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Seminario acerca del libro Mercaderes, Empresarios y Capitalistas. Gabriel Salazar.

Centro de Estudios Públicos, mayo 2011

Buenas tardes a todas y a todos, en ese orden, todas y todos.


Bueno, este libro tan voluminoso, casi 800 páginas, no es un libro de tesis. Los libros de
tesis suelen ser más breves. 120-130 tiene el famoso ensayo de Mario Góngora sobre la noción de
estado en Chile, algo parecido el libro de Sergio Villalobos sobre el desarrollo de la burguesía, que
él llama, en Chile. En general, los libros de ensayos son breves y son libros de tesis. Éste no lo es.
Recalco que no lo es. Es un libro de investigación, esencialmente de investigación. Estuve mucho
tiempo investigando lo que aquí se dice, en total 34 años. No quiere decir que estuve los 34 años
de cabeza investigando específicamente ésto. No. Digámoslo. Fue en intermitencia preocupado
también de otras cosas. Y es un libro que intentó responder una pregunta. Pregunta que está
planteada en otro libro que fue el primero que publicamos, un libro ya más consistente que se
llamó y se llama todavía “Labradores, Peones y Proletarios”. Ese libro que fue un intento por
estudiar la clase popular chilena, el bajo el pueblo, es decir, los estratos más bajos, la clase
popular, que fue también investigado concienzudamente, mostró clarísimamente que la clase
popular chilena en el siglo XIX fue absolutamente aplastada, destruida, desintegrada, al punto que
hacia 1910 prácticamente los conventillos daban buena cuenta de lo que era la clase popular
chilena después de un siglo de existencia republicana. El primer centenario chileno fue una
explosión de miseria social reconocida mundialmente. Y este libro “Labradores, Peones y
Proletarios” mostraba ese proceso a nivel de campesinos, de inquilinos, peones de fundo, peones
de mina, peones urbanos y las conclusiones eran claras. En Chile no hubo constitución de clase
media rural que habría sido el destino normal de la clase popular, no hubo constitución de una
burguesía industrial que habría sido el destino natural de la clase artesanal, no hubo constitución
de clase media minera que habría sido también el mismo destino de los sectores populares. En
cambio, una enorme masa peonal, masas marginales, etc.

Entonces la pregunta que surgió de este libro fue ¿Por qué eso si la literatura histórica
oficial-tradicional nos mostraba la excelencia del estado construido en Chile en 1830 por Diego
portales y toda una camada de héroes político-militares que son el parnaso de héroes, el
Partenón de héroes de nuestro país hasta el día de hoy? ¿Cómo es posible que un estado tan
aplaudido, el estado en forma, el estado portaliano, presentado como ejemplo para toda América
latina, sobre la cual la clase social dirigente que se autodenominó aristocracia castellano-vasca
sintió tanto orgullo, hasta el día de hoy sus vástagos siguen sintiendo orgullo por lo que hicieron
en el siglo XIX, en la construcción del estado portaliano. Entonces la pregunta era ¿cómo es posible
que ese estado tan gloriosamente constituido, tan ejemplar en América latina, tan alabado hasta
el día de hoy con la estatuaria, los monumentos, la señalética de las calles, los textos de historia de
los niños, pudo haber generado esa miseria social que el libro labradores mostró absolutamente
documentado. Indudablemente había que responder a eso. Toda la historia tradicional política me
enseñaba que éste era un estado ejemplar. La realidad del libro mostraba que había aquí algo que
explicar. Entonces por eso empecé una investigación de largo plazo porque no podía incurrir en lo
que se suele incurrir en la literatura de izquierda, vulgar diría yo, que le atribuye identidad e
instintos maquiavélicos a nuestras clases dirigentes: la burguesía explotadora, el imperialismo, los
monopolios, la voracidad acumuladora. No. Si respondía con eso era un librito más que convencía
sólo a los que querían convencer. Mi labor era investigar empíricamente, con datos, con
estadísticas, con todas las fuentes a mi alcance qué es lo que realmente nuestra clase dirigente
había hecho. No en términos políticos, eso está muy estudiado, sino en términos empresariales,
su identidad empresarial. No su identidad empresarial tampoco definida rápidamente en función
de las economías definidas por economistas, con todo respeto lo digo, es decir, ciencia pura,
economía pura, estadísticas, datos crudos, análisis y lógica de estadística. No, tenía que ser un
empresario, digo un sujeto social de carne y hueso con afán acumulativo pero también con cierta
honestidad, con imaginación emprendedora pero al mismo tiempo con incapacidades notorias
para generar el verdadero capitalismo en Chile. Entonces fue una investigación larguísima y lo que
el libro en definitiva muestra para definirlo en dos minutos son más o menos 3 cosas:

1. Esta clase dirigente en Chile no desarrolló el capitalismo. No el capitalismo revolucionario,


no el capitalismo industrial, no el capitalismo que se acumula sobre su propio aparato
productivo, la famosa reproducción ampliada que planteaba Marx. Eso en Chile no ha
existido nunca ni en el período colonial ni en el siglo XIX ni en el siglo XX, ni en el siglo XXI
está ocurriendo. Estamos metidos aquí en un capitalismo que no es el capitalismo
propiamente tal, es un capitalismo de segunda clase, es el mercantil-financiero, el
especulador, que acumula dinero sobre dinero, que no logra la proletarización industrial
de los sectores populares, que no integra la nación en torno a un proyecto productivo de
desarrollo que se ha enriquecido, sí. Formó un estado autoritario, modelo en América
latina, tal vez sí. Ha producido orgullos, ha producido figuras egregias, qué sé yo. Cultos
piensen en un Agustín Edwards por ejemplo. Pero lo concreto, no ha producido desarrollo
económico real, no ha integrado la sociedad detrás de un proyecto nacional de desarrollo
eficiente y exitoso. Eso por un lado.
2. Por otro lado, los así llamados empresarios del siglo XIX, durante la mayor parte del
tiempo nunca se presentaron como empresarios, nunca fueron empresarios cien por
ciento. La actividad acumulativa de las elites del siglo XIX hasta bien avanzado el siglo XIX,
era confidencial, secreta, privada. Era la cosa que hacia el papá, privadamente para
enriquecer la familia, pero no aparecía públicamente. Durante mucho tiempo en Chile las
élites dirigentes de este país no tuvieron razón social para caracterizar su actividad de
negocio. Pongamos de ej. Diego portales, tenía una compañía comercial con la que quiso
constituir un monopolio nacional pero no había ninguna razón social, no tenía
contabilidad, no usaban contabilidad, los afanes de enriquecimiento de estas familias
existían, pero privadamente. El viejo, el patriarca, era un negocio privado de él y muy
desordenado, puros papeles sueltos, no tenía contabilidad. Por eso que por delante
ponían los orgullos, los prestigios, los mayorazgos de títulos de Castilla como diría
Domingo Amunátegui Solar, la auto-denominación de aristocracia, por eso se asimiló a las
aristocracias europeas de avanzado el siglo XIX casi comienzos del XX. Por eso su identidad
era más europea que nacionalista y por eso mismo este tipo de lógica acumulativa,
mercantil, especulativa, financiera, bancaria.
3. Sin un proyecto industrial de desarrollo que integrara los sectores sociales, más bien fue
marginando gente y cada vez más gente, sin una profesionalidad empresarial
institucionalizada, sino más bien oculta, casi privada, los negocios se discutían en un
rincón del salón del palacio correspondiente o en el Club de la Unión o en clubes privados
o clubes de Toby. No era la transparencia, no se parece en nada a los capitanes de
industria norteamericanos y mucho menos a los empresarios Schumpeterianos de los
cuales nos habló tanto tiempo nuestro amigo Aníbal Pinto Santa Cruz.

Entonces, por eso el libro necesitaba lo que yo estaba encontrando, era lo suficientemente
hereje, heterodoxo, provocativo, insolente y tenía que probarlo, por eso me demoré y por eso,
tengo entendido, tiene el peso de páginas que tiene y ustedes lo verán, está absolutamente
plagado de fuentes, datos, estadísticas de Inglaterra, de Chile, qué sé yo, de todo tipo. Pienso que
no muestra la construcción y auge del estado portaliano, sino lo que muestra es lo que viene
después de 1860, el estado y su descomposición progresiva, su descomposición económica,
agraria, hacendal. La hacienda va derechito al fracaso a tal punto que hacia final de siglo no le
queda otro camino, a esta élite, que procurar expropiar, confiscar, privatizar los fondos del estado
de esa época, porque el único hombre rico que quedó en Chile por 1910 era el estado, no las élites
privadas. ¿Por qué razón? Porque el estado le cobraba impuestos a las exportaciones de salitre
que pagaban en oro, entonces por eso es que, en su desesperación, estas élites tuvieron que
empezar a trabajar la privatización de oro estatal por diversos mecanismos. Total la privatización
para este capital mercantil-financiero es normal. Echar mano a los recursos estatales, a los
recursos públicos es normal en la época mercantil-financiera. No es normal en la lógica mercantil-
industrial. Por eso el libro se llama así “Mercaderes” (porque es esa lógica mercantil no industrial),
“Empresarios” (porque hubo empresarios, no chilenos, sino ingleses y extranjeros. Los ingleses
fueron el verdadero motor del desarrollo chileno del siglo XIX y comienzos del XX, junto con otros
extranjeros y si Chile no colapsó cien por ciento en 1810 es porque estaba el colchón construido
por los extranjeros y de ello no se ha hablado mucho. Los historiadores marxistas han hablado con
el nombre imperialismo pero no con el nombre empresarios) y “Capitalistas” (más bien como duda
¿Son capitalistas estos señores o no? Podemos llamarlos capitalistas en sentido estricto o no).

Bueno, el libro va en esa dirección, no pretende probar ninguna tesis. Los resultados son
sí duros, gruesos y responden al otro libro “Labradores, Peones y Proletarios”.

Entonces, para completar la trilogía, escribí otro libro que se llama “Construcción de
Estado en Chile”: Cómo estas élites construyeron el estado en Chile entre 1828 hasta 1837, hasta
ahí no más porque precisamente por la forma en que se construyó este estado es que los
ciudadanos, artesanos afectados que estaban reclutados para el ejército, se rebelaron y mataron
al dictador Diego Portales, en 1837.

Entonces, son libros que están entrelazados. “Labradores, Peones y Proletarios”,


“Mercaderes, Empresarios y Capitalistas” y “Construcción de Estado en Chile”.

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