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UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE

FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA DE PSICOLOGÍA

Adherencia terapéutica a tratamientos nutricionales, y su

relación con constructos psicológicos y socio-

demográficos en adultos con obesidad.

Bárbara Bugueño Caro, Sebastián Valenzuela Salgado,

Sandra Zamorano Vargas

Profesor Dr. Pablo Vera


Guía:

Correctores: Dr. Luis Mena


Ps. Caterina Manzo

Tesis para optar al Título Profesional


de Psicólogo/a, Mención Psicología
Clínica

Santiago – Chile
2011
1

© Bárbara Bugueño Caro


© Sebastián Valenzuela Salgado
© Sandra Zamorano Vargas

Queda prohibida la reproducción parcial


o total de esta obra en cualquier forma,
medio o procedimiento sin permiso por
escrito de los autores.
2

“Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie

puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes

hacer. La existencia no admite representantes”.

(Jorge Bucay)
3

I. Introducción ................................................................................................. 5

II. Objetivos ................................................................................................. 12


1. Objetivos Generales ......................................................................... 12
2. Objetivos Específicos........................................................................ 12

III. Fundamentación Teórica ........................................................................ 13


1. Adherencia ........................................................................................ 13
2. Autoestima ........................................................................................ 20
3. Locus de Control ............................................................................... 22
4. Ansiedad ........................................................................................... 27
5. Apoyo Social Percibido ..................................................................... 30
6. Depresión ......................................................................................... 33

IV. Metodología ............................................................................................... 39


1. Tipo de Estudio ................................................................................. 39
2. Diseño de Investigación .................................................................... 39
3. Hipótesis ........................................................................................... 39
4. Participantes ..................................................................................... 39
5. Técnica de Recolección de Datos..................................................... 41
5.1 Cuestionario MBG ............................................................................ 41
5.2 Escala de Autoestima de Rosenberg................................................ 44
5.3 Instrumento de Evaluación de Locus de Control .............................. 46
5.4 Inventario para la Depresión de Beck ............................................... 47
5.5 Inventario de Evaluación de Ansiedad Estado-Rasgo ...................... 48
5.6 Inventario de Depresión de Apoyo Social Percibido ......................... 51
6. Definición de Variables ..................................................................... 52
6.1 Sociodemográficas ........................................................................... 52
6.2 IMC ................................................................................................... 54
4

6.3 Adherencia Terapéutica.................................................................... 54


6.4 Nivel de Autoestima .......................................................................... 54
6.5 Nivel de Depresión ........................................................................... 55
6.6 Percepción de Locus de Control ....................................................... 55
6.7 Ansiedad Estado-Rasgo ................................................................... 56
6.8 Apoyo Social Percepción .................................................................. 56
7. Nivel de medición de las variables .................................................... 58
8. Procedimiento de Análisis de Datos ................................................. 59
9. Consideraciones Éticas .................................................................... 60

V. Resultados .............................................................................................. 61
1. Análisis de Confiabilidad ................................................................... 61
2. Datos Sociodemográficos ................................................................ 61
3. Datos Descriptivos Variables Psicológicas ....................................... 66
4. Variables Sociodemográficas y Nivel de Adherencia ........................ 67
5. Variables Psicológicas y Nivel de Adherencia ................................. 69

VI. Discusión y Conclusiones ....................................................................... 71

VII. Referencias ............................................................................................. 77

VIII. ANEXOS ................................................................................................. 97


5

I. Introducción

El ser humano posee una pluralidad de necesidades, algunas de las


cuales emanan desde nuestra propia biología, otras tienen su origen en el
entorno social en el que se mueve cada sujeto. Las necesidades pueden
clasificarse según la urgencia en diferentes niveles. Las necesidades primarias
están ligadas a la naturaleza física de cada especie y a su subsistencia, y las
necesidades secundarias son aquellas que se aprenden y cuya función está
directamente ligada a incrementar la calidad de vida (Gavino, 1995).
La necesidad de alimentación está evidentemente ubicada entre las
primeras. Sin embargo, en esta época, cuando la obtención de alimento
necesario para sobrevivir ha dejado de ser un problema para la mayoría de los
individuos de nuestra sociedad, los problemas alimenticios se han incrementado
derivando principalmente en la obesidad (Gavino, 1995).
La obesidad es la acumulación excesiva de tejido adiposo que se
traduce en un aumento del peso corporal. Este peso cubre aproximadamente
un 20% más del correspondiente a su estatura (Gavino, 1995). Se define como
una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la
salud. Se considera obesidad cuando el índice de masa corporal es igual o
superior a 30 (Índice de Masa Corporal [IMC]: corresponde al peso en
kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros- kg/m2) (Organización
Mundial de la Salud [OMS], 2006).
La obesidad según la OMS (1995), puede clasificarse en subtipos, donde
el IMC con un valor entre 30-34,9 es considerado tipo 1, el tipo 2 se considera
cuando el IMC comprende entre 35 y 39,9. La obesidad tipo 3, se considera
cuando el IMC supera el valor 40, este tipo de obesidad también se denomina
obesidad severa u obesidad mórbida.
La obesidad tiene importantes repercusiones en la salud de las personas
(OMS, 2006). Las enfermedades que poseen mayor comorbilidad con la
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obesidad son la diabetes mellitus tipo 2, dislipidemia, hipertensión arterial y la


resistencia a la insulina. Existen enfermedades, que se inician debido a la
restricción torácica dada por el exceso de peso, siendo las más frecuentes la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica, apnea obstructiva del sueño,
síndrome de hipoventilación pulmonar. Otras enfermedades asociadas a la
obesidad son el hígado graso, y enfermedades de tipo cardiacas. Éstas
enfermedades se consideran consecuencias físicas de la obesidad (Álvarea,
1997; Peña y Soca, 2009).
También existen consecuencias psicológicas como los miedos e
inseguridad personal, pérdida de autoestima, desórdenes alimenticios,
distorsión de la imagen corporal, frigidez e impotencia, perturbación emocional
por hábitos de ingesta erróneas, entre otras (Calva, 2003; Alvarado, Benavides,
y González, 2005).
La obesidad tiene una alta prevalencia, en este sentido, datos de la
OMS (2006), informan que al menos 300 millones de personas padecen
obesidad. Según las cifras que se manejan, en Estados Unidos el 55% de la
población tiene esta enfermedad.
En Chile, la situación nutricional en las últimas décadas ha variado
caracterizándose por una disminución de la desnutrición y un aumento de la
obesidad, de modo que la obesidad se ha transformado en un problema
(Mendoza, Pinheiro y Amigo, 2007). El perfil demográfico y epidemiológico, ha
comenzado a mostrar cambios radicales asemejándose al de los países
desarrollados, caracterizándose por un predominio de las enfermedades
crónicas no transmisibles. Así, actualmente las patologías prevalentes
asociadas con la morbi-mortalidad que caracterizan a la población tiene como
factor común la alimentación (Vio y Albala, 2000).
La Encuesta Nacional de Salud (Ministerio de Salud [MINSAL], 2003),
reveló que el 61,1% de la población sufre de sobrepeso u obesidad. Esta cifra
en la Encuesta Nacional de Salud del 2010, se eleva 6 puntos, mostrando que
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el 67% de la población chilena tiene sobrepeso u obesidad (MINSAL, 2010). Si


a esto se suma que el 91,2% de la población informa realizar actividad física
menos de tres veces por semana, corrobora y posiciona a la obesidad como
una enfermedad del siglo XXI (Mendoza et al., 2007).
Al igual que en otras naciones, en nuestro país el exceso de peso
presenta una prevalencia alta y creciente desde los primeros años de vida. La
obesidad afecta al 7,4% de los menores de 6 años, aumenta a 19% en los
escolares de primer año básico, llegando a un 25% en los adultos y adultos
mayores, teniendo una mayor incidencia en las mujeres (27,3%) que en los
hombres (19,2%) (Campos y Peréz, 2007).
La cifra actual indica que 25,1% de la población en Chile tiene obesidad.
Si se menciona la prevalencia por sexo en mujeres el porcentaje es de 30,7% y
en hombres es 19,2%. Según el nivel educacional la incidencia de la obesidad
en población con nivel educacional bajo es de 35,5%, de 24,7% en la población
de estudios medios y en personas con estudios altos, el porcentaje es de 18,5%
(MINSAL, 2010).
En Campos y Pérez (2007) se menciona que más de la mitad de la
población adulta presenta riesgo cardiovascular alto o muy alto, con altas
tasas de hipertensión, sobrepeso, obesidad, dislipidemias y tabaquismo.
En nuestro país, así como en el mundo, surge la medida de prevenir y
tratar el problema de la obesidad, planteando distintas etiologías que
explicarían este trastorno alimentario. En la actualidad, se reconoce un origen
multifactorial en el surgimiento y mantención del trastorno, existiendo influencia
de factores genéticos, ambientales, neuroquímicos, metabólicos, celulares,
hormonales, sociales y culturales (Villaseñor, Ontiveros y Cárdenas, 2006).
Entre los factores ambientales más importantes, en el desarrollo de esta
enfermedad, se encuentran los nutricionales, reconociendo importantes
cambios de los patrones sociales de consumo de los alimentos. El alimento,
está asociado con la diversión y compensación emocional. Prueba de ello, es
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que cada día los niños de nuestra población consumen un promedio menor de
frutas y verduras, prefiriendo los alimentos con alto contenido calórico (Gálvez y
Menay, 2004).
En relación con los factores psicológicos, se deben considerar las
variables cognitivas (creencias y estilo atribucional), factores de tipo emocional
(autoestima, autoeficacia, manejo frente a estados emocionales displacenteros,
etc.) y variables ambientales (costumbres, hábitos familiares, etc.) (Villaseñor et
al., 2006). Algunos autores consideran los factores psicológicos como
causantes de la obesidad, otros creen que es una consecuencia de la
discriminación social hacia el obeso, lo cierto, es que en mayor o menor
medida, están presentes y es fundamental su conocimiento e identificación para
ser abordados si se quiere tener éxito los tratamientos (Silvestri y Stavile, 2005).
Van Oss, Goméz y Tascan (1993), consideran la depresión como un
factor de especial interés en el proceso de instauración de conductas
saludables ya que puede interferir directamente en la percepción del riesgo y
en el deseo del cambio del comportamiento. En esta línea de investigación
Goldberg (2002), menciona que es considerada una de las más importantes
consecuencias de la obesidad, ya que este trastorno alimentario lleva a la
pérdida de autoestima, la cual puede desencadenar un cuadro depresivo.
Así mismo, Álvarez (1998) y Alvarado et al. (2005), señalan que la baja
autoestima es un problema que impide que se baje de peso, por lo que la
persona caería en un círculo vicioso del cual sería muy difícil salir. Beato y
Rodríguez (2004) y Campos y Pérez (2007) señalan que la autoestima en
conjunto con la autoeficacia percibida, son factores considerados como
relevantes en el pronóstico de los trastornos de conducta alimentaria. Por ende,
se establecería que una mejora en estos aspectos, proporcionaría en los
pacientes obesos un seguro a la capacidad de alcanzar formas de
afrontamiento de conflictos y reducción de peso.
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Aunque se ha investigado la importancia de los factores de tipo


emocional, las variables cognitivas también juegan un papel muy importante en
el origen y el mantenimiento de la obesidad. En este marco, son frecuentes las
alteraciones psicológicas, entre ellas la imagen corporal distorsionada, el valor
simbólico de los alimentos, la obesidad como forma de evitar situaciones
deseables, desequilibrio entre satisfacciones e insatisfacciones, la obesidad
como forma de castigo, comer como mecanismo evasivo (Villaseñor et al.,
2006).
Los factores psicológicos, precipitan y perpetúan el consumo exagerado
de alimentos (para lo que son las necesidades energéticas personales) y deben
ser tomados en cuenta si se pretende mantener un peso, luego de haber
alcanzado el peso ideal o deseable. El abordaje y tratamiento de las
características psicológicas según Silvestri y Stavile (2005), es de fundamental
importancia, pues de lo contrario el consultante puede que no sea capaz de
comprometerse adecuadamente con el tratamiento y tenga mayor dificultad
para bajar de peso y/o mantenerlo, lo cual es un mal pronóstico ya que el
consultante-paciente abandona (deserta) el tratamiento al cual se está
sometiendo.
El término deserción del tratamiento, se refiere al incumplimiento del
seguimiento del programa de tratamiento, en esencia, una decisión personal de
causa multifactorial y como contrapunto, la adhesión al tratamiento hace
referencia al cumplimiento de instrucciones terapéuticas (Silva, Galeano y
Correa, 2005).
La adherencia deficiente a los tratamientos a largo plazo, compromete
gravemente la efectividad del tratamiento, de manera que es un tema
fundamental para la salud de la población, desde la perspectiva de calidad de
vida y de economía en salud (OMS, 2004; Tapia, 2006). La adherencia a
tratamientos es importante, ya que si un paciente no cumple las indicaciones
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médicas, tiene como consecuencia prolongar la terapia y hasta perpetuar


enfermedades o problemas de salud (Ortiz y Ortiz, 2007).
La adherencia terapéutica es influida simultáneamente por varios
factores. Estos son: los factores sociales y económicos, el equipo o sistema de
asistencia sanitaria, las características de la enfermedad, los tratamientos y los
factores relacionados con el paciente. Para mejorar la adherencia de los
pacientes a los tratamientos, es obligatorio resolver los problemas relacionados
con cada uno de estos factores (OMS, 2004).
La mejora de la adherencia terapéutica aumenta la seguridad de los
pacientes, dado que la mayor parte de la atención necesaria para los procesos
crónicos se basa en el autocuidado del paciente. Por ende, aumentar la
efectividad de las intervenciones sobre adherencia terapéutica puede tener una
repercusión mucho mayor sobre la salud de la población que cualquier mejora
de los tratamientos médicos específicos (OMS, 2004).
En este sentido, sin un sistema que aborde los determinantes de la
adherencia terapéutica, los adelantos en la tecnología biomédica no logran
hacer realidad su potencial para reducir la carga de las enfermedades crónicas.
El acceso a los medicamentos es necesario, pero insuficiente en sí mismo para
tratar efectivamente las enfermedades (OMS, 2004).
Es por lo tanto relevante, hacer un aporte a nivel teórico, donde se
trabaje con la temática de la obesidad y los factores psicológicos asociados con
la adherencia a un programa nutricional, ya que el aumento de las cifras
epidemiológicas mencionadas (OMS, 2006; Mendoza et al., 2007) y de las
predicciones que se hacen entorno a la obesidad son alarmantes.
En el área de la investigación referente a la adherencia terapéutica
existen pocas investigaciones en la población de pacientes obesos en
tratamiento nutricional, por lo cual resulta de gran interés aportar en términos
teóricos en este campo.
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Por otro lado, resulta relevante señalar, que la adherencia al tratamiento


genera un bienestar del individuo. Este bienestar alude no solo al ámbito del
peso, sino también a cuestiones fisiológicas y psicológicas, pudiendo repercutir
incluso en costumbres del núcleo cercano, promoviendo así la salud.
La presente investigación pretende responder a la siguiente
pregunta: ¿El nivel de adherencia terapéutica a tratamientos nutricionales se
asocia con constructos psicológicos y factores sociodemográficos en
pacientes con obesidad?
12

II. Objetivos

1. Objetivos Generales

 Evaluar si existen diferencias psicológicas y sociodemográficas entre


pacientes con obesidad que presentan distinto nivel de adherencia a los
tratamientos nutricionales en los que participan.

2. Objetivos Específicos

 Identificar el nivel de adherencia al tratamiento nutricional alcanzado en


personas con obesidad.
 Identificar las características socio-demográficas (Edad, sexo, nivel
educacional, nivel socioeconómico, tipo de familia, IMC y tiempo de
tratamiento) y su relación con el nivel de adherencia a tratamientos
nutricionales en personas con obesidad.
 Evaluar variables psicológicas (autoestima, ansiedad estado-rasgo,
depresión, locus de control y apoyo social percibido) y su relación con el
nivel de adherencia a tratamientos nutricionales en personas con
obesidad.
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III. Fundamentación Teórica

A continuación se presentarán los siguientes temas: Adherencia


Terapéutica, Autoestima, Locus de Control, Ansiedad y Apoyo social percibido y
Depresión, puesto que son tópicos atingentes a nuestro problema de
investigación.

1. Adherencia Terapéutica

El término adherencia terapéutica es un concepto nuevo, antiguamente


se hablaba de “conformidad”. El término “conformidad” sugería que el paciente
sigue las órdenes del médico en forma pasiva y que el plan de tratamiento no
se basaba en una alianza terapéutica o contrato establecido entre el paciente y
el médico, por esto, actualmente se habla del término de “adherencia”(OMS,
2004).
Según la OMS, en la Reunión sobre Adherencia Terapéutica, que se
realizó en junio del 2001, la definición de adherencia terapéutica es: “El grado
en el que el comportamiento de una persona – tomar medicamentos, seguir un
régimen alimentario y ejecutar cambios de vida- se corresponde con las
recomendaciones de un prestador de asistencia sanitaria” (OMS, 2004, p.3).
El concepto de adherencia que se menciona anteriormente, alude a que
los pacientes sean considerados socios activos con los profesionales de la
salud en su tratamiento. Otro punto importante en este concepto, es que se
requiere la conformidad del paciente respecto a las recomendaciones
terapéuticas, por ende, la comunicación entre ambos, es un requisito primordial
para una práctica clínica efectiva (OMS, 2004).
La adherencia terapéutica es un fenómeno multidimensional determinado
por la acción recíproca de cinco dimensiones o factores, los cuales son:
1. Factor socioeconómico: se define como un factor independiente, sin
embargo, en países en desarrollo las familias con un bajo nivel socioeconómico
están sujetas a tener que elegir entre cumplir sus necesidades básicas como
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alimentación y vestuario, versus la adquisición de medicamentos que el sistema


de salud no puede cubrir. También influye otros factores socioeconómicos como
la cesantía, analfabetismo, bajo nivel educacional, escasas redes de apoyo, el
costo elevado de algunos medicamentos, la cultura y las creencias populares
acerca de la enfermedad y el tratamiento (OMS, 2004).
2. Factores relacionados con el equipo o el sistema de asistencia sanitaria: una
buena relación proveedor-paciente puede mejorar la adherencia terapéutica.
Sin embargo, hay muchos factores que ejercen un efecto negativo, por ejemplo,
reembolso inadecuado o inexistente de los planes de seguro de salud, sistemas
deficientes de distribución de medicamentos, falta de conocimiento y
adiestramiento del personal sanitario en enfermedades crónicas, proveedores
de asistencia sanitaria con sobrecarga de trabajo, consultas cortas, poca
capacidad para realizar seguimiento, entre otros (OMS, 2004).
3. Factores relacionados con la enfermedad: las exigencias propias de la
enfermedad para con el individuo, influyen en el comportamiento que este tenga
hacia la adherencia. La presencia de síntomas, grado de discapacidad,
velocidad de progresión, gravedad de la enfermedad y disponibilidad de
tratamientos efectivos, repercuten negativamente en la percepción de riesgo
que tienen los pacientes y en la importancia que le otorgan al seguimiento
(OMS, 2004).
4. Factores relacionados con el tratamiento: son múltiples las implicancias por
ejemplo: la complejidad del régimen terapéutico, duración, cambios de terapia,
fracasos de esta y efectos colaterales (OMS, 2004).
5. Factores relacionados con el paciente: estos representan los elementos y
herramientas que tiene el paciente para enfrentar el proceso de enfermedad y
su tratamiento. Se incluyen los conocimientos, las actitudes, las creencias,
percepciones y expectativas del paciente.
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Todos estos factores interactúan de un modo que refleja la capacidad de


adherencia de cada persona, dejando en manifiesto su comportamiento hacia
la terapéutica.
Hochbaum, Kegeles, Leventhal y Rosentock (en Tapia, 2006, p. 14)
crearon el Modelo de Creencias en Salud, el cual se define “como un modelo de
inspiración cognitiva que considera el comportamiento como resultado del
conjunto de creencias y valoraciones internas que el sujeto aporta a una
situación determinada”.
Los componentes principales de este modelo comprenden el valor que el
sujeto atribuye a una determinada meta y la estimación que el sujeto hace de
las probabilidades existentes, de que una acción dada llegue a conseguir la
meta propuesta.
Maiman y Becker (en OMS, 2004) contextualizaron, en forma específica
estas variables al ámbito de la salud, obteniendo: el deseo de evitar la
enfermedad o recuperar la salud y la creencia, de que una conducta saludable
específica puede prevenir la enfermedad, o puede aumentar la probabilidad de
recuperar la salud.
En este modelo, se plantean diversas estructuras que pueden incidir y
conjugarse entre sí para afectar la conducta del individuo ante el proceso de
enfermedad. Según Moreno y Gil (OMS, 2004) se encuentran los siguientes
componentes:
1. Susceptibilidad percibida: corresponde a la capacidad del individual a
percibir la propia vulnerabilidad a la enfermedad.
2. Severidad percibida: referida a las creencias sobre la gravedad de
contraer una enfermedad o el no tratársela una vez contraída.
3. Beneficios percibidos: creencias del sujeto sobre la efectividad relativa de
las diferentes conductas que adquiere y realiza a la hora de enfrentarse
con la enfermedad.
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4. Barreras percibidas: se entiende como las acciones que según el sujeto


se oponen a la ejecución del curso de acción, como por ejemplo el costo
y lo doloroso que puede ser el tratamiento.
Por otra parte Haynes y Sackett en 1976 (Puente, 1985) señalan que los
factores de riesgo que tienden a aumentar la adherencia al tratamiento son: las
consideraciones del paciente (gravedad y consecuencias de no recibir
tratamiento adecuado), el grado de estabilidad familiar (supervisión), grado de
cumplimiento del paciente en otras áreas de su vida, grado de satisfacción del
paciente con los resultados y la supervisión cerca del médico o terapeuta.
También mencionan los factores que tienen a disminuir la adherencia al
tratamiento: Complejidad del tratamiento, grado de cambio de la conducta
requerido y tiempo de espera para la consulta.
La medición de la adherencia es compleja, y se basa en medidas
indirectas (Ministerio de Salud del gobierno de Chile [MINSAL], 2001), a
continuación se menciona algunas formas de medir adherencia:
1. Bases de datos de farmacia: Permite saber el número de medicamentos
y su descontinuación, sin embargo, con este tipo de medición no es
posible saber con exactitud, si el paciente administra el fármaco en la
dosis indicada, en los horarios prescritos (Nogués, Sorli y Villar, 2007).
2. Reporte sobre adherencia del propio paciente: El paciente proporciona
directamente los datos de su comportamiento en cuanto a la adherencia.
Se incluyen el recuento de comprimidos no utilizados, o autorreporte.
3. Métodos electrónicos: se han desarrollado diversos dispositivos
electrónicos (Nogués et al., 2007).
4. Medición mediante parámetros analíticos: Es posible monitorear la
determinación sanguínea de los niveles plasmáticos de un fármaco
Debido a que la medición de la adherencia es principalmente indirecta, la
combinación de éstos métodos, resulta ser la medición más avanzada para
medir adherencia (Nogués et al., 2007).
17

Por otro lado, con independencia de la técnica de medición empleada,


los umbrales que definen la “buena” y “mala” adherencia terapéutica se usan
ampliamente a pesar de la falta de pruebas que los apoyen (OMS, 2004).
En el área de la salud, la buena adherencia terapéutica significa ahorros
indirectos en el presupuesto de la salud. Estos ahorros pueden atribuirse a la
mejoría de la condición patológica, preservación de la calidad de vida y
funciones sociales de los pacientes (OMS, 2004).
La adherencia a tratamientos farmacológicos o no farmacológicos es uno
de los aspectos críticos en el mejoramiento de la salud (Bonilla, 2007). La no-
adherencia es un fenómeno mundial de graves consecuencias, como son la
pérdida de control de la enfermedad, altos costos en el sistema de salud por
incremento en ingresos y readmisiones hospitalarias, altos costos familiares y
pérdida de calidad de vida (Silva y Correa, 2005).
Según Facchini (2004), en las enfermedades crónicas como la diabetes,
la obesidad y la hipertensión arterial se requieren de tratamientos prolongados,
por tanto, es esencial un establecimiento de un vínculo básico. En el enfoque
centrado en el paciente, se busca entrar en su mundo para comprender la
vivencia subjetiva de la enfermedad, siendo relevante, integrar al paciente como
un participante activo, valorado y esencial para el proceso de cambio. En este
enfoque, los pacientes necesitan encontrar sus propias soluciones y
motivaciones, y hacerse responsables de su salud, haciendo hincapié en la
adherencia al tratamiento y en el autocuidado.
La adherencia al tratamiento de la hipertensión arterial a nivel mundial es
del 50% (OMS, 2004), cifras similares se encuentran en argentina, donde hay
una adherencia del 50% luego de 6 meses de tratamiento (Moizé, 2008) y en
chile 44% (Tapia, 2006).
Telléz (2004), señala que existe evidencia que la disminución de las
dosis diarias de medicamentos, contribuye a lograr una mejor adherencia a los
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tratamientos, principalmente si dosificaciones de más de dos administraciones


al día se reducen a una toma única.
Estudios analizan la adherencia terapéutica que existe en diversos
tratamientos, por ejemplo, en relación a la adhesión en personas seropositivas
frente al VIH (Corrales, Piña, Mungaray y Valencia, 2006), también en la
adherencia en personas con diagnóstico de hipertensión arterial (Chavarría et
al., 2006), en adolescentes con diabetes tipo 1 (Abdullatif, Bartolucci, Dashiff,
Wallander, 2005) y en la adherencia a la terapia antirretroviral (Brinck et al.,
2010).
Otros estudios, investigan tipos de terapias, programas e intervenciones
y cómo éstos refuerzan la adherencia al tratamiento en mujeres afroamericanas
con VIH (Bruin, Hospers, Schaalma y Kok, 2009), así como en pacientes con
descontrol de padecimientos con hipertensión arterial y diabetes tipo 2
(Jáuregui, De la Torre y Goméz, 2002).
En la investigación de Fernández- Britto y Quintana (2009), en
hipertensión de adherencia terapéutica farmacológica realizada en Cuba, se
encontró que la adherencia al tratamiento es más frecuente entre las edades
41 y 50 años, en el sexo femenino, el nivel universitario de escolaridad y
realizar actividad física. Según esta investigación, la falta de adherencia
terapéutica se observa con mayor frecuencia en menores de 30 años, sexo
masculino, no tener vínculo laboral y vivir solo.
Otro estudio de frecuencia de cumplimiento de tratamiento en pacientes
hipertensos realizado a 103 personas en Cuba, muestra que no existe una
relación importante entre la edad del paciente y la frecuencia de adherencia al
tratamiento. El estudio concluyó que la frecuencia de la adherencia terapéutica
en los pacientes diagnosticados con hipertensión arterial en los consultorios
estudiados es relativamente baja, sobre todo en los pacientes de sexo
masculino, menores de 60 años y en personas con vínculo laboral (Bayarre,
Libertad y Sairo, 2003). En 1995, Cruz et al., estudiaron a 756 pacientes con
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esta misma patología, y concluyeron que las variables sexo, edad y escolaridad
no se observan como factores que influyan en al adherencia terapéutica.
Oueta (2001), observa en una investigación en 129 pacientes
hipertensos españoles, que fueron más incumplidores los varones (36,2 vs
18,3%) y los menores de 50 años (66,7% de incumplidores). Sin embargo,
señala que no se observaron diferencias en relación con nivel cultural, estado
civil ni situación laboral, pero sí en relación con la convivencia (45,5% los que
vivían solos versus 20,2 y 22,2% sí vivían en familia o con otras personas).
Finalmente concluye que no existe un perfil definido del paciente hipertenso
incumplidor.
En Chile según Concha, Iglesias, Poplin, Reyes y Urrutia (2008), una
medición a pacientes mujeres ingresadas al auge, al programa de cáncer
cervicouterino, donde tienen control de seguimiento, señala que el 48% de las
mujeres no se toman el papanicolau por “Falta de preocupación o lo que
denominan como “dejación”, y el 35% no lo hacen por problemas asociados al
procedimiento (método, vergüenza, incomodidad, demora o falta de tiempo).
Un estudio realizado en la Universidad Católica de Chile, con niños
obesos, muestra que a los 12 meses sólo 18,3% seguía en control regular,
quienes al ingreso tenían un mayor grado de obesidad y mayor baja de peso
ponderada inicial. Según esta investigación, no se encontraron diferencias en
edad, sexo, maduración sexual, ni antecedente de obesidad familiar que
permitieran predecir la adherencia ni la respuesta al tratamiento (Barja,
Hodgson, Nuñez, Urrejola y Velandia, 2005).
Según Phelan (2005), en un estudio realizado en E.E.U.U. se ha
demostrado que el 20% de las personas con sobrepeso tienen éxito en la
pérdida de peso a un año, cuando se define como la pérdida de al menos el
10% del peso corporal inicial. Otro estudio, señala que 1 de cada 6 adultos de
los E.E.U.U. que tuvo obesidad o sobrepeso ha logrado el mantenimiento de
20

pérdida de peso -de al menos 10% de su peso inicial- durante al menos un año,
lo que se considera largo plazo (Kraschnewskin et al., 2010).

2. Autoestima

Se entenderá por autoestima como, un sentimiento hacia uno mismo,


que puede ser positivo o negativo, el cual se construye por medio de una
evaluación de las propias características (Rosenberg, 1965, Rojas-Barahona,
Zegers y Forster, 2009).
La autoestima constituye una necesidad básica para el desarrollo normal
y sano, ya que el modo en que nos sentimos con respecto a nosotros mismos
afecta en forma decisiva todos los aspectos de nuestra experiencia y las
posibilidades que tenemos de progresar en la vida (Branden, 1998).
Autoestima, es el concepto que tenemos de nuestro valer basado en los
pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias sobre nosotros
mismos recogidos a lo largo de vida (Milicic, 2001). Esta información que recibe
una persona sobre sí misma es internalizada y estructurada en tres
dimensiones: el concepto real, el concepto ideal y la autoestima.
El concepto real corresponde al conjunto de datos que una persona tiene
sobre sí misma y es una autodescripción libre de juicios de valor; el concepto
ideal, corresponde a lo que le gustaría ser a la persona; la autoestima es la
valoración que la persona hace de sí misma en un momento dado, al ser
variable no corresponde a una estimación estable del individuo (Milicic, 2001).
La autoestima esta en interacción, con la racionalidad, el realismo, la
intuición, con la creatividad, la independencia, la flexibilidad y la capacidad de
aceptar los cambios, con el deseo de admitir los errores, etc. Cuanta más alta
sea la autoestima, más fuerte será el deseo de expresarnos y de reflejar la
riqueza interior. Mientras que cuando la autoestima es baja, las personas
generalmente, tienden a llevar una vida de manera mecánica e inconciente
(Branden, 1995).
21

Ortuño (1978, en Martínez, 2001), señala que las personas con


autoestima alta, muestran un control de sus impulsos mayor, con mayor
frecuencia se auto refuerzan, se auto afirman, son persistentes en la búsqueda
de soluciones constructivas, son poco agresivos y muestran una actitud
positiva hacia su propio cuerpo.
Por su parte, Carl Rogers (1965, en Thomas y Ubilla, 1992) plantea que
las personas desarrollan una autoimagen o imagen de sí mismo que sirve de
guía, y permite mantener la adaptación y ajuste al medio externo. Cuando en la
infancia el individuo se siente apartado y distinto de los demás, se desarrolla la
necesidad de estimación positiva, reaccionando a la aprobación o
desaprobación externa de una acción realizada por él, como sí se tratara de
una evaluación de su persona como totalidad. Aún cuando el individuo puede
negar o ignorar estas expresiones evaluadoras, hay una tendencia a continuar
dudando de la propia valía.
Ceballo, Barliza de la Rosa y León (2008), ven al autoestima como una
especie de sociómetro que indicaría el grado en que una persona se percibe
como incluida o excluida en el entramado social, para estos autores una de las
principales funciones que le atribuyen a la autoestima es la protección de la
exclusión social, es decir la manera en que las personas tratan de manejar la
impresión que causan a los demás, con estrategias que aseguren su
integración social y eviten su exclusión.
La autoestima varia a través de las diferentes áreas de la experiencia,
dependiendo del sexo, la edad y otras condiciones de definición del rol que se
desempeña. Esta definición se basa en aspectos estables y generales del
desarrollo del sujeto (Toro, 1996; Moreno y Ortiz, 2009).
Estudios señalan que la baja autoestima es uno de los principales
síntomas presentes en las personas diagnosticadas con trastornos de la
alimentación, expresándose con inseguridad, falta de aprobación y de respeto
hacia sí mismas (Toro, 1996; Moreno y Ortiz, 2009).
22

Golberg (2002) señala que una de las principales consecuencia de la


obesidad es la pérdida de autoestima, la cual lleva a cuadros del estado del
ánimo y depresión, en donde las personas tratan de compensar dichos cuadros,
usando la comida la cual alivia estos estados de ánimo. A su vez se propone
que la autoestima debiera ser considerada como un factor relevante en el
pronóstico de los trastornos de la conducta alimentaria, y establecen que una
mejora de la autoestima en los pacientes obesos proporciona estrategias de
afrontamiento de los conflictos más saludables, lo que desencadenaría mejores
expectativas al momento de decidir reducir de peso (Beato y Rodríguez, 2004;
Egry, 2007).
Moreno y Ortiz (2009), señalan que la preocupación acerca del peso y la
insatisfacción por la imagen corporal, constituyen los dos elementos básicos
sobre los que se asienta la baja autoestima como producto de inferencias y
creencias, muchas de ellas sujetas a distorsiones.
Otra vertiente en los estudios de la autoestima, es la relación que
establece con la adherencia terapéutica. Se considera que la autoestima se
encuentra entre los factores que determinan la adherencia tanto en tratamientos
psicológicos y farmacológicos (Ortiz y Ortiz, 2007; Pinilla, 2007). Se plantea que
el mantenimiento de la autoestima como parte del proceso terapéutico potencia
una mejor adhesión al tratamiento en enfermedades crónicas y por tanto, una
mejor expectativa de salud a largo plazo (Cirici, 2002; Achury, 2007; Pinilla,
2007; Rodríguez, 2009).

3. Locus de Control

El locus de control se enmarca dentro de las creencias de control, que


refiere a la representación subjetiva de las habilidades propias para controlar o
modificar hechos (Maisto, 2005; Oros, 2005; Luciano y Visdómine- Lozano,
2006).
23

Las creencias de control, configuran la base para el comportamiento, ya


que constituyen el paso previo para la planificación y ejecución de acciones
orientadas a una meta, así como determina las reacciones afectivas
consecuentes, causando estados emocionales de orgullo o vergüenza (Oros,
2005; Visdómine- Lozano y Luciano, 2006).
Dentro de las creencias de control, pueden distinguirse aquellas que se
relacionan con la localización del dominio y aquellas que se relacionan con la
eficacia para ejercerlo. Bandura, ha sido precursor en el estudio de las
creencias de la eficacia, en tanto que Rotter se presenta como uno de los que
más ha aportado a la noción de locus de control (Montero y León, 2005; Oros,
2005; Visdómine- Lozano y Luciano, 2006).
La palabra “locus” viene del latín y significa “sitio”, por tanto el constructo
tiene relación con la localización en donde se sitúa el control (Marín, 2007). El
locus de control se define como “la posibilidad de dominar un acontecimiento
según se localice el control dentro o fuera de uno mismo” (Oros, 2005). Rotter
en 1975, propone que la percepción de control está basada en la contingencia
perfecta entre el comportamiento y su resultado.
Originalmente, el locus de control, fue entendido de tal manera que una
persona podía ser evaluada en una sola dimensión. Ésta, abarcaba desde una
fuerte creencia de los sujetos en la influencia que pueden ejercer ellos, en el
desarrollo de futuros acontecimientos, hasta un convencimiento de que las
influencias externas (suerte, destino o actos de terceros) son las causas
principales que desencadenan determinados resultados (Oros, 2005;
Visdómine- Lozano y Luciano, 2006).
El concepto actual de locus de control, comprende el grado en que las
personas creen tener control sobre los eventos y sus vidas, lo que se denomina
locus de control interno, y el grado en que ellas creen que son victimas de la
suerte y de las circunstancias, es decir, locus de control externo (Oros, 2005;
Visdómine- Lozano y Luciano, 2006).
24

El locus de control interno, alude a cuando una situación se percibe como


contingente con una conducta realizada. En este caso, el sujeto siente que tiene
la capacidad de controlar el acontecimiento. En cambio, en el locus de control
externo el sujeto siente que sin importar sus esfuerzos, el resultado será
consecuencia del azar o del poder de los otros (Oros, 2005; Visdómine- Lozano
y Luciano, 2006).
Penhall (2001), asocia el locus de control interno con la autoeficacia, en
cambio el locus externo, que no corresponde a la persona, dificulta o facilita la
conducta. En el primer caso la conducta es controlada; en segundo es guiada
por terceros.
En Oros (2005), se plantea que el locus de control tiene 5 dimensiones:
1- Medio de control: Corresponde a la pregunta ¿Por medio de qué o quien
es ejercido el control?
Si la atribución es externa, el sujeto percibe que el control esta fuera de él
y que se ejerce mediante el poder de personas específicas (otros
poderosos) o de nadie en particular, siendo atribuido al azar, destino o
suerte (fatalismo).
En la atribución interna, el sujeto menciona que la facultad de control la
tiene él y lo ejerce a través de su relación afectiva con otros (control
afectivo), o mediante el esfuerzo propio (instrumental).
2- Agente de control: Corresponde a la pregunta ¿Quién ejerce el control? Si
se ejerce a nivel personal, se habla de dominio personal. En cambio, si
este se ejerce a nivel colectivo el dominio es ideológico.
3- Objeto de control: Corresponde a la pregunta ¿Sobre quién se ejerce el
control? Este puede ser ejercido sobre una persona en particular o sobre
instituciones.
4- Momento de control: Se refiere a si la experiencia se asocia a éxito o
fracaso.
25

5- Sucesos: Corresponde a si estas experiencias, ya sean éxito o fracaso,


forman parte de nuestros recuerdos, es decir son parte del pasado, o
forman parte de nuestras expectativas, es decir son parte del futuro.
Koeske y Kirk en Oros (2005), sugieren que las personas con locus de
control interno presentan mejor calidad en sus trabajos, alta satisfacción laboral,
menor fatiga emocional y menor tasa de conflictos laborales, por tanto, ayuda a
amortiguar el efecto de síntomas físicos y emocionales de la enfermedad.
Las personas que tienen locus de control interno, son mejores alumnos,
se manejan mejor frente a problemas y conflictos de la vida cotidiana, tienen
mayor autoeficacia y presentan mejor ajuste social. Se observa también que
los pacientes que tienen un locus de control interno alcanzan mejores
resultados terapéuticos (Oros, 2005).
El locus de control es una variable que puede permitir una predicción
confiable de la conducta futura de una persona en cuanto a lo que tiene que ver
con su toma de decisiones (Marín, 2007). Cuando el locus de control es interno
en un tratamiento se cree que el éxito se puede alcanzar y que un fracaso
puede enmendarse; si hay un fracaso, existe culpa en el sujeto, ya que se
atribuyen toda la responsabilidad.
Por otra parte, individuos con un locus de control externo, tienen muy
poca confianza en sus propias habilidades y capacidades, por tanto, si hay
fracaso no tienen responsabilidad. Sin embargo, esta última perspectiva es un
arma de doble filo, ya que contribuye a mantener la autoestima pero lleva a
experimentar también que los resultados obtenidos están fuera de ellos,
generando incertidumbre y ansiedad con respecto a sí mismos (Marín, 2007).
Así mismo, las personas cuyo locus de control se ubica en su yo interior,
tienden a estructurar un estilo de aprendizaje más permanente. En cambio, los
que tienden a depender del medio ambiente, desarrollan una estructura que se
adapta al cambio (Bolívar y Velásquez, 2008).
26

El locus de control, en investigaciones actuales, se ha asociado con la


pobreza. Según Palomar y Valdés (2004), en un estudio realizado en México,
se observa que los grupos de mayor ingreso familiar y el grupo de “no-pobres” y
el de “pobres moderados” presentan en mayor medida un locus de control
interno, mientras que el grupo de pobres extremos, tienen un locus de control
externo. Este estudio, añade que en promedio, los hombres en comparación de
las mujeres, así como las personas con mayor nivel educativo (licenciatura y
postgrado), presentan una mayor tendencia al locus de control interno.
De acuerdo con Rodin (1986) una persona con un alto control percibido
puede tener mejor salud general, esto debido a que tiene más probabilidades
de adoptar medidas que le sean favorables para su salud. Esto sugiere que el
aumento de percepción de control del individuo (locus de control interno) sobre
su salud puede conducir a la mejora de la salud personal (Ali, Mazloomy,
Hossein y Rouhani, 2010).
Según Zdanowicz, Janne y Reynaert (2004), los jóvenes adolescentes
“sanos”, es decir sin trastornos mentales, poseen un locus de control de salud
interno más alto versus el grupo de adolescentes “enfermos”. De acuerdo esto,
los adolescentes con patologías mentales, tienen un nivel de interiorización
más bajo en el locus de control de la salud, lo que significa un menor sentido de
responsabilidad personal y un alto nivel de dependencia de los demás.
En una investigación realizada en un centro de diálisis, por Barrales,
Cepeda, Núñez y Wanner (2007), se observa la mayoría de las personas en el
centro de diálisis de tipo público tienen un locus de control externo, en cambio,
la mayor parte de las personas que asisten a un centro de diálisis de tipo
privado, poseen un locus de control interno.
Martín-Aragón et al. (2000), señalan que en el síndrome de fibromialgia,
la percepción de control interna y la competencia percibida en salud se asocian
significativamente con un mejor estado de salud, en términos de percepción del
dolor, estado físico y emocional.
27

Por otro lado, Marín (2007) encontró que existían diferencias en el locus
de control entre los pacientes que buscan tratamiento médico convencional no
farmacológico y los pacientes que buscaban como opción una cirugía bariátrica
para bajar de peso. En el caso de estos últimos, tendieron a tener un locus de
control externo a diferencia de los otros pacientes que tendieron a tener como
resultado un locus de control interno.
En relación con la adherencia, se plantea que los sujetos con locus de
control externo presentan menos posibilidades de adherirse que los sujetos con
locus interno (Zaldívar, 2003).
Barrales et al. (2007), plantean que existiría relación entre locus de
control interno y adherencia terapéutica en una muestra de pacientes con
tratamiento de hemodiálisis. Los autores sugieren que aquellos pacientes con
locus de control interno presentan una adherencia terapéutica alta o total al
tratamiento medicamentoso y dietario.

4. Ansiedad

Desde sus primeras conceptualizaciones, la ansiedad ha constituido una


cuestión de fuerte controversia y por eso ha sido, y es en la actualidad, un
tópico central de reflexión y de investigación desde distintos puntos de vista y
aproximaciones psicológicas (Mercado, 2004).
La ansiedad funciona como una señal del arma ante la percepción y
evaluación subjetiva de una situación como amenazante (Mercado, 2004).
Además, en un inicio, corresponde a una conducta adaptativa que beneficia al
individuo, pero que en función de su intensidad y duración puede tornarse
desadaptativa (Gaviria, Richard y Valderrama, 2007).
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales [DSM-IV]
(American Psychiatric Association [APA], 1994) contempla la ansiedad como
una serie de trastornos con caracterizaciones particulares que, en general,
presentan aspectos comunes tales como los cambios de índole fisiológico,
28

como son palpitaciones, sudoración, entre otras; de índole conductual,


especialmente conductas evitativas; y cambios a nivel cognitivo, tales como
hipervigilancia, dificultades o errores en el procesamiento de información y
productos cognitivos catastróficos de temor o pérdida de control y eficacia.
Puede presentarse como diversos trastornos, en los que se incluyen el
desorden de pánico, el desorden de ansiedad generalizada, las fobias, el
trastorno obsesivo compulsivo, el estrés agudo y el trastorno de estrés post
traumático (APA, 1994).
Spielberg, Gorsuch y Lushene (1970), propusieron una división del
concepto de ansiedad en función de si la respuesta ansiosa es temporal o es
una condición más o menos estable en forma de predisposición. A la primera,
se le denomina Ansiedad-Estado, y es conceptualizada como una condición o
estado emocional transitorio del organismo humano, que se caracteriza por
sentimientos de tensión y aprensión subjetivos conscientemente percibidos, y
por un aumento de la actividad del sistema nervioso autónomo. La segunda, se
define como Ansiedad-Rasgo, y se refiere a las diferencias individuales
relativamente estables en la propensión a la ansiedad (Vera-Villarroel, Celis-
Atenas, Córdova-Rubio, Buela-Casal y Spielberger, 2007).
La presencia de algún tipo de desorden de ansiedad, puede llegar a ser
muy incapacitante para el desarrollo normal de la vida de un individuo, por lo
tanto el oportuno y adecuado tratamiento son imprescindibles (Tapia, 2006).
Estudios recientes señalan que la ansiedad es el trastorno emocional de
mayor prevalencia en la población. En una encuesta internacional llevada a
cabo entre 2001-2003 en 14 países de América, Europa y Asia, los trastornos
de ansiedad reportaron ser los más frecuentes en la mayoría de los países,
alcanzando una prevalencia entre el 2,4% al 18,2% (Vera-Villarroel et al., 2007).
En Estados Unidos, más del 16% de todos los adultos entre 18 y 54 años
presenta algún desorden de ansiedad. El curso longitudinal de estos
desórdenes se caracteriza por su aparición a edades relativamente tempranas,
29

su cronicidad, recurrencia de los trastornos y períodos de incapacidad. Además,


se asocian con aumento en el riesgo de intentos de suicidio (Tapia, 2006).
En el caso de Chile, los diagnósticos más comunes a lo largo de la vida
fueron los trastornos ansiosos con un 11%, siguiéndolo los trastornos
depresivos mayores en un 9% y la distimia en el 8% (Vicente, Rioseco, Saldivia,
Kohn y Torres, 2002). Otro estudio realizado en el 2005 muestra una alta
prevalencia en trastornos de ansiedad generalizada, estimándose entre un
1,6% y un 2,6% (Kohn et al., 2005).
Los hallazgos en el área de la salud, indican que la ansiedad produce
efectos perjudiciales en una gran cantidad de enfermedades, como el VIH, la
insuficiencia renal crónica y los trastornos alimenticios, por lo cual se ha inferido
que existe una relación entre factores psicológicos, como la ansiedad y las
enfermedades que afectan el sistema inmunológico (Trujillo, Oviedo-Joekes y
Vargas, 2001).
Son escasos los estudios en nuestro país que se han centrado en
estudiar la comorbilidad entre ansiedad y obesidad, la literatura al respecto se
encuentra en algunos trabajos extranjeros que estudiaron la presencia de
síntomas de ansiedad en obesos, y que han concluido que existe una
asociación positiva entre ambos problemas (Tapia, 2006).
Así mismo, la obesidad puede aumentar el riesgo de presentar un
trastorno de ansiedad. Se estima que las personas obesas presentan casi
cuatro veces más riesgo de desarrollar posteriormente un trastorno de ansiedad
al compararla con población no obesa (Pine, Goldstein, Wolf y Weissman, 2001;
Richardson et al., 2003; Goodman, y Whitaker, 2002; Anderson, Cohen,
Neumova y Must, 2006). Los estudios sugieren que los trastornos de ansiedad
pueden actuar como antecedente o consecuencia del exceso de peso,
especialmente en mujeres (Anderson et al., 2006).
En el año 2006 un estudio realizado en pacientes obesos mayores de 18
años en Santiago de Chile, confirmó la asociación positiva entre obesidad y
30

ansiedad, encontrados en la literatura extranjera. El grupo estudiado presentó


una prevalencia elevada en forma significativa de síntomas de ansiedad, los
que se asociaron positivamente tanto en pacientes con sobrepeso y obesidad
de ambos sexos (Tapia, 2006).
Una línea importante en el estudio de la ansiedad, es la relación que
establece con la adherencia terapéutica (Gordillo, del Amo, Soriano y Gonzalez-
Lahoz, 1999; Gordillo y de la Cruz, 2003). En pacientes españoles se ha
constatado que aquellos que reportan al momento de evaluarlos un mayor nivel
de ansiedad tienden a adherir menos a los tratamientos (Remor, 2002;
Carrobles, Remor y Rodriguez- Alzamora, 2003).
Un adecuado control de la sintomatología ansiosa en pacientes con
obesidad y sobrepeso se ha asociado a una mejor tolerancia, y
consecuentemente, mayor adherencia y permanencia al tratamiento destinado a
bajar de peso (Tapia, 2006).

5. Apoyo Social Percibido

La investigación psicosocial ha puesto de manifiesto la importancia de


las relaciones interpersonales como fuente de recursos esenciales para la
promoción de la salud y el bienestar (House, Umberson y Landis, 1988;
Gracia, 1997).

El apoyo social se define como el conjunto de provisiones expresivas


o instrumentales percibidas que son proporcionadas por la comunidad, las
redes sociales y las personas de confianza, añadiendo que estas provisiones
se pueden producir tanto en situaciones cotidianas como de crisis (Da Costa
et al., 1999).

Desde una perspectiva psicológica y funcional, la evaluación que realizan


las personas del apoyo social, se encuentra condicionado por la percepción
subjetiva de “ser apoyado” y por la experiencia vivida a través del apoyo real en
31

situaciones específicas (Quiles y Terol, 2009). De acuerdo a lo anterior, el


apoyo social percibido hace referencia a dos tipos de informes subjetivos:
1. Apoyo Social Recibido: evaluación que realiza el receptor de apoyo en
relación al apoyo recibido.
2. Apoyo Social Previsto: evaluación del apoyo ofrecido por parte de quien
lo provee.
En la literatura se proponen tres puntos a considerar como parte del apoyo
social: la cantidad o calidad del apoyo, tipos de apoyo y fuentes o
proveedores de apoyo (Ramírez, Martínez y Albar, 2002; Molina, Fernández
y Llopis, 2008).

La calidad de apoyo, se refiere al equilibrio entre las necesidades del


destinatario y como éstas son cubiertas. La mayoría de los autores, coinciden
en que esta variable debe ser evaluada en términos de satisfacción de los
sujetos que reciben el apoyo social (Barrón, 1996; Durá y Garcés, 1991).
Los tipos de apoyo se dividen en tres categorías (Barrón, 1996):
1. Apoyo emocional: apunta al apoyo como expresiones de afecto, cariño,
empatía, etc.
2. Apoyo instrumental: tiene como fin resolver problemas prácticos, ya sea
acciones, entrega de materiales o servicios.
3. Apoyo informacional: todas aquellas intervenciones que implican
aconsejar, informar o guiar.
Se considera fuentes de apoyo o proveedores de apoyo, a todas
aquellas personas de quien el sujeto recibe apoyo, ya sea de parientes,
vecinos, parejas, conocidos, compañeros de trabajo, profesionales de la salud o
miembros de instituciones religiosas o asociaciones. Por lo tanto, cada uno de
los diferentes miembros que componen la red de los sujetos sociales es un
proveedor de soporte técnico en potencia, pero es posible que no todos sean
parte de la red de apoyo real (Barrón, 1996; Weber, 1998).
32

Bowling (1991), sitúa el apoyo social como uno de los determinantes de


la salud en general, aunque la eficacia del apoyo se encuentra directamente
relacionada con la percepción de los beneficios que tenga el sujeto receptor.
Así, cada una de las dimensiones del apoyo social ha sido evaluada en función
de los beneficios que aportan a distintos fenómenos psicosociales, como son
las enfermedades psiquiátricas, la adherencia a tratamientos, enfermedades
crónicas, etc.
El apoyo social puede proporcionar sentido de bienestar, ser fuente de
información, actuar como una forma de afrontamiento, mejorar la autoestima, o
facilitar el acceso a las necesidades materiales (Bowling, 1991).
El apoyo social deficiente aparece asociado a un mayor riesgo de
enfermedad (Calvo y Díaz, 2004), patología cardiovascular (Ikeda et al., 2008),
peor salud psicológica (Barrón y Sánchez, 2001; Martínez, García y Maya,
2001), peor salud subjetiva (Okamoto y Tanaka, 2004) y menor bienestar o
calidad de vida (DiMatteo, 2004; López-García, Banegas, Graciano, Herruzo y
Rodríguez-Artalejo, 2005).
En cuanto a la relación que el apoyo social establece con variables
clínicas como la severidad del trastorno o curso de la enfermedad, los
resultados sugieren que el apoyo social está negativamente relacionado con la
severidad de los síntomas de los trastornos de conducta alimentaria (Quiles y
Terol, 2009).
Se ha evaluado fuertemente la incidencia del apoyo social en los
trastornos alimentarios, especialmente en pacientes con bulimia y anorexia. Los
estudios muestran que aunque estos pacientes tengan un acceso similar al
apoyo social que individuos sin el trastorno, se muestran más insatisfechos con
sus redes de apoyo, más ansiosos, incómodos y alienados, y en particular, las
pacientes con bulimia perciben menor apoyo social de la familia y amigos,
teniendo un mayor número de interacciones negativas (Quiles y Terol, 2008;
Quiles y Terol, 2009). De estos pacientes, el 86,7% considera que sus madres
33

actúan como proveedores de asistencia técnica, y de hecho, durante el curso


de la enfermedad, es la madre dentro de la familia quien acompaña al paciente
en la mayoría de las ocasiones (Vidovic, Juresa, Begovac, Mahnik,y Tocilj,
2005).
Una vertiente importante en el estudio del apoyo social, es la relación
que establece con la adherencia terapéutica. El apoyo social se considera uno
de los factores psicosociales más influyentes en la conducta de adherencia
terapéutica a las prescripciones de salud, especialmente en el caso de los
pacientes crónicos. Por lo que un apoyo social insuficiente podría conducir
hacia una menor adopción de hábitos de vida saludables y un menor
cumplimiento de las recomendaciones médicas (Marín y Rodríguez, 2001;
Hassan et al., 2006).
De este modo, investigaciones (DiMatteo, 2004; Powell y Campusano,
2003) han descrito el importante papel que el apoyo social juega en la
adherencia a las recomendaciones de salud en diversas enfermedades crónicas
como diabetes, asma, hipertensión trastornos renales, epilepsia o VIH (Martos
y Pozo, 2008).

6. Depresión

Para la OMS (2010) la depresión es un trastorno mental que presenta


como características: un estado de ánimo deprimido, pérdida de interés o
placer, sentimientos de culpa o baja autoestima, trastornos del sueño o del
apetito, baja energía, y falta de concentración. Dichas características pueden
convertirse en crónicas, llevando a un perjuicio sustancial en la capacidad de la
persona para hacerse cargo de sus responsabilidades cotidianas. En los casos
más extremos, la depresión puede conducir al suicidio, lo que genera la
pérdida de alrededor de 850.000 vidas cada año.
Respecto a manuales diagnósticos, la depresión es determinada en
base a criterios, los cuales si están o no presentes en la persona configuran un
34

cuadro depresivo, el cual puede variar su grado desde leve a mayor, según el
manual diagnostico.
Según el DSM-IV (APA, 2002), la depresión forma parte de los trastornos
del estado de ánimo. A su vez en la décima versión de la Clasificación
estadística internacional de enfermedades y otros problemas de salud [CIE-10]
(OMS, 1992), la depresión forma parte de los episodios depresivos, ésta puede
ser catalogada como, leve, moderada o grave, en función si existe una menor o
mayor dificultad, en la persona al desarrollar su actividad social, laboral o
doméstica.
Según el CIE-10 en los episodios depresivos, la persona sufre un humor
depresivo, pérdida de la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas,
disminución de su vitalidad, que lleva a una reducción de su nivel de actividad y
a un cansancio exagerado, que aparece incluso tras un esfuerzo mínimo.
Según CIE- 10 los siguientes síntomas también son manifestaciones de
episodios depresivos:
1. La disminución de la atención y concentración.
2. La pérdida de la confianza en sí mismo y sentimientos de inferioridad.
3. Las ideas de culpa y de ser inútil (incluso en los episodios leves).
4. Una perspectiva sombría del futuro.
5. Los pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones.
6. Los trastornos del sueño.
7. La pérdida del apetito.
Esta patología con el paso de los años se ha ido incrementando de
manera exponencial, y a su vez trae consigo la aparición de otras patologías,
como el abuso de sustancias, alcoholismo, trastornos alimenticios, etc. Según la
OMS (2002), uno de cada cuatro personas (25% de la población) sufre al
menos un trastorno mental o emocional en algún momento de su vida.
La OMS (2010) ha indicado que la depresión pasará a convertirse en la
segunda causa de discapacidad en el mundo para el año 2020, mientras que
35

hace diez años atrás ocupaba el cuarto lugar. En salud la investigación sobre
cómo prevenir y tratar este trastorno en particular ha sido fuertemente
jerarquizada, y aún, las medidas de su prevalencia, lejos de disminuir,
amenazan con aumentar en el transcurso del siglo XXI.
La depresión afecta a las mujeres dos veces más que los hombres. Uno
de cada cinco mujeres sufre un episodio depresivo mayor en algún momento de
sus vidas, y esa proporción se reduce significativamente en los hombres, siendo
sólo uno de cada diez (Torres, 2002). Según el DSM-IV (APA, 2002), el riesgo
de que un trastorno depresivo mayor se produzca durante la vida, es mucho
mayor en las mujeres, donde fluctúa entre un 10% y 25% y mientras que en los
hombres oscila entre un 5% y 12% para. El manual, también establece que en
las muestras de adultos de la población en general, la prevalencia de la
depresión se encuentra entre el 5% y 9% en mujeres y entre el 2% y 3% en los
hombres.
En la atención primaria según la OMS (2010), la depresión puede ser
diagnosticada y abordada correctamente. Y su tratamiento es a través de
medicamentos antidepresivos y de formas estructuradas de psicoterapia
eficaces para un 60% y 80% de los afectados por depresión. Sin embargo,
menos del 25% de los afectados (en algunos países menos del 10%) reciben
estos tratamientos. Según este organismo las barreras hacia una atención
eficaz para la depresión se manifiestan en la falta de recursos, proveedores
capacitados, y a su vez en el estigma social que tiene la población respecto de
los trastornos mentales como la depresión.
La visión que tiene la psicología respecto de la depresión, varía según la
corriente epistemológica, en este estudio se trabaja en base a los
planteamientos de la corriente cognitiva.
La teoría cognitiva, con Beck (1995) como uno de sus mayores
exponentes, establece que la depresión, es la evidencia de los problemas
cognitivos que tiene el sujeto en la evaluación de sí mismo, de su mundo y de
36

su futuro. Estos constituyen la base en la evaluación de la depresión, y se


catalogan como la triada cognitiva.
Según Beck (1974), la triada cognitiva está relacionada con un
pensamiento extremo de términos absolutos, y con el establecimiento de
objetivos rígidos y perfeccionistas. Además, cuando se fracasa en alcanzar
esos objetivos, la tendencia depresiva del individuo tiende a culpar de la causa
del hecho adverso a alguna deficiencia presente en sí mismo, tendiendo a
contemplar esta presunta deficiencia en términos exagerados, y empleándose
en una excesiva autocrítica acerca de las causas de estas deficiencias
asumidas.
Beck (1995) establece que la depresión no es un desorden afectivo,
como podría parecer a primera vista, sino un problema cognitivo. El tratamiento,
por tanto ha de llevarse a cabo a ese nivel, a través de una reestructuración del
pensamiento erróneo del individuo.
Los problemas cognitivos, según Beck (1995) se traducen en errores en
el procesamiento de la información derivados de los esquemas cognitivos o
supuestos personales. Dichos errores de procesamiento reciben el nombre de
distorsión cognitiva. Beck (1995) identifica en la depresión no psicótica los
siguientes: Interferencia arbitraria, abstracción selectiva, sobregeneralización,
maximización, minimización, personalización, pensamiento dicotómico o
polarización.
Estudios mencionados en el libro de adherencia a tratamientos de largo
plazo: Pruebas para la acción de la OMS (2004) refieren que la depresión se
observa como un factor de riesgo para la adherencia terapéutica. La depresión
se presenta como factor de riesgo en la dimensión relacionada con el paciente
en varias enfermedades como la tuberculosis, el tabaquismo (Alterman et al.,
1999; Killen, 2000 en OMS, 2004) tratamiento para la infección de VIH
(Paterson et al., 2000 en OMS, 2004) y diabetes (Lusman, Griffith y Clouse,
37

1997; Ciechanowski, Katon y Russo, 2000; Anderson et al., 2001 en OMS,


2004).
En esta misma línea Egede y Osborn (2010), encontraron que la
depresión dificulta varios aspectos como la búsqueda de tratamiento, de apoyo,
social y de adopción de conductas eficaces de cuidado personal, como
mantenimiento de una dieta adecuada, cuidado de pies, actividad física y
evaluación de glucosa en adultos con diabetes mellitas tipo 2.
En una investigación realizada a 2.088 adultos mayores (70-79 años),
Beekman et al. (2008), encontraron que existe un mecanismo fisiopatológico
específico que relaciona la depresión con la acumulación de grasa vísceral. En
este estudio se observó que hay diferencias de acumulación de grasa entre
personas con y sin depresión, concluyendo finalmente, que la depresión
predice el aumento de la obesidad abdominal, independiente del sobrepeso
general, donde se observó que la depresión duplica las probabilidades de
aumentar la cantidad de grasa visceral.
Bouvy (2010), en un estudio de meta análisis, observan que el sexo, la
edad y la depresión severa tienen un efecto moderado en el sobrepeso. Por
otro lado, la obesidad se muestra como un factor de riesgo para el inicio de
depresión en personas adultas, no siendo significativo en jóvenes menores de
20 años. Por tanto, la depresión, se plantea como predictor de la obesidad en
desarrollo. En este sentido, varias investigaciones refieren la depresión
incrementa el riesgo de obesidad en el futuro (Hoppa y hallstrom, 1981;
Goodman y Huang, 2002; Stice, Presnell, Shaw y Rohde, 2005).
En el estudio realizado por Stice et al. (2005), señalan que a mayor
cantidad de síntomas depresivos reportados por adolescentes, se proyecta
un aumento de cuatro veces el riesgo de obesidad, lo cual entrega directrices al
modelo etiológico de la obesidad. Según estos autores, en la depresión las
personas comen para proporcionar distracción de sentimientos
negativos. Además, señalan que la desregulación de la
38

serotonina que caracteriza la depresión lleva a los individuos a consumir


excesivas cantidades de alimentos ricos en carbohidratos en un esfuerzo para
regular los niveles de serotonina.
Según Hoppa y Hallstrom (1981) la depresión se relaciona, con un
futuro incremento de peso en adultos. En la investigación de Stice et. al. (2005)
señalan que los individuos que se dedican a hacer régimen alimenticio y
comportamientos de control de peso con frecuencia experimentan elevados
índices de depresión.
El trabajo realizado en Chile por Tapia y Masson (2006) respecto a
pacientes con obesidad, demostró que seis meses antes de sufrir un infarto
agudo de miocardio los pacientes presentaron una prevalencia de depresión
más elevada que la población general.
39

IV. Metodología

1. Tipo de Estudio

El estudio de la presente investigación fue de tipo correlacional de corte


transversal, donde se pretende medir el grado en que se asocian distintas
variables (factores socio-demográficos, autoestima, depresión, autoestima,
locus de control y apoyo social) con una variable dependiente (adherencia
terapéutica). Estas relaciones se establecieron dentro de un mismo contexto, y
a partir de los mismos sujetos. La observación del fenómeno se realizó una vez
en el tiempo, es decir, que no existe seguimiento posterior a los participantes
(Hernández, Fernández y Baptista, 2001).

2. Diseño de Investigación

La investigación se realizó desde un diseño de estudio no experimental.


Este tipo de estudio no realiza manipulación deliberada de variables. En el
diseño no experimental se observan los fenómenos tal y como se dan en su
contexto natural, para después analizarlos (Hernández et al., 2001).

3. Hipótesis

Hipótesis general
Hi: Existen diferencias sociodemográficas y psicológicas entre pacientes
con obesidad que presentan distinto nivel de adherencia a los tratamientos
nutricionales en los que participan.

Hipótesis específicas
Hi1: Los sujetos obesos adherentes a tratamientos nutricionales presentan
mayor autoestima que los sujetos no adherentes.
40

Hi2: Los sujetos obesos clasificados como adherentes a tratamientos


nutricionales reportan un locus de control de tipo interno.
Hi3: Los sujetos obesos adherentes a tratamientos nutricionales presentan
mayor ansiedad que los sujetos no adherentes.
Hi4: Los sujetos obesos adherentes a tratamientos nutricionales reportan
mayor apoyo social percibido que los sujetos no adherentes.
Hi5: Se reporta mayor depresión en aquellos sujetos obesos que no
presentan adherencia a tratamientos nutricionales.

4. Participantes

El universo a considerar son todos los pacientes que presentan obesidad


que participan en tratamientos nutricionales.
La muestra en este estudio es no probabilísticas, ya que la elección de
los elementos no depende de la probabilidad, sino de causas relacionadas con
las características de los investigadores. La muestra fue dirigida, con un
procedimiento de selección informal y un poco arbitrario. La ventaja de una
muestra no probabilística es su utilidad, pues, no requiere de una
representatividad de elementos de una población, sino de una cuidadosa y
controlada elección de sujetos con ciertas características especificadas
(Hernández et al., 2001)
Se realizó un muestreo por conveniencia de sujetos disponibles en el
CESFAM San Ramón (comuna de San Ramón) y que consintieron participar
en el estudio.
La muestra se constituyó por personas con obesidad (IMC> 30) mayores
de 18 años, sin límite de edad, que están en tratamiento nutricional. De los
sujetos seleccionados para participar del estudio (66 sujetos), se consideraron
11 datos como no válidos, ya que no cumplieron con el criterio de tener un IMC
mayor a 30.
41

No se excluyó de la muestra aquellos pacientes que presenten


enfermedades médicas asociadas o no asociadas a la obesidad, aunque si se
consideró en el análisis de los datos. Por su parte, también se recolectaron
datos sociodemográficos como: edad, sexo, nivel educacional, tipo de familia a
la que pertenecen, nivel socioeconómico y IMC.

5. Técnica de Recolección de Datos

5.1 Cuestionario MBG

El cuestionario MGB para la evaluación de adherencia terapéutica, fue


construido por Martín, Bayarre y Grau (2007) con el objetivo de medir la variable
adherencia en pacientes con hipertensión arterial en La Habana, Cuba.
Actualmente se ha extendido su uso en investigaciones aún en curso, con
pacientes que padecen diabetes mellitus tipo 2 y con personas portadoras de
VIH. En la presente investigación se utilizó este cuestionario pese a que no ha
sido construido para medir adherencia terapéutica en pacientes con obesidad,
para lo cual se realizaron modificaciones en la redacción de algunas preguntas,
con el objetivo de adecuar el instrumento a nuestra población de estudio.
El cuestionario MGB consiste en un cuestionario de autorreporte, corto y
sencillo, de fácil aplicación y cómodas posibilidades de respuesta por parte del
paciente, como la mejor vía para realizar la evaluación rápida del nivel de
adhesión o no que tiene el paciente al tratamiento médico indicado (Martín et
al., 2007).
Se encuentra conformado por ítems en forma de 12 afirmaciones que
recorren las categorías que se considera conforman la definición operacional de
adherencia terapéutica. Se le da al paciente la opción de respuesta en una
escala Lickert compuesta por cinco posibilidades que van desde Siempre hasta
Nunca, marcando con una X la periodicidad que considera ejecuta la persona.
Para calcular la puntuación obtenida por cada paciente se asignó el valor
0 a la columna Nunca, 1 a Casi nunca, 2 para A Veces, 3 a Casi Siempre y 4 a
42

Siempre, siendo 48 la totalidad de puntos posibles a alcanzar (Martín et al.,


2007).
Su calificación se establece a través de la estimación de un puntaje que
divide en proporciones la totalidad de los puntos obtenidos por cada paciente,
considerando como Adheridos Totales a los que obtienen de 38 a 48 puntos,
Adheridos Parciales de 18 a 37 puntos y No Adheridos a los que obtienen entre
0 y 17, de modo que se pueda cuantificar con rapidez la respuesta del paciente
y determinar tres tipos o niveles de adherencia al tratamiento: Total, Parcial y
No adherido (Martín et al., 2007).
De acuerdo a las necesidades de esta investigación, la cual consiste en
dividir a los participantes en adherentes y no adherentes, el puntaje de este test
se cuantificó de acuerdo al criterio: cuartil 25 no adherentes, cuartil 75
adherentes.

Validez

Para obtener la validez de contenido Martín, Bayarre y Grau (2007),


sometieron a un proceso de validación de criterios de expertos la estructura y
formulación de las preguntas del cuestionario. El criterio de los jueces expertos
se utilizó para evaluar la correspondencia de los ítems en relación con la
definición operacional y las categorías propuestas. La respuesta de los
expertos, valoración que ellos realizaron sobre las referidas propiedades se
recogió a través de una escala ordinal que incluyó: Mucho, Poco y Nada.
El cuestionario de validación fue sometido, antes de su aplicación con el
objetivo de validación, a un proceso de pilotaje en un grupo de 25 pacientes,
para comprobar la comprensión de las preguntas y el funcionamiento del
instrumento.
Los resultados obtenidos permiten considerar que la formulación de los
ítems, es razonable, se encuentran claramente definidos y se justifica su
presencia en el cuestionario. La propiedad de peores resultados fue "si el ítem
43

discrimina variaciones del constructo" donde 4 ítems no alcanzaron el 70 %. Y


también un ítem fue valorado sólo por el 50 % de los expertos como que "ofrece
datos fáciles de obtener". Estos resultados llevaron a realizar modificaciones en
la formulación inicial del ítem 11.
La validez de construcción del cuestionario MBG, fue evaluada a través
de un análisis factorial de componentes principales utilizando el método de
rotación Varimax. Se realizó un análisis de las comunalidades para conocer la
representatividad de las variables en los factores retenidos y de la consistencia
interna por factor retenido. Los resultados sugirieron la presencia de tres
factores denominados: Cumplimiento activo, Autonomía ante el tratamiento y
Complejidad de la adhesión, que explican el 68,72 %de la varianza acumulada
en el MBG y se establecen utilizando el criterio de valor total mayor o igual a 1.

Confiabilidad

La muestra estudiada para el proceso de validación estuvo compuesta


por pacientes con hipertensión arterial esencial, bajo tratamiento médico
mayores de 20 años, que desea colaborar con la investigación, residentes en el
Municipio Centro Habana y pertenecientes al área de salud que atiende el
Policlínico Van-Troi (n: 114).
La consistencia interna se determinó a través del cálculo del coeficiente
Alfa de Cronbach de forma global, eliminando el puntaje del ítem a analizar y
con la correlación Ítem-total y el Coeficiente de determinación.
El índice de consistencia interna Alfa de Cronbach obtenido para esta
muestra fue de 0.889. Los ítems con los promedios más altos fueron: 1, 3, 6, y
el 9. En la correlación Ítem-total del MBG, la mayoría alcanzó valores superiores
a 0.50, lo cual es indicador de un buen nivel de consistencia entre los ítems,
siendo el 8 y 9 los de más elevada correlación. Sólo los ítems 7 y 11 no
sobrepasaron el valor de 0.50. También todos contribuyeron a mantener un Alfa
44

de Cronbach superior a 0.80 de ser eliminados, por lo que se puede señalar


una buena homogeneidad del instrumento elaborado.

5.2 Escala de Autoestima de Rosenberg

La Escala de Autoestima de Rosenberg (EAR), se presentó por primera


vez en 1965, en la publicación “Society and the adolescent self image. Society
of the adolescent self-image”, siendo posteriormente revisada por su autor en
1989.

El EAR consta de 10 preguntas, puntuables entre 1 y 4 puntos (muy de


acuerdo, de acuerdo, en desacuerdo, muy en desacuerdo), lo que permite
obtener una puntuación mínima de 10 y máxima de 40, y se suele considerar
como rango normal de puntuación el situado entre 25 y 35 puntos. Su aplicación
es simple y rápida. Cuenta con 10 ítems, divididos equitativamente en positivos
y negativos. Es un instrumento unidimensional que se contesta en una escala
de 4 alternativas, que va desde “muy de acuerdo” a “muy en desacuerdo”
(Rojas-Barahona et al., 2009).

En relación al cuestionario de autoestima de Rosenberg en Chile, Rojas-


Barahona et al. (2009) pudieron validarlo en una muestra de jóvenes adultos,
adultos y adultos mayores. En su estudio seleccionaron 473 sujetos de la
Región Metropolitana de Santiago de Chile, a partir de un muestreo
intencionado por cuotas distribuidos según: escolaridad (básica, media y
superior); sexo (hombre y mujer); edad (30-45, 45-59 y 60-75) e ingreso
autónomo per cápita del hogar (bajo, medio, alto).
Con respecto a la normalidad de las respuestas se observa una
tendencia hacia una alta autoestima, evidenciándose la media más alta en los
ítems positivos y más baja en los ítems negativos, situación similar a lo
expresado por en la mayoría de las validaciones. No obstante, la escala total
se mantiene en los rangos de normalidad en asimetría y curtosis, lo que permite
45

hacer un análisis factorial exploratorio sin necesidad de transformar los datos


originales (Rojas-Barahona et al., 2009).
La media registrada en este estudio (x =32,47), para la Región
Metropolitana, es similar a la reportada en otro estudio chileno, también en
población no clínica (x =33,12) y al promedio general que se observa en 53
naciones (x =30,85) (Rojas-Barahona et al., 2009).
Los datos normativos de la muestra total no varían por edad ni por sexo,
sin embargo, hay un número importante de casos que obtienen los puntajes
más altos (55 casos), lo que dificultaría la diferenciación de los sujetos en el
rango superior de la escala, esto se reporta también en Alemania (Rojas-
Barahona et al., 2009).
Como señalan Rojas-Barahona et al. (2009) la Escala de Autoestima de
Rosenberg (EAR), ha sido traducida y validada en distintos países e idiomas:
francés, alemán, japonés, portugués, español.
La Escala de Autoestima de Rosenberg ha sido utilizada en Chile, y en
el estudio de Rojas-Barahona et al. (2009), se pudo determinar su confiabilidad
y validez en una muestra chilena, específicamente en jóvenes adultos, adultos
y adultos mayores. En donde el EAR cumple con los criterios de validez de un
instrumento de calidad para medir la autoestima en Chile y su comportamiento
es similar a lo esperado por Rosenberg para la población original (Rojas-
Barahona et al., 2009).

Confiabilidad
Respecto a la confiabilidad, Schmitt y Allik (2005) realizaron un estudio
multicultural, administrando la EAR en 53 naciones, en 48 de las cuales se
presenta una confiabilidad sobre 0.75. En el estudio chileno, respecto a la
confiabilidad el valor fue de 0.754 para el total de la muestra, encontrándose
dentro del rango esperado para este instrumento, que fluctúa entre 0.72 y 0.89.
46

5.3. Instrumento de evaluación de Locus de control I-E


El instrumento de evaluación de locus de control, se realizó en base a
los planteamientos de Rotter (Linares, 2001; Brenlla y Vázquez, 2009), es la
escala más conocida y usada de todas las escalas de locus de control
generales.
La prueba es de auto-reporte. Tiene 29 ítems, 23 de los cuales están
dirigidos a evaluar las expectativas generalizadas de control de los refuerzos,
los otros 6 ítems, son distractores de manera de hacer más ambigua la prueba
general. El puntaje máximo a obtener en la prueba es de 23 y a mayor puntaje,
mayor locus de control externo (Linares et al., 2009).

Validez
Se aportó a la validez del instrumento a través de la validez de
constructo, a través de la medida de adecuación muestral que indicó la
posibilidad de factorización con un KMO de 0.67 (Brenlla y Vázquez, 2009).
Para evaluar la validez, se calculó a través de la convergencia y
divergencia con la escala de Afrontamiento y la escala Autoeficacia. En relación
con la Autoeficacia, se obtuvo una correlación negativa de 0.306 con una
significación de 0.01, lo que indica que existe una asociación entre las escalas
de Locus de control y autoeficacia, de modo que las personas con un locus de
control externo, tienen menor nivel de autoeficacia (Brenlla y Vázquez, 2009).

Confiabilidad
Según Rotter (Linares, 2001; Brenlla y Vázquez, 2009), la confiabilidad
que tiene el test I-E presenta un Alfa entre 0.69 y 0.76, de acuerdo a los datos
en la adaptación original. En la adaptación para Argentina, que realizaron
Brenlla y Vázquez (2009) con una muestra de 288 sujetos, encontraron una
47

confiabilidad del instrumento a través del análisis de consistencia interna por el


índice de Alpha de Cronbach de 0.65, también realizaron al cálculo mediante la
fórmula de Kuder Richarson, el cual arrojó un resultado de 0.64.

5.4. Inventario para la Depresión de Beck

El inventario de depresión de Beck, fue elaborado en la Universidad de


Pennsylvania en 1961 por el Dr. Aaron Beck y se desarrollo originalmente para
detectar, calcular y monitorear los cambios en los síntomas depresivos en las
personas que necesitaban servicios de salud mental. Actualmente es uno de los
instrumentos de auto informe más utilizado a nivel mundial para cuantificar los
síntomas depresivos en poblaciones normales y clínicas, tanto en la práctica
profesional como en la investigación (Gonzalez-Cells, 2009).
Como señalan Melipillan, Cova, Rincón y Valdivia (2008), se han
realizado varias revisiones del instrumento desde su creación, lo cual a
permitido la confección de dos versiones: el BDI –IA, que es la primera versión
revisada del BDI, y el BDI-II, creado en 1996 como respuesta a la nueva
conceptualización de la depresión aparecida en el DSM –IV. En nuestro estudio
se utilizó la forma original del inventario de depresión de Beck (BDI –I).
El BDI está integrado por 21 categorías de síntomas, cada una contiene
cuatro tipos de respuestas evaluadas entre 0, 1, 2 y 3. La suma de todas las
respuestas varía de 0 a 63, en donde cuanto mayor es el resultado obtenido,
más intensa es la depresión del sujeto. (Gonzalez-Cells, 2009).

Confiabilidad

Sanz y Vázquez (1998), en su estudio de las propiedades psicométricas


del inventario de depresión de Beck BDI en la población española, se
encontraron con que las cifras de fiabilidad del inventario fueron altas tanto en
términos de consistencia interna (coeficiente alfa de Cronbach = 0.83) como de
48

estabilidad temporal, ya que las correlaciones test-retest oscilaron entre 0.60 y


0.72 para tres subgrupos diferentes de la muestra total.
Melipillan et al. (2008), en su estudio con adolescentes chilenos pudieron
observar que el inventario poseía una alto grado de consistencia interna tanto
en la muestra clínica (alfa=0.91), de control (alfa=0.89) y la representativa
(alfa=0.89).

Validez
Beck, en 1988, ya había señalado con respecto a la validez de
constructo, que en un análisis factorial, resultan tres factores altamente
intercorrelacionados: actitudes negativas hacia sí mismo, deterioro del
rendimiento y alteración somática (Beck et al., 1988 en Gonzalez-Cells, 2009).
En el estudio realizado por Sanz y Vázquez (1998), podemos observar
que los índices de validez convergente del inventario con respecto a la Escala
Autoaplicada de la Depresión de Zung fueron también altos, con correlaciones
que oscilaban entre 0.68 y 0.89 para dos subgrupos diferentes de la muestra
total. La validez discriminante del BDI respecto a diversos rasgos específicos de
ansiedad medidos con auto informes (ansiedad social, evaluativa, interpersonal
y a los exámenes) fue aceptable, con correlaciones relativamente bajas que
oscilaban entre 0.11 y 0.45. No se encontraron diferencias entre sexos ni entre
grupos de edad en la puntuación total del inventario, por lo que se ofrecen
puntuaciones normativas para la muestra total.

5.5. Inventario de Evaluación Ansiedad Estado-Rasgo


Fue presentado originalmente por Spielberger et al. (1970), se encuentra
constituido de 40 ítems divididos en dos sub-escalas (Estado y Rasgo), cada
una con 20 ítems. La tarea del sujeto consiste en señalar la puntuación que
indica como se siente “ahora mismo”, en caso de la sub-escala de estado y
como se siente “en general”, la mayor parte del tiempo, para la escala de rasgo.
Los sujetos responden a cada uno de los reactivos del cuestionario, valorando
49

sus respuestas en una escala de cuatro puntos, las cuatro categorías para la
escala A-Estado son: no en absoluto, un poco, bastante y mucho. Las
categorías para la escala A-Rasgo son: casi nunca, algunas veces,
frecuentemente y casi siempre (Vera-Villarroel et al., 2007).
La calificación directa se hace utilizando plantillas ya estructuradas, que
se colocan sobre el protocolo de preguntas y respuestas, para después hacer la
sumatoria en cada una de las columnas de respuestas; y aplicar la fórmula ya
establecida, que permite hacer una conversión en cada uno de los reactivos, y
obtener un puntaje bruto que debe ubicarse dentro de una escala de baremos
estructurada según sexo y edad, para finalmente obtener la puntuación directa y
dar la interpretación que corresponda dentro de una escala de decatipos (Vera-
Villarroel et al., 2007).
Este inventario no consta de un tiempo límite de administración, aunque
la experiencia indica que generalmente se requiere de 15 minutos para
contestar cada una de las sub-escalas. Cabe mencionar que las personas con
menor nivel educativo, pueden requerir de aproximadamente 20 minutos para
responder el inventario (Jiménez, Pina y Greppi, 1993).
El Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo puede ser administrado, de
forma individual o grupal (Jiménez et al., 1993).
Jiménez et al. (1993) presentaron las propiedades psicométricas del
STAI Y, el cual fue diseñado en base a la adaptación realizada por Bermúdez
(1978ª, 1978b) para la población española. El STAI-Y fue construido con el
objetivo de evaluar la variable ansiedad en sus formas de estado y rasgo para
adultos Chilenos de la región metropolitana, por lo que logra la diferenciación de
un tipo de ansiedad momentáneo o situacional y un tipo de ansiedad más global
y estable.
Vera-Villarroel et al. (2007), evaluaron preliminarmente las propiedades
psicométricas del STAI-X en la realidad Chilena, para ver como se comportaba
el instrumento. Se utilizó una muestra conformada de 1488 personas
50

pertenecientes a Santiago de Chile, de la muestra 445 fueron adolescentes


(204 mujeres y 241 hombres) y 1043 (489 mujeres y 553 hombre. Los puntajes
de media para el STAI S (ansiedad estado) en la muestra completa fueron:
19.07 (.D.S = 11.10). Para la muestra de adolescentes la media fue 22.10 (D.S
= 10.64) y en adultos 17.78 (D.S= 11.06). La media para la escala STAI R
(ansiedad rasgo) para la muestra completa 22.76 (D.S=10.16), para los
adolescentes fue 25.88 (D.S= 9.48) y en adultos fue 21.43 (D.S=10.17).

Validez
Este instrumento ha sido estandarizado para distintas poblaciones, una
de ellas es la realizada para la población española, desarrollada por Bermúdez
(1978ª, 1978b). Dicha validación indica valores de consistencia interna para
muestras, tanto normales como clínicas, similares a las obtenidas en los
estudios originales y que oscilan entre 0.82 y 0.92, al igual que los valores test-
retest, entre 0.70 y 0.80. En la misma línea, los índices de la validación
convergente y discriminantes obtenidos en la adaptación española corroboran
el elevado poder psicométrico de la prueba.

Confiabilidad
El coeficiente de Alpha de Cronbach para el STAI S (ansiedad estado) en
la muestra completa fue 0.92 y para el STAI R (ansiedad rasgo) fue 0.87. Para
las sub muestras, en ambas escalas, Alphas más altos fueron encontrados
para el grupo de adultos. La correlación ítem total (discriminación) para la
escala S fluctuó entre 0.31 y 0.72 (los ítems) ya para la escala R fue entre 0.11
y 0.60 (los ítems) (Vera-Villarroel et al., 2007). Estos indicadores son
concordantes con la consistencia interna reportada en su adaptación española,
con un alpha de Cronbach de 0.92, para STAI-S y 0.87 para STAI-R
(Bermúdez, 1978ª, 1978b).
51

5.6. Escala de Apoyo social Percibido

Zimet, Dahlem, Zimet, y Farley (1988), construyeron la escala


Multidimencional de Apoyo Social Percibido [MSPSS], en su primera aplicación
tuvo como objetivo medir la percepción de apoyo social en estudiantes
universitarios estadounidenses (269 estudiantes de la Universidad de Duke).
Posteriormente fue validada en una amplia variedad de muestras, donde se
incluyen mujeres embarazadas, adultos mayores, enfermos crónicos, pacientes
psiquiátricos (Perol, López, Neipp, Rodríguez, Pastor y Martín, 2004).

El MSPSS ha sido un instrumento que se ha comportado


adecuadamente en las distintas muestras mencionadas, con una buena
adecuación a las distintas culturas, demostrando estar relativamente libre de
sesgo social (Perol et al., 2004).

La versión original del instrumento se encontraba construida por dos


factores: un factor de amigos y otro de familia. Dicha escala constaba de 12
ítems, 8 para amigos y 4 para familia. Posteriormente tras un estudio llevado a
cabo por Chou (2009), los ítems de la escala pasan a agruparse en tres
factores, manteniendo los 12 de la escala original, pero distribuidos en tres
subescalas de 4 ítems cada una: familia, amigos y otros significativos.

En su aplicación actual se pide a los sujetos que ponderen los ítems


evaluándolos en función a la percepción que ellos tienen de recibir ayuda y/o
poder compartir sus problemas. El formato utilizado para la respuesta es de tipo
Likert y va de 1 a 4 puntos: (1) Casi nunca; (2) A veces; (3) con Frecuencia y (4)
Casi siempre. El puntaje mínimo a obtener es de 12 puntos, mientras que el
máximo es de 48 puntos.

Validez
52

En su construcción original el MSPSS mostró una validez interna de 0.85.


Este instrumento ha sido estandarizado para distintas poblaciones, una de ellas
es la realizada para la población Chilena, desarrollada por Arechavala y
Miranda (2002). Dicha validación indica valores en la validez de constructo para
muestras normales de adultos mayores, similares a las obtenidas en los
estudios originales y que oscilan entre 0.80 y 0.84. Así mismo, la consistencia
interna para nuestro país aparece adecuada para todas las dimensiones: el
apoyo de amigos (0.88), el apoyo familiar (0.91) y el apoyo de otros
significantes (0.84).

Confiabilidad
Entre las últimas evaluaciones de las propiedades psicométricas del
instrumento se encuentra la realizada por Barrio (2006), en una población de
jóvenes españoles. En dicha revisión la escala tiene propiedades psicométricas
similares a las encontradas en China, en el estudio de Chou (2000). Los
coeficientes alfa del estudio citado son de 0.81 (familia), 0.85 (amigos), 0.91
(otros significantes) y 0.88 (total), siendo los de Barrio 0.81, 0.88, 0.90 y 0.86,
respectivamente.
En una muestra de adultos mayores Chilenos la confiabilidad de la
MSPSS fue calculada a través del coeficiente alpha de Cronbach, aportando
indicadores similares a las dos aplicaciones antes mencionadas, con un alpha
de 0.86 para la escala total (Mantuliz y Castillo, 2002).

6. Definición de Variables

6.1 Variables Sociodemográficas

6.1.1. Definición Conceptual


Se entiende por variable sociodemográfica a la agrupación de algunas
características personales como: educación entendida por el nivel de
instrucción alcanzado por la persona; sexo, término que abarca las diferencias
físicas que distingue a los organismo individuales; ingreso mensual,
53

comprendido el aporte monetario mensual del entrevistado a su grupo familiar;


ocupación entendido como labor que realiza cada una de las personas, ya sea
por horas, tiempo parcial o completo y edad, comprendida como el tiempo en
que una persona ha vivido desde que nació (Gaviria et al., 2007); tipo de
familia, definida en función de los integrantes que componen el grupo familiar
en el hogar; lugar de atención, entendida en función del lugar donde el
participante asiste a sus consultas con el nutricionista.
6.1.2. Definición Operacional
Se obtendrá a través de la información entregada por cada uno de los
participantes en relación a los distintos tópicos que abarcan las variables
sociodemográficas.
- Edad: años reportados como cumplidos por el participante al momento de ser

entrevistado.
- Sexo: femenino o masculino.

- Ocupación: trabajador/a dependiente, trabajador/a independiente, cesante,

dueño/a de casa, estudiante o jubilado/a.


- Estado civil: soltero/a, casado/a, convivencia, separado/a o viudo/a.

- Ingreso Mensual: Grupo Socio Económico (GSE) E: menor a $111.200, GSE

D: entre $111.200-$333.600, GSE C3 y C2: entre $333.601-$667.200 o GSE


C1 y AB: mayor a $667.201 (GSE, 2009)
- Lugar de atención: consultorio u otro.

- Tipo de familia: vive solo, nuclear simple (pareja sin hijos), nuclear biparental

(pareja con uno o más hijos), nuclear monoparental (madre o padre con uno o
más hijos), extensa monoparental (madre o padre con uno o más hijos más
otro familiar), extensa biparental (pareja o uno de sus miembros con uno más
hijos, conviven con más de dos familiares) o compuesta (pareja o por uno de
sus miembros).
- Educación: sin escolarización, básica incompleta, básica completa, media

incompleta, media completa, superior incompleta o superior completa.


54

6.2 Variable IMC

6.2.1. Definición Conceptual


“Se refiere a la medida de asociación entre el peso y la talla de un
individuo, para determinar su estado de nutrición” (OMS, 2004).
6.2.2. Definición Operacional
Se calcula mediante el cociente entre el peso (en kg) y la estatura en
metros al cuadrado (m2) (peso/estatura2). Según la OMS el valor obtenido se
clasifica mayor de 30 como obesidad (OMS, 2004).

6.3 Variable Adherencia Terapéutica

6.3.1. Definición Conceptual


Se define como "el grado en que el comportamiento de una persona,
tomar medicamentos, seguir un régimen alimentario y ejecutar cambios en el
estilo de vida, se corresponde con las recomendaciones acordadas con un
prestador de asistencia sanitaria" (OMS, 2004)
6.3.2. Definición Operacional
Puntaje obtenido en el Cuestionario MBG para evaluar la adherencia
terapéutica, el se estableció al puntear las 12 afirmaciones (escala Licket) que
recorren las categorías que se considera conforman la definición operacional de
adherencia terapéutica.

6.4 Variable Autoestima

6.4.1. Definición Conceptual


“Se entiende como un sentimiento hacia uno mismo, que puede ser positivo o
negativo, el cual se construye por medio de una evaluación de las propias
características” (Rosenberg, 1965 en Rojas-Barahona et al., 2009).
6.4.2. Definición Operacional
El puntaje obtenido en la Escala de Autoestima de Rosenberg, se obtuvo
en base a las respuestas dadas por los sujetos a través de su auto-reporte, en
donde se puntean las respuestas respecto a las distintas afirmaciones referidas
55

a los 10 ítems, los cuales son divididos equitativamente en positivos y


negativos, siendo contestados en una escala de 4 alternativas, que va desde "
muy de acuerdo" a " muy en desacuerdo” (Rosenberg, 1965 en Rojas-
Barahona et al., 2009)

6.5 Variable Depresión

6.5.1. Definición Conceptual


“La evidencia de los problemas cognitivos que tiene el sujeto en la
evaluación de sí mismo, de su mundo y de su futuro (triada cognitiva). La
naturaleza de los problemas de la persona depresiva en esta triada, según
Beck, está relacionada con un pensamiento extremo y de términos absolutos,
con el establecimiento de objetivos rígidos y perfeccionistas (Beck, 1974).
6.5.2. Definición Operacional
El puntaje obtenido en el Inventario para la Depresión de Beck, según la
puntuación de las respuestas dadas por los sujetos frente a distintas 21
preguntas o categorías de síntomas, en donde cada una contiene cuatro tipos
de respuestas evaluadas entre 0, 1, 2 y 3. La suma de todas las respuestas
varía de 0 a 63, en donde cuanto mayor es el resultado obtenido, más intensa
es la depresión del sujeto (Gonzalez-Cells, 2009)

6.6 Percepción de Locus de Control

6.6.1. Definición Conceptual


Se define por J. Rotter (1966 citado en Oros, 2005; Visdómine- Lozano y
Luciano, 2006; Marín, 2007) como el estilo en que los individuos desarrollan
expectativas generalizadas de su grado de control sobre distintas áreas de
actividad. Se refiere al grado con que el individuo cree controlar su vida y los
acontecimientos que influyen en ella. Por tanto, constituye una creencia
relacionada con la previsibilidad y estructuración del mundo.
Así, cuando un sujeto percibe que un determinado evento es contingente
con su propia conducta, se dice que tiene un locus de control interno. Si por el
56

contrario, un sujeto percibe que los sucesos que ocurren en su vida están
determinados por fuerzas externas que no puede controlar, se dice entonces
que tiene un locus de control externo (1966 citado en Oros, 2005; Visdómine-
Lozano y Luciano, 2006; Marín, 2007).
6.6.2. Definición Operacional
Puntaje obtenido en el Instrumento de locus de control realizado por
Marín (2007). El puntaje se estable a partir de auto-reporte al puntear las
respuestas frente a distintas afirmaciones referidas al tipo de locus de control
empleado por el sujeto: Locus de control interno, locus de control externo.

6.7 Variable Ansiedad Estado - Rasgo

6.7.1. Definición Conceptual


Se define como un “estado de ansiedad” la respuesta emocional
transitoria que se caracteriza por sensaciones desagradables de tensión y de
pensamientos aprensivos. Mientras que un “rasgo de ansiedad” se define como
un rasgo de la personalidad, es decir, diferencias individuales en la probabilidad
de que una persona pueda experimentar ansiedad al enfrentarse a una
situación estresante (Spielberger et al., 1970 en Vera-Villarroel et al., 2007).
6.7.2. Definición Operacional
Puntaje obtenido en el Inventario de Evaluación de Ansiedad Estado
Rasgo, según las respuestas dadas por los sujetos frente a distintas
afirmaciones referidas a la percepción del sujeto en dos sub-escalas:
Ansiedad-Estado y Ansiedad-Rasgo.

6.8 Variable Apoyo Social Percibido

6.8.1 Definición Conceptual


El apoyo social percibido se define como “cualquier informe por parte del
receptor acerca del apoyo que recibe. En este estudio se evalúa la percepción
que posee el receptor en relación apoyo social recibido (Quiles y Terol, 2009).
6.8.2. Definición Operacional
57

Puntaje obtenido en la escala Multidimencional de Apoyo Social


Percibido, frente a distintas afirmaciones referidas a la percepción de apoyo
social que posee el sujeto en 3 sub-escalas: Apoyo Familiar, Apoyo de Amigos
y Apoyo de Otros Significativos.
58

7. Nivel de Mediación de las variables

A continuación se muestra un resumen con la medición que se utilizó en


la investigación.
TIPO DE NIVEL DE
NOMBRE VARIABLES MEDICIÓN VALOR
Edad Independiente Ordinal Años cumplidos
IMC Independiente Ordinal Puntaje obtenido
Escolaridad Independiente Nominal 1. Sin escolarización
2. Básica incompleta
3. Básica completa
4. Media incompleta
5. Media completa
6 Superior incompleta
7. Superior completa
Ocupación Independiente Nominal 1. Cesante
2. Dueña/o de casa
3. Trabajador/a independiente
4. Trabajador/a dependiente
5. Estudiante
6. Jubilado/a
Estado Civil Independiente Nominal 1. Soltero/a
2. Casado/a
3. Convive
4. Separado/a
5. Viudo/a
Ingreso Mensual Independiente Ordinal Menor a $111.200.
Entre $111.200 – $333.600.
Entre $333.601 - $667.200.
Mayor a $667.201.
Tipo de Familia Independiente Nominal 1. Vive solo
2. Nuclear simple
3. Nuclear biparental
4. Nuclear monoparental
5. Extensa biparental
6. Extensa monoparental
7. Compuesta
Enfermedades asociadas Independiente Nominal 1. Ninguna
2. Hipertensión
3. Diabetes
4. Hipertensión/diabetes
5. Otras
59

Medicamentos para Independiente Nominal 1. Si


tratar obesidad 2. No
Adherencia Terapéutica Dependiente razón Cuartil 25 : No Adherentes
Cuartil 75: Adherentes

Autoestima Independiente Intervalo Entre 30-40: Autoestima elevada


Entre 26-29: Autoestima media
Menos de 25: Autoestima baja
Depresión Independiente razón Mayor o igual a 30: Depresión grave
Entre 19-29: Depresión moderada
Entre 10-18: Depresión leve
Entre 0-9: Sin depresión
Apoyo Social Percibido Independiente intervalo Entre 37-48: Alto apoyo social
Entre 25-36: Mediano apoyo social
Entre 12-24: Bajo apoyo social
Locus de Control Independiente Intervalo Entre 13-23: Tendencia LC externo
= 11-12: Tendencia media
Entre 0-10 : Tendencia LC interno

Ansiedad Estado Independiente Ordinal Centil 50:21


Centil 75:31
Centil 85: 37
Centil 99: 54-60
Ansiedad Rasgo Independiente Ordinal Centil 50: 24
Centil 75: 32
Centil 85: 37

8. Procedimiento para el análisis de datos

El procesamiento de datos se realizó en base al programa SPSS versión


15.0, en función de herramientas de estadística descriptiva, con lo cual se
presenta una descripción sociodemográfica de la población en general. Cada
instrumento que se utilizó en la investigación fue sometido a prueba de
confiablidad, calculando el alfa de Cronbach con el objetivo de evaluar el
comportamiento de la prueba en nuestra muestra.
Se estableció a través de la aplicación de la prueba KS para una
muestra, que la distribución de la muestra en las distintas variables es normal,
con un nivel de significancia de 0,05 (AnexoII), por lo cual se consideró
adecuada la utilización de la prueba t de student para variables escalares y
chi cuadrado, para analizar los datos nominales.
60

9. Consideraciones Éticas
Antes de dar comienzo a la aplicación del cuestionario se le especificó a
los todos los participantes que la investigación era completamente voluntaria y
confidencial. Además se indicó que los datos son analizados de manera
general y no particular. Todo lo anterior fue especificado al inicio de la batería a
través de un consentimiento informado (Anexo I).
61

V. Resultados

1. Análisis de Confiabilidad

Para verificar el comportamiento de los instrumentos que se utilizaron para


medir los constructos psicológicos en esta investigación, se calculó la
confiabilidad de cada instrumento a partir del alpha de Cronbach. Los
resultados obtenidos de la confiabilidad de cada uno de ellos es de: Instrumento
de adherencia MBG α= 0.75, instrumento para evaluar depresión BDI α=
0.893, el instrumento de medición de apoyo social percibido MSPSS α= 0.801,
instrumento para medir autoestima Escala de Autoestima de Rosenberg α=
0.811, instrumento de evaluación de sub-escala ansiedad estado STAI-E α=
0.920 y sub-escala ansiedad rasgo STAI-R α= 0.896.
Por tanto, el alpha arrojado en este análisis, nos dice que los instrumentos
test de Adherencia MBG, BDI, Apoyo social, autoestima, y STAI-R poseen una
consistencia interna aceptable, mientras que el STAI-E posee una consistencia
excelente, según la clasificación de (Hernández et al., 2001).

2. Datos Sociodemográficos
Tabla 1. Estadístico descriptivo IMC

Mínimo Máximo Media Desv. típ.


IMC 30,1 53,0 35,74 4,55

Tabla 2. Estadísticos descriptivos Edad y Tiempo de Tratamiento

Mínimo Máximo Media Desv. típ.


Edad 19,0 79,0 50,21 14,47
Tiempo de tratamiento 1,0 264,0 30,1 45,2
(meses)
Tabla 3. Estadísticos descriptivos Escolaridad, Ingreso y Enfermedades
62

Porcentaje
Frecuencia Porcentaje acumulado

Escolaridad
Sin escolaridad 1 1,8 1,8
Básica incompleta 14 25,5 27,3
Básica Completa 9 16,4 43,6
Media incompleta 13 23,6 67,3
Media completa 12 21,8 89,1
Superior incompleta 3 5,5 94,5
Superior completa 3 5,5 100,0

Ingreso
Menor a $111.200 28 50,9 50,9
Entre $111.200 y $333.600 24 43,6 94,5
Entre $111.200- $333.600 3 5,5 100,0

Enfermedades
Hipertensión 20 36,4 36,4
Diabetes Mellitus 6 10,9 47,3
Hipertensión y diabetes 15 27,3 74,5
Ninguna 14 25,5 100,0
63

Tabla 4. Estadísticos descriptivos Sexo, Ocupación, Lugar de Atención,


Estado Civil, Tipo de Familia y Medicamentos
Frecuencia Porcentaje

Sexo
Femenino 49 89,1
Masculino 6 10,9
Ocupación
Cesante 2 3,6
Dueño/a de casa 26 47,3
Trabajador/a independiente 8 14,5
Trabajador/a dependiente 6 10,9
Estudiante 2 3,6
Jubilado/a 11 20,0
Lugar de atención
Consultorio 51 92,7
Otro 4 7,3
Estado civil
Soltero/a 10 18,2
Casado/a 29 52,7
Convive 8 14,5
Separado/a 4 7,3
Viudo/a 4 7,3
Tipo Familia
Solo 2 3,6
Nuclear simple 6 10,9
Nuclear biparental 21 38,2
Nuclear monoparental 5 9,1
Extensa biparental 5 9,1
Extensa monoparental 3 5,5
Compuesta 13 23,6
Medicamento
Si 7 12,7
No 48 87,3
64

En las tablas anteriores se observa que en términos generales, la


muestra está compuesta por mujeres (89,1%), lo que corresponde a 49
personas, mientras que 6 personas son de sexo masculino (10,9%).
La edad de los participantes oscila entre 19 y 79 años, y el promedio es
de 50,21 años, con un IMC de 35,74 lo que corresponde a obesidad tipo 2, con
un tratamiento nutricional de 2 años y medio de duración.
Del total de la muestra, el 67,3% posee un nivel de escolaridad media
incompleta o de menor nivel educacional. En detalle, 1 participante refiere que
no posee escolaridad (1,8%), 14 tienen escolaridad básica incompleta (25,5%),
9 tienen escolaridad básica completa (16,4%), 13 tienen escolaridad media
incompleta (23,56) y 12 media completa (21,8), 3 tienen estudios superiores
incompletos (5,5%) y 3 tienen estudios superiores completos (5,5).
Se observa que de acuerdo a la ocupación que reportan los participantes, 2
están cesantes (3,6%), 26 son dueño/a de casa (47,3%), 8 son trabajador/a
independiente (14,5%), 6 son trabajador/a dependiente (10,9%), 2 son
estudiantes (3,6%) y 11 son jubilados (20%). Por lo tanto, la muestra del
estudio, posee principalmente la ocupación de dueño/a de casa (47,3%) y de
jubilado/a (20%).
De acuerdo a los rangos de ingreso, 28 personas reportan tener un
ingreso menor a $111.200, lo que corresponde al 50.9%. En el segundo rango,
24 personas tienen un ingreso entre $111.200 y $333.600, lo que equivale al
43,6% y 3 participantes (5,5%) poseen un ingreso de entre $333.601 a
$667.200. Se estima que el 50,9% tiene un ingreso menor a $111.200, lo que
corresponde a un nivel socioeconómico E y el 43,6 tiene un ingreso mensual
entre $111.201 y $ 333.600, lo que corresponde a D, de acuerdo a la
clasificación dada por Grupos Socio Económico (GSE, 2009).
En lo que respecta al lugar de atención de los participantes, 51 de ellos
se atiende en la especialidad de nutrición en el consultorio (92,7%) y 4
65

personas asisten a otro centro de donde prestan el servicio de atención


nutricional (7,3%).
El estado civil casada/o es el más frecuente, presente con un 52,7%,
cabe mencionar, que se consideró el estatus de “separado” y “convive” como
categorías diferentes, de modo que este dato considera la realidad cultural
chilena y permite depurar de mejor forma la descripción de los participantes.
Según los resultados, el tipo de familia que predomina es la familia
nuclear biparental, representado con un 38,2%, y en segundo lugar se
encuentra la familia de tipo compuesta teniendo un 23,6%.
Considerando que todos los participantes están en tratamiento
nutricional, se observa que la mayoría de ellos no toma medicamentos para
bajar de peso (87,3%). En consecuencia, 7 personas reportan tomar
medicamentos como parte del tratamiento para bajar de peso, es decir solo el
12,2%.
En la tabla 3 se observa que 20 personas reportan tener hipertensión
arterial, lo que corresponde al 36,4%, 6 (10,9%) personas tienen diabetes
mellitus y 15 (27,3%) participantes mencionan que poseen ambas
enfermedades, es decir, hipertensión arterial y diabetes mellitus, y 14 personas
mencionan que no tienen enfermedad alguna, lo que corresponde al 25,5%. Por
ende, el 74,5% de los participantes posee alguna enfermedad.
66

3. Datos Descriptivos Variables Psicológicas

Tabla 5. Estadísticos descriptivos variables psicológicas.

Mínimo Máximo Media Desv. típ.


Adherencia 8,0 48,0 30,345 8,60
Autoestima 18,0 39,0 30,055 5,45
Depresión 2,0 46,0 17,073 10,93
ApoyoSocial 20,0 48,0 34,527 7,44
Ansiedad Estado 7,0 49,0 23,327 12,24
Ansiedad Rasgo 7,0 48,0 28,945 11,54
Locus de Control 4,0 15,0 11,055 2,26

En la tabla 5 se presenta un resumen de los resultados descriptivos


obtenidos del conjunto de instrumentos aplicados.
67

4. Variables Sociodemográficas y Nivel de Adherencia

Tabla 6- Diferencia de Media entre adherentes y no adherentes en Edad,


IMC y Tiempo de Tratamiento

Media Desv. típ. t P


Edad no adherentes 45,61 13,05 -1,83 ,035*

adherentes 54,75 17,16


IMC no adherentes 37,43 5,11 1,61 ,12

adherentes 35,00 4,15


Tiempo en no adherentes 24,77 39,75 ,19 ,85
tratamiento adherentes 22,60 27,70
*. La correlación es significante al nivel 0,05.

Fig- 1. Diferencia de Media Variable Edad


68

Tabla 7. Diferencia entre adherentes y no adherentes en Sexo,


Escolaridad, Estado Civil, Tipo de Familia, Enfermedades e Ingreso
Mensual

Valor p
Sexo 4,02 ,04*
Escolaridad 5,52 ,35
Estado civil 6,71 ,15
Tipo de familia 5,55 ,35
Enfermedades 6,89 ,08
Ingreso Mensual 1,90 ,39
*. La correlación es significante al nivel 0,05.

La edad promedio, según el nivel de adherencia al evaluarlo a través del


MBG, difiere resultando ser significativamente mayor en pacientes clasificados
como adherentes (p=0,035).
Con respecto al sexo, los datos muestran que existe diferencia significativa
entre sexo y nivel de adherencia. Este resultado no sería representativo de la
existencia de una diferencia significativa, ya que la muestra solo cuenta con 6
hombres, por esta razón no es considerado en el análisis posterior.
No se encontraron diferencias significativas en los grupos de adherentes y
no adherentes con las variables nivel educacional (p=0,35), IMC (p=0,12),
tiempo (p=0,85), ingreso mensual (p=0,39), estado civil (p=0,15), tipo de familia
(p=0,35) y enfermedades comorbidas (p=0,08).
69

5. Variables Psicológicas y Nivel de Adherencia

Tabla 8. Diferencia de Media entre adherentes y no adherentes en


variables Psicológicas

Media Desv. típ. t p


Autoestima no adherentes 28,83 5,77 -,82 ,42
adherentes 30,25 4,83
Depresión no adherentes 18,00 9,15 ,51 ,61
adherentes 16,20 12,17
Apoyo no adherentes 32,66 8,02 -1,37 ,18
Social adherentes 35,90 6,45
Ansiedad no adherentes 26,83 11,78 1,45 ,15
Estado adherentes 21,20 12,10
Ansiedad no adherentes 32,94 10,51 2,18 ,036*
Rasgo adherentes 25,45 10,61
Locus de no adherentes 11,66 2,30 1,24 ,22
Control adherentes 10,80 1,98
*. La correlación es significante al nivel 0,05.

Fig- 2. Diferencia de Media Variable Ansiedad Rasgo


70

En la Tabla 8 se muestran los resultados obtenidos en la prueba T para


muestras independientes entre las variables psicológicas y el nivel de
adherencia a tratamientos nutricionales según el instrumento de Adherencia
MBG. De acuerdo a esto, solo se observan diferencias significativas entre las
medias obtenidas en la sub-escala ansiedad-rasgo, rechazándose la hipótesis
nula con un p=0,36.
Por otro lado, no existen diferencias significativas entre las medias de
participantes adherentes y no adherentes, aceptándose la hipótesis nula para
autoestima con un p=0,42, para depresión con un p=0,61, para apoyo social
percibido con un p=0,18, y para locus de control con un p=0,22.
En síntesis, de las hipótesis específicas planteadas en esta investigación,
se acepta la Hipótesis Nula de autoestima (Hi 1), locus de control (Hi 2), apoyo
social percibido (Hi 4) y depresión (Hi 5). Por tanto, se acepta la Hipótesis Nula
General, ya que no existen diferencias socio-demográficas y psicológicas entre
personas con obesidad que se adhieren a los tratamientos nutricionales de
aquellas que no se adhieren.
71

VI. Discusión y Conclusiones

Tener un IMC mayor a 30, produce una gama variada de


consecuencias que empeoran la calidad de vida de las personas (OMS, 2006).
Entre las consecuencias físicas se encuentra la comorbilidad con la diabetes
mellitus tipo 2, dislipidemia, hipertensión arterial y la resistencia a la insulina, la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica, apnea obstructiva del sueño,
síndrome de hipoventilación pulmonar, hígado graso, y enfermedades de tipo
cardíacas (Álvarea, 1997; Peña y Soca, 2009).
La obesidad genera consecuencias psicológicas como distorsión de la
imagen corporal, miedos e inseguridad personal, perturbación emocional por
hábitos de ingesta errónea, frigidez e impotencia (Calva, 2003; Alvarado et al.,
2005).
No hay estudios con los que se pueda comparar la adherencia en pacientes
obesos en tratamiento nutricional, sin embargo se observa que más del 50% de
las personas son no adherentes en la presente investigación. Esta cifra se
asemeja a lo encontrado en investigaciones de adherencia en enfermedades
crónicas como hipertensión, donde la adherencia oscila entre 50% a nivel
mundial y 44% en Chile (OMS, 2004; Tapia, 2006; Moizé, 2008).
Lo anterior refleja que más de la mitad de los pacientes obesos en
tratamientos nutricionales no realizan cabalmente conductas recomendadas en
el tratamiento por el/la nutricionista, lo que apunta finalmente a que el objetivo
propuesto “bajar de peso” no se cumple.
Otro punto relevante que arrojó esta investigación, revela que la edad es un
aspecto a considerar en relación a la adherencia al tratamiento. Se observa que
¾ de las personas encuestadas, refieren tener alguna enfermedad como
hipertensión y/o diabetes, las cuales se consideran enfermedad con una alta
taza de comorbilidad con la obesidad, como lo menciona la literatura según
Peña y Soca (2009) y Álvarez (1997).
72

En relación a las variables psicológicas autoestima, locus de control,


depresión y apoyo social, los resultados establecen que no existe diferencia
entre aquellos participantes que presentan adherencia al tratamiento de
aquellos no adherentes. Lo encontrado difiere con la literatura revisada donde el
apoyo social y el locus de control de tipo interno se consideran uno de los
factores psicosociales más relevantes en la conducta de adherencia
terapéutica, potenciando una incorporación de hábitos de vida más saludables
y mayor cumplimiento de prescripción médica en pacientes crónicos (Marín y
Rodríguez, 2001; Hassan et al., 2006; Barrales et al., 2007).
La ansiedad rasgo en este estudio aparece como dato relevante, lo que
concuerda con la literatura, donde se evidencia que aquellas personas que al
momento de ser evaluadas presentan mayores niveles de ansiedad tienden a
adherir menos a los tratamientos (Gordillo et al., 1999; Remor, 2002; Carrobles
et al., 2003; Gordillo y de la Cruz, 2003). Esto indica que indica que los
pacientes con obesidad no adherentes a tratamientos nutricionales tendrían una
tendencia a responder ansiosamente, de manera más o menos estable, frente a
distintas situaciones que sean estresantes (Vera-Villarroel et al., 2007).
Por esta razón, se sugiere como relevante mantener un adecuado control de
la sintomatología ansiosa en pacientes con obesidad, ya que esto potenciaría
una mayor adherencia y permanencia en tratamientos que buscar bajar de peso
(Blanchard et al., 2003 en Tapia, 2006).
Las investigaciones sobre adherencia y factores sociodemográficos
muestran que no existen diferencias significativas, pero si tendencias en
términos de frecuencia según Fernández- Britto y Quintana (2009), Bayarre,
Libertad y Sairo (2003) y Cruz et al. (1995) en Cuba y Oueta (2001) en España,
lo cual se aprecia en este estudio con las variables sociodemográficas, como
tipo de familia, nivel educacional, ingreso mensual, número de hijos, ocupación
y estado civil. Estos resultados pueden generar directrices al momento de
elaborar políticas públicas para combatir el problema de la obesidad, las cuales
73

no necesariamente requieran ser específicas para cada grupo socioeconómico,


sino que pueden ser transversales para toda la población chilena dando énfasis
en diferenciar según grupo etario.
Los resultados encontrados en el presente estudio entregan primeras
directrices en relación a que puntos sería importante considerar en pacientes
con obesidad, donde se debería poner el esfuerzo en entregar estrategias que
permitan disminuir conductas del orden ansioso, lo cual según lo registrado
mejoraría la adherencia terapéutica a los tratamientos dados por los
nutricionistas, lo cual no implica dejar de considerar otras variables
psicológicas que puedan estar influyendo en el estado general de los pacientes,
considerando además la edad del paciente.
En términos generales, el estudio de la adherencia en tratamientos
nutricionales en pacientes obesos es un campo nuevo. Según lo anterior, se
considera oportuno apuntar a los factores que menciona la literatura para
aumentar la adherencia terapéutica con el fin de alcanzar el objetivo,
proponiendo seguir el enfoque centrado en el paciente, que plantea Facchini
(2004), cuyo eje central es comprender la vivencia subjetiva de la enfermedad,
propiciando que el paciente tenga un rol activo. En este enfoque se plantea que
cada paciente pueda encontrar sus propias soluciones y motivaciones, de modo
de hacerse responsables de su salud, haciendo hincapié en el autocuidado.
Tratar el problema de la obesidad tiene implicancias económicas para
las personas y para el sector público de salud ha considerar, ya que como
destaca un estudio realizado durante el año 2009 en nuestro país, los costos de
la salud se incrementan desde $164.411 en sujetos de 20 a 39 años a $305.418
en los de 55 o más años, destacándose este incremento de costos en salud
conforme aumenta la edad y el estado nutricional de las personas (Zárate et al.,
2009).
Actualmente la obesidad en Chile, sólo se encuentra contemplada para
el tratamiento infantil como medida de prevención, lo cual, pese a ser de suma
74

relevancia, no ataca el problema en toda su magnitud, esto al considerar que el


porcentaje de obesidad aumenta en relación a la edad; para el caso de los
menores de 25 años el porcentaje alcanza el 9%, mientras que para mayores
de 64 años alcanza el 30,9%, siendo justamente este último segmento de la
población el más propenso a enfermedades crónicas asociadas (MINSAL,
2010).
Según el nivel socioeconómico que presentan los participantes del
presente estudio E y D podrían acceder de manera gratuita a operaciones como
Bypass Gástrico y Banda Gástrica las cuales fueron evaluadas como entre las
principales 15 operaciones que implican menor costo en relación al aumento de
calidad de vida que ganan las personas que son sometidas a la intervención
(Zárate et al, 2009).
Frente a estas cifras, se sugiere a nivel de políticas públicas estudiar la
incorporación de la obesidad adulta como parte de las Garantías Explícitas de
Salud (GES).
Las limitantes que se encuentran en esta investigación, en primer lugar
son dadas a partir de la técnica de recolección de datos utilizados. La muestra
al ser de tipo intencionada, nos entrega datos que no son representativos de la
población a la cual pertenecen (CESFAM San Ramón). Esta condición se debe
a las características específicas de los participantes que se requerían para
llevar a cabo la investigación, las cuales obligaron acotar la muestra. Se debe
considerar además la accesibilidad de los participantes, quienes en su mayoría
fueron mujeres dueñas de casa, lo cual pudo estar influenciado por las
características del funcionamiento del recinto, el cual propicia la asistencia de
mujeres y niños.
Otra limitante presente en la investigación, relacionada con el número de
participantes se presenta en el análisis de los datos socio-demográficos al
utilizar tablas de contingencia se genera una gran variabilidad de categorías
para dicho análisis.
75

Como tercera limitante, se puede sugerir el tipo de medición que se


utilizó frente a variable adherencia terapéutica. La medición de la adherencia
terapéutica es compleja, y de acuerdo a los objetivos de este estudio,
(MINSAL, 2001), se plantea una medición solo a través de autorreporte. La
literatura plantea que la mejor forma de evaluar la adherencia terapéutica, es a
través de la combinación de distintos tipos de medición, de este modo, al utilizar
solo un método de medición no se considera la manera óptima de evaluar este
concepto.
Por otro lado, la batería de instrumentos incluye la medición de
adherencia terapéutica como fenómeno multidimensional considerando el factor
socioeconómico, factores relacionado con el tratamiento y factores relacionados
con el paciente, en estos últimos dando gran espacio a través de los
constructos que aporta la psicología (ansiedad, autoestima, locus de control,
depresión y apoyo social percibido), sin embargo no se estudia los otros
factores mencionados en la literatura como relevantes en la adherencia
terapeutica, de modo que su incorporación en estudios posteriores serían gran
aporte.
Se plantea como proyección la realización de una futura investigación
que contemple la obesidad y la adherencia en un estudio de tipo longitudinal, de
modo de poder tener seguimiento de la variabilidad del peso en los
participantes en un tiempo prolongado.
También se debe incorporar a los futuros estudios, el abordaje de la
adherencia como constructor y realidad cotidiana en los profesionales de la
salud y en los pacientes. Cabe considerar, que los pacientes viven de una
forma su tratamiento y esto afecta la forma en la que lleva las recomendaciones
dadas por el profesional, por tanto las vivencias del paciente influyen en su
adhesión al tratamiento.
Siguiendo lo anterior, resulta interesante a futuro investigar los
componentes que plantean Moreno y Gil (2004) en relación al paciente y su
76

percepción sobre la enfermedad y el tratamiento como la severidad de la


enfermedad, la susceptibilidad percibida, los beneficios y las barreras
percibidas. Por tanto, se espera que en los próximos años la investigación en el
campo de la adherencia de luces para la aplicación en el área de la salud.
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IX. ANEXOS
ANEXO I

Consentimiento Informado

Estimado Colaborador:
Le estamos pidiendo que participe en un estudio. Usted no tiene que participar en el
estudio de manera obligatoria, por lo cual puede decidir si aceptará o se negará. Si
dice que sí, puede dejar de participar en el estudio en cualquier momento.
Por favor tome todo el tiempo que necesite para decidir.
Los datos que proporcionen serán utilizados de forma anónima y confidencial, en el
marco de una investigación conducente al Título Profesional de Psicóloga de la
Universidad de Santiago de Chile.

¿Para qué se firma este documento?


Lo firma para poder participar en el estudio.
¿Por qué se está haciendo este estudio de investigación?
Este estudio se encuentra en el marco de una investigación conducente al Título
Profesional de Psicóloga de la Universidad de Santiago de Chile.
¿Qué pasa si digo “sí, quiero participar en el estudio”?
Se le entregara un cuestionario con preguntas para que usted las conteste. Estas
preguntas no tienen respuestas correctas o incorrectas. Por favor conteste todas las
preguntas.
¿Cuánto tiempo tomará el cuestionario?
El cuestionario toma alrededor de 30 minutos de su tiempo.
¿Qué pasa si digo “no quiero participar en el estudio”?
Usted deberá devolver los test y podrá retirarse del lugar.
¿Qué pasa si digo que sí, pero cambio de opinión más tarde?
Usted puede dejar de responder el cuestionario en cualquier momento y aquello no
tendrá consecuencias.
¿Quién verá mis respuestas?

Las únicas personas autorizadas para ver sus respuestas son las que trabajan en los
resultados (psicólogo clínico y 2 colaboradores externos) las que se aseguran de que
éste se realice de manera correcta. SUS RESPUESTAS SON COMPLETAMENTE
CONFIDENCIALES, y los resultados se analizarán de manera general y nunca
particular, por lo que no necesita escribir su nombre, sólo los datos que son requeridos.

----------------------------- ------------------------------
Si, deseo participar No deseo participar

Clave de identificación:
Escriba los últimos 4 dígitos del RUN ________________________
98

I. Identificación

A continuación se presenta un conjunto de test que miden algunas variables psicológicas. Por
favor conteste todas las preguntas y al finalizar, revise si marcó correctamente las respuestas.
Por favor responda todas las preguntas con sinceridad, no hay respuestas correctas o
incorrectas.
Muchas Gracias por su participación.

Edad_____ años Sexo _____ Femenino _____Masculino

Peso ______
Altura______
Tiempo en tratamiento nutricional _______

Escolaridad Sin escolarización


Básica incompleta

Básica completa
Media incompleta
Media completa
Superior incompleta
Superior completa

Ingreso Mensual Menor a $111.200.


$111.200 – $333.600.
$333.601 - $667.200.
Mayor a $667.201.

Estado Civil Soltero/a


Casado/a
Convive
Separado/a
Viudo/a
99

Ocupación Cesante
Dueña/o de casa
Trabajador/a independiente
Trabajador/a dependiente
Estudiante
Jubilado/a

Lugar de atención Consultorio


Otro

Con quién vive Esposo/a o Pareja


Padres

Hijo/a

Tiene indicado medicamentos SI


Para bajar de peso NO
Mencione los medicamentos que tiene indicados :
______________________________________________

Otras enfermedades Ninguna Tratamiento

Hipertensión SI NO
SI NO

Diabetes

Otra/s ¿Cuál/es? ________________________________


100

ESCALA DE LOCUS DE CONTROL INTERNO-EXTERNO (I-E)

Instrucciones: A continuación usted encontrará un conjunto de afirmaciones. Por favor, no se


preocupe en pensar si otras personas estarían de acuerdo con usted y exprese exactamente lo
que piense en cada caso. Marque con un círculo lo que usted piensa en cada una de las
preguntas (A o B):

A
1. Los niños se meten en líos porque sus padres los castigan demasiado.
B
Hoy en día, el problema con la mayoría de los niños es que sus padres son demasiado
blandos con ellos.
A
2. Muchas de las cosas desagradables en la vida de las personas son, en parte debidas a la
mala suerte.
B
Los infortunios de la gente son el resultado de los errores que comete
A
3. Unas de las principales razones de que haya guerras es que la gente no se toma bastante
interés en la política.
B
Siempre habrá guerras, por mucho que la gente intente evitarlas.
A
4. A la larga, la gente logra el respeto que se merece en este mundo.
B
Por desgracia, los méritos de un individuo pasan a menudo desapercibidos, por mucho que
se esfuerce.
A
5. La idea de que los profesores son injustos con los alumnos es una tontería.
B
La mayoría de los estudiantes no se dan cuenta del grado en que sus notas están
influenciadas por hechos accidentales.
6. Sin apoyo suficiente, uno no puede ser un líder eficaz. A
La gente capaz que no logra ser líder, es porque no ha aprovechado las oportunidades que B
ha tenido.
7. Hay gente a quienes, por mucho que lo intentes, no les caes bien. A
La gente no logra caer bien a los otros, es que no sabe cómo ganarse a los demás. B
8. La herencia juega el principal papel en la determinación de la personalidad. A
Las experiencias personales en la vida determinan el cómo somos. B
9. He encontrado a menudo que lo que tiene que ocurrir ocurre. A

La confianza en el destino nunca ha tenido tanta fuerza sobre mí. B


10. En el caso del estudiante bien preparado raras veces se da, si es que se da, lo del “examen A
injusto”
Muchas veces, las preguntas de los exámenes tienden a estar tan poco relacionadas con el B
trabajo del curso, que el estudio es realmente inútil.
11. Alcanzar el éxito es cuestión del trabajo duro; la suerte tiene poco, o nada, que ver con A
ello
101

Conseguir un buen trabajo depende principalmente de estar en el lugar exacto en el B


momento preciso.

12. El ciudadano medio puede influir en las decisiones del gobierno.


A
Este mundo está dirigido por unos pocos que están en el poder, y no es mucho lo que el
B
hombre corriente puede hacer en ese tema.
13. Cuando hago planes estoy casi seguro de que podré ponerlos en marcha.
A
B
No siempre es sensato hacer planes a largo plazo, porque muchas cosas se vuelven, de
algún modo, una cuestión de buena o mala suerte.
A
14. Hay ciertas personas que no son precisamente buenas.
B
Hay algo bueno en cada uno.
A
15. En mi caso, conseguir lo que quiero tiene poco, o nada, que ver con la suerte.
B
Muchas veces daría lo mismo decidir lo que hay que hacer, tirando una moneda al aire.
A
16. Quien logra ser el jefe depende, a menudo, de quien fue lo bastante afortunado de ser el
primero en el lugar exacto.
B
El conseguir que la gente haga lo que debe, depende de la propia habilidad y capacidad; la
suerte tiene poco, o nada exacto.
17. En lo que se refiere a los asuntos mundiales, la mayoría de nosotros somos víctimas de A
fuerzas que no podemos comprender, ni controlar.
Tomando parte activa en los asuntos políticos y sociales, la gente puede controlar los B
asuntos mundiales.
18. La mayoría de las personas no se dan cuenta del grado en que sus vidas están controladas A
por sucesos o hechos accidentales.
Realmente no existe la “suerte”. B
19. Uno debería estar siempre dispuesto a admitir sus errores. A
Habitualmente, es mejor ocultar sus propios errores. B
20. Es difícil saber si, realmente, le gustas o no a una persona. A
La cantidad de amigos que tengas, dependerá de lo simpático que seas. B
21. A la larga, las cosas malas que nos suceden, se compensan con las buenas. A
La mayoría de las desgracias son el resultado de la falta de capacidad, ignorancia y pereza, B
o de las tres cosas a la vez.
22. Si se hace el esfuerzo suficiente podemos hacer que la Administración funcione bien. A
Es difícil para la mayoría de la gente tener un gran control sobre las cosas que hacen los B
políticos en sus cargos.
23. Algunas veces no puedo entender cómo los profesores determinan las calificaciones que A
dan.
Hay una relación estrecha y directa entre lo que estudio y las calificaciones que obtengo. B
102

24. Un buen líder cuenta con que la gente decida por sí misma lo que debería hacer. A
Un buen líder aclara a cada uno cuál es su cometido. B
25. Muchas veces pienso que tengo poca influencia sobre las cosas que me suceden. A
No me puedo creer que el azar o la suerte, juegue un papel importante en mí. B
26. Si una persona se encuentra sola es porque no intenta ser amistosa con los demás. A
No tiene mucho sentido esforzarse demasiado en agradar a la gente, si les caes bien, y si B
no, nada.
27. Se hace demasiado énfasis en actividades atléticas durante el colegio. A
El deporte en equipo es una vía excelente para formar el carácter. B
28. Lo que sucede es el resultado de mis propias acciones. A
Algunas veces siento que tengo bastante control sobre el rumbo que está tomando mi vida. B
29. La mayoría de las veces no puedo comprender por qué los políticos se comportan de la A
forma en que lo hacen.
A la larga, todos somos responsables del mal gobierno, tanto a nivel local como nacional. B
103

BDI
Instrucciones: En este cuestionario aparecen varias afirmaciones. Por favor, lea con atención
cada una de ellas. A continuación, señale, encerrando en un círculo, cuál de las afirmaciones
de cada grupo describe mejor sus sentimientos durante la ultima semana, incluyendo el día
de hoy. Asegúrese de haber leído todas las afirmaciones dentro de cada grupo antes de hacer
la elección.

1) 0. No me siento triste
1. Me siento triste
2. Me siento triste continuamente y no puedo dejar de estarlo
3. Me siento tan triste o tan desgraciado que no puedo soportarlo
2) 0. No me siento especialmente desanimado respecto al futuro
1. Me siento desanimado respecto al futuro
2. Siento que no tengo nada que esperar
3. Siento que el futuro es desesperanzador y que las cosas no van a mejorar
3) 0. No me siento fracasado
1. Creo que he fracasado más que la mayoría de las personas
2. Cuando miro hacia atrás, sólo veo fracaso tras fracaso
3. Me siento una persona totalmente fracasada
4) 0. Las cosas me satisfacen tanto como antes
1. No disfruto de las cosas como antes
2. Ya no obtengo una satisfacción auténtica de las cosas
3. Estoy insatisfecho o aburrido de todo
5) 0. No me siento especialmente culpable
1. Me siento culpable en bastantes ocasiones
2. Me siento culpable en la mayoría de las ocasiones
3. Me siento culpable constantemente
6) 0. Creo que no estoy siendo castigado
1. Siento que puedo ser castigado
2. Espero ser castigado
3. Siento que estoy siendo castigado
7) 0. No me siento descontento conmigo mismo
1. Estoy descontento conmigo mismo
2. Me avergüenzo de mí mismo
3. Me odio
8) 0. No me considero peor que cualquier otro
1. Me autocrítico por mis debilidades o por mis errores
2. Continuamente me culpo por mis faltas
3. Me culpo por todo lo malo que me sucede
9) 0. No tengo ningún pensamiento de suicidio
1. A veces pienso en suicidarme, pero no lo haría
2. Desearía suicidarme
3. Me suicidaría si tuviera la oportunidad
10) 0. No lloro más de lo que solía
1. Ahora lloro más que antes
2. Lloro continuamente
3. Antes era capaz de llorar, pero ahora no puedo, incluso aunque quiera
11) 0. No estoy más irritado de lo normal en mí
1. Me molesto o irrito más fácilmente que antes
104

2. Me siento irritado continuamente


3. No me irrito absolutamente nada por las cosas que antes solían irritarme
12) 0. No he perdido el interés por los demás
1. Estoy menos interesado en los demás que antes
2. He perdido la mayor parte de mis intereses por los demás
3. He perdido todo el interés por los demás
105

13) 0. Tomo decisiones más o menos como siempre he hecho


1. Evito tomar decisiones más que antes
2. Tomar decisiones me resulta mucho más difícil que antes
3. Ya me es imposible tomar decisiones
14) 0. No creo tener peor aspecto que antes
1. Estoy preocupado porque parezco mayor o poco atractivo
2. Creo que se han producido cambios permanentes en mi aspecto que me hacen parecer
poco atractivo
3. Creo que tengo un aspecto horrible.
15) 0. Trabajo igual que antes
1. Me cuesta un esfuerzo extra comenzar a hacer algo
2. Tengo que obligarme mucho para hacer algo
3. No puedo hacer nada en absoluto
16) 0. Duermo tan bien como siempre
1. No duermo tan bien como antes
2. Me despierto una o dos horas antes de lo habitual y me resulta difícil volver a
dormirme
3. Me despierto varias horas antes de lo habitual y no puedo volverme a dormir
17) 0. No me siento más cansado de lo normal
1. Me canso más fácilmente que antes
2. Me canso en cuanto hago cualquier cosa
3. Estoy demasiado cansado para hacer nada
18) 0. Mi apetito no ha disminuido
1. No tengo tan buen apetito como antes
2. Ahora tengo mucho menos apetito
3. He perdido completamente el apetito
19) 0. Últimamente he perdido poco peso o no he perdido nada
1. He perdido más de 2 Kg y medio
2. He perdido más de 4 Kg
3. He perdido más de 7 Kg
20) 0. No estoy preocupado por mi salud más de lo normal
1. Estoy preocupado por problemas físicos como dolores, molestias, malestar de
estómago o estreñimiento
2. Estoy preocupado por mis problemas físicos y me resulta difícil pensar en algo más
3. Estoy ten preocupado por mis problemas físicos que soy incapaz de pensar en
cualquier cosa
21) 0. No he observado ningún cambio reciente en mi interés por el sexo
1. Estoy menos interesado por el sexo que antes
2. Ahora estoy mucho menos interesado por el sexo
3. He perdido totalmente mi interés por el sexo
106

STAI E

Instrucciones: Lea cada frase y señale indicando con una X según cómo se siente usted AHORA
MISMO, en este momento. No hay respuestas buenas ni malas. No emplee demasiado tiempo
en cada frase y conteste señalando la respuesta que mejor describa su situación presente.
Nada Algo Bastante Mucho
1. Me Siento Calmado
2. Me Siento Seguro
3. Estoy Tenso
4. Estoy Contrariado
5. Me Siento Cómodo (Estoy A Gusto)
6. Me Siento Alterado
7. Estoy Preocupado Por Posibles Desgracias Futuras
8. Me Siento Descansado
9. Me Siento Angustiado
10. Me Siento Confortable
11. Tengo Confianza En Mi Mismo
12. Me Siento Nervioso
13. Estoy Desasosegado
14. Me Siento Muy “Atado” (Como Oprimido)
15. Estoy Relajado
16. Me Siento Satisfecho
17. Estoy Preocupado
18. Me Siento Aturdido Y Sobreexcitado
19. Me Siento Alegre
20. En Este Momento Me Siento Bien
107

STAI R

Instrucciones: Lea cada frase y señale con una X según cómo se siente usted EN GENERAL, en
la mayoría de las ocasiones. No hay respuestas buenas ni malas.

Nada Algo Bastante Mucho


21) Me siento Bien
22) Me canso rápidamente
23) Siento ganas de Llorar
24) Me gustaría ser feliz como otros
25) Pierdo oportunidades por no decidirme pronto
26) Me siento Descansado
27) Soy una persona tranquila, serena y sosegada
28) Veo que las Dificultades se amontonan y no puedo con
ellas
29) Me Preocupo demasiado por cosas sin importancia
30) Soy Feliz
31) Suelo tomar las cosas demasiado seriamente
32) Me falta confianza en mí mismo
33) Me siento Seguro
34) No suelo afrontar las crisis o dificultades
35) Me siento Triste
36) Estoy Satisfecho
37) Me rondan y Molestan pensamientos sin importancia
38) Me afectan tanto los desengaños, que no puedo olvidarlos
39) Soy una persona Estable
40) Cuando pienso sobre asuntos y preocupaciones actuales,
me pongo tenso y agitado
108

CUESTIONARIO PARA LA EVALUACIÓN DE LA ADHERENCIA


TERAPÉUTICA MBG
Instrucciones: A continuación usted encontrará un conjunto de afirmaciones. Por favor, no se
preocupe en pensar si otras personas estarían de acuerdo con usted y exprese exactamente lo
que piense en cada caso. Marque con una X la casilla que corresponda a su situación
particular:

AFIRMACIONES SIEMPRE CASI A VECES CASI NUNCA


SIEMPRE NUNCA
1. Toma los medicamentos en el
horario establecido
2. Se toma la dosis indicada
3. Cumple las indicaciones
relacionadas con la dieta
4. Asiste a las consultas de
seguimiento programadas
5. Realiza los ejercicios físicos
indicados
6. Acomoda sus horarios de
medicación, a las actividades de
su vida diaria
7. Usted y su médico, deciden de
manera conjunta, el
tratamiento a seguir
8. Cumple el tratamiento sin
supervisión de su familia o
amigos
9. Lleva a cabo el tratamiento sin
realizar grandes esfuerzos
10. Utiliza recordatorios que
faciliten la realización del
tratamiento
11. Usted y su médico analizan,
como cumplir el tratamiento
12. Tiene la posibilidad de
manifestar su aceptación del
tratamiento que ha prescrito su
médico
109

ESCALA MULTIDIMENSIONAL DE APOYO SOCIAL DE ZIMET


Instrucciones: A continuación usted encontrará un conjunto de afirmaciones. Por favor, no se
preocupe en pensar si otras personas estarían de acuerdo con usted y exprese exactamente lo
que piense en cada caso. Marque con una X la valoración que usted da para cada situación
particular:

AFIRMACIONES CASI A VECES CON CASI


NUNCA FRECUENCIA SIEMPRE
1. Cuando necesito algo se que hay
alguien que me puede ayudar
2. Cuando tengo penas o alegrías,
hay alguien que me puede ayudar.
3. Tengo la seguridad de que mi
familia trata de ayudarme
4. Mi familia me da la ayuda y el
apoyo emocional que requiero
5. Hay una persona que me ofrece
consuelo cuando lo necesito
6. Tengo la seguridad de que mis
amigos tratan de ayudarme
7. Puedo contar con mis amigos
cuando tengo problemas
8. Puedo conversar de mis
problemas con mi familia
9. Cuando tengo penas o alegrías
puedo compartirlas con mis amigos
10. Hay una persona que se
interesa por lo que yo siento
11. Mi familia me ayuda a tomar
decisiones
12. Puedo conversar de mis
problemas con mis amigos
110

ESCALA DE AUTOESTIMA DE ROSENBERG


Instrucciones: A continuación usted encontrará un conjunto de afirmaciones. Por favor, no se
preocupe en pensar si otras personas estarían de acuerdo con usted y exprese exactamente lo
que piense en cada caso. Marque con una X la casilla que corresponda a su situación
particular:

AFIRMACIONES MUY DE DE EN MUY EN


ACUERDO ACUERDO DESACUERDO DESACUERDO
1. Siento que soy una persona
digna de aprecio, al menos en
igual medida que los demás.
2. Estoy convencido de que tengo
cualidades buenas.
3. Soy capaz de hacer las cosas
tan bien como la mayoría de la
gente.
4. Tengo una actitud positiva
hacia mi mismo/a.
5. En general estoy satisfecho/a
de mi mismo/a.
6. Siento que no tengo mucho de
lo que estar orgulloso/a.
7. En general, me inclino a
pensar que soy un fracasado/a.
8. Me gustaría poder sentir mas
respeto por mi mismo.
9. Hay veces que realmente
pienso que soy un inútil.
10. A veces creo que no soy
buena persona.
111

Anexo II

Tabla 6. Prueba de Normalidad de la Muestra


HIPOTESIS NULA
Prueba p Decisión
La distribución de Adherencia Prueba de ,816 Conserve la
es normal con la media 30,34 Kolmogorov- hipótesis nula
y la desviación típica 8,60 Smirnov para
una muestra
La distribución de Autoestima Prueba de ,494 Conserve la
es normal con la media 30,05 Kolmogorov- hipótesis nula
y la desviación típica 5,45 Smirnov para
una muestra
La distribución de Depresión Prueba de ,239 Conserve la
es normal con la media 17,07 Kolmogorov- hipótesis nula
y la desviación típica 10,93 Smirnov para
una muestra
La distribución de Apoyo Prueba de ,833 Conserve la
Social Percibido es normal Kolmogorov- hipótesis nula
con la media 34,52 y la Smirnov para
desviación típica 7,44 una muestra

La distribución Ansiedad Prueba de ,995 Conserve la


Estado es normal con la media Kolmogorov- hipótesis nula
23,32 y la desviación típica Smirnov para
12,24 una muestra

La distribución de Ansiedad Prueba de ,899 Conserve la


Rasgo es normal con la media Kolmogorov- hipótesis nula
28,94 y la desviación típica Smirnov para
11,54 una muestra

La distribución de Locus de Prueba de ,445 Conserve la


Control es normal con la Kolmogorov- hipótesis nula
media 11,05 y la desviación Smirnov para
típica 2,26 una muestra

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