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3:1-10

Seguidores del Maestro MaestroEl avivamiento más grande de la


historia se encuentra registrado en Jonás capítulo 3. No hay
comparación con este ejemplo, pues la Biblia dice que «desde el
mayor hasta el menor de ellos» (Jonás 3:5) creyeron a Dios y
clamaron a El por un avivamiento. Casi siempre pensamos en el
«gran pez» cuando pensamos en el libro de Jonás (Jonás 1:17).
Sin embargo, el arrepentimiento y el avivamiento que experimentó
el pueblo de Nínive es el gran milagro del libro de Jonás. Cristo
mismo afirmó la veracidad histórica del libro de Jonás y del gran
avivamiento que ocurrió allí (Mateo 12:40, 41).Jonás capítulo 3
empieza con la obediencia de Jonás en lugar de su desobediencia
anterior. En el primer capítulo, Dios le dijo a Jonás: «Levántate y
ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella;
porque ha subido su maldad delante de mí» (Jonás 1:2). Jonás
decidió desobede-cer a Dios y encontró una nave en Jope que iba
camino a Tarsis (Jonás 1:3). De ninguna manera iba a llegar Jonás
a Tarsis cuando Dios quería que fuera a Nínive. Jonás desobedeció
las instrucciones claras de Dios y entró a la nave y se durmió.
Mientras dormía, vino una gran tempestad. Los marineros
temieron por sus vidas. No entendieron por qué esto estaba
ocurriendo y trataron de averiguar la razón. Le preguntaron a
Jonás: «¿Qué oficio tienes?» (Jonás 1:8). Realmente, Jonás no
tenía un oficio en ese momento, pues ¡lo había dejado! Después
de discutirlo un poco, los marineros «tomaron a Jonás, y lo
echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor» (Jonás
1:15).Jonás capítulo 2 documenta la oración del profeta en el
vientre del gran pez. Fue un lugar extraño para orar antes de un
avivamiento, pero sí fue un buen lugar para aprender la
obediencia. El segundo llamado de Dios llegó a Jonás y
aparentemente esta vez Jonás no vaciló. Es una deshonra cuando
Dios nos tiene que llamar más de una vez. Es un ejemplo de
desobediencia cuando vamos en la dirección opuesta. El propósito
de la presente lección nos recuerda que «los mandatos específicos
de Dios siempre guían a uno en la dirección correcta».La comisión
del profeta (Jonás 3:1-4)«Vino la Palabra de Jehová por
segunda vez a Jonás, diciendo» (Jonás 3:1). ¡Qué palabras más
maravillosas! Al principio Jonás no estaba dispuesto a ser un
evangelista, pero servía a un Dios amoroso. Dios es un Dios que
nos da dos oportunidades, setenta oportunidades y quinientas
oportunidades. G. Campell Morgan dijo: «Los hombres han estado
viendo tanto al gran pez que se olvidan de ver al gran Dios».Hay
muchas cosas maravillosas
reconocer que nuestro gran Dios es el tema central de sus
enseñanzas. Jonás fue comisionado a ir a Nínive, pero él no estaba
de acuerdo con esa idea. El dijo: «…Por eso me apresuré a huir
a Tarsis; porque, sabía yo que tú eres Dios clemente y
piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que
te arrepientes del mal» (Jonás 4:2). Los hombres de Nínive eran
los enemigos de Israel y Jonás no quería tener nada que ver con
ellos. Pero «de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). ¡Jesús ama a todos! Una gran
ciudad (Jonás 3:2). La ciudad era importante para Dios. Tenía una
población de por lo menos 120.000 personas (Jonás 4:11) quie-nes
necesitaban la salvación. Dios no iba a abandonar esa ciudad por
la desobediencia de un solo profeta. La comisión que Jonás al fin
obedeció no fue «pregona contra ella» (Jonás 1:2), sino
«proclama en ella el mensaje que yo te diré» (Jonás 3:2). Una
gran obra (Jonás 3:2). Jonás debía predicar lo que Dios le decía.
No iba a hablar por sí mismo; iba a hablar el mensaje de Dios. No
llevamos a cabo la comisión de Dios (Mateo 28:19, 20) en nuestras
propias fuerzas. Tenemos que recibir Su poder para hacer esa
obra. Mediante Su poder, y exaltando a Jesucristo, podemos
cumplir Su obra. Un gran mensaje (Jonás 3:4). El mensaje de
Jonás fue: «De aquí a cuarenta días Nínive será destruida»
(Jonás 3:4). El mensaje fue simple y directo. Los impíos de Nínive
le importaban a Dios. El Espíritu tomó el mensaje y los conmovió a
arre-pentirse. El gran predicador Charles Spurgeon dijo: «Nínive
escuchó a un solo profeta, y lo escuchó sólo una vez, y no fue el
más simpático ni el más cariñoso; fue un sermón al aire libre, muy
corto, muy monótono». Como dice un refrán: «Muy poco es mucho
si Dios tiene parte en ello». Dios comisionó a Jonás a predicar. El
nos ha comisionado a nosotros a que testifiquemos. Debemos
obede-cer la comisión de Dios. La respuesta del pueblo (Jonás 3:5-
8) La gracia de Dios es asombrosa, aun cuando un siervo rehúsa
servirle. Nos habla a nuestros corazones aun cuando las palabras
del instrumento humano no son cariñosas. Es victo-riosa aun
cuando los profetas quieren renunciar. La predicación de Jonás
penetró los corazones del pueblo de Nínive ¡porque fue
acompañada por el Espíritu Santo! Jonás amaba a Dios y su amor
por Dios fue lo que lo motivó a obedecer. Vanee Havner dijo: «El
requisito principal de un misionero no es el amor por las almas
como se ha oído decir muchas veces, sino el amor por Cristo».
Nuestro amor por Cristo debe mantenernos listos para obedecer
cualquier mandamiento de Dios. Los ciudadanos de Nínive cre-
yeron a Dios (Jonás 3:5). Esto signi-fica que «ellos creyeron en
Dios». Aceptaron la verdad del mensaje de Jonás acerca de Dios.
Una de las primeras necesidades de las almas perdidas es la de
ver a Dios. Las personas perdidas necesitan ver a Dios en Su
santidad y pureza. Cuando ven su propio pecado y la santidad de
Dios, el resultado debe ser una decisión por El. Se arrepintieron
de su pecado (Jonás 3:6, 7). Los de Nínive mostra-ron su
arrepentimiento ayunando y
vistiéndose de cilicio. Esto demostró la seriedad de su
arrepentimiento hacia Dios. Todavía necesitamos el
arrepentimiento hoy. Si la iglesia va a tener un aviva-miento,
también habrá arrepenti-miento. Los miembros salvos de la iglesia
son las mejores personas del mundo, pero nos falta mucho para
ser perfectos. ¡Tenemos maldad en nuestras vidas! ¡Somos
chismosos y condenamos a los demás! ¡Somos tibios! La lista
podría continuar, pero con esto vemos la necesidad de
arrepentimiento. Se apartaron de su mal camino (Jonás 3:8).
Cuando nos arrepen-timos, Dios cambia nuestra vida. Cuando las
personas vienen a El, dejan su mal camino. Si revisáramos su vida
hoy, ¿tendrías que bajar su cabeza en vergüenza? Los cristianos
necesitan convertirse de sus malos caminos (2 Crónicas 7:14).
Dios no nos envía un avivamiento hasta que estemos dispuestos a
dejar nuestros malos caminos. El pueblo de Nínive escuchó el
mensaje de Jonás. El verbo hebreo traducido «obedecer»
literalmen-te significa «escuchar». Nuestro Creador tiene el
derecho de requerir nuestra obediencia. La obediencia consistente
en nuestro corazón y en nuestra conducta complace a Dios (1
Samuel 15:22). El poder de la obediencia (Jonás 3:9, 10) «Y vio
Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino;
y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no
lo hizo» (Jonás 3:10). Dios vio sus corazones y vio que su
arrepentimiento era sincero. Eso es algo que nosotros no podemos
hacer. Dios apartó Su ira porque ellos respondieron a Su mensaje.
Jesús dijo: «Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos
pereceréis igualmente» (Lucas 13:3, 5). El arrepentimiento
todavía desvía la ira de Dios hoy. ¿Escuchará usted el llamado de
Dios al arrepentimiento para escapar de Su ira venidera? Dios
siempre prefiere bendecir y perdonar que juzgar. El quiere
bendecir y perdonar a los individuos al igual que a las naciones.
«Si perece o permanece una nación depende de su relación con
Dios. Ya es hora que otros sepan de la misericordia de Dios como
resultado de la misericordia que El nos ha dado a nosotros». Dios
necesita testigos obedientes. Si obedecemos a Dios vamos a
obedecer a Su Palabra. Vamos a someternos a la autoridad de
Dios. Vamos a rendirnos al señorío de Cristo. También vamos a
imitar a Dios en Su santidad, humildad y amor. ¡La obediencia es
obedecer toda la Palabra de Dios! Preguntas 1. ¿Qué aprendemos
de Jonás 3:1? 2. ¿Qué tres grandes cosas pode-mos ver en el libro
de Jonás sin contar al pez? 3. ¿Cuál fue el secreto de la victoria en
la predicación de Jonás? 4. ¿Cuál es el requisito más impor-tante
para el misionero? 5. ¿Cuál fue el resultado de la pre-dicación de
Jonás? 6. ¿Cuál es el resultado de la obe-diencia a Dios?

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