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En la etapa preoperativa (de los 2 a los 7 años de edad), el niño evoluciona de un


nivel en el que funciona básicamente de manera sensomotora y en el que
manifiesta su ³pensamiento´ por medio de actividades, a otro en el que funciona
más de manera conceptual y figurativa (pensar).

Entre los 2 y los 7 años, el pensamiento del niño se caracteriza por la aparición de
nuevas aptitudes.

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La capacidad de representarse los objetos y los acontecimientos es más


importante de la etapa preoperativa. En el desarrollo hay varios tipos de
representación significativos, los que, en orden de aparición, son los siguientes: la
imitación diferida, el juego simbólico, el dibujo, la fantasía mental y el lenguaje
hablado.

Los símbolos son elementos que guardan cierta semejanza con lo que
representan: dibujos, siluetas, etcétera. Los signos son elementos arbitrarios sin
ningún parecido con lo que representan. Los lenguajes escrito y hablado y los
números son ejemplos de sistema de signos.

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Apenas en el segundo año de vida aparecen las primeras formas verdaderas de


representación mental. La imitación diferida consiste en imitar objetos y sucesos
que no han estado presentes durante algún tiempo. Sin la representación es
imposible la imitación diferida. Ya que en general el niño trata de copiar con
precisión una conducta anterior, la imitación es en esencia un ajuste.

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La segunda forma de representación que practican los niños en la etapa


preoperativa es el juego simbólico. La naturaleza del juego simbólico, además de
ser imitativa, constituye una forma de autoexpresión que no busca otro público
que el propio niño, quién no tiene el propósito de comunicarse con otros. ³La
función del juego simbólico es la de satisfacer el yo mediante la transformación de
lo real en lo deseado´
Êuede parecer, de manera superficial, que los juegos infantiles tienen poco valor
en el desarrollo cognoscitivo y afectivo del niño. Sin embargo, Êiaget nos asegura
que la naturaleza libre del juego simbólico no es una simple diversión, sino que
tiene un valor funcional esencial.

Así, cuando el niño carece del lenguaje suficiente o éste le parece inadecuado, el
juego simbólico se convierte en un foro para sus ideas, pensamientos e intereses.

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En el inicio de la etapa preoperativa, el niño sólo usa los crayones, lápices y


pinceles para garabatear. Al principio, el niño no tiene ninguna idea
(representación) de lo que va a dibujar; no obstante, en algunas ocasiones van
surgiendo formas mientras garabatea.

Los dibujos de los niños pequeños tienen por lo general un propósito realista, a
pesar de que son confusos debido a que hasta los 8 ó 9 años de edad los niños
dibujan lo que imaginan y no lo que ven o lo que es visiblemente preciso.

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Así como los dibujos guardan cierto parecido con lo que representan, del mismo
modo las imágenes mentales son imitaciones de las percepciones y por necesidad
guardan cierta semejanza con las mismas percepciones. En este sentido, se
considera que las imágenes son símbolos.

En la etapa preoperativa, las imágenes son básicamente estáticas. Según Êiaget e


Inhelder (1969), las imágenes de movimientos comienzan a aparecer en el nivel
operativo concreto.

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La última forma de representación que analizaremos es el lenguaje hablado, que


es la más evidente de la etapa preoperativa. Alrededor de los 2 años de edad (con
un par de meses de margen antes o después), el niño promedio comienza a usar
palabras habladas como símbolos de los objetos.

El desarrollo acelerado de esta forma de representación simbólica (lenguaje


hablado) facilita el acelerado desarrollo conceptual que tiene lugar en esta etapa.
Con respecto a los efectos del lenguaje en la vida intelectual. Êiaget afirma:

Este (el lenguaje) tiene tres consecuencias fundamentales para el desarrollo


mental: (1) la posibilidad de intercambio verbal con otras personas, el cual anuncia
el principio de la socialización de las acciones; (2) la internalización de palabras,
es decir, la aparición del pensamiento mismo, sustentando por el lenguaje interno
y por el sistema de signos, y (3), la última y más importante, la internalización de la
acción de éstas, que a partir de este momento, en lugar de ser meramente
perceptuales y motoras como venían siéndolo hasta este instante, pueden
representarse de manera intuitiva por medio de ilustraciones y ³experimentos
mentales´.

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La internalización de la conducta mediante la representación, auxiliada por el


lenguaje, actúa como un catalizador para ³acelerar´ la velocidad con que se lleva a
efecto la experiencia. Con el desarrollo de la representación durante la etapa
preoperativa, el pensamiento aparece en parte por medio de la representación de
las acciones y más que por las meras acciones.

Aparte del lenguaje hablado, las formas de representación que usa y comprende
el niño en la etapa preoperativa incluyen el dibujo, algunos símbolos y pinturas de
sus ³imágenes´ internas. El uso y la comprensión de algunas formas de
representación escritas, como las letras, las palabras y los números, evolucionan
posteriormente.

Hay dos clasificaciones básicas en el lenguaje del niño en etapa preoperativa:

1. La del lenguaje egocéntrico:


2. La del lenguaje social.

El lenguaje egocéntrico se caracteriza se caracteriza por la ausencia de una


verdadera comunicación. De los 2 a los 4 o 5 años, el lenguaje del niño carece,
hasta cierto punto, de propósito comunicativo. El niño con frecuencia habla en
presencia de los demás, pero sin la intención manifiesta de que escuchen sus
palabras. Incluso cuando el niño habla con otros, por lo general no entabla una
comunicación. Êiaget llama a este tipo de conversación aparentes monólogos
colectivos.

La señorita L. le dice a un grupo de niños que los búhos no pueden ver durante el
día.

LEV: ³Bueno, ya sé que no puede.´


LEV: (en una mesa en la que trabaja un grupo): ³Ya hice varias lunas, así que
tendré que cambiarla.´

LEV: (levanta algunos terrones de azúcar de cebada): ³Oye, tengo un bonito


montón de anteojos.´

LEV: ³Oye, tengo una pistola con la que voy a matarlo. Oye, soy el capitán que va
a caballo. Oye, tengo un caballo y también una pistola.´

A los 6 ó 7 años, el lenguaje ya es intercomunicativo. Las conversaciones de los


niños implican claramente el intercambio de ideas. En la siguiente observación,
Lev, con mucho más edad que en el ejemplo anterior, se comunica con los demás
durante sus conversaciones.

Êie (6;5): ³Ahora no lo tendrás (el lápiz), porque lo pediste.´ Hei (6:0): ³Sí lo tendré
porque es mío.´ Êie: ³Claro que no es tuyo. Es de todos los niños´ Lev (6:0): ³Sí,
es de la señorita L. y de todos los niños«´ Êie: ³Es de la señorita L. porque ella lo
compró, y también es de todos los niños.´

Es evidente que en el ejemplo anterior se da la comunicación


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El lenguaje hablado es una forma de conocimiento social. Los símbolos del


lenguaje no guardan relación con lo que representan. La mayoría de los niños, en
todas las culturas, comienzan a dominar su lengua materna aproximadamente a
los dos alos. Debido a que el aprendizaje del lenguaje es tan universal, podría
creerse que la adquisición del lenguaje hablado es automática o innata y que el
lenguaje hablado se adquiere (se aprende).

Una de las tareas más difíciles y completas que enfrentamos en la vida, si se


considera el grado de desarrollo cuando éste ocurre, consiste en aprender a usar
y comprender el lenguaje hablado. A los dos años, el niño comienza a dominar el
lenguaje hablado, que es un sistema de signos arbitrarios.

Según la teoría de Êiaget, lo que motiva a aprender el lenguaje habado es el valor


de adaptación de aprenderlo.
‘odos los niños usan tanto el lenguaje egocéntrico como el socializado. La
cuestión en este caso es que de manera característica, los niños en la etapa
preoperativa inicial usan un poco más el lenguaje egocéntrico que los niños
mayores y que no guardan semejanza con lo que representan (letras, palabras,
números).

Así, el aprendizaje del lenguaje tiene un valor inmediato y duradero ( valor de


adaptación) para el niño. El niño se imagina (construye) las reglas del lenguaje a
partir de su experiencia.

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La relación entre el lenguaje y el pensamiento es importante. La definición que da


Êiaget del desarrollo sensomotor prueba que los rudimentos de la conducta
inteligente evolucionan antes de que se desarrolle el lenguaje.

Êiaget sostiene que la aparición de la representación interna (de la cual el


lenguaje hablado es una forma) aumenta las aptitudes del pensamiento, tanto en
alcance como en velocidad, e indica que hay tres importantes diferencias entre la
conducta representativa y la sensomotora: (1) la secuencia de los sucesos en los
patrones sensomotores está restringida a la velocidad de las actividades
sensomotoras, lo que ocasiona que la inteligencia sensomotora sea sumamente
lenta. Êor otra parte, la conducta verbal permite la representación de muchas
acciones a gran velocidad. (2) Las adaptaciones sensomotoras están limitadas a
las actividades inmediatas del niño, mientras que el lenguaje permite que el
pensamiento y la adaptación trasciendan los límites de la actividad presente. (3)
La inteligencia sensomotora sigue su curso paso a paso, mientras que el
pensamiento representativo y el lenguaje permiten que el niño maneje
simultáneamente muchos elementos de manera organizada.

Así, debido a que el lenguaje es una forma de representar objetos y


acontecimientos, el pensamiento que abarca al lenguaje se libera de las
limitaciones de la acción directa del pensamiento sensomotor y la actividad
intelectual puede efectuarse rápidamente con un alcance y a una velocidad que no
podía tener antes.

Otra cuestión importante es si el lenguaje (en un sentido simplista) determina el


pensamiento lógico o si el pensamiento determina al lenguaje. Cada lenguaje tiene
una estructura lógica que es un sistema elevado socialmente para las relaciones.
El lenguaje existe antes de que el niño exista. El lenguaje no es la condición
suficiente y necesaria para garantizar el desarrollo del pensamiento lógico. Los
estudios sobre sordomudos muestran que éstos adquieren el pensamiento lógico
siguiendo las mismas etapas secuenciales que los niños normales, aunque con un
retraso de uno a dos años en algunas operaciones, lo que indica que el lenguaje
no es necesario para efectuar las operaciones lógicas, aunque claramente las
facilita. En parte se debe a que ambos tienen los esquemas. Si poseen estructuras
³iguales´ o semejantes, entonces su capacidad de comprensión significativa es
mucho mayor.

Êara que se desarrolle el lenguaje es necesario el desarrollo de las operaciones


sensomotoras y no a la inversa. Los niños sólo (pueden) comienzan a construir el
lenguaje hablado cuando han adquirido la capacidad de representarse
internamente las experiencias. Se puede considerar que el desarrollo se facilita el
desarrollo cognoscitivo, (como en el caso de los niños sordos) pero no es un
requisito previo o un elemento necesario para éste.

El desarrollo del conocimiento físico y lógico-matemático se basa en la actividad


del niño. Los niños adquieren el conocimiento a partir de experiencias
espontáneas y el lenguaje no desempeña un papel directo en la construcción del
conocimiento físico y lógico-matemático. En la construcción del conocimiento
social, el papel del lenguaje hablado básicamente consiste en proporcionar un
medio de comunicación eficaz entre el niño y los demás. Esto permite que la
experiencia social sea más accesible para el niño.

El desarrollo social se efectúa conforme el niño actúa e interactúa en el medio


social. Así como no se puede separar el desarrollo afectivo del cognoscitivo, el
desarrollo social tampoco se puede separar del desarrollo afectivo y cognoscitivo.
El egocentrismo preoperativo del niño se debe en gran medida a su incapacidad
para tener la perspectiva de los demás.

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Êiaget señala tres niveles de relación entre las acciones y el pensamiento del niño.
El primero es el nivel sensomotor de la acción con el medio. Luego, entre el
nacimiento y los dos años, todos los esquemas son sensomotores y dependen de
las acciones del niño. Y el tercero, después de los 7 u 8 años, es el nivel de
operaciones o del pensamiento lógico. Entre los 2 y 7 años se presenta la etapa
preoperativa o periodo prelógico, el cual, aunque es un progreso respecto de la
inteligencia sensomotora, no es tan avanzado como las operaciones lógicas de las
etapas posteriores.

Las siguientes características del pensamiento preoperativo son necesarias para


el desarrollo continuo. Además, funcionan como ³obstáculos´ que ayudan a
completar el pensamiento lógico. Estos ³obstáculos´ son el egocentrismo, las
transformaciones, el centrismo y la reversibilidad.

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Êiaget califica de egocéntricos la conducta y el pensamiento preoperativos del


niño, esto es, el niño no puede desempeñar el papel de otros ni ver las cosas
desde el punto de vista de los demás; cree que todos piensan como él y que
imagina las mismas cosas que él. Como consecuencia, jamás cuestiona sus
propios pensamientos, ya que estos son los únicos pensamientos posibles y por lo
tanto deben ser los correctos.

El niño en etapa preoperativa no reflexiona sobre sus pensameintos, en motivo no


tiene motivos para cuestionar su pensamiento. Este egocentrismo del
pensamiento no lo es a propósito.

‘anto el lenguaje como la conducta social de los niños de 2 a 6 años son en gran
medida egocéntricos. El niño platica consigo mismo en presencia de otras
personas (monólogos colectivos).

A los 6 ó 7 años, los pensamientos del niño y los de sus compañeros entran en
conflicto. En consecuencia tiene efectos divergentes en el niño y lo hacen
cuestionar sus pensamientos y tratar de verificarlos. Así, la interacción social con
un grupo de sus semejantes es el primer factor que interviene para corregir el
egocentrismo cognoscitivo.

El egocentrismo no desaparece; siempre está cuando se comienza un nuevo nivel


de pensamiento, pero en cada nuevo nivel adquiere una forma distinta.

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Otra característica del pensamiento preoperativo es lo que Êiaget denomina


centrismo. Cuando se le presenta un estímulo visual, el niño tiende a centrar o fijar
la atención en un aspecto perceptual limitado del estímulo. Êarece que el niño es
incapaz de ³explorar´ todos los aspectos del estímulo, o de decentrar la inspección
visual.

Cuando a un niño de 4 ó 5 años se le pide que compare dos hileras de objetos


parecidos, de las cuales una contiene nueve objetos y la otra, más larga, sólo siete
(pero muy separados entre sí), es normal que el niño escoja la más larga, púes
percibe que tiene más objetos. Esto ocurre incluso cuando el niño ³sabe´, desde el
punto de vista cognoscitivo, que nueve es mayor que siete. La evaluación
perspectiva domina a la cognoscitiva.
El niño tiende a centrar su atención en los aspectos de percepción de los objetos.
Sólo con el tiempo y la experiencia adquiere el niño la capacidad de descentrar y
evaluar los sucesos de percepción de manera coordinada con los conocimientos.

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Según Êiaget, la reversibilidad es la característica más definida de la inteligencia.


Si el pensamiento es reversible, entonces puede seguir el curso del razonamiento
hasta el punto del cual partió.


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La conservación es la conceptualización de que el monto o cantidad de algo sigue


siendo el mismo a pesar de los cambios que sufra en una dimensión no pertinente.

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