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CAPÍTULO 20: INTERVENCIÓN EN LOS PROCESOS DE MADURACIÓN

PSICOMOTORA
1. ¿QUÉ ES EL DESARROLLO PSICOMOTOR?
La nuevas destrezas motoras son los cambios más llamativos durante el primer año de
vida del niño.

El desarrollo psicomotor es el proceso por el cual le permite al niño relacionarse,


conocer y adaptarse al medio que lo rodea. Este proceso incluye aspectos como el
lenguaje expresivo y comprensivo, coordinación viso-motora, motricidad gruesa,
equilibrio y el aspecto social-afectivo, que está relacionado con la autoestima. A través
de la manipulación de objetos y el dominio del espacio y a través de la marcha, el niño
va adquiriendo experiencias sensoriomotoras que le permitirán construir conceptos, que
se traducirán ideas y desarrollarán su pensamiento, su capacidad de razonar.
El desarrollo psicomotor también puede ser entendido como la evolución de las
capacidades para realizar una serie de movimientos corporales así como la
representación mental de los mismos. La representación mental podemos entenderla
como tener una imagen del movimiento y ser capaz de realizarlo en otro momento.

Hay dos elementos principales que son importantes en el desarrollo psicomotor: la


maduración y los fenómenos relacionales. Los seres humanos desde el primer dia de su
existencia no pueden ejercer todas las funciones, ya que para ello, necesitan de un
proceso de maduración. El sistema muscular y el sistema nervioso son los primeros que
intervienen en la motricidad. Durante los seis primeros años de vida, es donde el niño
sufre más cambios y madura más rápido. La maduración hace posible una organización
funcional. Los fenómenos relacionales perimiten la interacción y el intercambio con el
medio.

El desarrollo psicomotor hace que el niño vaya madurando y vaya construyendo su


identidad gracias a su genética y a los factores ambientales.

A través del movimiento exploramos y experimentamos con el mundo que nos rodea y
así conocemos los límites de nuestro cuerpo y nuestras capacidades. Es indispensable un
buen conocimiento del entorno y conseguir el dominio y control de nuestro propio
cuerpo.
El desarrollo psicomotor está formado por una serie de aprendizajes que el niño realiza
a través del movimiento. De esta manera el niño siente el deseo de actuar con el entorno
y ser más competente. Ser competente es ser capaz de que el organismo interactúe de
manera eficaz en el medio en el que se encuentra. La competencia motriz se debe
entender como la capacidad de un niño o adolescente para dar sentido a su propia
acción, orientarla y regular sus movimientos, comprender los aspectos perceptivos y
cognitivos de la producción y control de sus respuestas motrices, relacionándolas con
los sentimientos que se tienen y añaden a las mismas, y la toma de conciencia de lo que
se sabe que se puede hacer y cómo es posible lograrlo. El niño va adquiriendo seguridad
y confianza, de esta manera se va haciendo más competente.

La motivación del movimiento dependerá de los estímulos que nos proporcione el


entorno.
Nos movemos porque queremos conseguir algo que nos interesa de nuestro alrededor.
Lo queremos y ponemos en marcha los mecanismos necesarios para llegar hasta él.
Nosotros, como adultos, sabemos de forma automática cuáles son estos mecanismos,
(para levantarme de la silla tengo que estirar las rodillas y adelantar el cuerpo, para no
caerme hacia atrás) Lo sabemos porque lo hemos automatizado.

La primera vez que el bebé consigue realizar un movimiento es por casualidad y de


manera involuntaria. Pasado un cierto tiempo se da cuenta de la posibilidad y lo vuelve
a intentar, y lo repite infinidad de veces hasta que lo domina. Es decir, hasta que tiene
grabado en su cerebro la forma de hacerlo y por lo tanto pasa a ser algo automático. Así
se aprende a lo largo de la vida, a través de la práctica.

Al niño se le estimula y se le ayuda en su desarrollo psicomotor para que descubra sus


posibilidades sin necesidad del azar.

Pongamos un ejemplo: un bebé tiene un juguete al lado que no le llama la atención, es


un sonajero. Puede ser que lo vea pero no le atraiga, no le interese. Por casualidad le da
un golpe y suena. Ahora si que le interesa y lo intenta hacer sonar otra vez, a veces lo
consigue y a veces no, lo hace sonar hasta que aprende como tiene que moverlo para
obtener el sonido. La próxima vez que le enseñemos el objeto lo hará sonar a la primera
porque ya ha aprendido.

Nosotros, como parte del entorno, podemos influir en el desarrollo psicomotor del niño,
ayudándole y favoreciendo que sea armónico y adecuado.

La motricidad fina influye movimientos controlados y deliberados que requieren el


desarrollo muscular y la madurez del sistema nervioso central. Aunque los recién
nacidos pueden mover sus manos y brazos, estos movimientos son el reflejo de que su
cuerpo no controla conscientemente sus movimientos . El desarrollo de la motricidad
fina es decisivo para la habilidad de experimentación y aprendizaje sobre su entorno,
juega un papel central en el aumento de la inteligencia. Tiene su origen en la prensión
dando lugar a la posibilidad de realizar un gran número de movimientos delicados y
precisos. Las actividades de motivación fina se desarrollan según un orden progresivo.
Actividades de motricidad fina:
- Punzar el dibujo hasta recortarle.

- Coser con la aguja el dibujo asignado para ello.


- Hacer dibujos de plastilina.

- Con pinturas de dedo hacer dibujos.

- Recortar

-Atar cordones
-Pinchitos

Introducir las formas geométricas en sus lugares correspondientes


La motricidad gruesa está constituida por movimientos de conjunto, que permiten la
coordinación de grandes grupos musculares, los cuales intervienen en los mecanismos
de control postual, el equilibrio y los desplazamientos.
La motricidad gruesa comprende todo lo relacionado con el desarrollo cronológico del
niño especialmente en el crecimiento del cuerpo y de las habilidades psicomotrices, es
decir se refiere a todos aquellos movimientos de la locomoción o del desarrollo postural
como andar, correr, saltar, etc. Enseguida se explica el desarrollo de éste proceso.
Actividades de motricidad gruesa:
 Jugar a la pelota.
 Subir y pasar por encima de obstáculos simples.
 Subir escalones del tobogán.

 Jugar de cuclillas.

equilibrio

caballito para aumentar la velocidad y mantener el equilibrio


bicicleta

correpasillos

2. EVOLUCIÓN DE LAS CAPACIDADES MOTORAS

• Ley o gradiente céfalocaudal (cabeza-pies): Se refiere a que el desarrollo sigue un


patrón regular, conforme al cual las partes superiores del cuerpo comienzan a
funcionar antes que las inferiores. Esto quiere decir que se controlan antes los
movimientos de la cabeza que los del tronco, y éstos antes que los de las piernas.
De esta manera, el niño es capaz de controlar antes los órgano más cercanos al
cerebro como pueden ser los ojos, además es capaz de mantenerse erguida la
cabeza antes que la espalda.

• Ley o gradiente próximo-distal. Las funciones motrices tienden a madurar antes en


las zonas más cercanas a la línea media del cuerpo que en las zonas más alejadas de
esa línea. Así, el control de los hombros se adquiere antes que el de los brazos y éste
antes que el de las manos. Por ejemplo, el niño comienza antes a reptar que a gatear,
y que los movimientos de los dedos son los que controla más tarde.
• Ley o gradiente general-específico. Los movimientos globales o generales aparecen
antes que los más localizados, precisos y coordinados. Así, cuando un bebé quiere
alcanzar un objeto, realiza movimientos amplios y poco coordinados con todo el
cuerpo. Posteriormente, conforme se vaya desarrollando la capacidad de
acercamiento de la mano al objeto, los movimientos serán más precisos y
económicos.
Las leyes céfalo-caudal y próximo-distal son complmentarias y simultáneas.

LA MOTRICIDAD DE ESTABILIZACIÓN
El desarrollo postural del niño sigue la ley céfalocaudal:
• Sustentación de la cabeza: la tonificación de los músculos del cuello permite
controlar los movimientos de la cabeza y mantenerla en línea con la espalda. Los
niños tienen desde el principio un cierto control de los movimientos de su cabeza,
que puede girar hacia un lado u otro cuando están tumbados boca arriba, y que
pueden levantar un poco cuando están tumbados boca abajo. La sustentación de la
cabeza en línea de prolongación con el tronco se da en torno a los dos y tres meses.

 La posición sentada: a los cuatro o cinco meses se mantienen sentados con


apoyo y hacia los seis o siete sin él, gracias a la tonicidad del tronco.

 Posición de pie: a los 9 meses el niño se sostiene en pie con ayuda de algún
apoyo como pueden ser las dos manos. Hacia los diez o doce meses se mantiene
de pie sin ayuda. La bipedestación es la capacidad de estar sobre los dos pies.
LA MOTRICIDAD DE LOCOMOCIÓN
Antes de que el niño pueda andar y mantener una posición erecta gracias al equilibrio,
el niño puede desplazarse por el suelo (desplazamientos limitados). Normalmente se
sigue un orden evolutivo de secuencia: arrastrarse, desplazarse a gatas, andar con ayuda,
y andar sin ayuda., aunque a veces se pueden producir alteraciones como el niño que no
gatea, o que haya regresiones, es decir, ya sabiendo andar, que vuelva otra vez a gatear.
Las modalidades de desplazamiento son las siguientes:
Reptación: es uno de los estadios más importantes para el desarrollo del niño.
Un pequeño que se arrastra sobre el vientre y se desplaza sin levantar el cuerpo.
Su pierna izquierda se pliega al mismo tiempo que su mano derecha avanza, y
viceversa. La repetición de estos movimientos desarrolla y modela su control
motor.
Muy a menudo por ignorancia, las mamás se resisten a dejar al niño arrastrarse
por el suelo. Sin embargo es mejor dejarlo ensuciarse que privarlo de este
aprendizaje. Aparece alrededor de los 5 meses.

Propulsión cuadrupédica: es la marcha a gatas. Los bebés se desplazan de un


sitio a otro antes de ser capaces de andar. Se desplazan a través del gateo,
apoyándose en manos, rodillas y pies con el abdomen levantado. Estos
movimientos y desplazamientos se dan sobre los ocho o nueve meses.
Marcha bípeda: el niño a los 9-10 meses, comienza a dar sus primeros pasos
cogido por las dos manos. En torno a los 11 meses, ya es capaz de caminar con
el apoyo de una mano. Aproximadamente entre los 9 y 16 meses, es su primera
marcha independiente. El segundo año, adquiere capacidad para la marcha
lateral y más tarde la marcha hacia atrás.

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