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¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la universidad?

(1919 [1918])

Nota introductoria

«Kell-e az egyetemen a psychoanalysist tanitani?»

Primera edición

(1918 Fecha probable de redacción del trabajo.)

1919 Gyógyászat (Budapest), 59, n˚13, pág. 192. (Traducción al húngaro)

Traducciones en castellano*

1955 «Sobre la enseñanza del psicoanálisis en la universidad» RP, 12, n˚1, págs. 111-4.
Traducción de Marta Békei y Ludovico Rosenthal.†

1955 Igual título. SR, 21, págs. 395-8. Los mismos traductores.

1968 Igual título. BN (3 vols.), 3, págs. 994-6.

1974 Igual título. BN (9 vols.), 7, págs. 2454-6.

Este trabajo se publicó por primera vez en traducción al húngaro (probablemente


realizada por Ferenczi) en la revista médica Gyógyászat, de Budapest, el 30 de marzo de 1919.
Aparentemente, integraba una serie de trabajos de distintos autores acerca de las reformas en la
enseñanza médica. Es probable que Freud lo escribiera durante el otoño de 1918, en la época en
que se celebró el 5° Congreso Psicoanalítico Internacional, en Budapest. Entre los estudiantes de
medicina de esta ciudad había, por entonces, considerable agitación en procura de que el
psicoanálisis fuera incluido en el plan de estudios. De hecho, en marzo de 1919, cuando los
bolcheviques asumieron temporariamente el gobierno de Hungría, Ferenczi fue nombrado
profesor de psicoanálisis en la universidad.

James Strachey.

*
{Cf. La «Advertencia sobre la edición en castellano», supra, pág. Xiii y n. 6}

{Reproducimos aquí la versión de Marta Békei y Ludovico Rosenthal, con autorización de la Revista de
Psicoanálisis. Nunca se encontró el original alemán de este artículo. Las circunstancias del hallazgo se du
traducción al húngaro fueron descritas por Rosenthal en su trabajo titulado «Un artículo omitido de
Sigmund Freud», RP (1955), 12, n°1, págs. 102-10. Consigna allí que la fotocopia de la traducción húngara
fue obtenida «por intermedio de la Oficina Sanitaria Panamericana de la Organización Mundial de la Salud,
merced a los buenos oficios de la Asociación Psicoanalítica Argentina»}
La cuestión de si conviene, o no, enseñar el psicoanálisis en la universidad puede ser abordada
desde dos puntos de vista: el del análisis mismo y el de la universidad.

1. Es indudable que la incorporación del psicoanálisis a la enseñanza universitaria significaría


una satisfacción moral para todo psicoanalista, pero no es menos evidente que este
puede, por su parte, prescindir de la universidad sin menoscabo alguno para su formación.
En efecto, la orientación teórica que le es imprescindible la obtiene mediante el estudio
bibliográfico respectiva, y más concretamente, en las sesiones científicas de las
asociaciones psicoanalíticas, así como por el contacto personal con los miembros más
antiguos y experimentados de estas. En cuanto a su experiencia práctica, aparte de
adquirirla a través de su propio análisis, podrá lograrla mediante tratamientos efectuados
bajo el control y la guía de los psicoanalistas reconocidos.
Dichas asociaciones deben su existencia, precisamente, a la exclusión de que el
psicoanálisis ha sido objeto por la universidad. Es evidente, pues, que seguirán cumpliendo
una función útil mientras se mantenga dicha exclusión.

2. En lo que a la universidad se refiere, la cuestión se reduce a verificar si, en principio, está


dispuesta a reconocer al psicoanálisis alguna importancia en la formación del médico y del
hombre de ciencia. De ser así, tendrá que resolver la manera de incluirlo en el conjunto de
su enseñanza.
La importancia del psicoanálisis para la formación médica y universitaria se basa en lo
siguiente:

a. Con justa razón, en los últimos decenios se ha criticado la formación del médico por
orientar unilateralmente al estudiante hacia la anatomía, la física y la química, dejando
de señalarle, en cambio, la importancia que poseen los factores psíquicos en las
manifestaciones vitales, en la enfermedad y en el tratamiento. Tal laguna de la
formación médica se hace sentir más tarde como un flagrante defecto en la actuación
profesional, que no sólo se expresa en la falta de todo interés por aquellos problemas
que son, precisamente, los más interesantes en la existencia del ser humano, sea sano
o enfermo, sino que también entorpece la acción terapéutica del médico, al punto de
que el enfermo se mostrará susceptible a la influencia de cualquier curandero o
charlatán.
Tan sensible defecto de la enseñanza indujo, hace ya bastante tiempo, a
incorporar cátedras de psicología médica en los planes de la misma, pero mientras los
cursos dictados se basaron en la psicología escolástica o en la experimental – dedicada
al enfoque solo fragmentario - , no podían satisfacer las necesidades planteadas por la
formación del estudiante ni podían librarle acceso a los problemas de la vida y su
profesión. Por tales razones, dichas formas de psicología médica no lograron
mantener su plaza en los planes de enseñanza.
La creación de una cátedra de psicoanálisis, en cambio, podría responder a estas
demandas. Antes de exponer el psicoanálisis mismo, sería necesario un curso de
introducción dedicado a tratar las relaciones entre la vida psíquica y la somática,
fundamento de cualquier tratamiento psíquico, a enseñar todas las formas de la
terapia sugestiva, demostrando que, en última instancia, el psicoanálisis constituye el
término y culminación de toda psicoterapia. En efecto, comparado con todos los otros
sistemas, el psicoanálisis es el más apropiado para transmitir al estudiante un
conocimiento cabal de la psicología.

b. Otra de las funciones del psicoanálisis consiste en ofrecer una preparación para el
estudio de la psiquiatría. En su forma actual, esta tiene un carácter meramente
descriptivo, pues solo muestra al estudiante una serie de cuadros clínicos y lo faculta
para distinguir, entre ellos, los que son incurables o los que revisten peligrosidad
social. Su púnica vinculación con las demás ramas del saber médico tomopatológicas,
mientras que no facilita la menos comprensión acerca de los hechos observados. Sólo
la psicología profunda puede suministrar tal comprensión.
En la medida de mis informaciones, en Estados Unidos ya se ha reconocido que el
psicoanálisis – primer ensayo de psicología profunda – aborda con éxito dicho sector
aún irresuelto de la psiquiatría. Por consiguiente, en muchas escuelas médicas de
dicho país díctanse cursos de psicoanálisis como introducción a la psiquiatría.
La enseñanza del psicoanálisis habría de desarrollarse en dos etapas: un curso
elemental, destinado a todos los estudiantes de medicina, y un ciclo de conferencias
especializadas, para médicos psiquiatras.

c. Al investigar los procesos psíquicos y las funciones mentales, el psicoanálisis se ajusta


a un método particular, cuya aplicación en modo alguno está limitada al campo de las
funciones psíquicas patológicas, sino que también concierne a la resolución de
problemas artísticos, filosóficos o religiosos, suministrando en tal sentido múltiples
enfoques nuevos y revelaciones de importancia para la historia de la literatura, la
mitología, la historia de las culturas y la filosofía de las religiones. Por consiguiente,
dicho discurso general habría de ser accesible asimismo a estudiantes de tales ramas
de la ciencia. Es evidente que la estimulación de estas últimas ideas analíticas
contribuirá a crear, en el sentido de la universitas literatum, una unión más estrecha
entre la ciencia médica y las ramas del saber que corresponden al ámbito dela
filosofía.

En síntesis, cabe afirmar que la universidad únicamente puede beneficiarse con la


asimilación del psicoanálisis en sus planes de estudio. Naturalmente, su enseñanza sólo podrá
tener carácter dogmático-crítico, por medio de clases teóricas, pues nunca, o sólo en casos muy
especiales, ofrecerá la oportunidad de realizar experimentos o demostraciones prácticas. A los
fines de la investigación que debe llevar a cabo el docente de psicoanálisis, bastará con disponer
de un consultorio externo que provea el material necesario, en la forma de los enfermos
denominados «nerviosos», mientras que para cumplir la función asistencial de la psiquiatría
deberá contarse además con un servicio de internación.
Cabe atender a la objeción de que, con la enseñanza aquí esbozada, el estudiante de
medicina nunca podrá aprender cabalmente psicoanálisis. Efectivamente es así si encaramos el
ejercicio práctico del análisis, pero para el caso bastará con que aprenda algo de psicoanálisis y lo
asimile. Por otra parte, la enseñanza universitaria tampoco hace del estudiante de medicina un
cirujano diestro y capaz de afrontar cualquier intervención. Ninguno de los que por vocación
llegan a la cirugía podrá eludir, para su formación ulterior, el trabajo durante varios años en un
instituto de especialidad.

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