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El código civil ve en el contrato de obra una modalidad arrendaticia. Del art. 1544 CC, que
también define el arrendamiento de servicios, puede extraerse el concepto legal: <<un contrato
por el que uno de los contratantes se obliga frente a otro ejecutar una obra por un precio
cierto>>.
Pero esto se ha quedado anticuado, puesto que en el proceso constructivo intervienen de modo
fundamental los técnicos (arquitectos, aparejadores), con los que el comitente puede contratar
directamente la redacción del proyecto constructivo y/o la dirección de las obras. No hay que
olvidar la figura del <<promotor inmobiliario>> y la frecuencia en la subcontratación por parte
del contratista con otros.
Artículo 1258.
Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento, y desde entonces obligan, no sólo al cumplimiento de lo expresamente
pactado, sino también a todas las consecuencias que, según su naturaleza, sean conformes a la buena fe, al uso y a la ley.
La materia con la que se ejecutará la obra puede ser del comitente o del propio contratista (art.
1558). Surge la cuestión ¿ estamos ante un contrato de obra puro y simple o ante otro contrato
distinto: venta de cosa futura? Incluso se ha pensado la existencia de un contrato mixto de obra
y compraventa, con la consecuencia de aplicar armónicamente las normas de ambos en función
de lo perseguido por las partes.
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Ante todo esto se impone la interpretación de la voluntad de los contratantes. Si han dado
especial importancia al proceso productivo de la cosa, al trabajo a realizar, sobre la materia
objeto del proceso, no hay duda de que será la de contrato de obra la calificación más adecuada.
También será índice de la voluntad de las partes el que el artífice o contratista haga con la materia una
nueva cosa y no se limite sólo a realizar obras accesorias en ella.
La problemática del contrato de obra con suministro de materiales surge cuando éstos, o la mayor
parte, son los que componen la obra. En cambio si el comitente los suministra, poniendo otros el
contratista que son accesorios, el contrato es de obra claramente.
Los profesionales deben prestar sus servicios según las reglas del arte o la profesión que
ejercen, de tal manera que la impericia es sinónimo de culpabilidad (va per tu Manel: spondet
peritiam artis). Es esa la diligencia que exige la naturaleza de la obligación, criterio aludido con
carácter prefrencial en el art. 1104 CC:
La culpa o negligencia del deudor consiste en la omisión de aquella diligencia que exija la naturaleza de la obligación y
corresponda a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar.
Cuando la obligación no exprese la diligencia que ha de prestarse en su cumplimiento, se exigirá la que correspondería a un buen
padre de familia.
El que se obliga a hacer una obra por piezas o por medida, puede exigir del dueño que la reciba por partes y que la pague en
proporción. Se presume aprobada y recibida la parte satisfecha
También es usual el establecimiento por las partes de un plazo límite de ejecución de obra,
susceptible también de alteración convencional por las partes. Toda modificación o ampliación
del proyecto inicial implica, aunque no se disponga expresamente, derogación tácita del término
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fijado para aquél. Como cumplimiento de su actividad se incumbe al contratista o artífice la
entrega de la obra o la puesta a disposición del comitente.
Por aplicación del art. 1094 han de considerarse obligado el contratista a la conservación de la
obra hasta el momento de la entrega.
El art. 1544 exige que el precio en el arrendamiento sea cierto, y atribuye a la obligación de
pago del mismo el carácter de obligación recíproca respecto a la principal del contratista de
hacer la obra convenida.
Una obligación fundamental del comitente, paralela a la del contratista de entregar la obra, es la
cooperación del acreedor al deudor para poder liberarse de su obligación. Pero el comitente sólo
está obligado a recibirla si es conforme a lo pactado.
Una vez que la obra está concluida, la doctrina distingue 3 etapas de posible
desenvolvimiento simultáneo:
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a) la verificación de la obra, consiste en un examen para determinar si se ha ejecutado de
acuerdo con lo convenido
b) la aprobación, que es el juicio emitido como resultado de la verificación y que implica
la obligación de aceptarla
c) la recepción: como consecuencia de la entrega o puesta a disposición del contratista, y
de la obligación que surge para el comitente en el sentido de haber aprobado la obra.
Tiempo en que el comitente ha de verificar la obra para recibirla, no hay disposición legal al
efecto. Debe estarse a lo convenido, a los usos o a la buena fe; en función de la naturaleza de
mayor o menor complejidad que de ella se deriva para su examen. En obras de gran
complejidad, éste examen no se puede hacer simultáneamente con el recibo material. De ahí que
se pacte una dualidad de recepciones:
Modo de la recepción:
***especialidad de recepción: es la del art. 1598 CC: <<cuando se conviniere que la obra se ha
de hacer a satisfacción del propietario, se entiende reservada la aprobación, a falta de
conformidad, al juicio pericial correspondiente. Si la persona que ha de aprobar la obra es un
tercero, se estará a lo que éste decida>>.
Responsabilidad por vicios ocultos de la obra y de los aparentes: de los aparentes se libera,
de los ocultos no se libera (art. 1484 CC).
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dispone todo contratante para el ejercicio de todas las acciones personales derivadas del
incumplimiento o defectuoso cumplimiento del contrato1.
Debe descartarse la aplicación analógica del art. 1591, que se ocupa sólo de una clase especial
de vicios: los que arruinan la obra. Tal vez los estrictos vicios ocultos, con la normativa del art.
1490, deberían ser simples y meras imperfecciones corrientes: deficiencias sin menor entidad y
consecuencias para la utilidad de lo construido.
C) OTRAS OBLIGACIONES
El comitente debe poner en situación al contratista de hacer la obra y ello mediante la entrega de
los materiales, obtención de las autorizaciones administrativas oportunas e e incluso mantenerle
en la pacífica posesión de los terrenos, indemnizándole de los daños que sufriera pos oposición
de terceros.
Es necesario considerar por cuenta de quien correrá el aumento de los precios de materiales y
salarios durante la ejecución de la obra. Según el art. 1590, en el supuesto de que el contratista
no ponga más que su trabajo o industria, pierde derecho a su retribución, salvo si ha habido
morosidad en recibirla o cuando la obra se ha destruido por la mala calidad de los materiales,
con tal de que haya advertido el contratista al comitente de esta circunstancia.
Asimismo el art. 1590 en cuanto a los materiales parte de la base de que es el comitente y no
el contratista quien está obligado a suministrarlo. Responsabiliza al contratista por norma
general, salvo en la excepción que indica, que hay que extenderla al supuesto de que los vicios
sean de tal naturaleza que no basten los conocimientos de su profesión para detectarlos.
Pero la normativa posterior al CC sobre las funciones de los profesionales que intervienen en la
construcción invalidan aquella responsabilidad. Si el aparejador es designado por el comitente,
no hay que olvidar que entre sus funciones se encuentra la de <<inspeccionar los materiales a
emplear exigiendo las comprobaciones, análisis necesarios y documentos de idoneidad precisos
para su aceptación…>>
Si los materiales los puso el contratista, el art. 1589 preceptúa que él debe sufrir la pérdida antes
de la entrega de la obra, salvo si hubo morosidad en recibirla.
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Acciones del comitente: rectificación de los vicios (1091, 1098), el cumplimiento por equivalencia
(1101), o la resolutoria con fundamento en el art. 1124, si los vicios alcanzan tal entidad que la obra
no satisface el interés que llevó al comitente a contratar.
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Estima el legislador que el riesgo del aumento de los costes es consustancial a la función
empresarial, y puede prevenirse con las estipulaciones adecuadas. De ahí que la jurisprudencia
haya declarado reiteradamente que el art. 1593 es norma de derecho dispositivo y no
imperativo. Observaciones:
1. No hay dificultad para aplicarlo a otra obra que no sea de construcción. Ej: arrendamiento de obra
2. Aunque los materiales los aporte el comitente, la inalterabilidad del precio alzado seguirá operando; quedan
los jornales a cargo del contratista.
3. No es imprescindible la existencia de plano. Es una facilidad para la prueba de lo que se proyectó y lo que
se ejecutó en realidad, pero no se impide que por otros medios de prueba se demuestren aquellos extremos.
4. El consentimiento del comitente para la variación los mismo puede ser expreso que tácito.
Si el alza de los costos de mano de obra y material es de tal magnitud que altere el equilibrio de
las prestaciones del contrato, perturbe su conmutatividad natural, la rígida norma del art. 1593
ha de ceder ante otras doctrinas más equitativas y en consonancia con la buena fe: teoría de la
alteración de la base o fundamento del negocio por destrucción de la equivalencia, teoría del
<<riesgo imprevisible>>.
El comitente puede desistir por su sola voluntad de la construcción de la obra, aunque haya
empezado, indemnizando al contratista de todos sus gastos, trabajo y utilidad que pudiera
obtener de ella (art. 1594). La indemnización al contratista comprende la utilidad total que le
hubiera reportado la obra.
La muerte del contratista es causa de rescisión del contrato si la obra se le encargó por razón de
sus cualidades personales (Art. 1595).. En este caso, el comitente debe abonar a los herederos
del constructor, a proporción del precio convenido, el valor de la parte de la obra ejecutada y de
los materiales preparados, siempre que de estos materiales reporte algún beneficio. Esto se dará
cuando sean útiles para la continuación de la obra o porque los pueda enajenar.
El art. 1595.3 aplica el mismo régimen anterior <<si el que contrató la obra no puede acabarla
por alguna causa independientemente de su voluntad>>.
El art. 1591 C se ocupa de establecer las responsabilidades que nacen de la ruina de la obra
[aunque la refiera a <<edificio>>, conscuente con su enfoque general del contrato de obra.
Artículo 1591.
El contratista de un edificio que se arruinase por vicios de la construcción, responde de los daños y perjuicios si la
ruina tuviere lugar dentro de diez años, contados desde que concluyó la construcción; igual responsabilidad, y por
el mismo tiempo, tendrá el arquitecto que la dirigiere, si se debe la ruina a vicio del suelo o de la dirección.
Si la causa fuere la falta del contratista a las condiciones del contrato, la acción de indemnización durará quince años.
A) CONCEPTO DE RUINA
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Ruina, a tenor de lo dispuesto en la sentencia de 20 de diciembre de 1959, es: inmediato y actual
derrumbamiento o destrucción total o parcial de la obra. Abarca un contenido más amplio y lato,
extensivo a la estimación de tan graves defectos de construcción, que hacer temer la próxima
pérdida de la misma si inmediatamente no se sustituye como impropia e inútil para la finalidad a
que se destinó. La jurisprudencia del TS avanza en el concepto alejándose de lo previsto en el
art. 1591, y se fija más que nada en la gravedad. Se habla de <<ruina funcional>> que es la
inutilidad de la cosa destruida para su destino.
El vicio del suelo como vicio del proyecto debe extenderse a cualesquiera otros vicios del
mismo. El vicio de la construcción se refiere a la actividad del contratista en la ejecución
material de la obra.
Aunque aparezcan cada uno de los vicios por separado, es difícil deslindarlo en muchos casos.
De ahí que la responsabilidad del contratista, cuando no sea posible circunscribirla exactamente,
aparece compartida con la de los técnicos.
El art. 1591 dice que el contratista responde de los daños y perjuicios, si la ruina tuviere lugar
dentro de diez anos contados desde que concluyó la construcción, añadiendo <<igual
responsabilidad, y por el mismo tiempo, tendrá el arquitecto que la dirigiere>>. [discusiones
doctrinales aparte] Establecimiento del plazo de garantía previo al normal del ejercicio de las
acciones por responsabilidad contractual (15 años, 1964CC). Entiende el autor que lo que valen
son los 10 años de garantía y ejercicio.
Si la ruina fue causa de la falta del contratista a las condiciones del contrato, <<la acción durará
15 años>>. Aunque el autor considera este plazo inútil y establece que el plazo de 10 años es de
garantía u ejercicio.
¿Cuándo comienza el plazo decenal? El art. 1591 dice que desde que se concluyó la obra,
interpretada como una liquidación de la obligación del constructor, lo que se produce cuando la
obra es aceptada por el comitente.
ACTIVA: La tiene el comitente. Aunque si éste ha vendido a otro la obra, la jurisprudencia del
TS establece que el adquirente posee la misma acción que el comitente contra los responsables
de la ruina, porque se trata una acción protectora de la propiedad que se transmite junto con
ésta. Si el comitente ha transmitido la propiedad de la obra no está legitimado pasivamente, sin
embargo sí lo está el llamado promotor, del que ha adquirido el accionante.
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PASIVA: la acción ha de ejercitarse contra el constructor y los técnicos de la construcción en la
medida en que los vicios causante de la ruina sean a ellos imputables. En la práctica se
demanda conjuntamente a todos ellos, y a lo largo del período probatorio se irán dilucidando las
responsabilidades.
Particularidades
El promotor, según el TS, es la persona que reúne el carácter de propietario del terreno, que se
convierte en su propio constructor o contratista y concierta contratos separados con los
diferentes gremios que han de intervenir en la construcción. El promotor es la persona física o
jurídica que construye.
La complejidad de las tareas constructivas hace que en una misma obra, junto al contratista
principal aparezcan otros con los que el comitente establece otros contratos de obra. En
principio cada uno debe responder por los suyo, pero si hay un nexo de trabajo entre ellos, hay
obligación de advertir las deficiencias de la obra ejecutada, y no seguir ocultando este hecho
bajo sanción de responder conjuntamente.
E) SOLIDARIDAD DE RESPONSABLES
En principio las responsabilidades son individuales. Aunque esto no significa que la causa de la
ruina debe resultar específica y propia de cualquiera de ellos. Lo normal es que junto a un vicio
de la construcción concurra un vicio de la dirección por falta de vigilancia adecuada. En este
caso existirá una responsabilidad conjunta y por igual de todos los demandados. E TS califica
esta responsabilidad de solidaria cuando no se puede discernir la proporción en que las faltas de
cada uno haya incidido en la realidad de los daños.
F) PRUEBA
La especial protección para que el comitente y sus sucesores a la titularidad obliga a considerar
que sólo han de probar el hecho de la ruina, y al demandado(s) que tuvo por causa unos vicios
de los que ellos no deben ser responsables.
G) RESPONSABILIDAD
El art. 1591 habla de una acción de daños y perjuicios; aunque la reparación o la subsanación de
efectos no deviene incompatible con el resultado de una indemnización sustitutoria para
aquellos casos de difícil o imposible recomposición.
El art. 1595 disponde que el contratista es responsable del trabajo ejecutado por las personas
que ocupare en la obra.
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IX. PROTECCIÓN LEGAL DE LOS CRÉDITOS NACIDOS DEL CONTRATO DE
OBRA
Los que ponen su trabajo y materiales en una obra ajustada alzadamente por el contratista, no
tiene acción contra el duelo (comitente) de ella, sino hasta la cantidad que éste adeude a aqué
cuando se hace la reclamación.
Titulares de esta acción directa, son los que han puesto trabajo y materiales en la obra ajustada a
precio alzado por el contratista. Esta acción puede interponerse simultáneamente contra el
contratista y contra el comitente. Uno y otro responden solidariamente, aunque la
responsabilidad del segundo se limita al importa máximo señalado en la norma.
B) DERECHO DE RETENCIÓN
Según el art. 1600, el que ha ejecutado una obra en cosa mueble tiene derecho a retenerla en
prenda hasta que se le pague. No es un derecho real, es un derecho de retención.
Este derecho tiene sentido cuando el artífice no ha construido ex novo, sino que se ha limitado a
reparar la que se le ha entregado, sea o no propiedad del que encarga el trabajo. En el primer
caso basta negarse a cumplir la obligación porque la contraparte no cumple la suya, como en
cualquier relación sinalagmática de cumplimiento simultáneo.
Concede el art. 1922. 1, una preferencia para el cobro frente a los demás acreedores del deudor
y sobre el precio de la cosa mueble.
El que parece predominar en la Ley Hipotecaria, entiende que lo es el préstamo que se destina a
la refacción: construcción, reparación o conservación de un inmueble.
El art. 1923.3. otorga preferencia sobre otros acreedores al crédito refaccionario sobre
inmuebles inscritos o anotados en el Registro de la Propiedad.