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Entonces la pregunta que surgió de este libro fue ¿Por qué eso si la literatura histórica
oficial-tradicional nos mostraba la excelencia del estado construido en Chile en 1830 por Diego
portales y toda una camada de héroes político-militares que son el parnaso de héroes, el
Partenón de héroes de nuestro país hasta el día de hoy? ¿Cómo es posible que un estado tan
aplaudido, el estado en forma, el estado portaliano, presentado como ejemplo para toda América
latina, sobre la cual la clase social dirigente que se autodenominó aristocracia castellano-vasca
sintió tanto orgullo, hasta el día de hoy sus vástagos siguen sintiendo orgullo por lo que hicieron
en el siglo XIX, en la construcción del estado portaliano. Entonces la pregunta era ¿cómo es posible
que ese estado tan gloriosamente constituido, tan ejemplar en América latina, tan alabado hasta
el día de hoy con la estatuaria, los monumentos, la señalética de las calles, los textos de historia de
los niños, pudo haber generado esa miseria social que el libro labradores mostró absolutamente
documentado. Indudablemente había que responder a eso. Toda la historia tradicional política me
enseñaba que éste era un estado ejemplar. La realidad del libro mostraba que había aquí algo que
explicar. Entonces por eso empecé una investigación de largo plazo porque no podía incurrir en lo
que se suele incurrir en la literatura de izquierda, vulgar diría yo, que le atribuye identidad e
instintos maquiavélicos a nuestras clases dirigentes: la burguesía explotadora, el imperialismo, los
monopolios, la voracidad acumuladora. No. Si respondía con eso era un librito más que convencía
sólo a los que querían convencer. Mi labor era investigar empíricamente, con datos, con
estadísticas, con todas las fuentes a mi alcance qué es lo que realmente nuestra clase dirigente
había hecho. No en términos políticos, eso está muy estudiado, sino en términos empresariales,
su identidad empresarial. No su identidad empresarial tampoco definida rápidamente en función
de las economías definidas por economistas, con todo respeto lo digo, es decir, ciencia pura,
economía pura, estadísticas, datos crudos, análisis y lógica de estadística. No, tenía que ser un
empresario, digo un sujeto social de carne y hueso con afán acumulativo pero también con cierta
honestidad, con imaginación emprendedora pero al mismo tiempo con incapacidades notorias
para generar el verdadero capitalismo en Chile. Entonces fue una investigación larguísima y lo que
el libro en definitiva muestra para definirlo en dos minutos son más o menos 3 cosas:
Entonces, por eso el libro necesitaba lo que yo estaba encontrando, era lo suficientemente
hereje, heterodoxo, provocativo, insolente y tenía que probarlo, por eso me demoré y por eso,
tengo entendido, tiene el peso de páginas que tiene y ustedes lo verán, está absolutamente
plagado de fuentes, datos, estadísticas de Inglaterra, de Chile, qué sé yo, de todo tipo. Pienso que
no muestra la construcción y auge del estado portaliano, sino lo que muestra es lo que viene
después de 1860, el estado y su descomposición progresiva, su descomposición económica,
agraria, hacendal. La hacienda va derechito al fracaso a tal punto que hacia final de siglo no le
queda otro camino, a esta élite, que procurar expropiar, confiscar, privatizar los fondos del estado
de esa época, porque el único hombre rico que quedó en Chile por 1910 era el estado, no las élites
privadas. ¿Por qué razón? Porque el estado le cobraba impuestos a las exportaciones de salitre
que pagaban en oro, entonces por eso es que, en su desesperación, estas élites tuvieron que
empezar a trabajar la privatización de oro estatal por diversos mecanismos. Total la privatización
para este capital mercantil-financiero es normal. Echar mano a los recursos estatales, a los
recursos públicos es normal en la época mercantil-financiera. No es normal en la lógica mercantil-
industrial. Por eso el libro se llama así “Mercaderes” (porque es esa lógica mercantil no industrial),
“Empresarios” (porque hubo empresarios, no chilenos, sino ingleses y extranjeros. Los ingleses
fueron el verdadero motor del desarrollo chileno del siglo XIX y comienzos del XX, junto con otros
extranjeros y si Chile no colapsó cien por ciento en 1810 es porque estaba el colchón construido
por los extranjeros y de ello no se ha hablado mucho. Los historiadores marxistas han hablado con
el nombre imperialismo pero no con el nombre empresarios) y “Capitalistas” (más bien como duda
¿Son capitalistas estos señores o no? Podemos llamarlos capitalistas en sentido estricto o no).
Bueno, el libro va en esa dirección, no pretende probar ninguna tesis. Los resultados son
sí duros, gruesos y responden al otro libro “Labradores, Peones y Proletarios”.
Entonces, para completar la trilogía, escribí otro libro que se llama “Construcción de
Estado en Chile”: Cómo estas élites construyeron el estado en Chile entre 1828 hasta 1837, hasta
ahí no más porque precisamente por la forma en que se construyó este estado es que los
ciudadanos, artesanos afectados que estaban reclutados para el ejército, se rebelaron y mataron
al dictador Diego Portales, en 1837.