Вы находитесь на странице: 1из 16

A.

GIDDENS: MODERNIDAD, LA SOCIEDAD DEL RIESGO


GLOBALIZADO

Profesor: Jorge Gibert


Alumna: Luisa Bustamante
INTRODUCCION.
En “la producción contemporánea (.)
“se percibe directamente el hecho
que tanto la dupla público-privado
como la dupla colectivo-individuo
no se sostienen más, han caducado.
Aquello que estaba rígidamente
subdividido se confunde y se
superpone. Es difícil separar la
experiencia pública de la
considerada privada. En esta
difuminación de las líneas
delimitadoras, dejan de ser
confiables, también las dos
categorías del ciudadanos y del
productor.”
Paolo virno

El período de posguerra, sobre todo el comprendido entre los años 50 al 70, fue
rico en acontecimientos sociales, políticos y económicos. El mapa de Europa
quedó sometido a las condiciones geopolíticas de la bipolaridad mundial y al
equilibrio de las fuerzas militares de la OTAN y el Pacto de Varsovia. El plan
Marshall para la reconstrucción del continente devastado por la guerra; el declive
del Fordismo como sistema productivo y la emergencia del Ohnismo o Toyotismo
japonés van a significar todo un cambio en las relaciones del mercado y del
trabajo.
Son años además donde ocurren las guerras liberadoras de colonias en Africa y
revoluciones locales, el inicio de la era satelital y del hombre en el espacio.
También son décadas amargas para América Latina con la implantación de las
dictaduras militares consecuencia práctica de la política de EUA llamada
Conflictos de baja intensidad. Todos estos acontecimientos van a producir una
sociedad con nuevas formas de estructuras y relaciones

Posteriormente, con la caída de la URSS y el fin de los socialismos reales el


mundo comienza a vivir una etapa de unipolaridad, donde emerge EUA como
fuerza imperial. A partir del derrumbe de las torres gemelas la sociedad mundial
va a estar sometida a condiciones muy diferentes a otros períodos históricos. La
guerra preventiva y la desatada implantación de una biopolítica a nivel mundial
han acentuado el estado de excepción denunciado por diversos sociólogos
modernos en especial por Giorgio Agamben.

Estas condiciones sociopolíticas, someramente señaladas, han coexistido con un


desarrollo extraordinario experimentado por la tecnología, sobre todo en el terreno
de las comunicaciones. Las fronteras caen al influjo de la internet, los mercados se
abren a las bolsas interconectadas y todo el mundo parece reducirse a una aldea.
Sin embargo esta aldea es como nunca atemorizada y controlada. En el
capitalismo tardío, que pregona la sociedad de la abundancia, las desigualdades
son cada vez mayores, y la consciencia de esta situación, es sublimada por el
encantamiento del consumo.
Todas estas situaciones han producido una sociedad hedonista y temerosa
distinta a las de la mayor parte del siglo XX y, por lo tanto, es importante conocer
el diagnóstico y la visión de un sociólogo contemporáneo y que está conviviendo
con la política del siglo XXI.

El trabajo se centrará en el análisis que Giddens hace de la modernidad y el lugar


significativo que ha ocupado la guerra en la sociedad moderna y como es
necesario un análisis sobre sus consecuencias en el desarrollo político y social de
la sociedad en su conjunto.. . Se contrastará algunas de las opiniones del autor
con otros pensadores que abordan temáticas similares.
Para Giddens el cambio que ha producido la globalización no tiene comparación
con los cambios ocurridos en el siglo XIX, a pesar de ciertas similitudes en los
sucesos que se produjeron en esa época; cambios en la tecnología, en el
mercado, o en la inmigración. Su visión es que este cambio es más profundo;
tanto que el debate ha sobrepasado el terreno académico y ha llegado a todo el
corpus social. Lo que realmente se debate hoy en día ya no es si la globalización
es una realidad, sino que tipo de globalización es y cuales son sus consecuencias:
“The second globalization debate is not about whether it exists; it’s about
what globalization is, what its consequences are, and what kind of
framework we can develop for the world to accommodate” 1

El pensamiento de Giddens nos entrega una perspectiva que no sólo se centra en


los campos económicos del capitalismo, sino en los cambios culturales que se
producen como consecuencia de la revolución tecnológica experimentada en las
últimas décadas del siglo XX y que significó un salto radical en las
comunicaciones. Esta mirada permite visualizar los problemas que se presentan
entre generaciones, el problema de la inmigración y las relaciones de los agentes
con la tecnología.
Es apreciable también el análisis que efectúa A.G. sobre la obra de Marx y la
teoría inconclusa de las clases, entregando apreciaciones sobre las debilidades
que el considera tanto en sus orígenes como en su exégesis.

Como miembro de la tercera vía, Anthony Giddens ha realizado un importante


aporte a las nuevas teorías que pretenden desarrollar un análisis contemporáneo
de la globalización desde la ubicación de miembros integrantes del cuerpo social
actual, considerando todos los riesgos que esto significa en un mundo tan
cambiante como el de hoy, pero también con todo el despliegue de conocimientos,
saberes e información que ofrece, como en ninguna otra época, las postrimerías
del siglo XX y nuestro actual y joven siglo XXI

1
The second globalization debate: A talk with Anthony Giddens
Al respecto Giddens está consciente que su teoría se ha internacionalizado y que
gran parte de sus premisas andan circulando, no sólo en el ámbito académico,
sino que son parte de un debate mundial, y por lo tanto ha declarado: “todos los
gobiernos de centroizquierda en Europa están aplicando esencialmente los
mismos principios. Yo sé que no todo el mundo quiere hablar de la tercera
vía pero si hablamos de una agenda modernizadora, que rompe con las
tradicionales preocupaciones de la izquierda y al mismo tiempo quiere
aplicar valores sociales a un mundo en cambio, entonces sí podemos decir
que la mayoría de los gobiernos socialistas, por lo menos en Europa,
comparten el mismo lenguaje.” 2

Son estas proposiciones del sociólogo inglés lo que hacen interesante comenzar a
familiarizarse con su obra y acceder a otra forma de percibir la sociedad global en
que hoy habitamos, compartamos o no su manera de pensar proponiendo este
trabajo escudriñar sus análisis sobre la globalización.

LA MODERNIDAD Y SUS CARACTERÍSTICAS.

“Todas las sociedades de clases,


puesto que su reproducción se basa
en la apropiación privilegiada de la
riqueza producida por la sociedad,
tienen que resolver el siguiente
problema: distribuir el producto social
de manera desigual y sin embargo
legítima. Lo solucionan mediante la
coacción estructural, o sea, por medio
del hecho de que las oportunidades
legítimas de satisfacción de las
necesidades se encuentran fijadas en
un sistema de normas respetadas.”
Jürgen Habermas

¿Que es la modernidad? ¿Estamos frente a un fracaso o al término de una era


con características muy distintas a todas las épocas anteriores?

Para Giddens la modernidad podría entenderse como “los modos de vida u


organización social que surgieron en Europa desde alrededor del siglo XVII
en adelante y cuya influencia, posteriormente, los han convertido en más o
menos mundiales.”

Estos modos de vida transformaron de manera radical todas las formas anteriores
tradicionales de ordenamiento social estableciendo una conexión internacional de
relación que abarcaba todo el orbe. Además los cambios ocurridos se presentaron

2
con una velocidad como nunca antes, lo que se evidencia más notoriamente en el
terreno de la tecnología sobre todo en la actual sociedad de la globalización.

Una de las características más importantes de la modernidad es la naturaleza de


sus instituciones. El Estado nación como sistema político, la producción industrial,
la mercantilización de los productos y el trabajo asalariado son situaciones
nuevas que no tienen precedentes.

En la actual sociedad se pueden reconocer cuatro dimensiones, que serían


características de la globalización: La economía capitalista mundial, el sistema de
estado nacional, el orden militar mundial y el desarrollo mundial industrial.

Sistema de estado nacional

Economía capitalista mundial Orden militar mundial

División internacional del trabajo

La primera dimensión es la economía capitalista globalizada ha permitido la


formación de grandes corporaciones transnacionales, dominadoras de los
mercados, que con su inmenso poder económico, poseen la capacidad de influir
políticamente en los estados. La mayoría de estas empresas transnacionales
manejan presupuestos mayores que los estados, pero aún así, (en su mayoría) no
pueden controlar aspectos territoriales o medios de violencia propios del estado
nación. Por muy grande que sea el poder económico de los grandes consorcios
internacionales, estas corporaciones no son organizaciones militares ni tampoco
entidades políticas legitimadas para gobernar áreas territoriales determinadas.

El sistema de Estado nacional, como segunda dimensión, es partícipe de esa


reflexividad característica de la modernidad, la misma soberanía es una muestra
de esa reflexividad. El concepto de soberanía sustituye el antiguo concepto de
frontera por el de límite, lo que conlleva a que la autonomía ejercida dentro del
territorio nacional está establecida por el reconocimiento por los límites de los
otros estados. Esto distingue al estado moderno de cualquier otra institución pre-
moderna donde las relaciones internacionales no tenían ningún sentido.

La tercera dimensión referida al orden militar se debe considerar tomando en


cuenta situaciones como las alianzas establecidas entre los estados y las
conexiones entre la industria de la guerra, el flujo de armamentos y las técnicas
de organización militar que se intercambian en las distintas zonas de influencia de
los países hegemónicos a nivel global. Estas zonas de influencias implican las
tensiones que se producen entre la soberanía de los estados y el poderío militar.
Sin embargo, todos los estados tienen un poder militar muy superior a otras
épocas pre-moderna, incluidos los países del Tercer Mundo. Ni siquiera el
armamento nuclear es exclusivo del Primer Mundo.

La cuarta dimensión está referida al desarrollo industrial. Se observa un gran


crecimiento de la división mundial del trabajo que va provocando una asimetría
entre regiones industrializadas y precariamente industrializadas. Esta división
mundial ha separado las regiones por tipos de industria, en las técnicas y en la
producción de materias primas. Se ha producido una interdependencia mundial
que ha conducido a cambios en la distribución global de la producción como se
puede observar en la desindustrialización de algunas zonas de los países
desarrollados junto con la aparición de nueva industrialización del Tercer Mundo.

El desarrollo de las instituciones de la sociedad moderna y su inserción en el


contexto mundial, ha permitido extraordinarias oportunidades para el mejoramiento
de la calidad de vida y de la seguridad del hombre moderno, pero aporísticamente
también ha conllevado un lado negativo en el desarrollo del cuerpo social. El
desarrollo de las fuerzas productivas, por ejemplo, ha tenido un impacto destructor
sobre el medio ambiente, al igual que la necesidad de utilizar energía altamente
contaminante.

Sin embargo, una de las de las consecuencias más importantes institucionales de


la modernidad es sin lugar a dudas el monopolio de la fuerza que caracteriza a los
estados modernos lo que ha conducido no pocas veces al totalitarismo.

En opinión de Giddens, el totalitarismo permite una conexión entre el poder


político, el militar y la ideología, lo que no era tan reconocible en la época pre
moderna. El despotismo-escribe-“parecía ser una característica propia de los
estados pre-modernos, pero en los albores del ascenso del fascismo, del
holocausto, el Stalinismo y otros episodios del siglo XX podemos
comprobar que las posibilidades totalitarias están contenidas dentro de los
parámetros institucionales de la modernidad, más bien que excluidas de
ellos. El totalitarismo es diferente del despotismo tradicional; no obstante, el
resultado es igualmente espantoso.”3

Giorgio Agamben, el escritor italiano que ha profundizado el problema del derecho


en el totalitarismo y los estados de excepción se refiere al tema como: “El
totalitarismo moderno puede ser definido en este sentido como la instauración, a
través del Estado de excepción, de una guerra civil legal, que permite la
eliminación física no sólo de los adversarios políticos sino de categorías enteras
de ciudadanos que por cualquier razón resultan no integrables en el sistema

3
Anthony Giddens, Consecuencias de la modernidad, Madrid, Alianza Editorial, 1999, p. 21
político”4. Es lo que se ha venido observando en la política del gobierno
estadounidense.

LAS NUEVAS CONCEPCIONES DE GUERRA.

La globalización del poder militar no sólo se reconoce en el poderío militar o en las


alianzas estratégicas de los estados, sino que fundamentalmente está presente a
través de la guerra. Dos guerras mundiales demuestran la fragilidad de los
conflictos, locales en relación con siglos anteriores, convirtiéndose los primeros
rápidamente en conflagraciones a nivel mundial-

El desarrollo del poder militar como fenómeno moderno es una cuestión que se
debe analizar con una mayor profundidad. Giddens hace notar lo poco que los
fundadores clásicos de la sociología, desde Marx hasta Weber, se preocuparon
del poderío militar. La relación entre industria y guerra es un proceso que se
remonta a los orígenes de la industrialización de la época moderna. La idea
Kantiana de que la humanidad se encaminaría hacia una paz perpetua, parece
haber sido incapaz de prever la vocación de las naciones por los conflictos, y
menos imaginar el gran desarrollo que experimentaría el poder militar en la
modernidad. El siglo XX es el siglo de la guerra, Las dos guerras mundiales lo
distinguen de cualquier otro siglo pre moderno;. el poderío nuclear se inaugura en
1945 con el lanzamiento de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, después
que Japón se había rendido. Después de ese Agosto 6, nunca más la
humanidad volvería a ser indestructible.

Ahora bien, hay que tomar en cuenta que la guerra moviliza las instituciones. La
paz reproduce solapadamente sus estrategias por lo tanto hay que ver la guerra
desde la paz. Desde este punto de vista estamos en una batalla continua, no
existe el sujeto neutral siempre se es adversario de alguien 5

En la actualidad xiste de facto una nueva situación, que evidencia un


entrelazamiento entre las acciones policiales y la guerra donde las dimensiones
van tomando cada vez más preponderancia y el límite de diferenciación entre ellas
se va evanesciendo.6

Hardt y Negri en su libro imperio, describen esta nueva situación al analizar el


biopoder y la seguridad:

“De este modo la guerra parece tender hacia dos sentidos opuestos al
mismo tiempo: Por un lado, se reduce a la acción policial; por el otro se
eleva a un nivel absoluto y ontológico mediante la tecnología de la
4
Giorgio Agamben, Estado de excepción Op, cit., p. 25
5
Michel Foucault, Defender la sociedad, Buenos Aires, F:C.E., 2000
6
Es importante recordar que Giddens escribe Consecuencias de la Modernidad en el año 1990,
una década antes del derrumbe del World Trade Center, suceso que dará inicio al siglo XXI y que
cambiará el concepto tradicional de la guerra.
destrucción global. Sin embargo, estos dos movimientos no son
contradictorio: la reducción de la guerra a acción policial no resta, sino que
realmente confirma su dimensión ontológica. Al atenuarse la función bélica y
aumentarse la función policial, se mantienen los múltiples signos
ontológicos de la aniquilación absoluta: la policía de guerra se erige sobre
su fundamento último, la amenaza del genocidio y de la destrucción
nuclear.”7

También la escritora feminista Donna Haraway en el Manifiesto para Cyborg


analiza como se van construyendo los instrumentos que van posibilitando la
implementación del biopoder. Según Haraway las nuevas tecnologías de la
comunicación son fundamentales para favorecer: “el establecimiento rapidísimo
de un establecimiento militar permanente de alta tecnología (…) la cultura de
los video juegos está sobre todo orientada a la competición individual y a la
guerra extraterrestre. Aquí son producidas imaginaciones genéricas y de
alta tecnología que pueden dar lugar a la desaparición del planeta y a una
huída de ciencia ficción de sus consecuencias. La militarización va más allá
de nuestras imaginaciones, y las otras realidades de la guerra nuclear y
electrónicas son ineludibles”8.

Los análisis sobre las características bélicas de la modernidad han constituido


parte importante de los escritores contemporáneos de la segunda mitad del siglo
XX, aunque no ha sido objeto primordial de la sociología actual. Es interesante
como último ejemplo, conocer como Paul Virilio, citado por Deleuze y Guatari,
analiza algunos tópicos importantes sobre esta situación: donde la máquina de
guerra ha encontrado su nuevo objeto en la paz absoluta del terror o de la
disuasión; como efectúa una “capitalización” técnico-científica; de modo que esta
máquina de guerra no es temible en función de la posible guerra que nos promete,
como un chantaje sino, por el contrario en función de la paz; así, esta máquina de
guerra no tiene necesidad de un enemigo cualificado, sino que se puede ejercer
sobre un “enemigo indeterminado”, interior o exterior; como de ella surge
una nueva concepción de la seguridad como guerra materializada, como
inseguridad organizada, o catástrofe programada, distribuida y
molecularizada9.

Lo señalado por Negri y Hardt anteriormente se ejemplifica en la invasión y


destrucción de Irak por parte del ejército imperial donde se pudo comprobar,
además del origen espurio de ésta, la constitución de una fuerza de seguridad
privada que en los hechos ha desarrollado tareas represivas en mayor medida que
las tropas conjuntas. Las torturas y encarcelamiento de los prisioneros muestran
esta nueva forma de mestizaje entre accionar militar y policial destinado no sólo a

7
Michael Hardt y Toni Negri, Multitud, Barcelona, Random House Mondadori, S.A. 2004, p. 41
8
D. Haraway, Ciencia, cyborgs y mujeres, la reinvención de la naturaleza, Madrid, Cátedra, 1995
9
Gilles Deleuze y Félix Guatari, Mil Mesetas, Capitalismo y Esquizofrenia, Valencia, Pre-texto
1997, p. 471
la degradación del vencido sino a re-producir miedo en el resto de la sociedad no
involucrada en el conflicto.

LOS RIESGOS Y LAINSEGURIDAD EN LA MODERNIDAD.

La modernidad ha contribuido a aumentar el umbral de satisfacción de las


necesidades de la población, ha brindado acceso a los bienes durables en una
alta proporción a grandes sectores de la población, pero la sociedad entera está
con un pie en el carro de Juggernaut. La falta de control que existe sobre la vida
de las personas es real, aunque no todo el tiempo éstas lo perciban. El sentido
de supervivencia debería estar siempre presente en un mundo con un “futuro
indefinido” puesto que la continuidad del mundo es algo de lo que no se puede
estar totalmente seguro. Saul Bellow citado textualmente por Giddens, Manifiesta
que ”La revolución de terror nuclear nos lleva de nuevo a la dimensión metafísica.
Toda actividad práctica ha alcanzado su cima: ahora podemos perderlo todo, la
civilización, la historia, la naturaleza.”

En una época de armamento nuclear-dice Giddens- la industrialización de la


guerra a llegada a tal punto, que la doctrina Clauzewitz ha quedado absolutamente
obsoleta y tal como piensa Michel Foucault el significado se ha invertido y en la
actualidad es más acertado pensar que la política es la continuación de la guerra
por otros medios. El único motivo de mantener el armamento nuclear se justificaría
por motivos disuasivos, sin embargo, el alto número de países que poseen este
tipo de armamento y la proliferación de armas nucleares en manos desconocidas
producto de la caída de la URSS y el desmembramiento de sus estados hace
poco probable este propósito.

La posibilidad de una catástrofe global, sea por medio de una guerra nuclear o
una catástrofe ecológica o cualquier otro medio nos pone frente a la situación
irracional, de que la existencia de la especie ya no sobrepasa la vida individual;
ambas no están aseguradas. ¿Hasta donde se puede manejar este carro
desbocado que no fue contemplado por los “ilustres ilustrados”, para los cuales la
paz duradera vendría con el desarrollo de la humanidad? Giddens se hace
preguntas no muy diferentes de las de las personas comunes que han
comprendido esta condición de riesgo permanente o de amenaza latente.

¿Por qué la generalización de la «dulce razón» no ha producido un mundo sujeto


a nuestra predicción y control? La respuesta viene dada por varios factores que
no tienen que ver con las teorías posmodernistas

El factor diseño: Giddens denomina como defectos de diseño a este factor. La


modernidad es inseparable de los sistemas abstractos que proporcionan el
desanclaje de las relaciones sociales a través de unidades espacio- temporales,
las que se manifiestan tanto en la naturaleza socializada como en el universo
social. Es posible que muchos de esos sistemas presenten defectos de diseño lo
que lleva a que no funcionen bien produciendo el alejamiento de las proyecciones
de desarrollo esperadas.. Se llega a un punto donde se puede aplicar los defectos
de diseño tanto a los sistemas sociales como a los sistemas naturales, puesto que
los primeros han si establecidos como metas definitivas. Cualquier organización
puede ser valorizada y evaluada en función de la eficiencia con que alcanza los
objetivos institucionales propuestos o proporciona ciertos servicios.

Cualquier aspecto de la naturaleza socializada puede ser, en principio, valorado


tomando como parámetros el cumplimiento de la satisfacción de las necesidades
particulares de los agentes, sin producir resultados no requeridos.

En ambos contextos los defectos de diseño son sin lugar a dudas, muy comunes.
En los sistemas que dependen de la naturaleza socializada, ciertamente existe la
posibilidad de que los efectos de diseño sean corregidos y erradicados. En
cambio en los sistemas sociales la situación es más complicada y difícil. La razón
está en la circularidad del conocimiento que afecta al mundo social

El segundo factor se podría denominar como fallos de operador. Cualquier sistema


abstracto, por muy bien diseñado que esté puede incurrir en fallos de
funcionamiento por fallas humanas es decir por errores cometidos por aquellos
que los manipulan o interactúan. En esta situación la situación se vuelve más
complicada puesto que al contrario de lo que sucede con los defectos de diseño,
los fallos de operador son muy difíciles de erradicar. Ahora bien, si el diseño es
muy bueno, puede incidir en las posibilidades de fallo del operador reduciéndolas
al mínimo. También se puede lograr que estos errores sean muy bajos, con un
buen entrenamiento y una disciplina rigurosa, no obstante, el riesgo se mantendrá
presente como ocurrió en el caso de Chernobyl donde el origen causal del
desastre fue debido a un error cometido en la operación de cierre de los sistemas
de emergencia. El cálculo matemático del riesgo, puede aplicarse al
funcionamiento de los sistemas físicos, sin embargo, el elemento de fallo de
operador, en palabras cotidianas, el riesgo de falla humana no es susceptible de
incorporar efectivamente a esos cálculos.

Los defectos de diseño y los fallos de operador pertenecen a la categoría de


consecuencias imprevistas, aunque esta categoría significa mucho más. No
importa cuan bien esté diseñado un sistema ni la experticia de sus operadores,
nunca pueden predecirse en su totalidad las consecuencias de su interacción y
funcionamiento en el contexto de la operación de otros sistemas, y de la actividad
humana en general; una de las razones de esta imposibilidad radica, en la
complejidad de los sistemas y de las acciones que configuran la sociedad mundial.
Aún ante la hipótesis de que el accionar humano y el entorno físico fuesen un
sistema simple, todavía existirían las condiciones imprevistas.

En la modernidad la imposibilidad está dada por la producción constante de


nuevo conocimiento que altera su naturaleza desanclándolo en nuevas
direcciones. Esta es la condición principal en que se produce el Juggernaut
característico de la modernidad que afecta tanto a la naturaleza socializada como
a las instituciones sociales.
Giddens desarrolla el concepto de riesgo en la modernidad analizando varios
componentes:

1.- La globalización del riesgo en el sentido de intensidad, por ejemplo, la


guerra nuclear puede amenazar la supervivencia de la humanidad.

2.- “La globalización del riesgo en el sentido del creciente número de


sucesos contingentes que afectan a todos, o al menos, a gran número de
personas en el planeta: por ejemplo, los cambios en la división mundial del
trabajo.

3.- “El riesgo que origina el entorno creado o la naturaleza socializada: la


incorporación de conocimiento humano al entorno material.”

4.- “El desarrollo de riesgo institucionalizado que afecta a las oportunidades


de vida de millones de seres humanos: por ejemplo, los mercados de
inversión.” *

5.- “La consciencia del riesgo como riesgo: las del riesgo ya no pueden ser
transformadas en «certidumbres» por el conocimiento religioso o mágico.”

6.- “La consciencia de riesgo ampliamente distribuida: muchos de los


peligros a los cuales nos enfrentamos colectivamente, son conocidos por
amplios sectores del público en general.”

7.- “La consciencia de las limitaciones de la experiencia: ningún sistema


experto puede serlo totalmente respecto a las consecuencias de la adopción
de principios expertos.”10

La consciencia del riesgo, ya sea este global o local, subjetiviza esta inseguridad
indeterminada que toma diferentes formas sean estas posibles atentados
desbaratados oportunamente por la policía, fármacos peligrosos que deben ser
retirados apresuradamente del mercado, (pero que siguen circulando normalmente
en los países del tercer mundo), o posibles pandemias, dando cuenta de una
latencia del temor dialéctica, en tanto las estructuras de poder atemorizan, pero
ofrecen la seguridad para esos temores.

“Si los mecanismos de desanclaje han proporcionado enormes zonas de


seguridad en el mundo actual, la nueva serie de riesgos que a raíz de ello a sido
puesta en juego es verdaderamente terrible.” 11

10
*Como sucede en la actualidad con la crisis Subprime y la caída del gigante bancario Lehmon
Brothres, que contagió con los capitales tóxicos a todo el planeta.
Anthony Giddens, Consecuencias de la modernidad, Madrid, Alianza Editorial, 1999, p.120
11
Ibid, p. 120
Los sietes componentes del riesgo pueden agruparse en los que alteran la
distribución objetiva del riesgo, como las cuatro primeras, y los que alteran la
experiencia del riesgo o la percepción de los riesgos percibidos, las tres últimas.

Las cuatro primeras en su intensidad demuestran la apariencia amenazadora de


las circunstancias en que vivimos es decir: La amenaza de guerra nuclear, el
desastre ecológico, la explosión demográfica incontrolada, el hambre y la
desnutrición y otras potenciales catástrofes, que entregan un desolador panorama
de peligros para la humanidad en su conjunto. Este tipo de riesgo global afectan a
ricos y pobres y a todas las regiones industrializadas o no. Lo sucedido en
Chernobyl es ilustrativo de esta “democracia del riesgo” ya que privilegiados o no,
todos, en el radio afectado, sufrieron los daños radiactivos. Esto no deja de lado
las desigualdades que existen entre los diferentes estratos sociales para enfrentar
algunos riesgos, como las pandemias, crisis económicas o guerras locales.

La guerra nuclear es el hecho más catastrófico y cercano de los peligros actuales,


puesto que los daños medioambientales y el costo de vidas serían incalculables
Se calcula que un invierno nuclear se produciría con una cantidad de 500 a 2000
cabezas nucleares, lo que es menos del 10% de lo que poseen las naciones con
poderío nuclear.

La segunda categoría de riesgos, es decir las tres restantes corresponden a la


extensión de loa riesgos más que la intensidad A pesar de los importantes niveles
de seguridad que puedan proporcionar los mecanismos de desanclaje modernos
debido a su expansión, surgen nuevos riesgos: Muchos recursos y servicios ya no
están sometidos al control local y por lo tanto no están la disposición local para
enfrentar contingencias imprevistas. Puede ocurrir además un fallo en el
mecanismo que afecte a todos, como fue la crisis del petróleo en 1973, producida
por la fijación de precios de la OPEP, o la actual crisis de Wall Street.

En medio del mayor desarrollo del consumo masivo del capitalismo tardío, donde
la compra y venta de bienes y servicios se estimula hasta la exacerbación, las
demandas de seguridad se han sometido a las leyes de la oferta y la demanda,
mercantilizándose el valor de la seguridad. Esta se ha transformado en bien de
consumo adquiriendo la categoría de mercancía. Las tareas inherentes a la policía
pública tradicional, fundamentalmente las preventivas, disuatorias o de custodia,
comienzan a ser percibidas como un producto. Así temor y mercado establecen
una relación incestuosa para fortalecer la dominación de las estructuras de poder
donde el mercado es el mayor accionista. El temor provoca una incesante
necesidad de seguridad la cual está disponible para su consumo. Estamos frente a
un equilibrio en el mercado: a la oferta del miedo corresponde una igual demanda
de seguridad; mientras más crecen los temores, más se diversifica la oferta de sus
productos convirtiendo la analgesia de la desazón, en artículo de primera
necesidad.

A modo de ilustración, destaca el negocio de los seguros que se ha constituido en


otro de los objetos rentables para los grandes consorcios cuyas filiales
aseguradoras se han expandido en la sociedad actual. Desde los aseguramientos
inmobiliarios hasta los corporales, toda clase de seguros ofrecen la posibilidad de
sustraerse a posibles riesgos y a cubrir las necesidades que el actual modelo no
proporciona.

Con la aplicación de esta política emerge un nuevo modo de regulación social el


que se podría percibir como la “sociedad aseguradora”. El seguro, base en la
compensación de riesgos, se transforma, de simple tecnología del riesgo en
tecnología política. Es posible que estemos avanzando a la constitución de un
nuevo pacto social basado en la seguridad y la protección del individuo, en la
constitución de una nueva sociedad de la seguridad-inseguridad. Esta posibilidad
no es tan inédita. En 1852, Emile de Girardin en su obra La política universal,
hace del seguro un principio global de reorganización social. Al entender los
problemas sociales como situaciones de riesgos, vincula su solución al
aseguramiento. El contrato social es re-definido como contrato de seguro 12.

El riesgo y los temores asociados a éste van siendo objeto de diversas teorías en
las últimas dos décadas. Ulrich Beck y Zygmunt Bauman han focalizados sus
escritos en esta dirección. Aunque discutible, Bauman denuncia una sociedad
altamente cambiante y licuada escribiendo en su libro sobre la sociedad
contemporánea y sus temores: “Las ocasiones de tener miedo son de las pocas
cosas de las que nuestra época actual, tan carente de certezas, garantías y
seguridad no anda escasa. Los miedos son múltiples y variados. Personas de
categorías sociales, de género y de edad distintas viven obsesionadas por miedos
característicos de su condición respectiva, pero también hay temores que todos
compartimos sea cual sea la zona del planeta en que de la casualidad que
hayamos nacido o que hayamos elegido para (o nos hayamos visto obligados a
vivir”13.

A MODO DE CONCLUSION

En la sociedad moderna, dentro de las diferentes esferas institucionales los


riesgos existen no sólo como amenazas producidas por fallos de funcionamiento
de los mecanismos de desanclaje sino como campos cerrados de acción; es decir
los riesgos son creados por formas de actividades legales, como por ejemplo los
mercados de inversión, claros representantes de la sociedad moderna. Las
incertidumbres involucradas en la toma de decisión de las inversiones, son
consecuencias de la imposibilidad de prever acontecimientos fortuitos que
cambien el curso de las inversiones. La otra esfera significativa, y que ha sido el
motivo central de este trabajo está en la guerra, en sus estrategias de anticipación
al enemigo y en su fase de carrera armamentista, la que tiene como soporte la
anticipación basando cada parte su estrategia sobre la valoración de las probables
estrategias del contrincante.

12
Armand Mattelart, La invención de la comunicación, México, Siglo XXI Editores 1995 p. 283.
13
Zygmunt Bauman, Miedo líquido, Barcelona. Paidos Ibérica. 2007, p. 33
La cantidad de riesgos que se ha producido en las últimas décadas, produce una
situación paradojal, por una parte son numerosas las situaciones de peligro que
hay que conocer, pero por otro esta “letanía” que produce el frecuente discurso
ecológico y político, contribuyen a amortiguar el efecto movilizador, convirtiéndose
en una parte más de la rutina, de la cotidianeidad de la vida. Los riesgos globales
que están presentes en nuestra modernidad son elementos desbocados como el
Juggernaut, que no recae en las personas comunes. La gente que se preocupa
constantemente por la posibilidad de una guerra nuclear, está expuesta a que se
las denomine como delirante y trastornadas.

Los riesgos de baja probabilidad y graves consecuencias no desaparecerán del


mundo moderno, nos dice Giddens, aunque se destruyan todas las armas
nucleares; Cualquier avance tecnológico podría distorsionar el funcionamiento
societal. Susan Sontag dice a modo de ilustración: “Un escenario moderno
permanente: el apocalipsis se vislumbra, pero no pasa nada. Y vuelve a surgir…
ahora el apocalypsis es una serial de larga duración: no es el « Apocalypsis Now»,
sino el apocalypsis de ahora en adelante.” 14

Entonces, ¿Estamos condenados a adaptarnos fatalmente a esta situación de


riesgo solapado?

Giddemas propone cuatro posibles reacciones de adaptación.

-Adaptación pragmática (o el arte de, sobrevivir) Consiste en una actitud


pragmática que se concentraría en los problemas del diario vivir. Esto
involucra la creencia de que lo que lo que sucede en el mundo está fuera
de nuestro control. por lo tanto se centra en lo que está a nuestro alcance
controlar
- Optimismo sostenido: Manifiesta una permanente convicción en la razón
providencial, a pesar de los peligros que puedan amenazar la vida en la
actualidad.
- Pesimismo crítico. Es el reverso del anterior: Este sostiene una
participación directa en los temores y angustias relacionados por los riesgos
y peligros que conllevan graves consecuencias. Esta actitud no involucra un
gran accionar al respecto a veces lleva en sus aspectos más extremos a
situaciones paralizantes.
- Compromiso radical: Involucra una actitud contestataria frente al problema,
significa que aunque estén enfrentando problemas rutinarios están
dispuestos a movilizarse contra los riesgos y peligros que enfrenta la
sociedad. Es una postura optimista, pero que no obedece a una fe en el
pensamiento racional, sino que es contestataria teniendo como su principal
herramienta la movilización social.
Es preciso señalar que las causas de los riesgos y peligros de la sociedad global
no son inherentes a la totalidad del corpus social, sino de una parte de éste que
14
Susan Sontag, citada por A. Giddens, Anthony Giddens, Consecuencias de la modernidad,
Madrid, Alianza Editorial, 1999, p.128
son las estructuras de poder. Por lo tanto, para comprender bien este fenómeno
moderno, es necesario un análisis de la estructura y el funcionamiento del
capitalismo global, con su maquinaria de consumo, lo cual no era objeto de este
trabajo.

Sin embargo, es necesario hacer notar que para las instituciones detentoras del
poder es muy conveniente esta situación de riesgo latente ya que facilitaría sus
políticas de control. Esto se aprecia claramente en el terreno de la delincuencia y
criminalidad, otro de los riegos cotidianos y globales.
Riesgo y temor son dos caras de una misma moneda que, para un amplio sector
desprotegido de la sociedad, hacen posible y deseable el control social. El seguro
cubre el riesgo pero no elimina la amenaza eventual. Entonces las políticas de
control aparecen como solución insoslayable. Sólo mayores medidas tanto
punitivas como restrictivas aseguran “el orden y la paz social”.

Para finalizar las palabras del propio Giddens dándonos una idea de lo que
enfrentamos diariamente y que inconscientemente borramos de la memoria: 15

“El número total de los graves riesgos que nos amenazan con respecto a la
naturaleza socializada es desalentador:

 .-. La radiación debida a accidentes importantes en las centrales


nucleares o por los residuos nucleares;
 .-. La contaminación química de los mares, que es suficiente para
destruir el fitoplancton que renueva gran parte del oxígeno de la
atmósfera
 -. El “efecto invernadero” que deriva de los contaminantes
atmosféricos que atacan la capa de ozono derritiendo parte de las
capas de hielo e inundando enormes regiones
 -. La destrucción de grandes áreas del bosque húmedo, fuente
fundamental para la renovación del oxígeno
 -. La devastación de millones de Hectáreas de la capa superficial del
suelo que resulta del uso generalizado de fertilizantes artificiales

Se podrían mencionar otras amenazas, pero lo importante es: “crear modelos


para una sociedad buena, modelos que no pueden quedar limitados a la
esfera del estado nacional, ni solamente a una de las dimensiones de la
modernidad; y finalmente debe reconocer que las políticas emancipatorias
tienen que ir unidas a las políticas de vida o a las políticas de
autorrealización.”

15
A esta lista habría que añadir el terrorismo y la guerra preventiva, situaciones que no existían, o
que el autor no consideró al momento de escribirse este libro.

Вам также может понравиться