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(Exterior. Día. Paisaje de Valle Bermejo. Pasa un autobús, en el que viaja un Ernest
o joven .Títulos de crédito)
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(Día. Ernesto contempla el paisaje desde el interior del "micro". Continúan los título
s)
ERNESTO(Joven. Voz en off):No sé por qué vuelvo. No tiene mucho sentido volver después
de ocho años, o casi nueve. Volver a un lugar que ya no existe.Sigo haciendo cosa
s sin pensarlo demasiado, sinmedir las consecuencias.Más o menos como vos. Las ley
es de la genética no fallan, diría mamá. Cuando le dije que me venía, me miró como si estu
viera enfermo. Deformación profesional, supongo. Pero no hizo preguntas. Entendió me
nos cuando le dije que volvía mañana, que ni siquiera me iba a quedar una noche. Ent
endió menos o entendió todo. Con la vieja nunca se sabe. ¿Para qué voy a gastar guita en
hotel? El micro llega por la mañana temprano y se va a las diez de la noche. Teng
o doce horas de viaje hasta Buenos Aires para apolillar,y casi todo el día para pe
gar allí unos cuantos kilómetros, y tratar de saber por qué vine.(El micro se detiene
y Ernesto desciende. Lleva sólo un pequeño bolso de viaje)
ERNESTO (Joven. Voz en off) :Turista no soy. Los paisajes no me emocionan. De la
gente conocida no queda casi nadie. Amigos, ninguno. A lo mejor vengo nada más qu
e para hablar un rato con vos.
(Ernesto alquila una bicicleta y emprende camino)
ERNESTO (Joven, off): Para contarte algunas cosas que me pasaron. Para decirte l
o que pienso hacer. Estoy en una edad de mierda en la que estás obligado a tomar d
ecisiones, y justamente, lo que menos tenés ganas de hacer es tomar decisiones. No
te preocupes. No vuelvo para saber quién es mi padre. Ni para conocerte realmente
. Ni para descubrir tus zonas oscuras. No va por ahí la cosa. Siempre fuiste un ti
po transparente. Sólido como una pared, pero transparente. Y si a veces no te ente
ndía, no era culpa tuya. No era culpa mía tampoco. Era muy chico para entender algun
as cosas.
(Ernesto se detiene. Ha llegado hasta la entrada de la estancia de Andrada)
ERNESTO (Joven. Off): Cuando empecé a entender las cosas de los mayores fue porque
,sin darme cuenta,había dejado de ser chico. A lo mejor vine para acordarme bien d
e todo lo que pasó aquel invierno.Me gustaría conocer tu versión. Yo conozco sólo parte
de la historia. Algunas cosas las viví.Otras las escuché o las espié.A lo mejor vine p
orque me di cuenta de que se me estaban borrando,y me dio bronca. No se puede se
r tan imbécil. Hay cosas de las que uno no puede olvidarse. No tiene que olvidarse
. Aunque duela. (La cámara se detiene en el arco de madera que da entrada a la pro
piedad de Andrada. Hay grabados unos signos hebreos)
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(Exterior. Día. Ernesto-niño corre con su calesa para ganar al tren)
ERNESTO: ¡Vamos, Dumas! ¡Vamos! ¡Vamos, Dumas! ¡Vamos! ¡Vamos Dumas!
El maquinista hace sonar la locomotora para que el niño desista)
ERNESTO: ¡Dumas, vamos! ¡Vamos, Dumas!
(Ernesto consigue cruzar delante del tren, con escasa ventaja. Detiene la calesa
y levanta el brazo en señal de triunfo. El maquinista le responde con un gesto de
enfado)
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(Exterior. Día. Ernesto llega en calesa a la estación)
MAQUINISTA: Si quieres matarte, hacete paté la cabeza.
ERNESTO: Estoy entrenando para las fiestas.
ANDRADA: Me llevas todo esto al hotel, nene.
HANS: (A Andrada) Un momento. (A Ernesto) ¿Cómo te llamas?
ERNESTO: Ernesto
HANS: Yo soy Hans. Voy a pedirte un favor. Aquí dentro hay unos aparatos muy delic
ados, que se escoñan con, vamos, que se estropean con mirarlos. Procura evitar los
baches. Y si se te cruza un tren, un avestruz o una liebre, tú como si nada, ¿de ac
uerdo?
ERNESTO: El tren pasa los sábados, y ya llegó. Y avestruces no hay.
HANS: Quedan las liebres.
ERNESTO: Y los baches.
HANS: (Riendo) Y los baches.
ERNESTO: No se preocupe.
HANS: Gracias.
JEFE DE ESTACION: (A Ernesto) Esto es para tu madre. (Le entrega un paquete) Cad
a vez le mandan menos.
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(Exterior. Día. Ernesto llega en calesa al hotel)
HANS: ¿Se puede alquilar un coche por aquí?
ANDRADA: Ya está todo arreglado. Le doy uno mío.
HANS: No. Tampoco es eso.
ANDRADA: Si cambia de idea o se siente incómodo en el hotel, se viene a mi casa. H
ay lugar de sobra.
HANS: No, no quiero incordiar.Si fuese por un par de semanas, todavía, pero es muc
ho tiempo. Acabaría usted echándome.
(Descargan el equipaje de la calesa.Un empleado del hotel se lleva la bolsa con
las piedras de Ernesto)
ERNESTO: Trae eso, que es mío. Las piedras son mías.
HANS: ¡Qué pasa? ¿qué pasa? Déselo, eso no es mío, eso no es mío.
ERNESTO: Te dije, tarado, que eran mías.
EMPLEADO: No insultés, nene.
HANS:¿Llevas piedras ahí? ¿Me enseñas una? ¿Juntas piedras, tú? Ah, es muy bonita. Yo tambi
junto piedras.
ERNESTO: ¿Para qué?
HANS: Vivo de eso. Toma (le da dinero): Un día de estos me dejas probar lo del tre
n ¿eh? A ver si le gano ¿vale? ERNESTO: Vale.
(Ernesto comprueba la propina excesiva)
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(Exterior. Día. Ernesto se dirige en calesa a la casa)
MARIO: (Le grita desde lejos) ¿Qué te pasó?
ERNESTO: Tuve que ir al pueblo. Enganché un viaje al hotel, un extranjero.
MARIO: ¿Turista? Acá no vienen turistas.
ERNESTO: No, es un geólogo alemán que viene a trabajar para Andrada. A buscar petróleo
o algo así. Es alemán, pero habla como un gaita.
(Ernesto entra en la casa. Se peina y se perfuma)
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(Exterior. Día. Ernesto se dirige en calesa al dispensario médico. Lleva el paquete)
ERNESTO: (A los que aguardan en el exterior) ¿Está atendiendo?
UNA PACIENTE: Sí, está con Elsa.
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(Interior del dispensario. Día.Ana pasa consulta a una paciente)
ANA: Si llegás a tener otra pérdida, te acostás y me mandás llamar, ¿mm? No te hagas la fu
erte. ¿Estamos? Tomás media pastilla de éstas al día y en dos semanas nos vemos.
PACIENTE: Gracias.
ANA: De nada. (La acompaña hasta la puerta) Patricia...
ERNESTO: Te traje las muestras.
ANA: Menos mal que todavía me queda algún amigo. Guárdalas en el armario. (A otra paci
ente) Hola.
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(Exterior del dispensario. Día)
ANA: ¿Sabés que a mí todo este asunto del petróleo me suena a delirio?
ERNESTO: Yo te digo lo que se dice.
ANA: Sea como sea, si está metido nuestro querido concejal Andrada, seguro que es
algún asunto turbio.
ERNESTO: A lo mejor ni siquiera es geólogo.
ANA: Puede que no.
ERNESTO: Guita tiene. Me dio veinte dólares de propina.
ANA: ¿Tiene guita? No es geólogo. (Suben a la ambulancia) ¿Qué vas a hacer con tanta pla
ta?
ERNESTO: ¿No les hace falta?
ANA: Guárdala. O cómprate un perfume, así dejás de usar el mío (sonríe).
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(Exterior. Día. Llegan Ernesto, Mario y Ana en el ambulancia a la puerta de la igl
esia. Ernesto ve a Luciana, que llega con sus hermanas pequeñas, y va hacia ella)
MARIO: (A Ernesto) ¿Qué hacés? ¿Vas a misa?
ERNESTO: Ya vengo.
ANA: No te metás.
ERNESTO: (A Luciana) Hola.
LUCIANA: Hola.
ERNESTO: ¿Tu hermanita, cómo sigue?
LUCIANA: Mejor, parece.¿No vas a entrar?
ERNESTO: No hay misa.
LUCIANA: Igual se puede rezar.
ERNESTO: No soy católico.
LUCIANA: ¿Sos judío?
ERNESTO: No, yo no. Mamá es judía. Papá no.
LUCIANA: ¿Y vos qué sos?
ERNESTO: Qué sé yo. Nada.
LUCIANA: Algo tenés que ser. ¿No creés en Dios?
ERNESTO: No
LUCIANA: Mira que sos raro, ¿eh? ¿Te quedás? Te veo después.
NELDA: (A Ernesto) ¿No querés entrar? Dale, no tengas miedo, si no te va a pasar nad
a.
ERNESTO: Córtala, Nelda.
NELDA: Aunque sea para pegarle un susto a tus viejos.
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(Interior de la iglesia. Día)
NELDA: Quiero decirles que el padre Damián pide que lo disculpemos, pero no podrá ve
nir a dar misa hasta las fiestas patronales. Avísenles a los que no están, y hagan u
na lista con los chicos que quieran bautizar o tomar la primera Comunión. Los que
quieran casarse, aprovechen para pensarlo mejor, y si alguno tenía intención de mor
irse, va a ser mejor que se olvide por ahora. La cooperativa se reúne en el galpón.
(Luciana se vuelve y observa a Ernesto, que asiste a la reunión desde la puerta de
la iglesia) Les pido por favor a los que tengan que reponer algo, que retiren sól
o lo indispensable, ya que no tenemos dinero para comprar nada hasta después de l
a esquila. Y la cosa viene un poco complicada. Mario les explicará.
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(Exterior.Día.Mujeres y niños guardan cola para recibir medicinas que Ana y Nelda re
parten. Mario está reunido con los hombres de la cooperativa)
NELDA: (A un paciente anciano)...le recomiendo la miel. Es mejor y tiene más vitam
inas. A su edad, el azúcar no le cae nada bien.
ANCIANO: A mi edad no hacen falta vitaminas. La miel con el mate no va.
ANA: (Al mismo paciente) Bueno, me va a tomar estas pastillas, don Gregorio, ¿eh?
Una por día. Le van a hacer fenómeno. ¿Sí? ¿Las va a tomar?
MARIO: (A los reunidos) ...pueden presionar, pero no hasta el punto de sacarse l
a careta y que todo el mundo se dé cuenta de que son ellos los que mandan. Yo les
pido que aguantemos un poco más. Si alguno tiene un problema, lo vamos a tratar de
arreglar.
HOMBRE 1: No podemos demorar la esquila.
HOMBRE 2: No se puede, don Mario.
MARIO: Yo no digo eso. Hagamos la esquila, pero guardamos aquí la lana.
JUAN: La oferta de Andrada no es mala. ¿Cuánto podemos perder? ¿Un diez, un quince?
MARIO: Bueno, yo calculo un treinta por ciento, tal vez más.
JUAN: Bueno, será. Pero es mejor tener la plata en el bolsillo hoy que no dentro d
e un mes.¿Y si dentro de un mes no quiere comprar?
(Se acerca Zamora al grupo)
MARIO: No creo pero, bueno, ése es el riesgo. Es el precio para no dejar que nos t
oquen el culo. Hacé lo que mejor te parezca, Juan. Esto es una cooperativa, no una
cárcel. Si querés abrirte, puah. Mala suerte.
ZAMORA: Perdone, don Mario. El doctor Andrada quiere hablarle. Dice que diga cuánd
o le viene bien acercarse por la estancia, que él le espera.
MARIO: ¿No le dijo para qué era?
ZAMORA: Negocios, dijo. Urgentes, dijo también.
MARIO: Dígale al doctor que me va a tener que esperar unos días. Veinte o treinta. H
asta que sus amigos digan cuál va a ser el precio de la lana. Entonces hablamos.
ZAMORA: Está bien; así se lo voy a decir.(A Juan) También me mandó un mensaje para usted
, don Juan. Que cuando pueda vaya a retirar el cheque. Si puede ser hoy, mejor.
JUAN: No voy a ir, Zamora. Decile al doctor que le vendí mi lana a la cooperativa.
Que va a tener que hablar con don Mario para lo que sea.
ZAMORA: Se lo digo. Pero...no le va a gustar.
JUAN: ¿Me estás amenazando?
ZAMORA: Yo soy hombre de paz, don Juan. Se lo digo como amigo.
JUAN: Se agradace, Zamora. Pero, que yo sepa, vos no sos amigo de nadie. Guárdate
tus consejos.
(Zamora se aleja. Ernesto se decide a llevarle a Luciana un libro, antes de que
se marche con su padre)
MARIO: Gracias, Juan. (A todos) Yo creo que nos va a salir bien. Andrada tiene q
ue comprar, porque a su vez tiene que vender.
ERNESTO: (A Luciana, que está subida en una calesa) Para vos.
LUCIANA: ¿Por qué me lo das?
ERNESTO: "El llamado de la selva". Lo tengo repetido.
LUCIANA: (Sonriendo) Gracias.
ERNESTO: Es muy lindo. Es de un perro, en Alaska. Te va a gustar. Cuando lo term
ines, me contás.
LUCIANA: (Mientras se aleja la calesa) Yo no sé leer, Ernesto.
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(Noche. Interior de la casa de Mario y Ana. Ernesto cuenta el dinero que le ha d
ado Hans. Ana se seca el pelo. Mario cocina)
MARIO: No la guardes, Ernesto, porque no es tuya, ¿eh? La vas a devolver. El tipo
se equivocó.
ERNESTO: Mamá dijo que estaba bien.
ANA: ¿Qué? ¿Qué dije yo?
ERNESTO: De la propina, que la guardara.
MARIO: Mamá también se equivocó. El tipo te dio esa cantidad porque no tiene la menor
idea de cuánto vale la guita. Es como si la afanaras. Además, es propina. ¿Por qué tenés q
ue aceptar propina? ¿Eh? Cobrá lo que tienes que cobrar, pero no aceptes limosna.
ANA: Tiene razón. Aguántate. A veces hay que saber perder. Eso no quiere decir que p
uedas usar mi perfume, ¿eh?
MARIO: ¿Qué perfume?
ANA: ¿Qué? ¿Perfume? ¿Quién dijo perfume?
MARIO: Eeh...No sé. Pongan la mesa que esto ya está, eh. Cada vez estoy peor del oído
yo.
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(Noche. Ernesto está en su dormitorio, tumbado sobre la cama. Lee un libro)
ANA: Permiso. Chao, Erni. (Le besa) Que desacanses. ¿Por qué no te desvestís y te metés
en la cama? Es muy tarde, y tenés que dormir.
ERNESTO: No tengo sueño.
ANA: Pero después andás como voleado y no sabés lo que hacés. Estás durmiendo tres, cuatro
horas. Te vas a sentir mal. Hasta mañana.
(Ernesto cierra el libro)
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(Exterior de la casa. Primera hora del día. Mario prepara el pan en un horno. Él y E
rnesto preparan el desayuno para los alumnos que van llegando a la escuela. Izan
la bandera)
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(Interior del "aula". Mario escribe en la pizarra mientras explica la lección. Ern
esto asiste a la clase)
MARIO: ...cayó intensamente... durante... tres... días. Muy bien: La lluvia cayó inten
samente durante tres días. Sujeto de esta oración.
UN NIÑO: La lluvia.
MARIO: Muy bien. ¿"Cayó intensamente durante tres días" es el...?
NIÑOS: Predicado.
MARIO: Muy bien. Predicado.
(Ernesto observa a través de la ventana un coche que se acerca)
MARIO: ¿Y la lluvia? ¿Qué pasó con la lluvia? A ver, ¿qué hizo la lluvia? A ver, presten at
nción. ¿eh?
ERNESTO: Papá.
MARIO: Hay un verbo, ¿cuál es?
ERNESTO: Papá.
MARIO: ¿Sí?
ERNESTO: Es el geólogo.
MARIO: Vos, vení conmigo. (A los niños) Sigan terminando de copiar ustedes, ¿eh?
(Salen)
MARIO: (A Hans) Buen día.
HANS: Buenos días. Perdone, no era mi intención colarme hasta aquí.
MARIO: Está bien, no hay cuidado.
HANS: Es que ando un poco perdido. ¿Voy bien para el Valle Bermejo?
MARIO: Va bien. El camino pasa por el medio del pueblo.
HANS: No, no voy al pueblo...(Mira a Ernesto) Tú eres...qué haces por aquí? ¿Vienes a la
escuela?
ERNESTO: No,vivo aquí. No tengo más remedio.
MARIO: Es mi hijo.
HANS: Aah. Pues lo tienes crudo, ¿eh?; vamos, por lo de faltar a clase, quiero dec
ir. Pero no, no voy al pueblo. Voy al Valle, a los campos de Andrada.
MARIO: Hay un desvío pasando por el pueblo, a unos diez kilómetros, más o menos. Pero
con eso no entra, eh? (Señalando el coche). No hay camino. Le haría falta una grúa de
tracción.
HANS: LLegaré hasta donde pueda. Tengo buenas piernas.
MARIO: (Asiente) Ernesto quería decirle algo. Permiso, tengo que seguir con mi cla
se, ¿eh?
HANS: Gracias.
(Mario vuelve a la clase)
ERNESTO: Se equivocó. Me dio de más. (Le devuelve la propina)
HANS: Te di lo justo, te lo ganaste.
ERNESTO: Sí, pero...esto...es propina. Yo cobré por mi trabajo. No lo puedo aceptar.
HANS: (Toma el dinero) Está bien. Perdona, no...no quería ofenderte.
(Ernesto vuelve a la clase)
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(Mario, Ernesto y otro hombre ayudan a Hans a sacar su coche del barro, donde ha
quedado atrapado. Se ayudan de caballos)
ERNESTO: Vamos (tirando del caballo)
HOMBRE: Arre. Mecagüenla.
(Lo consiguen)
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(Exterior.Noche. La ambulancia se dirige a la casa. Hay luz en el interior. Dent
ro hablan Hans, Ernesto y Mario. Hans se está cambiando de pantalón junto al fuego)
HANS: Bueno, creo que ha llegado el momento de meterme el orgullo hispánico en el
culo y aceptar vuestra sugerencia. Os alquilo el caballo.
ERNESTO: ¿A quién? ¿A Dumas? Dumas no se alquila.
MARIO: Le podemos preguntar a don Cosme. (A Ernesto) ¿Tiene alguno que valga la pe
na?
ERNESTO: El "Dandi". Los demás están todos para hacer salchichas.
HANS: ¿Lo puedo tener aquí? Porque el hotel está bien pero establo no tiene.
ERNESTO: Bueno, yo te lo cuido.
HANS: Vale; pues pídeselo por dos meses, o tres o cuatro tal vez, no lo sé.
MARIO: ¿Y qué vas a hacer en el Valle, Hans?
HANS: Petróleo. El concejal Andrada está convencido de que en sus tierras hay petróleo
. Un delirio. Buah. Si no hay nada, yo trinco la pasta y me vuelvo a Madrid.
ERNESTO: ¿A Madrid?
HANS: Ajá
ERNESTO: Yo soy de Madrid.
HANS: ¡Coño, no me digas! ¿Y eso?
MARIO: Estuvimos en Madrid ocho años. El nació allí.
HANS: ¿Y dónde vivíais en Madrid?
MARIO: Cuatro Caminos.
HANS: Ah, yo estoy al lado. La Plaza Castilla, la Colonia del Carmen.
(Entra Ana. Los hombres se levantan)
ANA: Hola.
MARIO: Ana, mi mujer. Ana, el amigo de Andrada, Hans Mayer.
ERNESTO: Hola
ANA: (Besa a Ernesto) Los amigos de Andrada no son bienvenidos en esta casa.(Bes
a a Mario) Hola.
HANS: Bueno, no, no soy su amigo. Sólo trabajo para él. De todas formas, ya me tenía q
ue marchar.(A Mario)¿Me prestas los pantalones?
MARIO: Hombre, claro.
ANA: No, si es verdad lo que dice no hace falta que se vaya. Discúlpeme.
HANS: Aceptadas las disculpas, pero sí, me tengo que marchar. (A Ernesto) Toma (le
da dinero). Toma. Anda, cójelo, no es un propina, es...(sonriendo) por haberme sa
lvado de las arenas movedizas. Adiós.
ERNESTO: Adiós.
(Hans hace ademán de besarle la mana a Ana)
MARIO: (A Ana) Chao.
ANA: Chao.
(Se va Hans y Mario le acompaña)
ERNESTO: ¿Qué hizo? ¿Te besó la mano?
ANA: No. Me hizo así (Repite el gesto)
ERNESTO: ¿Así saludan en España?
ANA: (Ríe) A las princesas (Ahora habla sin acento argentino). Tu madre es una pri
ncesa y no te lo había dicho. Pero yo he perdido mi palacio y este hombre me ha de
scubierto. Y no sé qué hacer con mi vida (Ríe)
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(Exterior. Día. Hans monta a "Dandi")
ERNESTO: Déjale las riendas flojas.
HANS: Vale.
ERNESTO: Manéjalo con las rodillas.
NAS: Muy bien. ¿Qué más?
ERNESTO: No le tires mucho, porque se empaca.
HANS: Bien.
ERNESTO: Lo que más le gusta es trotar, así que de vez en cuando, hacelo trotrar. Y
no le tengas miedo, ¿eh?, porque si le tenés miedo se da cuenta y perdistse.
HANS: Vale. ¿Y cómo dices, cómo has dicho que se llama?
ERNESTO: Dandi.
HANS: No, por si le gusta que le llamen por su nombre. ¿Y pa que ande?
ERNESTO: Taconéalo.
HANS: Hala.
(Hans se aleja a lomos del caballo)
HANS: ¡Vamos allá! (Da unas cuantas vueltas a galope mientras Ernesto le observa, y
vuelve junto a él) Privilegio de clase. Entre los niños bien siempre estuvo de moda
tomar clases de equitación (Vuelve a alejarse al galope. Ernesto entra en casa)
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(Mario y Ernesto llegan en calesa a la hacienda de Andrada)
FIN
FICHA ARTISTICA
Mario......................Federico Luppi
Ana........................Cecilia Roth
Ernesto....................Gastón Batyi
Hans.......................José Sacristán
Nelda......................Leonor Benedetto
Luciana....................Lorena del Río
Andrada....................Rodolfo Ranni
Zamora.....................Hugo Arana
Juan.......................Mario Alarcón
FICHA TECNICA
Producción................Adolfo Aristaráin
Osvaldo Papaleo
Argumento original........Osvaldo Papaleo
Guión y diálogos..........Adolfo Aristaráin
Fotografía................Ricardo de Angelis
Música....................Emilio Kauderer
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