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GOBERNADOR
Dr. Miguel Ángel Saiz
MINISTRO DE EDUCACIÓN
Dn. César Alfredo Barbeito
SUBSECRETARIA DE EDUCACIÓN
Prof. Norma Nakandakare
SUBSECRETARIA DE CAPACITACIÓN
Psp. María de las Mercedes Querejeta
DIRECCIÓN DE CAPACITACIÓN
Prof. Rossana Cortés
Coordinación:
Año 2008
2
ÍNDICE
Presentación 5
Primera parte:
El Taller de Lectura y Escritura en el Diseño Curricular Ciclo Básico de la
Escuela Secundaria Rionegrina 7
Segunda parte:
Las prácticas de lectura y escritura
1. La lectura 18
1.1. Leer en la escuela 19
2. La escritura 21
2.1. Escribir en la escuela 21
3. Las prácticas de lectura y escritura en el taller 22
4. El taller como modo de aprender. Metodología, estrategias 23
4.1. Dinámicas de grupos 25
4.1.1. Dinámicas de presentación 26
4.1.2. Dinámicas de formación de grupos 27
4.2. Las consignas 29
4.3. Las intervenciones durante el trabajo 33
4.4. La puesta en común 35
4.5. La evaluación del encuentro 36
5. Cómo planificar un taller. La planificación por proyectos 36
5.1. Tipos de proyectos 38
5.2. ¿Cómo se hace un proyecto? 43
6. La evaluación en el Taller de Lectura y Escritura 45
6.1. La evaluación de la escritura 46
6.1.1. ¿Cómo se evalúa la escritura? Criterios de evaluación 47
6.1.2. Trabajo terminado / trabajo en proceso 47
6.1.3. ¿Quién evalúa los portafolios? 48
6.2. La evaluación de la lectura 49
Bibliografía citada y sugerida 55
Tercera parte:
Anexo bibliográfico 57
Propuesta de evaluación final 83
3
4
PRESENTACIÓN
5
PRIMERA PARTE:
EL TALLER DE LECTURA Y ESCRITURA EN EL DISEÑO CURRICULAR
Se hace necesario, entonces contar con un espacio donde tengan lugar tanto las
prácticas vinculadas al lenguaje, como la reflexión acerca de ellas.
Los problemas que orientan el debate en torno a la lectura y la escritura se han ido
modificando al mismo tiempo que el mundo se ha complejizado. Hoy los
interrogantes se refieren a qué se lee y se escribe, quiénes lo hacen, para qué,
cómo lo hacen, cuáles son los soportes y los portadores de textos.
1
Bourdieu, Pierre. Capital cultural, escuela y espacio social. México: Siglo XXI, 1998.
6
o menos rupturista o estandarizada, pero siempre persigue formas de expresión
auténticas y reveladoras de la subjetividad.
Si bien se entiende que frecuentar la lectura literaria no es la única sino una más de
las variadas formas de convertirse en lectores competentes de textos, la literatura
tiene un rol privilegiado cuando se trata de formar lectores. Algunos autores
(Colomer, Mendoza Fillola) afirman que la lectura de textos literarios contribuye
fuertemente a desarrollar la competencia lectora a causa de la complejidad de
estrategias que pone en juego y que ésta favorece el abordaje de otros tipos de
textos. Por eso, se leerán en forma intensiva y extensiva textos literarios y se
explorarán libros variados que poseen características peculiares como objetos
estéticos.
Diversificar las lecturas implica también diversificar los lectores de los textos: el
docente no es el destinatario privilegiado de una producción ni quien determina el
sentido de los textos, de los que se leen y de los que se escriben, no ocupa la
7
posición de quien más sabe acerca de ellos, sino que es uno más que aporta su
mirada crítica, su imaginario y sus estrategias en la elaboración de una compleja
trama de sentidos. Y son ellos, los docentes y los estudiantes, quienes juntos y en
una permanente negociación de significados pueden insertarse en la sociedad de
lectores y escritores que es la escuela, la comunidad, el mundo. Como afirma Delia
Lerner: “Lo necesario es hacer de la escuela un ámbito donde lectura y escritura
sean prácticas vivas y vitales, donde leer y escribir sean instrumentos poderosos
que permitan repensar el mundo y reorganizar el propio pensamiento, donde
interpretar y producir textos sean derechos que es legítimo ejercer y
responsabilidades que es necesario asumir. Lo necesario es, en síntesis, preservar
el sentido del objeto de enseñanza para el sujeto del aprendizaje, lo necesario es
preservar en la escuela el sentido que la lectura y la escritura tienen como prácticas
sociales para lograr que los alumnos se apropien de ellas y puedan incorporarse a la
comunidad de lectores y escritores.” (Lerner, 2001: 27).
2. Propósitos
Propiciar un ambiente de trabajo fundado en la participación, la cooperación y
el respeto por la diversidad.
8
Promover el desarrollo de la imaginación y la creatividad, mediante consignas
productivas de lectura y escritura que atiendan a las particularidades de los
textos, a los receptores y a las diferentes intencionalidades.
3. Saberes
Los saberes se orientan a la promoción de múltiples procesos de construcción de
conocimientos, propiciando situaciones diversas en contextos ricos y variados para
que se potencien las posibilidades de cada uno de actuar creativamente ante
situaciones nuevas.
Por otra parte, es necesario remarcar que las instituciones educativas (desde el
Nivel Inicial hasta la Universidad, y luego, en las instancias de postgrado)
promocionan la alfabetización, entendida como el conjunto de las habilidades
lingüísticas y cognitivas necesarias para el ingreso, la apropiación y la recreación de
la cultura escrita. Entonces, desde este punto de vista, se puede afirmar que los
9
sujetos necesitan alfabetizarse siempre, en diferentes sentidos, por ejemplo para
acceder a los textos de la ciencia, para ser usuarios competentes de las tecnologías
de la información y la comunicación, para leer y comprender textos complejos de
cualquier disciplina de estudio. El Nivel Secundario se caracteriza entre otras cosas,
por ser una instancia en la cual los alumnos deben abordar (para muchos por
primera vez) textos completos y complejos que provienen de distintos campos del
conocimiento. Poder leerlos, comprenderlos, interpretarlos, explicarlos suele ser una
de las principales dificultades que los docentes registran en sus estudiantes. Por
eso, el espacio de taller de lectura y escritura configura un modo de alfabetización
avanzada, en la medida en que brinda herramientas, estrategias, espacios, tiempos
y oportunidades para acceder a una cantidad de textos diversos y garantizar de este
modo que esos conocimientos se conserven, se transmitan y se compartan. Esta
tarea, sin embargo, es compartida por todos los docentes de las instituciones que
deben asumir el proyecto de alfabetizar a sus estudiantes en la especificidad de
cada disciplina y quebrar algunos presupuestos muy instalados en la escuela actual,
que se materializan en frases como “los profesores de lengua son los que tienen que
enseñar a los alumnos a escribir bien”.
10
interrelacionadas de modo que muchos de los saberes se ponen en juego
simultáneamente al leer, al escribir y al hablar.
11
Apreciar la significación personal de la escritura: proyecto propio de escritura,
recorridos personales, estilos.
Poner en práctica estrategias de escritura: planificación de textos, selección de
un asunto y comprensión de un tema asignado, organización, borradores,
consultas y modificaciones, revisión, versión final, procesamiento.
Reconocer las unidades básicas de escritura: coherencia y cohesión: enlaces
cohesivos.
Adecuar los escritor a la situación comunicativa, al propósito, a las convenciones
genéricas, al lector, al contexto de circulación del escrito.
Sistematizar las convenciones de la escritura: ortografía, diagramación,
puntuación, legibilidad.
Aprovechar y diseñar nuevas herramientas y estrategias para la autocorrección
de los escritos: planes, borradores, grillas de autoevaluación, códigos gráficos.
Rescribir los textos teniendo en cuenta procedimientos de reformulación.
Usar críticamente la tecnología para realizar la revisión, diagramación y
corrección de escritos con procesador de textos.
Reconocer y valorar los elementos caracterizadores de la escritura literaria, a
través de la exploración de sus aspectos formales, semánticos y pragmáticos.
Explorar las posibilidades lúdicas del lenguaje.
Producir textos creativos a partir de consignas de taller de escritura.
Socializar los textos producidos y revisar los escritos teniendo en cuenta las
observaciones del docente, de los pares y las reformulaciones personales.
Valorar críticamente las producciones propias y ajenas.
Diseñar proyectos de escritura que vinculen la escuela con la comunidad:
portfolios de escritura, documentación de experiencias pedagógicas,
recopilaciones de relatos orales, elaboración de antologías, catálogos
comentados, análisis de bibliografías, recomendaciones de lectura, etc.
Con respecto a los textos literarios, aparece la dificultad de valorar el gusto, el placer
por la lectura, el desarrollo de la imaginación. Lo que se puede evaluar es la postura
crítica sobre el propio gusto o placer, para lo cual deberán variarse los instrumentos
y las estrategias. Algunos de ellos son: encuestas para obtener información sobre el
gusto y el hábito lector; rondas de recomendaciones y comentarios orales;
12
elaboración de códigos gráficos de valoración de los textos leídos, al modo de las
estrellas para categorizar hoteles o tenedores para restaurantes.
En relación con la escritura, deben evaluarse los modos en que los participantes del
taller comprenden el problema que plantea una consigna, diseñan un plan que los
lleve a la producción del escrito, escriben el texto realizando ajustes y
reformulaciones y revisan su propio escrito para llegar a una versión definitiva. Los
borradores y la versión definitiva constituyen el instrumento y el objeto de
evaluación.
13
Otro aspecto que resulta muy importante a considerar es que si la propuesta
pedagógica realizada en el taller es la de diseñar y ejecutar proyectos de lectura y
de escritura, individuales y colectivos, es preciso evaluar el desarrollo de las
actividades planificadas, la producción final, su adecuación con los propósitos y la
posibilidad de sostenerlos en el tiempo. Por ejemplo, si se diseña y desarrolla un
proyecto de lectura y de escritura de un determinado tipo de texto, la producción final
puede ser una antología comentada y la evaluación puede consistir en el registro de
todas las acciones que se realizan para su elaboración: lectura extensiva de los
textos, comentarios, análisis, selección, planificación de la escritura, redacción de
borradores, revisión, organización del material, elaboración de los paratextos (tapa y
contratapa, índice, prólogo, dedicatoria, etc.), diseño y revisión definitiva.
¿Qué es un portafolio?
Para posibilitar un uso más efectivo de la técnica del portafolio se deben fijar a priori
estándares de escritura que permitan a los estudiantes ir ajustando sus
producciones a los diferentes propósitos, formatos y registros y observar sus
avances en el transcurso del tiempo. Por eso, se sugiere que el portafolio se
sostenga durante un período suficientemente extendido para permitir la visualización
de esos progresos en forma conjunta.
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3. Requiere que los estudiantes asuman la responsabilidad de sus aprendizajes
(cesión creciente del control del docente hacia el alumno en la gestión del
conocimiento)
4. Se respetan las perspectivas individuales y los procesos de cada estudiante.
5. Los docentes y padres pueden revisar el progreso de los estudiantes viendo sus
escritos.
6. Provee evidencia para las entrevistas con la familia.
7. Este tipo de evaluación se fija más en los aciertos que en los errores, ayudando a
desarrollar la autoestima.
8. Permite al estudiante obtener habilidades de auto evaluación a la vez que mejora
la comunicación de sus evaluaciones hacia otros.
Los portafolios son eficaces como herramienta de evaluación y como una forma de
documentar la historia personal de escritura.
Lineamientos de acreditación
Constituyen los saberes básicos que deben acreditar los alumnos para promocionar
el taller.
15
Bibliografía
Alvarado, Maite y Bombini, Gustavo. (1990) El lecturón. La máquina de hacer
lectores. Bs. As.: Libros del quirquincho.
(1993) El nuevo escriturón. Curiosas y
extravagantes actividades para escribir. Bs. As.: El Hacedor.
Suárez, Patricia (2005). La escritura literaria ¿Cómo y qué leer para escribir?.
Rosario: Homo Sapiens Ediciones.
Tobelem, Mario. (1994) El libro de Grafein. Teoría y práctica del taller de escritura.
Bs. As.: Santillana.
16
SEGUNDA PARTE
LAS PRÁCTICAS DE LECTURA Y ESCRITURA
1. La lectura
17
para descubrir la lectura y los libros y poder habitarlos si lo desean, una comunidad
que acepte que los lectores no son todos iguales; que las historias lectoras
determinan el modo de aproximación a la escritura y a los libros y sus relaciones con
ellos; que la lectura no se impone, se ofrece, que no todos van a gustar del mismo
modo de los libros que nosotros amamos; que hay gente que elige no leer. En sus
“Derechos del lector” Daniel Pennac pone como primero de ellos el derecho a no
leer:
La lectura es una práctica personal y social que permite relacionarse con los
demás, comunicarse, crear, saber. La literatura funciona como un modelo muy
amplio por donde circulan más o menos libremente una gran cantidad de textos y
donde los chicos encuentran diversas ofertas de lectura que van apropiando o
rechazando en función de ciertas variables. Es importante conocer y comprender
cuáles son esos modelos textuales que van configurando saberes y que, a la vez
que determinan maneras de acceder a la información y operar con ella, o formas de
crear mundos alternativos, constituyen ciertas subjetividades, en juego con nuevas
maneras de leer, con diferentes estrategias para acceder al mundo de la cultura
(Stapich:2000).
La escuela es una institución trascendental con respecto a la determinación de
formas de leer y al establecimiento de un canon que dicta qué se puede leer, qué se
debe leer, para qué, cómo hacerlo. Los textos de lectura obligatoria que la
enseñanza impone a través de manuales, programas de estudio, libros de
antologías, listas de lecturas sugeridas, etc. delimitan un campo literario que impone
ciertos valores y ciertos usos y muchas veces condiciona las relaciones del lector
con los libros marcando su historia personal en relación con la literatura (Bombini y
López: 1994, Kohan: 2008, Andruetto: 2006, Hermida y otros: 2001). Sabemos que
la obligatoriedad que recubre en la escuela a la actividad de leer se torna muchas
veces en el disparador para la huída del mundo de la lectura, los textos quedan
envueltos por la imposición de las tareas que se hacen sobre ellos, antes, durante y
después. Si bien somos conscientes de que la escuela es espacio para el
aprendizaje de ciertos saberes (en este caso se trata de ser buenos lectores y
productores de textos), no podemos obviar la dimensión de la esfera del goce en
relación con el mundo de la literatura. Y no podemos olvidar que la literatura
pertenece a la esfera del arte, a una esfera que excede el espacio de la escuela.
Diríamos con mayor propiedad que la escuela se apropia de la literatura y, como
18
dice Graciela Montes, muchas veces no sabe qué hacer con ella (Montes: 1997). Por
eso, como docentes-lectores-selectores, mediadores en fin entre la literatura y los
chicos, es imprescindible que encaucemos la actividad de leer desde nuestra misma
vivencia, la vivencia del placer que nos da encontrarnos con los libros. Así, podemos
empezar a permitirnos filtrar en nuestras clases los espacios de la lectura porque sí,
los tiempos de leer y nada más. Los alumnos son los primeros sorprendidos cuando
les planteamos la lectura sin actividad posterior, pero también son los que se hacen
cargo inmediatamente de la gestión y sostenimiento de esos proyectos que
promueven la lectura como fin en sí misma. Un ejemplo claro de esto es el resultado
siempre valioso de los proyectos de biblioteca del aula y de la hora de lectura
silenciosa.
2. La escritura
19
propuesto por Flower y Hayes (1996) explica que el proceso de escritura comienza
antes de que el escritor inicie la tarea, y se constituye con subprocesos (como por
ejemplo la búsqueda de información) que no son rígidos, sino que se van reiterando
durante toda la producción del texto. Esta concepción de la escritura es interesante
en el sentido de que nos permite verla como un trabajo. Trabajo que además tiene
una incidencia fundamental en la transformación de los procesos de pensamiento,
ya que además de materializar el discurso, permite un descentramiento en el sujeto
que escribe al evaluar su propio texto, esa revisión crítica da lugar a
transformaciones en los modos de pensar.
Ahora bien, para que los escritores alcancen los niveles de complejidad que
exige esta práctica, es necesario desarrollar una gran cantidad de habilidades que
son necesarias, tanto por las demandas propias de los textos, como por las de los
lectores que los reciben e interpretan.
La concepción de la escritura ha variado en las últimas décadas en la medida
en que hoy entendemos que todos somos escritores, ya que producimos de modo
casi permanente textos escritos. Por otra parte, que la escritura es un trabajo
sistemático: construir un texto supone una tarea de continua reescritura. El texto no
es un producto cerrado, que se origina y finaliza en una única acción de escritura, es
una versión, que implica una serie de decisiones y exige la revisión y la reflexión
sobre él. Cuando escribimos ponemos en juego una gran cantidad de saberes que
tenemos sobre los temas, los textos, el mundo, la práctica misma de escribir.
¿Cómo definimos el dominio que abarca el término “escritura”? Según Maite
Alvarado (2001) el término escritura se ha usado históricamente para referir al
diseño de las letras y la enseñanza de la caligrafía. A partir de la década de 1980
comenzó a usarse como sinónimo de “composición” y “redacción”. El término llega al
discurso pedagógico a través de los denominados “talleres de escritura”, que
consistieron en sus orígenes en propuestas lúdicas y libres de exploración del
lenguaje, pero no necesariamente con las mismas connotaciones que la
composición o la redacción. Después del auge de los talleres de escritura, el término
queda instalado y continúa siendo usado para designar el conjunto de prácticas de
producción de textos escritos.
20
procesos de composición, ha sido, desde siempre, tarea de la escuela.”
(Alvarado: 2001, 13)
21
‘estructuras textuales’, imprescindibles para el desarrollo de la escritura.”
(Frugoni: 2006, 15)
ACTIVIDAD Nº 1
ACTIVIDAD Nº 2
Según Gloria Pampillo (1985) hay propuestas que facilitan la escritura y otras
que la inhiben. En la escuela es bastante frecuente que los modos en que se enseña
la escritura (en realidad, no siempre se enseña la escritura) obturen la posibilidad de
los niños y adolescentes de encontrar su propia escritura, de vincularse
positivamente con lo que son capaces de escribir, de poder pensar sobre lo que
escriben y hablar de ello. En la vida cotidiana de la escuela se escriben gran
cantidad de textos pero no siempre la escritura es algo accesible o valorado por los
que escriben, muchas veces los estudiantes son puestos en un lugar de examen en
el cual sus textos deben dar cuenta de lo que saben y resultan atravesados por una
gran cantidad de imposiciones y mediaciones que devienen en una dificultad
marcada para poder expresarse en forma escrita.
22
Con respecto a la lectura es bastante evidente que las propuestas poco
motivadoras derivan en algunos casos en un “asco” como diría Barthes por la
lectura, rechazo que tiene su origen en la imposición y la obligatoriedad.
El taller que proponemos, sistematizado, organizado, planificado, resignifica
las prácticas de leer y de escribir en el sentido de que impulsa un trabajo con los
textos, un reconocimiento de las variantes sociales, culturales, personales que
intervienen en el acto de leer, una propuesta de encontrarse con los otros con
quienes constituimos en la escuela una comunidad de lectores y escritores, para
poder leer, escribir, opinar, discutir, disentir, ponernos de acuerdo, recomendar,
crear, imaginar, disfrutar, descubrir.
El trabajo en taller debe estar orientado siempre por propósitos claros. Si bien
insistimos en que en este espacio pueda -y deba- darse lugar a la risa, al
intercambio, al entretenimiento, al juego, a lo informal, esto no presupone que en el
taller no se construyan conocimientos, no se conceptualice, no se sistematice.
Efectivamente, el taller es el espacio propicio para que se pueda aprender haciendo,
y reflexionar en forma continua y sistemática acerca de cómo se hace y cómo se
aprende. En el taller “se privilegian todas las dimensiones del aprendizaje: se
estimula lo cognitivo y se propician experiencias que exigen poner en relación lo
intelectual, lo emocional y la acción, apuntando a una formación integral del alumno.
En el taller se reconoce el valor de la teoría y de la práctica en la construcción del
conocimiento. La teoría aparece como una necesidad para iluminar una práctica,
para interpretar lo realizado o para orientar una acción.” (Diseño Curricular: 2008,
461)
A continuación, desarrollaremos más detenidamente algunas particularidades
del trabajo en taller.
23
proceso de producción de un texto, el que marca el recorrido y guía en la
búsqueda de la herramienta teórica que ayuda a iluminar zonas oscuras y
a sistematizar la experiencia haciendo posible la transferencia” (Alvarado,
1988: 22)
24
propiciando la expansión de las posibilidades lúdicas del lenguaje, del imaginario, las
relaciones que se van tejiendo entre los textos. De este modo, en el taller ocurrirán
cosas diferentes a las que ocurren en la clase de Lengua y Literatura. En este
sentido, proponemos una forma de darle otro encuadre al taller, que consiste en
quebrar la disposición cotidiana de trabajo del aula. Si la institución cuenta con una
biblioteca, es una buena opción trasladar el taller a la misma, ya que además el
contacto directo con los libros propicia los acercamientos y la lectura de los mismos.
El taller pone en cuestión varios de los presupuestos de la labor docente,
principalmente resignifica el rol del profesor, que debe dejar el lugar de quien
detenta el saber y toma las decisiones, para dar espacio a la imaginación, a la
creatividad, a la autogestión, al trabajo cooperativo, a la producción comunitaria del
sentido, a la circulación de materiales diversos y también, dejar espacio para el
desconcierto y la incertidumbre, que rondan siempre al acto de crear y al acto de
aprender.
Quien acepte el desafío de coordinar un taller debe desarrollar la habilidad
para conducir grupos, que es sin duda una de las más difíciles de aprender y que se
basa en gran medida en el instinto y la experiencia. Existen caminos para adquirirla,
en primer lugar pensándose a uno mismo en el ejercicio de su rol, repensando y
dándole otras connotaciones al lugar tradicional del docente. Apunta Nicolás
Bratosevich:
25
modos en que el taller se va a organizar. Las dinámicas grupales no deben ser
usadas precipitadamente y los participantes del taller deben comprender siempre
cuál es el propósito de ese uso, de lo contrario no funcionan como tal o las personas
se sienten manipuladas como si se estuviera experimentando con ellas (estos usos
inapropiados de las dinámicas suelen darse cuando se quiere dinamizar una clase o
una reunión y se impone una dinámica a personas que no están predispuestas para
el juego o la participación: reuniones de padres que no se conocen, reuniones de
profesores, etc. El resultado generalmente es el opuesto del que se buscaba y la
sensación que circula es la de “no estoy para estas cosas”)
Cuando se usan apropiadamente, las dinámicas son muy valiosas ya que
tienden a organizar algunos de los momentos claves del taller: la presentación, la
organización en grupos de trabajo, la puesta en común, el cierre.
D ocente
I maginativa
A legre
N erviosa
A nsiosa
26
b. Reunirse con el compañero que está sentado al lado y comentarse quiénes
son, qué les gusta, qué no, etc.
Presentate con el compañero que está sentado a tu lado. Contale algunas cosas de
vos y que él te cuente sus cosas.
SI YO FUERA... SERÍA...
Si fuera una flor, sería ....................... porque.....................................................
Si fuera un animal, sería..................... porque....................................................
Si fuera una comida, sería...................porque....................................................
Si fuera una prenda de vestir, sería....................porque.....................................
Si fuera una máquina, sería ............................. .porque..................................
Si fuera un color, sería........................ porque.......................................................
Se dejan unos diez o quince minutos para realizar las actividades y luego se
procede a la puesta en común. La pareja que conversó, presentará al compañero en
lugar de a sí mismo y el resto lee lo que escribió. Presentarse con este tipo de
técnicas permite entrar en confianza hablando de uno mismo, reírse,
desestructurarse. Es conveniente que el coordinador también se presente eligiendo
una de ellas.
Las dinámicas de presentación no se restringen al primer encuentro,
necesariamente, en sucesivas clases pueden retomarse estas formas de conocerse
entre sí.
Proponemos el trabajo en grupos como una de las formas más valiosas para
colaborar en la construcción de diversos sentidos y discutirlos en la escuela. Pero
organizar el grupo de modo que sea productivo y que el encuentro se desarrolle de
acuerdo con lo planificado, exige un tiempo de trabajo y la necesidad de transitar por
la experiencia de un taller para comprenderlo cabalmente. En ocasiones, -y esto lo
sabemos todos los que hemos pasado por una escuela- la propuesta de trabajar en
grupos no resulta eficaz por múltiples razones, pero fundamentalmente porque la
clase es, como hemos dicho, un espacio social, intersubjetivo, donde se juegan las
27
relaciones, los vínculos, el poder. Entonces, nuestra propuesta intenta recuperar el
sentido más profundo del trabajo grupal, aquél que permite verdaderamente
compartir una experiencia con el otro. Hay algunos criterios que podemos definir si
emprendemos esta búsqueda: determinar el número de los integrantes de los
grupos, organizar los modos en que se van a constituir, variar las dinámicas de
formación de los grupos, intervenir en sus posibles conflictos, crear espacios para la
discusión y la evaluación acerca del trabajo grupal, interpelar al grupo que no pudo
trabajar, poner a la luz los problemas y buscar soluciones, incentivar a los que tienen
dificultades para integrarse y participar.
En esta cuestión, como en todas las que tienen que ver con el trabajo en
taller, no hay recetas que funcionen para todos los grupos de la misma manera, ni
deberíamos anclarnos en una única manera de organizar los encuentros, es decir,
en algunas ocasiones puede planificarse el trabajo en forma individual, en parejas,
toda la clase junta, y en otras se formarán grupos, que también pueden modificar el
número de acuerdo con la actividad propuesta.
En el caso de un grupo fijo, como el escolar, es aconsejable variar la
constitución de los grupos de trabajo. Los alumnos siempre piden reunirse con quien
tienen mejor relación y alguna vez puede ser conveniente que lo hagan, sin
embargo, promover otras formaciones colabora para el intercambio, la búsqueda, el
descubrimiento, lo imprevisto.
Tal como dijimos con respecto a la presentación, es deseable que las técnicas
que se empleen para armar grupos tengan vinculación con el eje del taller o con la
actividad del día. El momento de reunirse puede ser uno de los más dinámicos del
taller y hay que darle la importancia que tiene y no temerle al “caos” que puede durar
unos minutos pero que es necesario y que permite “leer” algunos modos de
aproximación al trabajo de los estudiantes. Desde allí puede promoverse la
creatividad y jugar con conocimientos previos (geográficos, históricos, literarios,
televisivos, etc.) Podemos pensar en técnicas para unir que no nos limiten, que sean
suficientemente amplias como para permitir diferentes opciones, o bien técnicas más
rígidas o estructuradas. Las flexibles habilitan para ir ingresando elementos de
acuerdo con el número de participantes, que siempre varía y también dan lugar a
operar ciertos cambios necesarios. Es decir, si se piensa por ejemplo en una técnica
de unión en parejas, puede aparecer una dificultad cuando el grupo es impar, lo que
obliga a reestructurar el armado. Por eso, es conveniente preparar consignas que
puedan modificarse en el momento.
Algunas propuestas:
a. Reunir las partes del cuerpo humano (para seis participantes). Al azar se
reparten tarjetas con partes del cuerpo: cabeza, brazo izquierdo, brazo derecho,
tronco, pierna izquierda, pierna derecha.
b. Armar un menú (para cuatro participantes). Se reparten tarjetas que
contienen nombres de un plato de entrada, un plato principal, un postre y una
bebida. Esta técnica puede modificarse agregando elementos como pan u otros, que
pueden estar o no y dan flexibilidad.
c. Rearmar una ficha bibliográfica (para seis participantes). Se reparten
tarjetas con datos bibliográficos: autor, título, ciudad, editorial, colección y año.
Puede adaptarse quitando un elemento como colección y la ficha queda igualmente
completa.
d. Armar una frase en relación con un cuento maravilloso (para cuatro a siete
participantes). La frase puede modificarse a último momento. Se reparten palabras
28
sueltas: por ejemplo: Caperucita y el lobo es la frase base y desde allí puede
modificarse: Caperucita Roja y el lobo; Caperucita Roja y el lobo feroz; etc.
e. Reunir los versos de la letra de una canción muy conocida (para cualquier
número de participantes).
f. Armar parejas famosas (para dos participantes) como Romeo y Julieta,
Gardel y Lepera, French y Beruti, Adán y Eva.
g. Países y capitales (para dos participantes).
h. Reunir las dos partes de un refrán (para dos participantes).
Una vez reunidos los grupos - lo que puede llevar algo de tiempo debido a los
cambios de lugares, tiempo productivo que siempre debe respetarse- se pauta el
trabajo de la siguiente manera: puede usarse alguna motivación como leer un texto,
contar una historia, mostrar una imagen, escuchar una canción, mirar una
proyección y luego se plantea el trabajo, preferentemente se entrega una consigna
escrita, si se utiliza otro material se lo provee junto con la consigna, se explica la
metodología y se indica el tiempo de que disponen para ejecutarla.
La consigna se entiende como el enunciado que plantea el problema a
resolver, el desafío. Por eso, es importante que en ese planteo estén contenidos
todos los elementos necesarios para resolver el problema. Además, como afirma
Maite Alvarado, la consigna implica un contrato entre docente y alumno, ese acuerdo
entre las partes será el que facilite la producción por parte del alumno y la
orientación y evaluación por parte del docente. A partir de la consigna los alumnos
deben poder comprender el problema, diseñar un plan que los lleve a la ejecución
del texto, escribirlo realizando los ajustes que consideren necesarios y evaluar su
propio escrito. (Alvarado: 2003)
En nuestro caso particular, cuando promovemos actividades de producción
escritas orientadas a la ficción, o lúdicas, debemos agregar otras consideraciones: la
resolución del problema de escritura involucra la creatividad además del
conocimiento de las convenciones de la escritura.
Las consignas son múltiples y depende de la creatividad del coordinador y de
las necesidades del grupo decidir cuáles se usarán y en qué momento. Algunas
están escritas y aparecen en libros (siempre pueden modificarse y adaptarse), otras
se pueden inventar de acuerdo con el eje del taller. Llegar a producir las propias
consignas lleva tiempo, experiencia y un ejercicio continuo de la creatividad, pero es
una de las metas que debería proponerse todo coordinador.
En relación con las consignas, apunta Mario Tobelem en El libro de Grafein:
29
“A veces, la consigna parece lindar con el juego; en otras
ocasiones, con un problema matemático. Pero cualquiera sea la ecuación,
siempre la consigna tiene algo de valla y algo de trampolín, algo de punto
de partida y algo de llegada.
Es esas cosas, sin duda, y otras. Pero sobre todo es un pretexto,
un texto capaz, como todos, de producir otros. O de producir el espacio
donde se producen otros.
En el mismo sentido en que las letras conforman –a su manera-
un universo lingüístico, la consigna limita el ámbito –por otra parte,
amplísimo- de las respuestas dentro de ese limitado universo (textos
disímiles para una misma consigna bien estricta), se conjuga con la
recurrencia (en esos textos tan distintos) a determinadas operaciones de
algún modo presupuestas ocultamente por la consigna.” (Tobelem,
1994:16)
En relación con las consignas hay que prever que su planteo sea
suficientemente claro como para no necesitar otras explicitaciones más que lo que
está escrito, no generar -como dice el mismo Tobelem- “supraconsignas”. Y por otra
parte considerar con mucha precisión el tiempo de resolución que exige la misma,
de modo que en el encuentro se pueda terminar la propuesta y hacer la puesta en
común.
Las consignas en este taller apuntarán a la lectura, a la escritura o a ambas, y
también pueden proponerse consignas que promuevan la oralidad. Buscarán la
exploración de paratextos, las aproximaciones a los libros, la diversidad de los tipos
de textos, de géneros, de estilos, permitirán conocer formas de escritura variadas,
las estéticas de algunos autores, las posibilidades infinitas de la propia escritura.
Es muy frecuente que los participantes de los talleres se sorprendan cuando
confrontan sus producciones y observan las diferentes resoluciones de una misma
consigna, entonces creen que ellos no entendieron lo que había que hacer, cuando
en realidad lo que ocurre es que se han encontrado cara a cara con la pluralidad del
sentido, con la polivalencia, con la libertad y la diversidad que encierra el acto de
escribir, y también el acto de leer. Ese momento debe ser preservado siempre, en un
taller no hay textos que “están mal” ni alumnos que “no interpretaron la consigna”,
hay variedad de sentidos, hay aproximaciones diversas, hay multiplicidad de voces y
hay elecciones que se toman, posicionamientos que se fijan.
30
• El desafío es escribir un texto coherente cuyas palabras empiecen con las letras
del abecedario en orden.
La bella Betty Boop nació en los dibujos animados e historietas en los años '30, la
misma década en que nacía la magnífica Marilyn Monroe, famosa diva del cine
estadounidense. De haber conocido este juego, se habrían divertido juntas.
Se trata de escribir una nota donde todas las palabras comiencen con la misma
letra, como por ejemplo, en esta nota de Marilyn que Betty responde más abajo:
Bondadosa belleza:
iBasta! Busca benévolos bienhechores, benignos bienaventurados.
¿Bobos, blandos, bestias? ¡Bórralos bruscamente buscando bravía bronca!
Betty
Ahora pensá en nombres y apellidos (de algún compañero, tía, conocido, ¡o vos
mismo!) que comiencen con la misma letra y escribí una nota o un mensaje con
palabras que también empiecen con esa letra (al modo de Betty y Marilin).
Si no se te ocurre nadie, elegí a alguien de esta lista:
Camilo Campeche
Soda Stereo
31
Federico Fellini
Tina Turner
Estela Ester Estévez
Mabel Manacorda
Pedro Páramo
Mario Moreno
Bugs Bunny
Arturo Antonio Amadío
Roger Rabbit
Brigitte Bardot
Desventajas y ventajas.
Ignacius trabaja en una agencia inmobiliaria. A veces le toca vender o alquilar casas
que no son muy buenas o están en mal estado. Es un problema, porque Ignacius
odia mentir.
En este momento tiene que vender una casa en un balneario. Esta es la descripción:
"Es una casa muy chiquita. Está a quince cuadras de la playa. No tiene luz eléctrica
ni agua corriente, aunque se puede sacar agua de pozo con una bomba manual. Las
persianas no funcionan muy bien, de modo que, o no se pueden abrir, o, si se abren,
no se pueden cerrar después. Por otra parte, en la casa hay un perro bastante viejo
y malhumorado que, a veces, no deja entrar a nadie, sean conocidos o no."
Como ven, el trabajo de lgnacius es muy complicado: tiene que convencer a la gente
de que compre la casa; no quiere decir mentiras, como que la casa está a la orilla
del mar o tiene luz eléctrica; pero, como tiene que vender, puede tratar de convertir
todos los problemas en supuestas ventajas. Por ejemplo, que, como es una casa
chiquita, es facilísima de limpiar.
(Alvarado: 1993)
A propósito
-Todos los participantes están sentados en círculo.
-El primer jugador comienza una frase que contiene dos sustantivos,
concretos o abstractos. Por ejemplo: “En mis vacaciones iré a la playa”.
-El jugador que sigue continúa inmediatamente, manteniendo la coherencia y
la relación con lo anterior: “ A propósito de la playa me acuerdo de un paseo en
barco”.
-El siguiente continúa: “A propósito del barco...”
-El que no pueda continuar inmediatamente sale del juego o cumple una
prenda al final.
(Fritzen: 2003)
32
ACTIVIDAD Nº 3
Reunidos en grupos, inventen una consigna productiva para trabajar con los
libros que se les entregan.
Luego, intercámbienlas entre los grupos. Analícenlas y determinen entre todos
el grado de productividad de las mismas, cómo están planteadas, qué tipo de
problema aborda, qué deberían saber los alumnos para poder realizarla.
En este apartado nos centraremos en los modos en que los docentes -en este
caso coordinadores- pueden intervenir para que el taller sea realmente un espacio
donde la lectura y la escritura se instalen como prácticas significativas y se pueda
construir conocimiento en torno al acto de leer y de escribir, y de hablar sobre ello.
El docente tiene la responsabilidad de guiar el trabajo, de animar, de
planificar, de evaluar, de prever que todos los materiales estén disponibles y también
de promover las conceptualizaciones que los chicos pueden ir haciendo y de
sistematizarlas. En el taller se juega, se ríe, se crea pero también se aprende y el
docente organiza, anima, guía, pero también enseña.
Cuando los chicos leen y escriben no deben estar solos enfrentados a los
textos, especialmente a los propios, ya que el texto que todavía no se escribió es el
que más asusta, es el que genera más desconcierto y angustias. Recordemos la
famosa “angustia ante la página en blanco”. El trabajo en taller promueve
precisamente lo contrario de aquellas propuestas de escritura de las que todos
podemos citar ejemplos, un inesperado: ”escriban un cuento de terror” sin más
especificaciones, sin un proceso de lectura previo, sin una planificación de la
escritura, sin un docente que acompañe el proceso. El taller propone la escritura con
sentido, la escritura que llega después de leer, o antes, pero que puede anclarse en
alguna representación de los que escriben acerca del género, de las convenciones,
de las normas de la escritura, etc.
Proponemos un caso que puede servir para pensar cómo el docente puede
intervenir cuando ofrece una consigna de trabajo:
33
lado, intentar captar cuáles son las características que singularizan al libro (su texto
lingüístico, su formato, su diseño, sus ilustraciones, la colección a la que pertenece)
y subrayarlas en la recomendación. Por otro, atender al destinatario de la
recomendación y a los espacios de circulación de la misma. Puede realizarse la
actividad con libros de la biblioteca escolar:
La primera acción importante que realiza el coordinador, es seleccionar
adecuadamente los libros, eligiendo los que mejor se adecuen al propósito de la
actividad. Cada grupo recibe tres libros y la consigna:
a. Escriban una recomendación de estos libros para una cartelera escolar.
b. Escriban una recomendación de estos libros para un boletín de
novedades de una biblioteca barrial.
c. Escriban una recomendación de estos libros para un catálogo de una
editorial. (Todos pertenecen a la misma colección)
d. Escriban una recomendación de estos libros para un cuaderno
circulante de una biblioteca áulica.
e. Escriban una recomendación de estos libros para convencer a los
maestros de una escuela de que los incorporen en su proyecto anual.
f. Escriban una recomendación de estos libros como contratapa de las
obras completas de un autor. (Las obras pertenecen al mismo autor)
34
testimonio de los otros respecto de ese libro. Muy frecuentemente al llevar adelante
proyectos de bibliotecas áulicas observamos “modos” y “modas” de lectura que
tienen que ver con recomendaciones que los chicos se hacen entre sí, a veces al
margen del docente y a veces en formas clandestinas que no podemos sospechar,
como cuando alguien descubre una mala palabra y hace correr el dato sobre el libro
transgresor. Cuando apuntamos a la recomendación hecha a los maestros para
incorporar los libros en sus proyectos anuales, podemos pensar en más de una
instancia: que la recomendación provenga de algún promotor editorial que busca
comercializar determinados textos; que tenga un fin didáctico, propuesto por ejemplo
por un coordinador de área, por un asesor o por un integrante del equipo directivo o
un maestro que considera valiosa la lectura de esos materiales y los ofrece para la
consideración entre sus pares. Por último, la recomendación en la contratapa de la
obra de un autor funciona como un modo de conocer profundamente la poética de
algún escritor y es, de todas las propuestas, la que exige una lectura más detenida
de los textos, a la vez que juega con los conocimientos previos y las experiencias de
lectura que pudieran recuperarse al momento de pensar en determinadas estéticas.
Por otra parte, podrían sugerirse otras actividades vinculadas a la plástica que
a los chicos suelen interesarles y que son muy motivadoras para dar inicio o cierre a
algún proyecto de lectura. Proponemos dos: la construcción de un afiche
promocional de un libro recién editado y el diseño de un señalador hecho
especialmente para cada libro y que retomara algún elemento característico de él.
En conclusión, recuperamos esta idea: en el taller nadie está solo ante los
textos, leemos y escribimos comunitariamente, para construir y discutir sentidos.
La puesta en común es, como dijimos antes, una de las principales instancias
del trabajo de taller, por eso debemos planificarla tanto como las actividades. Es
necesario destinarle tiempo suficiente, nunca interrumpirla, promover la escucha y la
participación, indagar en torno a las dificultades que produjo la consigna, a la
dinámica de funcionamiento grupal, a los tiempos, extraer conclusiones y resumir los
puntos de vista. La puesta en común es la instancia privilegiada para que el
coordinador recoja las observaciones que le permitirán realizar conceptualizaciones.
Proponemos dinamizar la puesta en común empleando distintas estrategias
para que cada grupo muestre lo que produjo, esto puede hacerse en la medida en
que la consigna lo permita:
-Exposición oral donde narren el proceso del trabajo
-Lectura de textos producidos
-Construcción de un afiche
-Representación teatral
-Otros
Lo que no deberíamos perder de vista es que el tiempo de la clase en la
escuela es acotado y siempre tienen que poder mostrar lo que produjeron,
distribuyendo el tiempo de modo que todos los grupos o participantes puedan
exponer.
35
4.5. La evaluación del encuentro
36
proponemos pensar en formas de planificación dinámicas, abiertas, que permitan
poner en acción el curriculum y realizar las transformaciones que se consideren
oportunas y necesarias.
Particularmente para este espacio de taller, sugerimos planificar por
proyectos. En palabras de Kilpatrik un proyecto “desempeña la función de hacer
activo el aprendizaje de los conocimientos y habilidades necesarias para la vida,
englobándolas en la ejecución de un plan de trabajo.” Ya hemos desarrollado más
arriba la importancia de la acción ligada al conocimiento en el taller.
Por su parte, Gimeno Sacristán considera estas líneas a la hora de elaborar
proyectos:
-pensar o reflexionar sobre la práctica antes de realizarla;
-considerar qué elementos intervienen en la configuración de la experiencia
que han de tener los alumnos, de acuerdo con la peculiaridad del contenido
curricular abarcado;
-representarse las alternativas disponibles: echar mano de experiencias
previas, casos, modelos metodológicos, ejemplificaciones realizadas por otros. (G.
Sacristán: 1986)
Muy frecuentemente los docentes de Lengua se enfrentan a la necesidad de
realizar una selección de contenidos que se presentan casi inabarcables y no parece
encontrar el espacio necesario, específico y autónomo para las prácticas de lectura
y escritura. Esto se traduce en una fragmentación de las prácticas (que muchas
veces se hace explícita en las carpetas de los alumnos, divididas con separadores
que indican los distintos niveles del estudio de la lengua y la literatura). Al respecto
apuntan algo exagerada e irónicamente Kaufman y Rodríguez:
37
¿Qué es un proyecto?
ACTIVIDAD Nº 4
38
c. vinculados con proyectos de otras disciplinas o talleres;
d. proyectos propios generados en el interior del taller.
39
Entonces, si en la escuela existe un proyecto institucional, el taller puede
diseñar uno o varios proyectos que se vinculen con aquél. De este modo, las
prácticas de leer y escribir se inscriben en un contexto real, donde son significativas
y no artificiales. Es decir, si deseamos que se trabaje el tipo discursivo “carta” o
“folleto” no es necesario inventar una situación para que los alumnos los produzcan,
sino ofrecer la oportunidad de aprender cómo se escribe una carta o cómo se
confecciona un folleto cuando sea necesario hacerlo. (Lerner, 2001)
Por otra parte, los proyectos del taller pueden vincularse con otros que se
desarrollen en la institución, no necesariamente de lectura. Si se realiza por ejemplo
una feria de ciencias, y ésta es significativa para la comunidad escolar, el taller
puede orientar sus proyectos a la lectura y producción de textos científicos, a los
distintos modos de exponer la información, etc.
b. Los proyectos del taller pueden vincularse con los de la disciplina Lengua y
Literatura. Ambos espacios se articulan naturalmente, pero debe subrayarse que el
taller es independiente, tiene sus propios modos de funcionamiento, sus propósitos,
sus mecanismos de evaluación, y es esperable que en el taller ocurran otras cosas,
diferentes a las que ocurren en una clase de Lengua. No debe pensarse que el taller
es el suplemento que permite “completar” lo que se trabaja en la disciplina, o
reponer lo que el tiempo de la clase de Lengua no llega a cerrar. Sin embargo, y sin
perder de vista la autonomía del taller, podemos generar uno o varios proyectos que
se articulen con la disciplina Lengua. Del mismo modo, el docente de Lengua puede
diseñar proyectos de trabajo a partir de alguna propuesta que surja del taller, es
decir, el taller no es subsidiario de la disciplina, sino que ambos trabajan juntos para
formar lectores y escritores autónomos que disfruten de estas prácticas. Por
ejemplo, puede diseñarse un proyecto de lectura y producción de textos poéticos
luego o simultáneamente al trabajo con este género discursivo que se realiza en
clase de Lengua y Literatura. En el taller los alumnos pueden tener acceso a una
mayor cantidad de textos, pueden explorar libremente libros de poesía, recuperar su
experiencia de lectura de este tipo de textos, pueden escribir poemas sin
condicionamientos, jugar a combinar palabras y sonidos, crear poemas visuales, etc.
Entonces, cualquiera de los saberes que se desarrollan en Lengua y Literatura
puede enriquecerse con un proyecto de taller que estimule la creatividad, la libertad
de elegir, el contacto múltiple y diversificado con los textos.
40
recorridos que cada lector traza partiendo de su experiencia personal, vital de la
lectura y de su deseo o expectativa acerca de las lecturas futuras. Es un proyecto
que permite:
a) pensar que no se trata de “iniciar”, sino de acompañar estos trayectos, y de
volver comunitaria la vivencia que cada alumno construye en relación con la lectura;
b) a partir de la investigación acción como profesionales docentes, recuperar
la experiencia concreta, el modo en que nuestros alumnos se van volviendo lectores
y
c) desarrollar su competencia cultural respetando la diversidad.
“Se vuelve necesario que los lectores aprendices se doten poco a poco
de un capital de gestos codificado, de discursos técnicos, de saberes
especializados, de costumbres culturales específicas exigidas por el campo
lector. Construir esa competencia y esa familiarización supone multiplicar y
diversificar las situaciones de interacción entre libros y lectores. Se trata de
introducir diferencias y, por lo tanto, preferencias en la oferta libresca,
desarrollando una cultura del libro.” (Privat: 2003)
41
Esta primera etapa siempre es muy interesante porque para muchos implica
descubrimientos, rescates y una movilización de sensaciones del pasado, de la
infancia, trae la voz de una madre o una abuela que leía cuentos, la señorita del
jardín, el cuarto de la infancia.
Es muy interesante que también los docentes escriban su autobiografía y la
compartan con sus alumnos, esto permite encontrarnos con los otros unidos por el
hilo de la lectura. Facilita la mediación ya que los chicos perciben que el docente no
es quien sabe más sobre los libros, sino quien tiene más horas de lectura y por eso
puede sugerir, puede orientar en la búsqueda de nuevos sentidos. Muestra que los
lectores no son todos iguales pero que siempre podemos encontrarnos en alguna
lectura. Pone a la luz que los profesores también tienen zonas de vacío cuando no
han leído o han leído menos, es decir, expone que la lectura es una experiencia vital
y que nuestras lecturas hablan de nosotros, hablan por nosotros.
A partir de aquí, cada uno continúa el diseño de su itinerario, es decir, con el
mapa de lecturas a la vista traza una o varias rutas posibles: pueden seleccionar los
itinerarios según autores, géneros, temáticas, nacionalidades (por ejemplo, literatura,
cine, pintura oriental), extensión (por ejemplo, explorar microrrelatos, cortos
cinematográficos, etc.) o cualquier otro diseño que deseen. La consigna es que
tracen previamente un recorrido – formulen propósitos de lectura - que puede
modificarse sobre la marcha, y a partir de allí comiencen a transitarlo y a armar su
cartografía a partir de fichas técnicas con los datos de los textos que recorren para
poder recuperarlos y compartirlos en cada encuentro comunitario, para tener la
visión global del viaje que realiza.
Periódicamente se realizan los encuentros comunitarios para compartir los
caminos y encontrarse o distanciarse en los gustos y preferencias. Estos encuentros
funcionan como “escalas” que permiten moverse hacia la próxima etapa del camino
o bien rediseñar el trayecto y desviarse hacia otras zonas. Se gestionan estrategias
para hacer circular recomendaciones, como cuadernos viajeros, afiches, códigos de
valoración icónicos. Es importante que en estos momentos los coordinadores del
proyecto generen las condiciones para que los estudiantes puedan reflexionar
acerca de sí mismos como lectores, es decir, qué habilidades poseen para sortear
dificultades, cómo reaccionan ante lo inesperado (por ejemplo el disgusto o el
aburrimiento), cómo se disponen para comenzar, qué sienten al llegar al final. Y que
observen en el transcurso del tiempo si se producen modificaciones en sus formas
de posicionarse ante los textos: cuanto mayor es nuestra experiencia de viaje más
cortas nos resultan las distancias en las rutas. Cada “escala” del viaje plantea un
detenimiento para evaluar la forma en que cada lector usó el reloj, la brújula y el
sextante.
También es importante construir con ellos la noción de que es leyendo como
uno se vuelve lector, leyendo en extensión y en profundidad. Y compartiendo con los
otros, vivenciando la dimensión socializadora de la lectura (Colomer, 2006)
¿Cuál es el rol del docente en este proyecto? Incentivar, acompañar y
compartir la construcción de los trayectos personales de los alumnos. Y la propuesta
nos invita también a diseñar nuestro camino de lectura para el año y compartirlo con
ellos, no sólo a través de la selección de los textos que realizamos –que siempre
está signada por el gusto y el rechazo- sino en forma directa, recomendando,
invitando, sugiriendo, desplegando el horizonte de los mundos posibles por
descubrir. La evaluación del proyecto es gradual, es decir que en cada etapa del
camino lector tanto los docentes como los alumnos evalúan si su competencia
lectora y cultural se ha ampliado, si sus estrategias se diversificaron, si son capaces
de realizar recomendaciones y de tomar las de los otros, si se han puesto desafíos o
42
sólo se atrevieron a transitar caminos ya conocidos. Sugerimos que los alumnos
registren la experiencia, en un diario, un cuaderno de bitácora, o simplemente que
lleven un “pasaporte” o carnet de viajero donde se registren las lecturas desde el
inicio, esto ofrece información clara acerca del nivel lector alcanzado. Sería
interesante que ese carnet de mantuviera actualizado a lo largo de toda la
escolaridad. (Silveyra: 2002)
ACTIVIDAD Nº 5
Reunidos en grupos, diseñen tres recorridos de lectura diferentes con un
mínimo de cinco títulos cada uno.
43
- Actividades: en este apartado pueden describirse de manera general las
actividades que se realizarán, es decir, pueden plantearse tipos de actividades. Las
actividades deben promover la construcción de los saberes seleccionados y estar en
completa concordancia con los propósitos fijados previamente.
- Recursos: se consideran los recursos materiales y humanos que se prevén
como necesarios para realizar las acciones previstas, por ejemplo libros, revistas,
acceso a Internet, etc.
44
procesos de enseñanza más que medir el nivel de logro de los aprendizajes
alcanzado por los alumnos. Y que aquello que se evalúa es en definitiva lo que
parece determinar lo que se enseña. Como apunta Antonio Bolívar en La mejora de
los procesos de evaluación:
“Los estudiantes acaban trabajando aquello que intuyen que es
relevante en la evaluación, y el profesor en su enseñanza implícitamente
muestra qué es lo que le importa en la evaluación. Las prácticas de
enseñanza se estructuran, pues, para el alumnado y el profesorado, en
función de la evaluación. Lo que se evalúa acaba determinando lo que se
enseña.” (Bolívar: 2000)
45
Proponemos algunas alternativas para evaluar proyectos de lectura y de
escritura:
Ahora bien ¿quién realiza esa selección? Proponemos que sean los mismos
estudiantes quienes asuman un compromiso con su propia escritura, al determinar
cuáles son sus “mejores” trabajos, los que merecen integrar esta carpeta. De este
modo los estudiantes realizan en principio una observación, luego reflexionan, hacen
una crítica, una lectura autónoma y responsable y valoran la producción, es decir
toman decisiones. De este modo están auto-evaluando la producción escrita. Apunta
Álvarez Méndez:
46
debilidades tienen en relación con la práctica de escribir. Esto es interesante porque
generalmente los estudiantes no tienen muy desarrollado el hábito de evaluarse
como escritores más allá de los aspectos más observables (la ortografía, la
caligrafía) Este ejercicio permite reconstruir qué aprendió y qué necesita aprender en
torno a esta práctica.
47
que se enseña determinando en definitiva lo que los alumnos aprenden (Bolívar. La
mejora de los procesos de evaluación)
Por otra parte, esta herramienta brinda información acerca de la globalidad
del proceso que realizan los estudiantes ya que permite evaluar sus primeras y sus
últimas producciones dando una perspectiva de la graduación, de los recorridos
realizados y de la totalidad al mismo tiempo. Y esta información está disponible para
los propios estudiantes, para sus pares, los profesores, las familias y también para
ser evaluado externamente si se requiriera. En cuanto a este último punto debemos
aclarar que la evaluación no debería centrarse en el control externo a los procesos
de enseñanza y de aprendizaje, sino ser siempre una manera de construir
conocimiento al interior de la clase o el taller.
48
Pero no debemos dejar de lado que más allá de las convenciones los
estudiantes tendrán que poder vincularse positivamente con su propia escritura, es
decir, disfrutar de las escenas de escritura, sentirse cómodos con sus producciones,
querer compartirlas, no avergonzarse de los modos en que se expresan por escrito,
ser capaces de imaginar y de inventar en un marco de respeto por la palabra de
todos y por la capacidad de producir historias e ideas.
49
habituales “me gustó” o “no me gustó”) sólo tiene lugar cuando se construye un
sentido a partir de la lectura y cuando el lector se vincula subjetivamente con lo que
el texto dice. Cuando los estudiantes puedan discutir acerca de lo que leen más allá
de cualquier guía de análisis, será más sencilla la tarea de seleccionar los textos,
porque tendremos datos acerca del efecto que producen las lecturas, de las
relaciones que pueden establecerse entre los textos, de las marcas que las lecturas
van inscribiendo en los sujetos que leen. Un enfoque muy interesante aparece en el
libro de la investigadora Carolina Cuesta quien recupera los aportes de la etnografía
para comenzar a entender los “modos de leer” de nuestros alumnos:
50
estudios, sino que sostienen modelos más tradicionales o que provienen de sus
propias historias lectoras
El docente, figura central del dispositivo escolar, no sólo escoge sus propias
lecturas sino las lecturas para sus alumnos. Por eso, no es posible dejar de analizar
la importancia que el acto de leer, la concepción sobre la lectura, la frecuentación de
los libros tiene para él.
Los docentes realizan la selección de textos a partir de muchos parámetros,
entre ellos la participación en la ley de la oferta y la demanda del mercado editorial,
que en la mayoría de los casos ofrece un producto ya digerido y nada
problematizador. Producto que, insistimos, es necesario revisar y discutir.
Entonces la propuesta es tratar de leer más y de hacer conciente qué lugar ocupa la
lectura en la vida de cada uno, en qué medida se reconoce a la lectura como
mecanismo de construcción de la subjetividad, como modo de acceder al capital
cultural de la humanidad, qué imaginario tiene cada uno acerca de la lectura.
En esta operación de volver visibles ciertos presupuestos que involucran a la
lectura la figura del docente cobra relevancia. De su aceptación pasiva o de su
participación profesional depende no sólo la construcción de un canon recreado y
vigente sino también la formación de lectores competentes, autónomos, críticos;
sujetos que habiendo recibido un legado de lecturas canonizadas por los agentes
que actúan en el campo escolar podrán conformar su propia biblioteca.
Pero la pregunta que nos cuesta responder con certeza es ¿cómo se evalúa
la lectura? ¿Es posible evaluar el gusto, el disfrute, el hábito? Debemos comenzar a
diseñar dispositivos nuevos que nos permitan evaluar los modos de aproximación a
los textos y cuáles son los conocimientos que los alumnos van construyendo a partir
de la lectura, sobre la lectura, o hacia ella.
51
que después de la lectura puedan rediscutirlos e instalar por ejemplo el concepto de
parodia que puede leerse en este texto o para que puedan establecer vinculaciones
entre esta segunda parte en clave de humor de un clásico y otros textos que usan el
mismo procedimiento (Encantada de Disney, Shrek, etc) o entre este texto y otros de
Esteban Valentino que puedan haber leído.
Entonces, formular hipótesis de lectura es valioso en la medida en que se
recuperen los saberes de los estudiantes que subyacen en aquellas y que luego de
la lectura, o durante, al momento de refutar o corroborar las hipótesis se vuelvan a
poner en juego esos conocimientos para ampliarlos, para discutirlos. Formular
hipótesis sólo como una especie de juego de adivinación no es una práctica
significante.
52
previos con la información nueva que el texto le aporta. Una consecuencia de
esta idea sobre el tipo de intervención pedagógica tiene que ver con la
elección de textos que permitan movilizar saberes previos, sin ser totalmente
redundantes en relación con ellos.” (Stapich:2000, 28)
“En relación con el campo que nos ocupa, resulta necesario mencionar
que los espacios áulicos e institucionales como los talleres de lectura y de
escritura deben pensarse como lugares en los que hablar y escuchar, leer y
escribir se constituyan en una posibilidad para permitir una práctica
lingüístico-discursiva intensa y para ampliar el universo cognoscitivo de los
sujetos que intervienen en la experiencia. En este sentido, desarrollar las
potencialidades lingüísticas y literarias del sujeto es también profundizar la
visión de contenidos significativos de la cultura. Proponemos, en
consecuencia, realizar experiencias de producción y comprensión de textos
en contexto y articular instancias sistemáticas de reflexión metalingüística y
metadiscursiva. Se trata de optimizar prácticas relacionadas con leer y escribir
textos en la escuela, es decir, se trata de innovar respecto de los modos de
apropiación de los discursos en el aula” (Actis: 2005,79)
53
Diversificar las lecturas, proponer variadas formas de leer (en voz alta, en voz
baja, en forma corrida, en forma interrumpida, en la escuela, en casa, solos, con
otros, etc.), crear situaciones para que la lectura simplemente acontezca, resistirse
ante las pruebas estandarizadas, son modos de dotar a la lectura de una
significación más profunda que necesariamente van de la mano con una evaluación
comprometida, compartida y global de los procesos que los chicos realizan antes,
durante y después de leer. Pero es imprescindible que los docentes nos
preguntemos antes qué entendemos por literatura, cómo nos vinculamos nosotros
mismos con los textos y qué queremos que nuestros alumnos aprendan sobre la
lectura. Determinar este marco teórico, estos propósitos y decidir cuáles son las
estrategias metodológicas apropiadas reorientarán la evaluación hacia una zona
más rica y más significativa. Para “hacer de la evaluación una celebración colectiva
del aprendizaje” como concluye Donald Graves su libro ya clásico Estructurar un
aula donde se lea y se escriba.
ACTIVIDAD Nº 6
54
BIBLIOGRAFÍA CITADA Y SUGERIDA
55
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56
ANEXO BIBLIOGRÁFICO
La escuela es una institución que tiene el deber de educar (hacer crítico al individuo)
y a la vez socializar (transmitir las pautas de comportamiento culturales). La
dimensión educativa de la participación –que permite desarrollar y formar
capacidades como el diálogo, la colaboración, la responsabilidad, etc.– se completa
con su dimensión social, debido a que la escuela es una institución pública en la que
los ciudadanos tienen derecho a participar. La dimensión profesional de la
enseñanza exige un planteamiento de equipos, tanto en lo que respecta a los
profesionales que enseñan (y a la vez aprenden) coma a los estudiantes que
aprenden (y también enseñan); la comunidad critica que constituye la escuela se
basa en la participación (Santos Guerra, 2003).
Es necesario aclarar aquí que en las escuelas nos referimos a proyectos en relación
con intenciones y modalidades diferentes; cuando escolarmente se habla de modo
genérico de proyectos institucionales se hace referencia a aquellos proyectos que
elabora la institución con el objetivo de fijar sus políticas educativas, los criterios a
partir de los cuales se organiza y la manera como lo hace, los objetivos que
persigue, etc., en tanto estrategia global o suerte de declaración de principios,
propósitos y pautas, que se concreta anualmente en la planificación institucional
estratégica y en las planificaciones de los docentes. Pero en las escuelas son
necesarios además otros tipos de proyectos: los proyectos educativos (tanto
generales como de aula, que pueden estar articulados y que atienden problemáticas
específicas institucionales, en el primer caso, y de un grupo de alumnos, en el
segundo); los proyectos de investigación, elaborados tras el objetivo central de
construir conocimiento, y enmarcados y justificados por el proyecto institucional; los
proyectos de intervención sociocultural, que son diseñados con el objetivo de
producir transformaciones a nivel comunitario (Bixio, 2004). El proyecto que
propiciamos, en relación con la categorización anterior, se encuadraría dentro de los
proyectos educativos: generales, en tanto los Proyectos Institucionales de Lectura
diagnostican e intentan resolver una problemática específica institucional (allí radica
el posicionamiento teórico, metodológico y finalmente político: la lectura es una
problemática institucional) pero, a la vez, articulado con instancias puntuales de
trabajo de aula, tal como se expondrá a lo largo de este desarrollo.
57
Veamos la secuencia esquematizada propuesta a continuación:
Autodiagnóstico y autoevaluación
Prácticas de evaluación interna realizadas por los diferentes actores implicados en
las situaciones que se analizan y en las problemáticas a resolver.
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relevamiento, información y discusión, en el que el bibliotecario asuma un rol de
mediador entre el alumno y las fuentes, y que en el futuro, si las condiciones
objetivas lo permiten, sea entendida como un centro de recursos multimediales.
Debilidades (hipotéticas):
1. Material nulo o escaso o no pertinente (no hay libros; hay pocos libros; hay
libros desactualizados, etc.),
2. Problemas de infraestructura (falta de espacio, carencias edilicias, estanterías
insuficientes, etc.).
3. Falta de organización de la biblioteca (falta de: relevamiento y clasificación,
sistematización a través de ficheros o de informatización, etc.).
4. No hay cargo (no hay bibliotecario/a).
5. Hay cargo (bibliotecario/a) pero existe algún obstáculo personal o funcional
que coarta o atenta contra el normal desempeño de las funciones.
6. Otras variables.
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Lilia Lardone y María Teresa Andruetto. (2005) La construcción del taller de
escritura. En la escuela, en la biblioteca, en el club... Rosario: Homo Sapiens.
Batería de ejercicios
Consideraciones generales
Las consignas de trabajo que se detallan a continuación han sido probadas con
diferentes grupos y tipos de personas. Se apoyan en intenciones sostenidas en
busca de ciertos resultados. Hay ejercicios que apuntan básicamente al juego con
las palabras, y otros a la memoria, sólo por dar algunos ejemplos. Pero no se trata
de rasgos excluyentes, ya que un ejercicio acaso estimule al mismo tiempo ejes
diversos.
El banquete
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No hemos diferenciado bibliografía poética para chicos por considerar que la
poesía es una sola, y que la sensibilidad de cada coordinador le permitirá elegir
los textos más apropiados para su grupo.
- Tantos platos (incluso descartables) como participantes haya.
- Motivación: preparar el espacio de trabajo como una mesa tendida. Y sobre ella
los platos, uno por participante. Arriba de cada plato se coloca un texto escrito en
un papel doblado en cuatro. Cada participante/comensal saboreará su texto
primero en soledad y luego invitará con él a otro. No extender esta actividad más
de quince minutos,
- Consigna: escribir a partir de una línea del texto/alimento que estaba en el plato.
Traducción imaginaria
Pie de página
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el campo. O hacia un sitio largamente visitado, mirándose los pies hasta que
encuentren otros pies.
Leer finalmente un poema.
- Consigna: escribir una descripción o un pequeño relato que tenga por centro
unos pies, unos zapatos...
Entrelíneas
Marcas urbanas
La mesa de la abuela
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La frontera invisible
lnstrucciones:
1. Se toma el espejo y se sube a la azotea.
2. Se pone el espejo en el suelo, boca arriba.
3. Se tiende uno al lado del espejo.
4. Se acerca la cabeza al espejo, pero no demasiado: sólo lo suficiente para
ver las estrellas allá en el fondo.
5. Se mira con atención la más cercana, hasta poder calcular con exactitud
a qué distancia está, luego se cierran los ojos.
6. Se Ileva despacio un pie hacia esa estrella: después de tocarla hay que
asegurarse de que se ha asentado bien el pie.
7. Asiéndose con una mano del borde del pozo, se busca con el otro pie
una nueva estrella, y se la pisa con firmeza.
8. Se busca con la mano libre otra estrella y se la encierra con la palma.
9. Se suelta entonces la boca del pozo y se busca con esa mano una
estrella más. Al encontrarla y sujetarla, se mueve el pie que había pisado
la primera. Así, descolgándose de estrella en estrella, se continúa hasta
llegar al fondo del pozo.
10. Para salir del pozo, se tapa el espejo con la mano y se abren los ojos.
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b) (para chicos): inventar un modo de Ilegar rápidamente al otro lado del
mundo o responder a la pregunta: ¿cómo salir del aula sin que la
señorita se dé cuenta?
Transformaciones
iA inventar se ha dicho!
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- Materiales: carteles con títulos de libros (cada coordinador manejará su propio
bagaje de lecturas, tratando de mezclar títulos que sugieran humor, suspenso,
aventuras, es decir que proporcionen algún ingrediente de interés)
- Motivación: elegir (mediante algún juego de coincidencias) parejas que
trabajarán la consigna. Una vez elegidas, disponer carteles con títulos de libros
(ver abajo títulos para grupo de chicos) en el centro del grupo, en cantidad
suficiente como para que sobren dos o tres. Cada pareja tomará su título.
- Consigna:
a) inventar entre dos un argumento para un libro que se llamará como el cartel
seleccionado (ver bibliografía), respetando su desarrollo en principio, medio y
final.
Botella al mar
Seis veces Lucas
La felicidad de los ogros
Nunca seré un superhéroe
Un mar muy mojado
Los vecinos mueren en las novelas
lrulana y el ogronte
La gallina de los huevos duros
De barrio somos
La noche de los ruidos
El cazador oculto
Cándido
Crimen en el arca
El príncipe de Blancanieves
El dueño de los animales
La señora Planchita
Pahicaplapa
El regreso de los Alagatos
Sacate el antifaz...
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- Consigna: imaginar Conducta en .... (ejemplos: sala de espera del consultorio del
dentista, un cumpleaños, una reunión de los padres del curso para preparar el
viaje de estudios, etc.) y relatar desde un tono humorístico.
Sin anestesia
- Ejemplo de producción
Magia, era pura magia. Todos peleando y jugando, en dos ollas se encogía una
pila de duraznos. Nada por aquí, nada por allí, sólo duraznos y azúcar que
durmiendo en la heladera aparecen bañados en almíbar. El fuego desde la
mañana lame el piso de la olla. La impaciencia crece en la familia. Después de
interminables horas, un olor tiñe la casa, un puñado de pequeños sobre la silla
se contonea por ver los colores bailando en la paila. Una lengua se quema por
besar la cuchara de madera. Una hilera de frascos que se disfrazan de vitraux, el
mundo se ve hermoso a través de ellos.
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El baúl de la abuela
Mesa de lecturas
Mesa de lecturas II
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Anotar luego en el pizarrón algunos comienzos de historias.
-Consigna: seguir esas historias hasta encontrarles un final.
Coproducción
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La yapa
¿Qué es un acróstico?
iA escribir al museo!
Juegos de palabras I
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- Materiales: carteles con palabras largas cortadas en dos (por ejemplo: MUR-
MULLO)
- Motivación: leer poemas de autores que inventaron palabras (a modo de
ejemplo: Oliverio Girondo, Jacques Prevert, Vicente Huidobro, Xavier Villaurrutia,
etc.).
- Consigna: elegir cartones e inventar con los fragmentos nuevas palabras e
incluirlas en un poema.
Juegos de palabras II
Yo tenía...
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instante de sorpresa y sin querer hice una sonrisa; pero enseguida me volví a
encaprichar. Al tirarla contra el patio el trapo blanco del forro se ensució de tierra:
yo la sacudía y la pelota perdía la forma: me daba angustia de verla tan fea;
aquello no era una pelota; yo tenía la ilusión de la otra y empecé a rabiar de
nuevo. Después de haberle dado las más furiosas patadas me encontré con que
la pelota hacia movimientos por su cuenta; tomaba direcciones e iba a lugares
que no eran los que yo imaginaba: tenía caprichos que me hacían pensar que
ella tampoco tendría ganas de que yo jugara con ella. A veces se achataba y
corría con una dificultad ridícula; de pronto parecía que iba a parar, pero
después resolvía dar dos o tres vueltas más. En una de las veces que le pegué
con todas mis fuerzas, no tomó dirección ninguna y quedó dando vueltas a una
velocidad vertiginosa. Quise que eso se repitiera pero no lo conseguí. Cuando
me cansé, se me ocurrió que aquel era un juego muy bobo: casi todo el trabajo
lo tenía que hacer yo: pegarle a la pelota era lindo, pero después uno se
cansaba de ir a buscarla a cada momento. Entonces la abandoné en la mitad del
patio. Después volví a pensar en la del almacén y a pedirle a mi abuela que me
la comprara. Ella volvió a negármela, pero me mandó a comprar dulce de
membrillo (cuando era día de fiesta o estábamos tristes, comprábamos dulce de
membrillo). En el almacén no quise mirar la otra, aunque sentía que ella me
miraba a mí con sus colores fuertes. Después que nos comimos el dulce yo
empecé de nuevo a desear la pelota que mi abuela me había quitado, pero
cuando me la dio y jugué de nuevo me aburrí muy pronto. Entonces decidí
ponerla en el portón y cuando pasara uno por la calle tirarle un pelotazo. Esperé
sentado encima de ella. No pasó nadie. Al rato me paré para seguir jugando y al
mirarla la encontré más ridícula que nunca: había quedado chata como una torta.
Al principio me hizo gracia y me la ponía en la cabeza. La tiraba al suelo para
sentir el ruido sordo que hacía al caer contra el piso de tierra y por último la
hacía correr de costado como si fuera una rueda.
Cuando me volvió el cansancio y la angustia le fui a decir a mi abuela que
aquello no era una pelota, que era una torta y que si ella no me compraba la del
almacén yo me moriría de tristeza. Ella se empezó a reír y a hacer saltar su gran
barriga. Entonces yo puse mi cabeza en su abdomen y sin sacarla de allí me
senté en una silla que mi abuela me arrimó. La barriga era como una gran pelota
caliente que subía y bajaba con la respiración. Y después yo me fui quedando
dormido.
FELISBERTO HERNÁNDEZ
- Motivación: leer el texto. Proponer que cada uno escriba en cinco minutos un
listado de objetos de la niñez o un listado de recuerdos agradables y
desagradables. Enumerarlos por escrito, muy brevemente. Leerlos en voz alta
para el grupo.
- Consigna: elegir uno de los objetos o uno de los recuerdos y desarrollarlo en un
texto.
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- Motivación: leer cuentos de autores actuales, transgresores, con humor ácido,
coma Ema Wolf, Horacio Clemente, Luis María Pescetti, Gustavo Roldán.
Observar las características de estilo.
- Consigna: escribir un texto que pueda gustarles a los más chicos.
No, no y no
Confesiones inesperadas
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superficie lisa. Con esas palabras armar un poema (se pueden dejar algunas sin
utilizar, pero no incluir las que no estén.
Fantasma, ven a mí
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Casi perro
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c) El Oso del cuento habla con la directora del colegio.
d) La directora del colegio habla con el Oso del cuento.
e) El Oso del cuento habla conmigo.
f) Yo hablo con el Oso del cuento.
- Consigna: elegir una de esas posibilidades y escribir un diálogo. Puede
realizarse también distribuyendo los roles de a dos, dar un tempo para
intercambiar opiniones y pedir luego que Ileven el diálogo al papel.
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- Motivación: hacer entre todos una Iluvia de ideas sobre las cosas que hay en
eras ciudades raras.
El coordinador anota en el pizarrón los elementos mas inquietantes, o con más
posibilidades de generar historias, para que queden a la vista de todos.
- Consigna: describir la ciudad rara elegida. Esta consigna puede desarrollarse en
forma individual o en grupos.
Marche un culebrón
Colorín colorado
Invasión XXZZYY
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Se me lengua la traba
Sopa de letras
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Mónica Rojo y Patricia Somoza. (1991)Taller de escritura. Tomemos la palabra.
Bs. As.: Troquel.
El pie de la letra
Punto de mira
Mi casa
Cuando tenía ocho años fui desafiado por mi maestra para describir ante mis
compañeros, cómo era mi casa: "Bueno, para entrar en mi casa es requisito
indispensable el tener alas, porque la única entrada es por el gran ventanal que
da al primer piso a la calle. La salida en cambio, es por una puerta común y
corriente pues el living es demasiado angosto y no hay lugar para tomar el
envión necesario que se requiere para el más modesto de los despegues.
Tenemos también una mesa mágica.." A esa altura de mi exposición desaparecí
del aula siguiendo a mi oreja izquierda, que había quedado atrapada entre el
índice y el pulgar de la tierna mano de la señorita Dora. ¡Repítaselo ahora al
Padre Rector! Coloqué mis orejas a la misma altura, me alineé un poco y
satisfice de inmediato el pedido: "Bueno, para entrar en mi casa es requisito
indispensable el tener alas...". Tanto gustó mi sencilla descripción, que tuve que
repetirla frente a la psicopedagoga, a tres monjas, al presidente de la
cooperadora, al consejero escolar, al cura Antonio, y hasta a un policía que por
ahí pasaba. Y todos coincidieron en que debían acompañarme hasta mi casa,
seguro que para conocerla, y además porque querían hablar de no sé qué cosa
78
con papá. Pero los pobres se tuvieron que conformar con dialogar a gritos desde
la vereda, porque para entrar en mi casa, es requisito indispensable el tener
alas... y por supuesto, ninguno de ellos tenía unas.
Pablo Olmedo, en Puro Cuento, Nro. 14, enero/febrero, 1989, pág. 33.
Así como los antiguos consultaban el oráculo y observaban el vuelo de las aves
para conocer el futuro, el lector moderno encuentra una orientación para su
destino mensual en la página del horóscopo, infaltable en toda revista.
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Elena Stapich (coord.) (2004) El piolín y los nudos. Textos, tejidos y tramas en
el taller de lectura y escritura. Mar del Plata: Estanislao Balder
Todo comienza con el desasosiego, cuando uno siente que llegó el momento de empezar a
chapotear y después a internarse medio a ciegas en el oscuro mar de las palabras, en
nuestro propio y privado mar de las palabras, que se ha ido formando a lo largo de los años
con las frases oídas y dichas, cargadísimas de materia vivida, y con los textos de otros que
hemos leído.
Graciela Montes
El taller de lectura que proponemos está orientado hacia los niños y los
adolescentes, lo que determina ciertas particularidades. El coordinador es siempre
un referente muy importante. En este case, se agrega el hecho de que los
participantes tenderán a considerarlo como alguien que detenta el saber sobre los
textos: cómo leerlos y cómo producirlos. Por lo tanto, alguien que tiene la última
palabra, que juzga la validez de los aportes realizados por cada uno, alguien ante
quien se rendirán cuentas de lo que se hizo y lo que se dejó de hacer.
Parte del rol del coordinador consiste en desplazarse de ese lugar para permitir la
circulación del saber entre los participantes y la paulatina asunción de
responsabilidades por parte de éstos. La coordinación se comparte, es rotativa, no
es un privilegio de una sola persona: todos pueden ejercerla, siempre y cuando
tengan una propuesta válida y sean respetuosos de los aportes ajenos. No se trata
de tener todas las respuestas, sine de saber plantear las preguntas. Obviamente,
ésta es una tarea dificultosa, dado que la representación que se tiene del rol
proviene de antiguos presupuestos construidos desde el sistema escolar. El trabajo
cooperativo y el funcionamiento democrático no son características frecuentes en la
cultura escolar. Otros rasgos del taller que van a contrapelo de esta cultura son la
participación no forzada, el humor y el juego.
80
El coordinador es un animador a la lectura y, como tal, seguramente se propone
achicar la distancia entre Ios chicos y los textos. Pero, más allá de ese propósito
general puede haber otras expectativas, de acuerdo con las diferentes variables que
atraviesan la actividad. Por ejemplo: si se trata de un grupo con dificultades para
sostener una lectura prolongada, tal vez la expectativa sea que los chicos alcancen
a leer un libro completo. Si se trata de un grupo de lectores ya experimentados, será
posible plantearse profundizar en un nuevo un autor, un movimiento.
Una vez definidos estos objetivos, iniciaremos la planificación de las actividades del
taller, pensadas en términos de problemas a resolver, desafíos para enfrentar. Para
eso, es importante que exista un marco teórico, unos conceptos previos en los que
nos apoyemos, que sean nuestro soporte y nos nutran para que las propuestas no
nos seduzcan por el atractivo que pueden tener en sí mismas, sino en función de lo
que queremos movilizar a través de ellas. La actualización bibliográfica y su lectura
critica permanente deben guiar la tarea de todo animador. Leer y escribir deberían
constituir prácticas altamente significativas dentro de nuestra experiencia cotidiana,
para que resulten también significativas para los chicos.
Una vez que se encuentre con el grupo Ilevará adelante distintas dinámicas para
orientar la actividad, respetando siempre los tiempos de los chicos, sus necesidades
y reclamos. Es importante crear espacios para el conocimiento y el reconocimiento
de ellos mismos: existen muchas dinámicas de presentación que favorecen el juego
con el lenguaje a la vez que animan el conocimiento y el encuentro con el otro. Otra
serie de consignas apuntara a la formación de grupos, etapa previa del trabajo que
generalmente es propicia para el juego y la interacción. Luego, el trabajo. Todo
encuentro debe planificarse detaIladamente, teniendo en cuenta los tiempos y
espacios para el desarrollo de cada actividad. El animador está presente
coordinando las actividades de lectura y escritura que previamente haya planificado
para el encuentro. Si bien éste debe estar organizado, cuando se trabaja con niños
es importante dejar espacios abiertos para la sorpresa, es decir, dejarnos
sorprender, abrir intersticios para que la creatividad y la imaginación de los chicos
despierten en nosotros nuevas ideas, nos interpelen y nos motiven para recrearnos
a nosotros mismos: el animador que se repite a sí mismo toma aburrida Ia actividad
porque él mismo pierde el espacio para el placer del juego y lo nuevo.
Trabajar con consignas -además de hacerlo de manera libre activa una florescencia
de posibilidades que sólo de ese modo es dable hacer emerger del estado larval. Si
el taller es un lugar de experimentación, entonces lo ideal, a la corta o a la larga, es
que cada uno se adiestre para ser capaz de imponerse sus propias consignas.
Mientras tanto está ahí el coordinador en la ocupación de descubrir surcos nuevos,
porque él es ocurrente, creativo, poco feliz con los aparatos de repetición mecánica
y posee cajas repletas de material variado. (97)
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El animador debe crear también sus propias consignas y comenzar a armar su
"cajón", su repertorio de consignas para orientar actividades, a organizarlas
dándoles un orden, una jerarquía, una secuenciación, como parte de esta tarea de
planificación que optimiza el desarrollo de su quehacer. Esto le permitirá no
repetirse, o repetirse cuando lo crea necesario, derivar otras posibilidades a partir de
esquemas prefijados, etc. La consigna es también un elemento valioso para el
momento de la reflexión, ya que el coordinador debe hacer observar las recurrencias
en el modo en que cada uno la resolvió y las divergencias que aparecen en las
distintas formas de encarar esas resoluciones.
Es normal que el animador adulto se canse y se aburra cuando trabaja con niños,
por eso debemos buscar los modos de divertirnos siempre: si nosotros nos
aburrimos, los chicos lo perciben y por supuesto también se aburren; en conclusión,
el taller decae. Es conveniente, por lo tanto, buscar textos que nos gusten, y a través
de ellos, por ellos, apasionamos, ser críticos con nosotros mismos, pensar siempre
en los chicos. Cuando se autogestiona un taller existe la posibilidad de interrumpirlo
si sentimos que ha cumplido sus objetivos; en ese caso, es positivo hacerlo: es más
productivo saber darle un cierre que mantenerlo hasta que muera solo. Es
importante evaluar y concluir permanentemente con los chicos: qué hicimos hoy, qué
fue lo que más nos gustó, qué dificultades se presentaron, cómo las resolvimos. En
el medio y en el final (dependiendo de la duración) es conveniente hacer una
encuesta, nos da muchos datos, nos ayuda a cambiar o a sostener lo bueno.
Reunirse con pares y alimentarse mutuamente de ideas, de críticas, de libros, de
consignas. Someter a discusión nuestras propias metodologías. Y no pensar que
tenemos la varita mágica o la !lave que abre las puertas de todos los textos. No
anquilosarse en textos y consignas repetidas porque sabemos que funcionan; cada
grupo es distinto y demanda cosas diferentes.
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PROPUESTA DE EVALUACIÓN FINAL
Como cierre de las actividades que hemos realizado en este encuentro les
proponemos que lean detenidamente la bibliografía, y luego diseñen un proyecto
para el Taller de lectura y escritura que recupere las cuestiones que hemos estado
discutiendo. Fundamenten utilizando el encuadre teórico propuesto, atiendan al
marco institucional para pensar en proyectos viables, piensen actividades concretas
que podrían realizar e intenten que el proyecto tenga un propósito bien claro y
preciso, en lo posible que sea una producción final, para que todas las acciones que
se hagan apunten a lograrlo.
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