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DE LAS PASIONES, LA FILOSOFÍA Y OTROS ENCANTOS

LAURA MARCELA SANZ LEÓN

UNIVERSIDAD DE CALDAS
FACULTAD DE ARTES Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Manizales, octubre de 2009

1
DE LAS PASIONES, LA FILOSOFÍA Y OTROS ENCANTOS

LAURA MARCELA SANZ LEÓN

PROYECTO DE GRADO

DIRECTOR:
ORLANDO LONDOÑO BETANCOURT

UNIVERSIDAD DE CALDAS
FACULTAD DE ARTES Y HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA Y LETRAS
Manizales, octubre de 2009

2
… a Orlando Londoño:
ahora que regreso a lo que siempre
me ha apasionado, la filosofía,
no me queda más que decirle… GRACIAS

3
CONTENIDO

INTRODUCCIÓN
JUSTIFICACIÓN
1. PREGUNTA INVESTIGATIVA
2. OBJETIVO GENERAL
3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS
4. MARCO TEÓRICO
4.1. LAS PASIONES Y EL CUERPO.
4.2. EL LENGUAJE DE LAS PASIONES.
4.3. LA EXPLICACIÓN CIENTÍFICA DEL SENTIR.
4.4. EL AMOR COMO PASIÓN PRIMERA Y ESENCIAL.
5. CONCLUSIONES
6. BIBLIOGRAFÍA

4
INTRODUCCIÓN

Siempre que hay un intento de explicación de las pasiones, se acerca la


razón para recordarnos que todo lo que se teoriza acerca del tema hace
parte de la experiencia y, difícilmente, esa experiencia resulta aprendida.
Desde la filosofía lo que se deja entrever es que las pasiones son impulsos
del alma y no permiten análisis alguno que no muestre debilidad y falta de
valentía, es por eso, que los textos referentes siempre remiten a la
autoayuda o al psicoanálisis. Descartes, por ejemplo, intenta abordar el
tema como si nadie hasta su momento hubiera hablado de él y por eso le es
más sencillo concretarlo en 212 artículos compilados en lo que él llama
“Tratado de las pasiones” a veces traducido como “Las Pasiones del alma”.
Allí Descartes, analiza cada uno de los comportamientos del cuerpo como
resultado de un impulso que viene desde el alma y cuyo funcionamiento se
debe a unos espíritus que están pendientes de las percepciones y los
sonidos que generan una reacción de miedo, ira, tristeza, odio, deseo,
alegría, etc.

Pero para llegar al conocimiento de esas pasiones, es necesario examinar la


diferencia entre alma y cuerpo, la regla que se sigue es que todo lo que se
conoce y se puede determinar, ocurre en los cuerpos inanimados y
pertenecen al cuerpo, y todo aquello que no se conoce y es indescriptible,
que sólo se siente, pertenece al alma. Sin embargo, no se puede incurrir en
el error de pensar que el alma da movimiento y calor al cuerpo. Ese error
que se comete, según Descartes, impide definir y explicar las pasiones del
alma. Se debe precisamente a que es común pensar que todo cuerpo
muerto pierde calor y movimiento como consecuencia de la pérdida del
alma. Es lo contrario, explica Descartes en el Art. 5 de “Las pasiones del
alma”, el alma se ausenta cuando el cuerpo muere y pierde su calor. La
muerte no ocurre nunca por ausencia del alma, de esta forma, se hace una

5
clara incisión entre el cuerpo y el alma, lo que permite la explicación de las
pasiones o emociones que se expresan físicamente.

Ahora bien, hay algunos representantes del pensamiento filosófico que por
el contrario, no resaltan el carácter dominante de las pasiones, sino que,
como Kant en “La Crítica del Juicio”, le atribuyen a la pasión una fuerza
vinculante que hace imposible la expresión de la razón. La pasión resulta
ser una enfermedad por intoxicación o por deformación que necesita
tratamiento médico interno o externo del alma, el cual no puede prescribir
una cura radical sino solamente paliativos. Por el peligro que representa
para la elección racional y la libertad moral del hombre, Kant rechaza toda
exaltación de las pasiones.

Hablar de las pasiones humanas es hablar de una manifestación emocional


que permite la atracción placentera entre los individuos y el medio. Las
pasiones poseen tantas formas de expresión y son, particularmente, tan
funcionales que es difícil aceptar los argumentos que niegan su existencia.
El tema de las pasiones ha constituido uno de los argumentos más
discutidos de la filosofía, puede incluso pensarse que dicha discusión
empezó con el pensamiento platónico, pues se le atribuye a Platón la
reflexión detenida sobre el amor y sobre otras consideraciones del alma.

Las pasiones dentro del funcionamiento orgánico son como un sistema de


contrastación de las percepciones que se tienen, y, en concordancia, las
percepciones del cuerpo son el reflejo de las del alma, siendo así las
percepciones del cuerpo el hambre, la sed, el dolor, el calor; y las
percepciones del alma, la alegría, la tristeza, la rabia, el miedo, etc.
Descartes clasifica dichas percepciones en su tratado de esta manera: “Las
percepciones son de dos clases, unas tienen por causa el alma, otras el
cuerpo. Las del alma son percepciones de la voluntad y las del cuerpo son

6
percepciones de la acción”1. En estos términos lo que es la acción y lo que
es la voluntad, dan lugar a la relación funcional del cuerpo con el alma, es
decir, mientras el alma siente el impulso del miedo, el cuerpo tiene la acción
de la huída y así con cada pasión y con cada acción que se interrelaciona.
Por supuesto hay dos lugares del cuerpo donde es evidente esta relación a
saber, el cerebro y el corazón, que se ven alterados a merced de la
manifestación de las pasiones. No obstante, “Las pasiones no residen en el
corazón ni en el cerebro propiamente, lo alteran que es distinto”2.

La pregunta que se exige es si es saludable tanto para el conocimiento


como para el sentimiento, negar el poder de las pasiones sobre la
inteligencia y alimentar más la dicotomía entre razón y pasión, dando lugar a
una infelicidad sin motivos, pues es indiscutible que la razón proporciona
explicación para ciertos fenómenos, pero las pasiones dan sentido a la
existencia. “Razón y pasiones son, pues, términos prejuzgados, que es
necesario habituarse a considerar como nociones correlativas y no obvias,
que se definen recíprocamente (por contraste o por diferencia) sólo dentro
de determinados horizontes conceptuales y de específicos parámetros
valorativos”3. Se insiste entonces en la relación funcional entre las pasiones
y la razón, lo que se siente se explica y esto se concreta en la ya conocida
neurobiología de las pasiones, además, no es un mito que las pasiones
(emociones, sentimientos, deseos), se generan desde el organismo mismo y
se perpetúan en procesos cerebrales.

Todo lo que sobre las pasiones se pueda decir, se pueda usar, se pueda
intuir, nace de la voluntad, del dominio de la mente y de la expresión
corporal. La liberación de las pasiones fortalece históricamente todo tipo de

1
DESCARTES. “Las Pasiones del Alma”. Editorial Aguilar. Buenos Aires, Argentina. 1971. Art.
19 Pp. 57
2
Ibídem.
3
BODEI, Remo. “Geometría de las Pasiones. Miedo, esperanza, felicidad: filosofía y uso político”.
Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 1997. Pp. 9

7
conocimiento literario y filosófico, aunque se esconda, se niegue, se camufle
en la ciencia. En esta era contemporánea las pasiones se configuran como
una fuga y por eso el afán obvio de explicarlas, teorizarlas, tratarlas como
fenómeno de salvación. Zygmunt Bauman en su libro “Amor Líquido”, revela
la fragilidad de las relaciones interpersonales en un tiempo donde el sentir se
escapa, se derrite, fluye como el agua, sin permanencia en el tiempo ni en el
espacio. Por eso en sus reflexiones sociológicas se entrelaza la tecnología
con las pasiones humanas, intentando explicar la forma en la que el
significado de „desear‟ se confunde con el del „placer‟, interviniendo
inevitablemente una sociedad hedonista que parece no reivindicarse con lo
que en algún momento fue un inicio platónico… el amor.

“En un entorno de vida moderno, las relaciones suelen ser, quizá, las
encarnaciones más comunes, intensas y profundas de la ambivalencia”4. A
las pasiones se le deben los primeros principios del razonamiento humano, y
en la posmodernidad, el reto está en no dejar que la razón domine sobre
ellas, en encontrar el equilibrio propio del ser y del estar que se logra desde
la manifestación de la voluntad típica de los seres racionales y, por
añadidura, pasionales.

4
BAUMAN, Zygmunt. “Amor Líquido”. Editorial Fondo de Cultura Económica. México, 2007.
Pp.8

8
JUSTIFICACIÓN

Esta monografía toma su importancia, al ser un estudio teórico que intenta


conectar el lenguaje de las pasiones, visto desde una perspectiva filosófica,
lingüística y científica con el amor en un entorno posmoderno, además,
pretende construir una mirada vital que dé cuenta de la estructura “fluida”,
“fragmentada” y “polifónica” del hombre que siente y vive desde la
consciencia suprema del “estar” en función de las pasiones.

De ahí nace su pertinencia, pues pretende impulsar todo un entramado


“sensitivo”, más que conceptual, sobre las pasiones, y el conflicto y la
armonía subjetiva que éstas provocan cuando el hombre (ser de palabra, de
ciencia y filosofía) se deja mover a partir de ellas.

La pertinencia, se define desde el contexto del ahora, en una época, que al


parecer, juega con la invidencia de los sentidos, y se suprime a las pasiones
fluidas de la exaltación del hombre que se fragmenta y se arroja al universo
de la palabra vacía, del cuerpo fluido y de los compromisos sensitivos
impertinentes y casi inexistentes, se hace inevitable trabajar el tema de las
pasiones y su lenguaje articulado con el amor, no es otra cosa que dar
respuesta al alma vital que pulula en la crisis y que clama, quizás, por
comprender y descubrir el cómo, el dónde y el por qué surgen aquellas
sensaciones que provocan deseos de decir, de hacer y de actuar.

9
PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

¿PUEDEN LAS PASIONES HUMANAS HALLAR REFERENTES


LINGÜÍSTICOS, CIENTÍFICOS Y FILOSÓFICOS PARA SU EXPLICACIÓN,
SIN QUE MEDIE LA FALTA DE SIGNIFICADO?

OBJETIVO GENERAL

Mostrar como las pasiones humanas pueden hallar referentes lingüísticos,


científicos y filosóficos para su explicación y su significación

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1. Exponer la relación cuerpo – pasión desde Descartes hasta la


filosofía contemporánea, con el fin de evidenciar un posible cambio
en la mirada sobre esta relación.

2. Definir el significado de las pasiones básicas, desde la etimología,


pasando por la filosofía del lenguaje hasta algunas perspectivas
lingüísticas, para afirmar que éstas nacen a través del uso y de la
acción.

3. Explicar la formación de las pasiones (emociones) humanas desde


un contexto científico que permita aclarar y demostrar la existencia
de procesos neuronales que producen las emociones.

10
4. Relacionar a nivel lingüístico, filosófico y científico las pasiones
humanas básicas y el amor, para, de esta manera, dilucidar la
importancia que tiene este último, como pasión fundamental y
comprobar que el sentir humano viene del amor y que éste en sí
mismo, se relaciona con otros aspectos de la subjetividad y del
significado de las pasiones.

11
Los amorosos

Los amorosos callan.


El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,


no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor. Los amorosos


viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.


El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.


Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,


sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,

12
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,


a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,


a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.

Jaime Sabines

13
1
LAS PASIONES Y EL CUERPO 5

La pregunta fundamental en este primer encuentro surge de la relación


existente entre el cuerpo y la mente, y resulta incluso un poco tedioso
abordar el tema desde la incertidumbre y la búsqueda filosófica típica
iniciada con Descartes, pero sin marcar distancia con la filosofía, se hará
referencia a otras ciencias que dan una clara explicación del tema. Sin
embargo, es absolutamente necesario preguntarse por dicha relación, pues
sólo así se logra explicar el funcionamiento de las emociones (pasiones) y su
expresión corporal. Desde la medicina cada rastro del cuerpo o cada gesto
del rostro son signos que pueden interpretarse adecuadamente cuando de
explicar una emoción se trata, y es importante reducir la investigación a las
cuatro emociones básicas demarcadas desde la psiquiatría como lo son: la
alegría, la tristeza, la ira y el miedo. Así pues, cada una en su expresión
corporal explica ciertas patologías y, también, algunas tradiciones filosóficas.

Puede nominarse este contraste de emociones con el cuerpo como una


Medicina de las Pasiones y es inevitable empezar desde la separación que
Descartes hace de la una y la otra. Esa separación que el filósofo hace del
alma y el cuerpo, lo obliga a considerar la voluntad como un instrumento que
explica el surgimiento de las pasiones y las modifica para dar respuestas
corporales, eso explica el por qué cuando se experimenta una sensación de
miedo el cuerpo da la respuesta de huida o de ataque. “El problemático
nexo entre alma y cuerpo, voluntad y pasiones es ofrecido por la petite
glande o glándula H, como es llamada en Las Pasiones del Alma”6. En los

5
Para no discernir en la diferencia que para algunos puede presentarse entre las pasiones y
las emociones, en este trabajo van a tratarse como sinónimos, ya que hay una empatía
aceptable con Descartes en su definición de las pasiones del alma “Se puede en general
definirlas como percepciones, o los sentimientos, o las emociones del alma...”. Descartes.
Las Pasiones del Alma. Art. 27
6
BODEI, Remo. Geometría de las Pasiones. Miedo, esperanza, felicidad: filosofía y uso político.
Fondo de Cultura económica. México, 1997. Pp. 289

14
Artículos 31 al 34 de “Las Pasiones del Alma” de Descartes, se plantea que
el alma en la medida en la que hace parte del cuerpo, no reside ni en el
cerebro ni en el corazón como puede pensarse, hace parte de una glándula
que está coordinada por unos espíritus que mandan impulsos controlados
hacia los organismos como signos de respuesta a las pasiones que se
generan por elementos exteriores.

“Concebimos, pues, que el alma tiene su sede principal en la pequeña


glándula que está en medio del cerebro, de donde irradia a todo el resto
del cuerpo por medio de los espíritus, de los nervios y hasta de la sangre,
que participando de las impresiones de los espíritus, las puede llevar por
las arterias a todos los miembros… la máquina del cuerpo está
constituida de tal modo que, por el simple hecho de que esta glándula es
diversamente movida por el alma o por cualquier otra causa que pueda
serlo, impulsa los espíritus que lo rodean hacia los poros del cerebro, que
los conducen por los nervios a los músculos, mediante lo cual les hace
mover los miembros”7.

Es la explicación clara de un cuerpo como materia homogénea compuesto


de muchos organismos, que están representados en su funcionamiento por
una voluntad que, en último, es la manifestación de un esfuerzo mental, es
decir, para Descartes aunque hay una división funcional entre el alma y el
cuerpo, la primera reside en el segundo de tal manera que la división siendo
imperceptible, la permite la manifestación de la voluntad, así resulta que lo
que en el alma es una pasión, en el cuerpo es una acción. De esta
separación intangible surge la ambivalencia “pasiones del cuerpo y pasiones
del alma”. En teoría no es inútil concluir que si las pasiones (emociones)
están generadas por una actividad química en el cerebro, y el cerebro es
parte inseparable del cuerpo, entonces las pasiones son del cuerpo. Las
emociones dan signos exteriores cuyo lenguaje es netamente corporal: la
tristeza se expresa con llanto, el miedo con temblor de las extremidades, la

7
DESCARTES. Las Pasiones del Alma. Editorial Aguilar. Buenos Aires, Argentina. 1971. Art. 34
Pp. 68

15
alegría con risa, la ira con impulsos agresivos de la mirada, de la voz y del
rostro, desde esta perspectiva, el cuerpo es como una impresora, una
máquina productora de emociones y el alma es el motor de ellas.

Ahora bien, hablar de mente, alma, cerebro y cuerpo es referirse al mismo


sistema de operación orgánica, de la misma forma que se ha dicho, las
emociones son del cuerpo y son producto del mismo, pues el cuerpo y el
cerebro forman un organismo íntegro que se relaciona a través de rutas
químicas y neuronales. Cada una de esas rutas está dirigida a regular los
procesos vitales del organismo, coordina movimientos, reacciones que,
inevitablemente, necesitan de la intervención del medio, es decir,
emocionalmente estamos ligados al medio, pues de otra forma no se
generan cierto grupo de emociones.

Las interacciones del cuerpo y las emociones que se generan en la parte


del cerebro especializada, necesitan del medio y de esta forma puede
transformarse él mismo. Un ejemplo de ello es la sensibilidad que se
despierta en la medida en la que se aprecia una obra de arte, la tristeza, la
alegría o el desprecio que puede generar una pieza musical, se manipulan
interiormente por procesos químicos gracias a lo que se despierta por
aquella, esto quiere decir, “En organismos complejos como el nuestro, las
operaciones reguladoras del cerebro dependen de la creación y
manipulación de imágenes mentales”8. La mente es un proceso cerebral
que permite la transformación de esas imágenes en respuestas
emocionales. Antonio Damasio afirma que la mente surge en un cerebro,
cuerpo, cerebro y mente son manifestaciones de un único organismo, de allí
la afirmación de que las pasiones son parte integral del cuerpo y cómo se
generan en él, a él le pertenecen, sin importar que imágenes exteriores las
producen y modifican.

8
DAMASIO, Antonio. En busca de Spinoza. Neurobiología de la emoción y los sentimientos.
Editorial Drakontos. Barcelona, 2007. Pp. 185

16
Asumiendo así que la mente es un proceso y no una cosa, que está ligada
inseparablemente al cuerpo y al cerebro, que hacen parte de un
funcionamiento integral, podemos ocuparnos de la relación que se presenta
entre la mente, las emociones (pasiones) y los sentimientos. Hasta ahora
se sabe que cualquier cosa que se siente, se basa en un patrón de actividad
cerebral, si se eliminaran esas fuentes no habría ningún sentir. La
posibilidad de sentir una textura porosa, caracterizarla, clasificarla, etc.,
dependen del proceso cerebral que me permite tocar la textura y hacer el
reconocimiento tal, que en última instancia, lo que se genera es una
sensación. Antes de todas las investigaciones científicas que se han
logrado, las sensaciones o sentimientos flotaban de alguna parte del
organismo o del alma, pero no había ningún proceso cerebral que pudiera
describirlas porque simplemente era inconcebible darle el poder de creación
al cerebro de algo que es sumamente incorpóreo.

Si bien es cierto muchas emociones son acciones en el cuerpo, se hacen


públicos mediante el rostro, la voz y otras formas de expresión, sin
embargo, también sucede que ciertas emociones que no son públicas o que
no se pueden manifestar, se hacen visibles por trabajo científico, pero los
sentimientos siempre están escondidos, aunque tienen origen en el cerebro,
siempre van a ser obra de la voluntad. Una primera hipótesis puede ser que
las emociones siempre serán expresadas por el cuerpo y los sentimientos
por la mente, y por ser la mente un proceso en el que interviene la voluntad,
nunca serán los sentimientos rastros claros de lo que realmente viene de la
emoción, es decir, en algunas ocasiones la tristeza no se manifiesta
corporalmente, mientras que las emociones siempre buscan escape en la
expresión corporal.

Es importante señalar por qué los sentimientos preceden a las emociones,


las segundas terminan siendo un reflejo de los primeros. Las emociones

17
son exterioridades, pero por ser visibles, no son más importantes que los
sentimientos, de hecho, cada uno es importante en su campo de acción a
saber, las emociones en el cuerpo y los sentimientos en la mente. Las
emociones se originan por procesos cerebrales que se expresan
corporalmente, mientras que los sentimientos necesitan de la manifestación
de la voluntad y, de esta forma, pueden estabilizarse y manifestarse sí así
se desea, por esto, los sentimientos son anteriores a las emociones. Lograr
una armonía satisfactoria del comportamiento cerebral, la expresión corporal
y de la manifestación de la voluntad es, en términos un poco más científicos,
lograr una homeostasis, que es el término adecuado para referirse a la
armonía de cada uno de los órganos corporales con el cerebro y la voluntad.

Mantener un cuerpo homeostático es mantenerse en calma. Homeostasis


es un término que se usa en la fisiología para explicar el perfecto
cumplimiento de las funciones del organismo:

“Esta actividad remansada del cuerpo, por el normal funcionamiento de


cada uno de sus órganos, puede ser alterada si algunos sistemas
funcionales no participan adecuadamente en esta actividad conjunta.
Entonces se origina una disfunción, que puede llevar a la muerte, si es
irreversible, o a una crisis del organismo corporal llamada enfermedad”9.

Es absolutamente cierto que cuando no hay un funcionamiento armonioso


de los órganos del cuerpo, entendido como una materia homogénea, se
presenta un proceso insuficiente o inacabado que produce la enfermedad, y
esto sólo si hablamos desde la fisiología.

En la psiquiatría lo que vemos es un mal funcionamiento de las sustancias


químicas, que de un modo producen las emociones y se presenta como
enfermedad, una exageración de las mismas, es decir, lo que normalmente

9
GURMÉNDEZ, Carlos. Crítica de la pasión pura I. Editorial Fondo de Cultura Económica.
Madrid 1989. Pp. 12

18
debe producir miedo, en un paciente psiquiátrico con Síndrome de
Ansiedad, se presenta como una emoción excesiva de pánico, que debe
ser tratada con estabilizadores del afecto. En los pacientes que presentan
Trastorno Afectivo Bipolar, hay momentos de excesiva tristeza y otros de
excesiva felicidad (manía), pero nunca hay un punto medio, a esto le
llamamos enfermedad que es la antitesis de la homeostasis.

Ésta es la manera en la que debe entenderse y regularse ese


funcionamiento:

CEREBRO

SENTIMIENTOS

EMOCIONES

INSTINTOS Y MOTIVACIONES

COMPORTAMIENTOS DE DOLOR
Y PLACER

RESPUESTAS INMUNES
REFLEJOS BÁSICOS
REGULACIÓN METABÓLICA

19
FIGURA 1.1. Los sentimientos sostienen otro nivel de regulación homeostática. Los
sentimientos son una expresión mental de todos los demás niveles de regulación
homeostática10.

El grupo de reacciones visibles es bastante amplio y, obviamente, es


producto de las emociones, por ejemplo, el miedo y la ira son emociones
fácilmente visibles que también se comportan como instintos o motivaciones
inspiradas por el dolor. No se habla de una clasificación rígida de
emociones y sentimientos, pues en ocasiones lo que conocemos como una
emoción (pasión), puede simplemente ser parte del instinto y, por ello, es
como una asociación cíclica. En otras palabras, el hambre en su definición
más simple, es una pasión que busca respuesta en la acción de comer, que
halla sus raíces en otra pasión conocida como el placer, pero desde la
biología es simple y naturalmente un instinto.

Es claro que para dar existencia a las emociones no hay que hacerlas
concientes, porque ya vienen automáticamente de la conciencia, de
procesos cerebrales, pero en ningún momento se crea la conciencia de ellas
para manifestarlas por medio de los sentimientos, en otras palabras, no se
crea conciencia de la tristeza, simplemente se siente y se piensa
concientemente en el estado de esa tristeza para poder hacer algo al
respecto.

La relación emoción (pasión) – cuerpo se explica también desde la física,


desde el movimiento y el tiempo. Lo único seguro es el cuerpo, las
percepciones en la medida en la que son procesadas en un cerebro, ya
pertenecen a algo que lo hace permanecer en el tiempo. Por ello el cuerpo
sólo puede entenderse como una exterioridad, porque es el único que
cambia pero en el cambio hay algo interior que permanece, por más
10
Este es un esquema propiamente explicado por Antonio Damasio en su texto En Busca de Spinoza,
cuando se refiere al organismo homeostático y da cuenta de la distinción entre sentimientos y
emociones y como las dos a pesar de su diferencia dan lugar a manifestaciones visibles.

20
agresivas que sean las emociones, por más lentas o ligeras, el cuerpo que
las vive, las pasa, las transforma continuamente, está ahí, en su
materialidad. Por eso el cuerpo resulta ser un agente pasivo, y en su
estatus, es una materia que se acciona desde la emoción (pasión). El
cuerpo espera haciendo, lo que lo emociona.

“El cuerpo humano es pasivo, pero está sometido a leyes de la


Naturaleza que lo arrebatan de la inercia original. En cuanto cuerpo se
inclina al reposo, pero como vive bajo el dominio de las leyes físicas
cambia de estado continuamente: frío, calor, depresiones, exaltaciones.
Estos movimientos a que está sometido el cuerpo es en el tiempo físico
siempre el mismo, es la uniformidad del acontecer que lo hace
consistente como identidad que ocupa un lugar en el espacio”11.

Siendo entonces el movimiento lo que caracteriza al cuerpo, se puede


hablar de una acumulación de energía interna que produce las emociones
(pasiones) y, de esta forma, los impulsos para modificar dichas emociones o
para crear respuestas ante ellas, es decir, todo lo que se siente que se
compone de materia y, por ello, puede percibirse, se acumula al interior del
cuerpo en movimiento como una polarización de energía que se hace
extensiva para motivar una acción o la manifestación de alguna emoción.
Esa energía no es posible calcularla, porque las emociones no pueden ser
cuantificadas, no pueden medirse con ningún instrumento, tal vez se miden
con la intención y con la voluntad de accionar, pues la actividad cerebral por
sí sola no puede perfeccionar lo que como emoción resulta, necesita de la
voluntad, de esta misma forma, tampoco percibimos el cuerpo como
materia, simplemente es reconocible como tal por inercia.

No obstante, esa materialidad nos ubica como materia en el espacio y las


emociones (pasiones) nos individualizan, es lo que nos diferencia de los

11
GURMÉNDEZ, Carlos. Crítica de la Pasión pura. Editorial Fondo de Cultura Económica. Madrid
1989. Pp. 71

21
otros cuerpos y como no se tiene conciencia del cuerpo continuamente, sí
se tienen de las pasiones y esa conciencia es la que nos permite decidir
sobre esa emoción que resulta. Remitiéndose esta afirmación a lo que se
ha dicho al inicio, de recortar las pasiones a las pasiones básicas que en la
psiquiatría se han descrito, se puede dar un bosquejo de cómo la conciencia
actúa y cómo la voluntad decide. Es pues así, que en la tristeza hay una
clara manifestación de desánimo, falta de placer y como manifestación
física, llanto. Según Descartes la contemplación del mal produce la tristeza,
el pulso se debilita y habla además de ataduras y de frío en el corazón.
Seguida de esta declaración emocional hay un detrimento de otras
emociones como el placer, lo que pone en riesgo la transformación de esa
tristeza con otra emoción que es el odio.

“En la tristeza los orificios del corazón están muy contraídos por el
pequeño nervio que los rodea, la sangre de las venas no está nada
agitada, por lo cual acude muy poca al corazón; y no obstante, los pasos
por donde el jugo de los alimentos va al estómago y de los intestinos al
hígado permanecen abiertos, y ello hace que el apetito no disminuya,
excepto cuando los cierra el odio, que suele ir unido a la tristeza”12.

Este mal funcionamiento del organismo, que más arriba fue la antítesis de
la homeostasis, también produce la mala expresión del rostro, la palidez y la
hinchazón según Descartes, sin embargo, este filósofo más adelante
elabora más su teoría explicando que las lágrimas, que son expresión obvia
de la tristeza, no siempre provienen de ella, a veces, el llanto viene de una
lesión elemental en el ojo y la emoción que se manifiesta en este caso, es el
dolor.

Para la época de Descartes hay que ser condescendientes con las teorías
construidas alrededor de las emociones, pero es muy sorprendente que sus
conocimientos de anatomía, le permitieran dominar de esa manera su

12
DESCARTES. Las Pasiones del Alma. Editorial Aguilar Argentina. Buenos Aires, 1971. Pp. 113

22
filosofía y caracterizar cada una de las expresiones corporales de las que
hoy día se habla siguiendo el camino de la ciencia.

En la medicina una tristeza excesiva ya es una enfermedad explicada por


emociones excesivas y le han dado el nombre de depresión, a veces, no
hay ni siquiera un motivo exacto y material para explicar dicha alteración en
ésta, sólo se siente y se estabiliza por medio de medicamentos
especializados para ello, que inhiben ciertas sustancias y mantienen el
equilibrio químico de un afecto normal. Para otros aspectos más
humanistas, las tristeza suele ser muy productiva, pues ya vemos cómo los
grandes artistas padecían cierto tipo de enfermedades que oscilaban entre
las manías o las depresiones extremas.

En la alegría excesiva, por ejemplo, que en la psiquiatría se denomina


manía, hay un fenómeno conocido como la grandilocuencia y aparte de
éste, hay también un comportamiento repetitivo que explica el placer que les
producen hacer ciertas cosas que alimentan su ego. A pesar de poderse
estabilizar con medicamentos, no podemos hablar de la manifestación de
una voluntad pura o autónoma ya que los medicamentos no la permiten.
Como la emoción resulta de la participación de varias partes de un sistema
cerebral, está claro que sí debe intervenir un químico más para moldear
dicho sistema de una manera adecuada, ya no se habla entonces de una
manifestación de la voluntad sin intervención. Es por estas razones
expuestas que en el Derecho es necesario declarar pacientes psiquiátricos
como interdictos, para darle a otros el poder de decisión sobre sus
derechos.

Con respecto a la ira, Descartes hace la analogía con otra de las pasiones
que es el odio, surge por un mal hecho y casi siempre está acompañada de
la venganza. Es directamente opuesta a la gratitud y es también la más
violenta: “El deseo unido al amor hacia uno mismo es lo que da a la ira toda

23
la agitación de la sangre que pueden producir el valor y la intrepidez”13. La
ira produce, a diferencia de las otras emociones, una gran actividad, efecto
de la adrenalina que se libera, lo que Descartes denomina calor en la
sangre, que es mucho más ardiente que el del amor y de la alegría. Cuando
se siente ira difícilmente hay un control conciente de las respuestas
corporales, lo que explica que en estos episodios la tendencia sea
destructiva y desgastante. En cuanto al miedo, hay un instinto de huída que
marca también la exposición corporal como correr, gritar, llorar o
desmayarse como última respuesta a la emoción, sin embargo, como ya se
ha dicho, el miedo excesivo muta en lo que se conoce como pánico, que
debe ser tratado y estabilizado con medicamentos, y, una vez más, hay una
voluntad intervenida.

Estos inconvenientes no se tuvieron en cuenta en la filosofía, es tal vez por


ese fiel asombro que la caracteriza, que cuando se desarrolla un tema como
el de las emociones (pasiones) sólo puede hacerse referencia al sentir, a la
creación y a la especulación que viene desde la experiencia de quienes
resuelven dichas cuestiones, pero lo grandioso de la filosofía, también viene
de que se puede buscar en otras ciencias el complemento de lo que se
crea, eso explica por qué hay referencias sociológicas, médicas,
psicológicas e incluso matemáticas.

13
Ibídem. Pp. 176

24
2
EL LENGUAJE DE LAS PASIONES

Difícilmente se logra un acercamiento a la conciencia de las pasiones, pero


siempre es un buen método acudir al lenguaje para apropiarse de ellas. Las
pasiones siempre encontrarán cierta seducción verbal para manipular y, en
consecuencia, para producir respuestas o estímulos en otros. La forma en la
que se expresan ciertos sentimientos puede anotarse como una prueba
lingüística encaminada a la expresión real de eso que se siente, el riesgo es
que a veces no se aprehende de la misma forma, teniendo en cuenta
además que el objeto receptor no siempre tiene los mismos patrones de
comportamiento.

Se reacciona de una forma diferente a los sentimientos del miedo, a la


tristeza, al amor, a la rabia y a la alegría, algunos son incluso consecuentes
con los otros pues, de hecho, la alegría puede ser una consecuencia directa
del amor. La primera conclusión a la que se llega si se sobre entiende la
indefinición del objeto receptor, es que las pasiones son solitarias y, por tal
motivo, son incomunicables. No sólo además porque la expresión corporal
es inimitable, sino porque fuera de las palabras, son las manos, los ojos y en
su conjunto, el cuerpo lo que permite expresar las pasiones
instantáneamente y de esa manera terminan siendo, como lo dice Julia
Kristeva en su libro “Historias de Amor”: trastornos del cuerpo.

En la medida en la que puede expresarse con éxito la pasión que se


padece, hay un descubrimiento verdadero y una acción de relacionarse con
el otro, que no da lugar a la mala interpretación, el problema es que tal
fenómeno nunca sucede, pues de ser así no estaríamos sumidos en la típica
frase “Es que nadie nos entiende”.

25
El mundo sólo funciona por el malentendido. Gracias al malentendido
universal todo el mundo está de acuerdo. Porque sí, por alguna desgracia, la
gente se comprendiera, no podría estar jamás de acuerdo”14.

¿Es la filosofía una forma adecuada para expresar sin inconvenientes cada
pasión del alma, o del espíritu, o del cuerpo o como quiera que se llame?. la
respuesta sin duda nos lleva a un despliegue poético que puede ligarse
mucho a la forma metafórica de la filosofía, e incluso no se desconoce que
fueron los filósofos quienes se acercaron a estas inquietudes, y ha sido aún
más la filosofía contemporánea la que ha intentado explicar la relación
cuerpo – pasión. En todos los casos, hablar de pasión humana siempre será
una condensación lingüística, y puede abordarse desde la filosofía del
lenguaje con la teoría de los Actos de habla, que permiten analizar las
expresiones desde la misma acción.

J. L. Austin propone en su libro “Cómo hacer cosas con palabras” que los
enunciados en sí mismos tienen carácter de acción, la afirmación
concretamente consiste en decir que cuando hablamos estamos haciendo
algo. Si se piensa el lenguaje y lo que se pretende al usarlo, es justamente,
que en ese uso adquiera significado. Para comprender mejor esta teoría
Austin distingue entre enunciados constatativos y enunciados realizativos.
En los enunciados constatativos rige el criterio de verdad / falsedad y
describen un estado de cosas, los enunciados realizativos, por otro lado, no
sólo describen un estado de cosas, sino que procuran realizar una acción y
de esto se desprende la distinción y la conjugación entre acto locucionario,
acto ilocucionario y acto perlocucionario.

1. Acto Locucionario: Es el que realizamos por el hecho de decir algo.


Éste así mismo, comprende un acto fónico, emisión del sonido; un

14
Charles Baudelaire- “El malentendido”

26
acto fático, emisión de palabras; una acto rético, que consiste en la
realización del acto con cierto sentido y referencia (semántica).
2. Acto Ilocucionario: Es el que se lleva a cabo al decir algo
3. Acto perlocucionario: Es el que tiene lugar por haber dicho algo.
Tiene el propósito de producir efectos15.

En otras palabras, el Acto Locutivo es aquello que se dice, el Acto Ilocutivo


es la intención o finalidad del acto de habla (cómo se dice) y el Acto
Perlocutivo es el efecto que el enunciado produce en el destinatario. Ahora
bien, los actos de habla pueden también clasificarse en dos tipos siguiendo a
Searle, en Actos Directos y Actos Indirectos16, en los primeros el aspecto
locutivo e ilocutivo, coinciden y en los Indirectos no coinciden y la finalidad
de la oración es distinta a los que se expresa directamente, es decir, se viola
de manera trascendente la regla semántica y su respuesta directa
pragmática.

Otra clasificación depende de la intención o la finalidad de los enunciados a


saber;

1. Actos Asertivos o Expositivos: El hablante niega, asevera o corrige


algo.
2. Actos Directivos: el hablante intenta obligar al oyente o ejecutar una
acción
3. Actos Compromisorios: El hablante asume un compromiso, una
obligación o un propósito.
4. Actos Declarativos: El hablante pretende cambiar el estado en el que
se encuentra alguna cosa.
5. Actos Expresivos: El hablante expresa su estado anímico.

15
AUSTIN, J.L. Cómo hacer cosas con palabras, 1955. Edición electrónica de www.philosophia.cl
Escuela de Filosofía Universidad ARCIS. Pp. 66
16
SEARLE, John. Actos de Habla. Ed. Cátedra. Madrid, 1980. Pp. 30

27
Searle, por su parte, en su teoría sobre los actos de habla, identifica
razones adicionales para justificarlos desde el llamado Principio de
Expresabilidad17 en el cual se afirma, que todo lo que quiera decirse pueda
expresarse aunque a veces se diga más de lo que efectivamente quiere
decirse y que en otras ocasiones es posible decir exactamente lo que se
quiere expresar. Searle en este segundo punto basa esta imposibilidad en
que a veces se desconoce el idioma en el que se habla o que se
desconocen los recursos lingüísticos de su mismo idioma para expresar la
idea. En esta medida, el lenguaje de las pasiones pertenece a ese vacío, a
eso que no puede expresarse con exactitud. El Principio de Expresabilidad
no implica que siempre sea posible encontrar una forma en la que los
oyentes comprendan lo expresado, a veces, es más efectiva la forma de
expresión de la poesía o el relato, que resulta compleja en su expresión,
pero siempre acierta al producir sensaciones.

Si bien un acto de habla asevera o confirma algo, que adquiere


significación en su uso, que al usarlo también se acciona, podría decirse que
todo aquello que se expresa bajo el efecto de una pasión como la rabia, la
tristeza, el miedo o la alegría, clasifica en el campo de los actos de habla
expresivos. La pregunta en consecuencia, es sí pueden producir los efectos
pretendidos en el otro, ¿hasta qué punto la palabra que hospeda mi sentir es
tan intencional que logra crear en el otro la verdadera comprensión?,
persuadir, según Austin, es un acto perlocucionario, su fin es producir un
efecto y lograr que haya una conducta frente a la expresión.

Cuando se construye un enunciado como: “Quiero decirte lo triste que me


siento”, se comprende de entrada una intención de comunicar un sentimiento
y, como respuesta, siempre hay una intención del destinatario, una intención

17
SEARLE, John. Actos de Habla. Ed. Cátedra. Madrid, 1980. Pp 28

28
de escuchar, hasta ese momento hay un acuerdo de conversación, pero eso
en ningún momento, implica que se comprenda el sentimiento, o la emoción
o la pasión que se expresa. Por eso siguiendo a Julia Kristeva esa
comunicación es solitaria, es más bien una incomunicación.

Cuando Austin habla de emisiones con los que de una vez se acciona algo,
se refiere a emisiones realizativas, por ejemplo, al decir un hablante en una
ceremonia de matrimonio: “sí, quiero”, no se está anunciando algo, sino que
se hace una acción que es casarse, en este sentido, las emisiones
realizativas no describen hechos verdaderos o falsos, hay que hacer una
distinción entre lo que se dice y se implica. Para perfeccionar la teoría,
Austin involucra la Teoría de los Infortunios que son las diversas maneras en
que una emisión realizativa puede ser insatisfactoria. Las emisiones pueden
ser afortunadas o desafortunadas, y hay una clasificación de reglas para
saber si el enunciado es o no es satisfactorio.

A,1 Exige una coherencia entre la realidad y lo que se dice.


A,2 Las personas a las que se les dice algo deben ser las apropiadas para
escucharlo.
B,1 Debe haber acuerdo entre el hablante y el escucha.
B,2 Deben ser completas
T, 1 Cuando el proceso comunicativo está pensado para emitir ciertas
emociones, dicha emisión debe corresponder con el sentimiento encunciado.
T,2 Crear el efecto pretendido18

Cuando las reglas A y B no funcionan, o se rompen logrando un acto


desafortunado, quiere decir que el acto no se realiza. Por el contrario no
cumplir con las reglas T significa que formalmente el acto se realiza pero es
insincero.

18
Ibídem. Pp. 11

29
Así pues, romper las reglas A,1; A,2; es cuando se cometen malas
invocaciones, es decir, cuando el procedimiento indicado no existe o cuando
las personas no son las indicadas.

Cuando la regla rota es la B, que se trata de actos viciados por


consentimiento, se habla de malas ejecuciones y en último lugar, la regla T
que no se cumple refiere a los abusos, a la falta de compromiso.

A,1 Te condeno a Pena de muerte (en un país donde esta no existe como
pena)
A,2 Te nombro Rey (No tengo el cargo adecuado o no soy la persona
indicada para hacer dicho nombramiento)
B,1 Si, Quiero (El otro dice que no quiere)
B,2 Te exijo que hagas... (El otro no responde a la exigencia)
T,1 Te Felicito (Sin sentir orgullo o felicidad por el otro)
T,2 Te amo (trato al otro con desprecio)

Sin embargo, esta Teoría de los Infortunios no cubre las veces en las que
las cosas se dicen bajo la coerción o el miedo, bajo esa pasión las palabras
pueden ser distintas, pueden tener otra intención o pueden tener otras
consecuencias. Hay que distinguir el miedo impuesto por el poder y el terror,
pues el primero podría referirse a los casos jurídicos relacionados con el
metus potestae publicae, en donde lo que se dice viene del miedo infundado
por un sujeto que tiene poder público, mientras que el miedo que se produce
por causas fortuitas, siempre genera una expresión lingüística distinta y
espontánea, produce la huída, el grito, la alarma sensorial y, por supuesto, la
agresividad.

La hipótesis que se quiere plantear es que el lenguaje de las pasiones


depende de la pasión misma, para persuadir al oyente de mi miedo tengo
que usar las expresiones y las gestualidades correctas para que él interprete

30
en su ejercicio que tengo miedo, y, si bien, surgen en circunstancias no
planeadas, es claro que esas expresiones y gestualidades pertinentes
surgen de la emoción o pasión experimentada en ese momento. Cuando se
siente rabia, por ejemplo, siendo una de las pasiones más complejas, se ve
con precisión que hay una necesidad inmediata de desahogar lo que se
conoce como cólera, y para ello, lo más emergente surge de las palabras
fuertes, los insultos, la frustración y la adrenalina, todas expresadas con
desapego de la razón. Sin embargo, en esta pasión, la ira, su expresión
depende también de un contexto socio cultural, pues se han determinado
algunas expresiones clave para la rabia – (ira) según el país, el dialecto e
incluso las creencias, así pues, vemos como en España lo más común para
la rabia es la expresión “se me explotan los cojones”, “me cago en la leche”,
“se me hinchan las pelotas”, y en países como el nuestro, Colombia, sale a
flote un episodio de rabia cuando interviene el insulto e incluso en medio del
insulto se hace referencia a Dios por ser un país culturalmente religioso, sus
expresiones comunes son “Dios Mío dame paciencia”, “vida berraca”,
“carajo”, “tuviera el diablo la culpa”.

Es claro, en todo caso, que hay marcas de comportamiento influidas un


poco por la emoción – (pasión), que se transforman lingüísticamente
dependiendo del lugar donde se realizan.

“Podemos afirmar que la expresión de la ira y del enfado se


presenta como un campo léxico muy abundante e interesante en
español, con formas muy productivas y numerosa fraseología”19

Sólo por mencionar una idea que Aristóteles desarrolla en su libro “Acerca
del alma”, las afecciones (entendidas como pasiones), son simbolizadas
mediante los sonidos, y estos sonidos se simbolizan mediante la escritura.

19
CAPANAGA, Pilar. Apuntes para una gramática contrastiva de las pasiones: La ira y sus
representaciones más actuales. Universitá di Bologna. Disponible en Internet en:
http://cvc.cervantes.es/literatura/aispi/pdf

31
Después de comprender el estudio que Austin hace del ejercicio del habla,
es claro pues, que el lenguaje nos permite comunicar cada una de las
pasiones humanas, y es tal vez la forma más clara de hacerle entender al
otro (escucha) qué se siente y qué se pretende al comunicárselo, ya que si
se transforma la pasión en lenguaje, lleva implícito un ánimo de persuadir a
quién lo escucha o lo presencia, y sino ¿qué sentido tendría comunicar una
sensación de miedo con un grito, o de la rabia con un insulto, o de la alegría
con una risa, o de la tristeza con un lamento, si no es justamente para que el
otro se entere y nos crea o, tal vez, cambie cierta condición? En otros
términos, de la pasión se sigue una construcción lingüística para hacerse
entender en dicho sentir, y de esa manera, mientras existe un proceso
comunicativo o argumentativo, se persuade o convence al otro de eso que
se siente.

“La escucha del lenguaje significa entender y aceptar –por muy


misterioso que esto nos resulte- que antes de hablar entre nosotros, y
como condición esencial para poder hablar entre nosotros y con nosotros
mismos, nos comunicamos y nos sentimos comunicados con el lenguaje,
que es el don más alto y profundo que se nos ha dado como especie.
Walter Benjamin, lo dice perentoriamente: “La respuesta a la pregunta
¿Qué comunica la lengua? es, por lo tanto: La lengua se comunica a sí
misma”20.

Siendo el lenguaje un instrumento de comunicación colectiva, puede


también pensarse en él como un instrumento que descubre lo oculto, en el
sentido de que saca a la luz lo que no sabíamos del mundo y de nuestras
propias pasiones. El descubrimiento de lo que está oculto, de lo que somos y
no sabíamos, es lo que llama Bordelois La etimología y somos conscientes
así de que cada palabra que pronunciamos para expresar nuestras

20
BORDELOIS, Ivonne. Etimología de las Pasiones. Ed. Libros del Zorzal. Buenos Aires,
Argentina, 2006. Pp. 18

32
pasiones, tiene una historia, un significado y un origen que posiblemente
surge de una necesidad de explicar lo que se siente.

“Estrictamente hablando, el etimon significa, antes que la esencia, el


sentido literal de un vocablo, sentido que luego adoptaron los gramáticos
para trazar la historia de un término. La etimología nos brinda el punto
de partida, muchas veces sorprendente, sobre el cual se edifican los
sucesivos sentidos de una palabra fundamental”21.

Según los estudios hechos por Ivonne Bordelois no se ha encontrado una


raíz lexical de la palabra pasión, puesto que el lenguaje primitivo era
suficiente a la necesidad de sobrevivir, así pues, no había una
caracterización clara de lo que era la palabra pasión o emoción, de hecho,
no se sabía que existía este privilegio de sentir, por estas razones, es más
fácil encontrar raíces etimológicas para las pasiones de la ira, el miedo, la
alegría y la tristeza, haciendo referencia a lo dicho en las primeras páginas
sobre las pasiones básicas, “sí hay términos para nombrar pasiones
específicas como la ira (grhem-), o para desear vehementemente (las-),
amar (leubh-), odiar (od-)”22. Así que esto nos confirma una vez más que el
término pasión es relativamente moderno y que se han ocupado de éste los
pensadores contemporáneos. Todo lo referido a una pasión está
etimológicamente relacionado al movimiento, y es así como se habla de
impulsos, de ráfagas, o de momentos efímeros.

La palabra pasión proviene del griego pathein y del latín passio, que
significa sufrir, padecer o adolecer algo, desde la inspiración poética,
también se habla de cólera o delirio, y algunas veces se ha significado
erróneamente la pasión como un manifiesto sexual muy lujurioso.

21
Ibídem. Pp. 26
22
Ibídem. Pp. 29

33
Ahora bien, desde una perspectiva más específica, y teniendo en cuenta
que es más fácil definir cada pasión por separado que dedicarse a definir el
término generalizado de pasión, se puede explicar el origen etimológico de la
rabia, la alegría, la tristeza y el miedo como las pasiones que se han
trabajado hasta ahora levemente, de esta manera, vemos que el origen de la
palabra rabia viene del sánscrito que significa agredir y también tiene un
origen del latín que es rabies y significa enfado; el origen de la palabra
tristeza, viene del latín Tristis, algunos asocian el significado a otra raíz latina
que es Testis y explican con esto, que la palabra Testis terminó degenerada
en tristeza, ya que se debe a los testigos del antiguo régimen romano que se
llenaban de angustia el corazón, al tener que presenciar las torturas y las
muertes de los romanos, no siendo clara su etimología, se sabe con certeza
que hace referencia a lo que produce dolor y ausencia de regocijo, a veces,
la terminología y la pasión van acompañadas de frustración e incluso
soledad, porque como se enunció en un comienzo, las pasiones son
solitarias y no hay una prueba más solemne que la tristeza. Personalmente
la palabra tristeza me connota acción de quebrar, hacer trizas, (tris- vidrio
que cae), y no está muy lejos de lo que emocionalmente se siente en la
tristeza.

Algunas veces, al hacer referencia a un elemento artístico que denota


soledad o desamor, la expresión más común para describir el efecto que
produce es decir “es muy triste”, y finalmente logramos asegurar que el
contenido de ese elemento sólo viene de una pasión oscura, por su parte, el
miedo viene de la raíz latina metus que refiere una perturbación o una
angustia pronunciada hacia algo que puede ser un daño real o imaginario.

El miedo efectivamente parte de una emoción intensa y nada agradable, a


ello se reacciona con una rapidez incluso inconsciente para poder huir de lo
que produce el peligro real o imaginario. Según el diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española, (DRAE) el miedo es “La perturbación

34
angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”23, se relaciona
además, con otros términos conocidos como pavor, terror, espantoso, pánico
y cada uno de ellos tiene una significación constatativa, según Austin, con la
acción de la huida. Para terminar con los orígenes etimológicos, la alegría,
es la pasión más explícita y la más clara en su significado porque sólo remite
a sinónimos de gozo, libertad, paz, vida y gratitud.

“Desde el punto de vista etimológico, lo más llamativo de nuestro término


alegría es su relación con las nociones de agilidad, velocidad, vivacidad
que encierra su antecedente, el latín clásico alacritas- como ocurría con
la raíz indoeuropea *eis, que designaba la pasión con atributos como
vivacidad, fuego, ardor, entusiasmo, y también ímpetu y rapidez-. El
español mantiene alacridad, que significa júbilo, hilaridad, regocijo,
alegría y presteza del ánimo para hacer alguna cosa. Alacer significa en
latín alegre, pronto, presto, ágil, vivo, ligero, gozoso…”24.

Bien queda establecido que las palabras tienen un origen, de ese origen
depende la significación lingüística de lo que se dice y, por supuesto,
depende de la historia, de la cultura y de la evolución humana, los usos
adecuados que les demos a esos significados, pero es útil saber cuáles son
las raíces que causaron tales significaciones, pues de esa forma, podremos
hacer del habla una acción con el fin de convencer o persuadir al otro de una
situación particular. La comunicación es clave para entender el lenguaje de
las pasiones, e incluso la forma en la que se originan o se forman, nada
tiene que ver con la seducción que esas palabras, referentes de algunas
pasiones, logran en el otro como destinatario y como sujeto que padece la
acción de la palabra.

23
“Miedo”. Diccionario Virtual de la Real Academia de la Lengua Española DRAE 2009 [DVD].
Microsoft Corporation , 2009
24
BORDELOIS, Ivonne. Etimología de las Pasiones. Ed. Los libros del Zorzal, 2006. Buenos Aires,
Argentina. Pp. 158

35
¿Cómo puede una palabra seducir fuera del cuerpo?, depende esta
respuesta de la fuerza ilocutiva de la palabra que se emite y de la intención
que tiene el acto de habla, como se ha visto según la teoría de Austin.
Seducir con la palabra no es otra cosa que lograr que haya una adhesión a
las ideas, un poder de seducción, así lo explica Alex Grijelmo en su libro “La
seducción de las palabras”, donde hace un recorrido por las formas más
seductoras del lenguaje, sobre todo, cuando se trata de lenguajes políticos o
de lo que hemos desarrollado como el lenguaje de las pasiones. “… El
espacio verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de
seducción, se desarrolla en los lugares más espirituales, etéreos y livianos
del ser humano”25.

El escritor Grijelmo, apunta su teoría a confirmar que el lenguaje duerme en


las pasiones y, como ya se ha dicho, cuando se está bajo el efecto de una
pasión particular, el lenguaje para expresarla, se adapta a ella, y esto toma
sentido cuando se piensa en la forma como surge todo un proceso
comunicativo, nunca se piensa con antelación la forma en la que se va a
expresar algo, nunca se tienen las palabras pensadas, ni se razonan, lo que
nos confirma una vez más que, primero, las pasiones son solitarias y,
segundo, son tan espontáneas que es posible que el 90% estén mal
comunicadas.

Se concluye así, que para hablar de lenguaje de las pasiones es justo y


necesario hablar de intención, elemento que nos proporciona el acto ilocutivo
del que nos habla Austin, no obstante, sabiendo la intención que se tiene y el
efecto que se quiere lograr al comunicar las pasiones que padecemos,
nunca el otro (escucha, receptor, objeto pasivo) entiende con éxito lo que se
le está expresando, de ahí la primera conclusión de este capítulo, las
pasiones resultan solitarias e incomunicables.

25
GRIJELMO, Alex. La seducción de las Palabras. Ed. Punto de Lectura. España, 2002. Pp. 13

36
De esta incomunicación, ha surgido la necesidad de estudiar las palabras
en su etimología, y así, como son acciones, comprender un poco la relación
de la palabra con el sentir, de esta forma, sin tener que razonar sobre los
enunciados que refieren pasiones, se entienden por las acciones que
implican y por el poder de seducción que logran esas acciones, así, para la
tristeza se llora, para la alegría se ríe, para la rabia se insulta y para el miedo
se grita.

37
3
LA EXPLICACIÓN CIENTÍFICA DEL SENTIR26

Desarrollar la explicación neurofisiológica de las emociones o del sentir,


nos enfrenta automáticamente a conceptos como el de neurona, sinapsis,
neurotransmisor, hipotálamo, hipocampo, giro cingulado, corteza cerebral,
etc., y, al mismo tiempo, implica analizar los conceptos expedidos por
disciplinas o sub-disciplinas, que todo el tiempo se falsean y se
complementan: neurología, psiquiatría, neuroanatomía, filosofía de la mente,
neurociencias, entre otras, que estudian “lo mismo” pero a diferentes niveles,
mediante herramientas disímiles que buscan demostrar, explicar o desmentir
el funcionamiento del cerebro y de la mente, usando muchas veces, la
segunda como producto del primero, como “secreción” del primero, otras
veces, usando términos como estado corporal, proceso mental, y probando
caminos contrarios que van de la mente a la neurona liberadora de
serotonina en la hendidura pre-sináptica, por ejemplo.

Pero, la verdad es que la mayoría de las veces, la suma de teorías sobre el


funcionamiento de la mente y del cerebro, a diferentes niveles, nos aproxima
más a la confusión que a un verdadero entendimiento de cómo todo se
articula para funcionar. Las clasificaciones usadas son habitualmente
arbitrarias, randomizadas, complejas, unos hablan del contenido del
pensamiento, de la resonancia del afecto, pero en otra esfera, encontramos
la conciencia, la concusión, la confusión, el estado vegetativo persistente, el
estado de coma, la psicosis, la inconsciencia, el subconsciente, el
inconsciente, el yo, etc. Y ahora, más que nunca, nos abnegamos a creer
que el cerebro es un fractal, no por su auto-similitud ni por su belleza
matemática, tampoco por su capacidad de plegarse sobre sí mismo

26
Es relevante para efectos de la comprensión de este capítulo, decir que desde esta perspectiva
científica se habla de emoción y sentimientos en lugar de pasiones.

38
formando las circunvoluciones, y ocupando un espacio menor al que
realmente necesita merced a su tamaño desplegado. Pensamos que el
cerebro es un fractal porque la multiplicación de sus teorías es caos, caos
determinista, es decir, un caos que surge como el resultado de fenómenos
que inicialmente son calculables y predecibles.

La neurona es la base biológica y anatómica (estructural) del sistema


nervioso central, este último, no es otra cosa que la suma de estructuras
como el cerebro, el cerebelo, el tallo cerebral y la médula espinal. Hablamos
de sistema nervioso central, para diferenciarlo del sistema nervioso
periférico, formado principalmente por los nervios periféricos, que nacen en
la médula espinal y discurren por todo el cuerpo, y el sistema nervioso
autónomo, rastreable dentro de ganglios, vasos sanguíneos y otras
estructuras localizadas por todo el organismo. Como su nombre lo indica,
éste sistema es autónomo, y su existencia salta a relucir en fenómenos
como el rubor sexual o las mariposas que baten sus alas dentro del
estómago propio, provocando un tsunami en el estómago del otro.

La neurona es la célula fundamental del sistema nervioso central, también


del sistema nervioso periférico y autónomo, pero no es la única, existen
también células, nos referimos al sistema nervioso central, como los
oligodendrogliocitos o los astrocitos, que se encargan de ser la matriz o el
bosquejo estructural básico para que las neuronas formen su intrincada
telaraña. Se encargan de soportar la unión de una neurona con las otras,
dicha unión, se conoce como sinapsis, traducida en muchos textos sobre el
tema como conexión nerviosa.

En un sentido metafórico, los oligodendrogliocitos o los astrocitos son el


montaje para que las neuronas actúen, y lo que representan son conexiones
nerviosas a un nivel neurofisiológico, que en otro nivel o en muchos,
corresponde a un estado mental, un pensamiento, un movimiento, una

39
emoción o un sentimiento. Adentro las neuronas mil y mil veces conectadas
con otras en ciertos lugares del sistema nervioso central, discurriendo por
ciertos caminos, trazados o no, recibiendo información de otros lugares del
cuerpo y llevando información a sus rincones. Adentro todo esto y afuera,
por ejemplo, un llanto breve por perder un pedazo o la totalidad de lo que
amamos, o un rictus corto pero firme, después de imaginar el beso nunca
dado.

La neurona se encuentra formada por tres partes fundamentales: el soma o


cuerpo, el axón y las dendritas, e inevitablemente, dichas partes sirven, sin
excepción, para llevar a cabo la sinapsis. Si bien el axón, como extensión del
soma, termina en múltiples dendritas que van a otras neuronas uniéndose
con éstas, asimismo, el soma recibe las dendritas de otras neuronas que
buscan conectarse, no obstante, la unión entre neuronas, admite un espacio
conocido como hendidura sináptica, que a su vez, nos permite hablar de una
neurona pre-sináptica, que es la que suele trasmitir el impulso eléctrico o
químico a la neurona conocida como post-sináptica, que es la que lo recibe.
Es en este lugar donde las otras células mencionadas hacen su montaje
para que las neuronas “dramaticen” la sinapsis.

Las sinapsis son de dos tipos: eléctricas y químicas, las primeras,


desencadenan un cambio eléctrico en la neurona receptora, desatando
cambios en la membrana celular de la célula nerviosa y en toda la célula
nerviosa como tal, proceso enmarcado por cambios en iones como el calcio
y el sodio. Las sinapsis químicas se realizan mediante la actuación de los
neurotransmisores, que no son otra cosa que señales químicas que pasan
de una neurona a otra, y que dependiendo de su presencia, ausencia y
concentración en diferentes partes del cerebro, en determinados momentos,
nos permiten, según las nuevas teorías, hablar de los estados mentales, así
como de fenómenos tan intricados como el del amor.

40
Es común que las nuevas teorías sobre la neurofisiología de las
emociones, nos expliquen que el encantamiento se traduce en
concentraciones elevadas de dopamina en distintas zonas del cerebro, que
el deseo sexual está ligado a niveles de testosterona, y que el apego se
relaciona con neurotransmisores como la oxitocina. Pero las mismas
personas que divulgan dichas teorías, reconocen que conocer el
neurotransmisor relacionado con determinado estado mental, no explica lo
fundamental sobre cómo logramos sentir el amor y tantas otras cosas.

Es así como las neuronas se conectan formando muchas veces intrincados


caminos de conducción nerviosa, transitados una y otra vez durante
diferentes momentos del día y de la vida. Las neuronas se conectan a
distintos niveles del sistema nervioso central, para cumplir funciones
relacionadas entre si, un ejemplo sería, la reconocida vía piramidal que se
hace presente, para reconocer su importancia, en cualquier movimiento
realizado por el cuerpo, y que a su vez se afecta, en conjunto con otras vías
nerviosas, en la mayoría de los eventos cerebro-vasculares conocidos
popularmente como “derrame”.

La vía piramidal utiliza neuronas de la corteza cerebral, más exactamente


del área conocida como motora, y discurre implicando estructuras
subcorticales, es decir, estructuras que no son corteza cerebral, como los
núcleos basales, el tallo cerebral, la médula espinal y los nervios periféricos.
De esta manera, llegamos a un concepto relevante en el camino por explicar
la neurofisiología de las emociones, y es aquel que tiene que ver con la
evolución del sistema nervioso central. Quién lo diría, pero no todo nuestro
cerebro tiene la misma edad y es este hecho el que nos permite hablar de un
cerebro más evolucionado conocido también como corteza cerebral, y de
otras estructuras más antiguas y nucleares conocidas como subcorticales,
que literalmente se encuentran debajo de la corteza cerebral. De una
manera sencilla: el cerebro más antiguo, que es subcortical, localizado en el

41
núcleo del cerebro, maneja la regulación biológica básica mientras que
arriba, la corteza cerebral o neo-corteza delibera sabiamente.
Hasta hace poco tiempo, se pensaba que el cerebro antiguo (arque-
cerebro), que es también el encargado de las emociones y los sentimientos,
no se relacionaba ni influía sobre la neo-corteza. La realidad es diferente, no
sólo la neo-corteza o el aparato de la racionalidad surge encima del aparato
de la regulación biológica básica, sino también a partir de éste y con éste, en
un dialogo constante entre edades y estructuras, que hace que las teorías
modernas neurofisiológicas, planteen que las emociones y los sentimientos
son inevitables e incluso necesarios en la toma de decisiones
supuestamente racionales. La emoción y el sentimiento no vuelven subjetivo
el proceso cognitivo sino que lo complementan, en este sentido, es posible
reconocer que en muchos momentos de nuestras vidas, las emociones
aparecen sólo después de un proceso evaluador, voluntario, que se presenta
lejos de cualquier automatismo.

Las emociones primarias o innatas dependen principalmente de las


conexiones nerviosas de estructuras subcorticales que en conjunto se
conocen como sistema límbico, y cuyos actores principales son la amígdala
y el cíngulo anterior. Algunos autores al respecto, demostraron que la
resección quirúrgica de la porción del lóbulo cerebral temporal que contiene
la amígdala creaba aplanamiento afectivo, entre otros muchos síntomas,
pero si se trata de hablar de emociones secundarias, es necesario, incluir
otras zonas del cerebro como la corteza pre-frontal y somato-sensorial. En
otras palabras, la diferencia neurofisiología entre las emociones primarias y
las secundarias es que las últimas se ven sujetas al proceso del
pensamiento, a la activación de las cortezas pre-frontales, y por ende, a que
la emoción sea analizada dentro de los procesos mentales superiores.

Si bien es cierto que inicialmente las emociones secundarias usan las


mismas vías a nivel subcortical que las usadas por las primarias, dicha

42
información discurre hasta la neo-corteza representada en la corteza pre-
frontal y somatosensorial, de manera que la emoción es la combinación de
un proceso evaluador mental, simple o complejo, con respuestas a dicho
proceso, la mayoría dirigidas hacia el mismo cuerpo produciendo un estado
corporal emocional, pero también, hacia el cerebro (mediado por
neurotransmisores que se liberan a nivel del tallo cerebral), lo que produce
cambios mentales adicionales.

La emoción constituye un conjunto de cambios en el estado corporal


inducidos por las terminales nerviosas sobre multitud de órganos, todo bajo
el control juicioso de un cerebro que responde con pensamientos frente a
una entidad o acontecimiento determinado, y es precisamente, la posibilidad
de que un observador externo pueda percibir dichos cambios corporales
relacionados con la emoción, lo que permite volver a la definición literal de
emoción que significa: movimiento hacia afuera.

Por otro lado, si la emoción es un conjunto de cambios en el estado


corporal relacionados estrechamente con determinadas imágenes mentales,
que han activado un sistema cerebral especifico, lo esencial del sentimiento
es experimentar (sentir) tales cambios en relación a las imágenes mentales
que comenzaron el ciclo. Para sentir una emoción, y hacer surgir el
sentimiento, es necesario que las señales neuronales procedentes de las
vísceras, los músculos y las articulaciones, y de los núcleos
neurotransmisores, los cuales se activan durante el proceso de la emoción,
alcancen determinados núcleos subcorticales y la corteza cerebral.

Asimismo, señales endocrinas y otras señales químicas también alcanzan


el sistema nervioso central a través del torrente sanguíneo, en resumen, la
esencia de la tristeza o de la alegría es la percepción combinada de
determinados estados corporales con pensamientos a los que se hallan
superpuestos, complementada por una modificación en el estilo y la eficacia

43
del proceso del pensamiento. Es lo anterior lo que permite que cuando
recurren estado corporales negativos, o cuando se da un estado corporal
negativo continuo, como ocurre en una depresión, la proporción de
pensamientos que es probable asociar con situaciones negativas aumenta, y
el estilo y la eficacia del razonamiento sufren. 27

27
DAMASIO, Antonio. El Error de Descartes. Ed. Crítica. Barcelona, España, 2009. Pp. 154 – 195

44
4
EL AMOR COMO PASIÓN PRIMERA Y ESENCIAL28

“Un día, o tal vez una noche, varias decenas de milenios antes de
nuestra era, se realizó un gesto, se dijo una palabra, nació un
sentimiento… Sin duda, hay que ir a buscar muy lejos en nuestro pasado
el despertar de lo que más tarde se llamaría el “amor”… ¿Puede
encontrarse la huella en los trozos de esqueletos, los fragmentos de
alfarería, los restos de adornos, los dibujos y grabados, únicos vestigios
que nos legaron esos tiempos remotos? Para quien sabe interpretarlos,
los fósiles pueden revelar más de un secreto: el amor, dicen, es lo propio
del hombre, y realmente somos nosotros, los de Cro – Magnon de
cerebro complicado, quienes los inventamos. En la noche de los
tiempos también había un corazón. La gente se amaba tanto como
ahora, tal vez incluso con más libertad, si no con más felicidad”29.

Es pertinente comenzar retomando el estudio etimológico del capítulo


anterior, que recuerda la raíz etimológica de la palabra amor, viene de la
relación que primitivamente se le dio a la madre y a la criatura y el ejercicio
de amamantar y, no lejos de la realidad, los primeros vestigios de apego se
vieron en las comunidades primitivas cuando enterraban a las madres con
sus bebés en brazos adornadas de rituales. En consecuencia, la palabra
amor viene de la raíz amma, que se relaciona con la actividad de la madre
cuando da de mamar a su hijo. “La raíz *am dará lugar a palabras como
amar o amor entre nosotros, ya que se proyecta, en espejo, en la raíz
*ma”30, eso podría explicar por qué algunas veces, la imagen de Eros, el
dios griego del amor, es un niño, de cualquier forma, la palabra amor indica

28
En este último capítulo se explicará el amor como la pasión mas relevante y esencial; por eso en los
capítulos anteriores no se expuso, para poder darle lugar a una exposición más detallada y separada de
las otras pasiones desarrolladas.
29
SIMONNET, Dominique. La más bella historia del Amor. Ed. Fondo de Cultura Económica.
Buenos Aires, Argentina, 2003. Pp. 15
30
BORDELOIS, Ivonne. Etimología de las Pasiones. Ed. Los libros del Zorzal, 2006. Buenos Aires,
Argentina. Pp. 87

45
lazos, apego, afecto, adhesión, y en sus raíces siempre se pone de
antemano un primer momento de encuentro entre dos seres, la madre y el
hijo, y luego hay un desprendimiento que nos permite amar en la humanidad
misma, cuando ya hemos sido amamantados por la experiencia.

Muchas veces el amor ha sido expresión, tema, inspiración de la poesía,


otras veces, se explica desde el mal de la modernidad y, finalmente, termina
siendo el riesgo de una pasión inexplicable y vivaz que atrapa hasta el punto
de ridiculizar lo que antes se racionalizaba. Para José Ortega y Gasset el
amor no es el amorío como tal, pues eso ha hecho la historia, hablar sólo de
romances, el amor, se debe desligar del deseo, pues no es sólo eso, aunque
se perfecciona con la obtención del objeto deseado, pero a veces lo que se
desea no se ama. Esta distinción la hace antes de enfrentarse a la
definición de la palabra y el sentimiento, como momentos de absoluta
entrega y acción, además, considera que el tema es mucho más profundo,
en tanto que no sólo se habla de un sentimiento que surge entre hombres y
mujeres, es, como lo decía Dante, algo que mueve el sol y las otras
estrellas.

“No solo ama el hombre a la mujer y la mujer al hombre, sino que


amamos el arte o la ciencia, ama la madre al hijo, y el hombre religioso
ama a Dios. La ingente variedad y distancia entre esos objetos donde el
amor se inserta, nos hará cautos para no considerar como esenciales al
amor atributos y condiciones que más bien proceden de los diversos
objetos que pueden ser amados”31.

Aún así, sabiendo que el amor surge de algo que se desea, es siempre
una insatisfacción que lleva al recelo y al sufrimiento de la pérdida constante.
Se ama lo que se desea, se obtiene y se pierde en la permanencia, nunca
nada es tan inconstante como el amor y quien se arriesga, está sujeto al
desasosiego y a la fatiga. “En el acto amoroso, la persona sale fuera de sí:

31
ORTEGA Y GASSET, José. Estudios sobre el Amor. Ed. Edaf. España, 2000. Pp. 56

46
es tal vez el máximo ensayo que la naturaleza hace para que cada cual
salga de sí mismo hacia otra cosa. No ella hacia mí, sino yo gravito hacia
ella”32; y en la exteriorización, en esa salida hacia otra cosa que no soy yo,
descubro que tampoco es el otro porque nunca se alcanza.

Se sale a la infinita escena de la incertidumbre para no alcanzar más que


vacío, y si yo salgo de mí y el otro sale de sí mismo, no hay más que un
amor idealizado que no acaba con el conflicto. “En el amor “yo” ha sido
otro”; hay según Julia Kristeva, un estado de inestabilidad, “El individuo deja
de ser indivisible y acepta perderse en el otro, para el otro”33. Todos
coinciden de una forma acertada, que el amor es siempre un ejercicio de
búsqueda y entrega fuera de sí mismo, y es el amor un estado en el que el
ser se extravía fuera del sentir, del cuerpo, de la mente, para buscar
necesariamente al otro en una pasividad que es agresiva siempre.

Surge entonces la pregunta obligada para todo enamorado, ¿son dos?, ¿es
uno para el otro?, ¿es uno en sí mismo?, ¿es el otro en uno?, ¿son los dos
fuera de sí mismos? El único privilegio que da el amor es el de ser
extraordinarios, ser otros distintos a los comunes para abordar la conquista.
No hay formas más perfectas de la huida que las que surgen del amor, se
huye del cuerpo para amar al otro en una sensación como de aire, el amor
es aire que no se ve, no se atrapa y te deja respirar pero ahoga cuando lo
quieres todo por ese querer escapar de uno mismo. Los síntomas del amor
son parecidos a los del miedo, y nadie podría negar que ese miedo viene de
nuestras precarias formas de amar.

“En el amar abandonamos la quietud y asiento dentro de nosotros, y


emigramos virtualmente hacia el objeto. Y ese constante estar emigrando es

32
Ibídem. Pp. 58
33
KRISTEVA, Julia. Historias de Amor. Ed. Siglo Veintiuno. México, 1983. Pp. 4

47
estar amando”34. Estarse yendo, esperar que el otro regrese, buscar, nunca
encontrar; esas son las formas del amor, y como formas son constantes y
exclusivas de quien ama.

De otro lado, ¿es esa incertidumbre del amor permanente en el tiempo y el


espacio?, ¿se ama efímeramente todo lo que aparece al camino y se deja
sin respuesta para amar lo siguiente?, la respuesta es simple: No. El acto
de amar está lejos del acto de la voluntad y del acto del pensar, así que
imaginar una duración del efecto no tiene sentido, pues no es amor real, el
amor se prolonga en el tiempo, “no se ama en serie de instantes súbitos, de
puntos que se encienden y apagan como la chispa de la magneto, sino que
se está amando lo amado con continuidad”35.

No obstante esta afirmación, aparece Zygmunt Bauman a plantear una


forma de Amor Líquido, donde nada permanece, y la destreza amorosa se
convierte en un “desaprendizaje del amor, una “incapacidad” aprendida de
amar”36, si antes no se aprendieron las formas de amar al otro, ahora, en la
modernidad, mucho menos, pues se corre en el cansancio para ser,
construir, informar; se vive para los sistemas informáticos y para actualizar
las mentes virtuales en pro de sociedades tecnológicas más avanzadas y
más competentes al medio, pero el “yo “ que ama, que puede recorrer
instantes alargados para alcanzar al otro sin lograrlo, no tiene tiempo porque
si descuida su sistema, colapsa el mundo.

“La moderna razón líquida ve opresión en los compromisos duraderos;


los vínculos durables despiertan su sospecha de una dependencia
paralizante… para la moderna racionalidad líquida de consumo, no
existen ni necesidad ni uso que justifiquen su existencia. Las ataduras y
los lazos “vuelven” impuras las relaciones humanas, tal y como
sucedería con cualquier acto de consumo que proporcione satisfacción

34
ORTEGA Y GASSET, José. Estudios sobre el Amor. Ed. Edaf. España, 2000. Pp. 61
35
Ibídem. Pp. 61
36
BAUMAN, Zygmunt. Amor Líquido. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 2007. Pp. 20

48
instantánea así como el vencimiento instantáneo del objeto
37
consumido” .

Se ha vuelto entonces la permanencia del amor, según Bauman, un


encuentro sexual, que engañosamente es más práctico y menos hiriente
para las pasiones humanas, y tiene este encuentro sexual, una duración
breve que no compromete al otro en su búsqueda, pero, no ha visto Bauman
tal vez, que en la unión sexual también hay un compromiso que resume la
caricia, la caricia le quita al otro un poco de sí mismo, insistentemente le
roba la capacidad de sentir. Una caricia recoge como el agua las
sensaciones de la piel, ésta congela la palabra en el otro, en el ser pasivo
que se vuelve deseo, reconcilia al amante en la espera. La caricia tiene un
cuerpo que le pertenece, que ha robado al tacto, un cuerpo que se posee y
delimita como territorio ajeno. Acariciar al otro es construir una zona de
promesas, un momento de olvido permanente.

“Cuando pienso en tus caricias, me pienso en ti, siendo “tú” y “tú” siendo
“yo” sin extraviarnos. No hay forma de olvidar lo que se acaricia… no
hay forma porque la caricia no tiene memoria, solo experimenta, solo
siente, solo dibuja y borra al otro. Te acaricio y soy en tus manos la
caricia que responde al contacto… pero tus caricias solo son huellas que
otros amantes buscarán al sospecharte”38

Aún siendo la unión sexual una relación efímera, líquida, que se escapa de
los lazos del amor, conserva un elemento muy romántico todavía que es la
caricia, “en lugar de ser la caricia lo sexual en lo no sexual, es lo no sexual
en lo sexual: tal es la proposición que presentaría como central y capital de
una filosofía de la caricia”39. Esta muestra de intimidad, es una muestra de
amor inequívoco y está fuera de la comprobación, pues como ya dijimos, las

37
Ibídem. Pp. 70
38
Poema Caricia Fem Laura Marcela Sanz
39
GAOS, José. La Filosofía de la Filosofía. Ed. Crítica. Barcelona, España, 1989. Pp. 133

49
pasiones son solitarias e incomunicables, y, por supuesto, no hay nada más
adecuado a esa afirmación que el amor mismo. La caricia, es tal vez, el
lenguaje del amor, y es un lenguaje directo que no da lugar a la duda, pero
sí al asombro. Cuando el amor, en su búsqueda, permite la caricia, abre
camino también a un momento de encuentro con el otro, es la parada del
descanso, de buscarse siempre y no encontrarse, pero descansar de la
búsqueda mientras te acaricio, hay de nuevo una relación de la pasión y el
cuerpo, de la pasión y el lenguaje. Hay de todas formas, una búsqueda
inagotable de comunicar lo que se siente, así la modernidad nos alcance en
la intimidad.

“La caricia es gesto – palabra que franquea el horizonte o la distancia de la


intimidad consigo. El gesto del que acaricia es don de conciencia, don de
intención, don de palabra dirigida a la presencia concreta del otro”40. “La
caricia en cierto sentido expresa el amor, pero padece una incapacidad de
decirlo”41, y esto podría llevarnos a una respuesta desde el erotismo, el
erotismo como una liberación del amor, el erotismo entendido como un
derivado de la palabra amor, que además hace referencia a la sensualidad
como un conjunto de manifestaciones sexuales y fantasías que seducen al
otro y acentúan la atracción. George Bataille, deja muy claro el concepto al
remitirlo a una experiencia interior y no exterior como suele creerse en la
búsqueda de objeto del deseo, y nada tiene que ver con un referente sexual
o carnal para detallarlo más concretamente.

El erotismo así pensado, es una reflexión hacia el otro en su desnudez,


percatarse de su existencia amorosa, es en palabras de Bataille “Lo que en
la conciencia del hombre pone en cuestión al ser”42, y regresamos en
palabras a lo que se ha dicho de vivir las pasiones en sí mismas como una
reflexión del ser, de lo que sólo puede sentir él en su padecer, y es así que
40
IRIGARAY, Luce. Ser dos. Ed. Paidós. Argentina, 1998. Pp. 37
41
Citado en: IRIGARAY, Luce. Ser dos. Ed. Paidós. Argentina, 1998. Pp. 36
42
BATAILLE, George. El Erotismo. Tusquets Editores. Barcelona, España, 2007. Pp. 33

50
la caricia se convierte en la herramienta de esa liberación del erotismo que
trae como resultado el amor. El erotismo, en otras palabras, materializa la
pasión del amor en el cuerpo, a través de la caricia.

En términos de Bataille, el erotismo es perderse en uno mismo, es una


experiencia interior y, en ese perderse, el sujeto emprende una búsqueda
del otro, que también está perdido, así el amor, es una pasión que sucumbe
al amor mismo, se ama al amor, no al sujeto, porque nunca se encuentra
para amarlo, y paradójicamente la separación de los amantes tiene causas
equivocadas, no se separan por falta de amor, o por incompatibilidad, se
separan porque sus pasiones son insoportables y, algo más, uno no se
separa de lo que nunca ha encontrado, “la separación de los amantes es así
el resultado de su pasión misma, y del amor que sienten por su pasión más
que por su satisfacción o por su objeto vivo”43.

El amor es pues, una manifestación que da a los seres el atributo de ser


extraordinarios y únicos en su sexualidad, los purifica, los transforma, los
muta en sensualidad, los perfecciona en caricias. El amor es un déjá vú de
pasiones, el amor da rabia, miedo, tristeza y alegría, no sólo es búsqueda,
sino que también se configura en una actividad de entrega, de renunciar a
algo, y entregarlo, lo que se entrega es el amor que se produce como
secreción de las pasiones mismas. La misión del que ama consiste en
obligar al otro a revelar su secreto, el secreto del lugar donde se esconde.

A la búsqueda infinita propia del amor se le opone Erich Fromm en su libro


“El Arte de Amar” citando un fragmento del poeta y místico musulmán Rumi:
“Nunca el amante busca sin ser buscado por su amada”44, pero eso
derrotaría de entrada los fracasos que se tienen en el cortejo y sería correcto
decir que se ama lo que ya se dispone a amar, pero no es así, algunas

43
ROUGEMONT, Denis de. Amor y Occidente. Ed. Cien del Mundo. México, 2001. Pp. 42
44
Citado en: FROMM, Erich. El Arte de Amar. Ed. Paidós. Buenos Aires, 1974. Pp. 47.

51
veces, y ese enorme vacío no sería la causa de múltiples teorías y poemas
que denotan una imposibilidad de acuerdo entre los amantes.

Pero, después de todo, surge algo, es posible que la búsqueda siempre


fracase, que el otro nunca se encuentre, que nunca esté al alcance, que
nunca se presienta, que nunca lo encontremos cerca porque al amarlo, nos
apropiemos de él y seamos uno solo, es por eso que en el amor, el ser
amado siempre está perdido afuera, porque no está afuera realmente, está
adentro del ser que ama, es decir, en el ejercicio del amar, no son dos, es
uno, y, en ese orden, siguiendo a Bataille, el amor no es más que una
experiencia erótica, una experiencia interna.

“…Percibo al otro y me alieno en él o en ella, a menos que no me aliene en


mí: no respeto la percepción, suprimo el dos. Esa reducción del dos al uno
somete la percepción al simple sentir”45, por eso cuando los amantes se
lastiman, se reprochan sus defectos, y es que cuando uno vive en el otro
como ser que ama, no soporta comerse sus defectos. Hay, en
contraposición, otras posturas como la del 3, en el amor hay 3 sujetos, tú,
yo, y lo que somos tú y yo juntos, como sea no hay una forma de
encontrarse en la presencia.

Todo lo anterior es el resultado de un error común que cometemos en


nuestras tradicionales formas de amar, el error consiste, como se mencionó
atrás, en la idealización del amor, si tal vez no se amara la idea del amor
sino al sujeto como tal, no serían momentos efímeros, no se definiría el arte
de amar como la entrega o la renuncia de uno mismo y la reafirmación hacia
el otro. Cuando se idealiza el amor, es más agresiva la búsqueda, porque
se hace desde una definición que escapa a lo imperfecto, por el contrario,
cuando se humaniza, fuera de amarse al otro en sus cualidades, se ama

45
IRIGARAY, Luce. Ser dos. Ed. Paidós. Argentina, 1998.

52
también su forma de errar porque los errores inevitablemente apasionan las
formas de amar y se intensifican.

En una era moderna, donde la incomunicación es la que nos abre las


puertas a la construcción de diálogos tardíos para sabernos comprendidos,
no es conveniente amarnos desde la idea platónica del amor, hay que
humanizarla, amar el error, el defecto, la impaciencia del otro, sólo de esa
forma podremos percibirnos como Homo Sapiens amos del amor.

Hemos sido definidos como animales que se diferencian de los otros por el
lenguaje, pero, además, nos diferencia de los otros el ser capaces de amar y
expresar cada una de las pasiones del amor en una caricia, en un grito, en el
llanto, en la risa. Somos capaces de construir enunciados verdaderos sólo
para demostrarle al otro que no hay duda y que no hay incertidumbre, ¡que
se quede!, somos capaces de pasar del amor sólido al amor líquido para
desfragmentarnos y descubrirnos en la soledad y luego desear amar de
nuevo.

Hemos pasado a través de los tiempos por el instinto, por el apego, por la
posesión, por la infidelidad, por el castigo, por la ceremonia, por el
descubrimiento del placer, por el sentimiento, por el cortejo y por la
liberación, cada uno de esos aspectos marcado por una época, desde la
primitiva, pasando por la medieval y la romana y concluyendo en el ahora,
que nos devuelve a la pregunta ¿por qué amamos?: Amamos porque somos
pasión que libera el cuerpo en forma de erotismo.

El amor ahora parece una vanguardia46, se refiere a modas, a formas


colectivas de conquista, y a reivindicaciones de género, por verse atrapados
en una necesidad hermética de estar enamorados y es así como hemos

46
Concepto usado por Dominique Simonnet en La más bella historia del Amor, refiriéndose al amor
como una moda del placer

53
vuelto líquidas las caricias, los besos, la proximidad, “Desesperados por
“relacionarse”. Sin embargo, desconfían todo el tiempo del “estar
relacionados” y particularmente de estar relacionados, “para siempre”, por no
hablar de “eternamente”47. Pero el permanecer juntos no es el problema, el
problema es que no haya lenguaje que nos defina juntos, que nos haga
permanecer en el tiempo sin hastiarnos, ese lenguaje del amor es la caricia,
de la raíz carizze, que significa rozar al otro para mostrarle cariño, bien lo
dice Octavio Paz, “para el amante el cuerpo deseado es alma; por esto le
habla con un lenguaje más allá del lenguaje pero que es perfectamente
comprensible no con la razón, sino con el cuerpo, con la piel”48. Cuando
acaricio al otro, no sólo le hago saber que lo siento y lo percibo, lo que me
hace amarlo, sino que intento memorizarlo para buscarlo de nuevo cuando
salga de sí mismo hacia afuera, tal vez hacia mí:

Que yo siempre amé...

Que yo siempre amé


yo te traigo la prueba
que hasta que amé
yo nunca viví -bastante-

que yo amaré siempre


te lo discutiré
que amor es vida
y vida inmortalidad

esto -si lo dudas- querido,


entonces yo no tengo
nada que mostrar
salvo el calvario.

Emily Dickinson

47
BAUMAN, Zygmunt. Amor Líquido. Ed. Fondo de Cultura Económica. México, 2007. Pp. 8
48
PAZ, Octavio. La llama Doble. Ed. Seix Barral. Colombia, 1993. Pp. 129

54
CONCLUSIONES

 Hablar de emociones y pasiones depende de una libre aplicación


etimológica que, en este caso, es identidad de palabras.
 Los sentimientos anteceden a las emociones.
 El cuerpo y las emociones están relacionados de una manera
recíproca, es decir, las emociones se generan en el cerebro, y éste
está en el cuerpo. Esas emociones después de un proceso químico
se manifiestan corporalmente y, para ello, necesitan de la existencia
de la materia que es el cuerpo.
 El cuerpo y las emociones por sí solas no perfeccionan el proceso
de formación de las emociones, lo que permite la manifestación, es
la voluntad que actúa gracias a la conciencia.
 Lo que en la mente es una emoción (pasión), en el cuerpo es una
acción.
 Para comprender el lenguaje en el que se expresan las pasiones, es
necesario, remitirse a la pragmática lingüística y afirmar una vez
más, que los enunciados que se remiten a las pasiones dependen
en sí mismos de las acciones que producen en su intencionalidad.
 Si bien, lo que en la mente es una emoción y en el cuerpo es una
acción, también en la mente es un enunciado y en el lenguaje es
una acción.
 La etimología de las palabras siempre refiere acciones para
significarlas, así, si hablar es hacer algo, según la teoría de los actos
de habla, y las emociones cuando se enuncian producen una
acción, puede decirse que las palabras que nombran las pasiones,
en sus raíces etimológicas, nos han aportado la acción que se
realiza cuando se actúa bajo el efecto de una pasión, es decir, ya se
sabe, por etimología, cuál es la acción referente a una pasión. Ej.
Tristeza – llorar

55
 Del amor, pasión esencial, surgen las otras pasiones humanas,
incluso por procesos químicos del enamoramiento, descubrimos
otras pasiones como la tristeza, la alegría, la rabia y el miedo.
 El amor es una constante búsqueda del otro, y en esa búsqueda, se
perfecciona y se define el erotismo, el lenguaje del amor y las
formas de relacionarse como sujetos que padecen o sufren las
pasiones en su excitación.
 La expresión del amor, depende del contexto sociocultural del
sujeto.
 La caricia es el lenguaje del amor, así como el llanto es el lenguaje
de la tristeza, la risa el de la alegría, el grito el del miedo y el insulto
el de la rabia.

56
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58

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