los consumidores descubren rápidamente que las
dida las formas emergentes de convergencia de medios digitales tecnologías digitales no son, de ningún modo, objetos plug in
son menos un efecto del desarrollo tecnológico per se y más un and play (se conecta y funciona), sino que por lo general requie-
producto secundario de la desregulación política que ha pro- ren, para su instalación, horas de trabajo técnico complejo que
ducido la flexibilización de las normas sobre propiedad trans- no todo el mundo (sobre todo cuando se trata de las genera-
versal de los medios." ciones de más edad) está capacitado para hacer. En parte por
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razones mundanas de esta índole, en los últimos años ha dismi- una evidencia equiparable, en el Reino Unido, de que incluso los
nuido la penetración doméstica de Internet en el Reino Unido. 4° consumidores jóvenes, que se supone se cuentan entre los más
Consideraciones de este tipo tal vez puedan explicar mejor aptos para manejar tecnología, a menudo carecen de las compe-
hechos como el fracaso comercial de la iniciativa «OnDigital» tencias necesarias para utilizarlos con éxito. En realidad, cuan-
de ITV en el Reino Unido, que basó su estrategia de comercia- do a Carl Barat, ex «cara visible» de la banda británica de moda
lización en el supuesto atractivo de sus capacidades «interacti- The Libertines, se le preguntó en una entrevista para un periódi-
vas». La empresa lamentablemente tuvo que darse cuenta de co qué música estaba escuchando, contestó: «Mi iPod es incom-
que nadie quería ese servicio, y en 2001 entró en quiebra a raíz prensible porque accidentalmente seleccioné el japonés como
de enormes pérdidas financieras. En cambio, el éxito relativo del opción de idioma y no puedo corregirlo». Por otra parte, no a
sistema de digibox de Freeview es instructivo. Freeview también todo el mundo le resulta fácil manejar las treinta funciones acu-
utiliza una señal digital, pero se promociona como una manera muladas en cuatro minúsculos botones de la cámara digital,
económica de poder ver «más televisión», y no como proveedor cuando para llegar a la función que uno desea debe recordar qué
de servicios interactivos. 41 botones ha presionado antes."
Aquí la cuestión central es la paradoja siguiente: la irracio-
nalidad de las formas maximizadas de racionalidad técnica. Las
Las paradojas de la racionalidad técnica estrategias comerciales (y también gubernamentales) suelen es-
tar guiadas por la lógica técnica de los proveedores, consistente
En 1988, Christine Hardyment observaba que, «hoy en día, en la «optimización del producto», combinada con la maximi-
las lavadoras tienen muchas más funciones automatizadas de las zación de las ganancias. Según esta lógica, lo que es técnicamen-
que necesita un hogar. Pocas familias pueden aprovechar los te posible y rentable en el plano comercial se considera (o al me-
doce programas o más que les ofrece la máquina ». 42 Ahora, mu- nos se presenta) como una forma deseable social y políticamente
chos fabricantes están preocupados por la evidencia, cada vez de «modernización» y «progreso». 45 Esta paradoja puede apa-
más clara, de que muchas personas simplemente no entienden recer de muchas maneras, una de las cuales es el servicio telefó-
—y, a decir verdad, en realidad se sienten repelidas por— la cre- nico automatizado de respuesta de voz interactivo (IVR, por las
ciente variedad de funciones extra que se añaden interminable- siglas en inglés) que ahora está instalado en el conmutador de la
mente a las tecnologías domésticas, para su supuesta convenien- mayoría de las organizaciones. Cuando se inventaron esos siste-
cia. mas se vendieron como servicios que reducirían los costes y el
Sin duda éste puede ser, al menos en parte, un problema ge- «tiempo perdido» en los departamentos de atención el cliente,
neracional, en la medida en que a las personas de más edad les pues permiten «preclasificar» las llamadas por tipo, a fin de ga-
resulta difícil manejar las nuevas tecnologías con las que se en- rantizar que vayan directamente al destino adecuado.
frentan. Para decirlo de forma simple, ahora muchas personas Lamentablemente, uno de sus principales efectos es que el
pueden tener tantos controles remotos en su sala de estar que que llama pierde mucho más tiempo, pues por lo general tiene que
no pueden, a veces, hacer funcionar el televisor —porque ya no escuchar un menú interminable de opciones, ninguna de las cua-
saben qué control remoto pertenece a qué máquina—, aunque los les le parecerá apropiada para su consulta en particular; final-
niños sepan cuál es cuál." Sin embargo, la pertenencia genera- mente, llegará a una opción con la que, si tiene suerte, podrá ha-
cional no es, en sí misma, una garantía de competencia técnica. blar con una persona a la que le podrá explicar su problema y
Mientras las ventas de iPods han sido considerables en un perío- ésta probablemente entenderá, mucho más que el cliente, a qué
do de tiempo relativamente corto desde su introducción, hay categoría de la empresa corresponde, en principio, el problema
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que éste plantea. Esos sistemas generan tanta frustración e insa- superar esta dificultad de comunicación (que exigiría la dificul-
tisfacción en el cliente que ahora, cada vez más, se los reconoce tosa tarea de escribir instrucciones claras comprensibles para
como una fuente importante de pérdidas y de alejamiento de quienes no son expertos), ahora algunos almacenes de muebles
los clientes. De modo que en realidad este sistema técnicamente están experimentando un sistema de microchips que insertan en
racional produce un resultado muy irracional y en verdad ine- los muebles, que comenzarán a sonar cuando las unidades se
ficiente, porque no sólo trata de utilizar la tecnología de los or- monten correctamente y emitirán una alarma cuando las partes
denadores para cumplir la función en que es menos eficiente estén mal montadas. El problema, una vez más, es que la cues-
(seleccionar opciones), sino que el precio del problema que re- tión no se puede resolver con el sistema taylorista de la división
suelve (reducir costes en empleados) a menudo tiende a ser más eficiente y racional de las tareas, ni mediante una tecnología
bajo que el coste que produce en pérdidas de ventas o insatis- más avanzada, pues se trata de un problema complejo de comu-
facción de los clientes. Lo mismo se puede decir de los intentos nicación.
de las compañías aéreas para alentar a los clientes a reservar sus Pueden hallarse paradojas similares, donde procesos de ra-
billetes, en principio para su conveniencia. El problema es que, cionalidad técnica aparentemente impecable han dado resulta-
cuando los clientes desean consultar una duda o hacer una tran- dos desastrosos, en muchos ámbitos. Si observamos el caso de la
sacción, con frecuencia los sistemas automáticos no les res- arquitectura, vemos que el resultado de décadas de construcción
ponden, sobre todo cuando se trata de un tema complejo, como de viviendas por el gobierno en el Reino Unido, utilizando los úl-
reservar un itinerario no estándar o cancelar un billete. Todos timos procesos de construcción por componentes diseñados cien-
estos inconvenientes pueden llegar a disuadir al cliente de volver tíficamente, dejó estupefactas a muchas personas por la simple
a viajar con esa compañía aérea." pregunta que hizo Katherine Shonfield: « ¿Por qué en su aparta-
Como seguramente habrá podido comprobar todo aquel mento hay goteras?». La respuesta, según Shonfield, es que los
que haya intentado consultar un servicio técnico o una «ayuda métodos tradicionales de construcción eran más eficientes por lo
en línea», la mayor dificultad para el usuario es que, por lo ge- que respecta a evitar las goteras, ya que utilizaban una serie de
neral, para el técnico es difícil dar el salto conceptual para ver el solapas y salientes para no dejar pasar el agua. Sin embargo, en
problema desde el punto de vista de alguien que tiene menos co- el período de posguerra, los arquitectos británicos quisieron evi-
nocimientos técnicos que él, porque naturalmente tienden a ope- tar esos métodos tan «complicados» y eligieron los componen-
rar con los términos del sistema particular que están utilizando. tes diseñados científicamente, de líneas claras y bordes duros,
La dificultad es que, al no dar el salto fuera del discurso técnico, aparentemente más avanzados tecnológicamente, con que se
es imposible que el técnico asesore al cliente (y, por ende, le sea construyó la mayor parte de las viviendas en dicho período. La-
de ayuda). Con frecuencia, en esas situaciones se da prioridad a mentablemente, los arquitectos sólo lograron crear junturas mu-
la dimensión estrictamente técnica del problema, en lugar de cho más expuestas en los edificios y, por lo tanto, mucho más
considerar que lo que realmente se necesita es una mejor «tra- propicias a las goteras.'
ducción» entre el discurso técnico y el discurso cotidiano. En las viviendas actuales del Reino Unido también hay irra-
Lo mismo se puede decir en el contexto del consumo domés- cionalidades de otro tipo. Algunas investigaciones recientes su-
tico. En un mundo donde la mayor parte del mobiliario se com- gieren que las casas británicas de ahora son un refugio de un
pra en paquetes de componentes que luego se montan en casa, el conjunto de aparatos que no se usan y acumulan polvo en los ar-
factor decisivo, más allá de la calidad de los productos, es la na- marios. Esa montaña de aparatos improductivos, cuyo valor se
turaleza claramente inadecuada de las instrucciones de monta- calculaba en 3.200 millones de libras esterlinas en 2004, es el re-
je. En un intento clásico de inventar una solución técnica para sultado de la rendición de los consumidores ante las tentaciones
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que se les presentan de comprar una variedad cada vez mayor de cómo las tecnologías son percibidas, adoptadas y utilizadas por
dispositivos para «ahorrar trabajo», inventados por los fabri- diferentes personas en distintos contextos.'
cantes que les venden el sueño de una domesticidad perfecta téc- Todos estos abordajes de la geografía subjetiva de la tecnolo-
nicamente asistida." gía y su lugar en nuestras vidas comienzan su análisis no exami-
El principio clave del desarrollo y la aplicación de muchos nando directamente una tecnología y sus supuestos efectos, sino
esquemas de progreso tecnológico ha sido subordinar toda la el sistema interaccional en juego en un contexto en particular, y
vida social —incluida ahora, cada vez más, la esfera doméstica— luego cómo las tecnologías particulares encajan en ese contexto,
a los principios tayloristas de la gestión científica: eficiencia y o qué se hace para que encajen. En el caso de los estudios del con-
control. La consiguiente dominación y colonización tecnológi- sumo doméstico, esto significa plantear la estructura y la cultura
ca de la vida (incluido el «hogar electrónico» que, por supues- domésticas como un determinante de la aceptación y el uso de las
to, también conlleva enormes poderes de vigilancia continua, tecnologías.' Si el diseño ha de comprenderse como una estrate-
como el precio de las comodidades que ofrece al cliente) deriva, gia, como dice De Certeau, por medio de la cual las instituciones
para un teórico como Cornelius Castoriadis, de una «fantasía y las corporaciones intentan imponer un conjunto de ideas sobre
de un control total, de nuestra voluntad o nuestro deseo de do- cómo deberíamos vivir con objetos manufacturados, el consumo
minar todos los objetos y en todas las circunstancias». Como es un conjunto de tácticas que operan dentro del ámbito del sis-
sostiene Spigel, ese principio taylorista conlleva el impulso de tema de diseño para realizar una reapropiación del diseño por
aumentar continuamente la «eficiencia» de la vida doméstica, sus usuarios.' Desde este punto de vista, la cuestión es qué signi-
hasta el punto en que la casa inteligente totalmente interactiva fican realmente las diferentes tecnologías para la gente, cómo son
se convierta en una estación de trabajo las 24 horas del día to- percibidas, interpretadas y utilizadas y cómo son diferencialmen-
dos los días, donde se nos alentará a estar continuamente «ac- te vistas (o soslayadas) por sus consumidores potenciales como
tivos». El principio de «productividad» está inserto en el pro- relevantes (o no) para ellos. Sin duda estos enfoques se basan en
pio diseño. Así, los espacios domésticos como los recibidores, una teoría concreta de la naturaleza del consumo como un pro-
donde de otro modo se podría «perder el tiempo», ahora deben ceso activo de ingestión, incorporación e indigenización de una
estar plagados de pantallas de todo tipo con información conti- variedad de materiales procedentes del mundo externo. Como
nuamente actualizada." han sostenido Bourdieu y Miller, lo que importa es cómo nos dis-
tinguimos de los demás y creamos nuestras propias identidades a
través de una forma de trabajo en particular. Esto depende del tra-
Enfoques alternativos: estudiar la tecnología en cada bajo a través del cual son transformados los productos básicos,
contexto en el proceso de consumo en formas de propiedad «personaliza-
das» —hacer «mío» el objeto—, un proceso emblemáticamente
A la luz del tipo de críticas respecto a los enfoques determi- expresado de diferentes maneras; la más obvia es el uso de llave-
nistas de la tecnología que hemos abordado más arriba, en los ros y fundas de teléfonos móviles personalizados, etc. Al respec-
últimos años se ha producido un cambio importante en la inves- to, Anna McCarthy ha analizado recientemente las maneras en
tigación en este ámbito hacia el estudio etnográfico de la tecno- que quienes trabajan con ordenadores «personalizan» sus máqui-
logía y sus usos en contextos particulares. La premisa de este en- nas en el lugar de trabajo decorando los monitores con adornos,
foque es que el contexto del consumo y el uso de las tecnologías juguetes, imágenes fotográficas y otras chucherías.'
—y sobre todo el contexto doméstico, que ha sido el objeto de va- En el ámbito de los estudios sobre el público y la recepción
rios de esos estudios— ejerce determinaciones importantes sobre de los medios, el trabajo del etnólogo alemán Hermann Bausin-
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ger sobre cómo las relaciones domésticas del hogar familiar de- comprender nuestro mundo social mediante la «desfamiliariza-
terminan el proceso de cómo se ve la televisión ha sido particu- ción», de la forma en que antes lo comprendieron los teóricos de
larmente influyente en estos aspectos y ha proporcionado un la literatura. En este sentido, podemos basarnos en recientes tra-
modelo para estudiar otras tecnologías. Sin embargo, al abocarnos bajos del campo de los estudios de diseño sobre las maneras de
a estudiar en detalle la tecnología en su contexto, también debe- «desfamiliarizar» las formas y los usos dominantes de la tecno-
mos tener en cuenta las cuestiones metodológicas y, en particu- logía contemporánea. Un ejemplo es el trabajo experimental de
lar, los peligros muy reales de la etnografía. El contexto puede Kenji Kawakami con lo que llama los objetos «no inútiles»
ser un objeto de investigación crucial, pero puede llegar a ser pe- (chindogu). Esos objetos están diseñados para alentarnos a pen-
ligroso si el proyecto se colapsa bajo el peso de los propios da- sar lateralmente sobre las suposiciones y las premisas incuestio-
tos no analizados. Siguiendo la visión de Bausinger sobre estas nadas que están incorporadas en las formas establecidas de di-
cuestiones, también debemos tener en cuenta su advertencia: en seño, arquitectura y planificación urbana y, por lo tanto, a
sí mismos, los microestudios —el estudio de la vida de los objetos considerar otros escenarios posibles, antes impensables."
en uso— no significan nada y tal vez no sean más que «basura».54 Dos de los diseños de Kawakami son una «senda peatonal
Para él, todo depende de su integración en perspectivas macro y móvil» y un «faro de detención móvil». Ambos desafían el pre-
contextos más amplios aunque, al revés, los macroanálisis es- dominio del automóvil en la ciudad y son descritos como «los
quemáticos, que no se basan en el estudio de la vida cotidiana, mejores amigos del peatón». Otros ejemplos son una «máscara
sin duda no son menos «basura», por la razón opuesta. De de aire fresco» (un tubo para respirar adherido a una planta
modo que, como el propio Bausinger sostiene, necesitamos esta- en una bolsa sellada), descrita como «el remedio natural contra
blecer historias etnográficas de consumo doméstico en el con- el aire de mala calidad de la ciudad». Para uso doméstico, Ka-
texto más amplio de los discursos de producción, diseño, publi- wakami ofrece el «teléfono-pesa» que, al hacer que el acto de le-
cidad y comercialización y luego ver cómo las personas operan vantar el teléfono sea más difícil, asegura que incluso el acto de
con esas tecnologías en y contra esos discursos existentes, pode- hacer una llamada también sea un ejercicio útil, al igual que el
rosos, que operan para construir las «lecturas preferidas» de su «corredor de velcro doméstico», que obliga a la persona que
deseabilidad y sus usos. A la luz de estas consideraciones, ahora hace ejercicio a correr hacia arriba y hacia abajo sobre una al-
me centraré en algunos trabajos recientes sobre estas cuestiones mohadilla adhesiva. Muchos de los ejemplos de Kawakami po-
en el campo de los estudios de diseño. drían mencionarse, como las «sandalias para cortar el césped»,
que tienen navajas pegadas al talón del calzado para el jardine-
ro perezoso, o las que tienen césped artificial en la suela interna,
Estudios de diseño: estrategias de desfamiliarización para que quien las usa tenga la sensación de estar siempre cami-
nando sobre el césped. Algunos inventos responden a las fanta-
Dada la manera en que tendemos a naturalizar nuestras pro- sías de quienes deben viajar para trabajar, como el paraguas que
pias mitologías al mismo tiempo que criticamos las de los de- se pliega como un palo de golf, lo que les permite «ahorrar tiem-
más, aquí la cuestión fundamental, como dice Paul Rabinow, es po» practicando el swing de golf mientras esperan el autobús.
«antropologizar Occidente: mostrar cuán exótica ha sido su Otros ponen en evidencia, de modo divertido, los problemas
constitución de la realidad; destacar los ámbitos que siempre se muy reales de los traslados en la ciudad, como el «casco para
ha dado por descontado que son universales y hacerlos parecer una siesta segura en el metro», que no sólo mantiene firme el
lo más peculiares posible en términos históricos».55,Esto implica cuello del pasajero, en posición erguida, sino que además lleva
invocar la idea del papel positivo que puede cumplir el hecho de un rótulo al frente donde el pasajero puede anotar su destino y
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dormir más profundamente, con la esperanza de que otro pasa- tículos domésticos» y nuestra propia «disposición paranoica,
jero lo despierte al llegar. supersticiosa hacia las máquinas». 58 Uno de esos muebles es una
El principio constitutivo de estos objetos diseñados imagi- mesa-compás en la que giran veinticinco compases cuando se
nativamente es tal vez más evidente en el caso de la «lámpara coloca un producto electrónico sobre ella; una mesa GPS que
portátil», que soluciona un problema (en este caso la ausencia constantemente informa de su posición en el mundo a través de
de luz en un determinado lugar) creando otro: la necesidad de una pantalla LED, o flashes que indican lost (perdido) cuando
acarrear una lámpara con ruedas donde uno vaya. Como ve- no se puede contactar con el satélite; un «teléfono de mesa» que
mos, esta tendencia a resolver un problema sólo a expensas de tiene un teléfono móvil y comienza a titilar cuando recibe una
crear otro es una característica básica de todas las prácticas llamada; un «eliminador de corrientes eléctricas» que, como
de diseño. De ese modo, los objetos chindogu están diseñados verdadero placebo, sólo ofrece una sensación falsa de protec-
para revelar los «costes de oportunidad» ocultos de las «solu- ción de las «interferencias electrónicas; y un «canalizador de
ciones» tecnológicas concretas, pero ahora naturalizadas, que electricidad». En su proyecto, en el que se seleccionaron varias
damos por sentado que existen en nuestra vida cotidiana. Por personas para vivir durante un tiempo con esos objetos domés-
poner el ejemplo de tecnologías obvias, el invento tanto del au- ticos que funcionan con electricidad, Dunne y Rabey se propu-
tomóvil como de los antibióticos solucionó algunos problemas sieron examinar la «patología de la cultura material» e investi-
importantes para muchas personas, pero ambos crearon, por sí gar cómo las interacciones con las tecnologías electrónicas
mismos, nuevos problemas. Tomemos un caso más reciente, que cotidianas pueden generar interesantes relatos sobre el ahora
abordaré de forma detallada más adelante: si bien el congelador tecnológicamente saturado ámbito de lo «infrausual», que exis-
resolvió algunos problemas acerca del almacenamiento de ali- te entre el usuario y el objeto." Sin duda se suponía que la na-
mentos a largo plazo, también creó sus propias exigencias en re- turaleza poco familiar de los objetos provocaría un cortocircui-
lación con el tiempo y la planificación necesarios para que el to en las convenciones, pero el grado en que se manifestó fue
ama de casa realizara los nuevos procesos para congelar y des- sorprendente incluso para los participantes voluntarios en el
congelar que introdujo en la economía doméstica. Siempre es proyecto. Así, uno de éstos, que adoptó la mesa GPS, dijo:
adecuado mantener cierto grado de sospecha cuando alguien
nos presenta una nueva solución tecnológica a un viejo proble- Realmente es tonto, pero como la luz titila [...] se mueve entre las
ma, así como preguntarse quién es el que tiene el problema, tres posiciones del satélite y lost, y da una sensación de estar vivo.
quién ganará y quién perderá y, por supuesto, qué nuevos pro- No hay otras palabras para decirlo. [...] Uno tiene la sensación de
blemas podría crear esta «solución» y para quién.' que tiene que decir: «¿Está bien?». Es tonto hablar como si se tra-
De forma similar a las estrategias imaginativas de rediseño tara de una persona, pero es como si uno pensara: «Será mejor
de productos de Kawakami, el Placebo Project de Anthony Dun- que vaya a ver si la mesa está allí». 6°
ne y Fiona Rabey consistió en la construcción de una serie de
muebles mejorados electrónicamente, construidos para investi- El proyecto de Michael Anastassiades, SociallAnti-Social Light
gar las actitudes, las experiencias y las relaciones de la gente con funciona de manera similar. Su finalidad es analizar las comple-
los artículos electrónicos. Como explica James Hunt al comen- jidades de nuestra relación con las tecnologías; en este caso
tar el trabajo de Dunne y Rabey, esos objetos se construyeron invierte deliberadamente las formas estándar de diseño de los
para explorar el «ámbito sombrío, cargado de fracaso, imagina- artículos de iluminación doméstica. 61 Si bien, en general, una
ción, temor y esperanza» que se encuentra entre «las pérdidas lámpara tiene la función evidente de iluminar a petición del
inevitables de cargas electrónicas y de radiación de nuestros ar- usuario, la «lámpara antisocial» que propone cumple esa fun-
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ción sólo si hay silencio. Si alguien habla, comienza a atenuarse sía de «control total». Diller y Scofidio rechazan militantemen-
y luego se apaga. Al revés, la «lámpara social» sólo se enciende te la exhortación taylorista de «eliminar la ineficiencia [...] en
en respuesta a una conversación. La primera dicta una actividad todos nuestros actos cotidianos» y, por lo tanto, «lograr la efi-
como la lectura individual en silencio; la segunda exige una in- ciencia eliminando todas las repeticiones y las redundancias».
teracción audible, si se quiere que funcione. La relación no con- En cambio, dichos autores están interesados en analizar de for-
vencional entre las personas y los objetos incluidos en esos dise- ma deliberada las «tecnologías ineficientes» o las «tecnologías
ños complica deliberadamente el papel servil normal de los que no producen nada», excepto, lo que es muy importante, un
productos para exagerar la mera idea del determinismo tecnoló- sentido estratégicamente reenmarcado y subrayado de las con-
gico. Estos proyectos se proponen crear un mundo donde los venciones diarias naturalizadas. Su interés reside en examinar lo
usuarios simplemente no pueden ordenar que los objetos reali- que ellos llaman «las irracionalidades diseñadas» en relación con
cen acciones, sino donde los mismos objetos, en cierta medida, las formas tecnológicas y arquitectónicas con las que estamos
determinan tanto sus propias funciones como las actividades más familiarizados."
permitidas para sus propietarios. De ese modo, estos diseños De modo que, en una microescala, en relación con el con-
también revelan, aunque de manera menos drástica, el papel que texto doméstico, su utensilio de «planchado» Bad Press (de su
estas tecnologías, por lo general, cumplen al configurar la eco- serie Dissident Housework, 1993-1998) explora, en el estilo de
logía doméstica de nuestras vidas. la pintura japonesa del origami, varias maneras alternativas
Esos proyectos tal vez se puedan considerar, también, como de «des-planchar» una camisa de hombre. Así, se propone reve-
una «literalización» (o materialización) de algunos de los precep- lar las complejas convenciones domésticas (las mangas primero,
tos de la teoría de la red de actores que conceptualiza los objetos etc.) de trabajo y de plegado que caracteriza el estilo «clásico»
como actantes no humanos, pero, en este caso, la capacidad teó- de planchado de una prenda de ese tipo, y exponerlo sólo como
rica de los objetos de producir efectos es dramatizada de una for- un estilo posible entre muchas alternativas. Algo semejante que
ma exagerada. Están diseñados para demostrar las distintas ma- los utensilios Instant House y Bad Dream House de Vito Ac-
neras en que, como dicen Dunne y Rabey, «los objetos electrónicos conci, que deliberadamente crean espacios unheimlich invirtien-
[y] [...] los artículos domésticos no son máquinas brutas, tontas, do un poco las normas del diseño arquitectónico de viviendas, la
[sino que más bien] "dejan caer" sus sueños y pensamientos en los pieza invertida Withdrawing Room de Diller y Scofidio nos hace
lugares y los objetos que los rodean». Al dramatizar este proceso, pensar más en la contribución exacta de los muebles domésticos
estos diseñadores han construido máquinas retóricas para la pro- a nuestro sentido de la convivencia en el hogar." La «sala de re-
ducción no sólo de efectos técnicos, sino también para compren- tiro» usa los apoyos básicos reconocibles de la vida diaria, pero
der nuestras relaciones con esas tecnologías." los subvierte de tal modo que ya no son utilizables con los fines
para los que fueron diseñados originalmente (las camas están
cortadas por la mitad; las mesas están suspendidas del techo).
Diseñar ineficiencias e irracionalidades Así, el utensilio hace más problemática la noción de que las for-
mas arquitectónicas siempre implican una retórica normativa o
En este contexto también podría ser útil considerar el traba- un «programa de lo adecuado» o de «cómo vivir» en un espacio
jo de los diseñadores/arquitectos estadounidenses Elizabeth Di- construido; en este caso se ponen en juego las nociones de pro-
ller y Ricardo Scofidio. Aquí retomamos mis comentarios, basa- piedad, adecuación y etiqueta."
dos en Castoriadis, sobre las maneras en que la colonización Diller ha dicho que le interesa, principalmente, «interrogar
tecnológica de la vida contemporánea suele conllevar una fanta- las convenciones espaciales de lo cotidiano», y su trabajo arqui-
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tectónico antiheroico procura revelar las suposiciones casi nun- dida en que «la tecnología de avanzada el autor constantemente
ca cuestionadas e insertas en las formas arquitectónicas (con se esfuerza por desmaterializar sus materiales y dejar sólo sus
perdón por el juego de palabras). Su trabajo siempre es autocrí- efectos», la ventana-cuadro es, en realidad, una tecnología más
tico; desconfía de sus propios resultados aunque los instituya, avanzada que el televisor.
de tal modo que produce lo que Hays llama un «inventario de Como base de este proyecto se encuentra una crítica muy
sospechas», que capta los aspectos sobresalientes de toda supues- profunda del ideal arquitectónico modernista de «transparen-
ta «solución» de diseño y disminuye el ritmo de los procesos de cia» en el que, como dice Scofidio, el vidrio (en oposición a la
su funcionamiento en un grado suficiente como para hacer visi- mampostería tradicional) era visto como un «material de ver-
bles sus premisas ocultas. De modo que esos procesos utilizan dad, [...] un instrumento de apertura [que], al igual que las tec-
las innovaciones tecnológicas pero en una escala y de una ma- nologías electrónicas emergentes de hoy, prometía democrati-
nera que niegan su aparente lógica inherente." En su trabajo, la zar el espacio y la información, en un mundo que se proponía
tecnología se utiliza contra sí misma. De modo que, en la entra- garantizar su transparencia». Una dificultad surge, como dice
da del Blur Building (construido en el lago Neuchátel, Suiza, en el propio Scofidio, de una manera implícitamente foucaultia-
2002), una boca nos hablaba insistentemente pero en un len- na, en que el vidrio no sólo permite que los que están dentro
guaje incomprensible, y el mismo edificio era invisible casi por miren hacia afuera, sino que al mismo tiempo los expone a la
completo, ya que su estructura estaba diseñada de tal modo que vista externa, de tal modo que también es un mecanismo de vi-
se iba envolviendo una y otra vez en vapor de agua. Además, en gilancia. Estas cuestiones están bien contempladas en sus pie-
lugar de seguir la clásica recomendación de Reyner Banham de zas Jumpcuts, Overexposed y Facsimile, donde las cámaras de
que el arquitecto siempre debería intentar crear un «entorno vídeo parecen proyectar las actividades internas (en parte «fic-
bien temperado», en el Blur Building se creó, deliberadamente, cionalizadas» ) de los edificios a través de las ventanas, para su
un entorno mal temperado, ya que, a causa del vapor de agua, exhibición pública."
los visitantes tenían que llevar impermeables, incluso en los días El trabajo de Diller y Scofidio trata de alentar a los especta-
soleados." dores a cuestionar todas las ideas culturalmente aprobadas, tan-
Su diseño Slow House, sin construir, para una casa de vaca- to de la visión como de la transparencia. En relación con los me-
ciones en Long Island (1991) trata la arquitectura convencional dios de comunicación, su pieza Soft Sell también parodia uno de
de la casa con las características de Occidente, con amplias áreas los actos centrales de nuestra cultura: ver los anuncios en la te-
de vidrios transparentes, sobre todo con forma de «ventanas- levisión comercial, mientras un par de labios pregunta seducto-
cuadro», como un mecanismo de incitación visual, y luego sub- ramente: «Eh, tú, ¿quieres comprar un billete al paraíso?... Eh,
vierte la convención alimentando esa incitación de manera muy tú, ¿quieres comprar un terreno en las afueras de la ciudad?...
lenta. Así se ofrece una crítica implícita de la valorización de la Eh, tú, ¿quieres comprar tu nombre en luces de neón?... Eh, tú,
velocidad, que es uno de los fundamentos centrales de todas las ¿quieres comprar un riñón izquierdo?». Y, lo que es muy impor-
formas de tecnomodernismo. En su reformulación de este pro- tante, ofrecen una crítica tajante de lo sublime tecnológico y la
yecto, The Desiring Eye: Reviewing the Slow House (1992), fe inquebrantable en una «utopía hecha posible por la electrici-
también se insiste en tratar la ventana-cuadro como una cons- dad y la innovación en tecnología» que dará lugar a un futuro
trucción cultural, al igual que la pantalla del televisor, y en ubi- 73,
mejor y socialmente iluminado a través de las eficiencias que
car ambos objetos como partes de una serie conceptual superior provee."
de «dispositivos ópticos de escape», que también incluiría el pa-
rabrisas del automóvil. En ese sentido se observa que, en la me-
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En la cocina: la vida social y simbólica de las tecnologías mayor parte de sus electrodomésticos detrás de puertas de pino.
en el hogar El refrigerador, la cocina y el lavavajillas suelen estar disimula-
dos como armarios, de tal modo que todo el proceso del trabajo
Los recientes debates sobre este tema se han concentrado, de doméstico queda oculto. Una razón simple y perfectamente com-
manera no muy sorprendente, en las ventajas de la digitalización prensible del atractivo de esta estrategia de diseño es que, como ex-
y las tecnologías informáticas. Sin embargo, aquí quisiera adop- plicó un ama de casa entrevistada por Blythe y Monk, «no que-
tar una visión algo diferente y examinar dos tecnologías do- ría que se me recordara que tenía que hacer algo ».71 De la misma
mésticas más antiguas, la lavadora y el refrigerador, que hasta forma, Christine Hardyment observa que la sola presencia de la
ahora no han sido objeto de análisis, salvo en el ámbito de los lavadora a menudo funciona, para el ama de casa, como una pe-
estudios de diseño y (lo que tampoco sorprende, dado el género tición continua, aunque sea subliminal, de lavar la siguiente tan-
que culturalmente se ha atribuido a estas tecnologías) del dis- da de ropa.' Sin embargo, como veremos, hay algo más en es-
curso feminista. Sin duda, aquí una cuestión clave es el simbo- tas máquinas que sus usos prácticos.
lismo de género de esos «artículos electrodomésticos». Retoma-
ré más adelante el tema de las maneras en que ahora la cocina
está siendo reconceptualizada según la alta tecnología en el con- La lavadora: ¿el rey de los electrodomésticos?
texto de los debates sobre la «casa inteligente»: mi punto de
partida es la cuestión de por qué estas tecnologías, que ahora A pesar de su ubicuidad, la lavadora ha sido relativamente
forman parte del equipamiento estándar de todas las casas de «invisible» en los análisis y los debates sociales sobre la tecnolo-
sociedades ricas, se han vuelto particularmente «invisibles», tan- gía, salvo la honrosa excepción del ahora canónico análisis de
to en la vida diaria como en el debate teórico. Hardyment sobre la compleja historia de su desarrollo y patro-
Antes comenté la naturaleza general del proceso a través del nes de uso. También es relativamente invisible en la vida social.
cual las tecnologías llegan a naturalizarse y el impulso inherente Así, en la investigación de la Universidad Brunel sobre el uso de
hacia la invisibilidad del diseño arquitectónico. Sin embargo, en TIC, antes mencionada, por lo general se omitían esas máquinas
el caso de estas tecnologías en particular, también es necesario en los «mapas visuales» que los encuestados debían dibujar de
volver a las cuestiones planteadas por la segunda ola feminista las tecnologías que tenían en casa, a pesar de que, por supuesto,
de los arios setenta acerca de la invisibilidad específica del tra- la lavadora era más «invisible» para los hombres que para las
bajo doméstico.' Sin embargo, por más avanzado que pueda ser mujeres, para quienes se trataba de una tecnología crucial que
el diseño de la cocina actual, siguen siendo centrales ciertas por lo general utilizaban a diario. Más adelante abordaré estas
cuestiones fundamentales sobre la construcción discursiva y cul- cuestiones sobre la relativa invisibilidad de las diferentes tecno-
tural de la (in)visibilidad relativa de las diferentes formas de tra- logías para las diferentes personas y acerca del género de las re-
bajo y de las tecnologías asociados a éstas. Como ha demostra- laciones con ellas.
do una reciente etnografía de tecnologías en el hogar efectuada El papel central de la adquisición de una lavadora en la cons-
por Mark Blythe y Andrew Monk, «la noción de que ahora el titución de un hogar adulto es el tema de un preciso estudio etno-
trabajo doméstico es invisible está reflejada en la apariencia ac- gráfico realizado por Jean-Claude Kaufmann.' Kaufmann de-
tual de la cocina». Como observan esos autores, «las caracterís- muestra que la compra de una lavadora de propiedad conjunta
ticas más notorias de [...] los gustos estéticos [de muchos con- suele ser un momento simbólico clave en la formación de una pa-
sumidores] [...] es la medida en que disimulan los implementos reja, tal vez incluso hasta el punto de que podríamos considerar la
destinados a ciertas tareas». Así, las cocinas de hoy ocultan la lavadora como tan importante, por lo menos, en tanto que signo
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de la institucionalización de una asociación doméstica, como el El género de las tecnologías


anillo de boda. Como dice ese autor, de manera muy gráfica, para
una pareja que no se ha casado, «toda conversación sobre la po- En términos de comercialización simples, las lavadoras per-
sible compra de una lavadora es inevitablemente una conversa- tenecen claramente al ámbito de los «artículos blancos». Sin em-
ción sobre [el futuro de] la pareja misma». Por ello, para las pare- bargo, aun corriendo el riesgo de hacer una pregunta aparente-
jas «puede ser tan serio decidir comprar una lavadora como hacer mente tonta, uno podría preguntarse por qué siempre deberían
sus votos nupciales», ya que esa compra representa una parte cla- ser blancos. Evidentemente, esto se debe en parte a que, en las
ve de «la prueba material de la existencia de la nueva pareja ». 74 culturas cristianas occidentales, la blancura simboliza tradicio-
Más allá de este aspecto de su potencial simbolismo en rela- nalmente la limpieza y la pureza. Sin embargo, el simbolismo
ción con la constitución del hogar, también es necesario conside- también tiene una marca de género, ya que, en esas culturas,
rar el simbolismo de la lavadora en relación con los discursos so- como sostienen Mark Blythe y Andrew Monk, «el blanco tam-
bre la higiene, la ciencia y la magia. Como ha sostenido Kristin bién denota la pureza, la inocencia y la virginidad: las cualida-
Ross, los discursos sobre la higiene doméstica, para los cuales el des asociadas a María, el modelo cristiano de la maternidad idea-
ama de casa, ahora como «científica doméstica» era la responsa- lizada» ."
ble, fueron centrales para el desarrollo de las formas de moderni- Sin duda la tecnología ha sido definida de facto como el tipo
dad en el período de posguerra!' Evidentemente, también hay de objeto que es utilizado principalmente por hombres, y las tec-
todo un conjunto de dimensiones de simbolismo en juego en el nologías que se han visto como del dominio de las mujeres
ámbito de la «ciencia» del lavado, sobre todo por la asociación (como la máquina de escribir y el teléfono doméstico) han ten-
del jabón con las propiedades mágicas «garantizadas» por quie- dido a perder su estatus como objetos importantes. Como sos-
nes, en los anuncios, llevan puesto lo que nosotros, en nuestra tienen Blythe y Monk, tal vez sólo cuando los lavarropas y los
cultura, entendemos como las prendas simbólicas adecuadas para refrigeradores se fabriquen en negro, más en línea con las tecno-
esa forma particular de juju: hombres con chaquetas blancas con logías del entretenimiento, masculinizadas estéticamente y dise-
manojos de bolígrafos en el bolsillo de la camisa. ñadas para la clásica «casa de soltero», empezarán a contar como
Para Barthes, el deseo, característico de las aspiraciones de «tecnologías».78 Además subrayan el significado, al respecto, de
modernidad, de poseer sólo objetos que siempre estén limpios, la reciente investigación etnográfica de mercado que estudió las
nuevos y brillantes es algo más que una cuestión funcional o ra- maneras en que las tecnologías derivan sus significados de los
cional de higiene. Para él, la obsesión por la limpieza también es contextos de uso determinados por el género. Su investigación
el deseo de «recuperar la virginidad del objeto una y otra vez, destaca las posibilidades de, por ejemplo, diseñar cepillos para
darle la inmovilidad de un material en el que el tiempo no tiene limpiar y otras tecnologías para la cocina en color negro, si-
efecto alguno [...] una práctica para inmovilizar el tiempo». En guiendo el modelo de las herramientas, a fin de hacerlas más
su comentario sobre estas observaciones, Ross indica acertada- atractivas para los hombres. Otro ejemplo, que recientemente
mente que recuperar la «virginidad» de un objeto en ese contex- ha conocido cierto éxito en el Reino Unido, es el de la nueva es-
to es menos una actividad moral que una actividad que implica tética, basada en el género, de las máquinas para hacer pan do-
«hacer algo absolutamente [y eternamente] nuevo: el objeto fue- mésticas, que apela a las formas masculinas de «adicción por la
ra de la historia, no afectado por el tiempo» y, por ende, poder tecnología» y da a esas máquinas un aspecto más de «juguete tec-
«retirarlo dentro de un entorno controlado, racionalmente crea- nológico». El éxito de este modo particular de rediseño por lo
do, superior al que genera la historia». Ésos son los sueños má- que respecta a alentar los usos masculinos de esta tecnología de
gicos de la modernidad!' cocina en concreto se ha basado por completo en su nueva esté-
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tica, que evita que los hombres que la usan vean que esa tarea Su incompetencia se debe, en cambio, a algo mucho más pro-
compromete su masculinidad. En este sentido, en la primavera fundo: no comprenden las cualidades y la naturaleza de las dife-
de 2005 la cadena minorista británica Argos introdujo con éxi- rentes telas con que están hechas las prendas que deben lavar.
to una nueva generación de «planchas macho», diseñadas, se- Evidentemente, ésta es una forma específicamente femenina de
gún un representante de la empresa, para «ayudar a los hombres conocimiento cultural en la mayoría de las culturas occidenta-
jóvenes a superar el estigma de planchar su propia ropa». Esas les, el software cultural sin el cual la operación del hardware téc-
planchas, como es de prever, tenían botones de encendido extra nico puede conducir a resultados desastrosos, como prendas en-
y eran negras, sin los tradicionales tonos blanco y pastel; ade- cogidas, desteñidas o dañadas a causa del lavado."
más tenían una funda para la mesa de planchar en estilo militar Sucede algo similar en relación con el refrigerador. En la
camouflage." prensa británica se ha debatido recientemente acerca de la en-
Lo mismo puede decirse de las esferas tradicionalmente fe- fermedad conocida como «ceguera masculina ante el refrigera-
minizadas fuera del hogar. En el Reino Unido, por ejemplo, la dor». El síntoma es la incapacidad para encontrar las cosas en el
prensa comercial ha comentado recientemente con entusiasmo refrigerador.' Lo importante es que no se trata sólo de una difi-
los efectos positivos en los consumidores jóvenes varones de los cultad de percepción, que se podría solucionar fácilmente con
nuevos sistemas de alta tecnología para pagar en las cajas de «mirar con más atención», o mejor con unas gafas. La cuestión
algunos supermercados. Como dijo un analista del mercado mi- es, al igual que con la lavadora, que se trata de formas de cono-
norista, «la tecnología parece alentar a los consumidores jóve- cimiento cultural determinadas por el género; en este caso, com-
nes varones a hacer las compras. Les gusta mostrarse así ante prender algunos principios de almacenamiento de los alimentos
sus novias». Los mismos efectos pueden verse ahora, al parecer, que permitan deducir en qué lugar del refrigerador se debería
en otros ámbitos tradicionalmente femeninos; así, un organiza- guardar cada uno y, por lo tanto, dónde es probable encontrar-
dor de listas de boda en uno de los más grandes almacenes de lo. Por supuesto, se trata también de la cuestión de los quehace-
Londres comentó que, desde que comenzaron a utilizar el «es- res domésticos y de quién tiene la responsabilidad principal de
cáner portátil para que las parejas hagan su lista, con lo que "a comprar los alimentos y luego guardarlos en el refrigerador.
los chicos les gusta", las listas empezaron a tener mucha más Probablemente, el principio clave sea que quien guardó los ali-
participación masculina »." mentos en el refrigerador, ella, tendrá más probabilidades de sa-
De modo que parece que las tecnologías no sólo tienen fun- ber dónde están, como señala, de manera más teórica, John
ciones simbólicas y prácticas, sino que aquéllas a menudo pre- Hartley en sus observaciones (véase más abajo) sobre la simbio-
dominan sobre éstas. A través de estas mediaciones simbólicas, sis entre el refrigerador y la madre en los discursos y las prácti-
como hemos visto, las tecnologías también suelen estar determi- cas contemporáneas sobre la domesticidad."
nadas por el género. Llegamos aquí a otra complicación en
cuanto a la difícil cuestión de las competencias tecnológicas y de
cómo éstas también se aprenden, inevitablemente, según el gé- La semiótica del refrigerador y los fundamentos de la
nero. Tanto en el estudio sobre los usos domésticos de las TIC, domesticidad
de Brunel, como en el de Kaufmann, hay pruebas de que muchas
mujeres consideran a sus parejas varones como incompetentes Tal vez la contribución más importante a la comprensión
para usar la lavadora, salvo si tienen una guía cuidadosa a su del significado social del refrigerador como tecnología es el en-
lado. Esto no se debe a que los hombres no comprendan «teóri- sayo muy conocido de Ruth Schwartz Cowan, «How the Refri-
camente» la máquina o no sepan qué botones deben presionar. gerator Got its Hum», que describe magistralmente la compleja
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serie de fuerzas sociales, económicas y culturales que desempe- que la gente comenzó, como dijo Simon Frith, a poder disfrutar
ñaron un papel en el diseño de la forma particular de la tecno- de los «placeres del hogar» en sus formas mediatizadas, moder-
logía tal como la conocemos hoy. Sin embargo, el enfoque de nas." Sin duda el refrigerador también es un objeto con una pe-
Cowan se limita, en gran medida, a la esfera de la producción, y sada carga genérica; representa, sobre todo, el dominio de la
ahora quisiera detenerme en su papel en la esfera del consumo." mujer de la casa y, por oposición a su «terrible gemelo», el tele-
Sin duda, John Hartley tiene razón cuando sostiene que, his- visor, que ha sido acusado de tantos males, se lo considera como
tóricamente, el refrigerador es una tecnología fundacional para un objeto bueno y beneficioso. En ese sentido se lo comprende
el estilo de vida doméstico contemporáneo en los países ricos de no sólo como una ideología de la domesticidad, sino también de
Occidente." Como observa Hartley, sin esa tecnología nunca la maternidad, y suele ser registrado simbólicamente como un
habríamos adoptado el estilo de vida de estar en casa que forma tipo de «buena madre» abnegada y mecánica."
la base de la cultura del consumo. Puede decirse, incluso, que el A pesar de su aburrido estatus como objeto con la función
refrigerador ha creado entidades no existentes hasta entonces, poco excitante de almacenar alimentos, el refrigerador ha fun-
como el público doméstico para las tecnologías de difusión. cionado durante largo tiempo como una de los símbolos tecno-
Para Hartley, sin el refrigerador, lógicos clave del estilo de vida consumista, con su aspecto blan-
co y brillante, exhibiéndose en el orgulloso centro de la cocina."
la televisión sería imposible, porque no habría muchos hogares En este contexto, como dice Kristin Ross, «el refrigerador apa-
donde poner un televisor ni mantenerlo como un medio masivo; reció en la cocina [...] enclavado como el Mont Blanc». En rea-
no habría muchas familias que se quedaran en casa para ver la lidad el objeto mismo, con su carcasa de acero prensado, de lí-
tele, no habría suficientes productos para publicitar en televisión neas simples, donde no podría aterrizar el polvillo, «proyectaba
y no habría cultura doméstica en la cual los entretenimientos de la la imagen de limpieza e higiene absolutas: su acabado blanco,
televisión podrían apelar al público. brillante, era la corporización física de la salud y la pureza», cen-
tral para la nueva ideología de la domesticidad moderna. Así,
Antes de que la televisión pudiera ser inventada como medio sostiene Ross, el refrigerador «como objeto de deseo masivo —y
doméstico, sus consumidores potenciales debían tener el hábito como uno de los bienes de consumo "maduros" del período de
de estar en casa; y muchos de ellos simplemente no tenían casas posguerra era, en realidad, el objeto fetiche del nuevo hogar "mo-
atractivas donde quedarse. De modo que lo primero que hubo dernizado"»." En los años siguientes, cuando el refrigerador ya
que inventar fue «el hogar» como sitio del ocio doméstico y, sin estaba establecido como un atributo normal de la cocina mo-
la capacidad del refrigerador de almacenar alimentos de forma derna, los diseñadores decidieron inventar el arcón congelador
adecuada e higiénica, un estilo de vida basado en «estar en casa» que, con su forma ampliada de «preservador mágico», se con-
no era posible. Antes de la invención del refrigerador, como una virtió en el nuevo símbolo de la eficiencia, la higiene y el orden
de las tecnologías clave de la «nueva domesticidad», la casa no domésticos. Como Elizabeth Shove y Dale Southerton señalan,
era, para muchos trabajadores, el sitio principal del ocio: los ni- el «vocabulario de las ventajas» impulsado por los comerciali-
ños jugaban fuera y los adultos se entretenían en lugares públi- zadores de congeladores subrayaba las cuestiones de salud, fres-
cos; los hombres, principalmente, en los bares y los estadios de- cura y economía. Entonces se vendieron, efectivamente, como un
portivos; las mujeres, sobre todo, en el cine o en el bingo." Debe modo de administrar el tiempo para la nueva generación de mu-
reconocerse, desde este punto de vista, que el humilde refrigera- jeres británicas muy ocupadas por su trabajo, como una mane-
dor ha sido un «pivote de la capitalización en el hogar» que ra para que éstas pudieran organizar y coordinar mejor las de-
alentó la creación del estilo de vida basado en la casa, en el mandas conflictivas de su trabajo y su vida doméstica."
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Si bien podría parecer que estos comentarios tal vez exage- prendido la centralidad permanente del refrigerador en nuestras
ran la importancia del refrigerador, debe reconocerse que aún vidas domésticas, están reconceptualizando el diseño y las fun-
ocupa un lugar de privilegio en la cocina y, por ende, en el cen- ciones posibles. Ahora que la cocina se considera como una red
tro de nuestras vidas domésticas. Hoy en día, la forma del refri- de artefactos electrónicos, el refrigerador, como única tecnolo-
gerador-congelador también ha ganado mucho en tamaño: el gía que, sin duda, estará encendida las veinticuatro horas del
artefacto que hay que tener, en la cocina británica de última día, no se tiene sólo como un dispositivo doméstico para guar-
moda, es el refrigerador gigante, con aspecto de despensa, que dar comida, sino como un centro directivo de la próxima gene-
consume gran cantidad de energía, basado en un diseño nortea- ración de «casas inteligentes».
mericano. Tal vez se comprenda mejor este objeto como el ve-
hículo utilitario deportivo de la cocina, como el homólogo del
vehículo cuatro por cuatro, que se considera deseable precisa- La cocina sincronizada: el ordenador de cocina y la casa
mente en la medida en que se advierte que su tamaño declara un inteligente
exceso envidiable de capacidad más allá de la necesidad de su
propietario. Evidentemente, dentro de lo que Martha Rosler ha La simbiosis de la figura de la madre y de los electrodo-
llamado la «semiótica de la cocina», la estética de la miniaturi- mésticos de la cocina se ha modificado en los últimos arios. En res-
zación, que ahora domina muchos otros ámbitos simbólicos y puesta a la relativa saturación de los mercados comercial y pro-
tecnológicos, está lejos de ser la única. Al respecto, la teoría de fesional, los primeros fabricantes de ordenadores tradicionales y
Thorstein Veblen del «consumo conspicuo» (en el caso del «re- ahora los fabricantes de las TIC móviles han comenzado a con-
frigerador aparador», tanto de espacio como de energía) aún siderar los mercados femenino y doméstico como el próximo,
tiene mucho que enseñarnos acerca del papel de los objetos (de aunque aún desaprovechado, ámbito de potenciales ganancias
alta tecnología o no) en el simbolismo doméstico contemporá- para ellos. Ahora vemos una nueva gama de ordenadores espe-
neo del estatus." cíficamente destinados a las madres, como el «ordenador de co-
Continuando un poco más con la semiótica del refrigerador, cina», diseñado para que lo utilicen las amas de casa. En su es-
cabe mencionar que es, cada vez más, un objeto decorado, a me- tudio sobre la comercialización del ordenador de cocina Audrey
nudo cubierto con dibujos de los niños, imanes, invitaciones a por 3Com en Estados Unidos, en 2000, Michelle Rodino expli-
fiestas de cumpleaños y reuniones sociales. Además de su ca- ca que este «ordenador de mesa», deliberadamente simplificado
pacidad de almacenar alimentos, parece que, reconociendo el pa- para que sea «más fácil de usar» para las madres ocupadas, fue
pel central que tiene en nuestras vidas, muchos de nosotros tam- publicitado como «una ayuda en la cocina» que permitiría a las
bién hemos comenzado a tratarlo como una suerte de centro de mujeres combinar varias tareas domésticas, antiguas y nuevas.
comunicaciones informal, utilizándolo como el mejor lugar para De acuerdo con mis comentarios sobre la estética del color deter-
dejar notas, recordar a otros miembros del hogar tal o cual as- minada por el género en el diseño de artefactos domésticos, Au-
pecto de la vida doméstica o tal o cual obligación. Tal vez sea el drey estaba disponible en cinco colores evidentemente femeninos
único lugar de la casa donde uno puede dejar información sa- («amarillo sol», «verde prado», «azul marino», «blanco algodón»
biendo que los demás miembros del hogar no tendrán excusas y «gris pizarra»). El diseño deliberadamente retro heimlich de la
para decir que no la vieron. Y éste no es un aspecto anecdótico. máquina la hacía parecer, según un analista, como «la mezcla de
Reconociendo, precisamente, este tipo de conducta doméstica, un horno tostador portátil y un televisor». Se promocionaba
en que los consumidores han comenzado a utilizar el refrigera- como un medio para que el ama de casa ocupada pudiera acce-
dor con fines de comunicación, los fabricantes, que han com- der fácilmente a los canales web y como una manera de que sir-
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viera mejor a su familia utilizando ese dispositivo, que funcio- Road, en Londres, haciendo una exhibición en vivo de cómo se-
naría como el «centro neurálgico» de aquélla, organizaría los ría la vida en la casa inteligente. El montaje, en cuyo centro ha-
horarios y la agenda, para que dicha ama de casa centralizara el bía un refrigerador enorme multimedia conectado a Internet, es-
programa de actividades de la prole." taba auspiciado por el gigante surcoreano LG Electronics Digital
En relación con esto, Rodino hace dos importantes observa- Appliance Company, como una manera de promocionar su nue-
ciones. En primer lugar señala que, a diferencia de la publicidad va gama de tecnologías domésticas «inteligentes». Como expli-
de las TIC móviles destinadas a los hombres, que se promocio- can los folletos de promoción de esa compañía, el refrigerador
nan como las liberadoras de las cadenas que los atan a sus escri- está diseñado para convertirse en centro de comunicaciones y en-
torios, toda la concepción de esta tecnología ata efectivamente a tretenimiento en el centro de la cocina y, por ello, tiene su propia
las mujeres a la cocina de manera incluso más fuerte (en reali- pantalla de PC de un solo toque y puede actuar como servidor
dad, la campaña de comercialización de Audrey destacaba las central, que se comunica con los otros dispositivos inteligentes de
virtudes de la madre, que hacía una «sincronización desde la co- la casa, como la lavadora y el microondas. El refrigerador es el
cina» después de haber lavado los platos). Sin duda esta concep- nodo principal de esa red doméstica que, según la publicidad,
ción muy tradicional de los roles según el género encajaba bien traería «la eficiencia y el dinamismo de la era digital de la oficina
con las aspiraciones de las mujeres blancas de clase media nor- a casa». Está equipado con un videófono incorporado, repro-
teamericanas que formaban el mercado objetivo de Audrey. Sin ductor de MP3, puede recibir serial de televisión y de vídeo y pue-
embargo, como sostiene Rodino, las consecuencias generales de den dejarse textos y mensajes escritos a mano en el monitor, es de-
ese desarrollo no sólo son «reafirmar el papel de la madre como cir, producir una versión tecnologizada de cómo la gente, en
la principal trabajadora de la casa», sino también añadir a su realidad, utiliza el refrigerador como nodo informal de la comu-
carga doméstica «las nuevas tareas de Audrey, como controlar nicación doméstica basada en el papel. El «nuevo refrigerador»
las páginas web visitadas por los niños, actualizar los horarios está diseñado para funcionar como «controlador del hogar»,
de la familia y cargarlos en el PC familiar». En ese sentido, como cuyo dispositivo central puede ajustarse con las otras tecnologías
dice Rodino, tenemos otra tecnología que supuestamente permi- del hogar, como el aire acondicionado."
te ahorrar trabajo cuando, en realidad, crea «más trabajo para la A estas observaciones deberíamos añadir la capacidad del
madre »." Evidentemente, en quién recae ese trabajo extra crea- teléfono móvil de comunicar remotamente con el centro directi-
do por la tecnología depende de las circunstancias socioeconó- vo doméstico a distancia. Así, en varias exhibiciones comercia-
micas y culturales de su desarrollo: podría ser la madre o podría les, como la «Exhibición combinada de tecnologías avanzadas»,
ser la empleada de hogar. En ese sentido, también ha habido es- en Tokio, y la «Casa naranja de la futura exhibición», en Lon-
tudios recientes según los cuales, en el mercado de Hong Kong dres (ambas de 2002), se ha demostrado la medida en que se han
del trabajo doméstico, los mejores puestos quedan en manos de desarrollado esas posibilidades. En esa casa del futuro, según
las empleadas de hogar que saben manejar ordenadores para parece, podremos controlar nuestros hogares por teléfono móvil
asumir tareas como hacer las compras por Internet, controlar cuando estemos ausentes —para dejar entrar al repartidor del su-
cómo los niños usan los ordenadores y coordinar los horarios de permercado, ajustar la calefacción, preparar el bario para cuan-
los miembros del grupo.' do lleguemos a casa o vigilar cómo se comporta la niñera con los
Las situaciones de «sincronización desde la cocina» no se re- chicos—, mientras estamos haciendo vida social fuera de casa. En
fieren a un futuro distante, sino que poco a poco van instalándo- este punto podríamos estar corriendo el peligro de participar en
se. En el verano de 2002, una familia de cuatro voluntarios pasó una parodia insana de las fantasías del «control total» identifi-
una semana en el escaparate de la tienda Harrods en Brompton cadas anteriormente por estudiosos como Castoriadis.'
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Notas 15. Thomas Friedman, 2000, The Lexus and the Olive Tree,
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hace del pronombre masculino tal vez sea aquí el único dato que per- argumentos sobre el determinismo tecnológico pueden hallarse en el
mite relacionar el fragmento con una fecha cierta. reciente e influyente trabajo de escritores como Lev Manovich, 2001,
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12. Karl Auerbach, técnico de redes, citado en Andrew Orlows- tion, Londres, Routledge; véase Bruno Latour, 1987, Science in Action:
ki, 2004, «White Noise», The Independent Science and Technology How to Follow Scientists and Engineers through Society, Milton Key-
Review, 7 de abril; David McCandless, 2004, «Anatomy of a Virus», nes, Open University Press.
The Guardian Online, 5 de febrero. 26. Véase Lister et al., pp. 312-313. Jacques Ellul, 1964, The
13. Jeffrey Alexander, ibíd., p. 44. Technological Society, publicado originalmente en francés en 1954,
14. Walter Benjamin, Illuminations, citado en Charlie Gere, Nueva York, Alfred Knopf Inc.; Wolfang Schivelbusch, 1986, The Rail-
2002, Digital Culture, Londres, Reaktion, p. 16. way Journey: The Industrialisation of Time and Speed and the 19th
216 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA RETÓRICA DE LO SUBLIME TECNOLÓGICO: LAS PARADOJAS DE LA RACIONALIDAD TÉCNICA / 217

Century, Berkeley, California, University of California Press; véase mi 36. Boddy, ibíd., p. 16.
análisis de Fukuyama en relación con este aspecto en el capítulo 2. 37. Véase James Curran y Jean Seaton, 2003, Power without
27. Véase Lister et al., ibíd., p. 307; Norbert Wiener, 1962, Cy- Responsibility, 6.' ed., Londres, Routledge, tercera parte, para un aná-
bernetics: Control and Communication in Animal and Machine, Cam- lisis más detallado de esta cuestión.
bridge, Massachusetts, MIT Press. [Trad. cast.: Cibernética, Barcelo- 38. Véase Jostein Gripsrud, 2004, «Broadcast Television and its
na, Tusquets, 1985.1; véase Stuart Hall, 1974, «Encoding/Decoding Chances of Survival in a Digital Age», en L. Spigel y J. Olsson (eds.),
television Discourse» (versión original), Stencilled Paper No 7, Centre Television after Television, Durham, NC, Duke University Press. En su
for Contemporary Studies, University of Birmingham; Lister et al., análisis sobre los inconvenientes que conlleva el aumento de las op-
ibíd., pp. 306 y 296-314. ciones tecnológicas, Emily Bell dice de los consumidores británicos
28. Gilles Deleuze y Claire Parnet, 1977, Dialogues, París, Flam- que «son seducidos por un maremoto de opciones que realmente no
marion. [Trad. cast.: Diálogos, Valencia, Pre-Textos, 2004], citado en desean, y que [...] se requiere mucha energía mental para compren-
Charlie Gere, 2002, Digital Culture, Londres, Reaktion, p. 13. Véase derlas» (Emily Bell, 2005). «A veces, hay demasiadas opciones tecno-
también Gilles Deleuze, 1986, Cinema 1 y Cinema 2, Londres, Athlo- lógicas», The Guardian (Media), 12 de diciembre.
ne Press. [Trad. cast.: La imagen-movimiento: estudios sobre cine 1, 39. Esto tiene que ver con el orden de la casa, es decir, no con cuá-
Barcelona, Paidós, 2003; y La imagen-tiempo: estudios sobre cine 2, les son las capacidades técnicas de los objetos, sino con dónde se sien-
Barcelona, Paidós, 2007.] te que se deberían colocar los objetos (¿un objeto para trabajar, como
29. S. Hall, 1980, «Encoding/Decoding Television Discourse», en un ordenador, debería colocarse en un espacio de ocio, como la sala de
S. Hall, D. Hobson, A. Lowe y P. Willis (eds.), Culture, Media, Lan- estar?) o qué actividades se consideran apropiadas en determinados
guage, Londres, Hutchinson. espacios domésticos. Se están realizando trabajos innovadores al res-
30. Carolyn Marvin, 1988, When Old Technologies Were New, pecto en Finlandia, en los Departamentos de Sociología y Periodismo
Oxford, Oxford University Press, p. 3. / Comunicación de Masas, en la Universidad de Tampere. Véanse los
31. L. Spigel, 2005, «Introduction» a Lynn Spigel y Jan Olson trabajos no publicados de Virve Peteri, «The Spatial Articulations of
(eds.), Television after Television, Durham, NC, Duke University Press. Media Technologies»; Anna Soronen y 011i Sotamaa, «And Our Tele-
32. Véase Ellen Seiter, 1999, Television and New Media Audien- vision is a Monkey: Probes from Households»; Tuula Perenen, «Social
ces, Oxford, Oxford University Press. Dimensions of Media in Everyday Life», y Jari Luomanen, «Media
33. Andreas Huyssen, 1986, After The Great Divide, Bloomington, Choices and Preferences», producidos por la Universidad de Tampere.
Indiana, Indiana University Press; William Boddy, 2004, New Media and 40. Interactive Digital Television, publicado por Warwickshire
the Popular Imagination, Oxford, Oxford University Press, p. 32. Trading Standards Service, marzo de 2004; Maggie Brown, 2005,
34. Boddy, ibíd., pp. 43 y 70; Newsweek, abril de 1992, citado «The Great Internet Boom Has Stalled», Media Guardian, 25 de abril.
ibíd., p. 71. Análogamente, Barbara Klinger ha sostenido reciente- 41. Sobre la historia de la debacle de «OnDigital», véase Boddy,
mente que el DVD ha contribuido a la remasculinización de la acti- ibíd., pp. 95-99.
vidad de ver películas, porque la estética digital redefine una «buena 42. Christine Hardyment, 1988, From Mangle to Microwave,
película» como aquella que aprovecha mejor las posibilidades técni- Cambridge, Polity Press, p. 65.
cas del DVD, y las películas que mejor lo hacen son las de acción, 43. También hay algunos casos anecdóticos de hogares donde
que a su vez exhiben muchos utensilios tecnológicos masculinos. sólo los niños saben cómo usar el «bloqueo de seguridad» del control
Barbara Klinger, 2005, «The DVD and Home Film Culture», traba- de canales de televisión vía satélite.
jo para la Conferencia «What is a DVD?», Department of Film and 44. Carl Barat, 2005, «My London», Evening Standard, 12 de
Television Studies, University of Warwick, 23 de abril, p. 34. agosto; Charles Arthur y Helen Johnstone, 2004, «The iPod Set Are
35. Laurie Kendall, 2002, Hanging Out in the Virtual Pub, Ber- Cool but Clueless», Independent on Sunday, 4 de abril.
keley, California, University of California Press, citado en Shaun Moo- 45. Según Jacques Ellul, «todo lo técnico necesariamente se utili-
res «The Doubling of Place», en Couldry y McCarthy, ibíd., p. 27. za apenas está disponible, sin distinción de si es bueno o malo. Ésta es
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la ley que rige nuestra época». Ellul ofrece como ejemplo de ese prin- liar, Minneapolis, Minn., Walker Art Centre, pp. 62-63; Michel de
cipio la declaración hecha por el ministro de Información de Charles Certeau, 1984, The Practice of Everyday Life, Berkeley, California,
de Gaulle, Jacques Soustelle, quien observó, acerca de la bomba ató- University of California Press.
mica, en 1960, que, «apenas fue posible, se hizo necesaria». Jacques 53. Véase el trabajo de Pierre Bourdieu, 1984, Dinstinction, Lon-
Ellul, 1964, The Technological Society, Nueva York, Vintage. dres, Routledge. [Trad. cast.: La distinción: criterios y bases sociales
46. Simon Caulkin, 2004, «To Lose a Customer, Press...», The del gusto, Madrid, Taurus, 1998.], y Daniel Miller, 1987, Material
Observer (Business), 29 de agosto; «You're Hired», Economist Tech- Culture and Mass Consumption, Oxford, Blackwell. Anna McCarthy,
nological Quarterly, septiembre de 2004. 2004, «Geekospheres: Visual Culture and Material Culture at Work»,
47. Katherine Shonfield, Walls Have Feelings: Architecture, Film Journal of Visual Culture, n.° 3 (2).
and the City, Londres, Routledge, 2000, especialmente el capítulo 2, 54. Bausinger, citando a Wilhelm Riehl, 1990, en Folk Culture in
«Why Does Your Flat Leak?». a World of Technology, Bloomington, Indiana, Indiana University
48. Maxine Forth, 2003, «Britain's Homes are Haven to £ 3.2 Bn Press, p. 1.
of Gizmos that Do Nothing but Gather Dust», The Independent, 15 55. Rabinow, citado en James Clifford y George Marcus (eds.),
de septiembre. Sin embargo, en la cocina, por lo menos, esta historia 1986, Writing Culture, Berkeley, California, University of California
doméstica es incluso más complicada de lo que puede parecer a pri- Press, p. 21.
mera vista. Cuando se introdujeron los alimentos procesados, se los 56. K. Kawakami, 1995, 99 More Unuseless Japanese Inven-
vio como un medio de liberar a las amas de casa de un quehacer do- tions: The Japanese Art of Chindogu, Londres, Harper Collins.
méstico indeseado. Hoy en día, para el ama de casa de clase media, 57. Véase Neil Postman, 2002, «Stop! », The Guardian Editor, 5
por lo menos, se ha convertido en una cuestión de orgullo el hecho de de diciembre. En este sentido, para cada tecnología que se inventa
hacer ella misma el trabajo, pero con la ayuda de una variedad cada también se inventa una nueva forma de disfunción, inconvenientes o
vez más numerosa de «ayudas» técnicas, como la máquina para hacer accidente. Elizabeht Shove y Dale Southerton, 2000, «Defrosting the
pasta y el escurridor de vegetales, muchas de las cuales, después de los Freezer», Journal of Material Culture, n.° 5 (3).
primeros usos entusiastas, caen en el olvido. 58. Anthony Daune y Fiona Rabey, 2001, Design Noir: The Se-
49. Castoriadis, citado en Kevin Robins y James Cornford, 1990, cret Life of Electronic Objects, Londres, Birkhauser; citado en James
«Bringing It All Back Home», Futures; véase también Kevin Robins y Hunt, «Just Re-Do It: Tactical Formlessness and Everyday Consump-
Frank Webster, 1999, Times of the Technoculture, Londres, Rout- tion», en Andrew Blauvelt (ed.), Strangely Familiar, Minneapolis,
ledge; Lynn Spigel, 2005, «Designing the Smart Home: Post-Human Minn., Walker Art Centre, p. 57.
Domesticity and Conspicuous Production», European Journal of Cul- 59. Véase Perec sobre lo «infraordinario», en el capítulo 4 de este
tural Studies, n.° 8 (4). mismo tomo, aunque en su edición original.
50. Entre esos estudios se puede mencionar Hugh Mackay y Darren 60. Citado en Hunt, ibíd., p. 68.
Ivey, 2004, Modern Media in the Home. Roma, John Libbey; Shaun 61. Véase Blauvelt, ibíd., p. 107.
Moore, 2000, Media and Everyday Life, Edimburgo, Edinburgh Univer- 62. Sobre la «teoría de red de actores», veáse Latour, ibíd.; Dun-
sity Press; Roger Silverstone y Eric Hirsch (eds.), 1992, Consuming Tech- ne y Rabey, ibíd., p. 67; véase mi análisis anterior de estas cuestiones
nologies, Londres, Routledge; Daniel Miller y Don Slater, 2000, The In- en relación con el proyecto Homeless Vehicle de Wodiczko, en el capí-
ternet: An Ethnographic Approach, Oxford y Nueva York, Berg; y Elaine tulo 4 de la edición original de este libro.
Lally, 2002, At Home with Computers, Oxford y Nueva York, Berg. 63. Frederick Winslow Taylor, citado en Aaron Betsky et al.
51. Al respecto, véanse mis comentarios sobre el trabajo de Irene (eds.), 2003, Scanning: The Aberrant Architectures of diller + scofidio,
Goodman y Jennifer Bryce en 1992, Television, Audiences and Cultu- Nueva York, Whitney Museum of American Art, p. 98, nota 15.
ral Studies, Londres, Routledge. 64. Véase en Home Territories, pp. 83-84, mi anterior análisis
52. Jamen Hunt, 2003, «Just Re-Do It: Tactical Formlessness and sobre el trabajo de Acconci.
Everyday Consumption», en Andrew Blauvelt (ed.), Strangely Fami- 65. Betsky et al., ibíd., p. 129.
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66. Diller, citado en Betsky et al., ibíd., p. 67; K. Michael Hays, 75. Kristin Ross, 1996, Fast Cars, Clean Bodies: Decolonisation
2003, «Scanners», en Aaron Betsky et al. (eds.), 2003, Scannin: The and the Re-Ordering of French Culture, Cambridge, Massachusetts,
Aberrant Architectures of diller + scofidio, Nueva York, Whitney MIT Press.
Museum of American Art, pp. 130 y 133; A. Betsky, 2003, «Display 76. Roland Barthes, 1963, «La voiture, projection de l'ego», Rea-
Engineers», en Aaron Betsky et al. (eds.), ibíd., p. 28. Véase en el ca- lities, rif 213, p. 45; Ross, ibíd., pp. 105-106 ; véase también Elisa-
pítulo 5 mi análisis sobre el trabajo de artistas de videoinstalaciones, beth Shove y Dale Southern, 2000, «Defrosting the Freezer: From No-
como Nam June Paik, que deconstruyen e invierten las supuestas fun- velty to Convenience», Journal of Material Culture, nf 5 (3), sobre la
ciones del televisor, tratándolo como una forma de escultura, como «magia de la conservación» del congelador, que se aborda también
un «contenedor» dentro del cual pueden colocarse muchas otras co- más adelante.
sas (Budas de plástico o peces de colores), además de imágenes eléc- 77. Blythe y Monk, ibíd.
tricas móviles. 78. Para retomar mi ejemplo anterior, puede ser que sólo en esa
67. Ashley Schaffer, 2002, «Designing Inefficiencies», en Aaron instancia las lavadoras y los refrigeradores se vuelven «visibles» para
Betsky et al. (eds.), Scanning: The Aberrant Architectures of diller + los hombres, cuando alguien les pida que dibujen un mapa de las tec-
scofidio, Nueva York, Whitney Museum of American Art, p. 94. nologías que hay en su casa.
68. Edward Dimendberg, 2003, «Blurring Genres», en Aaron 79. Polly Curtis, 2005, «Women Brushed Aside as Irons Become
Betsky et al. (eds.), Scanning: The Aberrant Architectures of diller + New Boy's Toy», The Guardian, 3 de junio; véase Martin Wainwright,
scofidio, Nueva York, Whitney Museum of American Art, pp. 72 y 2003, «Machines Turn Dough Makers into Bread Bakers», The Guar-
75. Sobre esta serie, véase también Margaret Morse, 1990, «An On- dian, 5 de agosto.
tology of Everyday Distraction», en Patricia Mellencamp (ed.), The 80. Clayton Hirst, 2004, «Supermarket Shake-up as the Bell
Logics of Television, Bloomington, Indiana, Indiana University Tolls for Tills», Independent on Sunday (Business), 8 de agosto; «The
Press, donde incluye la televisión, el automóvil, las autopistas y los World According to... Gail Hulett, John Lewis Wedding List Mana-
centros comerciales como partes correlativas de esa «serie». También ger», Independent Review, 6 de abril de 2005.
podría hacerse referencia aquí a las significativas «ventajas» de los 81. Véase Kaufmann, ibíd.
vidrios de visión unidireccional en los automóviles de la ciudad con- 82. Debo decir que es una enfermedad que a veces llego a padecer.
temporánea y al debate en el Reino Unido sobre la lucha, en las «nue- 83. Incluso en este aspecto las cosas están cambiando: los suple-
vas aldeas» de la posguerra, entre la defensa de los arquitectos mo- mentos sobre estilos de vida que incluyen los principales periódicos bri-
dernistas de las virtudes de los ventanales y la predilección de las tánicos han promocionado recientemente refrigeradores destinados a
amas de casa por «estropear» la lógica del diseño colgando corti- los hombres. Tienen pantallas de televisión de gran tamaño en las puer-
nas para preservar la privacidad de la casa; véase Home Territories, tas que, en los anuncios, siempre están transmitiendo partidos de fút-
en su capítulo 3. bol. Véase un ejemplo en la foto que precede al capítulo 3 de este libro.
69. Véase Dimendberg, ibíd., p. 79; Schafer, ibíd., p. 94. 84. Ruth Schwartz Cowan, 1988, «How the Refrigerator Got its
70. Véase un ejemplo en Anne Oakley, 1974, Housewife, Lon- Hum», en Donald Mackenzie y Judy Wajcman (eds.), The Social Sha-
dres, Allen Lane, 1974. ping of Technology. Milton Keynes, Open University Press. Para un
71. Mark Blythe y Andrew Monk, 2003, «Ethnography, HCI análisis más contemporáneo del análisis general del diseño de produc-
and Domestic Technology», texto no publicado, Departamento de tos, pero que también presta atención a la importancia del refrigerador,
Psicología, Universidad de York, 2003. Véase asimismo su sitio web: como en muchos otros trabajos, véase Harvey Molotch, 2003, Where
portal.acm.orgicitation.cfm?id=778750&d1=ACM&coll=GUIDE. Stuff Comes From: How Toasters, Toilets, Cars Computers and Many
72. Véase Hardyment, ibíd. Other Things Come to Be as They Are, Londres, Routledge.
73. Jean-Claude Kaufmann, 1998, Dirty Linen: Couples and 85. John Hartley, 1999, «Housing Television», en The Uses of
their Laundry, Londres, Middlesex University Press. Television, Londres, Routledge. [Trad. cast.: Los usos de la televisión,
74. Kaufmann, ibíd., p. 57. Barcelona, Paidós, 20001
222 / MEDIOS, MODERNIDAD Y TECNOLOGÍA

86. Hartley, ibíd., pp. 99-100 y 102.


87. S. Frith, 1983, «The Pleasures of the Hearth», en J. Donald
(ed.), Formations of Pleasure, Londres, Routledge.
88. Hartley, ibíd., pp. 106-107.
89. Véanse mis comentarios anteriores sobre el análisis de Yoshi-
mi sobre el refrigerador como uno de los «tres objetos sagrados» de la
cultura de consumo japonesa en la posguerra.
90. K. Ross, ibíd., p. 98, la cursiva es nuestra. Aquí Ross se basa
en las observaciones de Adrian Forty sobre el refrigerador, en 1995,
Objects of Desire, Londres, Thames & Hudson, p. 156.
91. Shove y Southerton, ibíd.
92. Sobre el «refrigerador-despensa» como vehículo utilitario de-
portivo, véase Lucy Siegle, 2004, «Hell's Kitchen», The Observer Ma-
gazine, 12 de septiembre; Martha Rosler, The Semiotics of the Kitchen,
1975, vídeo, en Positions in the Life World, Birmingham Ikon Gallery,
1999. Para un análisis más detallado sobre el significado del trabajo de
Rosler en relación con la actual «Martha» (Stewart) de la cocina, véa-
se Charlotte Brunsdon, 2004, «Feminism, Post-Feminism, Martha,
Martha and Nigella», Cinema Journal, n.° 44 (2), pp. 110-116; Thors-
tein Veblen, 1970, The Theory of the Leisure Class, Londres, Unwin.
93. Publicidad de 3Com, citada en Michelle Rodino, 2003, «Mo-
bilising Mother», Feminist Media Studies 3 (3); pp. 375-376 ; véanse
mis observaciones en el capítulo 3 sobre el uso de la tecnología de la
Palm Pilot por familias de clase media ocupadas en Silicon Valley, con
fines similares.
94. Rodino, ibíd., pp. 376-377.
95. Paul Peachey, 2003, «Meet the New Cyber-Maids», Indepen-
dent on Sunday, 14 de diciembre.
96. De ningún modo éste es un invento específicamente coreano:
ahora Microsoft prepara una «cocina inteligente» tendiendo una red en
torno al refrigerador, que anticipará qué recetas necesitará la familia en
diferentes momentos del día y recordará a la madre qué ingredientes ne-
cesitará teleordenar para hacerlas; y el fabricante británico Dyson prevé
fabricar una lavadora automática que puede ordenar el jabón para lavar
que necesita y llamar al técnico cuando necesita una reparación.
97. Tim Dowling, 2002, «We're No Dummies», The Guardian,
21 de mayo; Robin McKie, 2002, «Mobiles to Take Control of Hi-
Tech Home», The Observer, 6 de octubre; Jack Schofield, 2002, «Hot
News for Your Fridge», The Guardian, 17 de octubre; Tamsin Blan-
chard, 2002, «Touchtone Homes», Observer Magazine, 20 de octu-
bre. Véase Castoriadis, citado más arriba en este capítulo.

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