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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Índice

Índice 1

Resumen 3

Introducción 4

Objetivos 5
Capítulo 1 6

Síndrome Burn Out


Desencadenantes y facilitadores del Burn out
9
Consecuencias del síndrome Burn Out para el
individuo
Capítulo 2 13

Los profesionales de enfermería. Un


grupo de riesgo
Factores sociales y culturales que influyen en la 10

enfermería
Relación enfermero/a – paciente 16
Relación enfermero/a – psiquiatra 17

Capítulo 3
Estrategias de intervención y 18

afrontamiento
Concepto de afrontamiento
Estrategias de afrontamiento individual 20

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Método de investigación
24
Análisis de datos y discusión
25
Conclusiones 34

Debilidades y fortalezas 36

Sugerencias 38

Bibliografía 39

Anexo 41

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Resumen

La presente investigación indaga acerca de la interpretación los/as enfermeros/as


psiquiátricos hacen respecto de las situaciones que consideran estresantes y que podrían
desencadenar en el Síndrome Burn Out.

El propósito del presente trabajo es generar pautas de conocimiento basándonos


en tres objetivos primordiales. En primer lugar, analizando las tareas que realizan, en
función de si éstas son vivenciadas como estresantes; explorar acerca del estrés que
genera el cuidado de pacientes psiquiátricos, y por último, establecer si la carga horaria
podría ser un factor desencadenante del padecimiento del Síndrome Burn Out.

La técnica de recolección de datos utilizada radicó en entrevistas individuales


realizadas a una muestra de 7 enfermeros/as de un neuropático céntrico de Rosario,
seleccionados por disponibilidad.

Luego de realizar el análisis de datos, se arribó a la conclusión que estos


profesionales refieren padecer un mayor malestar en su labor frente a situaciones
relacionadas a la desorganización y a la falta de controles de la institución, lo cual
consideran, genera en ellos un sentimiento de impotencia ante sucesos que sobrepasan a
su función.

PALABRAS CLAVES: Síndrome Burn out- enfermería psiquiátrica- afrontamiento-


agotamiento físico y emocional

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Introducción

Esta investigación tiene como objetivo principal indagar la interpretación que


los/as enfermeros/as psiquiátricos hacen respecto a las situaciones que consideran
estresantes o que podrían desencadenar en el síndrome de Burn out.

El estudio realizado surge como resultado del interés que despierta una
problemática actual no tan considerada, en función del lugar de importancia que
creemos que la salud mental debe ocupar en una sociedad y en el trazado de políticas
destinadas a mejorar la calidad de trabajo del personal de enfermería psiquiátrica, y por
consecuente, aumentar la eficiencia en la atención de los pacientes.

Como bien plantea Savio (2002), son múltiples los desajustes que pueden darse
en una organización hospitalaria, debido tanto a fuerzas externas como a las
características personales de cada sujeto para adaptarse a los estímulos del medio. Como
consecuencia de estas últimas puede surgir la experiencia de estrés, con consecuencias
graves y a veces irreparables para la salud individual y organizacional.

Una consecuencia crónica del estrés laboral en el personal de enfermería


psiquiátrica, es un conjunto de síntomas al que se le conoce como síndrome de burnout
o desgaste psíquico, característico en los profesionales de ayuda.

Maslach & Jackson (1986) le han dado una suma importancia a este tema y
definen el síndrome de burnout como un constructo cuyos síntomas son:

a) agotamiento emocional, que es un sentimiento de carencia de energía para el trabajo;

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

b) despersonalización, el cual es un proceso de endurecimiento del profesional hacia el


sujeto receptor de su servicio que da lugar a sentimientos y actitudes negativas y
cínicas; y c) falta de realización profesional, como una actitud y juicios negativos hacia
sí mismos y con su labor.

Pretendemos de tal manera, profundizar y comprender ciertos aspectos que


pueden ser considerados de relevancia como potenciales generadores del síndrome de
Burn out en enfermeros/as psiquiátricos. De tal manera, se facilitará en otros estudios o
instancias, pensar en sugerencias y posibles vías de solución como así también
estrategias de prevención e intervención, en virtud de contribuir al mejoramiento del
sistema sanitario, particularmente en el área de salud mental, con el fin de diseñar
políticas de mejoras y de innovación en un campo de la salud pública que padece,
muchas veces, de la falta de recursos y del compromiso dirigencial para el buen
desempeño del mismo

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Objetivos

Objetivo general
• Indagar la interpretación que las/os enfermeras/os psiquiátricas/os hacen
respecto a las situaciones que consideran estresantes y que podrían desencadenar
en el síndrome de Burn out.

Objetivos específicos
• Analizar las características de las tareas que realizan en función de si éstas son
vivenciadas como estresantes.

• Explorar acerca del estrés que genera el cuidado de pacientes de un neuropático


en los/as enfermeros/as.

• Establecer si la carga horaria podría ser un factor desencadenante que influye en


el padecimiento del síndrome burn out.

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Capítulo 1

Síndrome Burn Out

Desencadenantes y facilitadores del Burn out


El término burn out fue utilizado en una primera instancia por Freudenberger en
su descripción que realizaba acerca de los trabajadores sociales. Tras un tiempo en su
puesto de trabajo, sufrían una pérdida de energía, para luego llegar al agotamiento y
desmotivación por su labor. Este autor describió a estas personas como menos sensibles,
poco comprensivas y agresivas en su relación con los pacientes, incluso dándoles un
trato distante y cínico. (Maslach & Jackson, 1986)

Freudenberger (citado por Encomo, Paz y Liebster, 2004) plantea que este
síndrome es típico de las profesiones de servicios de ayuda y se caracteriza por un
estado de agotamiento como consecuencia de trabajar intensamente, sin tomar en
consideración las propias necesidades. Este enfoque, sostiene que el burnout aparece
más frecuentemente en los profesionales más comprometidos, en los que trabajan más
intensamente ante la presión y demandas de su trabajo, poniendo en segundo término
sus intereses. Se trata de una relación inadecuada entre profesionales, excesivamente
celosos en su trabajo y clientes excesivamente necesitados, una respuesta del
profesional asistencial al realizar un sobreesfuerzo.

Este autor conceptualizó el burnout como la sensación de agotamiento,


decepción y pérdida de interés por la actividad laboral, que surge especialmente en
aquellos que se dedican a profesiones de servicios como consecuencia del contacto
diario con su trabajo (Gil-Monte & Peiró, 1991).

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Maslach & Jackson (1986) utilizaron el mismo término para describirlo como el
proceso de pérdida gradual de responsabilidad y desinterés entre los compañeros de
trabajo en el campo de la psicología social. Tal vez la definición más aceptada entre los
investigadores es la que aportaron estas autoras, que lo conceptualizaron como el
cansancio emocional que lleva a una pérdida de motivación y que suele progresar hacia
sentimientos de inadecuación y fracaso.

Desde una perspectiva clínica, el burn out surge como un estado al que llega el
sujeto como consecuencia del estrés laboral. Desde una visión más pisco social, se lo
define como un proceso con una serie de etapas que se generan por interacción de las
características personales y del entorno laboral. Continuando en esta línea, Pérez
Jáuregui citando a Kraus (1985) plantea la posibilidad de realizar distinciones sobre la
problemática de la persona atravesada por una situación de estrés laboral, desde el
interjuego de la identidad de si con la de rol.

El comportamiento de manifestar y mostrar la “identidad de si” por encima de la


identidad de rol, en desmedro de esta, como por ejemplo el confesar algo intimo a
personas que recién se conoce, crearía incomodidad y sensación de algo fuera de lugar,
atribuiríamos a esa persona un desborde en sus límites, ejemplo de “ensimismamiento
enajenante”. La persona está tan centrada en sí misma, que privilegia la identidad de si
en desmedro de la identidad de rol.

El autor considera que también se pueden hallar interacciones en que una


persona o grupo sólo desarrollan vínculos formales o de “mascara” sin poder
profundizar en los vínculos, o bien desarrollando una inter personalidad distante, poca
personalizada, convencional y superficial. En estos casos, prevalece una sensación de
vacío, impersonalidad, desinterés y alejamiento. En estos casos, la identidad de rol crece

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en demasía por la sobre la identidad de sí. Estaríamos en presencia de un “enrolamiento


enajenante”.

El estrés laboral es una manifestación de un crecimiento desmedido de la


identidad de rol en desmedro de la identidad de sí. Se privilegia el rol y las expectativas
a nivel laboral, desoyéndose lo privado, personal e íntimo, pudiéndose observar como el
succiona a la persona del profesional (Pérez Jaúregui, 2001).

En esta misma línea, Fischer (1983) consideró el burnout como un estado


resultante del trauma narcisista que conllevaba una disminución en la autoestima de los
sujetos, mientras que Peiró (2005), lo conceptualiza como un estado en el que se
combinan fatiga emocional, física y mental, sentimientos de impotencia e inutilidad y
baja autoestima. Este estado según estos autores iba acompañado de un conjunto de
síntomas que incluía vacío físico, sentimientos de desamparo y desesperanza, desilusión
y desarrollo de un autoconcepto y una actitud negativa hacia el trabajo y hacia la vida
misma. En su forma más extrema, el burnout representa un punto de ruptura más allá
del cual la capacidad de enfrentarse con el ambiente resulta severamente disminuida y
es especialmente duro para personas entusiastas e idealistas.

Desde una perspectiva psicosocial, la mayoría de sus adeptos, aceptan hoy la


definición de burnout elaborada por Maslach & Jackson (1986), quienes lo consideran
como una respuesta, principalmente emocional, situando los factores laborales y los
organizacionales como condicionantes y antecedentes. Los estudios de Maslach &
Jackson (1981 y 1986) argumentan que el burnout es un síndrome tridimensional que se
desarrolla en aquellos profesionales cuyo objeto de trabajo son personas (usuarios) y
añaden tres dimensiones características:

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• Agotamiento emocional. Se define como cansancio y fatiga que puede


manifestarse física, psíquicamente o como una combinación de ambos. Es la sensación
de no poder dar más de sí mismo a los demás y de llegar al límite de las posibilidades.

• Despersonalización. Se entiende como el desarrollo de sentimientos, actitudes, y


respuestas negativas, distantes y frías hacia otras personas, especialmente hacia los
beneficiarios del propio trabajo. Se acompaña de un incremento en la irritabilidad y una
pérdida de motivación hacia el mismo. El profesional trata de distanciarse no sólo de las
personas destinatarias de su trabajo sino también de los miembros del equipo con los
que trabaja, mostrándose cínico, irritable, irónico e incluso utilizando a veces etiquetas
despectivas para aludir a los usuarios y tratando de hacerles culpables de sus
frustraciones y descenso del rendimiento laboral.

• Sentimiento de bajo logro o realización profesional y/o personal. Surge cuando


se verifica que las demandas que se le hacen, exceden su capacidad para atenderlas de
forma competente. Supone respuestas negativas hacia uno mismo y hacia su trabajo,
evitación de las relaciones personales y profesionales, bajo rendimiento laboral,
incapacidad para soportar la presión y una baja autoestima. La falta de logro personal en
el trabajo se caracteriza por una dolorosa desilusión y fracaso en dar sentido personal al
trabajo. Se experimentan sentimientos de fracaso personal (falta de competencia, de
esfuerzo o conocimientos), carencias de expectativas y horizontes en el trabajo y una
insatisfacción generalizada. Como consecuencia: la impuntualidad, la abundancia de
interrupciones, la evitación del trabajo, el absentismo y el abandono de la profesión, son
síntomas habituales y típicos de esta patología laboral.

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Consecuencias del síndrome Burn Out para el


individuo

Savio (2008) sostiene que el síndrome de burnout comprende una serie de


alteraciones físicas, comportamentales y emocionales que tienen su origen en factores
individuales, laborales y sociales.

En cuanto a las manifestaciones clínicas se destacan síntomas psicosomáticos como


dolores de cabeza, ulcera, fatigamiento, dolores musculares, etc.

Entre las manifestaciones emocionales, el autor destaca el distanciamiento afectivo


que el profesional manifiesta a las personas a las que atiende, la impaciencia,
los deseos de abandonar el trabajo y la irritabilidad, forman parte de las manifestaciones
emocionales que conforman el tercer grupo sintomatológico. Es también frecuente, la
dificultad para concentrarse debido a la ansiedad experimentada, produciéndose así un
descenso del rendimiento laboral, al mismo tiempo, le surgen dudas acerca de su propia
competencia profesional, con el consiguiente descenso en su autoestima.

En cuanto a los síntomas defensivos, estos aluden a la negación emocional. Se trata


de un mecanismo que utiliza el profesional para poder aceptar sus sentimientos,
negando las emociones anteriormente descritas cuyas formas más habituales son:
negación de las emociones, ironía, atención selectiva y el desplazamiento de
sentimientos hacia otras situaciones o cosas. También pueden utilizar para defenderse la
intelectualización o la atención parcial hacia lo que le resulta menos desagradable
(Álvarez & Fernández, 1991).

Es necesario también remarcar algunos factores que podrían influir en el síndrome


burnout:

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

• La edad aunque parece no influir en la aparición del síndrome se considera que


puede existir un periodo de sensibilización debido a que habría unos años en los que el
profesional sería especialmente vulnerable a éste, siendo estos los primeros años de
carrera profesional dado que sería el periodo en el que se produce la transición de las
expectativas idealistas hacia la práctica cotidiana, apreciándose en este tiempo que tanto
las recompensas personales, profesionales y económicas, no son ni las prometidas ni
esperada. (Barría, 2002)

• En cuanto al género, principalmente las mujeres son el grupo más vulnerable,


quizá en este caso de los profesionales de la salud por razones diferentes como podrían
ser la doble carga de trabajo que conlleva la práctica profesional y la tarea familiar así
como la elección de determinadas especialidades profesionales que prolongarían el rol
de mujer. (Barría, 2002)

• El estado civil, aunque se ha asociado al síndrome más con las personas que no
tienen pareja estable, tampoco hay un acuerdo unánime; parece que las personas solteras
tienen mayor cansancio emocional, menor realización personal y mayor
despersonalización, que aquellas otras que o bien están casadas o conviven con parejas
estables En este mismo orden la existencia o no de hijos hace que estas personas puedan
ser más resistentes al síndrome, debido a la tendencia generalmente encontrada en los
padres, a ser personas más maduras y estables, y la implicación con la familia y los
hijos hace que tengan mayor capacidad para afrontar problemas personales y conflictos
emocionales; y ser más realistas con la ayuda del apoyo familiar.

• Los turnos en el trabajo y los horarios de estos profesionales pueden conllevar


para algunos autores la presencia del síndrome aunque tampoco existe unanimidad en
este criterio; siendo en enfermería donde esta influencia es mayor.

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

• Sobre la antigüedad profesional tampoco existe un acuerdo. Algunos autores


encuentran una relación positiva con el síndrome manifestado en dos periodos,
correspondientes a los dos primeros años de carrera profesional y los mayores de 10
años de experiencia, como los momentos en los que se produce un menor nivel de
asociación con el síndrome. Naisberg y Fenning encuentran una relación inversa debido
a que los sujetos que más Burnout experimentan acabarían por abandonar su profesión,
por lo que los profesionales con más años en su trabajo serían los que menos Burnout
presentaron y por ello siguen presentes.

• Es conocida la relación entre Burnout y sobrecarga laboral en los profesionales


asistenciales, de manera que este factor produciría una disminución de la calidad de las
prestaciones ofrecidas por estos trabajadores, tanto cualitativa como cuantitativamente.
Sin embargo, no parece existir una clara relación entre el número de horas de contacto
con los pacientes y la aparición de Burnout, si bien si es referida por otros autores.

Los profesionales de salud se enfrentan constantemente a una tarea compleja en


la que influyen diversas circunstancias (Álvarez, 1991); entre ellas podemos señalar
los estresores específicos de la profesión que suponen una alta implicación emocional y
los relacionados con la organización del trabajo:

 Exceso de estimulación aversiva. Constantemente se enfrentan al sufrimiento y a


la muerte del paciente, así como dolor por la pérdida de un ser querido que
padecen los familiares y allegados.
 Contacto continuo con enfermos que exige un cierto grado de implicación para
establecer una relación de ayuda. Un control inadecuado del vínculo, por exceso

 (sobre implicación) o por defecto (conductas de evitación) genera problemas


importantes tanto para los pacientes como para sus cuidadores.

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Ortega Ruiz y cols. (2003) agregan otras cuestiones que deben tenerse en
consideración:

 La frustración de no poder curar, objetivo para el que han sido entrenados.


 Proporción muy alta de enfermos a los que deben de atender.
 Escasez de formación en habilidades de control de las propias emociones,
además de las de los pacientes y sus familiares.
 Horario de trabajo irregular debido a la realización de turnos.
 Conflicto de rol y ambigüedad de rol.
 Falta de cohesión en el equipo multidisciplinar.

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Capítulo 2

Los profesionales de enfermería. Un

grupo de riesgo

Factores sociales y culturales que influyen en la

enfermería

Aunque las ideas predominantes en materia de asistencia médica dependen en


gran parte de la actitud que adopta frente a la enfermedad en general la colectividad de
que se trate, la dependencia cada vez mayor, aunque sea temporal, en que la persona
enferma se encuentra respecto de la sociedad, plantea a ésta un problema que es preciso
resolver. Por consiguiente, toda sociedad ha de prever la forma de atender las
necesidades de aquellos cuyo estado físico y mental es distinto de los del resto de la
comunidad, y en ésta hay alguien, ya sea profesional o profano, cuya función consiste
en atender esas necesidades prestando ayuda o asistencia de enfermería (Audrey &
Buckley, 1975).

En el mismo sentido, Encomo (2004) afirma que en todas las sociedades, la


política oficial frente a las enfermedades mentales es en parte el reflejo de la actitud de
la colectividad en general, que a su vez refleja en la legislación social del país de que se
trate. Cuando una política nacional a este respecto encuentra su expresión en las leyes,
la labor de la enfermera está inevitablemente predeterminada.

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La legislación puede determinar, en efecto, si la reclusión de los enfermeros ha


de ser o no obligatoria, si el delincuente con alguna patología ha de ser tratado ante todo
como “delincuente” o como “loco”. Según sea el caso, la función de la enfermera será
fundamentalmente de vigilancia o de carácter terapéutico.

A la enfermera se le pueden asignar funciones muy distintas, según los casos,


pero también éstas pueden venir determinadas, en gran parte, por factores sociales y
culturales.

Los factores que determinan la actitud de la sociedad respecto de las funciones


que han de desempeñar los miembros de uno de sus sectores, son muy complejos. Por
ejemplo, al examinar desde un punto de vista puramente teórico la que adopta respecto
de las funciones de la enfermera psiquiátrica, se pueden distinguir factores de tres
órdenes principales: sociológicos, culturales y psicológicos.

La reacción de la sociedad frente al enfermo mental varía según el tipo de


cultura que la caracteriza: algunas de ellas aceptan francamente a esos enfermos y los
integran con facilidad en la vida común, y en otras por lo contrario, los rechazan en
mayor o menor medida.

En este último caso, el tratamiento del enfermo presenta mayores dificultades,


sobre todo cuando se insiste en su apartamiento y reclusión. Las salidas del hospital
pueden retrasarse porque a la sociedad le asustan las enfermedades mentales o le
repelen sus manifestaciones. El empleo de los hospitalizados o de los que han sido
dados de alta recientemente resulta casi imposible; en consecuencia el periodo de
hospitalización se prolonga y la rehabilitación se retrasa.

Audrey & Buckle (1975) sostienen que todos estos factores influyen sin duda en
la función básica de la enfermera psiquiátrica (hacen que sea mayor, por ejemplo, el
número de enfermos hospitalizados y la duración de su estancia en el hospital,
intensifican las actividades de vigilancia que incumben a la enfermera, etc.), pero hay

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

además otros efectos menos visibles, que convendrá también tener en cuenta. El
principal de ellos es el traspaso al personal del psiquiátrico de algunos de los estigmas
con que la sociedad marca el enfermo mental; en efecto, tanto los psiquiatras como las
enfermeras son considerados en ciertos medios como gente “rara” o “especial”. Y esa
actitud repercutirá también en la situación de la enfermera: será más difícil encontrar
candidatas competentes y al mismo tiempo limitará su función de modo que
corresponda a la imagen común entre el público de lo que es una enfermera psiquiátrica
“típica”.

En el mismo sentido, Sánchez Delgado (2009) afirman que la actitud de la


sociedad puede además influir en la función de la enfermera de otros dos modos:
primero, determinando según sea el medio cultural de que se trate, lo que ha de
considerarse como comportamiento “anormal” y de ahí, los casos que necesitan
atención y, segundo, creando respecto a las perspectivas de curación de los enfermos
una atmósfera de esperanza o desaliento que, a su vez, puede repercutir en la rapidez y
el grado de su mejoría.

Dentro del contexto del servicio psiquiátrico, el rol de enfermería es, en la mayor
parte de veces, el de asistente, observando y registrando el comportamiento de los
pacientes, vigilando y censurando a los enfermos mentales. Siendo también parte de sus
funciones el cuidado directo: medidas de higiene y de comodidad, administración de
medicamentos, medidas de seguridad, vestuario y alimentación del paciente.
Actualmente, la enfermería debe utilizar el vínculo terapéutico como una de las
principales herramientas de trabajo. Este proceso de ayuda al sujeto psiquiátrico implica
que el profesional debe poseer conocimiento teórico asociado a la capacidad de
comunicación y de autoconocimiento del enfermero, lo cual exige algunos requisitos
básicos: capacidad de amar, empatía por el otro, capacidad técnica, científica y
conciencia crítica. (Sánchez Delgado, 2009)

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Actualmente la empatía es catalogada como una cualidad indispensable para


lograr una adecuada comunicación con el paciente, tanto por parte de los médicos como
de las enfermeras. Se considera empático al profesional que posee una elevada
productividad y expresividad verbal, así como la capacidad para entender y permanecer
concentrado ante los mensajes del paciente; sin embargo esta capacidad puede colocar
al profesional de salud en una condición de identificación profunda con el sufrimiento
de los pacientes, haciéndolo susceptible de comenzar a mostrar síntomas de desgaste
emocional.

Relación enfermero/a - paciente

La relación enfermera(o) - paciente se debe caracterizar como una relación de


interés común que requiere que la (el) enfermera(o) sea competente, responsable
socialmente, colaborador interdisciplinario y que posea parámetros éticos-legales. Las
principales herramientas de enfermería psiquiátrica son la comunicación, la empatía y el
autoconocimiento profesional. Este último, es el primer paso para una mejor
comprensión del otro, así como percibir los propios sentimientos, sensaciones y
emociones. (Quiroz, & Saco ,1999)

Gran parte del trabajo con personas enfermas implica una cierta carga
emocional; el contacto con el dolor, la angustia, el deterioro, los temores, la pérdida
afectiva, la confusión y la muerte. El profesional de enfermería tiene que utilizar
mecanismos de defensa o estrategias de afrontamiento adecuadas para conciliar la
necesaria relación de empatía y el cuidado de su propia salud mental, evitando la
identificación inadecuada con las problemáticas del paciente o la familia. Se
corresponde con la búsqueda de la distancia emocional adecuada. El exceso de carga
emocional mal tramitada conduce a la saturación y a un mecanismo defensivo masivo
que comporta la desvinculación emocional y la deshumanización de la asistencia.
(Sánchez Delgado, 2009)

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Relación enfermero/a – psiquiatra

En la práctica moderna de la psiquiatría el desarrollo de ciertas tendencias bien


definidas ha llevado a un nuevo concepto de las relaciones entre el médico y el personal
de enfermería. El medio terapéutico, por ejemplo, crea una atmósfera menos tensa y
más favorable a la comunicación espontánea. Esta, a su vez, contribuye a destruir una
estructura jerárquica que concedía más importancia a la subordinación que a la
coordinación de los esfuerzos.

Sin embargo, en las circunstancias actuales, ciertos obstáculos se oponen a la


intimidad y buena armonía de las relaciones entre el médico y las enfermeras/os. Ocurre
a menudo, por ejemplo, que ambos al hablar de los enfermos emplean sistemas de
referencia distintos sin darse cuenta de ello. El médico puede considerar al perturbado
como un miembro enfermo de la sociedad, el cual debe ser sometido a tratamiento,
mientras que la enfermera, con un nivel de formación inferior, se inclinará a ver en él a
un culpable de comportamiento antisocial y estimará, por consiguiente, que su primer
deber consiste en ayudarle a conformarse.

Es menester remarcar, que en la actualidad las antiguas relaciones


convencionales entre el médico y la enfermera, que para ésta eran fundamentalmente de
subordinación, ceden el paso a un nuevo tipo de relación fundado en una auténtica
consideración profesional mutua y en la plena conciencia de carácter complementario
de las funciones respectivas. Aceptada así la enfermera como miembro del grupo
psiquiátrico, sus responsabilidades aumentan considerablemente, no sólo las de
asistencia al enfermo, sino también las derivadas de la colaboración con sus colegas.
Debido a su posición particular y estable en los pabellones, la enfermera se ve
frecuentemente llamada a ejercer funciones de enlace tanto entre el enfermo y el grupo
psiquiátrico como entre los componentes de éste. La enfermera puede de este modo

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contribuir deliberadamente a reforzar la cohesión del grupo y a mejorar la coordinación


entre las distintas actividades.

Capítulo 3

Estrategias de intervención y

afrontamiento

Concepto de afrontamiento
El afrontamiento generalmente se refiere a los esfuerzos que realiza una persona
para anticiparse, desafiar o cambiar las condiciones para alterar una situación que es
evaluada como estresante. Se define el afrontamiento como los esfuerzos cognoscitivos
y conductuales, constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las
demandas específicas externas e internas que son evaluadas como excedentes o
desbordantes de los recursos del individuo. Visto de esta manera como un proceso y no
como una característica estable (rasgo), existe la posibilidad de que un individuo pueda
afrontar de diferente forma las diversas situaciones estresantes a las que se verá
expuesto a lo largo de su vida.(Lazarus y Folkman, 1986)

La función principal del afrontamiento es aumentar o disminuir las demandas de


la vida y los estresores. La efectividad de los recursos de afrontamiento estarán en
función del evento y las evaluaciones continuas y de los recursos de afrontamiento
personales.

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Por otro lado, consideran que el afrontamiento puede tener tres funciones:
• eliminar o modificar la fuente de estrés con respuestas directas, activas;

• cambiar el significado psicológico que se le da a un evento neutralizando su


carácter problemático

• mantener tolerables las consecuencias emocionales del estrés.

Una distinción entre el afrontamiento dirigido al problema y el afrontamiento


dirigido a la emoción. En el primer caso, se busca alterar la relación individuo-ambiente
manipulando el entorno, este tipo de afrontamiento se presenta cuando la situación es
evaluada como susceptible de cambio. En el afrontamiento dirigido a la emoción busca
regular la respuesta emocional que aparece como resultado de la situación estresante.
Este tipo de afrontamiento tiene lugar cuando el individuo considera que no puede hacer
nada para alterar su relación con el entorno. Es importante señalar que estas dos formas
de afrontamiento pueden influirse mutuamente, ya sea que una de paso a la otra o que se
interfieran de tal manera que sólo pueda estar presente sólo una.

Las formas de afrontamiento señalan cuatro estilos de acuerdo con los siguientes
métodos: acción directa, enfocada a alterar la interacción individuo-ambiente, inhibición
de la acción, en donde el individuo se resiste a actuar debido a que evalúa la situación
como riesgosa, búsqueda de información, a partir de la cual se reúnen los elementos que
podrían dar paso a una reevaluación, afrontamiento cognoscitivo, en el que se busca
atenuar la sensación de malestar cambiando el significado del evento estresante aun sin
la modificación del ambiente mismo. Es importante comprender que un episodio de
afrontamiento nunca es estático o unidireccional. Las conductas de afrontamiento
cambian en calidad e intensidad como una función de nueva información y los
resultados de las respuestas anteriores o actuales. (Ortega Ruiz, 2003)

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Las evaluaciones o apreciaciones en el afrontamiento señalan tres tipos: la


apreciación primaria es el primer acercamiento cognitivo y emocional que el individuo
hace de un acontecimiento, el cual puede ser percibido como:

a) irrelevante: la relación individuo ambiente carece de importancia para la


persona;

b) benigna: el individuo evalúa el entorno de manera positiva, no representa


amenaza alguna para su bienestar;

c) estresante: el individuo valora el acontecimiento como amenazante, dañino o


desafiante.

La apreciación secundaria, en este proceso el sujeto valora sus recursos de


afrontamiento para hacer frente a una determinada situación. La elección de la respuesta
de afrontamiento está en función de la valoración que el individuo hace del evento, de
los recursos de que dispone y de las posibles consecuencias que puedan traer consigo el
uso de una estrategia de afrontamiento en particular. Dicha elección puede ser
cuidadosa e irreflexiva, esta última puede traer consecuencias poco adaptativas.
La reevaluación es el tercer mecanismo este se da una vez que el individuo se ha
enfrentado a una situación que ha evaluado como estresante, tiene lugar una nueva
evaluación en la que se toma información actual del entorno, misma que permite que
ocurran cambios tanto en la significación individual que se hace del acontecimiento
como en las estrategias de afrontamiento que se utilizan para enfrentar el mismo.
(Ortega Ruiz, 2003)

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

Se pueden determinar diferencias en las estrategias de afrontamiento de acuerdo


con la naturaleza del estresor. Cuando la situación estresante está relacionada al ámbito
laboral, se utiliza un afrontamiento dirigido a la solución del problema, en tanto que los
estresores relacionados a la salud dan lugar al uso de estrategias de afrontamiento
dirigidas a la emoción. Otras variables que matizan el afrontamiento incluyen el género,
la cultura y la edad, principalmente.

Estrategias de afrontamiento individual


Debido a diversas situaciones a las que se enfrentan cotidianamente las
enfermeras en el ámbito hospitalario, el impacto en su calidad de vida y salud es muy
alto, por lo que es importante determinar cuáles estrategias de afrontamiento ante el
estrés son las adecuadas para esta disciplina y evitar así las consecuencias negativas por
distrés crónico.
Cuando las estrategias de afrontamiento puestas en marcha no son adecuadas, el
individuo presenta alteraciones fisiológicas y del comportamiento que pueden dar lugar
al deterioro de la salud de la persona. En relación con esto, el estrés laboral puede
definirse como "una desfavorable interacción entre las características del trabajador y
las condiciones del trabajo que conduce a perturbaciones psicológicas y
comportamientos malsanos, y finalmente a la enfermedad". (Maslach & Jackson, 1986)
Por lo tanto, las estrategias de afrontamiento constituyen los esfuerzos, tanto
conductuales como cognitivos, que realiza el individuo para dominar, reducir o tolerar
las exigencias creadas por las transacciones estresantes. Estas respuestas de
afrontamiento pueden ser adaptativas, reduciendo el estrés y promoviendo estados de
salud a largo plazo; o desadaptativas, en cuyo caso pueden reducir el estrés a corto
plazo, pero tener consecuencias graves a largo plazo.

Las estrategias de afrontamiento pueden ir encaminadas a la resolución del


problema (alterando la situación o la apreciación del individuo) o centrarse en las

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Enfermería psiquiátrica: El “Burn Out” en ascenso

respuestas emocionales del individuo. Esto último sería lo adecuado cuando no es


posible el control sobre la situación, y aunque nuestra sociedad valora más el dominio y
la posesión de mecanismos encaminados a resolver el problema, en estos casos el
afrontamiento eficaz incluirá todo aquello que permita al individuo tolerar, minimizar,
aceptar e incluso, ignorar aquello que no se puede dominar. (Lazarus & Folkman, 1986)
Sin embargo, Ortega Ruiz (2003) en el ámbito laboral, cada trabajador
difícilmente puede controlar o modificar las situaciones estresantes, debido a que en
gran medida no dependen de él, sino de un grupo de personas o de directivos, de ahí que
las estrategias de afrontamiento eficaces en otros ámbitos no sean aplicables en éste. Por
ello, las respuestas al estrés en el medio laboral requieren la participación activa de toda
la organización, proponiendo cambios en la estructura organizacional, rediseñando
puestos, realizando selecciones de personal correctas, desarrollando sistemas de
promoción adecuados; aunque también resulte beneficioso trabajar a escala individual.
Existen diversas estrategias de afrontamiento adaptativas de carácter individual para el
control del estrés; tales como: la práctica de la relajación en situaciones generadoras de
estrés, el entrenamiento en habilidades sociales, asertividad y solución de problemas, así
como diversos procedimientos de reestructuración cognitiva.
En general estas técnicas se han utilizado de forma combinada, siguiendo
diseños de intervención adaptados a la situación y características de las personas.
Entre las principales estrategias de afrontamiento adaptativas en el ámbito
laboral de las enfermeras, se encuentran la adquisición de destrezas como el
entrenamiento en relajación para la adecuada utilización de las emociones, la
bioretroalimentación, la meditación y el entrenamiento físico.

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Método

• Tipo de estudio:
 Investigación pura
 De campo
 Datos primarios
 Exploratoria
 Transversal

• Área de estudio:
 El área de estudio elegida fue un neuropático municipal de la
ciudad de Rosario, el cual se halla dividido en dos pabellones de
aproximadamente 40 pacientes en cada uno.
• Población:
 7 enfermeros/as de un neuropático de la ciudad de Rosario

• Muestra:
 La muestra del estudio está conformada por 4 enfermeros y 3
enfermeras psiquiátricas entre 33 y 59 años.
• Método de selección:
 No probabilístico por disponibilidad

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• Técnica de recolección de datos:


 Entrevistas individuales
• Ejes:
1. Eje principal
 ¿Cuáles son las características de su labor que considera más
estresantes?
Ejes secundarios
 ¿Frente a qué situaciones siente enojo?
 ¿Cómo se siente respecto al ambiente laboral donde desempeña
sus funciones?
 ¿Hay situaciones en las que siente un agotamiento físico o
emocional?
 ¿Cree que la relación con los médicos puede ser un factor
estresante para su labor?
 Luego de realizar su jornada diaria de trabajo, ¿puede disfrutar de
su tiempo libre desprendiéndose del mismo?
2. Eje principal
 ¿Cuáles son las patologías de los pacientes que le resulta más
difícil atender?
Eje secundario
 ¿Hay situaciones con los pacientes frente a las cuales se siente
sobrepasado o le generan un excesivo malestar? ¿Cuáles? ¿Por
qué?
3. Eje principal

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 ¿Cuántas horas trabaja por día? ¿De forma rotativa o tiene


siempre los mismos horarios?
Eje secundario
 ¿Cree que la carga horaria le afecta? ¿De qué manera?

Análisis de datos y discusión

Caracterización de la muestra:

Se trabajó con un total de 7 enfermeros/as de un neuropático de la ciudad de

Rosario entre 33 y 59 años de edad. Con respecto al sexo, 4 corresponden al sexo

femenino y los restantes 3 al masculino.

Se realizaron 7 entrevistas individuales. Para facilitar la apreciación de los

resultados se presentarán los siguientes ejes de análisis:

Labores agobiantes
• Tareas relacionadas con la higiene y la alimentación.

Algunos de los entrevistados manifestaron que consideran, a veces, demasiado


cansador, la cuestión del cuidado higiénico y de la alimentación, sobre todo en pacientes
con demencias muy avanzadas, los cuales se ven imposibilitados de realizar estas tareas
de manera independiente. Al respecto, un enfermero explica lo siguiente:

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"Por ejemplo, hay un pabellón que parece más un geriátrico que


otra cosa. La mayoría tiene demencias muy avanzadas y hay que
cambiarles los pañales, darles de comer en la boca, bañarlos, es
sinceramente agotador. Llega cierto momento en que me enoja hacer este
trabajo (Enfermero, 36 años)."

Este relato se encuentra en concordancia con lo expuesto por Maslach &


Jackson (1986), los cuales hacen hincapié en el agotamiento físico como uno de los
pilares del síndrome del Burn out.

• Administración de los medicamentos

En relación a este tema, varios enfermeros dijeron encontrarse indignados en


relación a la falta de medicamentos adecuados para tratar a los pacientes debidamente y
a la ventaja de la comercialización de los mismos por parte de los laboratorios. En
relación a esto, un enfermero comenta:

"El tema de los medicamentos es horroroso. Los laboratorios que


comercializan las drogas mandan cosas que en caso de un brote psicótico
no tienen efecto, pero como nos obligan a utilizarlas, tenemos que darle el
doble o triple de la dosis para que les haga un poco de efecto. Es increíble"
(Enfermera, 59 años)

En este punto particular, no hallamos una explicación teórica pertinente a este


tema, pero creemos que estas circunstancias pueden influir directa o indirectamente en
el agotamiento tanto físico como emocional en los enfermeros/as, dado que estas
limitaciones en su trabajo, pueden generar cierto malestar.

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• Trato con la familia de los pacientes.


La mayoría de los entrevistados manifestó que experimentan demandas de toda
clase por parte de las familias de los pacientes, lo cual en ciertas ocasiones, les puede
generar un cierto grado de crispación innecesaria.

"Aguantar a las familias que depositan a los chicos como si fuesen


una bolsa de basura y si olvidan de ellos... Eso sí, cuando aparecen
cortados o algo así, la culpa es siempre nuestra y no hay manera de
hacerles entender que nosotros no hicimos nada." (Enfermero, 47 años)

“Y generalmente, por lo menos en mi caso, es lidiar con la familia


de algunos pacientes que te exigen y reclaman cosas sin razón alguna. Vos
le tratas de explicar y no te escuchan, gritan, te amenazan, a veces se hace
insostenible.” (Enfermero, 57 años)

En esta categoría no se halló discusión teórica alguna, dado que el


factor vinculado con la relación directa con los familiares no había sido
tenido en consideración al momento de elaborar el marco teórico. Sin
embargo, los datos obtenidos instan a futuros estudios o investigaciones a
tener en cuenta este factor y profundizar sobre el mismo.

• Falta de recursos para la atención y desorganización institucional.

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Gran parte de los enfermeros/as expresaron un gran descontento ante la situación


actual de admisión de pacientes, la carencia de recursos con que disponen y con la falta
de política institucional. En función de esto, una enfermera manifiesta:

“El sistema judicial, legal o como se llame… Ahora parece que los
choros encontraron una veta legal para zafar de la cárcel. Simulan intentos
de suicidio y los mandan acá que están mucho mejor, pero no son pacientes
psiquiátricos. Son delincuentes y nosotros no tenemos por qué tratarlos a
ellos." (Enfermera, 45)

En concordancia con lo expresado por Ortega (2007), el cual sostiene que en el


ámbito laboral cada trabajador difícilmente puede controlar o modificar las situaciones
estresantes debido a que en gran medida no dependen de él, sino de un grupo de
personas o directivos, de ahí que las estrategias de afrontamiento eficaces en otros
ámbitos no sea aplicable a éste. Por ello, las respuestas al estrés en el medio laboral
requieren la participación activa de toda la organización, proponiendo cambios en la
estructura organizacional, rediseñando puestos, realizando selecciones de personal
correctas, desarrollando sistemas de promoción adecuados, aunque también resulte
beneficioso trabajar en escala individual.

• Mala relación con los médicos


En este sentido fue unánime la opinión de los entrevistados, en cuanto a las
tensiones que se generan con el grupo de médicos a cargo de los pacientes, dado que en
muchas ocasiones, éstos no realizan sus funciones de debida manera, lo cual
desencadena en una sobrecarga de trabajo innecesaria.

“Te diría que muchas veces los que hacen de médicos somos
nosotros porque nadie le da bola al paciente, lo ven una vez y después

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quien sabe cuándo, así que nos toca cumplir esa función muchas veces.”
(Enfermera 45 años)

Aquí hallamos una discrepancia entre lo descripto por el personal de enfermería


y por lo expuesto en nuestra discusión teórica. En ésta, Audrey & Buckley (1975) ponen
énfasis en la importancia de una relación armoniosa entre el grupo médico y las
enfermeras, dado que éstas pueden contribuir deliberadamente a reforzar la cohesión del
grupo y a mejorar la coordinación entre las distintas actividades.
Sin embargo, en la realidad estas premisas no se llevan a cabo. Al respecto unos
enfermeros explicitan lo siguiente:

“Hay algunos doctores que no aparecen en semanas. Hablan una


sola vez con el paciente, lo medican y después ni bola. Tenemos que hacer
nosotros la labor de ellos a veces, dar explicaciones a la familia del estado
de salud y eso no nos corresponde en absoluto.” (Enfermero, 33 años)

“Si hiciesen su trabajo estaría todo bien, pero como la mayoría no


lo hace, te terminas haciendo vos mala sangre por algo que no te
corresponde, pero bueno, es así, si reclamas, menos bola te dan acá, así
tratamos de llevarla lo mejor posible.” (Enfermera, 59 años)

• Situaciones que generan malestar emocional

En este punto en particular, las entrevistas arrojaron datos sorprendentes, en


cuanto a la intensidad emocional de circunstancias laborales que no se habían
contemplado en el marco teórico. A modo de ejemplo, uno de los enfermeros
comentaba a continuación:

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“Muchas veces emocionalmente hay cosas que es imposible que no


te afecten. Vemos chicas adolescentes, muy jovencitas que son violadas en
los pabellones, o que intercambian sexo por cigarrillos, es terrible la
impotencia que te da, tan chicas, con toda la vida por delante y arruinadas
así, es una gran pena.” (Enfermero, 36 años)

Este relato converge con lo señalado por Sánchez Delgado (2009), el cual hace
referencia a que gran parte del trabajo con personas enfermas implica una cierta carga
emocional, sobre todo a lo relacionado con el contacto con el dolor, la angustia, el
deterioro, los temores, la pérdida afectiva y la confusión.

“Los pacientes que los mandan de las cárceles son complicados


porque vienen con todas las mañas, propias de los delincuentes y se pueden
poner peligrosos. Saben armar puñales, facas, son bravos.” (Enfermero, 33
años)

• Compañerismo entre pares.

La mayoría de los entrevistados expresaron su conformidad y la buena


camaradería que existe entre ellos, haciendo énfasis en ayudarse entre ellos en todas las
situaciones.
“Somos muy respetuosos entre nosotros, se trabaja bien dentro
de todo” (Enfermero, 57 años)

“Con mis compañeros la verdad es que no me puedo quejar,


siempre tratamos de ayudarnos, somos muy solidarios en ese sentido.”
(Enfermera, 51 años)

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En esta categoría específica, descubrimos en este grupo de entrevistados, cierta


discrepancia por lo explicitado por Álvarez (1991), el cual sostiene que en muchas
ocasiones, la falta de compañerismo y un control deficiente por parte de la dirección de
la institución, pueden forjar despersonalización y agotamiento emocional en el personal
de enfermería.

• Tareas físicas agotadoras


Un gran porcentaje del personal de enfermería expresó que las tareas físicas más
agotadoras están en relación con el cuidado de pacientes con demencias avanzadas,
brotes psicóticos y adicciones. En estos casos se ven obligados a utilizar la fuerza física
para contener a los pacientes. También la mayoría destaca que poseen otro trabajo
además del que realizan en la institución, lo cual es un factor importante a la hora de
medir el agotamiento físico.

“En mi caso yo entro a las 12 del mediodía, viniendo de otro


trabajo” (Enfermero, 36 años)

“Cuando ante situaciones específicas, nos vemos obligado a usar


la fuerza física, por ejemplo en un brote psicótico importante o en los
primeros días de abstinencia de los adictos” (Enfermera, 45 años)

“Hoy en día el tema de la ley y los menores, ante cualquier cosa


saltan con eso, no los podes ni tocar, y a veces se ponen agresivos, y ahí
empiezan los quilombos, te dan ganas de largar todo en esos momentos.”
(Enfermera, 45 años)

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En concordancia con lo explicitado por Maslach & Jackson (1986), los cuales
argumentan que el burn out es un síndrome tridimensional que se desarrolla en aquellos
profesionales cuyos objeto de trabajo son personas. Entre una de las características
sobresalientes se halla el agotamiento emocional, el cual se define como cansancio o
fatiga que puede manifestarse física, psíquicamente o como una combinación de ambos.
Es la sensación de no poder dar más de sí mismos a los demás y de llegar al límite de
las posibilidades.

Patologías más demandantes.

• Brote psicótico y adicciones

La mayoría de los entrevistados manifestó que tanto los brotes psicóticos como
las adicciones son las patologías que más dificultades les acarrean a la hora de la
atención de los mismos. En relación con esto último un enfermero revela lo siguiente:

“Los brotes psicóticos son complicados. El paciente está fuera de sí


en ese momento y tiene una fuerza sobrehumana. Hay que tener cuidado en
esas circunstancias, te pueden dar cada golpe...” (Enfermero, 36 años).

Actualmente la empatía es catalogada como una cualidad indispensable para


lograr una adecuada comunicación con el paciente, tanto por parte de los médicos como
de las enfermeras. Se considera empático al profesional que posee una elevada
productividad y expresividad verbal, así como la capacidad para entender y permanecer
concentrado ante los mensajes del paciente; sin embargo esta capacidad puede colocar
al profesional de salud en una condición de identificación profunda con el sufrimiento
de los pacientes, haciéndolo susceptible de comenzar a mostrar síntomas de desgaste
emocional.

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Sin embargo, en la práctica estos miramientos teóricos no son observables, dado


que en el día hay circunstancias imponderables que ameritan una respuesta diferente a la
esbozada en la teoría.

Carga horaria

• Horas trabajadas y turnos

En este punto, fue unánime la percepción de los entrevistados en cuanto que no


sienten la cuestión relacionada a la cantidad de horas en que realizan su labor como un
factor estresante o de agobio físico. En correspondencia con esto último, un enfermero
esbozaba lo consiguiente

“El horario regular es de 6 horas por día y siempre es igual,


excepto que uno se ponga de acuerdo con algún compañero para
cambiarlo, sino siempre es el mismo.” (Enfermero, 47 años)

De esta manera, encontramos cierta discordancia en este grupo de entrevistados


por lo establecido por Barría (2002), el cual argumenta que los turnos rotativos y el
horario laboral pueden conllevar al surgimiento del síndrome Burn Out.

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Conclusiones

En el primer objetivo de este trabajo nos propusimos analizar las características


de las tareas que realizan los/as enfermeros/as de un neuropático de la ciudad de
Rosario, en función de si éstas son vivenciadas como estresantes. Los resultados arrojan
que un gran porcentaje de los entrevistados vivencia como estresante el trato que deben
mantener con las familias de los pacientes como así también los trabajos de atención
vinculados, en su mayoría, a la alimentación y al higiene. Esto último implica, en
muchas ocasiones, un agotamiento físico y emocional considerable. Este resultado
concuerda con lo expresado por Maslach & Jackson (1982), los cuales describen al
agotamiento tanto físico como emocional como uno de los tres pilares fundantes del
síndrome Burn out.

Es dable de destacar que algunas respuestas obtenidas por parte de algunos


enfermeros, los cuales hacen alusión a situaciones generadoras de un malestar
emocional importante que no teníamos contemplado hallar.

Un claro ejemplo de esto refiere a la situación con pacientes menores de edad,


dado que ante determinadas circunstancias, la ley limita el accionar del personal de

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enfermería, sin permitir la intervención de éstos. Tal situación puede, muchas veces, ser
proclive a generar un agotamiento tanto físico como psíquico.

Otro escenario que llamó poderosamente nuestra atención, refiere a la grieta


legal que en la actualidad está siendo muy utilizada por los presidarios, los cuales fingen
intentos de suicidios para eludir la cárcel y ser admitidos en el neuropático.

El segundo objetivo remite a la exploración del estrés que genera el cuidado de


pacientes psiquiátricos. En este punto, los resultados analizados marcaron la prevalencia
de los brotes psicóticos como del trato con adicciones como las patologías que más
dificultades y agotamiento acarrean. Si bien es cierto lo planteado por Sánchez Delgado
(2009), en relación a la empatía como un atributo fundamental en la relación
enfermero/paciente, en muchas ocasiones, ésta virtud se ve eclipsada ante las agobiantes
tareas y responsabilidades que los trabajadores deben soportar en la cotidianeidad de su
labor y también ante la falta de recursos que muchas veces deben padecer.

Por último, el tercer objetivo tiene como premisa establecer si la carga horaria es
un factor determinante en el surgimiento del síndrome Burn Out. Aquí las respuestas
exhibieron una nula implicancia de las horas trabajadas y de los turnos del personal
como un elemento generador de estrés, en contraposición a lo expresado por Barría
(2002), el cual considera al tiempo de trabajo como un factor influyente en el síndrome
Burn Out.

Es menester remarcar, que si bien la cantidad de horas de trabajo no son


excesivas, todos los entrevistados se ven en la necesidad de poseer un segundo empleo
para poder subsistir dignamente, en virtud de los salarios bajos que perciben.

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Debilidades y fortalezas

A la hora de llevar a cabo nuestra investigación, sobre todo en lo referente al


campo de estudio, nos hallamos con la dificultad de ver denegado el acceso a ciertas
instituciones psiquiátricas para realizar las entrevistas pertinentes a nuestro problema.

Somos conscientes que el tema del estrés laboral, es una trama que puede
resultar en algún grado escabrosa, sobre todo en instituciones estatales, las cuales
carecen de los recursos suficientes para el buen desempeño de sus funciones.

Ya sea por problemas institucionales internos o por desconfianza ante los


posibles resultados que revelen ciertas carencias en el cuidado de los pacientes, la
muestra de nuestra investigación se vio considerablemente reducida. Por tal motivo,
sería deseable replicar el estudio en una población mayor.

En contraposición, creemos que la originalidad de este trabajo puede ser un


puntapié inicial para gestar un espacio de discusión y reflexión acerca de las

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condiciones en que hoy en día se encuentra la atención en el área de salud mental


estatal. De aquí podrían emerger políticas de intervención y control, cuyo objetivo
primordial sería el mejoramiento de las condiciones de trabajo y la prevención del
síndrome Burn Out con talleres y capacitación en estrategias de afrontamiento de
situaciones potencialmente estresantes.

Sugerencias

• Integrar otras vías de investigación a partir de este estudio que motiven


nuevos conocimientos y produzcan novedosos espacios de intervención
en al ámbito de la salud mental.

• Presentar posibles vías de solución ante la problemática actual de


presidarios admitidos como pacientes psiquiátricos.

• Desarrollar políticas eficaces y eficientes para el mejoramiento de las


condiciones laborales del personal de enfermería psiquiátrica.

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Anexo

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