Seguidores del Maestro MaestroEl avivamiento más grande de la
historia se encuentra registrado en Jonás capítulo 3. No hay comparación con este ejemplo, pues la Biblia dice que «desde el mayor hasta el menor de ellos» (Jonás 3:5) creyeron a Dios y clamaron a El por un avivamiento. Casi siempre pensamos en el «gran pez» cuando pensamos en el libro de Jonás (Jonás 1:17). Sin embargo, el arrepentimiento y el avivamiento que experimentó el pueblo de Nínive es el gran milagro del libro de Jonás. Cristo mismo afirmó la veracidad histórica del libro de Jonás y del gran avivamiento que ocurrió allí (Mateo 12:40, 41).Jonás capítulo 3 empieza con la obediencia de Jonás en lugar de su desobediencia anterior. En el primer capítulo, Dios le dijo a Jonás: «Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí» (Jonás 1:2). Jonás decidió desobede-cer a Dios y encontró una nave en Jope que iba camino a Tarsis (Jonás 1:3). De ninguna manera iba a llegar Jonás a Tarsis cuando Dios quería que fuera a Nínive. Jonás desobedeció las instrucciones claras de Dios y entró a la nave y se durmió. Mientras dormía, vino una gran tempestad. Los marineros temieron por sus vidas. No entendieron por qué esto estaba ocurriendo y trataron de averiguar la razón. Le preguntaron a Jonás: «¿Qué oficio tienes?» (Jonás 1:8). Realmente, Jonás no tenía un oficio en ese momento, pues ¡lo había dejado! Después de discutirlo un poco, los marineros «tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; y el mar se aquietó de su furor» (Jonás 1:15).Jonás capítulo 2 documenta la oración del profeta en el vientre del gran pez. Fue un lugar extraño para orar antes de un avivamiento, pero sí fue un buen lugar para aprender la obediencia. El segundo llamado de Dios llegó a Jonás y aparentemente esta vez Jonás no vaciló. Es una deshonra cuando Dios nos tiene que llamar más de una vez. Es un ejemplo de desobediencia cuando vamos en la dirección opuesta. El propósito de la presente lección nos recuerda que «los mandatos específicos de Dios siempre guían a uno en la dirección correcta».La comisión del profeta (Jonás 3:1-4)«Vino la Palabra de Jehová por segunda vez a Jonás, diciendo» (Jonás 3:1). ¡Qué palabras más maravillosas! Al principio Jonás no estaba dispuesto a ser un evangelista, pero servía a un Dios amoroso. Dios es un Dios que nos da dos oportunidades, setenta oportunidades y quinientas oportunidades. G. Campell Morgan dijo: «Los hombres han estado viendo tanto al gran pez que se olvidan de ver al gran Dios».Hay muchas cosas maravillosas reconocer que nuestro gran Dios es el tema central de sus enseñanzas. Jonás fue comisionado a ir a Nínive, pero él no estaba de acuerdo con esa idea. El dijo: «…Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque, sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal» (Jonás 4:2). Los hombres de Nínive eran los enemigos de Israel y Jonás no quería tener nada que ver con ellos. Pero «de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16). ¡Jesús ama a todos! Una gran ciudad (Jonás 3:2). La ciudad era importante para Dios. Tenía una población de por lo menos 120.000 personas (Jonás 4:11) quie-nes necesitaban la salvación. Dios no iba a abandonar esa ciudad por la desobediencia de un solo profeta. La comisión que Jonás al fin obedeció no fue «pregona contra ella» (Jonás 1:2), sino «proclama en ella el mensaje que yo te diré» (Jonás 3:2). Una gran obra (Jonás 3:2). Jonás debía predicar lo que Dios le decía. No iba a hablar por sí mismo; iba a hablar el mensaje de Dios. No llevamos a cabo la comisión de Dios (Mateo 28:19, 20) en nuestras propias fuerzas. Tenemos que recibir Su poder para hacer esa obra. Mediante Su poder, y exaltando a Jesucristo, podemos cumplir Su obra. Un gran mensaje (Jonás 3:4). El mensaje de Jonás fue: «De aquí a cuarenta días Nínive será destruida» (Jonás 3:4). El mensaje fue simple y directo. Los impíos de Nínive le importaban a Dios. El Espíritu tomó el mensaje y los conmovió a arre-pentirse. El gran predicador Charles Spurgeon dijo: «Nínive escuchó a un solo profeta, y lo escuchó sólo una vez, y no fue el más simpático ni el más cariñoso; fue un sermón al aire libre, muy corto, muy monótono». Como dice un refrán: «Muy poco es mucho si Dios tiene parte en ello». Dios comisionó a Jonás a predicar. El nos ha comisionado a nosotros a que testifiquemos. Debemos obede-cer la comisión de Dios. La respuesta del pueblo (Jonás 3:5- 8) La gracia de Dios es asombrosa, aun cuando un siervo rehúsa servirle. Nos habla a nuestros corazones aun cuando las palabras del instrumento humano no son cariñosas. Es victo-riosa aun cuando los profetas quieren renunciar. La predicación de Jonás penetró los corazones del pueblo de Nínive ¡porque fue acompañada por el Espíritu Santo! Jonás amaba a Dios y su amor por Dios fue lo que lo motivó a obedecer. Vanee Havner dijo: «El requisito principal de un misionero no es el amor por las almas como se ha oído decir muchas veces, sino el amor por Cristo». Nuestro amor por Cristo debe mantenernos listos para obedecer cualquier mandamiento de Dios. Los ciudadanos de Nínive cre- yeron a Dios (Jonás 3:5). Esto signi-fica que «ellos creyeron en Dios». Aceptaron la verdad del mensaje de Jonás acerca de Dios. Una de las primeras necesidades de las almas perdidas es la de ver a Dios. Las personas perdidas necesitan ver a Dios en Su santidad y pureza. Cuando ven su propio pecado y la santidad de Dios, el resultado debe ser una decisión por El. Se arrepintieron de su pecado (Jonás 3:6, 7). Los de Nínive mostra-ron su arrepentimiento ayunando y vistiéndose de cilicio. Esto demostró la seriedad de su arrepentimiento hacia Dios. Todavía necesitamos el arrepentimiento hoy. Si la iglesia va a tener un aviva-miento, también habrá arrepenti-miento. Los miembros salvos de la iglesia son las mejores personas del mundo, pero nos falta mucho para ser perfectos. ¡Tenemos maldad en nuestras vidas! ¡Somos chismosos y condenamos a los demás! ¡Somos tibios! La lista podría continuar, pero con esto vemos la necesidad de arrepentimiento. Se apartaron de su mal camino (Jonás 3:8). Cuando nos arrepen-timos, Dios cambia nuestra vida. Cuando las personas vienen a El, dejan su mal camino. Si revisáramos su vida hoy, ¿tendrías que bajar su cabeza en vergüenza? Los cristianos necesitan convertirse de sus malos caminos (2 Crónicas 7:14). Dios no nos envía un avivamiento hasta que estemos dispuestos a dejar nuestros malos caminos. El pueblo de Nínive escuchó el mensaje de Jonás. El verbo hebreo traducido «obedecer» literalmen-te significa «escuchar». Nuestro Creador tiene el derecho de requerir nuestra obediencia. La obediencia consistente en nuestro corazón y en nuestra conducta complace a Dios (1 Samuel 15:22). El poder de la obediencia (Jonás 3:9, 10) «Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo» (Jonás 3:10). Dios vio sus corazones y vio que su arrepentimiento era sincero. Eso es algo que nosotros no podemos hacer. Dios apartó Su ira porque ellos respondieron a Su mensaje. Jesús dijo: «Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente» (Lucas 13:3, 5). El arrepentimiento todavía desvía la ira de Dios hoy. ¿Escuchará usted el llamado de Dios al arrepentimiento para escapar de Su ira venidera? Dios siempre prefiere bendecir y perdonar que juzgar. El quiere bendecir y perdonar a los individuos al igual que a las naciones. «Si perece o permanece una nación depende de su relación con Dios. Ya es hora que otros sepan de la misericordia de Dios como resultado de la misericordia que El nos ha dado a nosotros». Dios necesita testigos obedientes. Si obedecemos a Dios vamos a obedecer a Su Palabra. Vamos a someternos a la autoridad de Dios. Vamos a rendirnos al señorío de Cristo. También vamos a imitar a Dios en Su santidad, humildad y amor. ¡La obediencia es obedecer toda la Palabra de Dios! Preguntas 1. ¿Qué aprendemos de Jonás 3:1? 2. ¿Qué tres grandes cosas pode-mos ver en el libro de Jonás sin contar al pez? 3. ¿Cuál fue el secreto de la victoria en la predicación de Jonás? 4. ¿Cuál es el requisito más impor-tante para el misionero? 5. ¿Cuál fue el resultado de la pre-dicación de Jonás? 6. ¿Cuál es el resultado de la obe-diencia a Dios?