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Complutuní Extra, 6(11), 1996: 35-48

TEORÍA DE LAS PRACTICAS SOCIALES


Pedro V Castro *, Robert fE C’hapman * t Sylvia Gui Suriñach *, Vicente Luilt
Rafael Micó Pérez *, Cristina Rl/nt cte Herrada 1’, Roberto Risch “<, KL a Encarno Sana/neja YlI *

RcsuAe¿.- Este artículo esboza una teoría da las sociedades humanas basada en el concepto de prácticas
sociales. Estcts pueden entenderse canto socio-parentales, socio-económicas y socio—politicas. y se concibe,:
canto acontecimie,mtos reales que involucran mujeres, hombres y condiciones materiales. Nuestra propuesta
¡rata de conformar una ,‘ío marxista y materialista para acceder a una definición objetiva de lasformas histó-
ricas de distancia social establecidas tanto en el ámbito ecónomica (disimetría social) como en el sexual
<diferenciación sexual). La aplicación arqíteológica de dicha propuesta requiere la definición de una serie de
conceptos <‘artefacto, arteuso, circundato, área de actividad, lugar y espacios sociales, tramas, ezmtre otros,) y
su articulación en un esquema metodológico. Las últimas páginas de este trabajo se destinan a este objetivo, e
incluyen, adensás, un ejenmplo ilustrativo.

Aasm4cr.- Tuuis paper outlines a theoo’ of human societies based an tIme concepí of social practices. These
are divided bito socio-parental, socio-economic and socio-politic, andl are conceived os real events that invol-
ve woníen, mcl: and materials. Omw proposal ¡hes to put fors4’ard a níarxist ami n,aterialistic wav iii arder to
grasp an objetive defi,tition ofthe historic fornís of social disrance in ihe economic danzain (social assvnzeuy.)
as well os iii the sexual 01w (sexual differentiaíion,). The archaeological application of this proposal needs rhe
1 concepts <‘artefact, arteuso, circundoto, activitv oreo, social places, social spaces, among
dejhmition severa
others) rhatofhave to be articulated Puto a forníal methodology. The last pagesfollow ihis ami including, also,
al: illustrati,’e exaníple.

Piz..’taius CM¡r: Arqucologia, Prácticas socictíes, Disimetría social, D(Ierenciación sexual.

Km Wonns.- Archaeology. Social practices. Social assvmetrv, Sexual di/j’6eí:¡iarion.

A Manolo juego siempre mediatizado por las propias condicio-


nes objetivas.va que sin ellas nunca seria posible.
1. LAS PRACTICAS SOCIALES Dado que las sociedades humanas se asien-
tan y definen a partir de determinadas prácticas so-
Las sociedades humanas son aglomerados ciales. sólo “son” en cuanto a dichas prácticas. Así
de interés conformados por hombres y mujeres pucs, las prácticas sociales, en tanto acontecimientos
(agentes sociales) y las condiciones materiales en las materiales, constituyen la realidad social, que adqui-
que viven (mundo de los objetos). Hombres, mujeres rirá diferentes expresiones según el entramado de
y condiciones materiales integran las condiciones ob- aquéllas. Las prácticas sociales pueden pertenecer a
jetivas de la vida socialí. Los acontecimientos que tres esferas: parental, económica y política. La pri-
ponen en relación estas tres categorías objetivas mera garantiza la generación, mantenimiento y for-
constituyen las prácticas sociales, las cuales plasman mación de hombres y mujeres, la segunda la produc-
en un sentido concreto toda la combinatoria poten- ción de las condiciones materiales para la vida social
cialmente ilimitada entre las tres condiciones objeti- y, la tercera, la creación de categorías sociales que
vas de la vida social. Las prácticas sociales, al gestar, trascienden la condición sexual. Así pues. constitu-
formar o mantener mujeres, hombres y condiciones ven el universo mareo de la definición social, orien-
materiales, proponen también su articulación y esta- tándose a la reproducción del gmpo en el umbral de
blecen de este modo las reglas del juego social, un la vida, de las condiciones materiales y de la vida so-

* Departarneuit d’Histório de les Societats Pre-capitalistes d’Antropoíogia Social. Universitat Atitónorna. Bdifici 13. 08193

Bellatena (Barcelona).
•~ Departiaetit of Archaeologx. Uííivcrsity of Reading. Reoding RGÚ 2AA. Reiíío Unido.
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productoras de nuevos individuos marca una diferen-


cial. La definición pormenorizada de cada tina de
cia crucial respecto a los hombres. Sin embargo, este
ellas se realizará más adelante.
hecho, que inaugura el mundo dc lo parental. no ten-
Hemos señalado que en las prácticas socia-
les se articulan las tres condiciones objetivas en di- dría por qué establecer disimetrías sociales de parti-
versas disposiciones. Los agentes sociales, hombres y da, si éstas no quedasen potenciadas por medio de
prácticas socio-políticas destinadas a tal fin. Estas
mujeres, protagonistas de toda práctica, participan
pueden convem’tir la diferencia sexual en diferencia-
desde posiciones qtíe sólo excepcionalmente cabria
clon sex-ual, una condición social según la cual la
calificar de igualdad. Aunque sólo sea por la expe-
mujer, fuerza productiva y medio de producción al
riencia histórica que nos ha tocado vivir, preferimos
mismo tiempo. es susceptible de ser explotada por los
enfocar la cuestión desde el concepto de distancia so-
agentes improductivos. En este caso, la diferencia se-
cial en lugar de partir del de ‘igualdad’~. más próxi-
xual no es únicamente biológica, sino que también es
mo a la excepción que a la regla. En el campo se-
social. La categoría de diferenciación sexual implica
niántico de distancia social se incluyen los factores
la noción de explotación y se sitúa al mismo nivel de
que expresan (1) las dishnetrias sociales (2) la di-
las restantes disimetrías sociales. La diferenciación
ferenci ación sextíal como socialización de la diferen-
sexual ejercida sobre las mujeres en cuanto a su po-
cta sexual. La disimetría social es sinónimo de ex-
tencial reproductivo (gestación. amamantamiento) ha
plotación económica y ocurre cuando el consumo.
acostumbrado a extenderse a otros ámbitos de prácti-
tíso, disfníte o control de las condiciones materiales
cas socio-parentales (formación de la descendencia x’
es efectuado por agentes ajenos en todo o en parte a
cuidado dc la unidad parental). No obstante, al tra-
quienes se encargaron de su producción v/o manteni-
tarse ahora de actividades libres en principio de de-
miento sin ofrecer contrapartidas. La disimetría so-
terminantes biológicos, se abre la posibilidad de que
cial puede producirse entre clases, gmpos de edad y/o
sean agentes masculinos quienes padezcan la dife-
sexos y establecerse a nivel inter o intragrupal. Se
renciación sexual. Tan sólo en esta eventualidad.
consolida en el seno de las prácticas socio-políticas,
imaginable pero de la cual no teilemos noticia algu-
aunque se fragñe en el seno de las actividades econó-
na, serian hombres quienes ocupasen la posición más
micas o en los procesos de trabajo implicados etí
desfavorecida en este tipo de distancia social.
ellas. La confusión entre emergencia y consolidación
Las formas de distancia social, a menudo
ha sido común entre quienes han considerado la apa-
soslayadas, deber quedar enunciadas explícitamente
rición de la jerarquización social y del Estado como
para evitar el olvido que acompaña a mentido a la
consecuencia de la adopción dc nuevas formas eco-
omisión, sea ésta consciente o no. En este sentido, la
nómicas, como la agricultura de regadío, el policulti-
presencia en el plano de los discursos o de las repre-
vo mediterráneo o el intercambio a corta o larga dis-
tancia2. Desde esta perspectiva, la complejidad de las sentaciones de sólo utia de las dos categorías de
estrategias de subsistencia habría propiciado el surgi- agentes sociales (mujeres y/o hombres) o. en ocasio-
miento de individuos y grupos progresivamente des- nes, de un sector restringido de ellos. conlíeva la dis-
vinculados de la producción directa. que pasarían a críminación total o parcial de los/as restantes. En
desempeñar funciones de gestión o control de carác- contra de esta actitud tan habitual en la Academia y
ter general. Ello les habría permitido asumir una po- en muchos otros ámbitos de nuestra sociedad, la in-
sición cada vez más destacada, traducida en el acceso vestigación arqueológica sobre la distancia social de-
privilegiado a una serie de bienes y servicios. Esta be ser enfocada para denunciar/desocultar las estra-
argumentación. de amplio eco en las ciencias socia- tegias de afianzamiento en términos de explotación,
les, asume unos lazos de necesidad que no son en ab- opresión o ejercicio de la violencia, tanto fisica como
soluto evidentes. En particular, es preciso objetar que simbólica, así como las posibles iniciativas de resis-
de la división del trabajo requerida en determinadas tencia.
estrategias de subsistencia no se deduce en modo al- Como categorías dc análisis arqueológico,
guno la desigualdad en el consumo/disfrute de lo las condicioííes objetivas de la vida social poseen un
producido. Debe quedar clara que esta desigualdad es claro contenido material que facilita su constatación
siempre una decisión unilateral de carácter político empirica. Desde el pitnto de vista arqueológico pode-
enraizada en unas condiciones materiales dadas, que nios contar con hombres. mujeres y condiciones ma-
requiere. a menudo. de la coerción fisica para matíte- teriales en un soporte ftsico, cuya disposición permi-
ner la coordinación de los procesos de trabajo y la tirá definir espacios sociales (inji-a). Por ello, la ar-
distribución diferencial de lo producido. queología se encuentra en una posición privilegiada.
En lo referetíte a la diferencia sexual. restíl- en tanto que su aproximación a las condiciones obje-
ta evidente que la prerrogativa de las mujeres como tivas de la vida social es directa o de primera mano, y
TEORíA DE LAS PRÁCTICAS SOCIALES 37

no se produce mediatizada por los textos escritos ni ma parte de estrategias de discriminación tendentes a
por las declaraciones orales de los propios hombres y distanciar socialmente a las mujeres u hombres que
mujeres. En ambos casos constituyen referentes de las realizan.
significación y. como tales, intermediarios de la rea- Las prácticas socio-parentales no engendran
lidad material que pretenden significar. Más adelante condiciones materiales (véase i¡3fra prácticas socio-
esbozaremos las directrices en las cuales podría arti- económicas), sino agentes sociales, hombres y muje-
cularse una investigación arqueológica de la distan- res, susceptibles de asumir identidad social tras la
cia social. mediación de prácticas socio-políticas. Por su papel
crucial en la reproducción del grupo, las prácticas so-
cio-parentales posibilitan la producción básica. Mu-
2. LAS PRACTICAS jeres y hombres resultan imprescindibles para produ-
SOCIO-PARENTALES cir vida. La disimetría entre ambos reside no sólo en
el lugar que ocupan en dicha produccion básica de
La esfera de prácticas socio-parentales aglu- vida sino en otros factores3.
Las posibilidades de generar vida por parte
tina las actividades destinadas a la gestación, al ama-
mantamiento, a la realización de aquellas tareas rela- de un grupo aumentan proporcionalmente de acuerdo
con el número de mujeres que lo integran. En cam-
cionadas con el mantenimiento de la fuerza de traba-
bio, basta la presencia de un único agente masculino
jo de una comunidad (en particular, de aquellos indi-
para lograr la reproducción biológica del grupo. El
viduos que. por impedimentos ftsicos, son incapaces
papel de los hombres en dicha reproducción termina
de valerse por sí mismos temporal o permanentemen-
allí donde empieza, en la cópula. Sin embargo, el de
te. como niños-as, enfermas-os. heridos-as) y a la
la mujer se extiende como minimo hasta que la vida
formación de niños y niñas en tanto que hombres y
cobra forma autónoma.
mujeres en lo que constituye la primera socialización
De este proceso reproductivo que tiene como
de la condición sexual. Además. hablaremos de prác-
protagonistas a las mujeres, los hombres están “bio-
ticas socio-parentales cuando dichas actividades ten-
lógicamente alienados”. La preocupación de éstos no
gan como protagonistas a las mujeres y/o hombres
concierne al estado de la ~‘idasocial engendrada. sino
vinculados por lazos de consanguineidad o afinidad.
a su superviviencia individual. Puesto que a han
En cambio, si las actividades enumeradas se hallan
realizado su función, resultan inútiles en la gestación
realizadas por otros individuos, serán consideradas
y pueden alienarse del mantenimiento de la ~‘idahas-
como resultantes de una práctica política. Asi. la ali-
ta que ésta sea autónoma. Dado que el papel de los
mentación y etmidado de una criatura por parte de su
hombres en la reproducción puede ser asumido por
madre y/o padre constituye un claro ejemplo de prác-
un único individuo, parece evidente que la vida so-
tica parental, mientras que si tales cuidados son su-
cial en sus origenes no debía requerir un agregado de
ministrados en un hospital o en un orfanato consti-
hombres para reproducirse, sino que sólo bastaria la
tuirán prácticas políticas. Por lo general, las prácticas
aportación seminal aleatoria de uno de ellos y en un
socio-parentales se hallan en función de otras prácti-
cas que trascienden este ámbito (mfra). momento dado. Los hombres podrían ser mantenidos
Las prácticas socio-parentales pueden reque- por un colectivo social (formado mayoritariamente
rir medios naturales y/o implementos. La producción por mujeres) mientras cumpliesen exclusivamente
esa función. Al no formar parte de la gestión de la vi-
de estos últimos no atañe a esta esfera de prácticas,
da, su papel social sólo existiría en cuanto individuo
sino a las económicas. Los procesos mediante los
masculino en competición con otros que potencial-
cuales se obtiene el alimento son distintos de la ac-
mente pudieran asumir ese mismo papel. Los hom-
ción de suministrarlos a un hijo. Los primeros entran
bres, para sobrevivir individualmente y dado que sólo
en lo económico (desde la obtención de ingredientes
eran necesarios socialmente en momentos puntuales,
hasta su cocinado), la segunda, en lo parental. El he-
necesitaban competir con los demás miembros de su
cho de que muchas prácticas socio-parentales impli-
quen sólo energía y órganos corporales ha favorecido sexo con el objetivo de buscar su lugar social. En
otras palabras, se ubicaban socialmente mediante su
el que sean consideradas “naturales” y, por tanto,
afirmación individual. Por tanto, el sexo masculino
ajenas a la vida social (gestar, parir, amamantar. líe-
está socio-biológicamente condicionado para repro-
var un niño en brazos, despiojar. dar la comida, se-
ducirse compitiendo con sus semejantes. Estas ar-
gregar los individuos fallecidos del espacio que ocu-
mas sociales determinadas biológicamente serán con-
pan las personas vivas, aplicar remedios curativos,
sustanciales a su sexo y, por su incapacidad de pro-
etc.). La “naturalización” de dichas prácticas suele
ser un acto discursivo de orientación política que for- ducir vida. se dirigirán a su vez sobre el colectivo
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que la gestiona a la búsqueda de un lugar en ella, un rían autoafirmarse social y no sólo imídividualmente
lugar que, de no mediar pensamiento social, sólo ad- y, las mujeres, individual y no sólo socialmente. En
mite dominio de su gestión. ambos casos. se asumirian y respetarían las aliena-
Las mujeres. en cantio, reproducen vida ciones de raíz biológica y se evitarian las de raíz so-
mantienen el estado de la misma generando vida so- cial que, hasta el momento, han permitido el despro-
cial hasta que los individuos gestados, al margen de pósito de organizar la vida exclusivamente a partir
su sexo. son autosuficientes. Esa situación generada dc sus trabajadores no directos que, como tales y a
por las mujeres al mantener la vida de los agentes so- pesar de la buena voluntad que puedan ocasional-
ciales constituye el primer ejemplo de grupo social. mente manifestar, tienden a explotar y oprimir a las
Al estar integrado por mujeres autónomas preocupa- trabajadoras directas de la i’ida. Sólo así, la vida so-
das por la vida social, en tanto que ésta constituye su cial dejará de tener sexo social y recuperará el sexo
propia vida, mantendrán y cuidarán oportunamente para los individuos.
el número de hombres necesario para la germinación Este equipo de investigación sospecha que
de vida. ese mundo deseado de futuro rara vez fite vigente en
Esta vida social que hemos imaginado como las formaciones económico-sociales del pasado y. por
madre de todas las vidas está fuertemente condicio- tanto, en la mayoría de los casos, considera a las
nada por el papel biológico de ambos sexos. Dicho prácticas socio-parentales como actividades de explo-
papel ha armado socialmente a los hombres a las~‘ tación-sumisión y coerción que se establecen, no en
mujeres en direcciones opuestas. auspiciando que las el seno de la globalidad social, sino en sus células de
mujeres se autoafirmen en cuanto a personas sociales reproducción. En el caso de que desde el ámbito polí-
y que los hombres lo hagan como individuos a la tico se pretenda la igualdad sin valorar y asumir el
búsqueda de un incierto papel en una sociedad donde costo femenino de la reproducción. nos hallaremos
su intervención está restringida a un cometido pun- siempre ante un simulacro que ocultará la diferencia
tual e intercambiable y que los ha armado para la sexual de partida. Nuestra decisión de no incluir las
competición como medio de reclamarlo o imponerlo. prácticas socio-parentales en las socio-políticas se de-
La agresividad no se debe exclusivamente a causas be, pues. a que deben ser investigadas por separado
biológicas. sino que ha resultado ser una estrategia para no confundir las situaciones de diferenciación
de reproducción individual necesaria para el sexo sexual (marcadas por condiciones objetivas de explo-
masculino. Por el contrario, la situación biológica y tación en la producción básica de la vida y que suelen
social de la mujer. al no partir de la afirmación como producirse en el seno de las prácticas socio-parenta-
persona en competición con otras, ha presupuesto un les) con las situaciones de disimetría social promovi-
desarme frente a las condiciones coercitivas que el das mediante prácticas socio-políticas, las cuales pre-
otro sexo ha impleinentado para sobrevivir. suponen a lo sumo situaciones de igualdad entre in-
Fuera del umbral de estas condiciones, que dividuos ocultando la explotación propia de la disi-
dejan de ser biológicas en cuanto se manifiestan so- metria social.
ciales. algunas sociedades han articulado formas de
relación entre los sexos que mantienen los papeles de
dominadores/dominadas, pero que reclaman condi- 3. LAS PRACTICAS
ciones de “igualdad” para los ámbitos ajenos a la re- SOCIO-ECONÓMICAS
producción y al mantenimiento de la ~‘ida,dando lu-
gar a un modelo social no sexuado pero creado a Las prácticas socio-económicas incluyen
imagen y semejanza del modelo de dominio masculi- aquellas actividades destinadas a la obtención, proce-
no. Modelo que permite a los hombres reproducirse sado i/o conservación de alimentos y a la fabricación
individualmente y que acepta a las mujeres a su mis- y mantenimiento de implementos. cuso destino origi-
mo nivel si, además de sus funciones biológicas. asti- nario se orientó a la satisfacción de las exigencias
men esquizofrénicamente la competitividad masculi- mínimas de la vida social: alimento y cobijo para los
na. Este tipo de sociedad responde. por tanto, al de- agentes sociales4. Asi pues. en cuanto materia obteni-
da, aprovechada, tramísformada y/o mantenida, las
seo y a los intereses de los hombres en su temor por
dejar de ser personas sociales y con ello perder los condiciones materiales u objetos cobran un sentido
beneficios de los que disfrutan, al volver a ser única- originario en las prácticas socio-económicas. Las
mente medios puntuales de producción de i’ida. prácticas socio-económicas se establecen entre homn-
La sociedad del futuro tendría que auspiciar bres y/o mujeres e involucran y diíwensionan el Inun-
do de los objetos. Éstos son reconocidos desde la ar-
una subversión de los papeles de autoafinnación
queología cmi calidad de objetos arqueológicos. que
asignados a hombres y mujeres. Los primeros debe-
TEORÍA DE LAS PRÁCTICAS SOCIALES 39

comportan tres planos de expresión en cuanto arte- contextualizada de su matriz geológica (mineral me-
factos, arteusos y circundatosA. tálico, sílex. arcilla) o biológica (troncos, fibras vege-
El plano de los artefactos presupone la exis- tales), o bien como residuos de la materia transfor-
tencia de materia transformada artificialmente y con- mada por la mediación de artefactos (escorias. lascas,
vertida en medio instmmental de las sociedades. A carbones de hogares). Si bien los artefactos siempre
partir de la investigación de su materialidad, obten- se encuadran dentro de la categoria de producto, uní-
dremos información acerca de los procesos táctico- camente los arteusos de tipo alimentario y las mate-
técnicos gracias a los cuales fueron fabricados. Todo rias primas destinadas a la fabricación de artefactos
producto artefactual es en cuanto desempeña una son susceptibles de ser incluidos en aquélla. En lo
función, es decir, en cuanto cobra sentido en alguna que respecta a la producción alimentaria, sólo se ha
de las tres esferas de prácticas sociales. Toda activi- tenido en cuenta, en general. la obtención del pro-
dad destinada a mantener esa función constituye dueto primario, por ejemplo la cebada o la carne. Sin
también una actividad productiva, por lo que queda embargo, se han dejado de lado aquellas actividades
englobada dentro del dominio de las prácticas socio- relacionadas con la transformación del producto (mo-
económicas. Lavar la ropa. barrer la casa. limpiar la lienda, cocinado, extracción del veneno de la x’uca,
vajilla doméstica o afilar un hacha son prácticas so- despellejamiento, descuartizamiento, etc.) o la con-
cio-económicas, en cuanto contribuyen a mantener servación y/o el almacenamiento del mismo (salazón,
en funcionamiento determinados productos (la ropa, ahumado, torrefacción), en el que incluimos el con-
la vivienda, la cerámica o el hacha). Un hacha sin fi- trol higiénico de los contenedores para evitar la pu-
lo o un automóvil sin carburante pierden su plano ar- trefacción, la acción de roedores o insectos, etc.
tefactual, a menos que sean re-producidos (recicla- Finalmente, el plano de los circundatos con-
dos), es decir, utilizados en otra función diferente a lleva la presencia de elementos naturales constituti-
la desempeñada originalmente, como, por ejemplo, la vos del objeto en cuanto indicadores de las condicio-
reconversión del hacha en martillo o del automóvil nes medioambientales del espacio natural. Sin em-
en refugio. Así pues, la esfera de las prácticas socio- bargo, la noción de espacio natural resulta ambigua
económicas incluye el mantenimiento de las condi- en lo que respecta a las prácticas sociales. Preferimos
ciones materiales producidas y, eventualmente, las utilizar el término de espacio social, que constituye
operaciones necesarias para su desecho. Resulta con- la esfera física relacional de la apropiación de la ma-
veniente recalcar la importancia del mantenimiento tena por parte de hombres y mujeres. Este concepto
como uno de los momentos de la producción que, integra de manera dinámica las dimensiones de espa-
desde esta perspectiva, pasa a dotarse de una dimen- cío natural y territorio, entendido éste como la arti-
sión que podríamos llamar de continuidad. Así, la culación y/o gestión (ordenada/planificada o no) de
producción no finaliza a la salida del taller (como ge- la materialidad que las prácticas sociales exigen. El
neralmente se tiende a asumir), sino que se prolonga territorio supone una organización del espacio gene-
hasta la amortización (desecho) del artefacto. Esta rada por la reproducción económica y política de un
constatación abre también la posibilidad de analizar grupo social, de forma que supone una antropización
fenómenos de explotación económica frecuentemente del espacio natural. El territorio presenta diversas di-
pasados por alto, ya que el mantenimiento de los ar- mensiones, como mediador de información, espacío
tefactos exige una inversión de trabajo que. en oca- de subsistencia y espacio político de cohesión o coer-
siones, puede exceder incluso la que los conformó co- ción. Por otro lado, el universo simbólico con que la
mo tales. Entre estos trabajos figuran en lugar desta- sociedad percibe el espacio social y el espacio natural
cado las llamadas “labores domésticas” (limpiar, la- configura el paisaje sociat.
var, barrer, etc.), cuyo peso en la actividad económi- Los objetos pueden manifestar de uno a tres
ca es a menudo desestimado en favor de la ‘macroe- planos de expresión. En este sentido, los artefactos
conomía” (o “economía política”), cuando, en reali- siempre presentan los tres, los arteusos sólo dos y los
dad, aquéllas son en última instancia parte integrante circundatos exclusivamente uno. Su estudio nos in-
de la infraestructura de ésta. formará de todos los procesos de trabajo implicados
El plano de los arteusos hace alusión a ma- en cada una de las ramas de la producción que invo-
teria beneficiada para el consumo alimentario o bien lucran artefactos y arteusos. Además, esta investiga-
materia apropiada o desechada para la consecucióíí ción debe ser completada con la que concierne a la
dc artefactos. En el primer caso figuran elementos disposición o situación de dichos objetos. Un objeto
botánicos. faunísticos o minerales (granos. frutos. en su plano artefactual nos está indicando que se tra-
partes de animales, agua o sal). Los segundos se ta del producto de unas prácticas económicas especí-
muestran como materia orgánica o inorgánica des- ficas para las cuales han intervenido estrategias. tác-
40 PEDRO V CASTRO ETALII

ticas y/o técnicas. Sin embargo. dicho objeto como cial entre iguales que deciden libremente o por nece-
artefacto pttede indicarnos, en cuanto a su situación sidad común ceder parte de su libertad en favor del
con respecto a otros objetos, que su presencia no res- interés general. interés que desde entonces pasará a
ponde únicamente a prácticas socio-económicas. sino ser gestionado por una institución política. Desde
que cobra significado en las prácticas socio-políticas una óptica distinta, oponemos que el primer germen
o socio-paretitales como gestoras o controladoras de de institución politica 4to el surgido entre grupos de
lo producido. Al mismo tiempo, la producción propia hombres con un claro sentido de dominación sobre el
de las prácticas socio-económicas exige saberes so- sexo femneninot
ciales específicamente implementados para la gestión La primera organización política (masculi-
económica, cuyo aprendizaje tiene lugar en las prác- na) reorganizó la parentalidad originaria imponiendo
ticas socio-parentales o en las socio-políticas. Ade- una nueva (familiar), en la que los hombres pasaron
más, la colonización de las prácticas socio-económi- a desempeñar un papel continuo añadido al que hasta
cas por las socio-políticas puede llegar a enajenar la entonces sc limitaba a su participación en la cópula.
condición de quienes participan en ellas. ocultando el Regular la competición masculina no significa hacer-
valor de su presencia en la vida social y su relación la desaparecer, sino rearticularía mediante otros me-
con las condiciones materiales de la existencia. Nos canismos. A partir de este momento. la diferencia se-
referimos al fenómeno conocido como alienación. xual fue diferenciación y disimetría sociales, que
adoptaron nuevas formas y rumbos a lo largo de la
historia. Las organizaciones políticas, institucionali-
4. LAS PRACTICAS zadas en mayor o menor grado, aglutinarán indivi-
SOCIO-POLÍTICAS duos procedentes de distintas unidades parentales pa-
ra la consecución de fines variados. Las instituciones
Las prácticas socio-politicas son aquellas de gobierno reproducirán a menudo el mismo esque-
que. mediante acuerdos o imposiciones. están desti- ma de dominio parental en cl seno de la familia, sólo
nadas a establecer formas de cooperación o de distan- que a una escala más amplia. Sin embargo, ambos
cia social, tanto en el seno de la reproducción de los niveles. parental y político, no son necesariamente
agentes sociales (prácticas socio-parentates) como en isomorfos. Sus intereses podrán llegar a ser contra-
el de las condiciones materiales de la vida social puestos en determinados aspectos. sobre todo con el
(prácticas socio-económicas). Dichas actividades in- desarrollo de la división del trabajo y la aparición del
volucran igualmente objetos materiates y dan un sen- Estado. Pese a ello, no resulta acertado oponer fami-
tido especifico a la producción económica, orientán- ha, parentesco o lo que ha dado en llamarse “socie-
dola a la consecución de unos objetivos qtme trascien- dad ci~-il” versus cl mundo de la politica. en tanto es-
den tos productos y productores/as concretos. Dc esta feras con orígenes independientes y naturateza pro-
mamíera, colonizan las distintas producciones econó- pia con intersección en un punto medio, dado que la
micas y las reordenan y reconvierten según intereses propia familia fue en origen una creación fruto de un
políticos específicos que no existían por definición en acuerdo político y desde entonces siempre ha mante-
las prácticas socio-económicas. nido abierta una capilaridad respecto a este ámbito.
El primer contrato socio-político fue el con- Vale la pena comentar lo que ocurre con la
trato sexual entre hombres para regular la competi- aparición del Estado. Este institucionalizó las nuevas
ción masculina y garantizar el control sobre las mu- fonnas de explotación económica que se añadieron
jeres y su descendencia. De este acuerdo surgió la or- históricamente a la sexual y las mantuvo gracias al
ganización familiar en cualquiera de las formas en uso de la fuerza o a la amenaza de dicho uso. Al
que la conocemos. siempre antagónica a la solidari- igual que ocurría con la faníilia, una decisión política
dad y cooperación grupales. Esta se orientó a mitigar zanjó el conflicto consolidando una desigualdad. Su-
la competición masculina promoviendo un reparto puso el armisticio, pero no el fin de la lucha. En lo
más “democrático” de las mujeres entre los compo- económico tal y como lo definimos aquí. eí Estado
nentes del grupo de hombres, reduciendo la competi- sancionó tanto estrategias de subsistencia en funcio-
ción periódica entre éstos y, al mismo tiempo, frag- namiento como desigualdades sociales previas. Por
mentando el originario grupo de mujeres germen de un lado. potenció o introdtíjo en el ámbito socio-pa-
vida social (es decir, socavando su resistencia como rental movimientos tendentes a regular (a la alza o a
grupo). La primera “paz social” fue, como la “Pax la baja) la reproducción en tanto generadora de nue-
romana”, más bien una tregua impuesta desde una vos/as agentes productivos. La utopía imaginada por
posición de fuerza. Los modelos hobbesiano y rou- A. Huxley en Un 3’ft¡ndo Feliz expresa el grado má-
sseauníano han postulado la idea de un contrato so- rimo de inten’eiíción estatal en el control de los mdi-
TEORÍA DE LAS PRÁCTICAS SOCIALES 41

viduos, describiendo una situación en la que ya no es juego de significación que constituye el lenguaje po-
posible hablar de lo parental como esfera diferencia- sibilita la formación social de los individuos y sienta
da de prácticas. En el plano de las prácticas socio- las bases para sim entendimiento.
económicas, el Estado fomentó eventualmente la im- La novedad que sobre este tema introducen
plantación de nuevas estrategias de subsistencia que los estados radica en la creación de aparatos de con-
incrementaban la dependencia de las base poblacio- trol sobre este campo, necesarios dentro de una estra-
nal y/o la división del trabajo como estrategia que tegia global de dominio sobre poblaciones amplias.
Cuera en el mismo sentido de aumento de la depen- Algunos estados se han dotado de aparatos institucio-
dencia individual. El Estado, entendido como instru- nales de creación, tipificación y transmisión de los
mento político de la clase económica dominante, bus- saberes. Dichos cuerpos de saberes reinterpretan (ac-
cará nuevas articulaciones de la base económica co- tualizan) discursos y costumbres previas según la
mo medio para fortalecer este dominio. La manifes- oportunidad o necesidades del momento. Ademas,
tación fisica del territorio de cada Estado se acota tienden a simplificar y fijar su sentido, estrategia que
mediante fronteras y, quienes lo habitan pasan a ser tiene su máxima culminación en el Derecho. La ha-
súbditos o gobernados. Cada Estado adquiere sentido bilidad para aunar Conocimiento, Ética y Política,
como garante de la explotación económica sobre los simplificando sus enunciados en las ideas de Verdad,
habitantes de un territorio concreto. Sobre estos últi- Bien y Justicia, constituye uno de los “logros” más
mos ejerce su control económico, político e incluso notorios de la producción discursiva de los estados
parental. En otras ocasiones, se sine de la guerra pa- desarrollados. Que estas formas de control ideológico
ra extender parcelas de este control, económico y/o y de comportamiento sean más o menos eficaces de-
político, a otros espacios geográficos y poblaciones. pende, tanto de los medios institucionales de trans-
La violencia de la guerra. en tanto priva de las condi- misión del saber como (y lo que es más importante)
ciones materiales necesarias para las prácticas socio- de su capacidad para que este saber sea inculcado en
parentales (muerte o rapto de agentes sociales; des- el contexto de las prácticas socio-parentales. El iso-
trucción o robo de alimentos e implemenlos) hace a monismo entre éstas y el discurso oficial supone el
los hombres y mujeres supervivientes dependientes grado más alto de control politico. Por este motivo, la
de las formas de abastecimiento material situadas a voluntad política de fortalecer, retornar o rescatar las
una mayor escala, es decir, propias dcl ámbito que tradiciones populares” o la “institución familiar”
trasciende la parentalidad: el político. Una de estas debe ser contemplada como un intento por “coloni-
organizaciones es precisamente la militar. Si la op- zar” (influir en) ámbitos socio-parentales. Sin embar-
ción tomada es ésta, resulta factible convertirse de go, el citado isomorfismo, deseo supremo del Estado-
atacados/as en atacantes, como forma de obtener los máquina, cuenta con escasos ejemplos históricos. Y
medios materiales de que se fíe privado/a. La desi- ello no tanto por una “imperfección” de los medios
gualdad basada en el liderazgo militar perpetúa la di- institucionales de aprendizaje ni por un supuesto “in-
simetría económica, ya sea en la población de partida nato espíritu indomable del ser humano”, sino por-
(subordinados/as) o, en caso de conquista. trasladán- que las “palabras”, entendidas como discursos sobre
dola a la población sometida (vencidos/as). Eventual- las “cosas” (entendidas a su vez como las condicio-
mente, saqueos y tributos alimentarán la desigualdad nes materiales en las que viven los agentes sociales)
económico-política del estado agresor y favorecerán discurren por caminos esencial y materialmente dis-
en ciertos casos la aparición de nuevos estados si la tintos. A una determinada manera de fijar el sentido
influencia en otras poblaciones se traduce en la im- de las prácticas sociales cabe esperar ámbitos de re-
posición de formas de división del trabajo que incre- sistencia en uno/a u otro/a de los agentes sociales. En
menten la dependencia de los/as productores directos el momento en que la resistencia deja de ser un deseo
hacia sus gestores políticos previos. individual para cristalizar colectivamente, se produ-
El Estado potencia e instituye formas de sa- eirá la subversión de los discursos que provocaron tal
ber (filosofía, religión. cosmovisión) que llevan apa- reacción. Se rescatarán entonces viejos significantes/
rejadas propuestas de conocimiento del mundo (gno- dos o se girará el significado de los significantes in-
seología), instrucciones concretas para su transfor- culcados. El hecho de que determinadas doctrinas,
mación (lechné) y guias dc percepción y sensibilidad cosmovisiones y otros discursos hayan perdurado a
(las “tecnologías del yo” descritas por Eoucault). Ello través de circunstancias históricas muy diversas (el
no resulta una novedad estricta. Las prácticas socia- Cristianismo, por ejemplo) prueba la “flexibilidad”
les siempre han requerido de un sistema de significa- de sus enunciados y, por tanto, su carácter antidog-
ción (lenguaje) a los tres niveles citados que permi- mático y esencialmente “falible”, al contrario de lo
tiese la comunicación entre los agentes sociales. El que postulan sus actuales cargos con evidente falta de
42 PEDRO V. CASTRO ETALII

perspectiva histórica. que articulan específicamente las condiciones objeti-


vas de la vida social. Desde la arqueología resulta
más sencillo otorgar significado a las prácticas socio-
5. HACIA UNA ARQUEOLOGIA DE económicas, porque constituyen la infraestructura
LAS PRACTICAS SOCIALES material del resto de las prácticas sociales y porque
históricamente han requerido de una implementación
A través de la arqueología podemos acceder evidente de materialidad social. El primer nivel dc
directamente a las tres condiciones objetivas de la ~‘i- agrupación que debemos establecer reside en los ob-
da social —mujeres, hombres y mundo de los obje- jetos en cuanto a productos y en cuanto a la relación
tos—, según el estado de conservación de sus restos. que entre ellos pueda establecerse. La categorización
De ahí que, en principio, resulte posible llegar a las de los objetos artefactuales permite definir teenomor-
prácticas sociales que combinaron tales condiciones fotipos. que constituyen síntesis de parámetros de ha-
en el pasado. Para ello debe establecerse una relación bilidad, gustos’ función, realizados a partir dc datos
transitiva entre las prácticas sociales y su expresión cuantificables y cualificables de forma y tamaño. asi
material, una relación a la que sólo es posible acce- como la consideración de la materia prima empleada.
der a través de una combinación de y entre los tipos, Al respecto. conviene no olvidar que los productos fi-
clases, condiciones y relaciones de la materialidad nales nos informarán de un proceso económico espe-
social, término en el cual incluimos las manifestacio- cífico. Cada teenomorfotipo resulta de una exigencia
nes fisicas concernientes a las tres condiciones objeti- social que transformó ciertas propiedades de la mate-
vas de la vida social. ria mediante una determinada implementación tecno-
Los objetos arqueológicos proporcionan in- lógica y dispuso agentes productivos, recursos, tiem-
formación sobre el espacio geográfico y social (plano pos y espacios para el aprendizaje y la producción
de los circundatos). la gestión del espacio social (pla- efectiva. Podemos dictaminar que los teenonuorfotí-
no de los arteusos) y la nuplementación que dicha pos expresan las fornías de ser de los objetos.
gestión o la misma sociedad exige para determinados Sin embargo, las formas de ser de los obie-
objetivos (plano artefactual). Así pues, retomamos tos arqueológicos no permiten por sí solas entender
aqul el mismo punto de partida que considera que los el sentido de su presencia. Esta no puede ser vislum-
objetos arqueológicos informan de las condiciones brada analizando unidades aisladas, sino a partir de
sociales de un grupo humano y de las condiciones la relación entre las mismas, es decir, en categorías
materiales en las que está inmerso, ya que en los ob- de sentido relacional ancladas en primera instancia
jetos arqueológicos sc concentra un reducto del senti- en la naturaleza, propiedades, analogía, oposición o
do de la gestión social de la materia. vecindad dc los propios objetos materiales. Las situa-
Si el estado de consen’ación de la materiali- ciones de relación de los objetos constituyen sus ma-
dad social del pasado lo permite, podemos asimismo neras de esta¿ lo que equivale al cómo se manifies-
averiguar cuáles fiteron los agentes sociales que pro- tan y podrian articularse todos los objetos en una rea-
curaron, implementaron o decidieron unas condicio- lidad dada. Estas maneras de estar incluyen una plu-
nes materiales determinadas. No obstante, si bien re- ralidad de ámbitos para cada uno de los objetos: el
sulta posible acceder a los objetos. en la mavoria de estar cotuo producto, el estar como medio, el estar
los casos sólo podemos suponer la existencia de como expresión simbólica, el estar como bien de uso
agentes sociales indeterminados, puesto que su sexo o de cambio, etc.
y edad se desconoce. En la actualidad, únicamente a Las situaciones de relación entre objetos de-
través del estudio de los restos óseos resulta posible finen o se expresan en espacios estructurados por ar-
sexuar las prácticas sociales inferidas de los objetos. tefactos, aneusos o por ambos, que sustentan las re-
excepto, por supuesto, las de la reproducción biológi- laciones de tratísitívidad entre objetos. Los espacios
ca, cuyo protagonismo femenino es evidente. En con- estructurados son el resultado de la existencia de
secuencia, los análisis antropológicos cobran un ca- áreas de actividad social, espacios especializados de
rácter excepcional para la investigación de la distan- materialidad social.
cia social, puesto que constituyen el único criterio ob- La reunión fundamentada en criterios de
jetivo que permite la determinación de la variable se- transitividad entre áreas de actividad permitirá esta-
xual —mujer y hombre— para huir de lo masculino, blecer, a su vez, la ubicación de los lugares sociales,
considerado supuestamente neutro. espacios de convergencia de áreas de actividad. Los
Más arriba hemos establecido que toda so- lugares sociales se conciben como reunión de áreas
ciedad se manifiesta mediante tres tipos de prácticas de actividad, de manera que, según su recurrencia v/
(socio-económicas, socio-políticas y socio-parentales) o singularización. cobrarán significado ciertas prácti-
TEORÍA DE LAS PRÁCTICAS SOCIALES 43

cas socio-parentales y socio-politicas. respectivamen-


te, Las áreas de actividad social y los lugares dc reu-
nión de áreas constituyen el eslabón necesario para
elucidar las prácticas sociales. Según tales áreas se
articulen en lugares específicos o no (espacialización
de las áreas de actividad) y de acuerdo con el sentido
de la singularización y recurrencia de los espacios,
contaremos con un criterio empírico-social para
aproximarnos al conocimiento de las prácticas socia-
les, ya que éstas han determinado, según su naturale-
za, que las áreas de actividad social se solapen, dis-
tancien o yuxtapongan en espacializaciones específí-
cas&
Asumimos también la necesidad de propo-
ner ámbitos o ¡ramas sociales que conecten los diver- crópolis

itt
sos tipos de prácticas sociales inferidas en función de
las áreas de actividades y lugares reconocidos en el
espacio social. Desde esta perspectiva, podremos in-
terpretar la distancia social, que conterupla los facto-
res cruciales que expresan las disimetrias socio-eco-
nómicas inter e intragrupales. asi como la diferencia-
Fig. 1.- Planta esquen~ática del yacimiento que ejcntpliflca nuestra
ción social según el sexo. Los ámbitos o tramas de proptiesta.
las prácticas sociales han de entenderse como las
propuestas de lectura histórica globalizadora de manera mucho más fragmemítaria. Además, no hemos
aquellas actividades y concatenaciones de actividades pretendido agotar todas las lecturas posibles. Nuestro
sociales propuestas e inferidas a partir de la determi- deseo es que cl incremento en calidad y cantidad de
nación de los lugares sociales. En los ámbitos de la publicaciones arqueológicas pueda facilitar en el
prácticas sociales se interconectan actividades socia- futuro el recurso a ejemplos reales.
les que involucran tanto las prácticas socio-economí-
cas, como las socio-políticas o socio-parentales. en la
medida que se constituyen como respuestas a pregun- 6. UN EJEMPLO DE ARQUEOLOGÍA
tas sobre la organización de las sociedades y sus fe- DE LAS PRACTICAS SOCIALES
nomenologías concretas, es decir, sobre prácticas so-
ciales finitas e históricametíte determinadas. Imaginemos que hemos excavado completa-
El desarrollo de la investigación sobre las mente un asentamiento cerrado en cuyo interior se
tramas o ámbitos sociales deberá permuñir la deteruimí- documentan doce estructuras. Además, en cada uno
nación de las formaciones económico-sociales pre- de los ángulos del recinto se adosa una estructura cir-
sentes en una situación histórica. Concebimos la mis- cular semejante a una torre. Por último, fuera del
ma como el horizonte de sincronía que contempló la asentamiento se localiza una necrópolis de tumbas
coexistencia de diversas formaciones económico-so- individuales (fig. 1). Pasemos a describir las caracte-
ciales. las cuales pudieron o no haber mantenido re- rísticas fisicas y el contenido material de todas estas
laciones de contacto. El punto de encuentro potencial estructuras.
entre formaciones económico-sociales correspondien- Las estructuras A. E. C. O. G y 1-1 presentan
te a una situación histórica puede marcar rupturas o una planta circular de tamaño similar con zócalo de
convergencias, ignorancia mutua o conflicto, cir- piedra y paredes y techumbre de materiales perecede-
cunstancias que influirán en los cauces del cambio ros. Todas ellas presentan un hogar, en cuyo interior
histórico global, de la dinámica de las formaciones y alrededores se registraron restos de fauna domésti-
económico-sociales y de la transformación de las ca y cereales carbonizados; un ajuar cerámico com-
prácticas sociales de cada comunidad. puesto por vasijas de almacenamiento para cereales y
Con el fin de que la propuesta teórico-meto- agua y recipientes más pequeños destinados al proce-
dológica esbozada pueda ser más fácilmente com- sado alimentario y al consumo; flisavolas y pesas de
prendida, hemos estimado oportuno ejemplificaría telar; hojas y dientes de hoz de sílex con señales de
mediante un caso de estudio ideal, siendo conscientes uso y varias plataformas alargadas sin ningún tipo de
que la realidad arqueológica suele presentarse de una objeto encima de ellas.
44 PEDRO V CASTRO ETALII

La estructura E presenta las mismas caracte- compuesto por vasijas de almacenamiento para ce-
rísticas que las anteriores, con la salvedad de que en reales y agua. y recipientes más pequeños destinados
este espacio se registraron crisoles, moldes y una es- al procesado alimentario y al consumo; una platafor-
tructura de combustión con gotas de cobre fundido. ma acondicionada sin ningún tipo de objetos; gran-
La estructura F ofrece las mismas caracíeris- des puñales y puntas de flecha de sílex y puntas de
ticas arquitectónicas que las anteriores, aunque sus jabalina de cobre.
dimensiones son algo mayores. En su interior sólo se Por último, en la necrópolis se excavó una
halló una gran cantidad de molinos, muelas y’ granos serie de sepulturas en fosa correspondientes a indivi-
de cereal. duos de ambos sexos y’ diferentes edades, todas ellas
La estructura 1 presenta las mismas caracte- sin ajuar.
rísticas arquitectónicas que las estructuras A, 8, C. Este sucinto inventario material, aún siendo
D. E, O y H. Sin embargo. en su interior no se halla- muy esquemático, puede servirnos para ejemplificar
ron pesas de telar ni dientes hoz utilizados. En cam- las nociones clave aquí presentadas. Con objeto de
bio, destaca una gran abundancia de lascas y núcleos agilizar la exposición algunos puntos de nuestra pro-
de sílex junto a pequeñas hojas y dientes de hoz sin puesta, en especial los referentes al establecimiento
señales de uso. Cabe destacar, en este sentido, la au- de tecnomorfotipos y a la investigación sobre las ca-
sencia de fuentes de aprovisionamiento de esta mate- racterísticas del espacio social, se suponen ya realiza-
ria prima en un radio de unos 50 km. Además. el nú- das o en vias de serlo.
mero de vasijas destinadas al almacenamiento de ce- El primer paso de nuestro análisis consiste
reales duplica al de las halladas en las estructuras en proponer las relaciones de transitivídad entre los
arriba mencionadas. Por lo demás, comparte con és- artefactos y arteusos presentes en las distintas estmc-
tas la presencia de un hogar, plataformas alargadas, tumns con el fin de definir áreas de actividad. Las es-
vasos de mediano y pequeño tamaño, y restos de ce- tructuras A, 3. C. D, O y’ H comparten un conjunto
reales carbonizados y de fauna doméstica. de materiales similar. La asociación entre los artefac-
La estructura X posee una planta rectangu- tos hogar, hojas de sílex y recipientes cerámicos de
lar que ocupa tina superficie mayor que las descritas. mediano y pequeño tamaño, y los arteusos cereales
Las paredes eran de piedra y, el techo, de tapial. En carbonizados y restos de fauna doméstica, permiten
su interior se recuperaron vatios ídolos de piedra, un establecer la realización de las aclividades de proce-
gran hogar con restos alimentarios (cereales y fauna sado final y de consumo alimentario. El almacenaje
doméstica y salvaje) y abundantes recipientes peque- de cereales también queda garantizado por la asocia-
ños destinados exclusivamente al consumo. Junto a ción entre grandes vasijas y las semillas que conte-
los muros se adosaban plataformas de piedra a modo nían. A éste hay’ que añadir el testinioniado por la
de banquetas. presencia de timíajas para contener líquidos. Los dien-
La estnmctura Y presenta tina planta ovalada tes de hoz, en tanto instrumentos agrícolas, sugieren
sin zócalo de piedra con un depósito dc arcilla decan- que quienes ocuparon estas estructuras fueron prota-
tada situado junto a una estructura de combustión gonistas de la actividad de producción agraria vincu-
que contenía restos de recipientes cerámicos defor- lada a la obtención (al menos su cosecha) de los ce-
mados. reales de cuyo procesado final tenemos constancia. A
La estrnctura Z consiste en tina oquedad ex- su vez, la presencia de fusavolas x’ de pesas de telar
cavada en el suelo natural y’ revestida internamente hace suponer que la producción textil corrió a cargo
por un revoque impenneable. No se halló ningún ob- de las mismas gentes. Por otro lado, los análisis mi-
jeto en su interior. La presencia de concreciones cal- cromorfológicos mostraron la presencia original de
cáreas en sus paredes indica claramente su función esteras sobre las plataformas alargadas libres de obje-
como cisterna. tos, lo cual permite interpretarlas como espacios des-
Las estmcturas 1. 2, 3 y 4 constituyen torres tinados al descanso. Finalmente, cabe apuntar que el
de piedra circulares adosadas a la parte externa de tamaño de estas estructuras hace suponer que esta-
los ángulos del recinto amurallado. Ocupan una su- rian ocupadas por un máximo de cinco o seis perso-
perficie ligeramente mayor que la de las estructuras nas, lo que coincide con el número de pequeños reci-
circulares del interior del asentamiento y sus paredes, pientes de consumo hallados en su interior.
más gruesas que las de la estructura X. sustentan un La estnietura E comparte con las anteriores
techo también realizado con piedras. En cl interior la realización de las acti~’idades de almacenaje, pro-
de cada una de ellas se batIó un hogar, en cuyo inte- cesado final y- consumo alimentario, así como el des-
rior y alrededores se registraron restos de fauna do- canso. Sin embargo, en este caso, se registran varias
méstica y cereales carbonizados; un ajuar cerámico novedades destacables. La primera la brinda la reía-
TEORÍA DE LAS PRÁCTICAS SOCIALES 45

ción transitiva entre los artefactos crisol, moldes y sílex y la ausencia de indicios que hagan pensar en la
estructura de combustión, y el arteuso gotas de cobre fabricación de otros objetos.
fitndido. lo cual indica la producción de objetos me- En cuanto a la necrópolis, el análisis de los
tálicos. Por otra parte, la ausencia de fusavolas. pesas restos humanos cemítrado en el establecimiento de la
de telar y dientes de hoz permite asegurar que quie- estructura demográfica de la población entenada, la
nes ocuparon la estmctura E estaban desvinculados incidencia de patologías y la composición de su dieta
de las actividades de producción textil y agrícola. ha permitido recabar datos de relevancia social. Co-
La asociación entre la gran cantidad de mo- mo conclusiones más destacadas se informa, en pri-
linos, muelas y semillas de cereal mineralizadas mer lugar, de grupos de individuos con diferencias
constatada en la estnictura F sugiere que la única ac- notables en cuanto a los parámetros nutricionales. La
tividad desarrollada fue la de molienda. El mayor ta- mayoria de los hombres disfrutaron de una dieta
maño de este espacio respecto a las estructuras des- equilibrada y rica en proteínas, al menos en edad
critas y la presencia en su interior de doce molinos de adulta. A la inversa, sólo un reducido grupo de muje-
piedra en estado operativo, hacen pensar que éste de- res comparte esta caracteristica, va que la mayoría de
bió ser el número máximo de individuos que pudo al- ellas presentan déficits nutricionales derivados de
bergar la estructura F. una alimentación sobrecargada en hidratos de carbo-
La estructura 1 presenta también peculiari- no. En el capitulo paleopatológico, las diferencias ob-
dades propias. Por un lado. manifiesta la realización servadas se expresan también a nivel intra e interse-
de las actividades de almacenaje de cereales y líqui- xual. Así, mientras unos pocos hombres manifiestan
dos, procesado final y consumo de alimentos, y des- un cuadro general de buena salud, fortaleza fisica y
canso. Respecto al almacenaje, conviene no olvidar prolongada esperanza de vida (tan sólo empañado
el mayor volumen del mismo observado aquí. Por por la constancia de algunas fracturas óseas solda-
otra parte. la estructura 1 es la única en la que se do- das). la mayoría de individuos masculinos presenta
cumentaron los arteusos lascas y núcleos de sílex, así procesos artrósicos achacables al transporte de pesos,
como varios objetos inacabados y dientes de hoz y a actividades manuales reiteradas y a marchas pro-
hojas del mismo material manuThcturados, pero sin longadas. Su esperanza de vida era menor y algunos
huellas de uso. Ello autoriza a hablar de producción de ellos muestran traumatismos óseos que no fueron
de artefactos líticos tallados. capaces de superar. La población femenina presenta
La estructura X destaca del resto en primer rasgos diferenciales. El más llamativo es la menor
lugar por su forma y sus dimensiones, circunstancia esperanza de vida general motivada por el elevado
que cabria interpretar en función de una necesidad de número de fallecimientos en edad adolescente y adul-
acoger a un número importante de personas que po- ta. coincidiendo con el periodo fértil. Este hecho lla-
dna coincidir con el número de habitantes del asen- ma la atención sobre la incidencia de una importante
tamiento. En cuanto a las actividades desarrolladas mortalidad durante el parto y el post-parto. Otra
en su interior, hay que señalar la asociación transiti- cuestión remarcable estriba en la constatación de de-
va entre el gran hogar, la gran cantidad de pequeños formaciones en las articulaciones de falanges de los
recipientes y los restos alimentarios (cereales y fau- pies, rodillas, codos y muñecas de todas las mujeres a
na), lo cual nos advierte sobre la realización de acti- partir de la adolescencia, como consecuencia de una
vidades de procesado final y consumo alimentario. actividad repetitiva efectuada en posición forzada, tal
Por otro lado, la presencia de varios objetos (“ido- que la molienda de cereales.
los”) sin posibilidad de conexión transitiva con nin- Tras la constatación de diversas áreas de ac-
gÉn otro deja a la espera del análisis posterior la pro- tividad en cada una de las estructuras examinadas re-
puesta de su función social. sulta posible definir una serie de lugares sociales. El
El depósito de areilla, la estructura de com- primero de ellos agrupa aquellas estructuras que
bustión y los desechos cerámicos documentados en la comparten la realización de las actividades agrícola
estructura Y hacen suponer que la producción de re- (cosecha), de almacenamiento alimentario (cereales,
cipientes de este material fue la única actividad reali- agua), culinaria (procesado final dc alimentos desti-
zada aquí. Por su parte, la flincionalidad exclusiva de nados al consumo inmediato), textil y de descanso
la estructura 7 como cisterna ha sido ya señalada. (estructuras A, E. C, D, G y H).
El examen conjunto de las estructuras 1-4 Un segundo tipo de lugar incluye aquellas
revela sus caracteristicas comunes. Por una parte, do- estructuras donde se han documentado parte de las
cumentan las actividades de descanso y de almacena- actividades anteriores (concretamente las de almace-
miento, procesado final y consumo alimentario. Otro naje. procesado final de alimentos, consumo y des-
hecho destacado es la presencia de armas de metal y canso) y que también incluyen artefactos y arteusos
46 PEDRO V CASTRO ETALII

cuyas relaciones transitivas sugieren áreas de activi- hoz-cereales) se localizan en las mismas viviendas
dad vinculadas a la producción de otros artefactos. (lugares de tipo 1). En ambos casos, nos hallamos
En este tipo figuran las estructuras E e 1. posiblemente ante situaciones de explotación econó-
En el tercer tipo de lugares situamos las es- mica (disimetría socia», pues, a excepción de un ca-
tructuras 1-4, que comparten con las anteriores las so que comentaremos más adelante (estructura 1), no
actividades de almacenaje, procesado final de ali- han podido detectarse contrapartidas materiales ha-
mentos, consumo y descanso. pero que muestran una cia quienes se encargaron de tales producciones.
serie de artefactos singulares sin relación transitiva La práctica socio-económica de moliemída de
con ningún otro: las armas de sílex y de metal. cereal puede ser caracterizada también como socio-
La estructura X representa por si sola un política, ya que su realización se centralizó en un
nuevo tipo de lugar. tanto por sus peculiaridades ar- contexto ajeno al de las viviendas (estnictura F). Es
quitectónicas como por el rango de actividades desa- de esperar que tal y como indican los análisis paleo-
rrolladas, entre las cuales figura el consumo alimen- antropológicos, ciertas mujeres se desplazaran perió-
tario y las relacionadas con los artefactos singulares dicamente hasta la estructura colectiva F para obte-
conocidos como “ídolos’. ner un producto (harina) que luego seria consumido
A continuación, podemos agmpar en un en cada una de las unidades de habitación. Las pro-
quinto tipo a aquellas estructuras en las que no se pias mujeres podrian también hallarse a cargo del
constata ninguna de las actividades anteriores y don- mantenimiento operativo de las superficies activas de
de la transitividad entre los objetos aparecidos apunta los molinos.
hacia su especialización en tareas específicas: la es- Por su parte. las prácticas socio-económicas
tructura F centrada en la molienda, la Y en la pro- que atañen a la producción cerámica (estructura Y) y
ducción cerámica y la 7 en el almacenamiento de al almacenamiento de agua a gran escala (estructura
agua. Por último, la necrópolis constituye un lugar 7) comparten una misma interpretación. Al parecer.
que testimonia una actividad de ‘desecho” de seres el acceso a la materia prima y a los medios técnicos
humanos, cuyas implicaciones comentaremos más para la fabricación de cerámica sería, a priori, libre
adelante. para cualquier miembro de la comunidad. Esta cir-
Es el momento de definir las prácticas so- cunstancia, unida a la presencia de peculiaridades
ciales desarrolladas en nuestra hipotética comunidad decorativas en la vajilla de cada vivienda. ayala la
y’ de proponer su articulación en términos de distan- idea de un saber práctico notablemente eMendido en
cia social. Las actividades de almacenamiento ali- la comunidad y que habría sido transmitido en el se-
mentario (cereales, agua) y procesado culinario cons- no de las prácticas socio-parentales. Así mismo, la
tituyen prácticas socio-económicas connotadas tam- falta de restricciones a un bien tan imprescindible co-
bién como socio-parentales. Todas éstas actividades, mo el agua queda patente en la ausencia de trabas
añadidas al descanso y al consumo alimentario infe- para acceder a la cisterna, su propia tíbicación en un
rido, conforman un conjunto de prácticas que se ma- espacio abierto y, sobre todo, la presencia en todas
nifiestan en casi todas las estructuras del asenta- las viviendas de tinajas de similar capacidad.
miento (lugares de los tipos 1, 2 y 3) y que se vincu- Las prácticas socio-económicas de produc-
lan directamente con el mantenimiento de la vida de ción de instrumentos de sílex y de metal nos introdu-
los agentes sociales. De ahí su orientación básica- cen en nuevas problemáticas. La producción de obje-
mente socio-parental y que puedan merecer la deno- tos de sílex se realizó en la vivienda correspondiente
minación de ‘unidades de habitación” o “viviendas”. a la estructura 1, donde, recordemos, no se constata-
dado su carácter recurrente. ron los objetos ligados a la producción agrícola ni
Abordemos ahora la posición de las prácti- textil y donde. cmi cambio, se apreció una capacidad
cas socio-económicas inferidas a partir de otras acti- de almacenamiento cerealista superior a la comun.
vidades de transformación de la materia. La produc- Ello puede ser leído en clave de la existencia de al
ción textil presenta un fuerte componente socio-pa- menos un/a especialista con su unidad parental des-
rental al haber sido constatada en la mitad de las “vi- vinculado/a de las dos actividades citadas y dedica-
viendas” (lugares de tipo 1). Sin embargo, aparece do/a en exclusiva a talla del silex. Cabe pensar que
también teñida de direccionalidad política, puesto los bienes agrícolas y textiles procedieran de las uní-
que, debido a esta proporción, cada vivienda con ac- dades englobadas en los lugares de tipo 1. Éstas a
tividad textil debería haber producido el doble de sus cambio. obtendrian dientes de hoz para la cosecha y
necesidades con objeto de vestir a toda la comunidad. hojas destinadas, por ejemplo, al descuartizamiento
Similar conclusión cabe extraer para la producción de los animales consumidos. En este caso, nos halla-
agrícola (cosecha), pues sus indicadores (dientes de riamos ante unas relaciones de reciprocidad que no
TEORíA DE LAS PRACTICAS SOCIALES 47

implicarían explotación, ya que la mayor capacidad mas mujeres procederian de los lugares de tipo 4 (es-
de almacenamiento cerealístico en la estmctura 1 po- tructuras 14). En estas unidades domésticas habita-
dna constituir una acumulación de bienes con valor rian también los hombres que presentaban un mayor
de cambio destinados a la adquisición de la materia estado de salud general explicable por su no partici-
prima (nódulos de sílex) a otras comunidades cerca- pación en los procesos laborales básicos. La relación
nas a las fuentes de aprovisionamiento. La preseneta. de parentalidad establecida en estos lugares supon-
en cambio, de otros tipos de artefactos líticos, concre- dna ciertas ventajas materiales para las mujeres, pero
tamente puntas de flecha y grandes puñales en las es- sin evitar una diferenciación sexual.
tructuras 1-4 (lugares 3) revela relaciones de disime- Como ya se ha comentado, la totalidad de la
tría, pues tales objetos habrían sido usados por indi- población masculina gozaba de una dieta equilibrada.
viduos que no efectuaron contrapartidas materiales. Sin embargo, el estado de salud de esta población
La disimetría apuntada en la producción de muestra algunas variaciones. La mayoría de los hom-
sílex puede extenderse a la de objetos metálicos do- bres presenta patologías relacionadas con la realiza-
cumentada en la estructura E. Quien o quienes se ción de tareas arduas y algunos de ellos lesiones de
ocuparon de ella no estuvieron implicados en las pro- tipo traumático no superadas. En el polo opuesto, los
ducciones agrícola ni textil, pero se beneficiaron de hombres de los lugares de tipo 4 se habrían benefi-
ellas sin revertir en las mismas el resultado de la pro- ciado de su desvinculación con tales tareas y. dado
ducción metálica. Ésta se orientó a la fabricación de que poseen las armas, pudieron ser los causantes de
armamento <jabalinas) que, como en el caso de los las lesiones antes constatadas. En el caso de que los
grandes cuchillos y puntas de flecha, se destinó al traumatismos identificados en toda la población mas-
uso de determinados ocupantes de los lugares de tipo culina fueran accidentales, está claro que la supervi-
3 (estructuras 1-4). vencia de unos y no de otros implica una diferencia
Resta por comentar el lugar ejemplificado en la posibilidad de los cuidados recibidos.
por la estructura X. Sus dimensiones y áreas de acti- Del análisis previo se desprende que los/as
vidad permiten interpretarla como un lugar de reu- ocupantes de las estructuras 1-4 se apropiaron de
nión y de consumo alimentario a nivel colectivo, en parte de la producción agrícola, textil, del sílex y de
el cual se desarrollarían actividades (ritos) en las que la totalidad de la metalúrgica sin brindar contraparti-
hallarían sentido los llamados “ídolos”. Sus rasgos das tangibles. Ni siquiera suponiendo que sus ocu-
singulares convierten a este lugar en centro de prácti- pantes masculinos fuesen “especialistas en la gue-
cas socio-políticas, donde quizás se exaltasen ideoló- rra”, cabe entender el disfrute de beneficios que se
gicamente valores de colectividad por encima de la extendieron a todos los ámbitos de la vida material.
disimetría económica, que, de nuevo, queda patente La guerra, como actividad destructora de individuos
si consideramos que uno de los principales productos y condiciones materiales y, en tanto transformadora
consumidos colectivamente, el cereal, fue producido de materia, es clasificable dentro de las prácticas so-
por un sector concreto de población. cio-económicas; sin embargo, se halla colonizada por
Los datos proporcionados por el estudio pa- prácticas socio-políticas en tanto que su ejercicio
leoantropológico permiten matizar y definir las rela- contribuye a institucionalizar una disimetría. Se con-
ciones de distancia social apuntadas en el estudio de vierte pronto en estrategia de los grupos dominantes
las prácticas. Las diferencias nutricionales entre para perpetuar su poder gracias a la creciente depen-
hombres y mujeres apuntan a una diferenciación se- dencia material que la destrucción ocasiona en las
xual producida en las viviendas en el seno de las poblaciones subordinadas.
prácticas socio-parentales, puesto que en esta tesitura El espacio funerario y la estructttra X son
time donde se realizó el consumo diferencial de proteí- los únicos lugares de reunión colectiva en los que,
nas. Desde esta perspectiva, la diferenciación puede pese a reunir a todo el mundo, el grupo dominante si-
ser leída en clave de explotación. Sin embargo, la si- gue sin brindar contrapartidas materiales. De haber-
tuación de diferenciación sexual en cuanto a la ali- las, en el mejor de los casos, las “contrapartidas” se-
mentación no se cumple en todos los casos, ya que un rian intangibles (representaciones, discursos o quizás
reducido grupo de mujeres accedió a una dieta simi- lo que Lyot.ard denomina “metarrelatos emancipato-
lar a la habitual entre los hombres. Este grupo feme- rios”, es decir promesas de bienestar futuro de cum-
nino privilegiado en este sentido no lo fue en otros plimiento siempre aplazado). No deja de ser paradó-
aspectos, ya que muestran deformaciones óseas debi- jico el hecho de que la arqueología, la más material
das al trabajo de la molienda y aparecen igualmente de las ciencias sociales, haya conseguido recuperar
afectadas por una alta mortalidad debida a la gesta- recientemente tales construcciones mentales y nos las
ción. De lo dicho, puede interpretarse que estas últi- ofrezca bajo la forma de “prestigio” o “estatus”. Val-
48 PEDRO V. CASTRO ETALII

ga esta crítica acrítica (es decir, crítica sin acritud) discernir lo verdaderamente relevante en nuestra vi-
para contribuir a re-enfocar nuestra mirada como da social de lo que, bien mirado, tan sólo son “con-
científicos/as sociales a la materialidad social del pa- trapartidas intangibles”.
sado. Cuando menos, este esfuerzo nos servirá para

NOTAS
llablar de personas o de individuos como entes sociales mientras ase- sistemas de producción en el Sudeste de/a Peninsula Ibérica entre
xuados, oculta en realidad la consideración dcl sexo masculino como 3000 j.’ 1000 antes de nuestra ero. Liiíiversitat Atitónonía de Barce-
equivalente al género humano y diluye el principio de diferemíciación ana. 1995.
tmniversal establecido por la categoria sexo, la cual determina que la
capacidad de la reprodticeión es pren-ogatita de las mujeres. En este hall. Y’. (1988): Hacia una teoría de la representación en arqueolo-
sentido. la níaterialidad humana, parafraseando a Luce lrigarav. es gía. Revista de Occidente. 81: 62-76
“cama mínimo dos, lo masculina y lo femenina” (lrigaray. 1..
(t992): .1 ‘aúne á lvi. (irasset. Paris.’ 65). Los individuos, por tanto, Li, i,,ayoria de estos conceptos frieron esmuciados por vez primera en
no constituyen una condición objetiva sino en cuanto a mujeres y Castro. 1’. Y’.; Coloníer. E.; Chapman. kW.; Gili, S,; González Mar-
hombres. cén. P.; hill. Y’.; Micó. R.; Montón. 5.; Picazo. M.; Rihtieie. C.;
Riad,. R.; Ruiz Parra. Nl.; Sanahuja XII. Mi E.; Tenas. Nt (1993):
‘Para un repaso de priníera mano acerca de las principales teorías afi- Galas. Sociedad y economia en el Sudeste de Espafia e’ 2500-800
nes a Lina u otra de las citadas opciones argumentativas, pueden con- ana, Investigaciones Arqueológicas en .dndalucia 1985-/992. Pro-
sultarse: Cali. P.; Saxe, A. (1977): The ecological evolution otcultu- y-actos. Junta de Andalucia, Iluelva: 40i-4i 6. En su reciente tesis
re: fle State st predamor in succession iheorv. Exohange Systems in doctoral. 5. Gili ha completado la definición de dichos conceptos. de-
Prehistorj.’ (J. i-?rieson y 3. K. Earle, eds.) Academie Press. Nueva sarrollando adenmás la noción cobertora de espacio social (Territo-
Yotk; Gilman. A. (1981): ‘fha development ofsocial stratitication in rialidades de la Prehistoria Reciente .Alallorquina. tJni”ersitat Au-
Bronze Age Europe. Cmtrrent Aníhropalagy. 22: 1-23); llarris. Nt. tónoma de Barcelotia. 1995).
(1987): Confbales y Reyes. Los Origenes de las estilaras, Aiiansa,
Madrid; l{athje, XV. L. (1971): The Origin asid Developn,cnt of Low- En este punto, convergemos con una lítica de pensamiento potencia-
latid Clastie Maya Civilization. A,nericon Antiquity. 36-3: 275-285; da desde la crítica al androcentrismo. en este caso el imnpenmnte en las
Rentiew. C. (1973): The Essmergence of Civilization. The Gyclades disciplinas sociales. Sirva corno ejemplo de esta postura el reciente
ond ¡he Aegean in tIte ThirdA’Iillennimnn HG. Methuen, Londres: Sa- articulo de Rosa cobo (1995): Lo democracia moderna y la exclusión
blott J. A.; Lamberg-Karlovskv. C. C. (ada) (i975): Anciení Ciulíl- de las mujeres. Mientras tonto. 62: 107-119.
zation aud Trade. Albuquerque; Senice. E. (1984): Los origenes
del Estado y lo civilización. Aiianza, Madrid); Wittfogel, It (1966): E. colomer ha desarrollado recienieníente los conceptos deformas
Despotis,na oriental Estudio comporatií’o del poder totalitario. de ser y formas de estar de los objetos en su tesis doctoral titulada
Guadarrama. Madrid. Páctiques social» de manufactura cerámica. Análisis morfomérri-
ques i teenológiques al sud-así da la península Ibérica. 2200-1500
‘Este texto se ha beneticiado de las retiexiomíes de ‘leresa Sanz acerca cal AY/E. Universital Autónoma de Barcelona. 1995. ‘lambién algu-
de las prácticas socio-parentales. Tales reflexiones fornían parte de nos dc los comicepítis que aparecen en este artículo han sido discutidos
una propuesta teórica en preparación a cargo de Mi F.ncarna Sanahtm- comí E. colomer, P. González Marcén, 5. Montón, Nl. Rtmiz Parra y M.
ja YII y ‘leresa Sanz articulada en torno a los origenes de la difrren- Tenas, a quienes expresarnos nuestro a~’adecittiíenio por stis comen-
cia sexual. tarios y aportaciones: sin embargo. la responsabilidad de lo aquí es-
etilo es sólaniente nuestra.
La conceptualización dc las prácticas socío-econonncas que aqui
presentamos debe mucho a la aportación teórica de R. Risch. amplia- Lector/lcciora. no te pongas nervioso/a. coní’, diría Manolo. tJiias lí-
mente desarrollada en su tesis doctoral titulada Recursos matosa/esy neas más adelante trataremos de ejenípliticar lodos estos conceptos.

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