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Ministerio de Restauración – Hno Alejandro

Cuestión de Ética
Cuando pensamos en la conducta de los seres humanos, ya sea en sus acciones más
nobles, o en las más viles, pensamos en los móviles que lo guían. Una postura espiritual
puede considerar agentes externos, influencias de personas o del ambiente que pueden
llegar a ser consideradas de naturaleza demoníaca. Una postura más racionalista en
cambio habla de un problema moral, de una cuestión ética.

Cuando una persona comete un error, está dentro de las posibilidades del ser humano el
equivocarse. Decir que uno nunca erró, puede ser o bien un acto de soberbia, o bien un
acto de hipocresía. Afirmar que uno nunca se equivocó, o que nunca tuvo una acción
pecaminosa, una actitud que dañara a otras personas, implica una gran necedad y
además una profunda falta de auto-análisis.

La ética trata de la moral pero no es lo mismo. La moral de alguna forma nos marca el
rumbo, pero la ética discute si el rumbo que nos marca la moral es el correcto. La moral
nos dice lo que debemos hacer, pero la ética se pregunta si eso que debemos hacer es lo
más correcto, si es lo mejor. La moral tratará de seleccionar la acción que piensa que
provocará más felicidad, y la ética se pregunta bajo qué criterio se sustentará esa
decisión.

Existen dos grandes grupos de teorías éticas, por un lado las llamadas aristotélicas-
hedonistas, que sustentan sus argumentos en la búsqueda de la felicidad, de alguna
forma los éticos hedonistas se preguntan racionalmente qué es lo que causará mayor
placer. En el otro grupo están los éticos kantianos-dialógicos, así se les llama, y
sostienen que por encima de la búsqueda de la felicidad, está la dignidad de la persona
que debemos respetar por encima de todo lo demás y si está bien manipular a algunas
personas para tratar de alcanzar esa felicidad.

Entre los primeros, están a su vez los Hedonistas, estos creen que el análisis de las
decisiones morales, de alguna forma debe estar sustentado en aquello que nos cause más
placer. El Hedonismo es la búsqueda del placer y la ética hedonista calcula lo que le
conviene más.

Una persona siguiendo los conceptos éticos del primer grupo puede pensar que matar a
los delincuentes, es una acción moralmente válida porque de alguna forma va a redituar
en el bienestar del mayor número de personas en la sociedad.

En cambio los segundos, creerán que una acción de ese tipo, es incorrecta y no la
avalarán, más allá de que no resulté lo más beneficioso para la mayoría.

Los éticos kantianos, apuntan a la dignidad de cada persona, al respeto del ser humano
por su propia dignidad de ser, y no por lo que pueda aportar dicha persona o quitar a mi
felicidad, se trata de respetar la dignidad humana, no porque me convenga, sino porque
se considera lo correcto.

Puedo tener un delincuente viviendo como vecino al lado de mi casa, y esa situación no
me hace feliz, pero no por ello le incendio la casa para poder sacarme el problema de
encima.

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Ministerio de Restauración – Hno Alejandro

Finalmente los dialógicos, al igual que los kantianos, respetan la dignidad humana, y
proponen que una forma de respetar tal dignidad, es considerando a todos los
implicados. No busca el bienestar de uno ni de la mayoría, sino que propone de alguna
manera considerar los intereses universales donde todos los implicados tengan la
posibilidad de participar convirtiéndose en interlocutores en busca de la solución más
adecuada.

Para finalizar una breve diferenciación más. Existe dentro de la ética un egoísmo y
altruismo. El egoísmo ético, buscará sustentar sus decisiones morales, en lo que
considera más cómodo para si o para los suyos; mientras que el altruismo ético buscará
tomar la decisión correcta, aunque esto no lo favorezca en lo personal, o a los suyos.

Una persona que roba a otra, cree hacer lo mejor para si y para los suyos, sustenta sus
decisiones morales con un egoísmo ético, una persona que comete adulterio, cree estar
haciendo lo correcto desde el punto de vista que es lo que le provoca más placer. Un
persona que sustenta sus decisiones morales con un altruismo ético, estará dispuesta a
trabajar aún por poco dinero pero no saldrá a robar y estará dispuesta a sacrificar su
interés personal haciendo lo correcto, en lugar de buscar su beneficio personal
sacrificando a otros.

Finalmente existe una ética de la compasión. La ética de la compasión tiene en cuenta el


dolor y el sufrimiento de los demás, y de alguna manera trata de tenerlo en cuenta, más
allá de los intereses personales, o más allá de los intereses de la mayoría. Mientras la
crueldad se muestra inmutable ante el dolor que genera una decisión, la compasión
buscará en cambio sintonizar con esa realidad, y decidir teniendo ese dolor presente,
considerándolo y tratando de aliviarlo.

Una reflexión para finalizar, sean cuales sean nuestras decisiones morales, y nuestro
sustento ético, debemos considerar la posibilidad del error, errar está dentro de las
posibilidades humanas. El error puede constituirse en un aliado importante del
aprendizaje humano, si es que se sabe aprender de él. El error nos ayuda a crecer, si
somos capaces de perdonarnos y de perdonar a los demás. Las personas que no son
capaces de perdonar transforman a lo largo de su vida su dolor en resentimiento y esto
impide el crecimiento espiritual, con todos los beneficios que acarrea. La persona que
no perdona se seca espiritualmente y queda vacía.

A través del perdón, nos renovamos, y renovamos nuestro entorno, pero sobre el
perdón, escribiremos otro día.

Alejandro Andrada (Hno Alejandro)

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